¡¡Hola a todos!! Este es nuestro nuevo fic de digimon (dicen que a la tercera va la vencida) esperamos que os guste, a nosotras la verdad es que la historia nos pareció muy interesante… Bueno lo primero que hay que decir es que este capítulo está dedicado a la hermana de Sandri: Natalia, porque sin ella probablemente no lo hubiéramos escrito( reto a Sandra a hacer un fic con estas características… y Sandra "a veces" se pica con demasiada facilidad).

Bueno en cuanto al fic: el resumen ya lo habéis leído, y deciros que va a tener altas dosis de lemmon (son más parejas y vivimos en el reino de la perversión…) y como ya sabéis hay Mimato, entre otros.

Y ya no nos entretenemos más XD :


Capitulo 1: Todos los hombres son…

-¡Maldita sea!

El pelo de la chica resbalaba de gotas de agua empapado, aquel día no podía irla peor, dejo los embarrados zapatos a un lado de la moqueta y cerro fuertemente la puerta dejando tras de sí esa mierda de mundo.

-¿Un mal día?

La voz relajada y con poco interés de su padre le resulto una gota más en su desbordado vaso, entrecerró los ojos y se dirigió escaleras arriba a su habitación sin molestarse en contestar.

-¡Vaya estas más fea que nunca!

Las burlas y risas de sus hermanos mayores no llegaron a calar en su celebro, HOMBRES, no valían para nada, eran la escoria del mundo, no peor que eso eran la putrefacción de la escoria de la peor parte del mundo, giro el pomo con más fuerza de la necesaria y entro en su pedazo de universo, se apoyo en la puerta, su cuerpo parecía haber dicho basta y callo apoyándose la espalda en la puerta hasta quedar sentada sujetándose las rodillas. Tras sus sucias y empañadas gafas podía ver la moqueta blanca de su cuarto, ¡maldita sea! Era la peor manera de acabar un verano, estúpido verano, ella que lo había alabado, que siempre había dicho que era su estación favorita del año… menudo verano de mierda, y todo por él, su entrecejo se junto, la vida no valía la pena, rectificación, su vida no valía nada, y no lo valdría nunca, no siendo como era ella, ojala fuera tan guapa y popular como Mimi, o tan cariñosa y talentosa como Sora, por dios su vida era patética, incluso envidiaba a Hikari que era más pequeña que ella, Kari era dulce y divertida… ¡maldita sea! Sus ojos se enrojecieron, ella no tenía ninguna habilidad, no era excesivamente guapa, hablaba demasiado y tenía una capacidad sorprende para meterse en líos, espiro con fuerza, ¿Qué les iba a decir a las demás? La había vuelto a pasar, se habían vuelto a asustar… ¡maldita sea¡ ¡¡los hombres eran unos cobardes!!


LES INFORMAMOS QUE EN BREVES MOMENTOS EL AVION ATERRIZARA EN EL AEROPUERTO DE ODAIBA LA TEMPERATURA ES DE 20º Y EL CLIMA ES LLUVIOSO, ESPERAMOS QUE HAYAN TENIDO UN FELIZ VUELO.

Los ojos castaños de la chica observaron las luces naranjas sobre ella que indicaban que debían abrocharse los cinturones, no era la primera vez que viajaba en avión, asique no le costó esfuerzo anclarlo correctamente antes de que la azafata llegara a su altura. Miro por la ventanilla el cielo oscuro que asolaba su ciudad, ¿Desde cuándo llovía el último día de las vacaciones? Oh dios mío era una señal, ese último año sería malo, suspiro, bueno las vacaciones no habían sido exactamente como ella había esperado… entrelazo sus cuidadas manos, seguro que a sus amigas las daba un infarto cuando vieran su nuevo cambio de look, suspiro sonriente, sí, a Yolie le daría un ataque, siempre le había gustado su pelo rosa…, incluso una vez intento teñírselo igual… aun recordaba el pelo multicolor que la había quedado…, deberían haber escuchado a Sora cuando dijo que aquello era una locura y que ellas no eran peluqueras.

El avión aterrizo sin problemas y Mimi se dirigió a coger su equipaje, la enorme maleta pesaba demasiado, su cara reflejo su enfado con ella misma, se había prometido no llevar tanta ropa la ultima vez… pero no podía evitarlo era como una jonkie de los complementos, de los zapatos…

-Perdona ¿necesitas ayuda?

Mimi se volvió al chico moreno que la sonreía galantemente, ella conocía esa sonrisa…pero al menos no la miraba como los otros tres hombres que se encontraban a su lado, odiaba que la miraran como un pastel, se sentía denuda, incomoda, Sora siempre le decía que no todos los hombres eran iguales…Hizo un esfuerzo y le sonrió amablemente tirando de su maleta.

-Sí, la verdad es que no me vendría mal- miro con lastima el carrito plateado a su lado- al menos para colocarla ahí.

El chico no se lo pensó dos veces agarro firmemente el asa de la pesada maleta y tiro con todas sus fuerzas intentando que no se notara mucho que estaba a punto de vencerle el peso. Dejo la maleta en el carro con ruedas y la miro triunfante, la chica le dedico una de sus brillantes sonrisas y levanto la mano para despedirse.

-Te lo agradezco mucho.

La desilusión se hizo patente en el chico.

-¿Solo eso? – Mimi lo miro confundida- ¿No me vas a decir tu nombre o dejarme que te invite a un café un día?

Mimi volvió sonreír a modo de disculpa, las sonrisas le funcionaban a Kari…

-Me llamo Mimi, y bueno si volvemos a coincidir otro día te invitare a algo por a verme ayudado…

Una ceja del joven se alzo.

-Pero yo quiero algo más que eso preciosa.

Los ojos de Mimi se entrecerraron, preparándose para otra batalla, mierda, ¡los hombres eran unos babosos!


La campanilla de la tienda sonó indicando que un nuevo cliente acababa de entrar por la puerta , y la pelirroja respiro hondamente dos veces antes de volverse, tenía la sensación ahogarse y estaba seguro que sus ojos estaban totalmente enrojecidos, dios como lo odiaba, se sentía estúpida, los clientes de la floristería no querían ver a una joven amargada y deprimida, las flores tenían que ser alegres, cerró los ojos unos segundos y sonrió lo más amablemente que pudo al caballero que observaba los ramos de flores, se aliso las inexistentes arrugas de su delantal y se dirigió hacia él.

-¿Puedo ayudarle en algo?

El hombre la miro agradecido.

-Quería un ramo para mi mujer.

Sora le dedico una sonrisa verdadera, el hombre tendría unos cuarenta años, y parecía realmente preocupado por su mujer, seguramente llevaran toda la vida juntos, seguro que tenían hijo y un perro, o puede que un gato, Sora incluso podía ver perfectamente la casa con jardín, seguro que su mujer se ponía muy contenta por recibir esa muestra de amor después de tantos años, un sentimiento de tristeza la inundo hasta dejarla sin respiración, podía ver ese futuro, porque era el futuro que hasta hacia pocas horas la pertenecía, ese futuro que él había destruido, ¡gilipollas¡

-¿Se encuentra bien?

La pelirroja pestañeo rápidamente y le sonrió titubeante.

-Sí, disculpe, ¿Cuántos años llevan casados?

El hombre le dedico una amplia sonrisa.

-Diecinueve años casados y cinco años de novios.

Sora lo miro complacida.

-¿Qué tal entonces un ramo de diecinueve rosas rojas con cinco rosas blancas?

El hombre se encogió de hombros y se dirigió al mostrados donde Sora comenzó a preparar el ramo, al menos mientras hacia ese tipo de cosas tenia la mente en otra parte, no todos los hombres eran iguales, sonrió al hombre mientras acababa de poner un bonito lazo final.

-¿Qué quiere qué ponga la tarjeta?

El hombre dudo un instante.

-Para Meiko. Feliz aniversario, sabes que siempre te querré. Siempre tuyo. Hiroshi.

Sora cogió el boli y la tarjeta y comenzó a escribir con una preciosa y romántica caligrafía, oyó que sonaba el móvil del cliente y levanto la vista del papel por acto reflejo, seguro seria su mujer para preguntarle si demoraría mucho más en llegar a su casa.

-Hola preciosa, no, no creo que tarde mucho,-silencio- ya sabes que te quiero, que te adoro, estoy deseando llegar ¿qué te vas a poner?- Sora bajo la mirada sonrojada, era obvio que el hombre que se había alejado un poco no contaba con que ella lo escuchara. Era increíble que después de casi veinticinco años juntos siguieran teniendo pasión- Bueno Akane te tengo que dejar luego te veo.

Sora lo miro ceñuda clavando fuertemente el boli en el papel ¿Akane? Su mujer no se llamaba ¿Meiko? Tosió para llamar su atención.

-Ya está la carta.

El hombre saco la cartera de su bolsillo y la miro sonriente.

-¿Me podrías dar ese ramo que tienes detrás de ti también?

-¿También para su esposa?

El hombre se sonrojo ligeramente.

-No ese es para una amiga.

Los ojos de Sora ardieron de furia e indigancion, se volvió a coger el ramo que él le pedía para su amante, Dios mío, todos los hombres son iguales… Todos los hombres son unos mentirosos.


Los ojos marrones de Hikari pasaron por el caos que era lo que su madre llamaba cocina…, las ollas se apilaban en el fregadero, había miles de manchas de todos los colores y texturas por los muebles y el suelo, la lavadora estaba abierta y en su puerta caían como en una cascada un montón de ropa sucia, oh señor eso eran los calzoncillos de Tai, ¿pero qué demonios había hecho? Lo había dejado solo a la hora de la comida, para ir a por unos apuntes a casa de Jin, el muy estúpido ni siquiera se había molestado en llevárselos a su casa, le había puesto de escusa que le dolía un pie por una caída… a ese lo que le dolían eran los huevos, pensó molesta, cuando había llegado había andado perfectamente, y su maldita casa estaba al otro lado de la ciudad.

-Hola Kari.

La castaña salió de su asombro y miro a su hermano con el ceño fruncido.

-¿Qué has hecho?

Tai la sonrió rascándose la cabeza.

-Bueno intenté hacer macarrones pero… no me quedo muy bien, asique pobre con arroz, y tampoco, pero no te preocupes que he comido, en el fondo puedo arreglármelas muy bien solo, y me he hecho un bocadillo.

Kari elevo una ceja.

-Espero que te las arregles también muy bien sólo para recoger ese desastre, sino mamá te matara.

El chico hizo un mohín pensando.

-Bueno espero que lo recojas tú… me harías un gran favor.

-¡¿QUÉ?¡ claro que no, eso serian horas y estoy cansada.

-Pero yo no sé hacerlo, soy un desastre limpiando.

-Ya pero ensuciando eres un genio.

-Bueno tal vez me he pasado, te prometo que no volverá pasar, pero ahora tengo que irme al entrenamiento y si mamá lo ve así no volverá dejarnos solos…

Hikari no podía creer la cara que tenía su hermano, siempre la hacía lo mismo.

-Pero…

-Sabía que me echarías una mano. Ciao.

Los ojos castaños se quedaron fijos en la puerta cerrada, ¿por qué siempre se salía con la suya? Se volvió a la cocina, ¡iba a tardar horas¡ aquello no era justo… ella quería disfrutar su ultima tarde de vacaciones, aunque menudas vacaciones había tenido con su hermano…

Menos mal que aquella noche volvía Mimi, y al menos volvería a tener esos momentos de alegría las cuatro juntos, la había echado de menos… últimamente la única que no salía con un chico era ella... y se sentía un poco fuera de lugar en las conversaciones…

Se volvió a la cocina y aspiro fuertemente, todos los hombres eran unos vagos.


-Entonces decidido todos los hombres son cobardes, babosos, mentirosos y vagos.

-Y no te olvides de aprovechados.- señalo una muy enfadada Mimi.

-Y machistas- Kari se cruzo de brazos.

-Dios- Yolei miro al techo- ¿por qué los creastes? –Se tiro en la cama de espaldas y refunfuño- porque eres hombre, y eres un vago, por eso los creastes defectuosos.

Mimi y Hikari sonrieron.

-Añade infieles a tu lista.

Yolei se incorporo en la cama y las tres miraron con atención a Sora, que llevaba cabizbaja todo el rato.

-¿Lo dices por el de la tienda?

Sora negó con la cabeza.

-Ryo me engaña con otra, una chica de su universidad- Las tres abrieron los ojos como platos y se miraron entre ella por el rabillo del ojo, Ryo y Sora levaban dos años juntos, y eran la pareja perfecta, nunca los habían visto discutir, todas habían dado por hecho que acabarían casándose.-Es una chica muy guapa…

-¡Tú eres más guapa que ella!

-Yolei tú no la has visto…- sora trago saliva con esfuerzo- al parecer llevan todo el verano juntos, por eso estaba últimamente más raro conmigo, con esos cambios de humor…

-¡Dios¡ como desprecio a los hombres, no vale ninguno.

-Mimi no digas eso…. No todos…- Sora callo.

TODOS son iguales¡ Simples animales asquerosos que solo piensan, perdón, solo hacen caso a sus instintos, incapaces de llevar una relación normal.

-No hay relaciones normales.

Yolei miro a Mimi que la miraba totalmente tranquila.

-Entonces nunca más tendré una relación.

Kari elevo una ceja, mientras Mimi y Sora reprimían una sonrisa.

-Yolei si tú te enamoras hasta de las sombras, y además locamente, siempre dices que el amor es lo más maravilloso del mundo…

Yolei frunció el ceño, sus amigas no la ayudaban.

-No merece la pena. Los hombres nos declararon la guerra hace miles de años, cuando el primer neardeantal agarro a su mujer de los pelos , bien, eso se acabo, yo les declaro la guerra a ellos, nunca más, nunca más me volverá a engañar un hombre.

-¿Aunque sea Brad Pitt?

Yolei dudo, y finalmente afirmo.

-Aunque sea Brad, él lo entenderá.

Las otras tres rieron al ver a Yolei tan decidida. Mimi la miro divertida.

-¿Y nos vamos a hacer monjas de clausura?

Yolei la miro horrorizada.

-Con Dios no me hablo hasta que me demuestre que los hombres merecen la pena…

-A tú madre le va a dar algo si te oye.

-De todos modos- continuo hablando como si no hubiera oído las palabras de Sora- nadie ha dicho que renunciemos al sexo de por vida o a los besos, solo que seremos como los hombres nada de lazos, los usaremos, si nos apetece bien y si no, no les necesitamos. Esta guerra la ganaremos nosotras ¿Estáis conmigo mis valientes soldados?

Las chicas soltaron una carcajada. Mimi levanto la mano y se la coloco en la frente a modo de saludo militar.

-Yo me apunto mi general.

-Y yo- Kari se unió al saludo.

Yolei miro a Sora que tenía una duda en la mirada.

-¿Y bien?

Sora suspiro y miro a sus tres amigas.

-No creo que encuentre nunca una causa tan justa por la que luchar.


Yamato caminaba por los pasillos vacios de su antiguo instituto, solo llevaba dos años fuera, ¿por qué habían cambiado los números de las clases? Solo podía oír risas dentro de las aulas ya llenas, debería pararse y preguntar a alguien, pero si lo hacía seguramente lo reconocerían y comenzarían las persecuciones, los clubs de fans, jun… miro al cielo y rezo: "que Jun no esté en mi clase"… Miro el numero de la clase que se encontraba a su derecha, bueno al menos era su curso, aunque no su letra, asique no podía estar lejos, camino unos diez pasos más y encontró al siguiente puerta: clase B, bajo la mirada al papelillo amarillento, al fin había encontrado su clase, metió las manos en los bolsillos y bajo la mirada para ver la entrada de la clase, no había de que preocuparse, probablemente coincidiría a la mayoría de ellos, aunque en el fondo eso era lo que le gustaba de Tokio, que a veces la gente no le reconocía entre el bullicio….

Desde su posición podía verse la mesa del profesor en ella había tres chicas con el uniforme verde observando un papel, los ojos de Matt se entrecerraron apreciando la escena, realmente dos chicas estaban fascinadas por lo que la tercera leía en el papel, la tercera chica se volvió apoyándose en la gran mesa de madera. El corazón se le paro por un momento, era muy guapa, tenía los ojos enormes de un color miel que contrastaba con las oscuras y espesas pestañas que los rodeaban, la nariz por el contrario era pequeña y sus labios eran increíbles, con el labio de abajo más grueso que el de arriba… la mirada azul recorrió sin poder evitarlo las curvas de la chica y casis e olvido de respirar, esas curvas dejarían sin respiración a cualquier hombre…, esa chica tenía que ser nueva, Matt no recordaba a ninguna diosa de largos y ensortijados cabellos castaños que viviera en Odaiba, y menos que fuera a su curso…o a 

ningún otro… ¿Pero qué hacia devorando a la chica con los ojos? A él solo le interesaba una chica, quería saber si seguía pensando igual que cuando se marcho, si de verdad seguía viéndole como un amigo…

Saco su I-pod del bolsillo y se puso los cascos, no le interesaba oír los comentarios cuando entrara, dio un paso al frente y se detuvo en seco al ver la escena que aparecía ante él, la diosa castaña había fruncido el ceño y había mirado su mano vacía haciendo el gesto de escribir, y ante sus ojos, en decimas de segundo cuatro chicos habían corrido antes de que ella abriera la boca cargados con bolígrafos y lapiceros… ella había sonreído, Matt tuvo que pestañear para librarse del hechizo de su sonrisa, seguro que era una estúpida acostumbrada a conseguir todo de los hombres por su físico…

Mimi apunto la ultima corrección al calendario y levanto la cabeza sorprendida por el silencio que se había producido ¿había llegado ya el tutor? Sus ojos se pararon en la figura que cruzaba la clase sin el menor interés. Era muy guapo, el pelo rubio corto y despeinado, los ojos azul oscuro, las cejas finas , la nariz fina y los labios rectos, además era alto y aunque era delgado tenía unos hombros anchos… ese chico… ella lo había visto en alguna parte… ¿MATT? Una sonrisa sincera cruzo su rostro, llevaba tres años sin verle, aunque le había visto en algún programa de la tele y había oído sus canciones, entonces comprendió el silencio y las miradas… de pronto una idea cruzo su mente sonrojando a la chica, ¿Había dicho que Matt era guapo? ¿Había escaneado a Matt? Dios como se reiría Yolei si se enterara, Yolei… su mente recordó su acuerdo nada de amor…, meneo su cabeza, el jet-lag la estaba dejando tonta, ¿por qué pensaba en eso al ver a Matt? Matt era el último chico del que se enamoraría, por lo que le recordaba Matt era más bien serio, siempre con preocupaciones, y además seguramente era el único hombre al que ella le era totalmente indiferente… Se irguió y entrego el papel a una de sus amigas que miraban al rubio con la boca abierta y la cara encendida. Bueno él era un borde, pero ella no y habían sido amigos de la infancia asique lo mínimo era saludarle a fin de cuentas estaban en la misma clase…


-¡SORA¡

La pelirroja se volvió al oír su nombre, y vio aquella radiante y sincera sonrisa que conocía perfectamente.

-Tai.

El castaño se acerco hasta ella, una sonrisa se poso en los labios de la chica cuando se fijo en el uniforme de Tai, daba igual que fuera el primer día, seguía sin llevar corbata y el pelo despeinado más largo de lo normal para llevarlo de punta, pese a las muchas insistencias de los tutores, la chaqueta era un poco más amplia de lo que cabria esperar, y eso era raro, porque los duros años de entrenamiento en el equipo de futbol habían moldeado el cuerpo delgado del joven volviéndolo más un modelo que un atleta, ese verano cuando había ido a casa de Kari a comer con ella un da el había aparecido en calzoncillos como si fuera la cosa más normal del mundo pese a los gritos de Kari y el bochorno de ella.

"es casi como un bañador"- había protestado él.

Pero no lo era, y dejaba ver un amplio pecho musculoso, unas perfectas abdominales y unas extremidades fuertes y bien definidas, con todo tenía una cintura estrecha que contrastaba con el resto de su cuerpo, pero que armonizaba a la perfección. Un leve sonrojo se apodero de ella, ¿por qué pensaba esas cosas en aquel momento?

-Estamos en la misma clase- se sentó encima del pupitre de ella y la miro con aquellos grandes ojos marrones- Sera como los viejos tiempos, hace dos años que no coincidíamos en clase.

Sora sonrió nostálgica, aquel había sido con diferencia el mejor año de su vida.

-Faltaría Matt.

El castaño hizo una mueca con la boca.

-Sí, Ese ingrato se suponía que volvía hoy, ayer le llame para venir juntos pero me dijo que se las arreglaría mejor solo…

Sora pestañeo, había olvidado completamente que Matt regresaba ese día…

-Bueno seguro que no quería llamar la atención ya conoces a Matt, y tú eres el capitán del equipo, juntos seriáis un imán.

Sora se sorprendió al poder casi ver una nube oscura rodeando al chico.

-Un imán de mujeres… - pestañeo varias veces- seria una autentica desgracia…

Sora rio.

-Bueno ya sabes divide y vencerás, además que yo sepa tú solito ya eres un imán para las chicas.

La nube desapareció dejando paso a un brillo cegador.

-Bueno… no puedo quejarme ¿verdad? –La mirada de Tai revoloteo por todos los alumnos de la clase, Sora no lo entendía, ¿más chicas? ¿Tai? El problema de Tai radicaba en que era muy despistado con las mujeres nunca se daba cuenta de cómo lo miraban o cuando le estaban coqueteando, sin ir más lejos la mayoría de las chicas de la clase estaban coloradas mientras lo miraban furtivamente y cuchicheaban unas con otras. Pero él no lo veía, él nunca lo había visto pensó tristemente Sora recordando su infancia… tal vez si ella se lo hubiera dicho… pero él día que lo había intentado él le había dicho lo gran amiga que la consideraba y que la veía como una hermana mayor…dios, una hermana mayor, ¿podía existir algo más desalentador? -¿Me oyes?

Sora pestañeo varias veces y fijo su vista en la inquisitiva mirada de Tai.

-¿Qué decías?

Tai suspiro con pereza.

-Decía que nos ha tocado con Kai, ves- le señalo a un muchacho alto y fuerte que sonreía a dos jóvenes más, Kai…. ¿Mori? Sora creyó recordar que había estado en clase de Mimi el año pasado, si no recordaba mal se había tirado todo el año detrás de ella como un lobo, seguro que no le gustaría enterarse de que Mimi no estaba en su clase…- es genial tener a otro miembro del equipo, así no iré solo a los entrenamientos después de clase.

Sora asintió.

-Bueno ya sé que a ti eso no te importa Ryo siempre te espera a la salida, aunque ahora que irá a la universidad lo mismo no tiene mucho tiempo, si es por eso podemos acompañarte Kari y yo, tú casa está cerca.

Sora evito su mirada y la fijo en el árbol que se alzaba tras la ventana, Tai siempre se había llevado muy bien con él, cosa rara porque Ryo y él no tenían mucho en común, Ryo era maduro y estudioso, no le gustaba mucho los deportes, aunque practicaba Kendo y no se le daba mal…

-Él no vendrá a buscarme más.

Los ojos del chico la miraron compresivos.

-Oh ya veo tiene un mal horario- la puso una mano protectora en el hombro- no te preocupes Sora yo siempre estoy aquí.

Los ojos castaños de la chica lo miraron cristalinos, se había jurado no volver a llorar, que no la quedaban más lagrimas, y en ese momento la mano de Tai la quemaba el hombro por debajo de la tela, su mirada la acariciaba y calentaba por dentro, y una pena distinta emergía dentro ella, quería llorarle, quería que la abrazara, que la protegiera… se levanto como si la silla le quemara, era una estupidez, todos los hombres eran iguales, y ella y sus amigas ya no los necesitaban en sus vidas.

-Tengo que ir baño


¡Mierda! Aquello no era justo, metió sus manos en los bolsillos y dio media vuelta saliendo del aula por la puerta, ¿Por qué él no tenía un año menos? ¿Qué prisa habían tenido sus padres en tenerle? Levanto los ojos al toparse con un obstáculo en su camino, ¿Y a esta qué la pasaba? Tenía el ceño igual o más fruncido que él, y un enfado visible en la mirada.

-¿Y a ti qué te pasa?

Yolei no contesto elevo su nariz respingona al aire y paso por su lado sin ningún cuidado.

-Hombres.

Una ceja marrón se curvo en su rostro, Dios era injusto, al suertudo de TK le tocaba en la misma clase que su adorada Hikari mientras que a él le tocaba con la pesada de Yolei…

En fin, pensó con resignación encogiéndose de hombros, la vida era así, camino por los pasillos que separaban su clase de la de ella, mientras su resignación y pena, se tornaban decisión, este sería su año, le demostraría a Kari lo mucho que la quería, lo perfecto que sería si ellos estuvieran juntos, llego a la puerta y asomo con cuidado su cabeza, aquello era un pequeño caos, con gente que hablaba más alto de lo necesario por todos lados, Oh, allí estaba ella, hablando con dos amigas, ¡que guapa estaba¡ tan risueña, con aquellos enormes ojos color canela… Sí, no importaba lo que costase, la demostraría que ella no tenía razón, que ellos eran algo más que amigos.

Se adentro en la clase con Kari en el punto de mira, ¿Cómo podía mirar otra cosa estando ella allí? Mataba su concentración, además llevaba todo el verano planeándolo, esta vez "atacaría" desde el primer momento, y ese era su primer momento.

Cada vez la distancia era más corta, tres, dos, un metro… podría ver más de cerca su ca…¿Una camisa blanca? Sus cejas volvieron a juntarse y sus ojos se elevaron para ver los ojos azul claro de Takeru.

-Davis.

Mierda, siempre en medio.

-TK…- Sonrió con pesar a su amigo, lo mejor era saludarle y volver a la "batalla"- Otra vez en clase de Kari… eh? menuda suerte tienes.

El rubio se encogió de hombros.

-Sí, tener una buena amiga en clase siempre es bueno, ¿a ti te ha tocado con Yolei, verdad?

Davis asintió.

-Sí… otro año más...

TK sonrió.

-No te quejes no es tan malo, Yolie es muy divertida.

-Te la cambio.

TK rio y su risa llamo la atención de Kari, ¿De quién era aquella risa? Levanto los ojos y vio un gigante rubio claro con la camisa blanca marcándole unos hombros anchos y una cintura estrecha, su corazón comenzó a palpitar más rápido, ¿era nuevo?

-¿Qué miras Hikari?

Una de sus amigas siguió su mirada hasta el gigante.

-Dios mío, ¿Quién está hablando con Davis?

Kari miro asombrada al castaño que miraba con cara de poco amigos al rubio. Ni siquiera se había percatado de la presencia de Davis, y eso era extraño, Davis tenía talento para llamar la 

atención, además era un chico guapo… Pero pese a no poder ver su cara ella estaba segura que el rubio lo eclipsaba con aquella aura de serenidad masculina.

Y entonces como si el gigante hubiera leído sus pensamientos, o notado las tres miradas sofocadas que le quemaban la espalda, se giro hacia ellas, y Kari dejo de pensar, de respirar, como si el mundo se hubiera detenido un segundo, solo un segundo en aquellos ojos azul cielo…

-¡Es Takeru!

La voz de sus amigas hizo que la cara de Kari ardiera de vergüenza, ¿TK? ¿Su TK? ¿Cómo había crecido tanto en un verano? No le había visto en aquellas vacaciones, porque él se había ido a Tokio con su hermano, pero… ¿Qué habían hecho con su TK? Elevo de nuevo la vista , dios seguía siendo TK, tenía esa sonrisa tan dulce, esos ojos tan claros, esa tranquilidad, pero… sentía como si lo mirara por primera vez…

-¡Hola Kari!

El labio de abajo tembló cuando el saludo de Davis llego a su conciencia.

-Ho…Hola. –Se obligo a sonreír, a mantener la calma, eso era una locura, era TK, simplemente TK, qué más daba que estuviera un poco más alto, un poco más guapo, o que su voz fuera un poco más grave, era su TK… el pequeño TK.- Holaa TK- el chico la sonrió a modo de saludo, respiro fuertemente- ¿Bueno y que Davis te q vuelto a tocar con Yolei?

-Eso me temo… Parece que no tengo la misma suerte que TK- Kari pestañeo sin comprender.- Sí, a él siempre le toca con la chica más bonita del instituto…

Una de las amigas de Kari elevo una ceja.

-Mimi Tachikawa va al último curso, no puede coincidir con Takeru.

Davis la fulmino con la mirada, y luego volvió sus oscuros ojos a ella.

-La chica más bonita es Kari, idiota.

Hikari contuvo el aliento, sin entender por qué aquello la ponía nerviosa, bajo la mirada la pupitre, y luego tomo coraje para mirar aquellos ojos azul cielo, ¡aquello tenía que ser una broma… se sentía atraída por TK!


¿Por qué todo lo malo la pasaba a ella? Con andares poco femeninos y el rostro lleno de rabia Yolie camino hasta el despacho del estúpido director, donde su estúpido tutor la había mandado a por el estúpido nuevo estudiante, que venía de otro estúpido instituto, y por si fuera poco había visto al estúpido de Keito tonteando con una estúpida zorra horrorosa y escuálida que le había tocado en clase, maldito cobarde, no había dicho que no estaba preparado para tener una relación seria, que le diera tiempo, que eran muy jóvenes aún…, Un 

estúpido y un falso eso es lo que era, bien podría ella arrancarle el estupidito pelo con las manos si no fuera porque como decía Mimi eso la quitaba mucho glamur, según Kari haría que quedara como una loca y podía también oír a Sora reñirla diciendo que eso no solucionaría las cosas, Y una mierda que no, ella se santería feliz, una loca feliz sin glamur. Tomo aire para calmare antes de llamar a la puerta del despacho donde le esperaban.

Alzo el puño en el aire para golpear la puerta, cuando la bajo la puerta se había abierto y su puño se encontraba en el pecho de un chico, su cara se tiño de rojo en ese mismo momento, dios ¿Por qué la has tomado conmigo? , pensó mortificada, bueno seguro que era feo, y un friki empollón, y por eso le habían concedido el cambio de curso, si eso era, y si era un feo daba igual hacer el ridículo antes que él, podía resultar hasta simpático. Tomo aire de nuevo obligándose a mirar a la cara al chico que acababa de golpear y que se había quedado tan quieto como ella.

-Ken…

Su nombre se escapo de sus labios al ver aquel pelo oscuro y liso perfectamente peinado, aquellos rasgos finos y duros y sus preciosos ojos, era Ken Ichijouji, llevaba casi dos años sin verlo, desde que había conseguido una beca en Tokio y se había marchado para allí, ¿Por qué había vuelto? ¿Y por que tenía que seguir siendo tan extremadamente guapo?

-Señorita Inoue ¿podría retirar sus manos del nuevo alumno y llevarlo a su clase?

Yolie se mordió el labio de abajo retirando la mano del cuerpo del chico como si quemara. Mierda de curso, si que empezaba bien, aunque por lo menos tendría un chico guapo en clase, claro que era imposible, lo había sido dos años atrás, y ahora volvería a serlo, él era alto, guapo, con carisma e inteligente, y ella era el anticristo, no, era mejor no soñar con conseguir nada mejor que ella, ni siquiera el imbécil de Keito la había querido, y ella lo había intentado con todas sus fuerzas, así que daba igual quedar mal delante de un feo que de el chico más guapo del mundo, él nunca se fijaría en ella…


Venga y hasta aquí el primer capítulo, esperamos que la historia os guste, ya más o menos están presentado los personajes del fic (lo sabemos hay muchos XD), ahora solo queda ir indagando en cada historia. Bueno a sabéis cualquier cosa RR (Ya nos diréis que os parece)

¡Un besito!