La historia de la Casa Targaryen fue siempre una de gloriosos éxitos y majestuosos logros (de eso no puede haber ninguna duda), pero, tristemente, con frecuencia la tragedia y la ignobilidad opacaron cualquier sentido de orgullo, alegría o gozo que muchos de sus miembros pudiesen haber obtenido de sus conquistas y triunfos.
Quizás de esto no puede haber mayor ejemplo o prueba que la terrible guerra entre hermanos y hermanas, primos y primas, tíos y sobrinas, tías y sobrinos (y otros tipos de relaciones de sangre) que los bardos y cantantes se atrevieron a llamar la Danza de los Dragones. Ciertamente, las cicatrices, el lamento y la devastación que fueron traídos al reino por esa mal llamada "Danza" siguen sintiéndose incluso ciento treinta y cinco años después de su conclusión.
Pero, ¿quién o quienes son los responsables de tal catástrofe? ¿Es acaso posible identificar con certeza un punto de origen? ¿Era acaso la Danza inevitable?
El lector seguramente habrá escuchado los más famosos e infames rumores y supuestos registros, relatos y crónicas que surgieron y fueron redactados una vez concluyó esa horrible guerra: fue la frívola ambición de la princesa Rhaenyra Targaryen y su tonto deseo de ser la primera reina de Westeros, sin importarle que tal hecho significaría desafiar no solamente incontable siglos de tradición, sino también antecedentes recientes; fue la envidia que la reina Alicent Hightower sentía hacia el Deleite del Reino la que la llevó a conspirar e ingeniar los más perversos planes y esquemas con la intención de ver coronado a su hijo en lugar de a su hijastra; fue la necedad y estupidez del rey Viserys I al rehusarse a aclarar la línea de sucesión regal una vez que su hijo nació, y su constante necesidad de ignorar los más honestos y buenos consejos de su asesores concernientes a su segundo matrimonio; fue la perversa lujuria y la sed de poder del príncipe Daemon Targaryen la que lo llevó a seducir a su joven e inocente sobrina y levantarse en armas contra el querido hijo de su hermano mayor, quien toda su vida fue extremadamente tolerante con él y sus indignas acciones; fue el codicioso príncipe Aegon, quien, impulsado por su odio hacia su noble pero ingenua hermana, decidió aprovecharse de la incertidumbre y la confusión que surgieron como consecuencia de la muerte de su padre para coronarse rey; fueron los otros miembros de la corte quienes, temerosos de los dragones bajo el control de familia regal, decidieron encender las primeras chispas del gran incendio que consumiría gran parte de los Siete Reinos; fueron los dioses mismos (viejos y nuevos) los que, al ver la arrogancia y la prosperidad de la Casa Targaryen, decidieron humillarlos para recordarles que nosotros los mortales no somos nada sino los juguetes de su divina voluntad.
Es importante recordar, sin embargo, que todas estas conjeturas y suposiciones provienen de diferentes fuentes y autores, quienes, más que seguramente, decidieron escribir su propia versión de los verdaderos eventos que ocurrieron durante aquel oscuro período, guiados por sus distintos intereses y resentimientos.
Por tal motivo, la presente obra pretende analizar detenidamente cada una de las narrativas anteriormente mencionadas, en busca de la verdad (si ha de ser posible poder extraer la verdad después de tantos años ya pasados) y de un mejor entendimiento de los motivos de aquellos hombres y mujeres quienes, para bien o para mal, terminaron dejando una huella imborrable en la historia del reino.
Con esto en mente, quizás es mejor remontarnos no al reinado de Viserys I, sino al de su abuelo y directo predecesor: Jaehaerys I, llamado por unos y otros el Conciliador o el Viejo Rey.
Jaehaerys I (nacido en el año 34 de la Conquista) y su hermana-esposa, la reina Alysanne Targaryen (nacida en el año 36), engendraron numerosos vástagos (trece, para ser exactos) durante un período de casi treinta años, aunque una gran número de ellos (los príncipes Aegon, Vaegon, Gaemon y Valerion, y las princesas Daenerys y Maegelle) no lograron o no desearon producir descendencia alguna. Aquellos que lo hicieron, sin embargo, marcaron el sendero, en opinión de éste autor, que terminaría por llevar al sangriento destino final de la Danza.
El príncipe Aemon (nacido en al año 55 de la Conquista), fue el tercer vástago y el segundo hijo del rey Jaehaerys, pero el primero de estos en alcanzar la adultez. En el año 70 de la Conquista, el príncipe se casó con su media-tía, lady Jocelyn Baratheon (hija de Rogar Baratheon, señor de Storm's End, y lady Alyssa Velaryon, madre del rey Jaehaerys y la reina Alysanne). Su unión probó ser una feliz y próspera, aunque poco fértil; ellos solamente tuvieron un único vástago: la princesa Rhaenys Targaryen.
El valiente príncipe Baelon (nacido en el año 57 de la Conquista), también conocido como el Príncipe de la Primavera, contrajo matrimonio con su fuerte y voluntariosa hermana, la princesa Alyssa (nacida en el año 60 de la Conquista). Su amorosa y apasionada unión logró producir tres hijos: los príncipes Viserys, Daemon y Aegon.
La gentil y pequeña princesa Daella (nacida en el año 64 de la Conquista), la "florecita" de la reina, eligió a lord Rodrik Arryn del Eyrie como esposo, siendo el producto de su unión lady Aemma Arryn, futura reina del reino gracias a su matrimonio con su primo, el príncipe Viserys.
La hermosa princesa Viserra (nacida en el año 71 de la Conquista) en un comienzo fue comprometida con lord Theomore Manderly de White Harbor. No obstante, el arreglo no fue del agrado de la princesa, quien, en un intento por disfrutar una última "noche de risas" antes de viajar al Norte, casi murió en un accidente mientras cabalgada a gran velocidad por las calles de King's Landing. El incidente la dejó postrada en cama por un par de lunas, con una cicatriz de considerable tamaño sobre su agradable rostro como recordatorio de cuán cerca ella estuvo de encontrar la muerte en esa infortunada ocasión. Después de su recuperación (siguiendo largas y acaloradas discusiones entre ella y sus padres regales, según la mayoría de las fuentes contemporáneas), su compromiso con lord Manderly fue cancelado y la princesa en su lugar fue comprometida con Borros Baratheon, el niño heredero de Storm's End y su medio-primo. Dicha unión produciría cuatro hijos (conocidos por algunos como las "Cuatro Tormentas") y una única hija: Orys, Davos, Rogar, Boremund y Jocelyn.
Por último, la dulce pero tímida princesa Gael (nacida en el año 80 de la Conquista) fue comprometida con su sobrino, el príncipe Aegon, el tercer hijo de sus hermanos mayores. El matrimonio, el cual fue celebrado y consumado el año 100 de la Conquista, solamente produjo un vástago (nacido después de un delicado y difícil embarazo y un terriblemente complicado trabajo de parto): la princesa Alyssa Targaryen, nombrada así en honor a su abuela.
Fue así que, mediante la expansión sin precedentes de la Casa Targaryen, las semillas de la más terrible guerra que Westeros jamás experimentaría fueron plantadas, aunque muchos en ese entonces seguramente ni siquiera pudiesen haberlo imaginado…
