Warabigami. Capítulo 1

Argumento: UA Ranma y Ryoga hicieron una promesa: el que nunca la abandone y siempre la proteja se casará con ella. Pero Ranma ha hecho otra promesa antes, ¿cuál de ellas podrá cumplir?

Warabigami

por Jade Haze

Capítulo 1

« Cuando el verano llegue

te enviaré una brisa fresca.

Cuando el invierno llegue,

te abrazaré a mi pecho.

Mi querida niña,

no llores,

que la luna brillará sobre ti.

Sé una buena niña

Por favor crece,

hacia la adultez »

/1/

No recuerda la letra, pero la melodía de esa canción está siempre en su mente: en su caminata matutina, cuando toma un baño, en el camino de regreso a casa, mientras acomoda los libros en las estanterías; en el metro, en las horas libres entre clase y clase, en sus sueños. Cada mañana, al despertar, cree recordar algo sobre el verano y las brisas frescas, pero al llegar la hora del desayuno todo se le ha olvidado. Tiene asuntos más importantes que atender, por ejemplo cómo pagará la renta y qué comerá durante el día.

Mira con resignación sus alimentos de esa mañana: la mitad de una manzana y una taza de té, el arroz se le acabó ayer. Suspira. Esboza una sonrisa.

—Podría ser peor.

En efecto, podría ser peor. Si en algún estuviera al borde de la inanición siempre podría recurrir a su hermana, quien con gusto prepararía deliciosos platillos para ella.

Mira el reloj de pared, son las seis con cuarenta y cinco de la mañana. Debe darse prisa para alcanzar el metro justo a las siete con diez, llegar a la estación de Nerima a las siete y media, pasar por el consultorio del doctor Tofú a las siete con cuarenta y entrar al dojo Tendo a las ocho en punto. Engulle la fruta y deja el té a medias, mejor que se de prisa, le espera un largo día.

Toma el bolso que ha preparado con anticipación: pastillas para aliviar dolores musculares, una botella con agua, un suéter extra, su identificación, la tarjeta del metro y las llaves de su pequeño departamento. Antes de salir se mira al espejo colgado en la pared para asegurarse de que su cabello no haría pensar que ha escapado de un hospital psiquiátrico. El espejo no le dice nada diferente de lo que le ha dicho los últimos años: una chica de altura promedio, con piernas delgadas pero fuertes. Los pechos y la estrecha cintura se esconden en el mar que forma el enorme jersey azul malva —un regalo de Nabiki por navidad— que se ha convertido en su favorito. El cabello es un desorden. Siempre deseó tenerlo largo como ahora —así le gustaba más a su prometido— pero nunca creyó que fuera tan difícil mantenerlo controlado. Saca una pequeña liga de su bolso y hace una coleta baja con ella, sonríe, así está mejor. No hay maquillaje en su rostro, sino una piel que respira libremente, algo cansada por las noches de estudio y los arduos entrenamientos.

Sale de su hogar asegurándose de haber cerrado bien. Baja las escaleras y en el segundo piso se encuentra con la señora Naoko Fujiwara y su pequeño Hideto. Akane cuida al niño cuando el matrimonio quiere pasar una noche a solas así que Naoko la protege como si fuera su hermana menor. Es joven, entrada en los treinta pero no más de treinta y cinco, bastante guapa y con unos impresionantes ojos verdes que Hideto heredó y en los que Akane se pierde por largos ratos.

—Akane, ¿a dónde vas tan temprano?

—A Nerima— responde con una sonrisa—¿Ya te has despertado Hideto?

El niño está agazapado contra el pecho de su madre, pero al escuchar la voz de Akane se gira y extiende sus brazos hacia ella.

—Parece que te quiere más a ti que a nosotros —dice Naoko con una risita.

—Es porque soy su hermana mayor y le cubro todas sus travesuras — dice Akane sonriente y se acerca a darle un beso en la mejilla, ignorando los brazos extendidos —Hoy no Hide-chan, onee-san tiene que ir a ver a su papi. Hasta luego.

Se aleja despidiéndose con la mano.

—Hasta luego, Akane.

/2/

A las siete con diez, tal como lo ha planeado, aborda el vagón del metro. Trae puestos los audífonos donde escucha las lecciones que ha grabado. El nuevo año escolar llegará pronto y Bioquímica le parece especialmente difícil. Así que prefiere procura prepararse bien, es su último año en la universidad y tiene que dar su mayor esfuerzo para graduarse con honores.

Llega cinco minutos antes de lo previsto al consultorio del doctor Tofú, lo que le da tiempo suficiente para entablar una conversación con él. Le encanta aprender de su cuñado, sin embargo, debido a sus múltiples ocupaciones, es rara la ocasión en la que puede platicar con él largo y tendido. Desde que ella entró en la universidad le explica todo sobre técnicas ancestrales y rehabilitación para deportistas. Piensa que es una suerte que su hermana se haya casado con un hombre tan sabio.

Deja el consultorio y justo a las ocho entra por la puerta de la casa que fue su hogar durante diecinueve años. El sol otoñal ya está en todo su esplendor y le da unos matices dorados a la casa que le hacen sentir un calor y confort que no siente en su pequeño y frío departamento de Shinjuku. Le gustaría poder seguir viviendo en el dojo Tendo, pero una vez que tomó la decisión de salir de casa, no pudo echar marcha atrás.

—¡Estoy en casa!

Nadie contesta. Se descalza y camina hacia la cocina, Kasumi no está ahí, pero el olor del estofado de cerdo le hace cosquillas en la nariz. Huele delicioso, tal como todo lo que prepara su hermana mayor. Se acerca a la estufa y aspira el aroma. ¡Cómo le gustaría poder cocinar como ella! Pero para su desgracia cocinar no está en la lista de sus habilidades.

Camina hacia el patio en donde por fin la encuentra. Kasumi está colgando la ropa recién lavada sobre el tendedero. El otoño la hace ver más preciosa que nunca. Akane piensa que cada día se parece más a su madre, pero Kasumi insiste en que es ella que que se parece más. Akane no opina lo mismo, su madre era demasiado bella y aunque Nabiki es muy bonita, Kasumi es quien la refleja a la perfección. El cabello largo le cae en una coleta con gracia y recuerda cuánto deseo tenerlo así cuando tuvo un fugaz enamoramiento por el doctor Tofú. Quién diría que al final dejaría crecerlo por petición de su prometido.

—¡Ah! Akane, has llegado.

Kasumi se percata de su presencia y le sonríe con esa amabilidad y ternura con la que lo ha hecho desde que la recuerda.

—¡Kasumi!— Akane corre hacia ella y la abraza por la cintura —¡Te extrañé tanto!

—Si hace solo una semana que estuviste aquí— dice acariciándole el cabello.

—Pero ha sido una semana difícil — dice Akane escondiendo su rostro en el pecho de su hermana, como una niña pequeña.

—Bueno, me alegra que estés en casa. Pronto estará listo el desayuno y he hecho comida para tu semana. Mientras termino esto, ¿por qué no vas a ver a papá? Está en el patio trasero.

/3/

Soun Tendo observa con calma el estanque de peces koi que ha estado en esa casa desde que su padre la construyó. Ahora que Nabiki se ha ido a estudiar al extranjero, la casa se ha vuelto aún más silenciosa. Se siente afortunado de tener otro hombre en casa, pues Tofú y Kasumi decidieron quedarse para cuidar de él. Tiene la esperanza de que cuando Akane se case, no se oponga a regresar a vivir en el Dojo, serán ella y su esposo quienes se encargarán de él.

—Akane —dice antes de que ella pueda anunciar su llegada.

Akane sonríe, su padre ha notado su presencia. Aunque es un artista marcial retirado, no ha perdido sus habilidades.

—¡Papá! —dice lanzándose a él en un efusivo abrazo. —¡A ti también te extrañé!

—Yo también te extrañé, mi niña— dice sin voltear a verla, le da unas palmaditas en el brazo que se aferra a su cuello.

Akane toma asiento a su lado y suspira. Entonces Soun se da tiempo de observarla. Ha crecido tanto últimamente que empieza a parecerle tan diferente de la niña alegre e inocente que siempre ha sido. Sus mejillas regordetas han desaparecido y han dado paso a unos pómulos definidos y un rostro delicado. Su cuello se ve más largo y cada semana que la ve, parece que ha aumentado algunos centímetros de altura.

Ishi no ue nimo sannen —dice Soun después de un largo silencio.

—¿Qué? — pregunta Akane

—"La paciencia todo lo alcanza"— repite.

Akane lo mira con especial interés.

—Mi padre, tu abuelo que en paz descanse, construyó este dojo con la intención de preservar la escuela Tendo de Artes Marciales Estilo Libre. Desde que él me heredó, dediqué mi vida a promover y cuidar este arte. —suspiró—. Estoy feliz de que el trabajo haya rendido frutos y ahora ustedes sean herederos dignos de este dojo.

Akane suspira. Por alguna razón, últimamente, le molestan esas pláticas. Desde que fijaron fecha para la boda, su padre no habla de otra cosa. Decidieron que se casarían una vez que Akane hubiese terminado la universidad, para lo que faltaban exactamente diez meses. Pero aún así, su padre y su futuro suegro se habían empeñado en comenzar con los preparativos tanto que ya tienen los atuendos ceremoniales listos.

—¿Has hablado con tu prometido? — pregunta Soun, con un tono más animado.

—No aún… — dice Akane apenada —. Parece que ha estado algo ocupado como para llamarme… y yo… bueno, me estoy preparando para...

—Eso está muy mal. Si él no te llama deberías llamarlo tú. Regresó anoche de la gira. A pesar de que es un buen chico es bastante descuidado. El otro día, antes de que se fuera, lo sorpendí sin su anillo de compromiso. ¡Y estoy seguro de que ni siquiera sabía en dónde lo había dejado! ¿Puedes creerlo?

Akane se sobresalta y con discreción esconde la mano donde debería llevar el anillo. Ella también ha olvidado ponérselo después de salir de la ducha.

—A pesar de que ya están comprometidos deben trabajar en su relación. Sé que siempre estás muy ocupada, y él también, sobre todo ahora que comenzará a dar las clases en el dojo.

Su prometido ganó el Quinto Torneo Anual de Artes Marciales Mixtas hace un tiempo y todo ganador debía hacer una gira por Japón para promocionar la institución patrocinadora. Después de que se esparciera el rumor de que él sería el heredero del dojo Tendo, Soun recibió a muchos alumnos interesados en entrenar en la escuela.

—Nos llevamos muy bien —dice Akane con una voz suave —No tienes por qué preocuparte.

Y es cierto. Se llevan muy bien, demasiado bien, diría ella. Él es amable, atento, educado y la protege sobre todas las cosas. Es algo posesivo, pero puede lidiar con eso. La respeta muchísimo. A pesar de estar comprometidos desde los diesciséis años sólo se atrevió a besarla hasta que cumplieron los dieciocho. Y empezaron a andar de la mano hasta los veinte, después de que él superara su irremediable timidez. Hasta el momento, era lo más lejos que habían llegado en su relación.

—¿Por qué hoy has venido tan temprano? — pregunta Soun cambiando de tema.

—Tengo una entrevista más tarde.

—¿Entrevista?

—Sí, con el profesor Yamato, de la universidad.

—¿Por qué habría de citarte un profesor fuera de clases? ¿Que no sabe que estás comprometida?

Akane dejó escapar una risita.

—No es eso papá. Al parecer tiene algo que hablar conmigo. Volvió de China hace poco y ahora es el encargado del departamento de Artes Marciales en Waseda.

—¿De China? ¿Es artista marcial chino?

—Es japonés, pero se fue a China desde muy joven. Creo que enseñaba en la Universidad del Deporte de Beijing. Me pregunto por qué habrá vuelto a Japón después de tanto tiempo.

—¿Y qué tendrá que hablar contigo?

—No tengo ni idea. Pero me pone un poco nerviosa.

—¡El desayuno está listo! — grita Kasumi desde el comedor.

Ambos están tan hambrientos que prefieren dejar la conversación para después.

/4/

Utilizando el brazo que tiene libre empuja la puerta de la cafetería. La campanilla anuncia que ha entrado un nuevo cliente y una de las cocineras le echa un vistazo sobre la barra. Un hombre, sentado a la derecha de la puerta, sube los ojos sobre el periódico para ver a la recién llegada, pero después de unos segundos los regresa a su lectura. Akane da un vistazo general a la clientela del lugar.

Justo en la mesa más alejada, junto a un viejo teléfono de monedas, el profesor Yamato la espera mientras lee una novela en chino. Hay una taza de café frente a él y un cenicero con dos colillas apagadas. Akane suelta una bocanada de aire, hay un nudo en la boca de su estómago. Son casi las tres de la tarde.

Se acerca hacia él y justo cuando está a punto de anunciarse, Yamato levanta la vista y la ve por encima de sus gafas cuadradas.

—¡Ah! ¡Señorita Tendo! — dice sonriente, sin levantarse de la silla.

—Buenos días, profesor Yamato —dice Akane haciendo una reverencia.

El hombre mira a su reloj de pulsera y sonríe para sí mismo.

—Dos cuarenta y dos. Me gusta la gente puntual.

Akane sonríe nerviosamente y él la invita a sentarse. La camarera se acerca a la recién llegada y le pregunta si desea ordenar algo. Akane rechaza la carta y pide un vaso con agua. La verdad es que se muere de hambre, pues ya ha pasado tiempo desde que almorzó, pero tampoco era que tuviera dinero suficiente para costearse una comida, incluso en esa cafetería de mala muerte.

—¿Estás segura, Tendo?

—Sí, estoy bien. He almorzado.

—Bueno, entonces sólo tráigale una taza de café, por favor— dice Yamato mirando a la camarera.

—Estoy bien — dice Akane apresurándose y agitando las manos frente a ella —. Sólo quiero el agua.

—Corre por mi cuenta — le dice el hombre sonriente.

Akane traga saliva con dificultad y se agazapa contra el asiento. Le apena el hecho de que su situación sea tan evidente.

—Vayamos al grano — dice el hombre después de tomar un sorbo de su café —. Abriremos dos grupos de artes marciales en la universidad Waseda, uno para principiantes y otro para avanzados. Quiero que tú te encargues de los novatos.

—¿Y-yo?

—Sí, tú. Si es que puedes hacerlo, por supuesto.

Akane mira hacia un lado y al otro. No cree que eso le esté sucediendo a ella, no en esa dimensión.

—Conozco la dinastía Tendo — dice Yamato mientras enciende otro cigarrillo —. Sé quienes son y aunque estén en decadencia es una de las pocas escuelas de las Artes Marciales Estilo Libre que quedan. Es lo que necesitamos en la universidad. Tampoco es tan importante, ni es la gran cosa, como imaginarás; será un club tal como el de Kendo, el de natación o el de softball. Pero sabes que en nuestro alumnado hay pocos artistas marciales. Estás tú y ése chico del segundo grado, ¿cómo se llamaba?

—Shimamoto —. responde Akane.

—¡Ah sí! Shimamoto. Te seré sincero, lo consideré primero a él. Lo llamé hace unos días para hacerle unas pruebas. Sé que tú tienes más derecho, después de todo eres hija de un artista marcial reconocido y Shimamoto es sólo un amateur. Tú estás en sexto grado y, naturalmente, tienes más experiencia. Pero sabes, Shimamoto es hombre, tiene más presencia. Desgraciadamente en esto de las artes marciales los músculos cuentan mucho. Además, hemos hecho preinscripciones al club y la mayor parte del alumnado son hombres… no, te diré la verdad, todos son hombres. Son de grados inferiores al tuyo, de primero y tercer grado, tenemos algunos chicos de preparatoria. Pero pensé que no se sentirían muy cómodos teniendo a una mujer por maestra. Ya sabes cómo son de orgullosos…

Akane tiene sentimientos mezclados. Primero, se siente muy satisfecha y contenta de recibir una oportunidad así, pero también se siente furiosa por lo que el profesor Yamato le dice. Siempre ha tenido que luchar el doble para hacerse un lugar en las Artes Marciales, todo por ser mujer.

—…pero Shimamoto no pasó las pruebas. Vamos, es una gran masa de músculo pero, en mi opinión, es demasiado torpe para moverse con facilidad. Es como si sus enormes brazos le estorbaran al lanzar un golpe y se le dificulta esquivar patadas. No me sirve.

Ve a Akane por encima de los lentes de pasta negra. Es un hombre entrado en los cuarenta años, pero bastante atractivo y tan bien conservado que aparenta menos edad. En alguna ocasión las compañeras de Akane estuvieron extasiadas durante un buen rato por haberlo visto entrenar sin camisa. A Akane le intimidaba un poco su atractivo, pero le intimidaba más la mirada indiferente, la voz gruesa y la facilidad con la que podía envolver a cualquiera en su discurso, que a veces estaba lleno de ironía y sarcasmo.

—Por ello, mi última opción eres tú. Sé que es duro decírtelo de esta manera, pero así es como son las cosas — le echa un vistazo a Akane, quien lo mira fijamente a los ojos —. Si no considero que tú seas apta para enseñar artes marciales, entonces el club se cancelará. Y al demonio con el presupuesto. En cambio, si consigues impresionarme entonces te quedarás con el puesto, con un contrato de un año. Tu beca del cincuenta por ciento sería una beca del cien por ciento. No tendrías que pagar un maldito centavo por la universidad, además ganarías cinco veces más de lo que ganas en ése misero empleo en la biblioteca.

Akane había obtenido una beca en la universidad Waseda, pero tenía que cubrir la mitad del costo, que aún era demasiado para ella. Con su pobre experiencia no había mucho que hacer así que le dieron un empleo en la biblioteca de la universidad que la mantiene atada hasta la noche y a veces los fines de semana, sin un sueldo vacacional y con pocos días de descanso. Cualquier cosa parece mejor que eso.

—En otras palabras, Tendo, es tu oportunidad de oro.

Se acerca a ella para verla de cerca. Los ojos marrón la miran fijamente.

—Así que no la eches a perder.

—¿Q-qué debo hacer?— pregunta Akane.

—Es sencillo. Lo único que debes hacer es demostrarme que eres espero mañana a las seis en punto en el gimnasio principal. Te haré las pruebas ahí y por la tarde sabrás si te quedas con el trabajo o no.

Akane tiembla. De pronto siente ganas de vomitar, está demasiado nerviosa. Tendría que hacer pruebas frente a Yamato. Es un artista marcial legendario, que ha ganado muchos combates y que además se entrenó en China, ¿qué puede impresionarle a él?

—Muchas gracias por la oportunidad. —logra decir Akane.

—Tus agradecimientos no me sirven, me sirves tú, así que no lo arruines. Nos vemos mañana — se levanta de la mesa, toma su libro y deja un billete de mil yens en la mesa. Akane mira fijamente en dinero, pero sin verlo en realidad. Es la oportunidad de su vida, siente que podría saltar de alegría por todo el vecindario, pero por alguna razón tiene una sensación muy parecida al miedo. Se convence de que son los nervios de practicar ante Yamato, pero pronto descubrirá que se trata de algo más.

Algo que cambiaría su vida para siempre.

/5/

—¿Lo sabías? —Yamato dio una calada a su cigarrillo.

—¿Saber qué?

—Que está comprometida.

El chico desvía la mirada y suelta un suspiro.

—Debí sospecharlo. Hay ciertas cosas que me estás ocultando, Ranma. Sabes que odio eso.

—No lo sabía.

Yamato coge un sobre amarillo del escritorio. Saca algunos papeles y los avienta frente a Ranma.

—Hibiki. Ryoga Hibiki. Ellos no tienen una escuela, pero es buen artista. Hace unos meses ganó el Torneo de Artes Marciales, ahora está de gira.

—Sé quién es Hibiki.

Yamato suelta una risa sarcástica.

—La última vez que lo viste tenía diez años. No sabes nada de Hibiki. Lo he visto pelear, es bueno.

—¿Tanto como yo?

—Bueno, tiene la desventaja de que, contrario a ti, es algo flojo. Es decir, no entrena lo suficiente, se cree la gran cosa porque ganó el torneo y ¿has oído eso de "hacer fama y dormir en los laureles"? Pues él es el ejemplo vivo de ello. La niña Tendo entrena más que él. Aunque... eso no quita que sea bueno, bastante bueno.

—¿Lo suficientemente bueno para derrotarme?

—No sabría decirlo a ciencia cierta, su preparación es diferente. No sé quién lo haya preparado a él… quizá el mismo Tendo. Tú has sido entrenado por Cologne. Un entrenamiento con Cologne no tiene punto de comparación. China es diferente.

Yamato enciende otro cigarrillo. El humo ha llenado toda la sala.

—Como sea. Espero que la chica lo haga bien, aunque si está comprometida… eso quiere decir que el dojo Tendo pasará a ser propiedad de Hibiki cuando estén casados.

Se levanta de la silla donde ha estado descansando y estira los brazos para desperezarse.

—Ah, estoy hambriento. ¿Me invitas un plato de ramen especial preparado por la linda Shampoo?

—¿Eh?

—Estás muy distraído el día de hoy, Ranma.

/6/

No pudo dormir en toda la noche, los nervios la estuvieron matando. No era lo ideal, porque tendría que hacer pruebas físicas, pero no pudo evitarlo. Lo peor del caso es que el día anterior olvidó la comida que Kasumi le preparó para la semana, su estómago estuvo haciendo ruidos durante la madrugada y ahora sí que no tiene más que una taza de té para desayunar.

Se pone unos pantalones holgados, con unas rayas blancas a los lados. Se asegura de que no le queden muy grandes, pues al hacer las pruebas tendrá que ir descalza y pisar su ropa sería desastroso. Luego busca una camiseta con mangas largas y cuello alto, también en color negro. Esta es demasiado ajustada, quizá más de lo que le gustaría, pero de toda la ropa que tiene, es la que le permite hacer movimientos con más facilidad. Acomoda su cabello en una trenza que le llega a la mitad de la espalda y calza sus zapatillas de deporte. Toma las cosas necesarias y sale justo una hora antes de la citada, incluso cuando la universidad queda a sólo cuatro calles.

/7/

—La chica ha llegado.

La observan entrar desde las gradas superiores del gimnasio. Su caminar es muy silencioso y el único ruido que se escucha alrededor es cuando deja caer la bolsa sobre una de las bancas. Inmediatamente se pone a calentar sus músculos sin notar la presencia de los dos hombres.

—Ella... ¿Ella es Akane…?

—Así es. Te dije que era bonita. —dice Yamato dándole un golpe con el codo —¿O no te lo parece?

—Es demasiado pequeña para ser imponente.

—Espera a verla pelear.

Yamato baja hacia la explanada y Akane interrumpe su calentamiento al escucharlo.

—Tendo.

Akane hace una torpe reverencia. Es evidente que está muy nerviosa. Yamato le sonríe, un poco burlón, pero también amigable.

—Tan puntual como siempre.

Se quita las gafas y las coloca aparte. De pronto se deshace de la chaqueta para dejar al descubierto su impresionante torso bronceado, con todos y cada uno de los músculos bien marcados. Akane reprime un gemido de sorpresa. Ya había visto al maestro de esa manera, pero nunca tan de cerca. No puede evitar sonrojarse y desviar la mirada. Traga saliva con dificultad, ahora sabe de cierto porqué sus compañeras están locas por él.

—Falta un cuarto de hora para las seis, pero si estás lista podemos comenzar.

Akane asiente. Una maraña de nervios se forma en su estómago. Comienza a hacer ejercicios de respiración para controlarse, es imperante que mantenga la calma.

—Lo primero que tienes que hacer es derrotarme.

—¿Qué?— pregunta Akane asombrada.

—Eso, derrotarme. Mandarme al suelo. Si es posible hazlo dramático, con sangre y todo lo demás. No me importa, sólo quiero que me des lo mejor de ti.

Era todo. Estaba acabada. Nunca podría derrotarlo. No con ese abdomen de acero que se cargaba.

—¿Estás lista?

Asiente, nada convencida, de hecho está aterrada. Es imposible que pueda lograrlo pero no le queda otra opción que intentarlo. Si no lo hace, su oportunidad está perdida. ¿Cómo podía desaprovechar esto que le estaba sucediendo? No hay alternativa: tiene que derrotarlo. Tenga que hacer lo que tenga que hacer.

El profesor Yamato se posiciona en el otro extremo del gimnasio, pero no demasiado alejado de ella. Es un combate cuerpo a cuerpo, así que la distancia debe ser justa sólo para impulsarse.

Akane, aún insegura, se coloca en posición de combate.

—Una cosa más, Tendo.

Sonríe. Es una sonrisa arrogante que la intimida, tanto que a Akane le flaquean las piernas.

—No voy a tener ninguna consideración contigo sólo por que eres una chica.

—Eso me parece perfecto —contesta Akane con un repentino coraje.

Yamato avanza hacia ella y lanza un golpe directo a su cara, pero Akane arquea el cuerpo y logra trasladarse hacia el otro lado. La chica suelta una patada contra su abdomen, otra a sus piernas, pero todas son esquivadas por él. Cuando lo tiene muy cerca comienza a tirar golpes hacia su rostro, pero Yamato los elude con facilidad. Tiene una mano tras él y sólo la está evitando con un brazo, lo que hace que la furia de Akane se encienda. Con un impulso la hace retroceder y perder el equilibrio, ahí aprovecha para darle un golpe seco con el dorso de la mano en el abdomen que la hace trastrabillar y perder el aire por un momento.

—Lo mejor que tengas, Akane Tendo — dice con tranquilidad mientras Akane se recupera del golpe.

Akane se lanza con un grito contra él. Su coraje está incrementando a cada segundo. Yamato trata de golpearla pero es ahora ella quien esquiva sus golpes con facilidad. Akane tira dos patadas, una a cada extremo Yamato, lo que le hace flaquear por un momento. El hombre va contra ella y la toma por sorpresa del cuello, la hace caer al piso y el golpe retumba en todo el gimnasio.

La tiene prensada contra el suelo, con la mano en el cuello, lo suficientemente apretada como para que le cause dificultades para respirar, pero nada que pudiera matarla. Su cuerpo está por encima del de ella, pero no se tocan. Akane cierra los ojos, su cara está completamente enrojecida y la falta de aire la comienza a desesperar. Es su oportunidad, no puede arruinarla es, quizá, su única oportunidad.

Con toda la fuerza que puede reunir levanta una de sus piernas y con la rodilla golpea el torno de Yamato, lo que le hace levantarse, también ha perdido el aire. Inmediatamente Akane se impulsa contra el suelo y desde ahí le da otra patada que acaba en su rostro, justo en su nariz. Yamato cae al suelo en un golpe seco.

Akane se deja caer de nuevo. Su urgencia en ese momento es recuperar aire. Cuando la adrenalina empieza a amainar se da cuenta de que Yamato está sentado en el suelo, con la mano sobre su nariz, un gran chorro de sangre desciende por ella, incluso ha manchado su pantalón.

Akane abre los ojos con sorpresa. Ha lastimado a su maestro. Se levanta con torpeza y corre hacia él.

—Profesor Yamato, ¡Lo siento! ¡Oh por Dios, cuánto lo siento!

—Creo que me rompiste la nariz — dice con un quejido.

Akane mueve las manos llena de nervios, no sabe qué hacer. El chorro de sangre le impresiona demasiado.

Pero le impresiona más que el profesor Yamato suelta una imprevista carcajada.

—Creo que te tomaste lo de la sangre muy en serio, Tendo — se levanta del suelo e inclina la cabeza hacia atrás para detener un poco el flujo de la sangre —. De esto hablaba cuando te decía que me dieras lo mejor de ti.

—De verdad lo siento, profesor— dice apenada.

—No hay problema. Me has dado lo mejor. ¿Quién te enseñó a patear así? Estoy seguro de que podrías romper muros con esas piernas. Y pensar que te ves tan pequeña...

—¿Hay algo que pueda hacer?

—Iré a la enfermería. No debe ser nada. Mientras tanto encárgate del otro.

—¿Del otro…?

—Esto no ha acabado —Yamato señala hacia el otro extremo —. Pelearás contra él. Si logras vencerlo, entonces tendrás el puesto.

—¿Q-Qué?

Desde la puerta, alguien camina hacia ellos. Es un chico alto, delgado pero musculoso. Tiene el cabello largo y lo lleva trenzado. Viste ropas chinas, todas de color negro. A Akane le tiemblan las piernas, después de lo que ha pasado no cree que le queden suficientes fuerzas para continuar. Además de que ese atuendo chino no puede significar nada bueno.

El chico la mira desde una distancia retirada, tanto que Akane no puede ver su rostro con facilidad. Hace una reverencia ante Akane, pero ella no la responde. Está muerta de miedo, la cabeza comienza a darle vueltas. Saltarse el desayuno no había sido una buena idea.

—Iré a la enfermería. Ya me contarán qué pasó— dice Yamato.

Akane está a punto de decirle que no se vaya, que olvide la idea del club de Artes Marciales, que se quedará en la biblioteca si eso la salva de pelear en ese momento. No se siente nada bien, está a punto de vomitar.

—Por cierto —el profesor se dirige al chico—. Tú tampoco le tengas consideración por ser chica, ya has visto que patea como un hombre.

Akane se coloca en posición para atacar, pero antes de que pueda ordenar sus pensamientos lo ve correr hacia ella tan rápido que en un instante ya está lanzándole golpes por todas partes. Akane sólo puede esquivarlos, está demasiado perpleja para contrarrestarlos. Él trata de tirarla desequilibrando una de sus piernas, pero Akane la levanta antes de que él pueda tocarla. Justo cuando la alza, él ataca la otra pierna y esto la hace caer de espaldas. Akane se impulsa en el suelo para quedar de nuevo de pie. Cuando sus piernas tocan el suelo siente que van a romperse. Pero debe encontrar fuerzas dentro de ella, no puede dejarse vencer, no ahora.

Akane lanza patadas, pero él es más alto que Yamato y las piernas le resultan cortas. Suelta tres golpes seguidos a su torso, pero no parecen lastimarlo en absoluto. Él intercepta su brazo en uno de esos golpes y la hace dar la vuelta hasta quedar de espaldas a él. Tiene su brazo atrapado y una mueca de dolor se dibuja en el rostro de Akane.

—Creí que eras más rápida, Tendo— le dice al oído. Es una voz llena de burla que no puede soportar.

Con toda la fuerza que puede reunir le da unos golpes con sus pies, justo en uno de los muslos, lo que le hace retroceder. Ella se incorpora y está a punto de aprovechar el desequilibrio del chico para derribarlo, pero de pronto el calor abandona su cuerpo y siente un choque eléctrico recorrer sus músculos. Un pitido en el oído seguido por el silencio, su visión se va perdiendo por un túnel negro que cada vez se cierra más y más. Lo último que alcanza a ver es un par de ojos azules que la miran con preocupación, moviendo los labios en lo que podría ser su nombre.

Después, oscuridad.

/8/

Despierta y siente un gusto ácido, como si el líquido de una batería alcalina se hubiera derramado en su boca. La intensa luz que atraviesa la ventana le irrita. A penas puede dar un vistazo a la habitación. Ha estado ahí antes. Es la sala de enfermería de la universidad.

Levanta la vista y sobre ella ve una bolsa de líquido transparente que, a través de una manguera, termina justo en su muñeca, donde un cateter está pasando el medicamento. La cortina blanca le impide ver más allá, pero junto a ella hay una pequeña mesa desayunadora con una banana, un tazón de arroz cubierto por un plástico transparente y un termo que seguramente guarda algún líquido caliente.

Se lleva la mano a la frente. De pronto ha sentido una jaqueca apoderarse de su cabeza. Los recuerdos llegan a ella en un parpadeo. Ha estado peleando con el profesor Yamato, después con el chico de los ojos azules y antes de terminar se ha desmayado. La falta de alimento, el duro ejercicio y los nervios se han juntado para hacerle pasar un mal momento y dejarla en ridículo en su única oportunidad. Se tapa los ojos con ambas manos y los talla. Lo ha arruinado. Lanza un suspiro de resignación y de pronto siente unas enormes ganas de llorar. Siente los ojos calientes y unas lágrimas amenazan con salir.

—¿Sabes dónde estaba tu glucosa? Por los suelos —es el profesor Yamato quien habla. Está sentado en el banquillo al lado de la cama, él también es un artista marcial y ha llegado con sigilo a sentarse a su lado. En una de sus manos trae un cigarrillo encendido, a pesar de que en la entrada hay un letrero que dice "no fumar". Akane puede notar que en una de sus fosas nasales aún tiene restos de sangre seca.

–Lo siento mucho— consigue pronunciar Akane con vergüenza. Su voz es sólo un hilo. Se talla las lágrimas de los ojos para evitar que la vea llorar.

—¿Lo de la nariz? Ya ha pasado. Aunque me sangró por mucho tiempo. Hacía mucho que alguien no me daba en la cara. Duele.

Akane baja la mirada, apenada.

—Tendo, escúchame bien. Sé que eres una artista marcial y todo eso y sé por los problemas y carencias por las que tenemos que pasar y que primero está nuestro orgullo y todo eso...

Akane levanta su mirada hacia él. Está apretando la sábana blanca con toda su fuerza.

—… pero también debes recordar que eres una chica joven y que debes cuidar tu cuerpo como a un templo. Debes comer bien. Ayer que estuvimos en la cafetería estuve a punto de pedir algo para ti, pero sabía que heriría tu orgullo. A veces hay que dejar esas cosas de lado y aceptar la ayuda de otros.

Akane asiente.

—Será mejor que pases el resto de las vacaciones en casa de tu padre, descansando y comiendo bien. La vida sola, parece que no te va. Y deberías pedir unos días de descanso en la biblioteca.

No voltea a verlo. Lo único que quiere es que se vaya y la deje llorar en paz.

—Cuando volvamos a clases, quiero que estés repuesta. Fuerte, para evitar que sucedan estas cosas. ¿Qué pasará si te desmayas en medio de una clase? Los alumnos nunca te tomarán en serio. Quiero una maestra fuerte, y no me refiero sólo a que pueda romper narices. ¿Me explico?

—¿Eh?

—Te haré llegar el contrato más tarde. Por hoy quédate en la enfermería hasta que se acabe el tratamiento, ¿de acuerdo?

—¿C-Contrato?

—Sí, contrato. Algo que se firma cuando se da un nuevo empleo.

—¿Quiere decir que… que me quedaré con el empleo?

—Shimamoto no se desmayó, pero es un árbol con pies y manos. Tú te alimentas mal, pero jamás había visto a una chica pelear de esa manera… No tengo otra opción. Espero que no me defraudes.

Akane siente un júbilo que la hace sentir mareada.

—No lo haré.

Yamato le da una palmada en el hombro y se levanta para abandonar el cuarto.

—¿Profesor Yamato?

—¿Sí?

—¿Quién era el chico?

—¿El chico? ¡Ah! el chico que te salvó de romperte el cráneo. Es un estudiante de cuarto. Ya los presentaré propiamente después. Por ahora concéntrate en recuperarte.

Una vez que Yamato se va, Akane se queda pensativa. La mañana ha sido cansada, pero además inquietante. ¿Quién era ése chico? Recuerda que sintió escalofríos cuando escuchó la voz en su oído, y la mirada intensa, los ojos azules que vio antes de caer en la inconsciencia.

Le eran tan familiares.

Pero no podía ser.

¿O si?

. . . . . . . . . . . . . . . . .

Mi nueva historia: Warabigami.

Uno de mis objetivos para el futuro es escribir una novela de calidad, pero hacerlo a mi edad es una pretensión muy grande. Es por eso que mientras llega el momento adecuado, me dedico a escribir Fan Fiction que es, básicamente, crear una historia a partir de otra, en calidad de "fan".

Durante muchos años he sido fan from hell de Ranma 1/2, la historia de Rumiko Takahashi, y durante otros años me he dedicado a leer Fan Fiction. Dentro de este mundo encontré la oportunidad para desarrollar la escritura. Me dediqué especialmente al "subgénero" alternativo, que se trata de trasladar los personajes a un universo alterno, consiguiendo una historia y un ambiente distintos a los que plantea su autor original.

En mi caso, prefiero trabajar de esta manera porque simplemente me considero incapaz de manejar los personajes de Rumiko Takahashi. Es una tarea muy ardua, de mucho estudio y me parece —en mi caso— casi una profanación porque no estoy segura de conocerlos como debería. Quizá en un futuro, cuando haya estudiado con detenimiento la historia, los personajes y detalles, pueda hacer una historia dentro del universo de Ranma 1/2.

Sin embargo, al estar escribiendo una historia alternativa como "La Reina de la Nieve" mis conflictos existenciales fueron muchos. Sacar a los personajes del concepto en que se les tiene, bueno, no sé cómo es que funciona. Personalmente a mí me gusta mucho leer Fan Fiction alternativo, por lo cual pensé que escribirlo y que recibiera atención no sería tan difícil, pero me topé con muchas personas detractoras de este "subgénero" que de pronto hicieron que me cuestionara lo que estaba haciendo.

Por supuesto fue un momento de debilidad ya que un creador de ficción —la palabra "escritor", "escritora" me parece muy fuerte acá— debería prestar más atención a su instinto y a lo que piensa, no a la opinión pública, aunque nunca se pueda dejar de lado.

Entonces me entró la espina de escribir una historia dentro del universo de Ranma 1/2 pero por las razones antes mencionadas, por el momento me resulta imposible. Sin embargo de mis tantos conflictos surgió una historia que me pareció adecuada para intentar con los personajes dentro de su personalidad. Así nació "Warabigami".

El título de esta historia lo debo a una canción Okinawense del mismo nombre, significa "Niño de Dios" o "Bendición de Dios". La canción es algo así como una canción de cuna y es realmente hermosa. Me inspiró a escribir esta historia y hay partes en las que hasta me ha sacado lágrimas. Si no la han escuchado, la recomiendo especialmente con Natsukawa Rimi.

Es un Universo Alterno, pero en ella trato de mantener la esencia de los personajes lo más posible. Por supuesto que me tomo algunas libertades —es lo bueno del alternativo, no tienes que excusarte ni dar explicaciones— con las personalidades y sobre todo con sus relaciones. Lo que me gusta es que, a diferencia de mi otra historia, mantengo a muchos personajes, muchos escenarios, ambientes y demás. Además hay muchas referencias al manga y eso me hace sentir muy feliz.

Otra cosa que me agrada de esta historia es el reto que ha representado para mí, pues a diferencia de la pasada, está escrita en presente. Últimamente, por casualidad, había estado leyendo muchas novelas escritas en este tiempo verbal y me llamó mucho la atención. Me parece una narrativa muy difícil de conseguir, porque al narrar en presente la acción es inmediata y de pronto se pueden perder muchos detalles. Incluso en las novelas que estuve leyendo sentí cierta necesidad de releer con mucho detenimiento porque de pronto sentía que iba muy rápido. Aún así me atrajo mucho, así que decidí intentarlo. Ya había hecho un experimento con un capítulo de mi historia anterior (que no he publicado aún) y me gustó el resultado.

En pocas palabras es un intento de Universo Ranma 1/2 pero escudándome en la cobardía del Universo Alterno. Sin embargo he disfrutado de la sencillez de esta historia, en comparación a la que he estado publicando antes.

Al igual que "La Reina de la Nieve" no está concluida. Y con todo el derecho ustedes podrán decir: ¿por qué se atreve esta idiota a publicar un trabajo cuando no ha terminado el otro? Y bien, yo misma me pregunto eso. Es irresponsable, lo sé, pero siendo sincera me he esforzado en que salga "La Reina de la Nieve" y no he podido. Enfrentándome a esa historia he tenido mis peores momentos y me ha dejado en un hiatus de escritura tan grave que de alguna manera tenía que romperlo. Es por eso que publiqué Warabigami, porque tenía que volver a escribir, tenía que ponerme activa otra vez o me volvería loca. No significa que haya abandonado mi otro fic, es sólo que necesito algo de tiempo.

En algunos minutos estaré publicando el segundo capítulo en Fan Fiction . net, agradecería sus comentarios, sugerencias e impresiones. Pueden contactarme por medio de mi blog jadehaze . blogspot . com donde además estaré publicando los capítulos en formato .pdf para que puedan descargarse.

Sin más por el momento, me despido.

J.