DISCLAIMER: Los personajes de InuYasha no me pertenecen, son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi. Yo sólo los uso para escribir diversas situaciones hipotéticas y así, entretenerme y de paso, ver si entretienen a alguien más. Escrito sin fines de lucro.
Million Reasons
— XIX —
— Recelo aliviado —
—Así que… ¿Sango?
Miroku levantó la vista del libro que estaba revisando ante la pregunta de InuYasha, arqueando ambas cejas al notar el tono inquisitivo en la voz de su amigo, tanto para que hasta Kikyō también los observara con duda.
—Ah… sí, Sango. ¿Qué pasa con ella? —Preguntó de vuelta, sin entender la interrogativa de su amigo.
—Son novios, ¿no? —Ante esas palabras, el ojiazul asintió, sin quitar su expresión de extrañeza. —Entonces, supongo que eres consciente de todo lo que eso implica…
—¿A qué te refieres? —Frunció el ceño, sin comprender la idea del pelinegro.
—Bueno, Sango es, antes que todo, tu amiga. No es como otra chica más y tú…
—Oye, si estás insinuando lo que pienso… —La amenaza fue sutil, pero estaba ahí, InuYasha pudo sentirla.
—Muchachos, creo que deberíamos terminar el trabajo —Kikyō decidió interrumpir la inminente discusión de los amigos, temiendo que pudiera aumentar la intensidad y llegar a los golpes, dada la poca paciencia y habilidad con las palabras de su novio —. Hagamos esto, luego pueden seguir con su conversación.
InuYasha entornó los ojos, Miroku soltó un suspiro de resignación, y ambos volvieron a sus textos, buscando la información que necesitaban para su trabajo de historia. Al cabo de un par de horas, habían terminado de recabar los datos y ya era momento de volver a casa. El ojiazul se despidió, llevándose los libros que él había pedido a la biblioteca para luego irse al parque donde se juntaría con Sango. El ambarino farfulló un poco, pero luego se dio vuelta hacia Kikyō y sonrió levemente.
—Perdón, sé que no te gusta que discuta con nadie, pero Sango es mi amiga y…
—Lo entiendo, pero estás hablando de Miroku. Por la forma en la que siempre habla de ella, no creo que tenga la intención de arruinarlo —comentó, apilando los libros que debían devolver a la biblioteca antes de irse a casa.
—Nunca tiene esa intención, pero a veces no piensa bien las cosas —replicó, dejando su pila de libros al lado de la de Kikyō —. ¿Y qué si sólo se dejó llevar por sus hormonas? Con él, nunca se sabe.
La muchacha soltó un suspiro, sabía que InuYasha estaba preocupado por sus amigos, porque ambos podían salir perjudicados si esa relación no resultaba, e InuYasha hasta ese momento había criticado mucho al moreno por su vida amorosa. Ella sabía que era así por su historia familiar, el hecho de ser el hijo de la infidelidad de su padre y lo que todo eso había significado en su vida lo habían marcado mucho, pero presentía que podía ser un poco más extremista si, además, se tratada de Sango, a quien consideraba como su hermana.
Soltó un suspiro, mirando la pila de libros y guardando sus apuntes en su bolso antes de hacer ademán de tomarla para llevarla a donde pertenecía, pero fue detenida por la mano masculina.
—Yo los llevo, están pesados.
—No tanto, no es necesario…
—Keh, déjame a mí.
Kikyō soltó un suspiro, negando suavemente con la cabeza antes de seguirle el paso a su novio, quien cargó todos los libros y ya había comenzado a caminar en dirección a la biblioteca. Tomó su brazo y le sonrió suavemente antes de volver a hablar.
—InuYasha, comprendo tu preocupación por los muchachos, pero quizá no deberías pensarlo tanto —dijo de forma tranquila, llamando su atención.
—Son mis amigos y no quiero verlos sufrir porque Miroku se precipitó —arguyó, haciendo otra mueca —. Ya sabes cómo es, coquetea sin darse cuenta, y si no se toma las cosas en serio…
—Está bien, pero eso es algo de lo que él debe hacerse cargo —Kikyō buscó sus ojos, sabía lo difícil que era para él no sobreproteger a sus cercanos —. Ya es bastante grande para tener claro cómo son las cosas. Además, Sango lo conoce mejor que nadie, creo que estás olvidando eso…
—Claro que no lo olvido, pero ella ya ha tenido problemas con las exs de Miroku incluso antes de ser su novia. Imagina ahora… además, siempre lo defiende y justifica… No quiero que nadie más salga herido por un desliz amoroso, pero quizá Miroku no es tan maduro como para verlo…
—A veces no podemos hacer más que esperar que todo salga bien —comentó ella, sonriéndole mientras llegaban al mesón de la bibliotecaria y dejaban los libros ahí para que ella los revisara y dejara donde correspondía —. Preocuparte sólo va a lograr que termines peleando con ellos. Y dudo que Miroku cometa el mismo error de tu padre con Sango, no es tan tonto, ¿verdad?
—Keh, a veces sus hormonas no lo dejan pensar bien —resopló, pero hizo un gesto de resignación con sus hombros —. Y nadie dijo que yo tengo miedo de que sea tan estúpido como mi padre.
Kikyō sonrió de medio lado, dejándole claro que a ella no la podía engañar, sabía de dónde venían sus miedos.
—De acuerdo, pero tienes que dejar de preocuparte por eso. Ambos pueden tomar sus propias decisiones y hacerse cargo de sus acciones. Ya no son unos niños.
—Es verdad, pero creo que de todas formas debería dejarle las cosas claras a Miroku, sólo por si acaso… —Pese a los esfuerzos, InuYasha parecía no querer desistir de su idea.
—¿No vas a dejarlo así, verdad? —Kikyō negó con un gesto, segura de que, si él seguía insistiendo, iba a terminar peleándose con su amigo. Miró el camino frente a ellos, la salida de la escuela estaba cerca y pudo divisar a un grupo de chicos que reían alegres a lo lejos. Inhaló profundo antes de volver a hablar. —Entonces, mejor déjame hablar a mí con él.
—¿Tú? ¿Crees que te escuche? —InuYasha dudó un momento, Kikyō no era cercana a Miroku como para que ella pudiera llegar y tener ese tipo de charlas con él.
—Bueno, sé que me respeta, de cierta forma. Y puede que haga más caso si se lo dice alguien no tan cercano, así también evito que te agarres a golpes con él la próxima vez que nos reunamos para trabajar.
InuYasha sonrió, no era una mala idea después de todo. Abrazó por los hombros a su compañera y recargó su cabeza en la de ella con cariño.
—Está bien, muchas gracias.
—No es nada. Sólo quiero que evites más problemas —también sonrió, sintiéndose más tranquila ante la idea de que él confiara en ella para eso —. No tienes que sobreproteger a todos siempre. Sé que lo haces porque te preocupas por nosotros, pero recuerda que también podemos hacernos cargo de los problemas por nuestra cuenta.
—¡Yo no estoy sobreprotegiendo a nadie! —Exclamó, las mejillas rojas y el ceño fruncido, sintiéndose descubierto. —¡Sólo los cuido, porque muchas veces no saben hacerlo por sí mismos!
Kikyō soltó una risita que sólo hizo que InuYasha se sonrojara más, porque no podía mentirle a ella, sabía que sus palabras no eran tan ciertas.
—Claro, entiendo. Pero podría ayudarte un poco en eso, si quieres. No es necesario que lo hagas tú solo.
—Keh, como si tú no tuvieses ya demasiado de lo que ocuparte…
—InuYasha… —El tono demostraba el regaño de manera suave. —Tú mismo me dijiste que no me sobrecargara con responsabilidades ni expectativas que no me correspondían. Esto es lo mismo.
—Claro que no, yo… —La mirada de ella le dijo todo, soltó un suspiro antes de rendirse. —De acuerdo, intentaré no hacerlo, o pedirte consejo a ti para no exagerar.
—Eso está mejor.
Intercambiaron una sonrisa tranquila justo cuando llegaban a la casa de la muchacha, quien no vivía demasiado lejos de la escuela y debía regresar temprano ese día, por lo que no podrían compartir el resto de la tarde, pero eso no iba a borrar la calidez en el corazón de ambos, porque sabían que la confianza era tan grande, como para permitirle al otro ayudarle a cargar sus preocupaciones, y eso no se encuentra en cualquiera.
Porque la carga es mucho más liviana cuando tienes la confianza de compartirla con alguien.
Promtp: 85. Déjame cargar con eso
¡Hola! -Si es que hay alguien por aquí aún.- He estado con bloqueo escritor desde hace algún tiempo y este fic había pasado a segundo plano porque nacieron nuevos proyectos, pero aún así ¡aquí estamos!
El InuKyo es un ship que me gusta mucho, siento que ambos son el complemento perfecto del otro, Kikyo le da la calma a InuYasha cuando es necesario, y él puede ayudara a ver las cosas desde una perspectiva diferente a las miles de expectativas que tiene.
En fin, sólo quería salir del breve hiatus que paso con esto, aunque en realidad no cumple la función porque está escrito desde hace mucho tiempo, pero al menos puedo darles algo.
¡Nos leemos en la próxima!
Yumi~
