Drabble: La semilla del diablo
Caroline POV
—¡Los felicito! —exclamó el obstetra al confirmar mi embarazo.
—¿Esto es verdad, no estoy soñando? —dije sollozando.
—Oh, cariño, al fin lo logramos —Alaric sujetó mis manos.
Después de tantos intentos fallidos, logré quedar embarazada, era un milagro.
Al cabo de siete meses
—Ella no me gusta, tiene algo extraño —dudé observando a la ancianita que vivía frente a nuestro apartamento, mientras regaba las plantas del jardín delantero.
—Es una buena mujer, no seas paranoica, Car.
—Es extraña, me mira de una forma —se me erizaron los vellos del brazo al mismo tiempo que un escalofrío recorrió mi columna vertebral—no sé cómo explicarlo, pero no me agrada —fruncí los labios.
Levantó la mirada para luego sonreírme al verme viéndola.
Deslicé la cortina cubriéndome.
—No hables más con ella, por favor, Alaric —supliqué.
—Ya me voy, cariño —besó mi barriga.
—Que tengas un buen día en el trabajo.
Por la noche
Escuché el coche de Alaric aparcarse fuera, me acerqué a la ventana para saludarlo cuando descubrí que estaba hablando con esa espeluznante anciana.
—¡Alaric! —grité abriendo la ventana.
—Hola vecina —me saludó balanceando su mano en el aire.
Evité responderle.
En cuanto Alaric cruzó la puerta, refunfuñó.
—¿Mal día?
—¿No puedes al menos ser amable con ella?
—¿Es broma?
—La pobre anciana solo es amable, Car —bufó metiéndose en el baño.
—¿De qué hablaban?
—Me preguntó por tu salud, por el embarazo… fue muy amable en realidad —respondió asomándose.
—¿Y qué le dijiste?
—¿Qué? —abrió la llave de la ducha —no te oigo, ven.
—Nada —gruñí tirándome en el sofá.
Dos días más tarde
—No quiero que te vayas —insistí con nerviosismo.
—Son solo dos días, amor —pellizcó mi mejilla.
—Falta poco para el parto…
—Son solo dos días —repitió cerrando la valija.
—Alaric, me da miedo estar sola así —froté mi barriga.
—No puedo negarme, lo sabes. Este trabajo es la mejor oportunidad de mi vida, no puedo arruinarlo.
—¿No puede reemplazarte otro?
—Lamentablemente no.
Lo dejé ir, a pesar de mi temor.
Esa noche dormí intranquila.
Por la mañana
Me despertaron las nauseas matutinas.
Al levantarme, descubrí que había sangre en mi camisón.
—Ay, Dios —temblé aterrada buscando mi teléfono celular —¿Dónde mierda lo dejé? —no lo encontraba.
Comencé a desesperarme.
Corrí a la puerta y salí fuera a pedir asistencia.
—¡Por favor, ayúdenme, necesito un médico!
—Ven niña —la anciana estaba sentada en el tapial de su casa.
—Por favor, ayúdeme, estoy sangrando —señalé entre lágrimas.
—Ven, ven, pediré ayuda —me hizo pasar a su hogar.
Me senté en un viejo y hundido sofá.
—Intenta relajarte —murmuró detrás de mí.
—Tengo miedo —admití.
—Shhhh —me cubrió la boca con un trapo.
Intenté defenderme, pero mis músculos se volvieron gelatina.
Abrí los ojos confundida, unas personas con capas negras me rodeaban cantando en un idioma que no me era familiar.
—¿Qué es esto?
Sentí una punzada en la barriga.
—Ahhhhh —grité encorvándome.
—¡Puja, puja! —una mujer con barbijo me abrió las piernas.
—¡Déjenme! —pataleé.
—¡Sujétenla!
La cantidad de sangre que salía de mi cuerpo era repugnante y preocupante —¡Algo está mal! —chillé.
—¡Ya casi, puja!
—Ahhhhhhhhhhhhhh —pujé con fuerza.
Oí su llanto antes de desmayarme.
Desperté exaltada.
—¿Mi bebé? —estaba sola en la habitación, toda mi ropa, y las sábanas estaban repletas de sangre.
Con dificultad caminé hacia la puerta.
—¡Salve Satanás! —oí del otro lado.
Abrí, todos giraron a verme.
La anciana estaba parada frente a un pequeño moisés en medio de la habitación.
—¿Qué es esto?
—¿Quieres conocer a tu bebé? —preguntó con dulzura.
Temblando caminé hacia el moisés.
Al verlo, me horroricé.
—¿Qué mierda es eso? —grité perdiendo la razón.
Mi bebé parecía un… un… ¡demonio!
—¡Salve Satanás! —repitieron todos alzando una cruz invertida.
Fin
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Adaptación de la película Rosemary's Baby.
