Día 25.
Prompt: Shibari/Fingering/Prostate Massage
Trigger Warning: Shibari, Fingering, Prostate Massage, sexo vaginal, masturbación.
Shibari: Variedad artística del BDSM que consiste en atar a alguien con un sentido estético. Es algo erótico, pero además tiene cierta sensibilidad artística. Es frecuente, aunque no exclusivo, ver ataduras suspendidas en el aire en esta práctica.
Fingering/Prostate Massage: Práctica consistente en hacer que una persona con pene alcance el orgasmo mediante la estimulación directa de la próstata, introduciendo los dedos en su ano.
Este oneshot correspondería al día 25 de octubre. Todavía quedaría uno más, que ya está escrito, aunque creo que me haré perdonar el retraso añadiendo los dos kinks que quedaron fuera por culpa de El club de Theodore Nott (y que meten tres prompts que me gustaría saber si soy capaz de trabajar en la línea de los oneshots que ya he publicado).
BELLEZA ETÉREA
Viktor se toma su tiempo, sin utilizar la varita más allá de asegurar la cuerda mágicamente al techo, porque es mucho más seguro que pelearse con herramientas muggles para hacerlo. La soga que está utilizando es larga, gruesa y fuerte, pero de tacto suave, específicamente diseñada para ello por una bruja búlgara cuyo comercio se atisba entre una tienda de pociones medicinales y otra de artículos deportivos en el barrio mágico de Sofía. Además del hechizo que la hace tan suave, tiene algunos más, entre ellos uno que impide que la cuerda se deslice entre los nudos y otro que asegura a la persona atada ante los errores. Por eso, a pesar de que ya tiene experiencia anudando y atando, Viktor sigue prefiriendo esas primeras cuerdas mágicas que compró.
—Junta las palmas de las manos —susurra a la figura que cuelga, bocabajo.
Ron obedece. Tiene los brazos cruzados detrás de la espalda. En cuanto las yemas de sus dedos se tocan, Viktor amarra sus muñecas con el último cabo de la cuerda, dejando el lazo entre los cantos de sus manos y besándole los dedos al mismo tiempo que termina. Después, da un paso atrás, para admirar su obra.
Colgado bocabajo, el pelo de Ron, suficientemente largo ya como para recogerlo en un moño, cae alrededor de su rostro, enmarcándolo, y roza el suelo con las puntas. Una cuerda ata su torso, obligándolo a tener los brazos detrás de la espalda, las manos juntas, igual que si estuviese rezando, a la altura de los omóplatos. Cuando oscila, Viktor puede ver los cruces anudados de la cuerda de su pecho enmarcando sus pectorales. Otra cuerda más lo afianza por las caderas, sujetándolo al techo al mismo tiempo que amarra sus piernas, que mantiene flexionadas en un ángulo de noventa grados con respecto al cuerpo. Los tobillos, atados al muslo para obligarle a abrir las piernas y juntarle los gemelos con los muslos, lucen otro lazo en cada uno de ellos. Las cuerdas están prietas, lo suficiente como para que las cuerdas se hundan en la carne de Ron.
Viktor dedica unos segundos a admirarlo, aunque todavía no ha terminado y no quiere dejar a Ron mucho tiempo bocabajo, aunque lo haya colgado a él primero intencionadamente. Con las yemas de los dedos, le roza las plantas de los pies, que tiene justo a la altura de su rostro, haciendo que Ron se retuerza de placer. Viktor sólo necesitaría inclinar la cabeza hacia adelante para hundir la boca en el culo de Ron, a la altura justa, pero se conforma con acariciarle las nalgas y separárselas, contemplando el pequeño agujero que se contrae y relaja al ritmo que Ron se tensa bajo las cuerdas. Se detiene al llegar al ombligo, lo más abajo que puede llegar sin agacharse.
—¿Estás bien? —Ron asiente con un sonido de la garganta—. Avísame si deja de ser así. Mi amor… —Tiende una mano hacia Hermione, que está sentada en un rincón, comiendo algunas golosinas muggles de una bolsa de papel.
Tirándola a un lado, con un regaliz todavía en la boca, Hermione se desprende de la camiseta y los pantalones con dos tirones. Para cuando está manipulando el cierre trasero del sostén, Viktor ya se encuentra arrodillado entre sus piernas, deslizando su ropa interior hasta el suelo y acariciándole las caderas con las manos. Después de depositar un beso en el vello de su pubis, igual que ha hecho con Ron antes de comenzar con él, se incorpora y le arrebata el regaliz que cuelga entre sus labios, comiéndoselo con una sonrisa desafiante.
Totalmente desnuda, Hermione deja caer los brazos a lo largo del cuerpo y se entrega a él.
Como con Ron, Viktor sólo utiliza la varita para asegurarse de que la sujeción del techo no se mueva. Con pausa, lentamente, bajo la atenta mirada de Ron, que sigue todos sus movimientos con los ojos desde su posición, establece los primeros nudos, que le permitirán elevar a Hermione del suelo y dejarla colgando a una altura similar a la de Ron.
Es más complicado atarla desnuda que vestida. Cuando lo hace con ropa, normalmente lencería sensual que contribuye a la estética, esta hace de barrera o recoloca algunas partes de su cuerpo, permitiéndole hacer los nudos donde quiera. Sin embargo, ahora tiene que bordear cada uno de los senos, cruzando las cuerdas en lugares que le permitan sostenerlos y rodearlos, como ha hecho con los pectorales de Ron, pero que tampoco aprieten en exceso. Con el roce, los pezones de Hermione se endurecen y Viktor se los besa con cariño.
Una gota de sudor le recorre la espalda desnuda cuando llega el momento de levantar a Hermione en el aire. Viktor lleva unos pantalones elegantes y de color púrpura, ajustados al cuerpo. Va descalzo y sin camisa, se la quitó justo después de colgar a Ron, antes de hacerle las últimas ataduras. Trabaja en silencio, sólo roto por los ocasionales susurros si necesita que Hermione coloque alguna extremidad de forma particular o si pregunta a Ron para cerciorarse de que sigue encontrándose bien.
Forma parte del proceso y sus novies lo comprenden, así que también guardan silencio. Sólo se escuchan sus respiraciones tranquilas, plácidas, y la de Viktor, un poco más agitada cuando tiene que tirar de alguna cuerda con fuerza o ajustar un nudo especialmente fundamental. A Viktor le encantan estas horas. Horas en las que puede relajarse y disfrutar de la paz que empapa todo el proceso de atarlos, el esfuerzo físico de llevarlo a cabo, la creatividad de buscar nuevas posturas y estéticas, la ternura de besar la piel de sus novies mientras lo hace, consolándolos y agradeciéndolos. La excitación del resultado final, inundando de erotismo toda la habitación y cada una de las fibras de su cuerpo.
Para Hermione ha elegido una postura que la sostiene en vertical también, pero no la ha volteado. Ha atado sus piernas a los muslos de forma similar a la de Ron, haciendo que abra las piernas y exponga su vulva. Es su atadura favorita, aunque esta vez con Ron no le ha forzado tanto la postura para exhibir su ano. En otras ocasiones, cuando lo ata en el suelo o sobre la cama, adora poner a este con los muslos atados, las piernas abiertas y hacerlo reposar sobre su espalda, lo cual le permite disfrutar de una vista inmejorable de su polla, huevos y culo. Y, por supuesto, inclinarse sobre el y penetrarlo profundamente. Con Hermione puede hacerlo de forma parecida: sujetarle las caderas hacia arriba, conectándole las piernas con los hombros y la cabeza, apoyada en el suelo. Eso hace que tanto su ano como su vagina queden a la altura de las caderas de Viktor, tan dispuestos hacia él que puede introducirse profundamente en su interior con mucha facilidad.
Para cuando termina, besando el cabello de Hermione, esta cuelga con los tobillos al lado de las nalgas, las piernas abiertas y los senos y el ombligo enmarcados entre cruces de cuerda. Los brazos, atados igual que los de Ron, pero un poco más arriba, terminan con sus manos entrelazadas tras la nuca, en una postura de sumisión que va directa a la entrepierna de Viktor.
Invocando un cojín, Viktor se sienta a contemplar la belleza del resultado después de recorrer, como ha hecho con Ron, las axilas, los pechos y el abdomen de Hermione con las yemas de los dedos. Se queda muy quieto, sólo sus ojos saltando del uno al otro. Hermione mira directamente hacia él, a Ron lo ha movido para que quede de espaldas, para poder observar cómo se cruzan las cuerdas en su espalda, resaltando sus músculos, y lo terso de la piel de sus glúteos, que ha tenido buen cuidado de no estorbar con la soga. No puede ver el rostro de Ron, pero Hermione tiene los ojos cerrados, entregándole silenciosamente su propia belleza, sumada a la de la atadura. Supone que Ron también, porque no le oye respirar con impaciencia.
No sabe cuánto tiempo pasa mirándolos, bebiéndose sus imágenes. En cierto momento, en un gesto casi inconsciente, se ha abierto el pantalón para liberar su erección, que acaricia con las yemas de los dedos de forma lánguida. A veces, los deja atados, mirándolos, y luego los desata tan lentamente como los ha atado, y no follan hasta que ambos no están en el suelo y sus extremidades recuperadas de la tensión, conteniendo apenas la excitación. Otras, la mayoría, se masturba mientras los mira y al terminar los desata para acompañarlos en sus propios orgasmos.
Las menos, no puede esperar a bajarlos. Que le dejen follárselos mientras están atados es, desde el punto de vista de Viktor, un regalo más sobre un regalo que ya le encanta. En esos casos, al menos, trata de disfrutar lo más posible de la vista, porque al terminar suele desatarlos sin más dilación, sobre todo porque no siempre disfrutan de un orgasmo al mismo tiempo que él.
—¿Vas bien? —pregunta a Ron. De espaldas a él, Ron asiente, sabiendo que es el destinatario de la pregunta.
Viktor se levanta, rodeándolos con pasos lentos. La belleza de ambos atados le resulta abrumadora. Tanto, que hoy es uno de los días donde no va a poder esperar a bajarlos antes de dejar que su deseo, nunca mejor dicho, se desate. Se acuclilla delante de Ron, que lo mira con media sonrisa. Juguetón, Viktor extiende los dedos índices hacia los pectorales de Ron y da dos golpes secos con las uñas en sus pezones. Las cuerdas vibran con el estremecimiento de su novio, que se retuerce con el contacto.
Cambia de idea. Había pensado en elevar a Ron más aún sobre el suelo, lo suficiente para dejar su cara a la altura de las caderas y poder penetrarle la boca al mismo tiempo que le chupa la polla, pero la forma en la que su culo se expone delante de él cuando la cuerda se enrosca sobre sí misma al girar, le persuade de sus intenciones. Volviéndose hacia Hermione, extiende la mano hasta alcanzar su boca. La chica abre los labios, recibiendo los dedos y ensalivándolos con la lengua al comprender qué es lo que quiere. Cuando están húmedos, Viktor regresa los dedos hasta el culo de Ron y lo acaricia por fuera antes de introducir el índice hasta la primera falange.
Ron suspira, agradeciéndole así el contacto, así que Viktor sonríe y termina de introducirle el dedo. La saliva de Hermione es insuficiente en cuanto quiere rotarlo y añadir un segundo dedo, así que Viktor alcanza el bote de lubricante y se empapa las manos en él. Ron gime, rogando por más, cuando los dedos gruesos y callosos de Viktor entran dentro de él con cierta brusquedad.
Hermione ha oscilado lo suficiente para quedar frente a Viktor, que se deleita en la visión de su novia al tiempo que mete un tercer dedo dentro del culo de Ron, que se aprieta con fuerza alrededor de ellos. Continúa durante varios minutos, rotando los dedos en el interior de Ron, sacándolos y metiéndolos con fuerza, curvando las yemas para acariciarle la próstata y sonriendo con malicia cada vez que obtiene un gemido de Ron como recompensa. Este ya está duro y la punta de su polla se roza con la cuerda que lo ata por las caderas.
—Muy bien —lo felicita, acariciándole el glúteo con la otra mano mientras sigue follándoselo con los dedos. Sonríe a Hermione, que no aparta la mirada de ellos hasta que la cuerda ha rotado lo suficiente para impedírselo.
El roce de la cuerda, suave y aterciopelada, contra el sensible glande de Ron, hace que este pierda el control cuando Viktor añade el dedo meñique, estirando el anillo de músculo tanto que apenas puede gemir y jadea. Algunas gotas del primer chorro de semen de Ron salpican los pies desnudos de Viktor. El resto se desliza por el pectoral y la mandíbula de su novio, que sigue jadeando, tensando las cuerdas por el esfuerzo de retorcerse de placer, por los dedos de Viktor, que siguen rotando en su interior, sin detenerse.
Viktor no saca los dedos hasta que Ron se estremece por última vez y queda laxo, suspendido en las cuerdas, rindiéndose a la libre manipulación de su cuerpo, exhausto por el orgasmo. Lo felicita una vez más, depositando un beso suave en la nalga izquierda de Ron, se vuelve hacia Hermione, que está de espaldas a ellos dos y la sujeta por las caderas para detener su pausada oscilación. Se queda inmóvil detrás de ella, respirando directamente sobre el cabello rizado y encrespado de su nuca. Su erección queda a la altura de sus glúteos, así que la frota contra ellos lentamente, manchándole la piel del líquido preseminal que humedece la punta. Acaricia con las manos la cara interna de los brazos de Hermione, deslizando las yemas de los dedos por sus axilas hasta llegar a los pezones, que pellizca, haciendo que la chica se estremezca, antes de cubrir con sus manos grandes y anchas los senos, abrigándolos.
Tantea con los dedos de la mano izquierda entre el vello de su pubis, humedeciéndolos con los restos de lubricante queda en ellos. Con la derecha, la misma que ha utilizado en Ron, lubrica el pezón de Hermione, acariciándolo con las yemas y apretándolo con gentileza. Con un gesto impaciente de la barbilla, aparta el cabello encrespado de Hermione lo suficiente para acceder a la piel morena de su cuello y poder besársela y lamérsela, jugando con la punta de la lengua en ella.
Pronto, el tacto tibio del lubricante se ve reemplazado por la humedad procedente de Hermione, revelando que su excitación está a punto. Con los dedos índice y corazón, no deja de estimular su clítoris a la vez que utiliza la otra mano para dirigir su polla hacia el lugar correcto. Tiene que flexionar las rodillas un poco para poder entrar dentro de Hermione, pero la altura a la que la ha colgado es perfecta una vez está en su interior. Se desliza despacio, dejando que la calidez de la vagina de Hermione lo envuelva, dándole la bienvenida.
Se toma su tiempo. Una vez ha terminado de penetrarla, regresa a masajearle el seno derecho. Tampoco deja de masturbarla, ni de besarla el cuello, adoptando un ritmo cadencioso que le permite suficiente estimulación gracias a la forma en la que la inercia oscila el cuerpo de Hermione delante de él en respuesta a sus movimientos de cadera. Los jadeos de Hermione, más sonoros que los de Ron, pronto invaden la habitación. La forma en la que esta se estremece, apretando levemente la vagina alrededor de la polla de Viktor, le indica que ha llegado al orgasmo. Al ver que Hermione deja caer la barbilla contra el pecho, en busca de un descanso simbólico, Viktor deja de masturbarla y sitúa ambas manos en las caderas de la chica, para afianzarlas.
Sujetándola con fuerza para que no se balancee con los empujones, Viktor aumenta la velocidad y el ritmo de su penetración, entrando y saliendo con fuerza del interior de Hermione. Esta jadea de nuevo, probablemente por la sensibilidad posterior al orgasmo, pero Viktor no planea durar demasiado, está demasiado excitado como para contenerse y, ahora que se ha cerciorado de que sus dos novies han disfrutado, sólo quiere dejarse arrollar por el orgasmo.
Se corre en un estallido blanco de placer que le inunda la mente, impidiéndole pensar en nada más que en empujarse una y otra vez dentro de Hermione hasta que ha terminado de correrse. Jadeando él también, cambiando el agarre de las caderas por un estrecho abrazo por la cintura y apoyando la frente en el hombro de Hermione, se queda dentro de ella unos segundos más. La calidez del cuerpo de su novia, restos de placer que ya se disipan todavía recorriendo los rincones más recónditos de su piel, la imagen mental de Ron y ella dejándose atar por y para él… todas son sensaciones que quiere alargar un poco más, disfrutar plenamente.
No se aparta hasta que su pene, perdida ya la erección, se desliza fuera de Hermione, provocando que su semen salpique el suelo por el mero efecto de la gravedad. Rodea a la chica para besarle en los labios, gentil, antes de acercarse a Ron, que lo recibe con una sonrisa, y empezar a descolgarlo lentamente.
Una vez permite que este recupere la verticalidad, Viktor se toma su tiempo para deshacer todos y cada uno de los nudos, masajeándole los brazos y las piernas para ayudarle a recuperar la circulación y agrandando de nuevo la cama, empequeñecida con magia para hacer sitio, para acomodarle encima de ella. Cuando Ron se apodera de la bolsa de golosinas, llenándose la boca con un puñado de gominolas, Viktor sonríe, porque sabe que es una señal de que no hay secuelas físicas ni molestos hormigueos.
Cuando termina de desatar a Hermione y la coge en brazos para llevarla junto a Ron, este los mira a ambos con una sonrisa enamorada, tanto como el primer día, que abruma a Viktor. Con cuidado, deposita a Hermione a su lado y luego se tumba entre ellos, más bajo, con la cabeza entre sus muslos, sumamente feliz.
