Mika ganó la competencia de diseño de modas en París y ella estaba muy animada, la empresa yazakani organizó una cena en un restaurante cercano a sus ofcinas y más de 10 miembros del personal se juntaron en una mesa larga; el restaurante sirvió todo tpo de platllos que llenaron el espacio de la mesa. Ninguno de ellos tuvo que preocuparse por el precio de la comida que habían ordenado, pues todo lo iba a pagar la empresa.

Mika se sentó a un lado de su fiel secretaria Mina y las dos hablaron sobre la competencia, negocios y cosas al azar.

La mayoría del personal comenzó a beber alcohol después de que se sirvieran los platillos.

Cada uno de ellos era relativamente joven, por lo que estaban preparados para embriagarse esa noche e incluso hubo algunos que contrataron conductores personales.

– ¡Salud, Mikamy! –Uno de los diseñadores masculinos que estaba sentado del lado contrario a ella se paró.

–Claro. Gracias. -Ella sostuvo su vaso en alto y no esperaba que todas las demás personas chocaran los suyos con el de ella, pero todos estaban de un buen humor esa noche; por ese motvo, ellos fueron rápidos en hacer que Mikamy se convirtera en el objetvo de la borrachera.

–iMás cerveza para Mikamy -exclamó alguien.

–iTienes que beber con nosotros, Mikamy! ¡Por lo menos un traguito! - Otra persona grito.

– Todos lo demás chocaron vasos contigo, Mikamy. Me sentría mal si yo no lo hiciera. Toma, isalud! -Una más dijo.

Ella no llevaba mucho desde que llegó a la empresa, por lo que se sintó presionada en llevarle la corriente a los todos, en especial cuando la mayoría del personal ya llevaba tiempo ahí. Ella perdió la cuenta de cuántas cervezas se tomó para el punto que chocó vasos con todos.

– Muy bien, deténganse. iChicos, Mikamy ya bebió demasiado!. -Por fn, Mina interfrió y todos se relajaron un poco después de eso. Para ese punto, Mika ya había bebido unos cuantos vasos incluso antes de que tuviera la oportunidad de probar su comida; ella colocó la palma de su mano sobre su frente debido a que pudo sentir cómo se ponía borracha.

–¿Te encuentras bien, Mikamy? -preguntó una persona.

– Me siento un poco mareada, así que creo que tendré que detenerme por un rato. -Ella agito su mano para luego agachar su cabeza y alzar sus manos para hacer un gesto de rendición. En ese momento, el teléfono de Mina sono; ella le dio un único vistazo al identfcador de llamadas para luego contestar al instante.

"Hola, Señor Yagami."

"¿Todos ustedes están comiendo? ¿Mikamy se encuentra ahí?" -preguntó el hombre con una voz profunda.

"Por supuesto que está aquí. Esta cena es para celebrarle a ella, le gustaría acompañarnos?" -preguntó Mina con una sonrisa.

"No, gracias." - Iori solo estaba preguntando.

"Los demás hicieron que ella bebiera de más, así que está un poco borracha en este momento. Creo que tendré que enviarla a casa dentro de poco "-le explicó Mina.

"¿Ella está borracha?"-En la voz de Iori había cierto rastro de preocupación.

"¿Se encuentra libre como para venir a recogerla, Señor Yagami?" -le preguntó ella, sabia que su jefe tenia afecto por Mika.

"Claro. Mándeme su ubicación "-le ordenó

"iMuy bien! "-Mina lo hizo tan pronto como terminó la llamada. Mika se encontraba sentada cerca de ella cuando giró su mirada, pero un rastro de envidia surgió dentro de su mirada, pues Mina podia ver que Iori en verdad se preocupaba por ella después de hablar con él por teléfono. Aun así, Mika no tenía conocimiento alguno sobre eso, ella estaba descansando su mentón sobre la palma de su mano mientras que observaba cómo dos de los miembros masculinos partcipaban en juegos de tragos.

–Deberías comer un poco más Mika. Te llevaré a casa dentro de un rato - le dijo Mina Ella asintó y comenzó a probar unos cuantos de sus platillos favoritos; sin embargo, su estómago estaba lleno por todo ese alcohol.

No sintó nada cuando bebió hace poco, pero su embriaguez empezó a afectarla después de un rato. Ella se paró para caminar hacia el baño cuando la azotó un golpe de mareos; senta como si estuviera caminando sobre nubes y no podía pararse derecha en absoluto.

–¿Cómo te sientes, Mika? ¿En verdad estás borracha? - Mina la sostuvo de prisa del brazo.

–Estoy bien. No estoy borracha, no lo estoy. - Mika sacudió sus manos por doquier. Las personas que se embriagaban eran particularmente tercas, por lo que insistó en asegurar que seguía sobria. Mina le ordenó a una de los presentes a que ayudara a Mika a llegar al lavabo; ella acababa de regresar de los baños cuando Mina recibió un mensaje de texto de Iori.

«Llévela afuera». Sus órdenes fueron simples.

«Entendido. Saldremos dentro de poco».

Le respondió. Después de eso, Mina volteó hacia Mika para informarle sobre su plan.

–Haré que alguien te lleve a casa en este momento, Mika.

– ¡Claro! -ella asintó.

Pero no sabía quién era su conductor y solo supuso que Mina había conseguido a uno de los choferes de la empresa para que la llevará y le ayudó Mina para que saliera del restaurante y ella se dio cuenta al poco tempo que había un Rolls–Royce negro y brilloso estacionado a un lado de la carretera.

La pintura negra lucía mucho más reluciente bajo la luz, además que su diseño lleno de clase y elegancia lo hacía destacar del resto de los autos; el vehículo llamaba tanto la atención como su dueño.

Mika permitó que Mina la ayudara a entrar al asiento trasero del auto, pero todavía suponia para ese punto que sería llevada a casa por un chofer de la empresa.

Despues de que Mina cerrara la puerta, ella giró para dirigirse al conductor con un tono cortes.

–Hola. Me puede llevar al edificio Amida en la calle Yanaka, gracias.

El auto se quedó en silencio después de que Mika terminara de hablar.

–Lo sé. - Una voz profunda y atractiva se escuchó después de unos momentos. Los ojos de Mika se abrieron del impacto antes de que dirigiera su mira al refejo del espejo retrovisor para chocar con la mirada del hombre; ella sintó como si observara un pozo profundo.

–¿Qué haces aquí, Iori? -preguntó y el hombre bufó.

«¿Pensó que yo era otro simple chofer?».

Ella sintó que su cabeza daba vueltas.

«¿Por qué me envió Mina al auto de Iori?».

– ¿Por qué viniste a recogerme? -le preguntó Mika mientras arrastraba las palabras y con un tono de voz que denotaba lo ebria que estaba.

–¿Cómo se supone que puedas llegar a tu casa en ese estado? -le pregunto.

—No tienes que preocuparte por mí. -le respondió con una voz cansada desde el asiento trasero.

El pelirrojo mantuvo su mirada fija en ella a través del retrovisor y pudo ver su sensual figura bajo la poca luz; su cabello largo cayó sobre sus hombros, lo cual la hizo lucir más atractiva que nunca. El aire dentro del auto olía a una combinación entre alcohol y perfume de mujer. Iori tenía los mismos ojos que la de una bestia sedienta cuando sintió como sus instntos de depredador tomaban control de él.

Mientras tanto, Mika se recostó en el asiento trasero debido a que sentia como el cansancio se apoderaba de ella y se quedó dormida a los pocos segundos. Iori volteó su mirada hacia ella cuando dormía y su mirada se quedó quieta por unos momentos y aceleró hasta llegar a su destino, el departamento donde vivía Mika. El estacionó el auto, la cargo en sus brazos al estilo nupcial y lo cual el portero al ver el estado de la señorita ayudó a Iori a abrir la puerta.

Sin que ella supiera de eso. Ya estaba en la cama, ella giró su cuerpo para ponerse en una posición cómoda para luego seguir durmiendo. Ella vestía una camisa blanca y una falda lápiz negra que revelaba sus delgados muslos.

Mika no estaba consciente que la posición en la que dormía era muy seductora para el hombre que la miraba fijamente.

El departamento estaba iluminado por un enorme candelabro que colgaba sobre un sofá. Era evidente que el departamento de Mika no era exactamente una mansión, pero era linda y acogedora, por lo que que se quedo más tiempo sintiendose a gusto.

Iori se sentó ahí mientras se servía un poco de vino que había encontrado en la lacena con unos cubos de hielo en una copa, el era un hombre tranquilo y racional en la mayor parte del tiempo; sin embargo, el sentía como perdía control de sí mismo en cada ocasión que pensaba en la mujer que yacía acostada en la cama.

No podía resistr el deseo de perder el control por completo y desatarse, pero siempre que intentaba reprimir sus deseos, estos desaparecerían por un rato para luego volver tiempo después. El quería revisar como estaba, pero también sabía que sentía por ella cuando estuviera adentro y le era imposible tan solo quedarse viéndola.

Por ese motivo, consideró que mantendría su distancia para que no tuviera que sufrir tanto; aun asi, había una voz en su cabeza que no dejaba de gritarle y tenía que combatir esa voz con la parte racional de su mente. Al final, levantó su copa de vino y bebió todo de un trago para luego pararse y dirigirse hacia el cuarto.

Él había encontrado una razón por la cual subir.

"Tengo que verifcar si vomito. Si lo hizo, entonces la cama estaría en problemas. Ella no tiene tolerancia para el alcohol. Por lo general, ella solo duerme cuando está borracha". recordó Iori y abrió la puerta que daba a su habitación y vio que la mujer dormía con su espalda dirigida hacia él. Sus impresionantes curvas y su suave figura la hacian lucir especialmente femenina bajo la poca luz.

Iori pudo evitar entrecerrar sus ojos un poco mientras que observaba el largo y desordenado cabello de Athena que colgaba sobre la almohada, él se sentó a la orilla de la cama y observaba cómo dormía en paz. Esos llamativos labios rojos la hacían lucir mucho más seductora. Un tramo de su cabello le cubría los ojos y él lo noto, por lo que acercó su mano al instante que lo vio para moverlo a un lado de su rostro; sin embargo, en el momento que tocó su cara, la chica emitó un balbuceo, pues daba al parecer que hablaba mientras dormía. De la nada, ella sostuvo las grandes palmas del hombre.

– Deja de jugar y ven conmigo. -murmuró, Iori quedó un poco sorprendido.

"¿Acaso sabe quien soy?"

Poco después, la mujer lo tomo del brazo y lo empujó hacia ella en un abrazo lo apretó muy junto a ella, Iori permitió que ella lo abrazara contra su pecho por lo que un sin fin de sensaciones recorrió el cuerpo del hombre cuando lo hizo. Se mantuvo en esa misma posición mientras que la mujer dormía, por lo que no le quedó más opción que apreciar y grabar ese momento en su mente, el miro su encantador rostro que era iluminado por la poca luz; su suave y delicada piel olía a rosas y eso le hizo tener un deseo por ella.

Mika no tenía idea de como se veía mientras dormía, pero el hombre ya había explorado con su mirada cada centimetro de su rostro con total admiración; incluso había contado cuántas pestañas tenía en cada ojo durante la noche. Ella lo tenía sujeto con fuerza, por lo que no podía retirarse sin despertarla, Mika al percibir el aroma familiar del hombre suspiró.

—Hueles tan bien..

Tan pronto como chocó su mirada con la de Mika, él sintó que se quedaba sin aliento; pese a que él sabía que no debía tener esos sentimientos en la situación actual, era imposible que algún hombre no sintera tentación ante la imagen de Mika en ese preciso momento.

Ella se enrolló dentro de una cobija con su cabello esparcido y hecho un desastre y recobró un poco de su conciencia.

Al momento de darse cuenta de la presencia de Iori, ella sintó que su razón se le escapaba de su persona para luego sentir el repentino deseo de querer abrazarlo.

—Me… ¿Me puedes abrazar? - Mika experimentaba un calor repentino al mismo tiempo, por lo que se sentía sumamente cómoda. Iori sabía lo que ella quería y la estrechó con fuerza; mientras tanto, ella alzó la mirada para mirar la frente y la nariz esculpida del pelirrojo y podía ver un aspecto de gentileza en los ojos de ese hombre desde su punto de vista y eso la estaba atrayendo. La mirada de Iori se sintó como el toque de unas plumas en el corazón de Mika antes de que su comportamiento impulsivo cometiera algo que no iba con su personalidad; al siguiente instante, ella se puso derecha y sostuvo el rostro del pelirrojo para colocarle un beso en los labios. A la vez, él se puso tenso.

"¿Acaso sabe lo que esta haciéndo?"

Aun así, él sabía que todo lo que ocurría no era algo que ella haría de manera voluntaria debido a que ella no pensaba con racionalidad, por lo que no había necesidad de que él se sintera contento al respecto. De hecho, podía ser que ella se arrepienta de lo que pasó cuando recobre la conciencia; en todo caso, rechazarla ponía a prueba el autocontrol de Iori. Cuando el probó sus labios, pudo sentir como perdía el control por completo antes de que agarrara su delgada cintura con sus fuertes brazos; Iori y ese beso abrió la caja de Pandora y ya no había manera que se pudiera poner un alto.

No obstante, la realidad era que Iori no intentó hacerle algo a Mika. Mientras que ella seguía en su estado de ebriedad, él estaba por levantarse para apartarse de ella antes que hiciera algo que no era correcto pero ella lo detuvo nuevamente en la cama.

— No te detengas..

— Mikami, no está bien..

—Hazme el amor Iori..

Ella se notaba casi sobria cuando lo dijo y al escucharla las manos de Iori comenzaron a recorrer su cuerpo de arriba para abajo. parecía estar envuelto en una especie de bruma.

—Demuéstrame tu amor -la escuchó decirle al oído.

Eso era lo que más deseaba y las objeciones quedaron relegadas al olvido. Volvió la cabeza y la besó con pasión mientras se deshacía de su camisa y ella hacia lo mismo con su ropa hasta que ambos estaban desnudos en la cama.

Había soñado tanto tiempo con ella y ahora quería hundirse en ella con tal desesperación que no acertaba a pensar en otra cosa.

Aturdido, giró sobre el colchón para colocarse sobre ella y bajó la cabeza par lamerle el pezón derecho, Mika jadeó al notar el roce húmedo de su lengua. Cada lametón le provocaba un delicioso espasmo en el vientre… y para su sorpresa acabó por correrse.

Jadeando, se aferró a su cabeza mientras los espasmos la sacudían con cada oleada de placer. ¡Era increíble que Iori supiera donde tocar!

Lo escuchó gruñir de repente y vio que se apartaba de sus pechos para descender por su cuerpo. Le separó los muslos para contemplarla con un deseo tan feroz que le provocó un escalofrío mientras lo observaba desaparecer bajo las sábanas notó sus caricias. El roce áspero de su mejilla en un muslo mientras la besaba en dirección a ese lugar que más lo deseaba.

En cuanto sus labios y su lengua llegaron al sitio preciso, soltó un gemido. Se llevó una mano a la boca y se mordió la parte inferior del pulgar mientras se entregaba al placer que ese hombre le proporcionaba. Un placer embriagador y fascinante.

Pero quería más.

En ese instante, Iori la penetró con un dedo sin apartar la boca de ella. Era la primera vez que estaba con un hombre después de perder la memoria y la invasión la tomó por sorpresa, pero le resultó muy agradable.

Sin dejar de acariciarla con la mano, fue subiendo por su cuerpo dejando una lluvia de besos a su paso. Mika volvió a aferrarse a él con fuerza cuando Iori se hundió hasta el fondo en ella. Lo hizo tan rápido y de forma tan delicada que la llevó hasta un éxtasis glorioso. Echó la cabeza hacia atrás y arqueó el cuerpo mientras intentaba asimilar lo que estaba pasando. Pero era imposible. Él comenzó a moverse muy despacio, saliendo de su cuerpo y volviendo a entrar de una forma tan exquisita que sus gemidos se escucharon por todo el lugar.

Iori se dejó llevar por los gemidos extasiados que surgían de la garganta de Mika. Lo abrazaba como lo hacía en el pasado. Como si significara algo para ella.

Se hundió hasta el fondo en su cuerpo y notó que se le llenaban los ojos azules de lágrimas. Ya no estaba soñando, estaba en la gloria. Lo único que veía era su hermoso rostro.

Vio que se le dilataban las pupilas un instante ella le clavó las uñas en las espalda mientras su cuerpo lo aprisionaba lo catapultó al orgasmo. Incapaz de resistirse, el éxtasis lo engulló con una poderosa oleada.

Se desplomó sobre ella y sintió como ella relajaba sus manos . Entre el orgasmo y el ardor en la espalda no le importaba, estaba saciado. Ella lo instó a tumbarse de espaldas sobre el colchón antes de colocarse sobre él para estar más cómoda. Sin saberlo Mika tenía un poder sobre el que estaba dispuesto hacer cualquier cosa por ella, alargó un brazo para acariciarla con los ojos entrecerrados, Mika suspiró y se dejó abrazar. Le encantaba cómo Iori la estrechaba entre sus brazos. Le encantaba sentir el movimiento de sus músculos contra su cuerpo. Era tan guapo y tan fuerte… Tan tentador… Le encantaría pasarse el día entero sintiendo los latidos de su corazón en el pecho y así ambos se quedaron dormidos.