VIAJE A NO PLUS ULTRA
El día había pasado con relativa calma, algo poco común en el último año de la academia, el director aun recordaba todo el periodo pasado, las constantes explosiones provenientes de una de sus más curiosas estudiantes,
Cada día no transcurría sin explosiones provenientes de las aulas donde dicha joven estudiaba, él estaba al tanto de su talento para la magia teórica con conocimientos que rivalizaban incluso con el suyo propio
Y era dicho conocimiento lo que le había permitido pasar al siguiente año a duras penas, sus conocimientos altos sobre los hechizos solo equivalían con su incapacidad para poder lograrlos, terminando siempre en desastre
Pero ahora las cosas habían cambiado posiblemente, en solo dos días el ambiente de la academia había cambiado por mucho, el director Osmond se levantó con lentitud para ver por la ventana de su despacho a la joven que conocía muy bien
La alguna vez solitaria y motivo de burlas de todos los demás estudiantes, ahora caminaba con una gran sonrisa mientras hablaba con otra compañera, y se encaminaba a los dormitorios, El anciano sonrió con una mescla de alegría y tristeza, alegría por ver una su estudiante más aplicado por fin vivir una feliz vida escolar, y triste por saber que aquel logro fue obra de alguien ajeno a la institución
Se volvió a sentarse con tranquilidad en su escritorio mientras su secretaria el entregaba algunos documentos
-director, aquí está el presupuesto para los laboratorios de pociones, parece estar todo en orden –el director los tomo con lentitud
-déjeme revisarlos, antes de firmarlos debo ver su se hicieron los cálculos exactos –su secretaria solo se limitó a permanecer de pie, en el escritorio a un lado del director estaba todavía el mapa que había dibujado con premura del original que tenía en joven – se imagina señorita Longueville, todo un nuevo mundo al otro lado del mar,
-en serio director, cree que lo que dijo el joven sea verdad, tal vez….
-no pienso que nos mintiera, no tenga caso que lo hiciera, además el poder realizar magia sin usar varita mágica alguna, aunque sea por breves momentos es suficiente evidencia de su ampliada –respondió con confianza –ya he enviado una carta al palacio sobre le joven y sus afirmaciones, ahora todo depende del palacio
-sí señor, por cierto, hoy fue un día muy pacífico,
-así es se señorita Longueville, por lo general ya tenemos una gran explosión en las aulas, parece ser que nuestro mayor problema se ha solucionado, quien iba a imaginar que todo esto pasaría,
-aun así, no parece muy contento –el director asintió
-el profesor me conto sobre el examen que le practico, y como lo realizo, miss Longueville fui designado como director por mis grandes conocimientos de magia y mi experiencia al servicio el rey, pero aun asi no pude hacer nada por la podre niña,
-ningún profesor pudo lograrlo,
-y aun así nos llamamos los mejores magos de toda Halkeginia, el profesor me conto de ese círculo místico, un método que permite conocer los obstáculos y virtudes de un mago –dijo con emoción –el profesor Colbert esta en este momento en su laboratorio piensa imitar dicho hechizo
-si director –apenas dijo esas palabras el familiar del director salto a la mesa y después al hombro de su amo, susurrándole con premura
-vaya, así que blanca con encaje de gris y negro –la secretaria quedo indignada y fúrica por lo dicho a la vez que se cubría su pudor, para después alzarse como una sombra siniestra sobre el director –…recuerde que soy un anciano
-lo se… –estaba por golpearlo en cara con terrible cachetada cuando una fuerte explosión resonó sobre toda la escuela, conmocionando a todos los que la sintieron, ambos olvidaron lo que estaba por pasar para mirar por la ventana una gruesa columna de humo que salió de una de las torres
-parece que nuestra fortuna termino muy pronto, pobre niña –dijo, pero su secretaria lo detuvo señalando a través de la ventana a los muchos estudiantes que habían corrido a ver qué había pasado, entre ellos estaba Louise con la misma compañera de antes,
La noche había llegado con las lunas alzadas sobre el cielo, dando la bienvenida a los sueños de los muchos habitantes de Halkeginia, salvo para un trío que ahora estaba en las oficinas principales de la escuela,
Frente al director y su secretaria estaba el profesor Colbert aun cubierto por hollín y restos de cenizas de la explosión en su laboratorio, el mismo que abandonó a los trabajadores el limpiarlo, el director solo permaneció en silencio esperando a que alguien dijera algo
-profesor, podría explicarme que paso exactamente –dijo con calma
-sinceramente director fue muy imprudente intentar replicar el hechizo sin los conocimientos adecuados –respondió –debí pedirle que me explicara un poco más ante de intentarlo
-no tengo duda alguna de que deberá hacerlo –exclamo –señorita Longueville ¿Qué tan terribles fueron los daños?
-director, no fueron muy graves, la pared sufrió daños menores que ya fueron reparados, los daños más significativos fueron en gran medida al equipo del profesor, fuera de ello nadie sufrió daños por culpa de la explosión
-gracias señorita Longueville –miro a Colbert –profesor, sinceramente no me gusta lo que estoy viendo ahora mismo, no deseo cambiar una causa de explosión por otra – en tomo burlón, el profesor solo bajo la mirada apenado –pero eso no importa mucho, solo deseo saber que causa la explosion en su laboratorio
-vera directora….
Escena retrospectiva
-veamos…. –dijo el profesor mientras revisaba el circulo de cuarzos que fabrico en su laboratorio –señalar al circulo y exclama Nexus –se colocó en el centro de dicho circulo y extendiendo su varita exclamo con fuerza –¡Nexus! –una gran luz blanca cubrió el circulo ante un sonriente profesor, de la nada la luz se volvió más intensa que segó al profesor, después vino la explosión cuyo humo lo cubrió
Retrospectiva de la aleta
-y eso paso director –el director escucho con atención cada parte del breve relato –debió funcionar, tal vez hubo algún paso que no note, o que ya tenía preparado de antemano
-trato de preguntare –dijo la secretaria, a lo que el profesor un poco avergonzado asintió –y….
-no lo encontré, parece que salió junto con lo sirvientes a comprar víveres a la capital –dijo –supongo que debió haber llegado hace tiempo, iré a buscarlo
-será lo mejor –respondió el director, el profesor apenas es levanto cuando la puerta se abrió entrando Arthorius llevando una tetera, acompañado por Siesta, la cual llevaba una bandeja a con tazas y trozos de pastel–oh, joven Arthorius, justo la persona con la queríamos hablar –exclamo con alegría, a la vez que Siesta servía los platos de pastel y ponía las tazas en el escritorio
-disculpe le retraso, parece que algo paso en la torre y tuvimos que ayudar –Arthorius asignado las tazas para después dejar la tetera en la bandeja que Siesta sostenía –con permiso
-de hecho –dijo el director –podría quedarse unos minutos, tenemos algunas preguntas más y esperamos que nos las pudiera resolver
-claro –respondió de pie –de hecho, me gustaría poder hablar con usted sobre algo, Siesta podría esperarme aquí –la doncella asintió
-bueno, intenté replicar su hechizo –dijo el profesor avergonzado
-entonces la explosión…eso explica todo el desastre –contesto con ironía, a la vez que se giraba a el profesor –debó decir que usted tuvo mucha suerte, ese hechizo no se puede hacer tan a la ligera ya que las consecuencias son terribles
-em quisiera poder saber que pudo causar….
-entiendo –contesto aun de pie –vera, su intento provoco la explosión porque no uso lo que nosotros llamamos piedra de enlace, ese hechizo es como…romper una presa, y dejar que un muro de agua choque con nosotros, la piedra de enlace sirve como un muro de contención que contiene y canaliza al golpe mágico a través del círculo de cuarzo
-así es como funciona –dijo el profesor, el director permaneció en silencio acariciando su barba –sería posible que me prestara dicha piedra que uso
-me gustaría hacerlo, en serio, pero cada vez que una piedra de enlace es usada recibe un desgaste, y por ello uno debe revisarla con cuidado después de cada uso y por desgracia la piedra que tengo ya está muy dañada, si la volviera a usar, la piedra sería destruida y arrojaría metralla por toda el área, créame, he visto a magos seriamente lastimados por explosiones como esas, tuvo mucha suerte
-sería posible crear una
-lo siento, pero la fabricación requiere hechizos de barrera que desconozco, de hecho, es uno de muchos artículos mágicos que están bajo control de los ministerios de magia –dijo sin más, le profesor asintió, y el director pudo entender –obviamente para evitar que muchos magos se lastimaran, y su uso es bajo supervisión
-como obtuvo uno, si usted dice que son controlados –dijo la secretaria
-como dije, estaba ayudando a un grupo y cuando llegué tenía ya una en mi poder –dijo sin más, el director asintió
-le agradezco joven –dijo el Viejo Osmond mientras suspiraba de cansancio –señorita Longueville, creo que es muy tarde ya, es mejor que se retire a dormir
-si director –respondió ella encaminándose a la puerta –buenas noches
-ahora dígame joven ¿en qué podemos ayudar? –exclamo el director una vez que la puerta se cerró detrás de la dama
-me gustaría pedirles un pequeño favor –dijo con serenidad a la vez que suspiraba –hoy en la tarde le ofrecí a Louise el enseñarle magia después de sus clases regulares –los dos quedaron un poco extraños, peor le abandonaron continuar –tómenlo como clases de regularización, por ello me gustaría poder llevarla a comprar algunas cosas para ayudarnos con nuestras lecciones y puede que nos lleve todo el día, por ello me gustaría que escusase a Louise de sus clases regulares mañana
-se puede hacer sin problemas
-tan fácil
-por lo general no lo permitiríamos, pero la señorita Louise es una de las mejores estudiantes de la escuela, y si es para que ella puede regularizar sus clases prácticas –dijo el director a lo que el profesor asintió afirmarlo –solo que no puedo permitir que la señorita louise vaya sola
-lo entiendo
-me gustaría que alguien más fuera con ustedes –exclamo el viejo Osmond con serenidad –por desgracia el profesor Colbert tiene clases, así que le pediré a la señorita Longueville que los acompañe ¿está de acuerdo? –el asintió –bien si es todo supongo que podemos retirarnos
-de hecho, director, ahhh –dijo aun de pie –me gustaría pedirle una cosa más, me gustaría pedirle una siesta –un silencio cubrió a la sala por unos instantes
-ehh…. –fue la joven doncella que no se había retirado la que ahora veía todos los magos algo sobresaltada, solo después de estar atenta a la conversación
-discúlpenos, pero podría explicarse –dijo Colbert
-si, por lo que me explicaron, los contratos del personal están sujetos a la academia, pero el director puede…vender el contrato…me gustaría contratar a Siesta para que me ayude durante las clases que le daré a la niña, ella seguirá trabajando en la academia como siempre,
-no tengo problema en hacerlo, la señorita Siesta cobra tres monedas de plata por quincena ¿Cuánto podría quedar? –la susodicha solo asintió sin poder opinar, lo que noto Arthorius con tristeza
-disculpe un momento –giro su mirada hacia Siesta –Siesta ¿estarías de acuerdo con que compre tu contrato? –ella no dijo nada –por favor Siesta, ¿estás de acuerdo con que te ofrecí una de oro a la quincena? –ella asintió –bien
-entonces sería una de oro a la quincena –Osmond exclamo mientras sacaba el contrato y lo sellaba, para escribir después algunas líneas y dárselo a Arthorius –listo, una vez que firme usted pasara a ser el nuevo amo de Siesta
-muy bien, pero por favor no lo diga así, no me gusta eso de amo –tras decir ello, simplemente tomo una pluma, la entinto y firmo el contrato con rapidez –ya esta
-con ello la señorita Siesta ahora trabaja para usted –Siesta dio un paso al frente inclinándose ante Arthorius
-señor Arthorius, estoy a su cuidado –eso avergonzó a Arthorius, que para terminar rápido solo ayudo a Siesta a recoger los platos y tazas,
-les deseo buenas noches, y podría pedirle a la señorita Longueville que saldremos en la mañana
-se lo hare saber,
-Con su permiso –el agradeció con un ademán de la cabeza
-eso sería todo por el día,
-gracias director, y que tenga buenas – noches para después retirarse dijo dejando pasar al profesor Colbert –profesor…. –cerró la puerta, ambos profesores no dijeron nada por unos segundos, hasta estar seguros que él se había marchado,
-profesor Colbert, sabe algo que debería saber –dijo estoico, el profesor se sentó en la silla suspirando pesadamente – profesor, dígame, alguien más aparte de usted y yo conoce sobre la situación de la señorita Valliere
-solo nosotros dos lo sabemos
-pienso ya no solo somos nosotros –dijo intrigado –El joven Arthorius vino a pedirme, no, a comprarme el contrato de la señorita Siesta, alegó que…. ya que será maestro particular de la señorita Valliere y sobre todo un asistente,
-acaso cree que el
-no solo lo creo, la evidencia es demasiado grande, primero aparece junto con la invocación de la señorita Valliere, después disolvió lo que nosotros tomamos por una pérdida de tiempo – el profesor asintió tristemente – y ahora se convierte en su maestro, temo decirlo profesor, pero no solo él sabe que la señorita Louise podría ser una usuaria de la rama mágica perdida del vacío,
-el director está diciendo….
-así es profesor Colbert, ese joven también podría ser un mago de vacío, y hasta comprobarlo debemos tenerlo vigilado – el profesor asintió –lo cual es lo más posible,
-por qué pensaría eso director
-por qué solo un mago de vacío sabría como enseñarle a otro mago de vacío permaneció –con eso dicho ambos pusieron en silencio
El sol había poco que había aparecido por el horizonte las clases habían comenzado con emoción, solo tres personas permanecían en la entrada en la espera de una cuarta persona, la cual parecía tardar de la torre principal
-así que ahora ella es tu sirvienta –dijo Louise con la mirada estoica a su ahora maestro el cual estaba recostado en una de las paredes, se giró para ver mejor a la doncella –espero que no intentes nada pervertido con ella
-claro que no –respondió sonrojado, ante eso Louise no le creyó –solo la contrate para que nos ayude de vez en cuando con tus lecciones, no pienses mal de nada –se giró a Siesta que también tenía la cara roja de vergüenza –Siesta tu tampoco por favor
-a todo esto, porque estamos aqui
-por que iremos a dar un paseo, ya comprar algunas cosas para tu instrucción, lo único que esperamos a la señorita Longueville –Respondió con serenidad –además, no estas emocionada por el viaje
-la verdad no, he estado en la capital muchas veces –dijo Louise con fastidio –no estoy emocionada por ir a un pueblo por algunas cosas –alzo la mirada para verlo –yo esperaba que me mostraras como hacer magia, no a hacer las compras
- ¿Y quién dijo que iríamos a este pueblo? –Louise quedo desconcertada, y estaba por refutar cuando llego la persona que esperaban acompañada por el director –oh, señorita Longueville, directora,
-solo voy a acompañar a la señorita Longueville, espero que su viaje sea lo más tranquilo posible
-gracias profesor –dijo Louise despidiéndose, con ello el director se apartó dando media vuelta hacia la torre central –vamos a los establos y….
-no serán necesarios, ni caballos ni carreta –dijo Arthorius lo que dejo aterrados a todos los presentes a la vez que vieron el largo camino, y más aún cuando Arthorius salió del camino adentrándose al bosque –vamos, que no tenemos mucho tiempo –aun desconcertadas seguidas al mago al interior de la vegetación
-pero adónde vamos –dijo Louise –¿acaso no sabes ubicarte? El camino es por allá ¿o que pretende? –el no dijo nada en lo que llegaban a un claro –quieres decirme por que venimos….
-yo también quisiera saber a dónde vamos –dijo la secretaria de cabello verde, con Siesta y Louise detrás de ella, más el no dijo nada defendiéndose y sacando un prisma enorme con una manija de metal y madera,
-Louise, cuando te dije que te enseñaría magia –finalmente dijo alzando el Prisma –lo decía enserio, y cuando pensaste que lo harías desde el primer momento también tenías razón, ahora les pido que se aferren mí y no me suelten por nada hasta que le diga
-está bien –dijo Siesta, agarrándose al hombro de Arthorius, Louise y Longueville, hicieron lo mismo
-cierren los ojos, será más fácil –el cristal comenzó a brillar intensamente en un tono azul celeste
- ¿Qué es esa cosa? –no escucho respuesta por que la luz los segó, sentí que flotaba por unos segundos provocó ligeros mareos sobre ella, la sensación termino tan pronto como surgió,
-Listo, llegamos –dijo Arthorius, las tres abrieron los ojos sin entender que paso, pero al hacerlo quedaron anonadadas, ya no estaban en el bosque cerca de la academia, ahora estaban en medio de una gran plaza en cuyo centro un enorme cristal azulado giraba flotando sobre un pilar de mármol se presentaba, no supieron que decir mirando a todos los lados a los arcos y edificios que la rodeaban
-están bien –dijeron un par de guardias que llegaron a verlas tan desorientadas
-no se preocupen, es su primera vez –les dijo el mago a los guardias, los cuales aun con dudas se dieron la vuelta, no sin antes señalar a uno de los edificios exclamando que ahí podrían ayudar con los mareos –gracias por su atención –se giró a sus acompañantes –y ¿Qué les pareció el viaje?
- ¡¿Qué demonios era eso?! –grito Louise repentinamente y acompañado por la señorita Longueville lo zarandearon a mas no poder mientras gritaban histérica, Siesta trato de detenerlas, pero las dos le lanzaron la mirada de muerte deteniéndola de golpe, así duraron por mucho tiempo sin importarles las miradas que otras personas les daban
-no pensé que fueras tan violenta Louise –dijo Arthorius a su aprendiz que solo vociferaba indignada, a su lado tanto Siesta como Longueville aun no podrían articular palabra alguna –alégrate, aprendiste algo en este momento
-al menos pudiste habernos dicho –Louise indignada casi dio un grito, pero con una gran sonrisa mientras miraba a su alrededor –a todo esto…
- ¿Dónde estamos?
-disculpe, pero como fue….
-esto –dijo Arthorius mientras entraban en un edificio de la plaza –se llama Crystal de portal, es un artículo mágico que permite a un grupo no mayor a cinco el poder teletransportase a un punto determinado, por ejemplo, la plaza –señalo a la gran plaza y al enorme cristal que había en su centro, ellas miraron un instante más y vieron varios grupos que aparecían y otros que desaparecían –el problema con esto, es que consumen mucha magia tardando días en recargar fuerza para realizar el viaje, y solo te lleva al lugar ya sincronizado –una vez adentro reconocieron una recepción donde muchas personas dejaban sosos cristales, o recogían otros
-buenos días puedo ayudarte –dijo la señorita cuando los cuatro llegaron a una de las ventanillas, el entrego su cristal de portal sin dudas
-me gustaria recargarlo
-por supuesto, tardara cuatro horas en recargar, ¿puedo ayudar en algo más? –el mago amplió su brazo izquerdo mostrando su brazal, joya brillo mientras la pasaba por la placa traslucida que había en frente de la ventanilla
-no muchas gracias –se dio la vuelta con rapidez hacia sus acompañantes –bien, venimos por el mas tarde, ahora vamos a comprar algunas cosas
-disculpe señor Arthorius –dijo Siesta –pero como se llama la ciudad –no tardaron nada en volver a salir y caminar con las calles de la ciudad
-este es el puerto de Alcatan, uno de los puertos más importantes del reino Aslan, y uno de los puntos principales de la flota real –dijo mientras caminaban por la ciudad, Louise y los demás pudieron ver la gran actividad de los puestos que había por la calle principal, pasó un mirador por donde podía ver los muelles de las aeronaves a los enormes navíos aéreos –muchos de los aeronavios vienen de la isla de Destino ya través de este puerto los distribuyen a través de todo el continente
-miren los barcos –dijo Siesta –son enormes –Pero las demás no prestaron atención, observaban con detalles los barcos vieron con extrañeza por el diseño, en ello un navío de guerra paso con sus cañones extendidos seguido por un grupo naval, Ante las tres una línea de diez naves surcó el cielo, tres cosas podrían ver con solo ese breve momento, los navíos eran monstruosos, mas grande que los grandes galeones de Tristán, e incluso de Albión, noto las placas de metal que cubrían todo el casto, y las velas de tipo triangular
-esos son Royal Clippers, son bonitos verdad
-bonito…. –dijo Louise –solo bonitos….
-vamos que ya llegamos –dijo Arthorius señalando a una tienda cuya entrada miraba hacia el mirador, Louise aun sin poder decir algo mas solo alcanzo a alcanzar a Arthorius al interior de la tienda.
Louise camino a través de la tienda seguida por las demás, mirando los diversos productos ahí puestos en las estanterías y vitrinas, en una de las paredes había lanzas y bastones de diversos tipos, en otra pared había hachas largas, lanzas, arcos, báculos, varitas, y espadas de diversos tipos, Algunos de diseños simples y otros hermosamente decorados
-pero mira quien ha venido –dijo un Hombre desde el otro lado del mostrador sin quitar su vista a Arthorius –me alegra verte de nuevo mi amigo
-también es bueno verte anciano –respondió, a la vez que Siesta se ponía a su diestra y la señorita Longueville un poco más atrás –quiero presentarles a Egeos, dueño de la tienda, y uno de mis mejores amigos desde hace años –presento a Siesta -ella es siesta,
-es un honor conocerlo señor –dijo Siesta dando una reverencia, el hombre miro con detalle a la joven –actualmente estoy al cuidado de señor Arthorius
-ok, Arthorius nunca pensé que tuvieras…bueno…esos gustos
- ¡pero claro que no! –dijo negando y con gran sonrojo a la vez que Siesta apartaba la mirada avergonzada –¿de dónde sacas tantas tonterías? ...no importa, también quiero presentarte a la señorita Longueville
-es un placer conocerlo
-el placer es mia señorita
-y ella es Louise –dijo señalando a la joven que deambulaba por la tienda –es mi aprendiz desde ayer
-hola…espera… ¿aprendiste? –pero Louise no dijo nada mientras veía alrededor de la tienda, había todo tipo de armas, algunas hermosamente decoradas y otras de diseño simple, casi ofensivo para un noble, pero Lo que le llamo más la atención a Louise fue la pared del centro donde es exhibieron cuatro mosquetes de extraña apariencia, Louis sabia de armas de ese tipo por su padre, y reconocieron que los cañones eran más cortos y delgados en comparación, Se aproximó para verlos mejor, casi chocando con la barra
-Buenos días señorita ¿puedo ayudar? –exclamo una voz infantil asustando a levemente Louise, para después recordar que estaba en una tienda, giro la cabeza para responderle a la tendera, más al girarla y ver de quien era la voz su mirada se convirtió en pálido terror –¿señorita está bien ? ... ¿señorita?
- ¡elfo! –fue el grito de Louise cayendo de espaldas completamente aterrada, Siesta asustada retrocedió y se aferró a la túnica de su señor, la señora Longueville corrió a ayudar a Louise la cual aterrada obtuvieron de sacar su varita, la cual para fortuna de la Longueville se Atorro en la bolsa
-hola Adela –dijo Arthorius con una sonrisa a la vez que se interponía entre Louise y la elfa, Longueville aprovechó para levantar a Louise que se aferró con su mano a la ropa de su maestra, Arthorius entendió y solo suspiro un poco ante la joven elfa que lo saludo – no esperaba verte aquí, por lo general estas en la biblioteca
-es que la biblioteca está cerrada por el fin de semana –respondió con calma percatándose con extrañeza de las recciones de las acompañantes de Arthorius –disculpa si me entrometo, pero ¿es amiga tuya?
-a, es cierto –dijo apartándose un poco al sentir a Louise más tranquila –Louise, chicas, quiero presentarte a Adela, la conozco desde hace mucho tiempo
-mucho tiempo…. –exclamo Adela –te conozco desde que apenas sabias caminar, cuando tu abuelo te traía
-Adela ella es Louise, mi aprendiz –la elfa fortaleció la mano cordialmente, a lo que Louise la estrecha con algo de miedo –discúlpala, ella viene del otro continente, y no está acostumbrada a tratar con elfos
-espera un momento –dijo el viejo desde el mostrador asustando a Siesta y sacándola de su espanto –¿una aprendiz? ... así que los rumores son ciertos después de todo, y supongo que vienes para comprare equipo básico –el asintió a lo que encargado fue a la trastienda dejando solo a la elfa, con ellos
-y como ha estado la cuidad desde….
-entiendo, pero no te preocupes, ha pasado ya mucho tiempo –respondió con lago de tristeza, pero esbozando una gran sonrisa –la ciudad ya está casi reconstruida en su totalidad, solo queda el puerto sur, pero ya están empezando….
-disculpa la demora, pero traje lo mejor que puedo lograr
-no digas eso, por algo siempre vengo cuando necesito algo gran calidad y barato –los dos rieron un poco, Arthorius con un ademan de la mano hiso que Louise se acercara, la misma se aproximó con cuidado aun nerviosa, al acercarse vio mostrario con varias varitas de exquisitas terminaciones –como te dije antes Louise, tu varita, aunque funcional, no es adecuada para lo que puedes hacer
-adelante niña, escoge la que gusta, de cualquier manera, él la paga –dijo el anciano con una sonrisa pícara –además, estoy sorprendido por querer enseñar, tu dijiste que eso harías cuando tuvieras mi edad, además ¿cómo la dejaría ir sus padres? ¿se escapó de su casa?
-Tengo dieciséis…. –dijo indignada aun revisando las piezas, para después tomar una, la varita de color azulado con el mango en cuero negro, cuya aguja venia decorada con la imagen de un dragón rojo escalando con la boca abierta listo a exhalar su fuego, para Louise fue amor a primera vista, y sin pensarlo la dejo en el mostrador –esta….
-una varita de 21 centimetros, nucleo de 4, tienes buen ojo,
-gracias –el viejo tomo la Varita con lentitud mirando la con detalle
-quieres algún grabado en ella o algún conjuro especial –dijo allá vez que la guardó en su funda y la ponía en un estuche de madera azul grabado con un dragón en líneas rojas –o algo….
-que sean los de siempre, y también un adicional de alineación –el hombre coloco la caja en una repisa con una nota –¿Cuánto te tomará?
-una media hora, entonces podrá regresar por él, pero ya sabes que cobro por adelantado, la varita son mil doscientos atlaz, y el conjuro adicional serán ciento diez atlaz –le deteriorar una nota –en total serian mil trecientos diez atlaz
-muy bien –extendió su brazo izquierdo y con su mano derecha hiso un pase al cristal que había en su brazal, al instante se activó la pantalla asombrando a sus acompañantes, hiso un par de movimientos y agudizó su mano, una bolsa de monedas se materializo y se dejo caer sobre la mano –la mitad ahora y la otra cuando la recojamos
-bien, puedes esperar en el café de al lado –El negó –entendiendo –se giro a la elfa que aun segua limpiando –Adela, lleva de una vez el encargo al gremio –ella asintió para regresar a la trastienda –te veo después entonces ….
-ya regresamos….
