Holaa todos! El día de hoy he traído una doble actualización, espero que les guste y disfruten un poco de los castigos que traigo para los protagonistas de las historias. Así pues y sin más qué decir además que la S5 hasta ahora es brutal… COMENZAMOS!
….
Capítulo 67.
Destrucción.
Monarch sabía que había estado a punto de ser atrapado, pero como de costumbre, siempre reía al último, aunque le había costado más de lo que hubiese querido. El dolor de su brazo no menguaba y por alguna razón sentía que esa marca parecía crecer y crecer día con día… no, esas eran imaginaciones suyas. Quizás no pudiese usar del todo su brazo izquierdo, pero era soportable.
-Ugh…- se quejó a lo bajo cuando intentó mover su brazo para usar la pantalla retráctil.
-Señor, ¿se siente bien?
-Estoy bien, Natalie. No pasa nada.- dijo con cierta hostilidad que comenzaba a cansar a la asistente, más ella enmascaró cualquier posible molestia con su habitual expresión neutra.
-Le sugiero descansar un poco señor. En unos momentos más Adrien saldrá, estaré revisando algunas carpetas de contratos y no hay citas pendientes por el momento.
-Ya veo.- normalmente preguntaría un "¿A dónde irá Adrien?" o "¿Hay que adelantar algo pendiente?" o "Por favor, no te esfuerces demasiado Natalie", pero estaba tan sumergido en su trabajo, y no hablaba del trabajo de la empresa, que todo le daba igual.
Natalie apretó la mandíbula y se dirigió a la puerta.
-Lo digo en serio señor, descanse o podría perjudicar su juicio para su siguiente movimiento.- dicho aquello cerró la puerta a sus espaldas. Quería en serio darle una buena bofetada a ese hombre pero se controló cuando vio a Adrien bajar las escaleras.
-¿Todo bien Natalie?- la asistente le sonrió.
-Todo bien, tu padre está más ocupado que de costumbre así que no entres a su oficina.- dijo más que nada para que este no sufriera la indiferencia de este.
-Ya veo. Bueno, voy a ir a con Marinette. Vamos a hacer galletas decoradas para esta noche de brujas. Les traeré algunas.
-Muy bien, diviértete.- le gustaba mucho que Adrien comenzara a socializar más con sus compañeros. El haberle quitado las sesiones de fotos y modelaje le daba mucho tiempo libre. Además, era mejor que pasara el tiempo con sus amigos que en la mansión, donde se sentía cierta opresión era más difícil disimular.
…
De nuevo sintió su antebrazo doler, era como tener el maldito brazo en llamas todo el tiempo. Retiró la pantalla táctil y fue a su escritorio, allí tenía unas pastillas para el dolor, dolor que apenas y podían menguar así decidió tomar dos grandes esta vez. Se sentó en su diván y tras tomarse las pastillas sin necesidad de tomar agua, cerró un momento los ojos esperando poder despejarse un poco antes de seguir con su labor.
De repente al abrirlos vio que frente a él estaba la mano de Chat Noir con su poder, mientras este le miraba con expresión oscura. Cayó del elegante sofá, cayendo sobre su brazo y quejándose por el dolor. Chat Noir había desaparecido, pero el dolor se había multiplicado. Levantando su manga revelando que la huella de su enemigo se había hecho más grande y la piel de la zona se había agrietado por completo.
-No… no puede ser.
-¿No era esto lo que querías?- susurró el héroe detrás de él y Gabriel se volvió, no encontrando a nadie pero levantándose veloz para buscarlo alrededor.- El gran villano.- dijo el felino sentado de pierna cruzada en el sillón a sus espaldas.- No es más que un simple hombrecito patético.
Allí estaba él, lo podía ver de reojo, pero al girarse ya no estaba allí.
¿Cómo lo había descubierto? ¿Qué había hecho mal?
Una risa sonó en un eco y Gabriel le buscó incluso por encima de su cabeza no encontrando nada.
-¡Muéstrate ahora, Chat Noir! ¡Agh!- sintió el dolor de su brazo multiplicarse y al mirarlo pudo ver con horror la mancha oscura crecer más, hasta cubrir casi todo su brazo.
-¿Qué pasa? ¿No querías el poder de la Destrucción?- escuchó en alguna parte de la habitación y entonces pudo ver con horror como su brazo entero comenzó a agrietarse y pedazos de este comenzaron a caer al suelo, como pedazos de carbón, y la mancha se expandió hasta cubrir su mano por completo.
-No… ¡Detén esto!
-Yo no puedo hacer nada.- dijo el felino paseándose desde una esquina como un fantasma oscuro.- Tú elegiste esto, estás son las consecuencias de tus actos.
Para horror de Gabriel, vio que ante sus propios ojos su mano se oscureció por completo y cayó al suelo terminando destrozada en la caída. Gritó y se arrodilló al ver que ya no tenía mano, y que aquella mancha oscura seguía creciendo y creciendo, quemando su piel hasta que pudo sentir esta llegar a su cuello y subir más rápido por su rostro.
Gabriel se levantó y corrió hasta la pared, donde ya no podía abrir su guarida secreta, ya que necesitaba de sus dos manos para presionar los botones.
-¡AAAAAH!- sintió el ardor llegar hasta su rostro y subir hasta su ojo, comenzó a perder la visión de este, hasta no ver más que oscuridad en él. Cayó de nuevo de rodillas y entonces vio a Chat Noir sonreír ampliamente, burlón, casi diabólico, mientras contemplaba impasible su dolor.
-Di adiós, Monarch. No fue un placer.
Y con un movimiento ágil, su bastón golpeó aquella parte de su rostro, destrozando con extrema facilidad su mandíbula y parte de su ojo cuyos pedazos cayeron por toda la habitación revelando parte de su lengua apenas intacta y su cerebro.
…
Despertó gritando, un grito que alarmó a Natalie y a Adrien que recién había regresado y compartía sus galletas con ella, sumergiendo las dulces galletas en grandes vasos de leche. Natalie entró y encontró a Gabriel arrodillado, gritando como un loco mientras sujetaba su mano alzada al cielo. Adrien miró la escena horrorizado y Natalie le pidió a Gorila que sujetase a su jefe que no dejaba de gritar.
-Adrien, ve a tu cuarto ahora.
-P-Pero…
-¡Ahora!- tuvo que ordenarle al joven que obedeció asustado por la escena.- Señor… ¡Gabriel, despierta!- tuvo que abofetearlo ya que sacudirlo no lo hacía reaccionar. Al fin, en silencio, este se dio cuenta de dónde estaba pero…
-¿Dónde está? ¡¿DÓN DE ESTÁ ESE MALDITO?!
-¿De qué habla?
-¡De Chat Noir! ¿De quién más?- Natalie le hizo un gesto a Gorila que le soltase y les dejase a solas. Cuando la puerta se cerró y segura de que nadie podía escucharlos, ésta habló.
-Señor, Chat Noir no está aquí. Debió haberlo soñado.
-¿Un… sueño? ¡Una maldita pesadilla!- le gritó con furia mientras se levantaba del suelo y caminaba hasta la pared para entrar a su guarida.
-Señor, ¿qué planea hacer?
-Esto no se va a quedar así… voy a destruir a ese par cueste lo que me cueste ¡antes de que me destruyan a mí! ¡Chat Noir pagará por esto!- gritó revelando la mancha que seguía igual que siempre. Natalie quiso decirle algo pero este ya había presionado los botones y entrado a su guarida a planear quién sabe qué.
Natalie salió de la oficina y vio a Adrien sentado a lo alto de la escalera con una expresión preocupada. Con un gesto le instó a acercarse y así lo hizo.
-¿Padre está bien?
-Sí… tuvo una pesadilla muy mala. Tanto trabajo empieza a hacerle mal.
-¿Hay algo que pueda hacer para ayudarle?- Natalie sonrió y pasó su brazo alrededor de él.
-Por el momento no, tu padre ya está descansando. ¿Por qué no vamos a comer esto a mi habitación?
-Claro. ¿Crees que pueda dejarle algunas galletas?
-Yo me encargaré de dejarle algunas.
Adrien sonrió mejor y Natalie, hizo lo posible para enmascarar su preocupación. Porque podía ver claramente como poco a poco la mente de ese hombre iba decayendo cada vez más. ¿Destruir? Eran dos adolescentes, la misión es quitarles los miraculous no destruirlos. Pidió a Gorila que llevase la bandeja con dulces a su habitación, esa sería la cena de los tres por esa noche. Esperando que su jefe se diese cuenta que lo que se estaba destruyendo poco a poco era su cordura, al igual que los trozos de galleta que flotaban en la leche.
…
Y… espero que les haya gustado! Ahora pasen, pasen a la siguiente historia, que el siguiente protagonista está listo para sufrir.
