Disclaimer: Harry Potter, y sus personajes, no me pertenecen


Lo que más valoras

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Tal vez fueron las palabras equivocadas, porque Weaselette dejó de mirar a Draco (Merlín, Draco se había distraído tanto que al parecer era el siguiente en la lista y no lo había notado, hasta que Weasley habló), y miró furiosa a su hermano. Como una leona mirando a su siguiente presa.

-¡Tú lo sabías! Por supuesto que ustedes dos lo sabían. Y tú. ¡Tenías que ser tú!

Caminó hacia Draco y estaba a punto de abofetearlo, cuando Potter tomó su brazo y la detuvo.

Draco nunca en su vida había estado más confundido.

¿Qué había hecho que había ofendido tanto a la Weasley? Solo había llegado por dos días y estaba volviendo a casa.

¿Siquiera había salido de casa de Pansy antes de anoche?

-Basta Ginny, por favor- exclamó Harry, con firmeza, y fue como si ella perdiera las energías, y se diera cuenta por primera vez de las personas alrededor. Miró herida a Harry, antes de irse, no sin antes mirar a Ron y decirle que lo vería en casa.

-Mamá va a matarme-gimió Ron, y Draco lo lamentaría por él si el hombre la agradara, pero no lo hacía. Si él no estuviera estado en medio de esos cuatro, probablemente esto hubiera sido incluso divertido, y se sentiría mejor de no ser el único con un día de mierda; pero este día solo parecía empeorar y aún no llegaba el medio día.

Suspiró.

Hermione también lo hizo, y caminó hacia Potter, sacando su varita y arreglando su nariz.

Vagamente, Draco se preguntó quién curó su nariz cuando Draco se la partió en el tren.

Decidió que, sinceramente, no le importaba.

-Hablaré con ella, continúa con lo tuyo.-Le susurró Hermione al oído del héroe.

-¿Le dirás?

-No. Tampoco creo que sea bueno que le digas a él todo, ya sabes. Por su estado. Morir puede ser un poco, impactante...

Harry sabía, así que asintió.

Draco se quedó tontamente parado, esperando saber qué hacer mientras veía a ambos susurrarse cosas.

Finalmente Harry dio la vuelta y lo miró.

-Vamos. Vamos a desayunar.-Lo llamó de nuevo, pero esta vez no lo tocó. Aún así, lo mantuvo cerca. Se abrieron paso por la gente, esta vez con Draco a unos pasos de distancia de Harry. Como si Potter estuviera, más que nada, pendiente de la gente alrededor. Las miradas los seguían en cada paso. Finalmente, Harry se detuvo a un pequeño café cerca del Ministerio e ingresó a él. Draco entró también.

-Pide lo que quieras, va por mi cuenta.-Ofreció Potter.

-Puedo pagar mi comida. No sé que piensas de mi estado económico, pero no está tan mal.

-Lo sé, me imagino que comes cosas incluso más costosas. No importa. Deja que te invite.

Draco miró su reloj, era temprano, pero Potter parecía tan exhausto como él. Decidiendo complacerlo y no complicar las cosas, el slytherin miró el menú, pegado al mostrador. Mientras antes desayunara Potter, antes podría ir a casa a revolcarse en su misería y en su cómoda cama. Y si iba a ser miserable, lo sería con chocolate en su sistema.

-Quiero un café capuchino y un sandwich de pollo. También deme un pastel de chocolate.

Harry sonrió ante la mención del pastel.

-Un café negro y una tarta de melaza para mí, por favor.

Tomaron asiento en una mesa cercana a la ventana. La gente parecía curiosa de la escena. A Potter no parecía importarle que lo vieran sentado con él.

-Probablemente hay decenas de reporteros fuera-murmuró Draco.

-Si, probablemente.-Respondió tranquilamente Harry, extendiendo hechizos de silencio al exterior.

-¿De qué quieres hablar?

Harry lo miró por segundos, en total silencio.

-Escucha, Draco.

-¿Nos llamamos por el nombre?

-Ha pasado mucho tiempo desde la guerra. Y ya no somos de casas distintas, o en edad escolar.

-Sí, pero no nos hemos vuelto exactamente cercanos.

Oh, en realidad, habían estado demasiado cerca, pensó Harry, mirando sin poder evitar el estómago de Draco.

-¿Tengo algo?-preguntó Draco mirando su ropa, sin encontrar nada.

-No. Lo siento. Estoy nervioso. ¿Preferirías que te llame por tu apellido?

-Me sentiría más cómodo, sí.

-De acuerdo. Voy a ir al grano, Malfoy. Soy Kiran.

Draco se enderezó automáticamente. De pronto, toda la escena de Weasley tuvo sentido. Tuvo sentido por qué le partió la nariz a Potter, por qué iba a abofetear a Draco. No había manera que ella supiera que Draco se había acostado con Potter, razonó, tenía un glamour... a menos que siguiera a Potter en la fiesta y luego hubiera seguido a Draco cuando salió del lugar y el glamour se esfumó. No obstante, cada uno entraba a tiempo distinto, para evitar reconocimientos. El disfraz de Potter debió haberlo ocultado. La ropa, pudo ser eso. Era su novia, quizá ella compró todo lo de su closet.

Maldita sea, Draco sentía que el día empeoraba más y más.

-¿Ella se enteró?- preguntó pensando de inmediato en que probablemente ahora incluso su no tan buena reputación estaría arruinada para siempre. Ahora jamás podría pisar Inglaterra sin sentir vergüenza o que la gente susurrara sobre él. Ya lo hacían, pero ahora sería peor. Ser el amante de una vez de una persona normal y corriente, era mejor que de un sangre pura comprometido, pero justo ahora Draco deseaba haberse acostado con un sangre pura tradicional que con el maldito Harry Potter. Draco iba a ser considerado el mayor culpable de la historia. Los periódicos hablarían de como probablemente sedujo, hechizó o le dio amortentia a Potter, ¡y Draco no podría defenderse porque se acostó con él en una fiesta ilegal! Miró a Harry, pensando en que probablemente venía a pedirle que lo negara todo. O a borrarle sus memorias, para que el par dorado pudiera fingir que Potter jamás la engañó.

El pensamiento lo hizo querer vomitar, porque aunque Draco se libraría de los pensamientos pesimistas, también lo haría de los recuerdos de esa noche.

Estaba pensando si eso era lo mejor solo borrarlo todo, y vivir en paz de una jodida vez, sin necesidad de sanación emocional, cuando Potter dijo las palabras que menos esperaba.

-Yo se lo dije.

-¿Se lo... por qué?

¿Por qué?¿No pudo soportar la culpa de engañarla?

Oh, Merlín. ¿Draco sería comido por la sociedad porque su complice de crimen quería hacer lo correcto?

-Porque terminé con ella, y ella merecía una explicación. No le dije en realidad tu nombre-expresó pasando una mano por su cabello,- pero parece que me siguió y eventualmente llegó a la conclusión por sí misma.

-¿Terminaste con tu noviazgo de años?¿Con Ginevra Weasley? ¿Porque nos acostamos ayer?

-Si-respondió sabiendo que probablemente la sorpresa no dejaba a Draco ser tan frío como usualmente. Y cuando se enterara del niño...

-Pero dijiste, tú dijiste...

-Sé lo que dije.-Harry tragó saliva.-Sé que dije que solo sería una noche, pero quiero estar contigo. Quiero lo de ayer, todos los días. Eso fue lo que le dije a ella. Que no era feliz. Que quería a alguien que se quedara, y con quien formar una familia. Ella quiere viajar, esperar, pero a medida que sea más exitosa, probablemente menos quiera ser madre.

-¿Y pensaste que ese alguien que te daría hijos sería yo?

Una risita salió de Potter, Draco entrecerró los ojos.

-No sé por qué te parece divertido.

Harry asintió.

-Lo siento. Volviendo al punto. Me gustaría que lo fueras. Casarnos y tener niños.

Draco negó con la cabeza. Como si la idea fuera una completa locura.

-Su comida-entregó el mesero, colocando frente a Draco el sandwich y el pastel, y el café negro, y dando a Harry el resto.

-Gracias.

-Provecho.

Cuando el mesero se marchó, Draco seguía igual de impactado. Harry aprovechó para intercambiar las bebidas.

-No-respondió finalmente Draco, poniéndose de pie. Parecía a punto de correr. Harry pensó que, si extendía la mano para tocarlo, lo haría.

-Siéntate, por favor. Hablemos.

-¿Cómo sabías que era yo? Literalmente han pasado unas horas desde que nos separamos, apenas tuve tiempo de dormir y...

Llorar, pensó Draco.

-Soy un auror, te conozco desde antes, y vi las cicatrices de tu pecho.

Las cicatrices.

Draco colocó las manos sobre ellas.

-Estaba oscuro.

-Vi de cerca tu cuerpo. ¿Me equivoco al decir que eres Alexander?

-No. Eso no explica por qué dejarías a Ginevra Weasley.

-Creí que te haría feliz, querías encontrar a alguien en esa fiesta que pudieses continuar viendo. Dijiste que querías amor. Que deseabas ser realmente mi prometido. Que no querías ser el amante. Incluso llegó un momento en que dijiste que desearías que fuera real, mientras metía mi...

Draco se sonrojó.

-¡Pero no sabía que eras Harry Potter y tu maldita prometida era Ginevra Weasley! Además estaba muy borracho. Llevaba horas ahí y no había ningún maldito hilo apareciendo en mi dedo. Bebí sin parar. Iba a ir a casa y entonces llegaste y me quedé. ¿Por qué no me fui?- se lamentó.

Harry no pudo evitar ofenderse, pero le dio tiempo para volver a hablar. Pareció ser incorrecto, porque Draco respiró profundo y lo miró fijamente. Pensativo.

-¿Por qué estabas ahí?-preguntó finalmente Draco, con ojos acusadores.

-¿Qué?

-¿Por qué irías a una fiesta ilegal, en lugar de un bar, para engañar a tu amada Ginevra Weasley? No tiene sentido, no parece ser lo que harías. Siempre parecen tan felices en las fotos. Si no fueras feliz con ella hubieran terminado antes. -Ante la expresión de Harry, suspiró-Ya veo. No querías engañarla, se te fue de las manos. La pregunta es ¿por qué le dijiste? Conociéndote, no se lo hubieras dicho, ya que todo mundo sabe cuánto deseas conservar el favor de los Weasley. No. Tú fingirías no saber y continuarías tu relación. Digamos que creo que fuiste por curiosidad a la fiesta y no estaba en tus planes engañarla, pero pasó. ¿Por qué dejarías a Ginevra tan rápido? ¿Por qué estás aquí, en lugar de suplicarle perdón? Actúas tan tranquilo, como si desde el principio supieras que era yo. Como si hubiera algo más que estuvieras ganando al venir a mí, algo que no me estás diciendo. Lo que no tiene sentido, porque, de hecho, no hay mucho que ganar conmigo. Vivo en otro país, tengo fama de ex-mortífago. No nos hemos visto en años.

Como si la respuesta llegara sola, Draco guardó silencio. Parecía estar conectando puntos.

-Eres un auror. No están admitidos. Fuiste a investigar.

Vaya que es perspicaz, pensó él.

-Al anfitrión-confirmó Harry, -aunque tomando en cuenta tu pasado, no deberías ir a lugares como esos.

-Que no debería...-repitió Draco sorprendido y luego rió y tapó sus ojos con la mano. -Sin embargo no pareces a punto de acusarme. ¿Crees que te diré quién es si haces todo este teatro?

-Sé quien es. Jacob Avery. Me sorprende que tu lo sepas.

-El círculo sangre pura no es muy grande. Es menor desde la guerra. Y si sabes quién es, y le has dicho al ministerio, probablemente deberías tener cuidado.-Respiró profundo-Yo debería tener cuidado, ya que has hecho pública esta reunión. Si Jacob se entera que estuviste ahí, pensará que fui yo quien te dio la información. Y me hará pagar. Joder.

-No le he dicho al Ministerio. Aún no lo hago.

-¿Por eso estás hablando conmigo?

-No, hablo contigo, por lo que dije. Quiero darnos una oportunidad.

-¿Sabiendo quien soy?

-Si.

-Pero, ¿por qué?-repitió la pregunta.-No nos hemos visto por años. En nuestra infancia peleamos todo el tiempo, ¿por qué romperías con ella y vendrías conmigo? No me conoces, no sabes nada sobre mí. Vivo en otro país y jamás te importó.

-Sé que te gusta el pastel de chocolate-expresó, mirando el postre sin tocar.- Y sé que es peligroso, Jacob, así que quería decirte, para que tengas cuidado. Tengo que decirle al Ministerio lo de Jacob, porque implica mucho más que la fiesta y debo detenerlo. Pero haré todo lo posible por mantenerte fuera de esto. Quizá quieras ir a casa de tus amigos un tiempo.

-O regresar a Francia y no volver-gruñó Draco.- Estúpida Pansy, con sus estúpidas ideas, desde ahora ella viajará en mi lugar.

Harry lo miró refunfuñar, dando al otro tiempo para comprender. Era obvio que Malfoy no saltaría a sus brazos. Él estaba sintiéndose tan impactado como Harry lo sintió cuando vio el papel diciendo que Malfoy esperaba a su hijo. Como cuando Harry supo que él era el hombre con quien se había acostado.

Malfoy se volvió a sentar, y frotó sus rostro con ambas manos.

-No puedo creer que esto me esté pasando. De todas las personas...

-El mundo es muy pequeño. Y tú lo dijiste, somos uno para el otro. Estabamos destinados a encontrarnos. Somos almas gemelas.

Draco alzó su rostro y lo miró.

-Éramos muy compatibles en la fiesta, pero realmente no somos almas gemelas, ¿lo sabes, no? Es, se llama así porque suena romántico y tonto, y la mayoría de los que asisten quieren creer en historias románticas, amor verdadero e incondicional, en estar hechos para el otro. Pero la vida real no es así. El amor duele, es espantoso. Uno hace cosas por otro que jamás haría para uno mismo. Se hace el tonto para hacerlos felices. Hace cosas que no deberían hacer para mantenerlos a salvo. Mientras más amas a alguien, más débil eres.

Si, pensó Harry, escuchando las crueles palabras del rubio. Probablemente si Draco no hubiera tenido al niño o lo hubiera sabido, no hubiera terminado bajo el agua. No hubiera estado en el ministerio. Podría haberse aparecido, no era lo mismo pensar en la supervivencia de sí mismo que en la de alguien más.

Harry lo comprendía, porque, quizá, si no hubiera sido por ellos, no hubiera tomado un giratiempos imperfecto, y viajado solo para volver a verlos.

Poniéndose de pie, y caminando hacia él, Harry se dejó caer de rodillas frente a él, y tomó sus manos.

Draco abrió mucho los ojos, especialmente cuando una leve electricidad lo recorrió. Esta vez era cómoda, amable. Draco se sintió un poco mejor.

-Quizá, pero a veces, solo a veces no podemos elegir a quién amamos, solo lo hacemos. Puede que no seamos almas gemelas, pero fuiste el primer niño mágico con el que hable, y con quien me acosté anoche y me di cuenta que quería más en la vida. Y fue grandioso.

-El sexo fue grandioso, lo que no sé si dice más de Ginevra o tu vida sexual con ella.

-Y la conversación, y las risas. Y todo lo que dijimos.

Draco negó.

-Tú no podrás amarme. Me odiabas. Y han pasado años. Estás enamorado del hombre de la fiesta, deslumbrado por él, pero no soy ese hombre todo el tiempo, estaba borracho, alegre... Eventualmente te darás cuenta de lo mucho que no te agrado.

-Yo tampoco soy Kiran todo el tiempo, ¿y qué? No he sido tan feliz en todo el tiempo que cuando estuve contigo. ¿No sientes algo parecido? ¿No deseaste que no me fuera? Tenía que irme, porque tenía la misión de descubrir al anfitrión. Pero quería volver, no quería irme. Fue dificil separarme de ti.

Draco sintió que ese llanto expresado en la mañana volvía. Su rostro debió expresarlo, porque Harry apretó aún más sus manos.

-Lamento haberme ido-susurró acercando su rostro al del rubio y dándole un leve beso.

Probablemente había fotos fuera.

Harry pensó que estaba bien.

-¿Puedes siquiera pensarlo? Ve a Francia, estaré esperando.

Malfoy asintió y se puso de pie.

-Tengo que ir a casa.

-Está bien. Por favor, sé cuidadoso.

Draco asintió y salió de ahí, solo. Harry quiso seguirlo. Pero decidió darle espacio.

Fuera, la gente los miraba. Malfoy se apareció.