¡Tadán! ¡Sorpresa! ¡Nuevo capítulo! Feliz Sábado a todo el mundo :D
Límites
Capítulo 4
Los cuatro jóvenes conversaban alegremente sobre temas banales, hacía un tiempo que no se veían, ya que eran vacaciones de verano, y estuvieron un buen rato poniéndose al día sobre sus respectivas vidas.
— ¡Tendrías que haber visto su cara! Era un tomate! — Exclamó Gakko entre risas.
— Basta ya, Gakko-san... N-No es para tanto... — El rostro de Yohane enrojeció ante el comentario de su amigo, ya que estaba exponiendo algo bastante vergonzoso para él.
— ¡Pero ahora quiero saber lo importante! ¿Qué le responderás a ese chico? Es bastante guapo... — Namaha se acercó directamente a Yohane, encarándolo para obtener una respuesta rápida.
— Ah... Yo... No lo sé...
Hace unos días, un nuevo estudiante de intercambio se le había declarado a Yohane. Era un chico extranjero que había tenido un flechazo con el joven de lentes. Llevaba un tiempo dejándole flores en casa a escondidas, e incluso le escribía poemas, aunque este último descubrimiento fue por pura casualidad, ya que Yohane encontró su libreta extraviada en un pasillo y al abrirla para ver de quién era, se topó con aquella sorpresa.
Finalmente, tuvo el valor de declararse. Pero antes de que Yohane pudiera responderle, el chico se fue corriendo debido a la vergüenza de la situación.
Gakko y Namaha se encontraban molestando a Yohane con su reciente acontecimiento amoroso, mientras Alumi se mantenía en silencio. Aquella historia le hizo recordar... Cosas. Cosas en las que prefería no estar pensando en esos momentos.
— ¿Alumi-san? ¿Te encuentras bien? Hace un rato qué estás en silencio... — Namaha se acercó a la rubia, con expresión preocupada.
— Estoy bien, tranquila. — Pero aquellas palabras no convencieron a los jóvenes, sobre todo a Gakko, qué en cuestión de segundos, supo lo que ocurría.
— ¿Se trata de Hana, verdad?
— ¿Cómo supis-...? Digo, ¡NO! No es eso... — La cara de Alumi era un libro abierto. Se veía en sus expresiones cambiantes que el joven de cabello bicolor había acertado de lleno en su suposición.
— Alumi-san... Sabes que puedes contar con nosotros para lo que sea... — Esta vez fue Yohane quién habló, con tono tranquilo, sonriéndole a la rubia.
— ¿Qué te ha hecho ese idiota? — A Namaha le salía fuego por los ojos. Ya se había montado una película de las suyas y estaría imaginando cualquier cosa.
La joven de tez morena dudó durante unos segundos, pero finalmente, decidió expresar en voz alta aquellos pensamientos qué llevaban horas atormentándola.
— Yo... Creo que... — Alumi suspiró, bajando su mirada y agachando levemente su rostro — Creo que Hana... Ya no le gusto. — La joven confesó aquello último casi en un susurro, algo avergonzada y desviando la mirada hacia otro lado. Odiaba mostrarse vulnerable ante los demás, y más cuándo se trataba de algo tan personal. Pero aquello la estaba matando y necesitaba contar con sus amigos.
— ¿CÓMOOOOOOOOOOO? ¡Eso es imposible, no puede ser! — Expresó Namaha totalmente alterada.
— ¿Alumi-san, estás segura de ello? No es que no confíe en tus palabras, pero me resulta bastante raro... — Cómo siempre, Yohane mantuvo la calma, a pesar de que también podía verse su preocupación ante aquella confesión.
— Hm. ¿Qué pasó entre vosotros? — Gakko fue el más directo de todos, ya que desde un inicio supo qué pasaba algo.
— Ah... Yo... — La rubia no había pensado en aquello. En ese pequeño pero muy crucial e importante detalle. Que tendría que explicar el porqué tenía esas sospechas.
Pero antes de que pudiera decir absolutamente nada, Gakko interrumpió sus pensamientos abruptamente.
— ¿Se trata de sexo, verdad? — preguntó con un tono picarón.
— ¡GAKKO-SAN! N-No deberías... — Yohane trató de llamar la atención del joven, el cual mostraba una expresión relajada, estando totalmente convencido de que estaba en lo correcto.
— La verdad es que... — Interrumpió Alumi — Gakko está en lo cierto. — La rubia apartó la mirada aún más, sí eso era posible. Aquella conversación se estaba tornando en algo muy incómodo, pero extrañamente necesario.
- Alumi-san... ¿Estás segura de esto? ¿Has intentado hablar con Hana-kun? - Preguntó Yohane. El pobre joven no podía ocultar su sonrojo ante aquella situación, pero a pesar de todo quería apoyar e intentar ayudar a su amiga.
— No... Yo... Simplemente... Creo qué lo estoy haciendo esperar demasiado y simplemente se cansó y... — La joven ya no sabía dónde meterse. Su cabeza volvió a dar vueltas en aquel bucle de pensamientos intrusivos, hasta que escuchó un fuerte suspiro frustrado proveniente de Namaha.
— ¡ESE MALDITO! — Exclamó Namaha — ¡LO SABÍA, TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES! ¡SOLO PIENSAN CON LA ENTREPIERNA!
— N-Namaha-san... Aún no sabemos sí Alumi-san está en lo correcto... — Yohane intentó tranquilizar al espíritu acompañante de Gakko, que a causa de su frustración ya estaba provocando fenómenos poltergeist.
— Grrrr... Cómo ese maldito se ha- — Pero las palabras de Namaha fueron silenciadas por Ryu, el cual ya había terminado de cocinar para los jóvenes.
— Jamás probareis algo más delicioso que esto en vuestras vidas... ¡Os presento el mega-ultra-super-definitivo...! — Pero alguien más interrumpió el discurso del chef, el cual se vio algo decepcionado por no poder presentar su plato de manera épica cómo había planeado.
— Oh, eso huele bien. — Hana entró en la sala, con la bolsa de la compra en mano. Seguidamente miró a los jóvenes presentes, que lo miraron con una expresión un tanto rara, según le pareció al joven de cabellos castaños.
— ¿Ah? ¿Y vosotros qué hacéis aquí? — Una expresión de entre sorpresa y felicidad se presentó en el rostro del joven. Aún le costaba mostrar sus sentimientos tan abiertamente, así que simplemente dijo lo primero que pensó.
Tras un segundo de incómodo silencio que se hizo infinito, Yohane fue el primero en hablar, rompiendo aquella extraña tensión que se había formado tras la repentina aparición del protagonista de aquella extraña situación que había planteado Alumi hace unos minutos.
— ¡H-Hana-kun! Nosotros… Simplemente pasábamos por aquí y… ¡Pensamos en hacer una visita sorpresa, eso es! — La realidad era que faltaban pocos días para el cumpleaños de Hana. Así que los chicos habían decidido hospedarse en la pensión y pasar unos días con él, para celebrar su cumpleaños juntos. Pero claro, no podían decirle el motivo tan explícitamente.
— ¿Ah? Bueno, supongo que está bien. — Hana se rascó un poco la cabeza con cierta vergüenza, ya que se alegraba mucho de que estuvieran ahí, pero aquella era su forma de expresarlo.
Tras aquella breve conversación, Alumi se levantó rápidamente, y antes de que su prometido pudiera sentarse junto a ellos, se dirigió hacia el patio exterior, evitando mirar a todos los presentes en la sala.
— No tengo mucha hambre. Con permiso. — Y dichas estas palabras, la rubia abrió la puerta corrediza y salió por esta, cerrándola de manera abrupta.
Aquello causó que algo se moviera dentro de Hana. Se quedó mirando fijamente la puerta por la que su prometida había salido y frunció el ceño, mostrando cierta preocupación. Alumi no solía comportarse así, ¿entonces…?
— "Algo no está bien… ¿Será qué…?" — Pero los pensamientos de Hana fueron interrumpidos por Gakko.
— Bueno, bueno, cuéntanos, ¿Cuántas veces te ha echado la bronca Tamao esta semana? Vamos a reírnos un poco, ¿no? — De aquella manera, Gakko logró normalizar aquel extraño ambiente que creó el conflicto entre Hana y Alumi. Conflicto que no era más que un malentendido. El joven de cabellos bicolor lo había notado observando la manera en la que Hana se había quedado mirando hacia la puerta. Y como buen amigo que era, no pensaba quedarse de brazos cruzados.
Tenía que ayudar a sus tontos amigos a aclarar aquella situación.
Yyyy... ¡Gakko entra en escena! ¿Que estará planeando para solucionar este gran malentendido entre nuestros protagonistas?
¡Nos leemos en la próxima actualización! Espero no tardar demasiado :D
