CAPITULO 16. ETÉREO
La brisa fresca matutina que soplaba a su alrededor brindaba una atmósfera relajante para el par que caminaba por el camino empedrado, el reflejo cálido del sol abriéndose paso a través de los frondosos árboles de cerezo sobre ellos y el cantar de los pájaros completaban perfectamente el cuadro. Había sido un viaje algo largo fuera de Edo, y mientras más se acercaban a su destino, la chica aun se preguntaba a dónde iban. Hijikata le dijo antes de salir que era una sorpresa y que le presentaría a alguien importante para él. Ante esa frase Kagura imaginó que se trataba de algún familiar de su prometido, por lo que no había dejado de sentir nervios desde su partida. Grande fue su asombro y confusión cuando al final del camino se encontraron a las puertas de un cementerio.
Cruzaron las grandes rejas y caminaron por unos minutos, había pasado unos cuantos años desde su última visita por lo que el paisaje cambió un poco, lo que le dificultaba encontrar el lugar. Por fin dieron con la tumba que Hijikata buscaba y se detuvieron frente a ella.
- Hijikata Tamegoro. - Leía Kagura el nombre del difunto inscrito en la piedra.
- Es mi hermano mayor. - Respondió él en tono apacible.
Kagura solo lo miró en comprensión mientras él se acercaba más.
- Perdón por no haberte hablado de él antes, pero quería hacerlo así, personalmente. El día en que te pedí matrimonio prometí que vendría en persona a contarle todo y a presentarte como mi prometida. - El pelinegro hizo una corta pausa y prosiguió. - Antes solo enviaba una carta para él cada mes, aunque no podía leerlas. Tamegoro quedó ciego tratando de protegerme cuando yo era un niño y su esposa era quien se las leía, es una larga historia. En fin, luego de su muerte cuando me era posible venía aquí y le dejaba una carta.
-Entiendo. Bueno, mucho gusto Tamegoro-san. - Dijo Kagura mientras se inclinaba levemente en reverencia. - Mi nombre es Kagura y soy la prometida de su hermano Toshiro. Es un gusto conocerlo finalmente.
-Puedo decirle que aunque su hermano suele ser muy serio y a veces es muy terco, es también el hombre más dulce que he conocido. Es amable, fuerte e Inteligente. Estoy agradecida con usted por salvarlo cuando era un niño, gracias a eso hoy puedo tenerlo a mi lado y tratar de hacerlo feliz.
Hijikata solo escuchaba y miraba enternecido a la Yato. Ahora que se encontraban finalmente allí sentía una gran paz en su interior.
- Gracias por todo, Tamegoro. Ya es hora de irnos. Volverémos a verte. - Se despidió Hijikata.
- ¿Qué?. ¿Tan rápido nos vamos?. Mira su tumba, ¿Qué te parece si la limpiamos un poco y ponemos flores nuevas?
-Pero no trajimos nada para eso.
- Tengo entendido que en las afueras hay puestos donde se alquilan esas cosas, también venden flores e incienso. ¿Qué no los viste al entrar?
- Bien, vamos. - Respondió él con un sonrisa, para luego caminar de regreso a la entrada del lugar.
Una vez de vuelta a la tumba de Tamegoro, lavaron la lápida con el cubo y una cuchara de madera que consiguieron alquilar.
Cambiaron unas flores marchitas por un nuevo ramo de claveles blancos y encendieron el incienso, colocándole luego en el soporte. Al terminar con la limpieza y la ofrenda, prosiguieron con el Oinori. Por último se despidieron y salieron para regresar los implementos.
- Gracias por traerme aquí, Toshiro. Siempre había querido conocer más de ti, y de tu familia.
-Es un gusto. Me gustaría presentarte a muchos más familiares pero no me queda ningún otro. - Dijo con un tono nostálgico. Aunque no pudiera presentarle padres, tíos o hermanos Hijikata simplemente le contó sobre su pasado y cómo terminó viviendo con Tamegoro luego de quedar en la orfandad.
-Vaya, no tenía idea. Lo siento mucho Toshiro. Yo... Sé lo que se siente quedarse solo y el temor ante eso.
Hijikata la rodeó con su brazo por sobre su hombro. - Pues, ya no lo estamos, ni lo estaremos. Eso es lo que importa.
Kagura solo asintió con una leve sonrisa. - Me gustaría llevarte a ti también a la tumba de mi madre, aunque no está aquí en la Tierra. Su tumba está en Rakuyou. Hace ya unos años que no voy, desde la época de Utsuro.
- ¿Es tu planeta natal?.
- Sí. Aunque prefiero mil veces considerar este planeta como mi hogar; lo único valioso que me ata a Rakuyou es mi madre.
- Bien, entonces deberíamos ir. Debo presentar mis respetos a mi suegra. Es cuestión de planificarlo bien. Tenemos mucho tiempo. Luego de hacer ese viaje fijaremos la fecha de nuestro casamiento. ¿Te parece bien?
- Claro. Suena perfecto. Te amo Toshiro.
La pareja finalmente emprendió su viaje de regreso a Edo más tranquilos y felices. Tanto Hijikata como Kagura habían comprendido a esas alturas que a medida que las personas crecen suelen perder cosas muy valiosas para sus vidas: Familiares, amistades, empleos, posesiones... Aunque tales pérdidas al principio puedan herir en gran manera, con el paso del tiempo se aprende a aceptarlo y encontrar cosas nuevas que atesorar. Nada reemplaza el amor o lo importante que fue algo que ya se ha perdido, lo nuevo que llega solo hace todo más llevadero.
Tal como habían planeado en esa visita a Tamegoro, el vicecomandante y la Yato comenzaron a planear su viaje. Kagura le comentó a su padre a través de una carta sobre sus planes de ir a Rakuyou, por lo que Kankou pensó que sería buena idea si él y Kamui los acompañaban hasta ahí, para él era lo más seguro. Tanto el pelinegro como su prometida estuvieron de acuerdo.
...
Un mes después de esa plática, Kagura y Hijikata se encontraban en un planeta cerca de la Tierra, donde se reunirían con el resto de Yatos para continuar su viaje. El trayecto hasta Rakuyou transcurrió sin ningún problema. Al bajar de la nave todos hicieron el camino hasta donde estaba el lugar de descanso de Kouka.
Para Hijikata era una extraña situación, jamás pensó que formaría parte de una familia de sanguinarios guerreros, y mucho menos de la de Kagura. A pesar del insólito giro de eventos que había vivido el último par de años, sólo agradecía estar al lado de ella, no le importaba ninguno de los Yatos que los rodeaban y que si quisieran serían capaz de matarlo sólo con un puño. Algo que no podía negar era el hecho del apoyo que a su manera le brindaban su futuro suegro y cuñado. No eran muy expresivos al respecto pero, aún su falta de opinión sobre su relación con Kagura le hacía sentir que confiaban en él.
Aproximadamente una hora después llegaron a su destino. Ofrecieron sus respetos, colocaron hermosas flores sobre la tumba y Kagura presentó su prometido a su madre.
- Mami, es bueno volver a visitarte. Te he extrañado mucho. Hemos venido por algo muy importante. Quiero presentarte al hombre con el que me casaré. Es gracioso, siempre me negué a la idea de algo así, pero supongo que el amor me hizo cambiar de parecer.
- Mucho gusto señora. Mi nombre es Hijikata Toshiro, soy el prometido de Kagura. Por lo que su hija me ha contado hasta ahora usted fue una gran mujer y madre, poderosa y amorosa por igual. Creo que su hija también lo es. Ella es la mujer más increíble que he conocido, y me siento afortunado porque me ha aceptado en su vida.
El emotivo momento no sólo había sido significativo para ella y Hijikata. Kankou sentía que a pesar de haber estado tan ausente durante la infancia de su hija, Kagura había crecido para convertirse en una gran mujer y ahora formaría su propia familia y nunca más se sentiría sola. Tanto sus familiares como su esposo estarían con ella y la apoyarían siempre.
En su interior tanto Kankou como Kamui le prometieron a Kouka una vez más que nunca volverían a separarse, aunque la distancia estuviera presente entre ellos jamás se olvidarían de los lazos que los unen.
Una suave brisa fría entraba a la habitación acompañada de los primeros rayos de luz del alba. Era el inicio de un día de finales de primavera y el hombre abría sus ojos lentamente, al girarse posó su mirada en la mujer a su lado.
Durante los últimos años ambos habían vivido diversas experiencias, tanto malas como buenas, más sin embargo tenían más de lo que hubiesen imaginado en el pasado. Disfrutaban de su propio hogar, de su calidez y más importante aún, se tenían el uno al otro. Aunque hoy celebraban una fecha tan importante, a Hijikata le resultaba increíble el hecho de que compartiera hoy día su vida con ella. Dormir y despertar a su lado era algo que no quería dejar de hacer el resto de su existencia.
Mientras el la admiraba en silencio y apartaba un mechón de cabello naranja de su rostro, la mujer ojiazul a su lado despertaba.
-Buenos días guapo.. - Le sonrió Kagura mientras acariciaba su mejilla. - ¡Feliz Aniversario!.
- ¡Feliz Aniversario! ... Parece mentira que sea nuestro 2do año de casados.
- Sí. ¿Recuerdas el primero?. Al principio fue un desastre pero disfrute el paseo. Jajaja
- Ja! si. Como olvidarlo. Bueno hoy podemos salir también. Cenaremos en un buen lugar, pero podemos hacer algo más durante el día.
- Bien. Podemos salir luego del desayuno. Quizás a algún parque y también de compras.
- Hai, Hai. Pero por ahora quedémonos un rato más aquí, aun es muy temprano. Aunque no creo que pueda volver a dormir.
- Entonces, se me ocurre algo que hacer para matar el tiempo. - Dijo Kagura mientras repartía pequeños besos por todo el rostro de su esposo.
Una hora y media más tarde, ya entrada la mañana ambos decidieron salir de la cama y continuar con los planes para ese día. Además el hambriento Sadaharu rascaba la puerta con sus grandes patas para que sus dueños lo alimentaran.
-Ahí voy Sadaharu. Empezaré a preparar el desayuno, tu encárgate de organizar la habitación. - Habló la Yato deslizando la cobija para levantarse. Al ponerse de pie sintió que todo alrededor daba vueltas. Un fuerte mareo la golpeó de repente y cayó sentada nuevamente en la cama.
- Oi, ¿Qué pasa?. ¿Te sientes mal?. - Preguntó Hijikata al ver a su esposa caer, con los ojos cerrados y sosteniendo su cabeza.
- Eh, sí. Solo... Fue un mareo. Quizás me paré muy rápido. Además tengo mucha hambre. Ya me estoy sintiendo mejor, no te preocupes.
- Si tu lo dices. - Dijo no muy convencido. - Pero si vuelves a sentirte mal me lo dices, iremos al hospital de ser necesario. No es normal que te marees así.
- Tranquilo, no es nada grave. Ya verás.
- Bien, iré a cocinar. - dijo finalmente la Yato antes de salir de la habitación.
Lamentablemente para Kagura la preparación del desayuno esa mañana no sería tan agradable como esperaba. Allí de pie frente al refrigerador veía todo intentando pensar que cocinaría, pero nada le provocaba. Al final se decidió por unos huevos, pan tostado, café y frutas.
Por alguna razón el olor del café colándose y los huevos cocinandose en la sartén, hizo revolver su estómago. Que increíble le parecía que su amada comida causara tal efecto en ella.
- Eso sí que no es normal. - Pensó. Más aún peor sería para ella cuando se sentaron a comer finalmente. Tomó un bocado de los huevos revueltos y tan pronto lo tuvo en su boca sintió que no podría tragarlos. El aroma del café empeoraba todo, sentía que hasta olía muy diferente.
De repente empezó a sudar frío, y a sentir muchas náuseas. Hijikata la observaba extrañado mientras el rostro de Kagura palidecía aún más, y también vio como escupió el bocado que había permanecido en su boca en una servilleta. Tan pronto hizo esto se levantó y corriendo llegó hasta el baño. El deseo de vómitar fue más fuerte que ella.
- Oi Kagura. ¿Qué te pasa?. Nunca te había visto así. - Su esposo le preguntaba preocupado del otro lado de la puerta.
- Creo que algo que comí me enfermó.
Unos minutos después de asearse salió del baño.
- Sea lo que sea lo averiguaremos. Vayamos al médico. Es mejor que sepamos que es.
- Ahhg, pasaremos casi todo este día en un hospital. Yo quería pasear.
- Bueno si te sientes mejor y el médico lo aprueba saldremos. Pero primero salgamos de dudas.
Kagura asintió resignada y ambos se arreglaron rápidamente para salir. Medía hora después ya se encontraban de camino al hospital. Una vez la recibieron ordenaron relizarle algunas pruebas, pero debían esperar un tiempo por los resultados. Un rato después cuando estuvieron listos, el doctor los hizo pasar para explicarle lo que arrojaban los exámenes.
- Bien señora Kagura, usted me dijo que es la primera vez que sentía estos síntomas. También que su último periodo fue hace mes y medio.
-Eh si, así es. Bueno hace una semana tambien tuve un mareo pero no tan fuerte.
- Yo no sabía todo eso. - Comentó Hijikata extrañado ante esa información.
- Creo que estabas tan nervioso, que no te diste cuenta cuando me lo preguntó. - Respondió Kagura.
- Bueno, al parecer no hay nada malo con su salud. Sus valores se encuentran en niveles normales, considerando su estado.
-¿Estado? - Ambos pensaron lo mismo.
- Gracias a los exámenes pude confirmar lo que sospechaba...
Felicidades. Usted está embarazada.
-¡¿QUE?!. - Exclamaron ambos al unísono.
-Sí. Tiene unas 5 semanas. Por ahora está sufriendo los síntomas típicos del embarazo. Por lo regular son más fuertes durante el primer trimestre, y luego se hacen más tolerables.
Ambos quedaron sin palabras. - No se preocupen, por ahora les daré una orden para que inicie el control prenatal. Una vez que salgan soliciten una cita para su primer consulta de control.
También le recetaré algunos medicamentos por si persisten las náuseas o hay acidez.
Una vez hicieron todo lo que les indicó el médico salieron finalmente del hospital. Ninguno sabía que decir, aún se les dificultaba asimilar la noticia.
- Esta si que es una gran sorpresa de aniversario.
- Lo que menos me imaginé al despertar esta mañana sería escuchar que seremos padres. - Respondió Hijikata.
- Sí. Ahora estoy nerviosa.
- Yo también. Pero... Piénsalo, si los gorilas pudieron hacerlo nosotros tenemos esperanza.
- Jajaja sí. Tienes razón.
¿Qué te parece si vamos a comer algo?. Tengo mucha hambre.
- Claro, ahora comerás por dos, aunque en tu caso sueles comer por 10.
- ¡Hey!... Bueno si es verdad. Igual vamos ya.
- Hai, pero comerás algo que de verdad te provoque, si no te pasará lo de esta mañana.
- Ya veremos.
El día de su segundo aniversario les trajo un gran regalo inesperado, pero ante la mezcla de emociones que experimentaban por igual, en su interior sabían que algo que provenía del amor que se sentían debía ser más que maravilloso. Quizás de niños carecieron de lo que se podría llamar una familia normal, pero lo importante es que ellos tratarían de ser todo lo que hubieran querido tener de pequeños; después de todo siempre llega un momento en que se debe cortar el vínculo con el sufrimiento de ayer, para sanar las heridas en el presente y garantizar un futuro más estable.
...
El pequeño Toshio ahora de 4 años de edad era la viva imagen de su padre aunque con la personalidad de su madre. Sin embargo, aun teniendo un gran parecido físico con su padre, Toshio era un niño extrovertido, le gustaba hacer amigos y en especial se llevaba muy bien con su Tío Gintoki y el Tio Gorila como él les decía. Cada vez que lo visitaban alguna mala maña se le quedaba y eso sacaba de sus cabales a Hijikata.
Dejando a un lado esa pequeñez, Kagura y su esposo estaban más que agradecidos por la dicha que podían experimentar día a dia. Estaban felices de estar juntos, con un hermoso niño y una bebé en camino, un cálido hogar y un enorme perro. ¿Que más podían pedirle a la vida?
? ᄌマ? ゚マᄉ️? ゚マᄉ️? ゚マᄉ️? ゚マᄉ️? ゚マᄉ️? ゚マᄉ️
-Fin-
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"Quien no tenga un buen padre debe procurar ser uno".
Friedrich Nietzsche.
Nota:
? Oinori: Oración, rezo, y agradecimiento a los difuntos.
?ᅡᅠToshio: significa líder excepcional, héroe.
¡Gracias por leer!
