Notas importantes de la autora:

Pues con el rumor de que fanfiction pronto será abandonado a su suerte (es decir, ya no será actualizado ni arreglado cuando algún bug aparezca, en cualquier momento podría simplemente dejar de funcionar), solo quería avisar que estoy actualizando esta historia también en AO3 y en Wattpad. La pueden encontrar con el mismo título y todas las plataformas están al día con este último capítulo. Mi user en AO3 es Chemicalfairy y en Wattpad tengo el mismo usuario MiraiMoonlight.

Gracias por su atención y por seguir la historia. Me pone contenta que les vaya gustando -smiley face-


Episodio 7

Seiya era requerido en el centro del salón principal, un pequeño escenario íntimo había sido montado para la ocasión y rápidamente fue hacia el micrófono que sostenía su publicista de manera impaciente.

―¿Dónde estabas Usagi? ―susurró Rei hacia ella cuando la notó llegar por su espalda. Todos estaban mirando hacia el escenario.

―Seiya necesitaba ánimos, lo siento.

Mamoru la miró de reojo. Había notado cuando ella había casi corrido hacia los servicios para alcanzar a Seiya y había visto también, desde una posición sigilosa, la escena de ambos discutiendo en el pasillo. Le pareció de lo más extraño pero también se dijo que él realmente no conocía la manera en que ellos se llevaban, aunque alguna vez había escuchado que las chicas habían calificado su relación como "especial".

No pudo evitar recordar los primeros meses después de la batalla de Galaxia, en aquellos momentos Mamoru se encontraba recogiendo los pedazos de su vida: su escuela lo había dado de baja automática y había perdido el semestre al no haberse presentado a sus clases en el extranjero. Además estaba tenso con Usagi después de saber que durante aquellos meses su novia había pensado que él la había abandonado.

Fue entonces, que en alguna de las varias discusiones que habían tenido, Rei había ido a buscarlo a su apartamento.

―Por favor, intenta comprender a Usagi. ¿Cómo no iba a pensar lo peor si no tenía noticias tuyas?

―Rei, ambos conocemos a Usako. No me puedes decir que no es una persona que se aferra a ver lo mejor de todas las personas. ¿Entonces por qué conmigo no fue así? Si me lo preguntas era más probable que algo me hubiese pasado a que yo simplemente dejara de comunicarme con ella, como si no supiese lo mucho que necesita de mi atención.

―Mamoru, claro que pensó lo mejor de tí, pensó que estabas dedicándote arduamente a tus estudios.

―Ella misma me confesó que estaba convencida de que yo la había dejado. Qué había aprovechado la distancia para alejarme de ella. Qué mi silencio era a propósito. Se que en algún momento dejó de usar mi anillo e incluso había quitado nuestra fotografía de su cómoda. Dime tú si no tengo derecho a estar dolido de que Usako estaba empezando a hacerse a la idea de olvidarme.

―Pero no lo hizo, se mantuvo fiel a tí y ahora ambos están aquí. ¿De verdad van a dedicarse a estar enfadados después de todo lo que han pasado?

Mamoru suspiró, sopesando la idea de aceptar la tregua que la amiga de Usagi le ofrecía.

―¿Ustedes no se habían dado cuenta tampoco, cierto?

―No, Usagi lo mantuvo en secreto. Supongo que no quería preocuparnos. Creo que el único que lo sabía realmente era Seiya.

―¿Una de las Starlights?

―Fueron grandes amigos y tal vez era más fácil hablar con él sobre este tema. Además Seiya la mantenía distraída con diversas actividades, es por eso que sospecho que él sabía lo que estaba pasando y por eso intentaba constantemente animarla.

Cuándo Seiya tomó el micrófono para decir unas palabras, la mente de Mamoru volvió al presente.

―¡Muchas gracias por estar aquí! Estoy realmente emocionado de compartir este momento con todos ustedes. Y bueno, desde este momento nuestra nueva canción estará sonando en las emisoras de radio, sin embargo yo quise prepararles una presentación especial ―alguien del staff le pasó una guitarra acústica que Seiya se colgó rápidamente al hombro―. Espero que esta versión especial les agrade.

Las notas, que Usagi conocía ya bastante bien desde aquella noche en el estudio, empezaron a sonar como un requinto en los dedos de Seiya y su voz de terciopelo empezaba a embrujar a todos los asistentes. La canción contaba con un primer verso lento, como si contara una historia pero luego en el estribillo, la guitarra empezaba a resonar con fuerza, lanzando el mensaje principal:

Vamos a encontrarlo, no por nadie más sino porque es mejor que rendirse

Liberate de aquellos sentimientos cobardes y busca por la verdadera respuesta

Sigue corriendo, sigue corriendo

Encuentra tu realidad…

Todos miraban como hipnotizados a Seiya cantar, Mamoru incluso entendió en ese momento por qué había sido tan famoso años atrás con aquel grupo musical que había formado con sus hermanos. La música parecía envolverlo en una especie de neblina mágica en dónde él era el protagonista de las palabras que susurraba Seiya al aire y, a juzgar por el resto del público, todos parecían compartir la misma experiencia.

Sin embargo Usagi, que conocía a la perfección la habilidad de Seiya para comunicar sentimientos a través de sus canciones, se encontraba analizando cada palabra de aquella canción: nuevos comienzos, dejar las dudas atrás, encontrar tu nueva realidad y perseguir tus sueños. Todas aquellas oraciones tenían un nuevo significado ahora que conocía la verdadera razón por la cuál Seiya había vuelto a la Tierra y se sintió terriblemente triste porque podía también imaginar algunos de los sentimientos que podría tener Seiya dentro de él, sobre todo al haber sido forzado a dejar su vida pasada.

El tema no le era desconocido, ya había pasado por ello y más de una vez. Y si bien ella no había sido desterrada de su planeta, sí lo había sido de su identidad… justo cuando apenas empezaba a sentirla como suya.

Nada la pudo haber preparado para el remolino de sentimientos confusos que la embargaron después de la batalla con Galaxia. Su vida nuevamente alterada: le había fallado a Mamoru, había perdido a su roca y había perdido la posibilidad de transformarse.

Vivía frustrada: ¿Ella que tanto deseaba la paz se sentía incompleta fuera de su faceta de guerrera? ¿Por qué no podía disfrutar de ser una adolescente más, igual que sus amigas?

A veces pensaba que era porque ellas eran talentosas y especiales sin tener que ser senshis, no cómo ella.

Entonces, cuando llegó el momento, Usagi se decantó por ser profesora de jardín de niños porque tenía que escoger algo después de salir de la preparatoria y era la opción que veía más factible para ella, pero no era su sueño. Sólo era algo que no le molestaría hacer por el resto de su vida y que podría traerle diversas satisfacciones.

Aunque ninguna como proteger al universo.

Y ahora, también sabía que si lograba llegar a coronarse como la Neo reina del futuro, gobernaría desde un gélido castillo sin poder jamás volver a ser Sailor Moon.

Las palabras que Seiya recitaba le recordaban a su corazón a aferrarse a la mínima esperanza de encontrar una manera de volver a sentirse plena. Tal vez jamás volvería a vestir su fuku de guardiana, pero debía intentar buscar alguna solución antes de dejarse comer viva por el destino que ya conocía.

Apretó los labios por el resto de la canción, tratando de detener sus lágrimas conmovidas.

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Kinmoku

—¿Lo vamos a permitir?

El resto de los integrantes estaban en total silencio, integrando lentamente las noticias que acaban de lanzarse sobre ellos: en aquel momento tenían a más de la mitad de los distritos adyacentes a la capital a punto de declararles la guerra.

—¿Y cuál es el plan?

—Sailor Star Maker tiene la responsabilidad de la defensa del reino. ¿Por qué no está ella aquí?

El líder del grupo tomó un sonoro suspiro.

—Kakyuu les brindo demasiado poder pero no dejan de ser individuos. Fighter ya no está y sin embargo tiene gran culpa en todo lo que está sucediendo. ¿Te imaginas que estuviera aquí, de lado de todos ellos? Muchos de los líderes de la revuelta fueron entrenados por ella misma.

—¿Que estás queriendo decir?

—Las starlights deben desaparecer, al menos como senshis, ese tipo de poder ha solo debe estar dentro de la familia real, para empezar. En cuanto a la revuelta, considero que hemos sido más que cautelozos. Creo que es tiempo de responder fuego con fuego.

—Nuestro ejercito los pondrá en línea sin ningún contratiempo, así como ellos fueron entrados por Fighter, nuestra milicia es fruto del trabajo de Maker.

—Es una lástima que su broche tenga que ser destruido, junto con el de Healer.

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Usagi tenía ya la cabeza hinchada de pensar, un mar de hojas de papel arrugados y hechos bola yacía a sus pies.

¿A quién quería engañar?

La magia del canto de Seiya la había convencido de que podía encontrar una solución a su crisis existencial que venía sufriendo desde hace años pero tal vez no había manera de escapar del destino, Usagi pensó frustrada.

Hacía semanas que había estado dándole vueltas al tema pero nada. Dejó caer con fuerza su cabeza sobre su escritorio, sin importarle que al día siguiente seguro tendría un chichón justo en medio de su frente.

Al levantar un poco su mirada encontró que frente a ella se encontraba un póster de Sailor V, con su antifaz blanco. Sonrío al reconocer los ojos infantiles de Minako y estudio un poco más la imagen, tomándola ahora entre sus manos.

—¿Sailor V? —le preguntó a aquella imagen inanimada. —Oh

Abrió el cajón de su escritorio y observó su broche de transformación colectando polvo. Decidió mejor tomar su pluma mágica que estaba también allí y probar suerte.

.

.

.

Seiya recibió un mensaje de texto a mitad de la noche que, aunque no le interrumpió el sueño, si que lo había distraído de sus pensamientos nocturnos. Desde su relanzamiento no había podido tener un momento para sí mismo durante el día, pues afortunadamente a su canción le estaba yendo de maravilla y entonces la disquera lo tenía todo el tiempo realizando actividades de promoción. Era por la noche, y sólo en las que no caía rendido después de un largo día, cuándo podía darse un momento para realmente procesar todas las cosas que le estaban sucediendo.

¿Y si su destino todo este tiempo había estado en la Tierra? Se preguntaba antes de ser interrumpido.

"¿Sabes cuál es la tasa de crimen en Tokyo?"

Era Usagi. Se mordió el labio con culpa. Otra cosa a la que había tenido que renunciar debido a su apretada agenda era a sus visitas nocturnas cuando la recogía en el Crown. Se sorprendió que estuviese despierta y más que estuviese pensando en esa pregunta a mitad de la madrugada.

"No me vayas a decir que alguien trató de secuestrarte de camino a casa. Te juro que yo me encontraba trabajando, tengo testigos."

"La información que encontré es que tenemos un índice del 21%. ¿21% de qué?"

"No estás haciendo ningún sentido Odango. ¿Te llevaron por tragos? ¿Necesitas que vaya a buscarte a algún lugar?"

"Estoy por tocar tu puerta."

Seiya rápidamente pescó sus pantalones de la orilla de la cama y se los puso a saltos mientras caminaba hacia la entrada de su apartamento. Usagi apareció en sus pijamas frente a él.

―¿Estás bien? ―la recibió rápidamente para evitar que algún vecino la viese con sus shorts de conejitos. ―Está helando, ¿qué haces vestida así?

La única respuesta que obtuvo fue a Usagi lanzándose sobre su pecho y empezando a sollozar.

―Me estás preocupando ―esperó a que se calmara un poco antes de levantarle la mirada con sus dedos sobre su mentón. ―¿Peleaste con Mamoru?

Usagi lo miró frustrada, ahogando un último sollozo. ―No.

―¿Entonces?

―¿Cómo has podido aceptar sin más tu nueva vida? ¿No me habías dicho que siempre habías querido ser una guerrera?

―¿Qué son todas estas preguntas? ―Seiya estaba perdiendo nuevamente la paciencia con Usagi.

―¿Por qué no puedes simplemente contestarme?

―Odango, llegas a las tres de la mañana a tocar mi puerta, vestida con tus pijamas, después de preguntarme sobre la tasa de crimen de Tokyo. ¿Qué hace sentido de eso? ¿Por qué no respondes tu primero que demonios pasa contigo?

―Es que no quiero que tú también te decepciones de mí ―dijo con voz entrecortada.

―Nadie jamás podría estarlo ―Seiya la separó de su abrazo para verla directamente a los ojos, sin embargo no soltó sus muñecas. ―Por favor explícame lo que sucede.

Usagi suspiró rendida. Y en un solo respiró sacó todo lo que estaba revoloteando por su mente:

―No lo sé. ¡No lo sé! Sólo sé que siento que todo lo que pasa en mi vida me es totalmente ajeno. Mi trabajo, mi carrera, mi futuro. Se que me dijiste que el futuro será lo que yo quiera que sea, pero ¿y si no sé que quiero? He intentado tomar decisiones pero ninguna de ellas me hace feliz: no quiero decepcionar a Mamoru, no quiero que vuelva a sentirse herido por mis pensamientos, pero no creo que pueda ser capaz de vivir el futuro que ya conocemos, no de esa manera. Y lo he intentado, te juro que lo he intentado y lo volví a intentar desde que escuché tu canción pero no puedo, solo estoy haciendo tonterías como salir disfrazada de Sailor V a cazar delincuentes que no existen en esta ciudad.

Seiya no pudo evitar abrir la boca de la sorpresa de escuchar eso último. No podía imaginarse a Usagi corriendo entre callejones buscando ladrones comunes como el resultado de su crisis existencial.

―Usa, ¿Qué te hace feliz?

―No lo sé

―Anda, dime algo, lo que sea.

―Tú me haces feliz ―lanzó sin pensar mucho.

Seiya intentó controlar su sonrojo, aunque no pudo evitar sonreír como un tonto, sacándole una pequeña risa mezcalda aún con un poco de llanto a Usagi.

―Okay, gracias, pero dime, ¿Por qué te hago feliz?

―Porque siento que no tengo que fingir en nada cuando estoy contigo. Porque tengo esta idea de ti en mi cabeza que eres cómo la luz en mis momentos más oscuros. Porque contigo puedo venir a las tres de la mañana a contarte el caos que vive en mi cabeza, sin que haga ningún sentido, y no vas a intentar hacerme dormir o a decirme que las cosas mejorarán pronto. Al contrario, estás aquí perdiendo el tiempo conmigo, intentando desenmarañar mis pensamientos cuándo debería ser al revés.

Usagi de nuevo se acercó a él con un abrazo: ―No te había dicho lo mucho que te había extrañado durante todos estos años. Lo siento, ahora quisiera ser yo tu roca.

Seiya bebió de ese abrazo lo más que pudo. Jamás había sentido algo tan sincero como aquel momento, por más bizarra la manera en que éste hubiese llegado. Se permitió bajar sus defensas un poco y suspirar sobre su cabello, absorbiendo su aroma.

―Odango…

―No, espera por favor, quiero decírtelo todo antes de que vuelva a darme miedo.

Al separarse del abrazo nuevamente quedaron frente a frente, a una distancia mínima, y Seiya tomando el último tramo de su mechón izquierdo entre sus manos.

―Quiero ser de nuevo Sailor Moon pero… no hay manera en que eso vuelva a pasar sin la presencia de algún enemigo y al mismo tiempo me siento culpable de desear… tú sabes.

―¿Que la paz acabe en la Tierra? ―Usagi aceptó cabizaja. ―Es que no es eso lo que estás pidiendo.

―¿Qué?

―Estás pidiendo ser una guerrera y tiene todo el sentido del mundo, es decir, ¿no eres tú acaso la dueña del poder más grande de la Vía Láctea? ¿De qué serviría que aquello viviera dormido? Tú quieres proteger, es lo que siempre has hecho con todo el mundo: con Mamoru, con tus amigas, con nosotros incluso lo hiciste cuando no era tu obligación. ¿Sabes a quién no has protegido? A tí misma. ¿Y si empiezas por ahí?

―¿Cómo?

―Yo empezaría siendo honesto con las personas a mi alrededor: Se sincera con Mamoru y con tus amigas, diles todo lo que te has guardado por cuidar de sus sentimientos. Son adultos, podrán con ello. Es más, pruébalo conmigo. ¿Qué es lo que siempre me has querido decir pero no lo has hecho por temor? Estoy seguro que te he hecho enfadar también alguna vez.

Usagi apretó los labios, no se sentía capaz de confesarle lo único que había estado molestándole durante todos estos meses porque era abrir una puerta que tal vez no tenía camino de regreso.

―Vaya con que si hay algo, pensé que me dirías que yo era perfecto. ―Usagi rodó los ojos. ―Es más si te parece yo lo haré primero. Usagi, me molesta que seas tan insegura contigo misma, me ha molestado desde que estábamos en la preparatoria. La manera en que siempre piensas lo peor de ti es increíblemente frustrante y varias veces he querido sacudirte para sacarte esas ideas estúpidas de la cabeza. ¡Y lo peor es que no hace sentido! Eres hermosa, poderosa, inteligente, graciosa y bondadosa, no sólo cómo Sailor Moon o como la princesa Serenity. Para mi no hay diferencia entre ellas y Usagi Tsukino… oh, no, por favor no llores.

Usagi nuevamente tenía lágrimas en los ojos, cayendo sobre sus mejillas enrojecidas, no podía hablar por el nudo que sentía sobre la garganta. Las palabras de Seiya la habían atravesado de diversas maneras que no podía empezar a explicarse.

―Odango, perdóname es sólo que siempre había querido decírtelo.

―¡Eres un tonto! ―Seiya recibió con fuerza aquel insulto, Usagi parecía genuinamente molesta. ―¿Cómo puedes decirme esas cosas?

―¿Recuerdas aquel juego de softbol y lo tanto que dudaste de ti misma? Era doloroso de presenciar.

―No me refiero a eso ―Usagi dió un paso hacia atrás, poniendo más distancia entre ella y Seiya, inconscientemente sentía que necesitaba no respirar parte de su aliento al intentar decirle lo que a ella le molestaba: ―Coqueteas conmigo y me dices todas esas cosas tan hermosas y eso me molesta porque parece que no te importan mis sentimientos hacia tí.

―¿De qué me estás hablando?

―Me molestaba tanto en la preparatoria que me trataras como algo más o que me sacaras a citas porque al mismo tiempo también me encantaba y yo quería ser fiel a Mamoru, en acción y pensamiento, pero no me lo ponías fácil. No era fácil y tampoco lo es ahora, ignorar mis sentimientos hacia tí y parece que no te importa.

―¿Qué no me importa qué? ―Seiya no creía lo que sus oídos escuchaban, su cabeza estaba haciendo mil conjeturas pero quería escucharlo salir de sus labios para convencerse que toda su conversación no era parte de un sueño extremadamente vívido.

―Que no te importa que yo también estuve enamorada de ti y que no sería difícil volver a estarlo. No te importa hacerme sentir así sabiendo que no puedo hacer nada al respecto, eso también me duele.