Capítulo 5: Medias verdades

A pesar de que estaba acostumbrado a hacer trabajos pequeños, Naruto sentía bastante cansancio últimamente, no era lo mismo que tener un trabajo en regla, después de todo, aunque le agradaba estar en un restaurante de ramen, tan sólo el aroma lo ponía muy alegre y renovaba todas sus energías, incluso se le olvidaba todo el sueño.

—Naruto, necesito que vayas a hacer una entrega —le dijo su jefe, él era muy amable, no sólo era flexible con los horarios del rubio, sabiendo que estaba estudiando en la universidad, sino que también le daba ramen gratis, le hacía muy feliz que ese chico compartiera su afición por aquel delicioso platillo, que no era tan sencillo como lo hacían parecer, requería de todo un proceso de preparación muy complejo.

—¡Enseguida! —contestó Naruto, dirigiéndose al mostrador para recoger el platillo y acomodarlo dentro de la cajita de entregas, que parecía una mochila cuadrada.

Él hacía las entregas en una bicicleta, le habían dicho que podía usar motocicleta, pero no sabía conducirla, además le parecía que era mejor pedalear y aprovechar de hacer ejercicio, así que luego de recibir la dirección, el chico se encaminó hacia su destino. No era muy lejos, así que no tardó tanto en llegar, era un edificio de apartamentos que –curiosamente–quedaba cerca del suyo.

—A ver… —se sacó el papel con la dirección del bolsillo del pantalón, para echar un vistazo y no equivocarse con el número. Una vez comprobado, estacionó la bicicleta en un sitio apto para ellas y subió las escaleras, pues no había elevador—. Debe ser esta —murmuró, golpeando tres veces la puerta—. ¡Su orden de ramen está aquí! —exclamó.

Durante los primeros segundos no escuchó nada, pero después se oyó el ruido de pasos apresurados viniendo del interior, también sonó una especie de golpe, ¿alguien se había caído?

—¿Hola? —Naruto volvió a golpear, un poco confundido.

—¡Enseguida voy! —escuchó la voz de una chica, entonces la puerta se abrió y pudo verla, se estaba sobando la cabeza, tenía un pequeño chichón, como si se hubiera dado un golpe muy fuerte—. Disculpa, es que estaba haciendo algunas cosas… oh… —ella lo apuntó con su dedo índice—. ¡Pero si eres tú, mi nuevo amigo!

—¿Eh? —él parpadeó sin entender, hasta que puso un poco más de atención, recordando quién era ella, la había conocido el otro día en el mismo Ichiraku y dijo ser amiga de Matsuri—. Ah, ya recuerdo, eres Faa, ¿no? —comentó, llevándose una mano al mentón.

—Soy Fuu, pero estuvo cerca —rio la jovencita, no parecía molesta por el hecho de que él se equivocara con su nombre, al contrario, lucía divertida por la pequeña confusión—. Aquí está el dinero, gracias por traer mi comida —dijo Fuu, su sonrisa se volvió más grande y brillante y Naruto no pudo evitar pensar que se veía muy agradable.

El rubio recibió el dinero y entregó la orden, vaciando la caja con cuidado, para luego corresponder a la sonrisa de su clienta.

—Nos vemos, Fuu, perdón por no aprenderme bien tu nombre —dijo apenado, hizo una pequeña reverencia y se alejó, entonces Fuu sólo se despidió agitando su mano y cerró la puerta.

Naruto regresó a donde había dejado la bicicleta y se montó en ella, regresando hacia el restaurante, pasó de largo varios vehículos que iban por la calle, entre ellos, uno en donde iba Hinata junto a su novio Toneri, él no la vio, pero ella a él sí, no apartó sus ojos de él hasta que desapareció de su campo de visión.

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Después de haber terminado de comer, Matsuri y Gaara se sentaron a ver juntos una de sus habituales series, tenían tiempo de no disfrutar de ello, así que procuraron elegir algo que les gustara mucho. Cuando ya llevaban un buen rato, de pronto Matsuri apoyó su cabeza contra el hombro de su novio, así que él no pudo evitar voltear a verla.

—¿Estás cansada? —le preguntó, observando su rostro dulce e ingenuo, cuyo semblante era tenuemente iluminado por el televisor delante de ellos, ya que habían cerrado las cortinas y el resto de luces estaban apagadas, como si se tratara de una pequeña sala de cine.

Al escuchar su voz, ella también buscó la mirada contraria, negando rápidamente.

—No, solamente quería estar cerca de ti —respondió, abultando ligeramente sus mejillas—. ¿Te molestó?

—Claro que no, boba —respondió Gaara, acercando una de sus manos a su rostro para acariciarle la mejilla—. Es sólo que habías estado un poco distante desde que llegaste, pensé que estabas aburrida o algo… —hizo una pequeña pausa, soltando un suspiro—. ¿Está todo bien?

Matsuri se mordió el labio inferior, realmente no esperaba que Gaara notara tan fácilmente su malestar, sabía bien que tenía que contarle lo sucedido con su superior Sasori, pero eso también implicaba confesarle su pequeña mentira y, ciertamente, no quería hacerlo en este momento.

—Todo está bien, Gaara-kun, no entiendo por qué dices eso…

El pelirrojo frunció ligeramente el ceño, no era tonto y tenía claro que algo le importunaba a Matsuri, pero verla morderse el labio lo distrajo totalmente.

—No hagas eso —dijo en tono demandante, deslizando sus dedos hasta tocar los labios de la chica, quien se sonrojó completamente, sabía bien cómo Gaara reaccionaba cuando la veía hacer esos gestos, pero no había sido a propósito.

—Gaara-kun, no me mires de ese modo, me da pena —Matsuri desvío su rostro hacia el lado oscuro de la sala, su corazón estaba empezando a latir demasiado rápido y había un ligero nudo en su estómago, ambos síntomas se acrecentaron cuando Gaara la obligó a verlo nuevamente, sus ojos parecían encendidos, a pesar de que la mayoría del tiempo lucían gélidos—. G-Gaara-kun…

—Si te miro así es por tu culpa, ya te dije que solamente yo puedo morder tus labios —susurró Gaara contra la comisura de su boca, solamente quería molestarla un poco y avergonzarla, pero no contaba con que estaba siendo demasiado provocativo, Matsuri simplemente no pudo resistirse y fue ella misma quien lo besó. Lo cierto es que los dos habían estado deseando hacer eso durante toda la cita, pero era penoso admitirlo, fue por eso que el beso tomó bastante intensidad a tan sólo unos segundos de comenzar, después de todo, era anhelado por ambos.

Gaara la tomó por la cintura con su diestra y la pegó un poco más hacia su cuerpo, así que Matsuri aprovechó el impulso y se guindó de su cuello, sin dejar de corresponder al roce de sus labios, que se volvía cada vez más apasionado, hasta el punto en que sus lenguas se encontraron. Ella no pudo evitar dejar salir un suave jadeo, haciendo que su novio se separara para mirarla.

—Maldición, Matsuri, se supone que debía controlarme —refunfuñó, al mismo tiempo que la recostaba a lo largo del sofá, encerrándola debajo de su cuerpo, todo ello sin dejar de verla a los ojos.

La castaña no le respondió, simplemente volvió a rodear su cuello y lo atrajo para volver a besarlo, se sentía tan bien que no quería detenerse, la forma del cuerpo masculino sobre el suyo, su calidez y el aroma de su perfume la mantenían en una especie de trance del cual no quería salir, solamente cuando sintió que le faltaba el aire se separó de sus labios.

—G-Gaara-kun… yo… te amo mucho —dijo con voz agitada, observando su hermoso rostro, siempre le sorprendía lo apuesto que se había vuelto aquel chico que conoció cuando ambos eran niños.

—Y yo te amo a ti —respondió Gaara, ligeramente jadeante, pero dedicándole una suave sonrisa, antes de besarla una vez más. Era cierto que no había planeado que nada de esto pasara cuando la invitó a su departamento, pero ahora que estaban disfrutando de ese íntimo momento, simplemente no quería detenerse, por eso su mano comenzó a delinear la forma suave y alargada de la pierna de Matsuri, tenía tanto tiempo de no tocarla de esa manera, que el hecho de que ella no lo detuviera solamente sirvió para animarlo más, atreviéndose a deslizar su diestra por debajo de la falda femenina.

Matsuri dejó salir un quejido de sorpresa, pero no lo apartó, quería sentirlo tanto como él a ella, así que levantó un poco la camisa de su novio, tocando su espalda y haciendo viajar sus manos hasta el abdomen de él; Gaara tembló.

—Estás muy fría —susurró, dejando escapar un jadeo, acompañado de una sonrisa que a Matsuri le pareció sumamente sexy.

—Lo siento, no sabía.

El pelirrojo tomó una de las manos de la chica, la levantó hasta la altura de su rostro y besó el dorso de la misma, todo eso sin dejar de verla a los ojos, Matsuri podía sentir como si intentara atravesarla con esa intensidad, lo cual la hacía temblar como una hoja.

—No pasa nada —dijo Gaara—. Pronto estas manos y todo tu cuerpo estarán muy cálidos —aseguró, inclinándose nuevamente sobre ella, notando como el color rojo se apoderaba de todo su rostro, pues había sido realmente directo.

Se besaron una vez más con intensidad, estaban tan inmiscuidos en ello, que se olvidaron completamente de lo que estaban viendo, o incluso de qué hora era, porque ya era algo tarde y lo supieron cuando el teléfono de Gaara empezó a sonar con bastante insistencia.

—¿Quién rayos molesta? —se preguntó con enojo, levantándose para ir por su celular, el cual estaba encima de la mesa de centro. Al ver que había sido liberada de su tibia y nada incómoda prisión, Matsuri trató de recuperar el aliento, incorporándose sobre el sofá, para observar a su novio hablando—. ¿Qué pasó, Sasuke? —contestó, parecía algo molesto—. Ah, sí… —volteó a verla, avergonzado—. Matsuri todavía está aquí, estábamos viendo algo juntos —dijo llevándose una mano a la nuca—. ¿Qué quieres decir con que me llamaste para no encontrarte con sorpresas? Eres idiota —colgó la llamada y soltó un suspiro.

La chica no sabía qué decir, parecía que Sasuke era muy precavido, de no haberlos interrumpido, ¿habrían seguido hasta el final? ¡Pero ya había olvidado cómo hacerlo!

—Gaara-kun…

—Lo siento —Gaara la miró con vergüenza, sentía su rostro hirviendo—. No me había dado cuenta de la hora, menos mal que Sasuke llamó antes de volver… aunque me molesta que nos interrumpiera.

—N-no pasa nada —respondió Matsuri, bajando la mirada. Parece que Gaara sí tenía toda la intención de hacerlo con ella, pero qué suerte que no pasó nada, porque no quería verse como una tonta con él, después de su primera vez, en donde había sido tan torpe y boba, esperaba aprender un poco más, pero eso no pasó, ¿y si les preguntaba a sus amigas?

Por su parte, Gaara, un tanto incómodo por el pequeño problemita que ahora mismo tenía entre sus pantalones, se levantó rápidamente, dándole la espalda a Matsuri.

—Termina de ver el episodio, iré al baño y regreso —explicó, desapareciendo tras la puerta a la velocidad de la luz.

Matsuri bajó la mirada, ¿debía estar preparada para cuando algo como esto volviera a ocurrir?

—Ay, qué vergüenza, ya ni me acuerdo qué se debe hacer… —murmuró, intentando apaciguar el calor de su rostro con el frío de sus manos.

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Una cosa que Sasori odiaba hacer era tener que hablar con su abuela, no la soportaba, pues ella siempre trataba de decirle qué hacer con su vida y cómo vivirla, era algo que lo obligaba a mantenerse lejos de ella, después de dejarlo solo por tanto tiempo cuando era niño y sus padres fallecieron en un horrible accidente, después de no preocuparse por lo que le pasara, ahora parecía arrepentida de haberse desentendido de él, ahora que él ya no la necesitaba para nada.

Llegó a la casa de la mujer, aunque no tenía ganas de entrar, por suerte, su mente estaba ocupada en otras cosas, pues no dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior.

—Qué fuerte golpea… —susurró para sí mismo, llevándose una mano a la mejilla, como si todavía sintiera el dolor de la bofetada que Matsuri le había dado, aunque estaba sonriendo como un bobo. No sabía en qué momento esa chica había empezado a llamar su atención, tal vez en el mismo instante en que ella casi arruina su trabajo, pero es que la forma tan dulce en que brillaban sus ojos, la sonrisa inocente, todo eso lo encandilaba, tanto como para haberla besado sin siquiera tener su permiso.

Sabía que había hecho mal, que la había malinterpretado, pero no podía evitar querer repetir esa experiencia, no la del golpe, obviamente, sino la de volver a besarla, pero que esta vez ella le correspondiera, deseaba tenerla entre sus brazos y que fuera con su consentimiento.

—¿Qué haces parado ahí? ¿Por qué no entras? —escuchó la voz de su abuela, la cual lo sacó de sus pensamientos de muy mala gana.

Chiyo estaba de pie junto a la puerta, viéndolo con confusión, su nieto parecía totalmente ensimismado en algún asunto del cual ella no sabía y, estaba segura, tampoco le diría, aunque se lo preguntara mil veces.

Sasori chasqueó la lengua.

—Eso no te importa, vieja —contestó insolente—. Dime para qué me llamaste, no tengo todo el día.

La anciana suspiró, sabía que había cometido errores con su nieto, pero era muy triste que haya crecido para convertirse en un adulto que no era capaz de respetarla ni siquiera un poco.

—Pasa —dijo Chiyo, haciéndose a un lado—. Dijiste que necesitabas más dinero, ¿no?

—Sólo dámelo aquí, no pienso entrar a tu casa —respondió Sasori, cruzándose de brazos y mirando en otra dirección, realmente era orgulloso, no quería compartir el mismo espació con esa mujer que nunca se preocupó por él hasta que ya fue tarde, no podía perdonarla.

La mujer frunció el ceño, pero no insistió, si lo único que podía hacer ahora por su nieto era darle dinero, entonces lo haría, tal vez un día él dejaría de tenerle resentimiento.

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Después de que Sasuke regresó al departamento, Gaara se apresuró en acompañar a Matsuri al suyo, apenas y lo saludaron antes de irse, cosa que le pareció sumamente sospechosa, pero no dijo nada al respecto y solamente los dejó partir.

Por el camino, los dos estaban un poco avergonzados, no decían mucho y sólo miraban al suelo, ninguno de los dos sabía cómo romper el hielo o tomar la palabra, hasta que llegaron a un cruce. La calle estaba un poco mojada y un auto pasó rápidamente frente a ellos, así que Gaara se apresuró a abrazar a Matsuri y voltearla para que no se fuese a mojar.

—¿Estás bien? —preguntó asustado, volteando con enojo hacia la calle, pero el auto ya no estaba, con la velocidad a la que iba, desapareció casi instantáneamente—. Ese estúpido, ¿quién le entregó la licencia de conducir?

—Gaara-kun, ¿no te lastimaste? —Matsuri rápidamente acunó el rostro de su novio entre sus manos, como si tratara de comprobar que todo estaba bien con él, incluso revisó su espalda y solamente vio que algunas gotas de agua sucia le habían saltado en los pantalones, pero nada más—. Qué bueno, qué susto —suspiró aliviada.

—Estoy bien, pero ese tipo… —contestó molesto, tomando la mano de la castaña, no podía creer lo irresponsables que eran algunas personas—. Olvídalo, vamos, ya casi llegamos a tu casa.

—Está bien —la chica asintió con la cabeza, tomando con fuerza la mano de su novio. Su corazón estaba latiendo algo rápido debido al susto que había pasado, pero estar junto a Gaara la hacía sentir reconfortada.

Caminaron un poco más hasta llegar al edificio, en donde se detuvieron. Matsuri lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en el pecho del más alto, quien no dudó en rodearla con sus brazos.

—¿Aún estás asustada por lo de hace un rato? —preguntó Gaara, viéndola negar con la cabeza—. ¿Entonces qué sucede?

—Solamente quería abrazarte —dijo Matsuri, separando un poco su rostro para verlo a los ojos—. Uhm, Gaara-kun, quería decirte algo… —añadió, abultando ligeramente sus labios, lo cual él interpretó como si le estuviera pidiendo un beso, así que no tardó en desaparecer la distancia entre sus rostros, uniendo sus bocas de forma repetida, en besos cortos.

—¿Qué es? —interrogó entre besos, no podía resistirse a ella, le avergonzaba admitirlo, pero era posible que fuera el novio más cursi del mundo y ni siquiera le importaba, estar con Matsuri lo hacía feliz.

Correspondiendo a cada uno de sus besos, Matsuri se olvidó por completo de que todavía tenía que contarle lo sucedido anoche, no tenía ganas de ello, no quería que Gaara se enojara, seguro que estaría muy molesto.

—N-nada —respondió, dándole un último beso antes de separarse—. Ya voy a entrar, Gaara-kun, ve a casa a cambiarte, tu ropa se ensució.

Gaara asintió con la cabeza.

—Está bien, hasta mañana, te llamaré más tarde —dijo, esbozando una sonrisa suave, después de eso se separó del todo de ella, pero no se marchó hasta que la vio subir hasta su departamento y entrar al mismo, una vez seguro de que Matsuri ya estaba sana y salva en su hogar, Gaara regresó al suyo.

No tardó mucho en llegar, estando solo caminaba más rápido. Al entrar al departamento vio que Sasuke estaba cenando, mientras veía la televisión, él no era nada bueno en la cocina, así que había pedido una pizza.

—Hey —saludó el azabache—. ¿Quieres pizza?

—Claro —respondió, acercándose a la mesa, entonces notó algo pequeño y cuadrado que estaba sobre la misma, cuando lo miró en detalle, se dio cuenta de que era una identificación que le pertenecía a su novia—. ¿Qué hace esto aquí? —preguntó, tomándola con una de sus manos.

Sasuke le dio una mordida a su trozo de pizza, lo tragó y miró a su amigo.

—Ah, lo encontré en el sofá, se le debe haber caído a Matsuri, será mejor que se lo lleves mañana.

Gaara asintió con la cabeza, volvió a dejar el documento sobre la mesa y se sentó a comer, no cabía duda que Matsuri era una boba distraída, aunque ahora que lo pensaba, Sasuke había dicho que el documento estaba en el sofá, ¿tal vez se le cayó en medio de su momento de intimidad? Bueno, si ese era el caso, tal vez él tenía un poco de culpa también.

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Kankuro había pasado casi todo el día con Sari, como se quedó en su casa y era domingo, decidieron salir a dar una vuelta al parque, charlaron, comieron algo e incluso visitaron un par de tiendas, había sido una divertida salida de amigos, eso era lo que él pensaba.

—¿Lo pasaste bien? —preguntó Kankuro, los dos iban por la calle, caminando hacia la parada de autobús más cercana, Sari llevaba un helado en su mano y ya casi lo terminaba de comer, aunque un poco del mismo se estaba derritiendo sobre su mano—. Oye, pero qué torpe, ¿acaso tienes dos años? —la regañó, señalándole que se estaba manchando.

—Cállate, tonto —Sari le sacó la lengua y se adelantó un par de pasos, quedando frente a él—. Sí lo pasé bien, a pesar de lo amargado que te portaste, sí que te pareces a tu hermano.

Kankuro rodó los ojos.

—Veo que no dejas de pensar en Gaara, ¿todavía te gusta? Creí que ya habías superado eso —dijo de mala gana, cruzándose de brazos, ahora le agradaba mucho Sari, la consideraba su amiga, no quería volver a tener ese tipo de problemas con ella como hace dos años.

—¡Claro que no! —exclamó la castaña, frunciendo el ceño—. Hace mucho que ya no me gusta tu hermano, yo nunca le haría eso a Matsuri… —bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior—. Sé que solía ser una horrible persona, que me moría de envidia de Matsuri, pero… después de todo lo que pasó…

—Ya lo sé, no tienes que explicarlo —el castaño descruzó sus brazos y sonrió—. Dije algo estúpido, no te pongas así —buscó en el bolsillo de su pantalón y sacó un pañuelo, limpiando la mano de Sari, que se había manchado todavía más con el helado derretido—. Mejor pon atención en este desastre, termina de comerte eso.

Sari no dijo nada, simplemente frunció los labios y le dio la espalda a Kankuro para continuar comiéndose el helado, mientras retomaba el camino. Él la siguió en silencio, le hacía un poco de gracia que fuera tan temperamental, continuaba siendo la chiquilla pesada del principio, pero a diferencia de antes, era una persona cuyo bienestar le importaba.

—Oye, ¿ya no piensas hablarme?

—No, por idiota —contestó Sari, todavía caminando delante de él.

—Pero acabas de responderme —dijo Kankuro, arqueando una ceja.

La chica se volteó molesta, estaba por decirle algo, pero fue interrumpida por una tercera voz que apareció prácticamente de la nada.

—¿Kankuro? —el recién nombrado se volteó apenas escuchó su nombre, sabía bien a quien pertenecía la voz femenina, pues era alguien muy preciada para él.

—Tenten —dijo con una sonrisa, tenía un par de días de no verla, los dos siempre estaban bastante ocupados y, aunque todavía eran buenos amigos, no solían pasar tanto tiempo juntos como antes—. Hola, ¿qué haces aquí?

La chica de los chonguitos levantó sus dos manos, mostrando que llevaba dos bolsas en cada una —Hacía las compras, ¿y ustedes? —se inclinó levemente, mirando a Sari, no la conocía mucho, solamente sabía que a Temari no le agradaba y que Kankuro solía llevarse mal con ella, pero ahora siempre estaban juntos. Sin pensarlo mucho, le sonrió a la menor, la cual le devolvió el gesto de forma algo incómoda.

—Dábamos un paseo, pero estaba acompañando a Sari al autobús y ya me iba a casa —contestó el chico, que claramente se ponía nervioso cuando estaba frente a la Ama, Sari se podía dar cuenta con tan sólo verlo, era un idiota.

—Ya veo —dijo Tenten, manteniendo su sonrisa amable—. Espero que lo hayan pasado bien, los dejo entonces.

—Yo ya me iba —la cortó Sari, justo antes de que Tenten pudiera siquiera dar un paso—. Ustedes deberían charlar un rato, ¿no? Yo estoy muy apurada —dijo, para luego salir corriendo sin siquiera escuchar alguna queja, no le dio tiempo a Kankuro para ello.

—Pero esa niña… —él chasqueó la lengua, no quería dejarla ir sola, se suponía que estaba acompañándola por lo que recientemente había sucedido, de que ella se sentía vigilada y asustada, pero ahora sólo se iba como si nada, ¿quién la entendía?

Tenten, al ver que Sari se había ido así de rápido, se apuntó a sí misma con confusión.

—¿Crees que no le agrado o algo así? Siento que se fue por mi culpa… —comentó, haciendo un leve puchero, ella no había querido incomodar a nadie, simplemente iba a saludar y a marcharse, ¿tal vez no debió saludar a Kankuro? Nunca fue su intención causar problemas—. ¿Ella es tu novia? Tal vez no debí acercarme a ustedes.

—Sari no es mi novia, solamente somos amigos —se apresuró en aclarar el castaño, negando con la cabeza—. Y tú no has hecho nada malo, me alegra verte —añadió, sonriendo—. ¿Te ayudo con eso? —ofreció, extendiendo su mano para que Tenten le diera parte de sus bolsas, sabía que no le entregaría todas, puesto que ella se jactaba de ser una mujer independiente y eso era algo que él respetaba.

Por su parte, Tenten iba a negarse, pero era cierto que no habían hablado hace mucho y la otra chica ya se había ido, por lo que no se pudo negar.

—Está bien, aquí tienes, acompáñame un rato —respondió, pasándole las bolsas de su mano izquierda al mayor, quien las encontró bastante pesadas, no cabía duda de que Tenten era una chica sumamente fuerte.

Sari llegó hasta la parada de autobús y se sentó, soltando un suspiro. Miró el helado en su mano, solamente quedaba la galleta del cono y un poco de crema de chocolate.

—¿Por qué lo dejé con ella? Qué tonta soy… —murmuró, regañándose a sí misma. No quería que Kankuro y Tenten pasaran tiempo juntos, sabía que era algo tonto, que no debía tratar de imponerse en las relaciones de otros, pero tampoco podía evitar los celos que la invadían y, seguido de eso, la tristeza al saber que él solamente la veía como una amiga, como una hermana menor, tal vez.

¿Por qué no podía darse cuenta de que ella lo quería?

—Qué frío —murmuró, pues una brisa helada la atacó de pronto, justo cuando vio que se acercaba su autobús. Se puso de pie y subió rápidamente, pagó su pasaje y se sentó en un lugar vacío, entonces miró hacia la parada, solamente por instinto, notando que un hombre grande se sentaba, le pareció conocido, pero apenas pudo distinguirlo, pues el autobús partió y rápidamente se alejó de allí.

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Shikamaru se había quedado dormido esa mañana, así que estaba llegando un poco tarde. Entró con prisas a la universidad, seguramente iba a ser regañado, siempre aparecía tarde los lunes, pero no se podía permitir más amonestaciones, o eso quedaría en su historial universitario.

Por suerte, todavía faltaban unos minutos para que la clase empezara, había conseguido un buen tiempo gracias a que corrió como un desquiciado, cosa que le daba mucha flojera, pero que era necesaria. Cuando iba por el pasillo, en busca de su salón, desde lejos pudo ver una imagen que le llamó la atención y no de buena manera.

Si había algo que le molestara, además de que interrumpieran su siesta, era que su novia Temari se pasara todo el bendito día junto a Neji Hyûga, sabía que eran compañeros de carrera y que eran buenos amigos, no había ningún motivo para sentir que le hervía la sangre cuando esos dos charlaban, pero… ¿por qué era tan jodidamente incómodo ver que ella le sonreía a ese chico?

¿Tal vez porque Neji era más del tipo de Temari que él?

—Tsk, no tengo tiempo para esto —masculló, retomando la caminata hacia su salón.

Desde donde estaba Temari, quien esperaba fuera del salón a que llegara su profesor, notó que Shikamaru pasó de largo por el pasillo, un par de metros más allá, parecía un poco enojado, aunque ella no entendía la razón, sería mejor que le preguntara más tarde.

—Entonces… ¿le preguntaste? —escuchó la voz de Neji, la cual la sacó de sus pensamientos. Ella lo miró, él estaba de brazos cruzados, con el ceño fruncido, como siempre, muy a su estilo de señor—. ¿Temari?

La rubia dejó salir una pequeña carcajada ante su pensamiento de "el señor Neji".

—Sí, le pregunté —contestó, cerrando sus ojos—. Tenten no está saliendo con nadie ahora, dijo que no le interesaba por el momento, así que si piensas hacer algo, es ahora.

Neji bajó la mirada —Yo solamente tenía curiosidad, no pienso hacer nada —aseguró, aunque sabía muy bien que lo suyo era más que simple investigación, era sólo que no se animaba a tratar de hacer algo, después del tiempo pasado, de que Tenten lo ignorara y pasara a casi odiarlo, no estaba seguro de si existía algún modo de hacerla cambiar de opinión.

—Tenten es terca, pero estoy segura de que no te guardará rencor por siempre —aseguró Temari, esbozando una suave y segura sonrisa—. El modo en que te portaste con ella fue estúpido y eso no te lo niego, pero sé que reconoces tus errores, ¿no? Por algo ahora te aprecio y no me pareces tan inútil.

El Hyûga rio con sarcasmo.

—Gracias, qué amable —murmuró entre dientes.

El Nara entró a su salón y tomó asiento, justo después de él ingresó el profesor, por suerte, esta vez nadie lo iba a regañar.

—Nara-san —escuchó el llamado de una de sus compañeras, era una chica con la cual solía hacer siempre los trabajos grupales, ya que era sumamente lista, además se sentaba justo detrás de él, eso era conveniente, porque no necesitaba cambiarse de asiento—. Finalmente llegó temprano, me alegra —él se volteó para verla y observó su sonrisa dulce y amigable, aunque casi no podía verle los ojos debido a los enormes anteojos que llevaba puestos.

—Gracias, Shiho —contestó en un susurro, el profesor ya había empezado con la introducción de la clase y no quería levantar la voz y llamar la atención, es más, si fuera por él, hasta se habría echado a dormir sobre el pupitre, pero su mente continuaba recordando la imagen de Temari y Neji juntos.

En serio, ¿por qué era tan fastidioso? Qué problemático.

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Como su primera clase del día empezaba un poco más tarde, Matsuri pasó las primeras horas de la mañana en la biblioteca. No había dormido mucho anoche, así que en lugar de estudiar, estaba casi quedándose dormida entre las páginas de su libro de teoría del color, pero cuando su teléfono sonó, abrió los ojos algo asustada, mirando para todos lados con confusión.

Se dio cuenta de que sólo era su alarma, la había puesto para que le avisara cuando debía irse a clases, así que la apagó, guardó sus cosas y se levantó del asiento.

—Tengo que dejar de pensar en esas cosas —se regaño a sí misma, pues no dejaba de recordar lo sucedido con Gaara, de no ser por la intervención de Sasuke, ellos dos habrían terminado repitiendo el acto de su primera vez y eso no le molestaba, al contrario, le frustraba que no se hubiese llevado a cabo.

Ella quería estar con Gaara en todos los sentidos y eso, por supuesto, incluía el plano sexual, incluso si era una completa inexperta, quería aprender a su lado, pero le daba demasiada vergüenza decírselo, sobre todo, porque no podía estar tranquila sabiendo que le ocultaba lo que pasó con su superior, quien, como si llamara al diablo, se apareció delante de ella en el pasillo.

Sasori le hizo un gesto de mano al verla llegar, pero Matsuri solamente lo miró en silencio, lo ignoró y decidió pasarlo de largo, lo cual no consiguió, ya que el mayor le detuvo el paso parándose frente a ella.

—¡Espera, por favor! —exclamó el pelirrojo, notando la mirada de enfado de la chica, le parecía tan bonita con esa expresión que le dificultaba un poco el habla.

—Debo ir a clases —dijo Matsuri, su ceño estaba fruncido y sus labios ligeramente abultados; sinceramente, estaba más enojada ahora que veía a Sasori, tenía muchas ganas de volver a estamparle una palmada en la cara.

—Matsuri, solamente necesito un minuto —insistió él, juntando sus dos manos en un gesto de súplica. La chica suspiró, se cruzó de brazos y miró al suelo, él interpretó aquello como un "aprovecha tu tiempo" y se aclaró la garganta—. Escucha —prosiguió—. Sé que la otra noche me porté como un patán, realmente lo lamento, nunca quise faltarte al respeto, te lo juro.

—Pero lo hizo, sempai —Matsuri levantó la cabeza para mirarlo, todavía no olvidaba que Sasori la trató como si fuera una cualquiera, ella siempre había sido una persona tímida y recatada, no juzgaba el comportamiento de los demás, pero que alguien la malinterpretara sin conocerla era algo que le hacía sentir muy triste, sobre todo si ese alguien le agradaba.

—Lo siento mucho —dijo Sasori, sus ojos que siempre estaban llenos de confianza ahora mostraban arrepentimiento—. No sólo por el beso, sino por las tonterías que te dije, es sólo que yo… —tragó saliva, no sabía por qué, pero ahora mismo estaba muy avergonzado, incluso su rostro lo demostraba—. Es que de verdad me pareces una chica muy linda, Matsuri —confesó—. Me gustas.

Los ojos de la castaña se abrieron como dos platillos voladores, ¿acaso había escuchado bien? ¿Sasori se le estaba declarando ahí, en medio de un pasillo de la universidad, como si nada?

—T-tengo que irme a clases, sempai —contestó nerviosa, aprovechando la distracción del mayor para salir corriendo.

Su corazón estaba latiendo demasiado rápido, no porque sintiera algo por Sasori, sino porque estaba impresionada y avergonzada, nadie se le había declarado además de Gaara, tampoco había besado a nadie más a parte de él, hasta que Sasori vino y robó sus labios sin su permiso y sin aviso.

Por su parte, él decidió no seguirla, quizá estaba muy sorprendida por sus palabras, o tal vez necesitaba tiempo para procesarlas, él tampoco planeaba decirle eso, pero no había podido evitarlo, era cierto que le gustaba Matsuri y planeaba conquistarla a como diera lugar.

—Qué linda es… —murmuró para sí mismo.

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Después de que finalizara su clase, Gaara y sus compañeros de equipo empezaron a guardar sus materiales de trabajo. Ya habían avanzado bastante en su proyecto, eso era algo bueno, porque estaba quedando muy bien y a Gaara le aliviaba.

—¿Vas a ir por algo de comer, Gaara? ¿Quieres que vayamos juntos? —le preguntó Shijima, mientras terminaba de guardar un cuaderno dentro de su bolso, solía usar accesorios muy femeninos, pero de colores bastante sobrios, como negro y rojo, a diferencia de Matsuri, que era mucho más infantil, yendo con cosas rosas a todos lados, algo que a Gaara le gustaba mucho de ella, adoraba que se mostrara tal cual era ante los demás.

Antes de contestarle, el chico se llevó las manos a los bolsillos del pantalón, a ver si tenía algo de dinero, pero se topó con un objeto de forma cuadrangular, entonces recordó que traía la tarjeta de identificación de su novia, que se había quedado ayer en su departamento.

—Tengo que ver a Matsuri, lo siento —contestó, sacando su celular para ver la hora, ella ya debía de haber terminado sus primeras clases y seguro que iba a estar por la cafetería con sus compañeras.

—Ah, claro —Shijima se mordió el labio inferior, cómo detestaba la sola mención de ese nombre, sentía como si cada vez que Gaara hablaba de su novia, ella se intoxicaba de veneno, le parecía una chiquilla tan simplona y boba, no podía creer que Gaara la prefiriera.

Gaara tomó unos libros pesados que no podía meter a su mochila y sin más salió del salón, sin ver como Shijima apretaba los puños con furia. A su lado, dando un hondo bostezo, Shira solamente chasqueó la lengua.

—Eres bastante encimosa con el pobre, es natural que quiera huir de ti —comentó, ganándose una mirada de odio puro de parte de la chica.

—¿Quién te pidió tu opinión?

Shira se rio, era cierto que nadie le había preguntado, pero tampoco es como si pudiera callarse al ser testigo de los constantes desplantes de Gaara hacia su compañera, no es porque ella le preocupara, sino porque le parecía muy lamentable; en otras palabras, le daba lástima que ella no se diera cuenta de su lugar.

Enfadada por haber recibido una risa burlesca como respuesta, Shijima le dio una patada al suelo, tomó su bolso y se largó fuera del salón, daba las gracias de que en su siguiente clase no tendría que trabajar con el indeseable de Shira.

—*—*—*—*—*—*—*—

—Creo que este es el salón… —murmuró Tenten, observando el pequeño volante que tenía entre sus manos, mientras se paraba frente a una puerta con que decía Laboratorio 4-B. Estaba un poco nerviosa, esta era la primera vez que se presentaría para algo como esto, pero después de todo el apoyo de sus compañeros de carrera, Tenten decidió postularse como representante para los estudiantes de pedagogía frente al sindicato estudiantil, era algo parecido al consejo que solían tener en la escuela, pero mucho más organizado y con más influencias, una verdadera ayuda para todos los estudiantes de la universidad.

Respirando hondamente, tocó la puerta, la cual se abrió casi al instante, pero la persona que estaba ahí la dejó con la boca abierta, pues se encontró con aquellos ojos blancos que solían encantarla cuando estaban en el colegio.

Neji, también sorprendido de verla ahí, se hizo a un lado para dejarla pasar. Él también se había presentado para representar a su carrera, la convocatoria era para alumnos de segundo año y, como estaba cerca de la puerta, no dudó en abrir, pero nunca pensó que Tenten vendría aquí, eso no era algo usual en ella.

—Qué bueno que estén llegando más personas, adelante —dijo la persona que estaba a cargo, se trataba de la directora del departamento de asuntos estudiantiles, la cual era conocida por sus métodos efectivos de educación y organización; Terumi Mei.

Tenten asintió con la cabeza, hizo una pequeña reverencia y se integró al resto de estudiantes, los que estaban ahí ya habían sido elegidos, lo que significaba que, de ahora en adelante, iba a tener que ver muy seguido a Neji Hyûga.

Genial —pensó con fastidio, rodando los ojos, ya no podía zafarse de esto, ¿o sí?

—*—*—*—*—*—*—*—

Después de que sus primeras clases terminaran, Matsuri y sus compañeras salieron juntas para comer algo en la cafetería, todavía era temprano, pero tenía mucha hambre, aunque su mente estaba prácticamente en la luna, no dejaba de pensar en la confesión de Sasori, ¿sí era eso una confesión? ¿O a qué se refería al decirle que ella le gustaba?

—Matsuri, ¿me estás escuchando? —la pregunta de Sasame la sacó de sus pensamientos, haciendo que volteara a ver a la chica de cabellera anaranjada con confusión—. Que te sientes, mujer —señaló ella, ya que estaban todas sentadas en una mesa de la cafetería y Matsuri continuaba de pie.

—Ah, s-sí —rápidamente tomó asiento, no podía creer que continuaba con la cabeza en cualquier parte, ¿cómo podía ser?

—Entonces, ¿ya nos vas a decir quién es tu novio? —le preguntó Ameno, apoyando sus dos manos sobre la mesa, su expresión era de curiosidad y ansiedad pura, es que llevaba días queriendo saber quién era la media naranja de su nueva amiguita.

—¡Es verdad! —exclamó Sasame, apuntando a Matsuri con su dedo índice—. Matsuri, ¿quién es?

—Eh, bueno… —la chica bajó la mirada, era mejor que les contara la verdad a las chicas, que la persona con quien estaba era ese chico que tanto les gustaba a todas—. Verán, es que mi novio es…

—Miren, miren —le interrumpió Yakumo, que tenía su teléfono celular en la mano—. Enviaron algunas fotos al grupo de Whatsapp, parece que están haciendo una votación del chico más sexy de primer año.

Ameno miró la pantalla del teléfono de su amiga —Oye, pero no está Sasuke Uchiha, esto es una estafa.

—Dijeron que los chicos con novia no participan, hay que respetar lo que ya está tomado —explicó Yakumo, llevándose una mano al mentón—. Aunque no entiendo por qué está Sabaku No Gaara, ¿no es que él también tiene novia?

Al escucharla, Matsuri sacó su celular y buscó dicho grupo, nunca le prestaba atención, de hecho, lo tenía silenciado y archivado, pues se la pasaban todo el día enviando mensajes y era bastante molesto, las chicas la habían invitado porque era una especie de comunidad de estudiantes femeninas de la facultad, en donde solían organizar todo tipo de eventos, reuniones y fiestas. Al entrar, se dio cuenta de que había varias fotografías de chicos guapos que ya había visto por la universidad y otros que no, la mayoría eran tomadas de sus redes sociales. Encontró la de su novio al subir un poco, era su foto de perfil, seguramente la habían robado de su Facebook, pues él siempre ponía todas sus redes en privado. Matsuri lo miró atentamente, si no supiera que ese era su novio, pensaría que se trataba de algún modelo, ¿cómo es que salía tan bien en una foto de perfil de una red social? Y lo peor es que tenía un montón de reacciones, pues era así como las chicas del grupo elegían a "su favorito".

—Umh… —su ceño se frunció, no podía creer que se hubiese puesto celosa por algo tan tonto.

—Escuché que nadie lo ha visto con su novia —dijo Ameno, respondiendo a la anterior pregunta de Yakumo—. Me pregunto si realmente existe, debe ser súper guapa.

—¿Verdad? Yo creo lo mismo —habló Sasame, que aprovechó de ponerle una reacción a la foto de Gaara desde su teléfono.

Matsuri tragó saliva, era mejor que dijera todo ahora.

—Chicas, en realidad yo…

—Así que aquí estabas —escuchó una voz masculina, la cual nuevamente interrumpió lo que estaba queriendo decir, sintió que alguien apoyaba el antebrazo sobre su cabeza y vio su tarjeta de identificación "volando" frente a sus ojos, pues era sostenida por la persona que estaba de pie detrás de ella—. Olvidaste esto ayer en mi departamento, boba, pon más atención a tus cosas.

Las compañeras de Matsuri estaban con los ojos muy abiertos y la mandíbula desencajada, ¿pero qué rayos hacía Sabaku No Gaara ahí, con su amiga?

Por su parte, Matsuri recogió su tarjeta de manos de su novio y se volteó a verlo con las mejillas abultadas, prácticamente olvidándose de la presencia de las chicas, algo que siempre le pasaba cuando Gaara estaba alrededor.

—Gaara-kun, no me regañes —le dijo de manera infantil—. Así que tú la tenías, gracias por regresármela, me asusté cuando no la encontré esta mañana.

—Sé que te gusto mucho, pero no deberías vivir así de distraída —Gaara le dio un pequeño toque en la frente con sus dedos índice y medio, empujando un poco la cabeza de la chica hacia atrás, ella continuaba sentada y él de pie—. ¿A qué hora terminas hoy tus clases? Vayamos a ver una película.

La chica se tocó la frente, haciendo un gesto de reproche.

—Como a las tres —respondió, asintiendo con la cabeza y sonriendo—. Sí quiero, te mandaré un mensaje cuando salga.

—Está bien —Gaara también sonrió, le emocionaba pasar la tarde junto a ella—. Nos vemos después —miró de reojo a las muchachas que acompañaban a Matsuri, la expresión de sus caras le pareció un poco rara, pero no le dio importancia a eso, sólo hizo un pequeño e incómodo gesto de saludo y se marchó.

Matsuri volteó nuevamente hacia la mesa u suspiró, se notaba que estaba enamorada de ese chico, gesto que no pasó desapercibido por ninguna de las chicas.

—No puedo creerlo, ¿tú eres la novia misteriosa? —dijo Sasame, apuntándola con su dedo índice, fue entonces que Matsuri se dio cuenta de que no había alcanzado a aclararlo antes de la aparición de Gaara.

—¿Eh? —la cara de Matsuri se puso totalmente roja, cubriéndose la boca con ambas manos.

—¿Entonces él es el novio que no nos presentabas? —cuestionó Ameno—. ¡Pero qué envidia!

—¡L-lamento no haberles dicho! —se apresuró en aclarar Matsuri, se sentía sumamente avergonzada y culpable por haberles mentido, cuando ellas desde el inicio fueron muy amistosas—. Y-yo iba a contarles, pero cuando dijeron todas esas cosas de que la novia de Gaara-kun debía ser una súper modelo, yo… yo sólo… —bajó la mirada, soltando un suspiro—. Como ven, no soy nada de eso, así que me sentí asustada, tal vez pensarían que soy presumida y no querrían ser mis amigas…

Sin que ella levantara la cabeza, solamente escuchó risas de parte de las chicas, así que las volteó a ver con enorme confusión.

—Pero Matsuri, ¿por qué no íbamos a querer ser tus amigas? —dijo Ameno, la sonrisa en su rostro era muy amplia y sincera—. Todo eso que dijimos fueron sólo comentarios bobos.

—Es verdad —apoyó Sasame, asintiendo con la cabeza—. No tenías para que sentirte cohibida, el hecho de que tu novio sea súper sexy no hará que te odiemos.

La castaña parpadeó ante el comentario, mientras que Yakumo le daba un ligero codazo en el brazo a la de pelo naranja.

—Lo que quiso decir Sasame es que no tienes que sentirte menos que nadie, deberías estar muy orgullosa, se nota que le gustas mucho.

—¿De verdad?

—Es obvio —secundó Ameno, todavía sonriendo—. Los ojos con los que te miraba eran de puro amor, incluso si no nos decías nada de su relación, de haberlos visto juntos nos habríamos dado cuenta.

Matsuri se sintió muy tonta por no haber hablado desde el principio, claramente, las chicas no eran como pensó, al menos ellas tres, no sabía el resto de sus compañeras, pero ya tampoco le importaba. Era un alivio que ya no tuviera que mentir ni ocultarle nada a nadie, ahora podría contarle con calma todo a Gaara.

—Entonces —dijo Sasame, llamando su atención—. Cuéntanos todo, ¿cómo se hicieron novios? ¿Cuánto llevan juntos?

La protagonista de la conversación sonrió y asintió con la cabeza, todavía tenían bastante tiempo, así que comenzó a relatar su historia desde que conoció a un pequeño niño pelirrojo.

—*—*—*—*—*—*—*—

Naruto y Hinata llevaban buena parte de la mañana estudiando en la biblioteca, ya que sus primeras clases de ese día habían sido canceladas debido a asuntos personales (tenían la misma clase), así que decidieron aprovechar el tiempo.

La ojiperla estaba revisando las respuestas que el rubio había escrito a las preguntas de ensayo del libro que estaban usando para repasar la materia, al terminar, sonrió satisfactoriamente.

—Cometiste un par de errores menores, pero has mejorado mucho —aseguró, mostrándole a Naruto la hoja, la cual apenas tenía unas pocas correcciones marcadas con rojo—. Te felicito, Naruto-kun, eres muy bueno cuando te propones las cosas.

Avergonzado y a la vez feliz por el halago, Naruto se sonrojó graciosamente, asintiendo con la cabeza, al mismo tiempo que se frotaba la mejilla derecha con la mano.

—Gracias, Hinata —dijo apenado—. Si no fuera por tu ayuda no conseguiría nada, la verdad es que no entiendo nada en clases, pero cuando tú me explicas es diferente.

La chica amplió un poco su sonrisa, no podía evitar sentirse feliz y cómoda cada vez que estaba con Naruto, aunque tratara de negárselo a sí misma, sabía bien que todavía lo quería, sin importar lo malo que fuera eso para ella.

—Me alegra mucho serte de ayuda —dijo Hinata, dejando la hoja corregida sobre la mesa, justo cuando la pantalla de su teléfono se iluminó. Enseguida se dio cuenta de que se trataba de un mensaje de su novio, incluso Naruto pudo verlo, lo cual le hizo fruncir el ceño.

Hinata tomó el aparato y rápidamente envió una respuesta, volviendo a dejar el mismo sobre la mesa, pero boca abajo.

—L-lo siento, tenía que responder.

Naruto miró en otra dirección, ni siquiera quería saber acerca de ese chico, pero se sorprendió de que su boca actuara más rápido que su cerebro y que las palabras se le salieran como si su lengua estuviera en su contra.

—¿Te gusta mucho ese chico? —preguntó, regañándose mentalmente de forma casi automática—. ¿Pero qué carajo me pasa? ¿Cómo le pude preguntar eso? ¡Qué idiota, Naruto!

—¿Eh? —la ojiperla ladeó la cabeza, confundida y sorprendida por la pregunta tan repentina, incluso parpadeó varias veces, sin saber qué decir concretamente… ¿sí le gustaba realmente Toneri? Siempre que estaba con él, podía decir sin miedo que sí, pero cuando estaba con Naruto, cuando lo veía sonreír o incluso hablar, ya no sabía si de verdad sentía algo sincero hacia su actual pareja.

¿Por qué todo era tan confuso?

—No debí preguntar eso, perdona —Naruto bajó la mirada, estaba haciendo las cosas incómodas nuevamente y no quería eso, no deseaba que Hinata se alejara de él, tal y como hizo cuando terminaron su relación, hace casi dos años.

Hinata bajó también la mirada, empezando a jugar con sus dedos como solía hacerlo cuando se ponía nerviosa.

—Es que yo… la verdad es que yo, Naruto-kun…

—¡Pero si son mis nuevos amigos! —los dos escucharon una voz efusiva y alegre cerca de ellos, seguido de eso, el para nada silencioso "shhh" de la bibliotecaria, lo que hizo que Fuu, la que estaba de pie junto a ellos, se tapara la boca con las dos manos y le hiciera un gesto de disculpa a la mujer, quien volvió a enterrar la cabeza entre las páginas de un libro—. Hola, chicos, qué bueno encontrarlos a los dos —dijo la joven, sonriendo.

—Fuu-san… —la saludó Hinata, haciendo una leve reverencia sólo con su cabeza.

—Oh, Fuu —Naruto también sonrió, siempre que se encontraba con esa chica le provocaba buena vibra, le levantaba el ánimo que ella fuera tan enérgica como lo era él—. ¿Cómo estás? ¿Sí te gustó el ramen de ayer?

—Oh, sí, estuvo increíble —aseguró la joven de cabellera verdosa, enseñando su dedo pulgar, al mismo tiempo que Hinata alternaba la mirada entre esos dos.

¿Desde cuándo se conocían?

—*—*—*—*—*—*—*—

Ya eran casi las tres de la tarde. Sasori acababa de terminar sus clases del día y se acercó al patio, en donde sus amigos estaban reunidos comiendo algún bocadillo o fumando un cigarrillo, en el caso de Hidan, que siempre solía hacerlo al terminar de estudiar.

—Llegó el niño bonito —bromeó el albino, le llamaba de ese modo para molestarlo, ya que Sasori era, sin dudas, el más popular de los tres entre las chicas.

—¿Y ahora por qué me llamas así? —preguntó confuso, arqueando una ceja. Se sentó a un lado de Deidara y encendió un cigarrillo, mientras el rubio le pasaba fuego para dicho propósito, proporcionado por su pequeño encendedor de bolsillo con la forma de un ave de arcilla.

—Konan nos mostraba que las chicas de la universidad hicieron un concurso o encuesta, o algo así, sobre los chicos más "lindos" que estudian aquí —le explicó Deidara, entonces la peliazul, que estaba comiendo un trozo de pastelillo, le mostró la pantalla de su teléfono.

—Estás en los primeros lugares, aunque hay un chico de primer año que va ganando —comentó Konan, a lo que Sasori se acercó para mirar mejor, efectivamente, él estaba muy arriba, incluso deslizó el dedo y miró a algunos otros "competidores".

—Vaya, ¿y de dónde sacaron esta foto? Pondré mis cosas en privado… —murmuró, no le molestaba que todas las chicas pensaran que era guapo, pero era un poco preocupante que pudieran conseguir tan fácilmente las cosas que subía a sus redes sociales, en ese sentido era bastante descuidado.

—Qué engreído, te emociona ser popular, ¿verdad, niño bonito?

—Sólo estás celoso porque no te pusieron en la votación —lo molestó Deidara, ganándose una mirada de odio de parte de Hidan, mientras que Konan volvía a guardarse su teléfono y Sasori reía por el show diario de esos dos.

—Hablé con Matsuri —dijo Sasori, dirigiéndose a Konan—. Tenías razón, estaba muy enfadada conmigo, así que le pedí disculpas —admitió, soltando un suspiro—. No debí asumir que actuaría como yo quería, ella es una chica demasiado tímida.

—¿Entonces te perdonó? —cuestionó Konan, dándole otra mordida al pastelillo que tenía entre sus manos, aparentaba desinterés en la conversación, ya que ni siquiera miraba a su amigo, pero era todo lo contrario, en realidad, estaba pendiente de él y de las reacciones de su otro amigo, Deidara, el cual había fruncido el ceño.

Sasori hizo una mueca de desagrado.

—No sé… —contestó, suspirando resignado—. Creo que volví a espantarla.

—¿Por qué dices eso? —Konan esta vez volteó a verlo, notando la expresión contrariada de su rostro.

—También le dije que me gustaba y ella se puso nerviosa, salió corriendo y ya no pude hablar más con ella —explicó, cerrando sus ojos y cruzándose de brazos—. Nunca me había sentido así de estúpido con una chica, normalmente corren a mis brazos, no lejos de mí.

—Uy, ya te enamoraste, pendejo —habló Hidan, dejando salir una carcajada.

Deidara, por su parte, se puso de pie de repente —Recordé que tengo una cita con una chica linda, nos vemos —explicó, yéndose sin escuchar si quiera las despedidas de sus amigos, incluso parecía de mal humor, fue algo que Sasori pudo notar de inmediato, pero decidió no decir nada.

—Deberías hablar con ella con calma y preguntarle qué piensa de ti —le dijo Konan, que había seguido con la mirada al rubio, pero rápidamente pasó de ese tema—. Bueno, está claro que no te tiene en muy alta estima después de lo que hiciste, pero si eres sincero es posible que te haga caso.

El pelirrojo asintió con la cabeza, si había una persona sabia en el mundo de quien aceptaba todos y cada uno de sus consejos, esa era Konan.

—*—*—*—*—*—*—*—

Organizar una boda no era para nada una tarea sencilla, fue algo que Izumi aprendió a la mala, pues ahora mismo se encontraba investigando en internet y no entendía nada, había un montón de cosas por checar, que lista de invitados, de regalos, banquete, música, flores, decoración, todo era tan caro, aunque el dinero no era un problema, su padre y su suegro se habían ofrecido a cubrir todos los gastos, siempre y cuando lo hicieran lo más pronto posible.

—¿Te vas a casar? —le preguntó su compañera de trabajo, que tenía un cubículo justo al lado del de Izumi.

La castaña dio un salto de la impresión, mirando a su contraria, para luego asentir con la cabeza.

—Eso se supone… —respondió, suspirando hondamente—. Pero la verdad es que no sé muy bien cómo hacer esto, estoy muy nerviosa… —explicó, agarrando su falda con las dos manos—. Tampoco estoy tan segura de que es lo que mi novio desea.

La joven que estaba a su lado se acomodó en su asiento, quedando frente a frente con Izumi, se conocían desde hace un rato ya y eran bastante amigas, ya que casi siempre les tocaba hacer proyectos de diseño juntas.

—¿Por qué dices eso?

Izumi todavía no le contaba que estaba embarazada y que por eso se iba a casar, se moría de la vergüenza de sólo pensar en decirle eso a su amiga, así que solamente negó con la cabeza.

—No, por nada, ya sabes como soy —contestó, tratando de restarle importancia al asunto, pero era verdad que tenía dudas con respecto a su boda, ¿realmente Itachi hacía esto sólo por presión? Si ese era el caso, no quería obligarlo a nada, no era justo para ninguno de los dos.

—*—*—*—*—*—*—*—

Matsuri corrió hasta el gran recibidor de la universidad para encontrarse con Gaara, ese lugar era como la entrada de un hotel, bastante amplio, ahí solían reunirse muchos estudiantes para que les fuera fácil encontrarse.

—¡Gaara-kun! —exclamó la castaña al verlo dándole la espalda, aunque él volteó apenas la escuchó llamarlo—. Perdón, me atrasé un poco, ¿esperaste mucho?

—Sólo un poco —respondió Gaara, mirando a su novia de pies a cabeza. No lo había notado cuando ésta estaba sentada en la cafetería, pero ahora que estaba de pie podía apreciar lo bonita que iba vestida, le gustaba cuando Matsuri usaba faldas cortas, porque podía apreciar sus bonitas piernas, una de sus partes favoritas del cuerpo de su novia.

—¿Qué sucede? —preguntó Matsuri, confundida al verlo tan callado y sin apartarle los ojos de encima, eso la hizo sentir avergonzada—. ¿M-me veo rara? —su cara se puso roja, ese día se había esmerado en arreglarse un poco más, incluso estaba usando maquillaje, aunque era muy suave, pues le daba un poco de pena ser muy notoria.

Gaara negó con la cabeza, dejando salir una pequeña sonrisa.

—¿Rara? Por supuesto que no —contestó, tomando a la chica de la mano—. Te ves muy hermosa hoy —aseguró, provocando que el sonrojo de Matsuri se acentuara todavía más.

—Gaara-kun, n-no digas cosas tan directas, qué vergüenza —se quejó, a lo que Gaara continuó viéndola con aquella expresión tan intensa, simplemente no podía disimular todo lo que sentía por ella, después de todo lo que habían vivido juntos, era apenas normal que estuviera tan enamorado de esa chica.

—No entiendo por qué sigues teniendo vergüenza conmigo —dijo el pelirrojo, alzando su mano para acomodar un mechón de cabello de Matsuri detrás de su oreja, rozando suavemente la piel de su rostro—. Aunque admito que me gusta mucho.

—Tonto —Matsuri le dio un pequeño y suave golpe de puño cerrado sobre el pecho—. Ya no me molestes, mejor vamos.

—Está bien —Gaara apretó un poco el agarre de su mano y empezó a caminar con ella para salir de la universidad—. ¿Qué te gustaría ver? —preguntó.

Matsuri se llevó una mano al mentón, pensando en qué responder.

—Uhm, veamos qué hay —dijo la chica, volviendo a sonreír ampliamente.

Una vez que ambos estuvieron fuera, Sasori se apareció en el recibidor, miró hacia todas las direcciones a su alrededor y luego suspiró resignado.

—Tampoco está aquí, ¿se habrá ido a casa ya? —murmuró con desgano, había ido a buscarla a su salón y les preguntó a sus amigas, pero éstas le comentaron que acababa de irse, era desafortunado que no la hubiera podido encontrar—. Tendré que hablar con ella mañana, tsk —chasqueó la lengua, esto era desalentador, no podía creer lo ansioso que estaba por ver a esa chica.

Quizá Hidan tenía razón y era probable que hubiera caído sin remedio en sus dulces encantos.