Los personajes de CCS pertenecen a CLAMP, pero los otros personajillos que aparecen son creados por mí al igual que la historia.
Summary:
Como cuando tus amigas te convencen de salir: la pasas bien, tienes una resaca de los mil demonios y sumémosle a eso, una cita con un chico, al que al parecer, ni recuerdas.
CHECK LIST
VI
—Bruleé, Sakura no se irá, anda, ven acá.
La indiferencia es su mejor respuesta.
¿Debería sorprenderme?
Por supuesto que no: Es un gato.
Lo veo continuar en su misión "Vigilando a Sakura", quién lleva unos minutos en mi baño. Definitivamente Sakura le cayó más que bien y esto genera que a mi mente llegue la imagen de una persona a quién hace más de un año mi gato adoraba en demasía y también seguía a todos lados.
Bruleé y su fascinación por el género femenino.
Mi vista se va hacia Creme quien me maúlla y luego vuelve a su labor "intentando robar comida sin que nadie sospeche". Me causa gracia verla intentando morder con gran esmero la bolsa con los premios que les compré en la tienda.
—Creme…No más snack por hoy.
—¿Acaso no los ibas a consentir porque mañana se acaba el mundo?
Pegué un salto del susto, claramente no la sentí salir del baño. Su risa al ver mi espontanea reacción invade mi apartamento y solo atino a reír también, carcajada es bastante contagiosa.
—Qué susto me has dado —le confieso, aunque no hay que ser gran vidente para notar esto.
—¿Tan mal me veo? —bromea frunciendo su ceño.
—No, te ves demasiado bien a decir verdad.
Y eso lo pensé y claramente también lo dije, sumémosle además a mis palabras el guiño que le lancé. La veo negar con su cabeza y ¿me sonríe? Sí, así es, sus labios se curvan y me regala una linda imagen de su sonrisa. Mi atención se centra en sus labios que ahora están de un color rosa mucho más intenso y su pelo antes suelto ahora está en una especie de tomado alto.
Y nuevamente sí: te ves demasiado bien, Sakura.
Mi vista se va a Bruleé que cómodamente duerme en sus brazos, ruedo los ojos, este gato tan confianzudo, ¿quién pensaría que se conocen hace menos de una hora?
—¿Qué canción? —me pregunta mientras toma asiento en mi sofá y acomoda cariñosamente a mi gato en sus piernas.
¿Eh?
—Para el punto 2 de mi check list ¿qué cantaremos? Ya sabes, cómo me darás una mano, creo que sería buena idea escoger una canción que a ambos nos guste.
Tomo asiento junto a ella y acerco mi guitarra a mi pecho.
—¿Qué música te gusta? —le pregunto con curiosidad mientras toco unos acordes. No defino a las personas por su gusto musical, pero me atrae saber qué gustos tiene la chica que ahora lleva su índice derecho a su labio superior y da suaves golpes en él.
—Qué difícil pregunta… la verdad, es una mezcla de todo, de música actual, pop, rock, indie , urbana, de esas que bailas en un disco hasta… —una sonrisa enmarca su rostro y su mirada está fija en mí—. Elvis.
Alzo una ceja y ella ríe.
Que alguien comparta tu gusto musical definitivamente es un plus y más si le gusta Elvis, ¿no?
—Al parecer no solo compartimos el gusto por los gatos —me comenta mientras deja un beso en la cabeza de Bruleé.
Y mi gato ya sacándome bastante ventaja con la cercanía que ha logrado con Sakura.
¿Qué si lo envidio?
Por supuesto.
—Don´t be cruel—propongo rápidamente, si a ambos nos gusta Elvis, quizás sea una opción. La veo asentir lentamente.
—Puede ser… sí, algo movido para entretener a quien quiera escuchar, quizás si bailo un poco mi pésima voz pasa a segundo plano.
Río y más ganas tengo de escucharla, claramente mi curiosidad está en su máximo esplendor.
—Puedo ayudarte con las segundas voces —le propongo y ella de inmediato niega con su cabeza.
—¿Qué? No, ayúdame en toda la canción, por favor, Shaoran —me hace un puchero acompañado de una mirada que podría comparar a la del gato con botas de Shrek.
¿Acaso alguien puede negarse a esa mirada?
—Está bien, pero tú serás la protagonista, es tu lista.
Me regala una tímida sonrisa y la veo ponerse de pie dejando con un excesivo cuidado a Bruleé en el sofá como si se fuera a caer, si supiera que mi gato es la personificación de todos esos videos de gatos que corren y saltan como locos, sobre todo en horarios en los que yo solo deseo dormir. Definitivamente Bruleé está mostrando su mejor lado con Sakura.
—¿Listo?
Su pregunta me pilla por sorpresa.
—Pensé que íbamos a ensayar…
—¿Ensayar? —me interrumpe—. No, vamos, que salga como tenga que salir, la única diferencia con ensayar es que el ridículo lo haré dos veces, contigo y allá fuera.
Comienzo a reír y ella hace lo mismo.
—Está bien, entonces "Don't be cruel", ¿te sabes bien la letra?
Asiente enérgicamente.
—Mi padre es fanático de Elvis, así que digamos que muchas de estas canciones me han acompañado durante mi vida.
—Creo que nuestra historia se parece bastante, pero en mi caso era mi abuelo.
Le sonrío, sin embargo, la seriedad llega a los segundos, el querer conocerla más me está tentando demasiado y no sé si dejarme llevar por mis impulsos sea una buena idea, teniendo en cuenta que en estos momentos solo me quiero centrar en el ahora, conocerla más implicaría que no solo quiera este día junto a ella y pensar en la posibilidad de querer algo más va totalmente en el sentido opuesto de lo que necesito ahora en mi vida.
Pero…
Y sí, palabra que representa la contradicción máxima y que se resume en un "Pero, me vale mierda, quiero saber más de ti, Sakura".
—Hey, si sigues frunciendo tanto tu ceño te dará jaqueca —llevo mi mano casi por inercia a mi frente y su broma se siente como un jalón a la tierra—, Shaoran, ¿me dejas intentar algo?
Asiento lentamente con bastante curiosidad.
Sus manos cuidadosamente me quitan mi guitarra, su pierna derecha la acomoda sobre mi sofá no sin antes susurrar un "Con permiso". Acerca mi guitarra a su cuerpo, usando como apoyo su muslo. La veo fruncir su ceño mientras posa sus dedos en los cuerdas. Sigo en un silencio absoluto, mirando absorto lo que sea que ella vaya a intentar. Noto que sus ojos se cierran y yo me quedo atento esperando verlos abrirse, fueron solo segundos de espera, ahora el verde de sus ojos me invade.
Retengo el aire cuando comienza a tocar los acordes de una canción que está entre la lista de temas que a veces suelo escuchar: Riptide de Vance Joy. Intento mantener la compostura, pero estoy seguro que mi cara de shock debe ser épica. Acompaña la melodía con un tarareo bajo de la letra de la canción y esta imagen, de ella concentrada tocando con cierta inseguridad, haciendo breves pausas y cerrando a ratos sus ojos, será muy difícil olvidarla.
—Debería sacarte otra foto, Shaoran, tu mandíbula llega al piso —bromea. Sus manos dejan de tocar y siento deseos de que siga, quiero seguir viéndola, quiero seguir escuchándola.
Le acerco mi celular y una contagiosa risa es su respuesta.
—¿Por qué no me dijiste que sabías tocar? —le pregunto mientras ella me devuelve la guitarra.
—No creo que sea correcto decir que sé tocar cuando la única canción que me sé un poco en guitarra es esta.
—Para mí sí cuenta, y creo que lo hiciste bien, con algo de práctica te saldrá súper—sus ojos verdes me sostienen la mirada y puedo notar que sus mejillas toman más color.
—Gracias por tu fe hacia mi talento en bruto —sonrío, por supuesto que alguna broma iba a hacer, pero mi comentario fue en serio—. ¿Y tú? ¿hace cuánto que tocas guitarra?
—Desde los 12, en mi escuela había que escoger entre música y pintura, y entre nos, para pintar soy un fiasco, pero la música se me da mejor.
—¿Y el canto?
—¿Qué pasa con él?
—Vamos, Shaoran, no es necesario que seas tan humilde, cantas demasiado bien.
Me encojo de hombros, y una leve incomodidad me apresa, no soy muy bueno recibiendo elogios.
—De seguro más gente te ha oído, no puedo ser la única…
Niego con la cabeza y veo a Sakura fruncir su ceño.
—¿Acaso yo…?
—He cantado a un grupo muy reducido de personas, digamos que no soy de cantar tanto en público, no es que tenga pánico escénico, simplemente, lo hago cuando de verdad me nace.
La veo mirarme con sus ojos entrecerrados, como si quisiera hacerme un montón de preguntas, pero lucha por contener su curiosidad.
—¿Y por qué lo harás ahora? Nos conocemos hace solo unas horas.
Me rasco mi cabeza y miro hacia Creme que está acomodándose en su rascador. Bruleé me mira atento desde el sofá y Sakura expectante a lo que vaya a responder.
Suelto un largo suspiro.
—El aquí y el ahora, Sakura —le comento poniéndome de pie acortando un poco nuestra distancia. Y sin pensarlo, tomo una de sus manos—. Vamos por esa check list.
Agrego casi en un susurro.
Uno, dos, tres segundos.
Toques florales invaden mis sentidos, inhalo lentamente intentando guardar en mi memoria olfativa este aroma a Sakura. Atino a fruncir mis labios buscando contener las ganas de avanzar en el punto 1 de su lista. Sin embargo, ella responde a mi tacto, apretando suavemente mi mano y sumado a que su mirada baja a mi boca: señal que necesitaba para continuar y dejarme llevar por el momento, o mejor dicho, dejarnos llevar. Mi mano ahora se va hacia la curva de su cintura y la acerco más a mí, estamos a escasos centímetros… y mi maldito celular está sonando, además de vibrar en mi bolsillo del pantalón, ¿acaso debería prestarle atención? Claro que no, pero es Sakura quien se aleja y este casi beso, queda inconcluso.
Por el momento.
—Debe ser algo importante, quizás de la cafetería —me comenta desviando su mirada.
Saco mi celular que sigue sonando y ruedo los ojos al mirar la pantalla.
—No, no es de la tienda, es una de mis hermanas.
—¿No vas a contestar?
—Es para confirmar mi presencia por segunda vez en el día, es solo eso, creí que le había contestado en la mañana. Todos los domingos tenemos almuerzo en familia, es como una tradición, mañana toca en su casa.
Mi celular deja al fin de sonar y a los segundos el sonido de un mensaje me notifica que de seguro mi hermana me escribió por whatsapp.
—Qué entretenida tradición.
Asiento a sus palabras.
—Lo es, además, la tradición incluye que el anfitrión cocine todo, nada de pedir comida afuera.
—Más entretenido aún.
—Diría que desafiante, somos una familia bastante numerosa.
Respondo rápidamente el mensaje de mi hermana y recibo como respuesta un emoji de carita feliz.
Tomo mi guitarra y me acerco a la puerta.
—Vamos por ese punto 2 de la lista.
Aunque la verdad, quisiera completar el 1, pero vamos, ya estamos en camino a ello. Al menos estuvimos cerca.
Veo a Sakura despedirse de mis gatos, toma primero a Creme y luego a Bruleé. Los llena de besos para luego acercarse a mi haciendo un puchero, escena que encuentro de lo más tierna.
—¿Ya dije que te envidio?
—Y no sanamente.
Le guiño un ojo y ella ríe. Bajamos las escaleras, Sakura teclea rápidamente en su celular mientras bajamos a paso lento.
Salimos del edificio y el sol nos golpea de lleno, solo a nosotros se nos ocurre cantar en pleno verano, hora de almuerzo, momento en el cual el sol pega con más fuerza.
—¿Sabes? Esto me recuerda esa escena de Titanic, cuando los músicos tocaban y tocaban canciones para hacer más ameno el fin.
Frunzo el ceño y miro a Sakura confundido.
—Vamos, Titanic —me repite y su mirada está en completo shock.
Niego con la cabeza.
Y sí.
Por supuesto que conozco la película, mis hermanas me hicieron verla un montón de veces y como son mayoría, mis ganas de ver otras películas me las tenía que tragar.
Así que bueno, digamos que disfruto ver la casi desesperación de Sakura al no poder creer que no conozco tan famosa película.
—¿Hicieron una película? —le pregunto con la mayor seriedad que puedo tener en estos momentos y desvió rápidamente mi vista de sus ojos, no es fácil aguantar la risa con sus expresiones.
—¿Broma? Leonardo DiCaprio, Kate Winslet… ya sabes, la escena de la puerta en el mar, o esa cuando están en la proa del barco y… —sus brazos se extienden hacia los costados y la escucho resoplar—. ¿De verdad, Shaoran?
Niego nuevamente.
Se acerca con su ceño fruncido, me quita mi guitarra dejándola rápidamente en el suelo. Retengo mi respiración cuando siento su pecho en mi espalda, sus manos toman las mías y alza su brazos llevando los míos en el acto, imitando la famosa escena que recién me describió.
Y esta nueva cercanía, que no esperaba con esta broma, la estoy disfrutando, volteo lentamente mi cabeza encontrándome con sus inmensos ojos verdes que me miran fijamente, paso saliva y luego le sonrío.
—Definitivamente Jack cabía en esa jodida puerta —le comento aguantando la risa.
Uno, dos, tres parpadeos, sus mejillas pasan de un color bronceado a uno muy rojo.
—Eres un pesado, Shaoran.
Rio y ella se aleja rápidamente, a los segundos vuelve a mirarme y puedo asegurar que vi algo de fuego en sus ojos.
—Muy gracioso.
—Debo decir que ver tus intentos por hacerme recordar la película fueron de lo más graciosos.
—Ajá.
—Vamos, Sakura, es solo una broma.
Toma mi guitarra del suelo, su mano izquierda atrapa mi derecha y me jala suavemente en señal de que la siga.
—Vamos al parque que está a dos cuadras, bromista.
Me dejo guiar, no me suelta y yo tampoco veo necesidad de hacerlo. Al rato de ir caminando a paso rápido la escucho resoplar y luego soltar una carcajada.
—Te salió bien, demasiado, caí totalmente y debo decir que me agrada tu lado bromista, aunque yo puedo ser peor —me guiña un ojo y su mirada rápidamente sigue al frente. Ella llevándome a paso rápido y yo sin protestar.
—Tomo el riesgo —le comento siguiéndole el juego. Ella detiene el paso y voltea.
—Que conste que te advertí.
Trago pesado.
Claramente quiero tomar ese riesgo.
Corta nuestro agarre y me indica hacia la fuente que hay en el centro del parque. Buen lugar para cumplir con el punto 2. Pese al calor que hace, tan usual en verano, hay gente sentada en bancas, compartiendo una linda tarde de sábado, aprovechando la grata sombra de los árboles.
—¿Nervioso? —su mirada se encuentra recorriendo el lugar. Su pecho sube y baja rápidamente, y creo que yo estoy igual, pero no por venir a paso raudo, sino, por ella, que me tiene conteniendo las fuerzas por besarla de una maldita vez.
—Algo, ¿tú?
Niega rápidamente con la cabeza, pero su expresión dice todo lo contrario: ceño fruncido, mejillas coloradas, y sus dientes atrapando su labio inferior y por lo poco que la conozco, claramente está nerviosa.
—Aún nos quedan… —miro mi reloj para confirmar mi afirmación—. Sí, un poco más de 9 horas para lograr la lista, vamos bien.
—Necesito agua, no te muevas, regreso de inmediato.
Recibo mi guitarra y no me deja agregar nada más, corre rápidamente hacia un negocio que está a unos escasos metros. Y tal como lo dijo, regresa en un santiamén.
Se toma casi la mitad de la botella de una sentada, por supuesto, aún la reseca debe estar y el sol sobre nuestras cabezas no ayuda.
—¿Te sientes bien? —le pregunto algo preocupado al ver que aún su respiración sigue agitada.
—He estado peor —sonríe algo nerviosa—. Hagamos esta estúpida locura ideada por mí… solo canta conmigo… si quieres, ya sabes, no quiero que te sientas presionado.
—Dije que cantaría contigo y así lo haré.
—Gracias —su nerviosismo parece irse esfumando lentamente y le sonrío a modo de respuesta.
Nos acercamos a la fuente, y ya hay gente mirándonos, Sakura parece no notarlo, camina mirando fijamente el agua que cae de la pileta.
Toco mi guitarra para asegurarme que está bien afinada, y por más que quiera disimular un poco, mi mirada no puede despegarse de ella. Sakura parece estar viendo si su presentación está en orden, estira con sus manos su blusa blanca que le llega un poco más abajo de sus caderas y que lleva abierta, mostrando una camiseta en color rosa fuerte y unos jeans claros que envuelven sus piernas.
Yo la veo más que perfecta.
—Tú me dices cuando empezamos —comento intentando volver a la realidad y llevando a duras penas mi vista hacia el frente.
Aclara su voz unas tres veces, bebe dos sorbos de agua, y luego suelta un largo suspiro.
—A la cuenta de 3, ¿bueno? —asiento y ella voltea mirando hacia las personas que tienen su vista fija en nosotros—. ¡Vaya! Tenemos público.
—Hey, ya sabes, hasta el final, como los músicos del Titanic —la escucho reír y al parecer eso necesitaba para relajarse un poco. Niega con su cabeza y su mirada me confirma que está más que lista.
—Tres… dos… uno.
Comienzo a tocar los primeros acordes y Sakura comienza a cantar a un volumen algo bajo, así que me uno rápidamente a ella: vamos, Sakura, tú puedes. Me sonríe y continua cantando subiendo más su volumen logrando estar a la par conmigo.
Me sorprendo al escucharla: no cantas mal, Sakura.
Su voz es tierna y pese a que no logra dar con los altos, no suena desafinada. Y sí, al parecer logramos sonar bastante decentes, y el hecho de que algunas personas comiencen a aplaudir al ritmo de la canción, me lo confirma. Este gesto relaja más a Sakura haciendo que comience a bailar tímidamente lo que me saca una sonrisa. A ratos nuestras miradas se encuentran y definitivamente a lo único que puedo prestar atención es a ella.
No puedo evitarlo.
I don't want no other love,
Oh, baby, it's just you I'm thinking of
—¿Acaso nos aplauden a nosotros? —me pregunta tras terminar la canción, no pudiendo creer lo que sus ojos ven.
—Al parecer sí.
—¿Tan buenos somos? —pregunta ahogando la risa—. Deberíamos hacer esto más seguido y cobrar, ya sabes, en cumpleaños, matrimonios...
—En el fin del mundo.
—Por supuesto, lo había olvidado, maldita sea, debut y despedida.
Nos miramos y soltamos una carcajada casi al unísono.
—¿Cantaran otra más? —nos pregunta una pareja de adultos mayores trayéndonos de vuelta a la realidad—. Elvis siempre ha sido nuestro favorito.
Sakura me mira demasiado incrédula con toda la situación.
—Ustedes dirán, ¿qué canción quieren? —les pregunto.
—It's now or never.
Asiento lentamente, Sakura me mira algo sorprendida, quizás por la coincidencia que es la misma canción que canté hace un rato en mi departamento.
—Esa será entonces, ¿me ayudas en el coro?
—Obvio, somos un team, ¿no?
—Nosotros podemos bailar —nos comenta la pareja y ambos asentimos sonrientes.
Definitivamente ni en todos los escenarios posibles pensé que esto sería tan entretenido.
—Tres, dos, uno…
Sakura me acompaña con su canto a ratos, mientras yo lucho por concentrarme en la canción. Su mirada se pierde en la pareja que tenemos al frente bailando al son de esta romántica canción. En ellos veo a mis abuelos y un deje de nostalgia me invade mientras termino de cantar.
Los aplausos no tardan en llegar y yo solo tengo ojos para ella, quien se acerca a mí y aprieta una de sus manos con la mía.
—Esto fue demasiado lindo —me susurra—. De verdad, gracias por la ayuda.
Cuando noto que su mano se aleja, la apretó suavemente y la acerco hacia mí. Sus ojos algo sorprendidos me observan, al menos yo no aguanto nuestra cercanía sin tener que besarla y vamos, somos adultos, así que ya no estamos para tantos rodeos. La veo humedecer sus labios y creo que hago exactamente lo mismo como en un acto reflejo. Nuestras respiraciones comienzan a mezclarse a causa de nuestra cercanía que siento que aún no es la suficiente, por lo que acuno una de mis manos en su cintura y la atraigo hacia mí con algo de fuerza, ella reacciona dando un pequeño salto y sonriéndome…
—¿Shaoran? —creo que alguien me llama, parpadeo confuso—. ¿Shaoran?
Me congelo apenas reconozco esa voz que resuena a mis espaldas.
Sakura me mira con su ceño fruncido y se aleja un par de centímetros.
En estos momentos solo quiero maldecir mi tan mala suerte porque justo hoy tenía que pasar esto.
—Creo que te llaman —me comenta tras soltar un largo suspiro, asiento lentamente a sus palabras. No quiero voltearme aún—. Es una chica.
Asiento nuevamente.
—Creo que no se irá hasta que te voltees, hazme alguna señal si tenemos que arrancar o algo así —me susurra tan seria y yo solo intento ahogar una carcajada, al parecer hasta los momentos más incómodos ella parece ser capaz de relajarlos—. Se ve inofensiva, pero ya sabes, las apariencias engañan, ¿no?
Suelto una risa.
Su jodido y adictivo humor, hasta en esta situación me agrada.
—Por la palidez de tu rostro hay dos alternativas, ¿es tu ex... o tu novia?
Carraspeo y asiento lentamente.
Su ceja alzada me avisa que debo ser más preciso.
—Ex… prometida.
Sí, bastante preciso.
Me giro apenas siento que tocan mi hombro, y lamentablemente, no logro alcanzar a ver la expresión de Sakura, ¿pero para qué mentirle?
Mi vista de inmediato va hacia unos ojos miel, esos ojos miel, definitivamente es ella.
Volteo buscando a Sakura, quien se alejó rápidamente, la veo beber lo último que queda de su botella de agua mientras la pareja de ancianos comienza a conversar con ella.
Su mirada está fija en ellos.
—Shaoran, yo…
—Hola, ¿qué tal todo? —la interrumpo intentando sonar lo más natural posible.
¿Cuánto ha pasado? ¿Año y medio?
¿Cuántas veces mi mente imaginó este momento?
Perdí la cuenta y claramente este escenario jamás lo vi.
Muchas gracias, jodido Murphy.
Notas de Caris:
¡Hola! ¿cómo están?
Al fin pude actualizar, y por partida doble, si mañana se acaba el mundo quizás sea por mi culpa jajaja Así que si alguna lee No tan usal, el cap 14 ya está arriba :D
Y la excusa, que probablemente será la que siempre daré por la demora en actualizar, es el trabajo que me consume :(
En fin, hasta el momento es el capítulo más largo, y bueno, quise agregar un leve toque a drama, algo de suspenso al final, Shaoran no puede ser taaan perfecto, ¿no?
Y 2 acercamientos claros y aún no puedo creer lo mala que soy que no dejo que se besen, y créanme que también lo quiero.
Hubieran tachado ya dos cosas de la check list, pero al menos ya hay un punto menos y se vienen los más fogosos jajaja
Muchas gracias por sus lindos comentarios, hoy me dediqué también a responderlos y a quienes no tienen cuenta, les dejo por acá mis agradecimientos y espero seguir leyéndolos/las. Motívense a dejar sus impresiones, qué les pareció el cap, etc., me animan un montón.
Saludos!
