Estaba feliz, no iba a negarlo, pero también estaba confundida por todo lo que acaba de pasar.

Fue demasiado repentino, aunque igualmente satisfactorio.

Esos labios sabían a chocolate, con solo acariciar su sabor una vez más, sería feliz.

Pero aun le faltaba continuar con su noche, solo se cambió con una blusa blanca y lila, acompañado por unos jeans y unos tenis con diseño de mariposa en los costados para combinar con el broche y la blusa.

Salió directamente a casa de Aoi, mientras relamia sus labios en cada ocasión que pudiera, ese sabor no desaparecería en un buen tiempo, almenos hasta que vuelva a tener esos labios junto a los suyos.

Suspiró mientras miraba por la ventana de su auto, se detuvo un momento frente al semáforo, el atardecer le daba al ambiente un tono otoñal.

Miraba a los padres caminando por las calles con sus hijos, algunos chicos paseando con sus parejas, algunos negocios cerrando y otros recién abriendo para iniciar su rutina de noche.

Y ahí estaba el, esos cabellos rojos, esos aretes de cartas y ese porte que le daba esperanza, besando unos labios que no eran los suyos.

Espera

— TANJIRO?!

Su mente estaba empezando a ser un completo caos, solo faltaba una chispa que encendiera esa hoguera y la volviera un incendio forestal.

Frotó sus ojos y volvió a mirar, su sorpresa fue aún más grande al ver que no era el kamado mayor

De espaldas eran similares, pero de frente no, incluso confundió sus aretes con las reliquias de los varones kamado.

Estaba muy confundida otra vez, solo siendo sacada de su trance por una bocina de los autos detrás de ella.

Se fue de ahí inmediatamente antes de que empeorara la situación con los conductores

Encendió la radio para despejar un poco la mente mientras seguía con la vista al frente.

Alguna que otra vez, miraba a los otros lados de la calle, esa confusión no iba a arruinar su día perfecto otra vez

No importaba cuántas veces viera a su amado, empezó el día bien, e iba a terminarlo igual de bien.

Se estacionó frente al edificio y estacionó su auto, más no salió de el aún

Recargó su frente sobre el volante mientras se aguantaba las ganas de gritar por la confusión.

Más temprano ya había pasado lo mismo, veía a Tanjiro en todas partes

Ya era algo preocupante para ella el que eso sucediera otra vez, era quizás por el beso?

¿Era el amor haciendo de las suyas en su mente?

Tendría que preguntarle a mitsuri cuando la viera, decir que era una maestra en cuando a temas del amor se refería era poco

Era como un Picasso pintando la mona lisa.

— ¿No era DaVinci?.- Se dijo en voz alta corrigiendose

Sacudió su cabeza, deshaciendo aquella nube mental que cuelga sobre ella

El amor era demasiado complicado para ella.

Cerró los ojos y suspiró denuevo, por muy perfecto que haya sido su día, su mente estaba agotada

Al menos la idea de una noche de chicas la iba a relajar un poco.

Bajó del auto y caminó hacia la puerta del edificio, solo para ser embestido por Inosuke.

La chica caía lentamente hacia el piso mientras tenía la mirada sobre aquel salvaje joven que casi consideraba como su hermano

Ambos se conocían desde niños y ese sentimiento de protección y hermandad se formó en los dos jóvenes.

Inosuke por su parte, al ver a quien acababa de taclear, hizo lo posible para evitar que kanao cayera al piso.

El tiempo poco a poco se hacía más lento, mientras en la cabeza de la tsuyuri se escuchaban susurros, voces que cada vez se volvían más fuertes

Hasta que una vez su espalda tocó el piso, abrió los ojos

Después de un rato, kanao había despertado, todo gracias a los gritos de sus hermanas

La confusión rápidamente se hizo presente en ella, que había pasado para que estuvieran llorando?

Unos golpes en la puerta sacaron de su escena tanto a las hermanas como a la espectadora

Kanao se levantó para abrir, y ahí estaba el

— Hola ka...- Dijo Tanjiro mientras kanao le cerraba la puerta casi que de inmediato y el horror se notaba en su rostro

— No otra vez.- Era lo que repetía la cabeza de kanao después de verlo ahí en la puerta de nuevo.

Ambas hermanas miraron preocupadas a su hermana mientras esta intentaba volver a su postura inicial, mientras que ella con nervios abrió la puerta y efectivamente, ahí seguía el, era real.

Esos cabellos rojos, esos rubíes que tenía por ojos, sus característicos aretes de cartas, y su cicatriz en la cabeza

No cabía duda de que era el.

— Hola kanao.- Saludó cortésmente mientras cerraba su paraguas y se quitaba el gorro de su impermeable, kanao solo movió su mano devolviendo el saludo

Está shinobu?.- La mencionada apareció casi que de golpe al lado de su hermana y frente a el, asustando a ambos en el proceso

— Creí que con esta lluvia no vendrías tanjiro-kun.- Le dijo la chica de ojos morados mientras veía al kamado mayor bajar una caja de madera de su espalda y sacar una canasta

Eso huele bien.- Una vez tanjiro abrió la canasta, el aroma del pan caliente invadió a las tres hermanas, aunque kanao seguía en su trance

— Recién salido del horno, como a tomioka le gusta.- Mencionar aquel nombre solo encendió el interruptor interno de shinobu, eso no tenía nada que ver con la situación actual más allá de la petición del número

Por cierto, ¿Dónde está?

Me dijo que estaba con ustedes y vine lo más rápido que pude.- Shinobu solo maldijo al de cabellos azabache, era su idea, pero esos datos falsos estuvieron de más

— Creo que la lluvia lo retrasó un poco.- Dijo con su típica sonrisa falsa mientras le daba el dinero al kamado mayor y este le entregaba una bolsa llena de barras de pan y algunos panes dulces

Tanjiro volvió a colgar sobre su espalda aquella caja de madera, no sin antes volver a mirar a kanao detenidamente, ese sonrojo definitivamente no estaba ahí cuando el llegó, podría jurar incluso que sus colores desaparecieron por un momento

Un ligero sonrojo apareció en el rostro del kamado mayor una vez que sus rubíes y esos diamantes rosas se conectaron en un juego de miradas

Shinobu, la cuál aún seguía como una simple espectadora, tocio para sacar de aquel trance a ambos adolecentes

— Cierto, antes de que lo olvide.- Tanjiro sacó de uno de los bolsillos de su impermeable, una pequeña bolsa con galletas

Nezuko me menciono que te gustaron sus galletas, así que mandó estás para tí.- Tanjiro le dió la bolsa a la tsuyuri y está solo la tomó y agradeció en voz baja

Nos vemos mañana kanao, hasta luego shinobu, hasta luego kanae.- Se despidió el kamado mayor mientras las hermanas le devolvían el gesto, aunque kanao tenía dudas un momento

Vió como tanjiro comenzaba a irse y de forma casi que inmediata, sacó una moneda e hizo un lanzamiento al aire, atrapandola y dejándola en su mano, suspiró derrotada aunque tranquila al ver el sello de la moneda en su mano

— Será para la próxima.- Cerró la puerta mientras miraba una vez más su mano

Había pasado mucho tiempo desde que dejó de usar esa moneda para tomar una decisión

Comenzó a lanzarla varias veces más a modo de juego, incluso cambiando de mano en medio del lanzamiento

— Creí que ya habías dejado esa moneda.- Kanae habló mientras comía un trozo de pan

— Sentí que era algo que no podía decidir sola, y aclaro que no planeo volver a ese hábito.- Dijo kanao decidida mientras la moneda giraba en el aire

El tiempo parecía detenerse, la moneda caía lentamente, demasiado quizás

Poco a poco caía con dirección a su mano, pero grande fue su sorpresa al no sentir cuando la moneda cayó.

El sonido del metal golpeando el suelo se hizo presente, dando algunos giros mientras se detenía, dejando ver el sello de la misma.

— Eso fue anti climático.- Se dijo Kanao a sus adentros mientras volvía al sofá junto a kanae

La mayor ya estaba juntando poco a poco las piezas, ahora el único detalle era ver si en verdad era solo algo del momento, o en verdad era lo que ella creía.

— Esto se pondrá interesante.- Dijo mientras veía como kanao dejaba aquella moneda en una pequeña caja musical que tenía en una mesita al lado del sofá

Kanao solo suspiró mientras abría el pequeño saco con galletas, el suave olor invadió su persona y casi hasta su alma

Tomó una y le dió una mordida, sublime, era lo único que su cabeza le decía.

Eso era lo que ella necesitaba para un día así, mientras esperaba a que la lluvia se fuera.

En ese momento no importaba nada, su mente se quedó en blanco en ese momento

Dejando libre aquella nube que colgaba sobre ella, puede que tan solo por un momento.

El amor juvenil definitivamente era un dolor de cabeza