Lala Lulu: Hola! Uyyy y seguimos con la zabrozura ¿Se creían que la Usagi o el Vergeta iban a soltar tan fácil el deliziozo? ¡Pues no! Vamos a darle hasta quedar bien llenitos ¬¬ Sigue el Chismecito dando vueltas por el área del Príncipe ¿Raditz encontrará una salida? El Nappa y el Arte de Amarte ;) le dan un cursito al Broly, Jajaja. La Milk y su *diablos_señorita! Y el Kakarotto *v10ladora_es_una_v10lacion_me_v10laste! Jejeje. Algo se rebela ¿Quién será?

¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!

No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…

Capítulo 16

Serena empezaba a despabilarse, un nuevo día la recibía y mejor que nunca. No debe irse de puntitas luego de hacer el amor con Vegeta, sí porque eso era, él no sabe decirlo pero lo hace y es imposible disimularlo. —Mi Vegeta… —Musita con un pequeño bostezo, se aferra al pecho de Vegeta, peina la punta de su nariz contra sus pectorales y siente sus pezones. Le da risa, nunca se le ocurrió estimular los pezones de un hombre. Sus pectorales son grandes, quiere estrujarlos y hundir su rostro entre ellos. Y de pronto se destapa un poco la cabeza, empieza a ser consciente de la luz del día. — ¡Ah, nos quedamos dormidos! —Serena salta del susto, en su desesperación por levantarse, se enreda con las sábanas y cae de la cama. — ¡Ouh mi trasero! —Sus piernas están agotadas al igual que sus otras extremidades.

Vegeta estaba semi-dormido pero se despabila del susto y la ayuda a levantarse. La vuelve a dejar en la cama. —Serena tranquila. —La retiene cuando la ve insistir en levantarse. — Vas a lastimarte, yo apagué el reloj cuando nos limpiamos para dormir.

Serena queda con la boca abierta. — ¡No te importa la rutina y todo lo que—

—Hoy es domingo. —Le muestra la fecha.

Serena tapa su boca, toma el reloj, en verdad estaba perdida en los días. —Oh, lo siento. Jaja, me asusté. —Muy avergonzada por haber actuado así.

—Sí, sí. No es grave. —La aferra entre sus brazos, la tiene de espaldas, así que la revisa por algún golpe. —A ver… ¿Este trasero está herido? —Pasa sus manos desde su espalda baja, y manosea todo su trasero, lo estruja y mete la mano hasta la zona interna de sus muslos. Suspira pesado, apenas se acomoda en las almohadas con ella, se siente dormir de nuevo.

No sabe si Vegeta lo hizo a propósito o no, pero la punta de sus dedos rozaron los labios de su feminidad. Y como fuego a la pólvora, ésa simple chispa de su contacto la hacen ronronear del gusto. —Mmm… Vegeta. —Menea su trasero contra él, la piel suave de su pene contra su trasero le gusta. Se presiona con más fuerza, lo siente ponerse duro y como lo quiere aún más duro, lleva su mano hacia atrás. Toma su miembro bien firme.

—Grrr… Mujer. —Vegeta corre sus rizos a un lado, besa los hombros de Serena, lame su nuca. —Debes saber desde ahora, que tocar la polla de un Saiyajin por las mañanas, es una responsabilidad muy grande que asumir. —Pone la palma completa sobre su clítoris y mete muy sutilmente un dedo, está mojada.

Sólo con su dedo mojándose entre sus pliegues, sus ojos ruedan hacia atrás. —Jmjm ¿Sí? Entonces me haré responsable. —Serena larga unas risitas coquetas y él también, se voltea y se besan. Empiezan una danza muy suave entre sus lenguas y sus cuerpos.

Vegeta busca otro condón debajo de su almohada y se pone lubricante en todo el largo de su miembro enfundado, así en ésta posición de lado es más fácil penetrarla. Así también, ella puede descansar su cuerpo. Resoplan juntos por la nariz, la unión de sus cuerpos es casi perfecta en cualquier posición. Vegeta mira hacia abajo, se queda quieto y mira unos momentos cómo sus pelvis se hacen una sola.

Serena mira hacia abajo, lo mismo que él; cómo sus cuerpos se fusionan. Levantan sus miradas, negro y azul como uno, un beso, como una sola boca, sus corazones laten pecho con pecho. Descansan sus cabezas sobre las almohadas y siguen degustando las sensaciones de ésta delicia mañanera.

Quien definitivamente no tuvo una buena mañana fue Mina. Ella es ahora el otro extremo en el Palacio, pocas veces se recuerda así misma con éste humor tan agrio. A cada dificultad siempre liberó una sonrisa, o al menos veía como desquitarse con quien le había hecho mal. No, ella no es ningún angelito, si a ella la han atacado, responde sin dudar. Mira su mano envuelta, la tuvo quieta toda la noche. Las medicinas para el dolor la durmieron, pero no durmieron sus pensamientos. Un bebé no es una tragedia, pero su corazón duele ¿Cómo era posible? Se enamoró. Y sí, siempre está enamorada, sin embargo ésta vez… ¿Qué tiene él que otro no tenga? Hace un puchero grande mirando al techo y cubre su rostro con la almohada en su cara. —Idiota… —No sabe si se lo dice a él o a ella misma. Sólo sabe que no está lista para salir de la cama.

Quien no pudo tomarse ni cinco minutos para meterse a la cama es Broly. Está sentado en la oscuridad de su habitación, siente tanta vergüenza de sí mismo. No sabe cómo arreglar nada, no sabe cómo decirle que, lo que dijo, lo dijo para hacerla entender que la quiere incondicionalmente. La hembra le gusta, más que eso; en verdad quiere hacerla suya.

Tock, Tock…

—Broly… Sé que estás ahí. —Nappa se queda esperando. —Bueno, te hablaré a través de la puerta. —Aclara su garganta. — ¡Una hembra es como una flor! ¡Cada pétalo representa una parte de su cuerpo y su persona!

Broly le abre la puerta de golpe. — ¡Ya cállate y pasa! —Lo tira hacia adentro. —Grrr, sabes que odio los sermones.

—No es un sermón lo que quiero darte. —Nappa le muestra un termo. —Un café por la mañana y algo de sol. —Corre las cortinas y le sirve en una taza. —Estoy preocupado, pero no por ti como ser vivo. —Lo ve fruncirle la vista, extrañado. —Sino como Guerrero ¿Cómo es posible que al Legendario lo haya pasado por encima una hembra terrícola?

—¡Cierra la boca! —Lo levanta del cuello, va a hacerlo volar por la ventana.

—No, en verdad. —Nappa habla a través del agarre de Broly. —O sea, tienes los sentidos más afilados que nosotros, te he visto concentrarte y sentir hasta las hormigas en el bosque. —Lo ve parpadear y de a poco bajarlo al suelo. — ¿En verdad crees que pudo estar con otro y que tú no te hayas dado cuenta?

Broly presiona los puños, se sienta rebotando un poco en la silla. Piensa en lo que Nappa le pregunta, recuerda cada momento en el que estuvieron cerca, sólo olía su esencia femenina. Incluso recuerda el beso y tocar su pecho desnudo. Sólo su sabor lo rodeaba. —No, ella solo ha estado conmigo. —Muerde la zona interna de su mejilla, odia sentir esto ¡No lo entiende!

—Celos… Se llaman celos y dicen por ahí que son malos consejeros. —Le pasa la taza, ve que aún está con el uniforme. —Es normal que no entiendas, nadie lo entiende la primera vez. Pero debes entender, que no debes dejarte caer en tus pensamientos de mierda, como cuando intentas mantener el control. Respira, mantén tus pies sobre la tierra y piensa.

— ¡Qué más dá! ¡Me odia! ¡Ella me odia! —"Yo me odio", Reprime en su mente.

—Una cosa a la vez, te tomas el café y luego te bañas y te pones algo más cómodo. —Nappa le da una palmada en el hombro. —Si se terminó, se terminó. Pero al menos puedes disculparte, porque de haber una cría de por medio, no tiene la culpa.

Broly rechista y Nappa tiene razón, aunque desde un principio, nunca le echó la culpa.

Ami camina luego de ver a Mina, decidió dejarla descansar, hoy es domingo, es un día que tienen pocas obligaciones.

—Ami… —Nappa se acerca a paso firme por el pasillo, dibuja una sonrisa. —Buenos días.

—Buenos días. —Se quedan mirando unos momentos, sin decir nada. Tan solo mirándose con una sonrisa.

El Comandante se despabila, siente un Ki acercarse. —Oh, pues fui a ver a Broly y está, bueno, digamos que está reflexionando con la cabeza más fría.

—Bueno, Mina está… Está descansando, le dije que podemos esperar para hacer los análisis. —Ami suspira. —Quiere estar sola.

Mira la hora. — ¿Quieres tomar un té antes de almorzar?

— ¡Sí! —Ami salta, toma aire y se calma un poco. —Sí quiero. —Camina junto al Comandante, los empleados no parecen notar nada raro entre ellos, ya que no es la primera vez que hablan en público. No deben preocuparse por ojos fisgones.

Milk está en la cocina, se sorprende de que Lita no haya llegado todavía, sin embargo, Kakarotto le es de ayuda, la asiste con algunas bolsas pesadas de legumbres. Le parece admirable que, aunque están solos, Kakarotto no le ha puesto un dedo encima. Después empieza a preparar té y leche. Verlo devorar tan feliz los pasteles, le hace pensar que es su apetito Saiyajin lo que retiene sus manoseos. Se ponen a hablar del Drama entre Mina, Broly y Raditz, además de la actitud de Rei para coronar la situación de enredos sentimentales. —Tu hermano es tremendo, perdóname, pero se me hace difícil creerle. Entiendo a Rei…

—Bueno, yo conozco a mi hermano y por más que no es Ángel de mi devoción, él jamás haría algo así… Quizás, mmm. —Kakarotto traga su desayuno y bebe un gran trago de té. —Se confiaron por la píldora anticonceptiva, funciona con la genética terrícola, pero no con nosotros. —Kakarotto opina. —Por eso es muy importante, a los Saiyajin nos enseñan siempre a usar la "funda".

—Jummm, pues de Rei puedo asegurarte que no lo quiere ver ni en pintura. —Milk escucha lo que dice, piensa en Lita… Mejor dicho en Lita y el General. Cómo hablaron de la "primera vez" y el "tamaño Saiyajin". Kakarotto tiene experiencia, así que es más que obvio que sabe cuidarse. Se sienta junto a él en el banco largo, muy disimulada mira a su entrepierna ¿A qué se enfrentará su pureza cuando llegue el momento indicado? Kakarotto le pide más té, ella le sirve. —Kakarotto…

— ¿Sí Milk? —El Saiyajin acomoda un mechón de su cabello detrás de la oreja, quiso comportarse, que vea que él no anda detrás de ella sólo porque lo excita. Bebe su té con leche caliente.

Milk toma aire, la yema de sus dedos rozando sus mejillas le aceleraron el corazón. Se siente ansiosa. —Quiero ver tu pene.

Kakarotto escupe todo el té con leche por la nariz. — ¡Cough, cough, cough! —Busca con qué limpiarse, Milk le pasa una servilleta. Intenta recuperarse. — ¡¿Qué Queeé?! —No puede parpadear, la ve roja brillante de la vergüenza y él tambien.

—Pu-Pues, sí. Yo quisiera saber có-cómo es. —De pronto Milk se repite en su mente lo que acaba de decir y suena en verdad muy mal. —No tiene que ser ahora.

—No, no. Yo no dije eso. —Kakarotto piensa unos momentos. — ¿Cuándo te parecería correcto? —Ella parpadea grande hacia él. —No te confundas, sí tengo ganas de hacerte mía en todos los sentidos. —Se inclina a Milk, ella no se aleja. Se queda quieta, respirando agitada. Puede ver el pulso de la hembra exaltarse en las venas de su cuello. —Pero quiero que te entregues a mi…Quiero que te rindas a mi deseo, porque yo ya estoy rendido ante ti.

La voz gruesa de Kakarotto, su mirada dulce y al mismo tiempo hambrienta por ella. Milk pone ambas manos en la línea de su mandíbula, es tan masculino. Están acercándose muy lento, tocando la punta de sus narices.

Abren la puerta de par en par. Los inoportunos de Nappa y Ami cortan completamente el ambiente entre Milk y Kakarotto. Blancos como un papel por la situación tan obvia, empieza a ver una salida segura.

—Ah, yo, nosotros. Eh—Ami se muere de la pena. En ésos segundos el filtro de su razón la empieza a regañar ¡¿Qué hubiera pasado si alguien los descubría o los escuchaba en la biblioteca?! Fue tremendamente erótico lo que hicieron, pero ¿A qué precio?

— ¡No, no, no! ¡Aquí no pasa nada! —Milk empuja a Kakarotto con total rechazo, empieza a servir tazas para Ami y Nappa.

—Buenos días. —Lita entra con una sonrisa enorme, casi tan enorme como la polla de Bardock que desayunó antes de venir. Cada vez más cerca, cada vez más decidida a que puedan concretar su unión física. —Oh, qué bueno verte con ánimos Milk. Ya hay que ver el almuerzo…—Se pone un delantal y la ayuda. — ¿Alguno de ustedes ya fue a ver a Mina?

—Sí, revisé su mano hoy temprano, pero todavía no quiere ver a nadie. —Ami explica, se sienta muy disimulada y mide si la distancia entre el Comandante y ella es muy explícita.

Kakarotto ve muy alterada a Milk, ni siquiera lo mira de nuevo. Y las pocas veces que intenta volver a verla a los ojos, ella tiene una mirada iracunda— "¿Milk quiere mantener lo nuestro en secreto?" —Kakarotto no quiere imaginarse, que es ella la que solo quiere algo físico nada más. —"Antes de mostrarle mi polla, ella debe saber que es mi mujer ¡Yo no soy una aventura!" —Frunce el ceño muy decidido.

—Buenos días… —Raditz saluda en la cocina, se sienta y cuando le sirven té. —Por favor, café me mantendría en alerta. —Resopla al cielo.

—Hm, todavía nada. —Kakarotto le consulta, se cruza de brazos y se acerca a hablarle a su hermano. —Qué irónico, puedes tener a las más imposibles… Pero la única que quieres, te trata como un perro.

Raditz sabe que su hermanito se está desquitando con él, por todas las veces que se regodeaba conquistando mujeres, a veces más de una a la vez. —No es momento Kakarotto, en verdad. —Frunce el ceño y se baja toda la taza, la bebida caliente relaja el frío en su pecho. —Tú lo dijiste, la única que QUIERO es a Rei.

Kakarotto se sorprende, es la primera vez que no le sigue la pelea. —Las…Las hembras terrícolas son complicadas, se ponen de buenas y se ponen de malas. —Mira de reojo a Milk, la ve salir a atender a la Señora Hakkake. —Puede que sepas de alguien cercano a ella, que entienda como se siente. Tiene amigos aquí ¿Ha recibido a alguien desde que te mandó al diablo?

Raditz se cruza de brazos, está por negar con la cabeza y ahí se le ocurre. — ¡Lita! —Se acerca. —Necesito saber si puedo tomar algo del almacén, no quiero comprometerte porque eres pareja de mi padre. Te lo voy a pagar.

Lita pone una mano en su hombro. —Raditz, no tienes que preocuparte. Toma lo que quieras. —Lo señala con un dedo. —Pero me informas siempre y tienes prohibido sacar vino.

— ¡Gracias! —La levanta con un abrazo.

— ¡Jajaja no es para tanto! —Lita está contenta de llevarse bien con el hijo mayor de Bardock.

—¡RADITZ, LITA!—Bardock se aparece su Ki estalla derrumbando un poco el techo. Se acerca a toda velocidad, aun con escombros en el cabello zamarrea a Raditz. — ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡¿No te es suficiente con todos los líos en los que estas metido?!

Si la cabeza de Raditz estaba al borde de la migraña por el insomnio, ahora, con los rugidos de su padre, los sesos se le están derritiendo. — ¡Ay papá! ¡No es nada, es tu pareja! ¡Deja de hacer una escena!

Lita intenta salvar al pobre de Raditz, de su pareja celosa. — ¡Bardock es tu hijo! —Intenta zafarlo, los demás se acercan a ayudarla. Pero el agarre del General es de acero. Presiona los dientes y los puños de la furia. — ¡YA BASTA! —Con la palma toca el centro del pecho del General y con la otra empuja a Raditz. Sorprendentemente los separa a un par de metros, todos quedan con la boca abierta.

— ¿Qu-Qué fue eso? —Kakarotto y los demás, en especial Nappa que pueden detectar el Ki, sintieron ésa especie de onda de fuerza.

Lita mira sus dedos, pudo sentir ¿Chispas? — ¡Pues me cabrean! —Está asustada, intenta actuar como si nada. — ¡Quien no me ayude; se larga de mi cocina! —Ruge y todos se dispersan, mejor dejarla relajarse. —"Respira Lita, no pasa nada, no pasa nada."

Raditz quería atrapar a un fisgón, si su sentido afilado para el Ki no falla, está seguro de haber sentido al Gato Blanco de Rei caminar por los techos e intentar espiar al área de los Reyes. Está dando vueltas por los techos, tiene su ataque preparado, golpetea con su índice la lata y… ¡Ahí está! Aterriza a unos veinte metros y abre la lata.

Artemis queda paralizado, sus sentidos le informan que una lata de salmón ¡Salmón! Se ha abierto, al voltearse se encuentra con la figura del Saiyajin peli-largo, frunce el ceño enojado. —"¡¿Quién se cree ése simio mujeriego?! ¡No tiene vergüenza! ¡Le rompió el corazón a Rei!"—Su mente, su razón advierten a Artemis, pero sus sentidos están prendidos en el aroma y sus patas se acercan una a una a la lata.

Raditz no lo mira fijo, se aleja mientras lo ve acercarse, queda a una distancia prudente. Se sienta en la nieve, ve que de a poco huele el contenido y empieza a comerlo. Conseguir salmón es difícil en estos días. —Buen provecho. —Raditz le habla y un gruñido sale de la pequeña fiera. Mira hacia adelante, es obvio que Rei les ha contado todo lo que pasó. —No quiero convencerte de nada, a ella tampoco. —Lo ve un poco en guardia, pero sin parar de comer. —No pienso secuestrarte o algo así. Mi único pensamiento anoche y hoy, es que debo cortar esto por lo sano y ya. Yo tampoco tengo experiencia en esto. —Ve al gato ponerle un gesto incrédulo, se empieza a relamer llegando al final de la lata. —Sí. Lo sé, pero mi experiencia es en copular, no en sentir. Rei me ha hecho sentir que no puedo copular con nadie más que con ella. —Pone las cejas en alto al verlo sisear, con todo su pelaje erizado. Pone las manos en rendición. — ¡Lo siento! ¡Creí que como eras un animal que ibas a entender! ¡No le toqué un pelo lo juro! —Se rasca la nuca pensando que sí le tocó las tetas, hasta la abrió de piernas para ver su himen. Mejor se guarda sus pensamientos. —No he estado con ninguna otra, desde que ella me arrebató con ése beso ni siquiera salgo a burdeles. Puedes buscar testigos. —Le señala todo el Palacio. —No soy un puto santo, pero tampoco soy un miserable. —Suspira de lado y se levanta, el gato salta hacia atrás con miedo. —No voy a rendirme, hasta que ella me diga a la cara que me vaya al diablo.

Artemis queda con la mirada redonda, muy sorprendido ve al Saiyajin irse volando y nada más. Por tonto que parezca, no lo percibe como un mentiroso.

— ¡Pues eso es lo que es! —Luna le grita a Artemis luego de que le informa todos los detalles de su recorrido. —Engañó a Rei, estuvo llorando toda la noche. No tiene fuerzas para levantarse.

Artemis camina con ella en la sala de té y se le pone adelante. —Hm, puede que ella esté exagerando. No tiene ninguna experiencia en hombres, jamás tuvo siquiera un novio.

— ¡Ja! ¿Y tú crees que el Saiyajin es el indicado? Ni siquiera estamos seguros si pueden casarse—De pronto Luna, huele algo en el hocico de su compañero. —Tú… ¿Qué comiste?

Artemis salta hasta atrás, se tapa la boca con su pata. —Ah, pues… —Intenta encontrar una mentira. —Mmm, algo de atún que había por ahí, Jejeje. —Se hace el distraído.

—Es pescado, pero definitivamente no es atún. —Queda en shock al afilar bien su olfato. — ¡Eso es salmón! —Luna se tapa la boca, prefiere que Rei siga descansado. — ¿Dónde lo conseguiste? —Lo rodea como si fuera a matarlo.

—El…El Saiyajin… —Artemis confiesa.

—Entonces es eso, por un poco de pescado entregas la pureza de Rei. —Luna está en verdad anonadada.

—Grrr… No me confundas. —Artemis voltea el rostro. —Simplemente le doy un poco del voto de la razón, y la razón me dicta que deben hablar, verse cara a cara y dar todo por terminado. La sobreproteges demasiado. —Antes de que Luna lo interrumpe sigue. —Ella sólo ha conocido el Templo y su casa. La alentamos a seguirnos, porque ella también quería conocer el mundo exterior. Debes dejar que se equivoque y enfrente las consecuencias—Artemis se da cuenta que lo dejaron hablando solo. Si las dos se ponen en cabeza dura, y con lo temperamental que es Rei, sólo empeoran la situación. Mejor sale a caminar, quien dice y puede comer más salmón.

Mientras salta por los balcones, una melena rubia llama su atención, Artemis parpadea grande. —Es la asistente de Rei. —Habla bajito y se acerca, está contra la ventana de su habitación, sentada en un sillón, mirando a la nada. Piensa un poco, ella no parece una mujer que le haga eso a una amiga. Sí admite que es más coqueta, pero quizás sea su experiencia en el sexo opuesto. No sabe porqué, pero se le estruja algo en el pecho de verla así de triste. Siendo que es una mujer tan animada y tremenda.

En su intento de no pensar en nada, así enfriar su mente; Mina parpadea grande al ver una pata en el vidrio, le da gracia. Casi que una mueca de sonrisa se dibuja, pone una mano, como uniendo su palma con la de Artemis. El gato parece insistir en que le abra, ella de inmediato lo hace. —Oh, pequeño, debes estar muerto de frío. —Lo toma en brazos.

Artemis ronronea, se siente a gusto en sus brazos. Mira alrededor, ella también se ha encerrado en su cuarto. Se niega ¡Se niega completamente a que éstas mujeres sigan así! El orgullo sólo les queda bien a los gatos. Se tira al suelo, atrapa la bata que se arrastra por el suelo, la tironea entre sus dientes, gruñe y araña para que lo siga.

Mina se sorprende por la actitud agresiva del gato. —Oye ¿Qué te pasa? ¿Tienes hambre? —Frunce el ceño sin entender, nunca vio a Artemis tan fuera de sí. Lo ve soltarle la ropa e ir hasta la puerta y caminar en círculos. —Ah no, no quiero salir. Ve tú. —Le abre, pero insiste y maúlla. Se agacha al suelo y acaricia su lomo. — ¿Es Rei verdad? ¿Sigue mal? ¿Me odia? —Parpadea grande, en unos segundos creyó verlo asentir como si fuera una persona. Toca su rostro, debe estar muy dormida todavía. Va a lavarse con agua fría.

Rei estaba acostada, giraba la daga en su mesita de noche. Todo se puso tan mal, tan pronto… Pero si lo piensa a conciencia todo era una desgracia anunciada. Para tener que pedirle a su padre hablar, ella está muy mal de verdad, porque está en verdad reflexionando sobre irse definitivamente. Siente que tocan la puerta, muy resignada abre. —Milk, no quiero comer. —Levanta la vista y es Artemis, siendo alzado por Mina.

Mina se escudaba detrás del gato, espiaba muy disimulada. —Vengo en son de paz, y a defender la verdad. —Espía un poco y sólo la ve tan mal como ella, con ojeras y los ojos rojos. —Rei, quiero hablar, por favor. —Las dos se hacen un puchero, tienen las emociones a flor de piel.

En cuanto están sentadas en el sillón, Luna espía por la puerta del cuarto, Artemis muy presumido camina hasta ella. — ¿Qué hiciste? —Luna le sisea.

—Pues le traje de alguien que entienda mejor al sexo opuesto. —Artemis deja a Luna con la boca abierta.

Mina verifica la situación y se da cuenta que ella tampoco tiene apetito, toma valor para hablarle con las palabras correctas. Rei es muy temperamental. — ¿Tienes agua? —Las dos se sirven un vaso, Mina traga rápido para hablar primero. —Creo que estás exagerando. —Ahí está la mirada asesina de Rei atravesándola. —Mira, te juro que no tienes de qué preocuparte. Nunca me tocó ni nada. —Aclara fuerte la garganta. —Ahora si crees que soy una cualquiera como las demás. —Hace un puchero y pone cara de perro mojado.

—No, discúlpame ¡Yo no pensaría eso! — ¡Cierto! Rei jamás creería algo así de Mina.

—Entonces toma mi palabra, si hay un bebé, no es de Raditz. —Mina la toma de ambas manos. —Rei él está prendido por ti ¿Cómo no puedes verlo? ¿No te ha demostrado lealtad o confianza?

Rei toma aire profundo hacia adentro. —Yo… No sé la diferencia entre un hombre que miente y otro que no.

Mina vuelve a servirse agua ¿Cómo es posible? Ahí una epifanía. — ¡Eres virgen!

—¡Sshhhtt! —Rei la golpea con un almohadón. —Eso no tiene nad—

— ¡Sí, claro que sí! Nunca tuviste un hombre en tu vida, seguro jamás tuviste novio. —La escucha gruñirle, ahora Mina le tira un vaso de agua a la cara para que se calme. —No, no. Te sientas. —Le señala, jamás hubiera creído que con ése carácter que se carga, su jefecita era pura. — Mira, es normal que hayas desconfiado, él tiene un pasado y es coqueto como yo. —Ondea su cabello a un lado, golpeando el rostro de Rei. —Si no crees en su palabra, cree en la mía. Debes admitir que actuaste muy impulsiva, te fuiste dejándolo bajo la mirada de todos. Te encerraste ¿y él? —La acusa un poco. —Déjame decirte que Serena me ha contado que Broly casi lo mata, y que si no lo hacía él, su padre seguro lo hacía, luego el Príncipe. —Levanta un dedo, con tono maduro sigue hablando. —Ellos tienen honor y déjame decirte que el poco honor que estaba construyendo Raditz gracias a ti, lo derrumbaste señalándolo con el dedo y acusándolo frente a todos.

Rei quiere ofenderse un poco, se siente mal de ser acusada. — ¿Él te contó de nosotros?

Mina niega con la cabeza, Rei es orgullosa hasta el hueso. —No, jamás. Es por eso que él jamás te haría algo así, protegía tu honor.

Rei mira alrededor, toda la noche llorando como una tonta, su corazón ya no duele. Presiona su mano pensando en el mal rato que hizo pasar a Raditz. —Ay, Mina, perdóname ¿Tu cómo estás?

Mina suspira, de pronto se había olvidado de su lío sentimental. —Pues, ahora mucho mejor. Me dio ánimos ayudarte en tu problema del corazón y… —Le muestra su mano. —Golpeé a un Saiyajin. Mañana temprano me hago los análisis de sangre. —Se acerca a hablarle en secreto. —No le digas a Serena, pero si llega a ser niña, tú serás la madrina.

—Jajaja, ay Mina. —Las dos se ríen, empiezan a limpiar un poco todo. — ¿Y tú con Broly?

—Haaa… Pues sí me ofendió. —Mina suspira de lado. —Admito que soy…

—Libidinosa. —Rei le comenta.

—Aventurera. —Mina le gruñe un poco. —Pero aun así, luego de la cita tuve muchas esperanzas. La pasamos bien, hablamos del desamor ¡Levantamos la reputación de Serena por los aires! Y después le di una probadita de—

— ¡Mina! ¡¿Fueron ustedes?!—Rei no lo puede creer. — ¡¿Ustedes repartieron el chisme de que Serena está a un paso de ser una Princesa?!

—Ay, no dijimos cosas malas. Sólo callé las habladurías de que ella es una triste sirvienta, la puse por todo lo alto como una heroína. Y al Príncipe como una fiera salvaje que ha sido domada— Mina se abraza un poco y siente a alguien detrás de ella.

—¡MIIIIINAAAAA! —Serena se prende fuego junto con las demás chicas. Nunca creyeron que ella saldría de la habitación y que además escucharían la confesión de su fechoría. — ¡Te voy a matar maldita chismosa!

Mina se escuda con un almohadón y acaricia su vientre. — ¡No, por favor! ¡Piensa en mí y en mi bebito! —De nuevo se juega la carta de "mirada perro mojado" y la ahora infalible "bollo en el horno".

Serena se sienta, frotándose la sien. Ayuda a Ami a servir el té. —Puf, bueno, pero veo que las dos están mejor.

— ¿Tu mano ya no duele tanto? —Ami la revisa.

—Nop. —Mina hace un puchero y le señala su corazón. —Vine a levantarme los ánimos.

—Pues, más bien me levantaste los ánimos a mí. —Rei toma el instrumento largo de cuerdas, acomoda unos almohadones. —No podrás practicar el Koto en un tiempo. Un honor tocar para usted Alteza. —Rei lo dice entre risas.

Serena escucha sus risitas burlonas, muy superada levanta su nariz, como si sus risas no le afectaran, porque quien ríe al último… Saca el pecho. Por lo general ella no es así de orgullosa, pero ¡Qué Demonios! ¡Está feliz! Y satisfecha, muy satisfecha. —Tienen suerte que amanecí de buenas, a pesar de que estuve despierta toda la noche. —Hace bailar sus pestañas doradas, como si fueran alas de una orgullosa mariposa. Todas quedan en shock, hasta a Rei le saltan un par de cuerdas del instrumento.

—Serena ¿En serio? ¿Se arreglaron? —Milk se tapa la boca, está ruborizada.

De la misma manera, Serena se pone roja como un tomate. —Sí, me consintió tanto y me dejó consentirlo. Fue hermoso, delicado y… —Suspira y juega con uno de sus rizos recordando. El recuerdo hace que sus rodillas tiemblen—Apenas puedo estar parada. —Todas escupen el té y estallan de risa. Serena se cubre el rostro de todas formas. Cuando piensa en él, se deja llevar demasiado. No quiere dar tantos detalles.

—Mira nada más, como dice Ami: comiendo frente al hambriento. — Mina se sirve un poco de té con limón, todavía el estómago se le retuerce. — ¿Dónde está Lita? —Se dan cuenta que es la única que falta. — ¡Oh, disculpen! Debe estar tomando su propio té con Muuucha leche caliente. —Tararea un poco.

— ¡Pervertida! ¡Nada te escarmienta! ¿Verdad?— Rei le pide sentarse junto a ella para cantar. Las chicas acomodan más almohadones, comparten una tarde de té y música de Rei.

—Oh, yo la conozco. —Ami escucha la canción. — Fija tus ojos en el mar…En ellos se reflejará la Luz de Luna, te bañará… —Canta un par de frases y queda tarareando. Mira a Serena, ella se ve con luz propia ahora mismo, al igual que las demás, parecen olvidar sus problemas con la charla.

Ojalá Lita estuviera en la cama o donde sea, pero compartiendo la intimidad con Bardock. Ahora están en una sala de entrenamientos. — ¿Qué sucede?

Bardock trata de estar tranquilo. —Es para que veas, lo que Gure les preparó. —Le abre una puerta doble, una piscina enorme está en una de las salas. —Es también para nosotros, nadar nos ayuda a la resistencia y a aflojar los músculos ¿Cómo te gusta entrenar?

Lita se sienta rebotando en el banco largo a un lado. —No sé qué pasó. —Frunce la vista y mira sus manos de nuevo.

—No temas, pedimos que nadie diga nada antes de confirmar. —Bardock se endereza. —Creo que debes hacerte pruebas genéticas, lo que sentí fue algo muy Saiyajin.

Lita niega con la cabeza. —Perdí a mis padres casi a los diez años, ellos eran terrícolas. No quiero ni pensar—

—No, yo no estoy acusando a tu madre o a tu padre de nada. —Ella afila su mirada asesina en él, levanta las manos en rendición y se sienta junto a ella. —Tranquila, de verdad. Suponiendo que haya pasado algo ¿Qué harás? ¿Lamentarte por un drama sin sentido? Tú estás aquí conmigo y eso es lo que me importa.

—Perdón, no quiero parecer una niña. Pero me asusté, yo te digo que no entiendo, no te oculto nada. —Se recuesta sobre su hombro, él la abraza y le acaricia el cuello.

—Por eso, para que no tengas miedo. —Bardock le habla en voz baja. —Debes saber la fuente de tu fuerza, entender qué puedes hacer. Imagínate si no entiendes nada y lastimas a una de tus compañeras. O peor, imagínate que me rompes la cara o me pulverizas las bolas.

Los dos resuenan una risa por la nariz. —Creí que era tu guardia baja.

—Hmmm, pues sí y no. Recuerdo que tu Ki se sentía tan fuerte como un Saiyajin, incluso ahora que me acostumbré, no es como el de un terrícola. —Pone una mano en su mejilla, juega con los pequeños rizos castaños que caen de su moño. — ¿Viste lo que sucedió con Mina? Se partió la mano, en cambio tú me hiciste volar del otro lado de la habitación, dos veces y saliste como si nada. Dime si eso no se te hace extraño.

—Uufff, tienes razón. —Lita se levanta. — ¿Es climatizada? —Se acerca a tocar el agua y sí, está perfecta.

—Yo… —Bardock no puede decir nada más, Lita lo mira por encima de su hombro, mientras se desviste. Su piel blanca, sus curvas desenvolviéndose tan sensuales y ésos ojos verdes que lo alumbran tanto como su sonrisa. Procede a ponerse de pie y quitarse la ropa. Se mete al agua con ella y dibuja una sonrisa ladina. — ¿Qué opinas? Calentamos dos vueltas y una carrera.

— ¡Yo ya estoy caliente anciano! —Lita arranca nadando a toda velocidad. Escucha a Bardock maldecirla, pero nadando para alcanzarla. Una hermosa tarde de domingo que culmina de la mejor manera.

Así como Tarble ve su domingo desvanecerse, entre la nieve acecha entre los árboles. Muy sigiloso, quiere cazar un animal para la cena. Pero se distrae al ver a la hembra, bien camuflada, apuntando. Sacude el cedro donde está escondido y la deja cubierta en nieve.

Gure ve como el jabalí sale espantado. — ¡Hey! ¡Eso es trampa! —Se sacude la nieve, escucha las risas del Saiyajin. —Habíamos quedado que quien lo viera primero. —Recarga su arma, está muy enojada.

—Jajaja, lo siento. —Tarble ve como una insignificante bola de nieve lo golpea, con una insignificante fuerza. Pone las cejas en alto. — ¿En serio?

Gure se acerca y lo empuja. — ¡Ya verás! Haré un arma que dispare bolas de nieve y te venceré ¡Achoo! —Gure estornuda fuerte.

—Perdóname. —Se acerca y la abraza sin pensar, sólo piensa en que ella soporta menos el frío. Le gusta mucho estar a su lado, no se siente débil o como un Príncipe, sino como uno más, así sea por un par de horas. — ¿Cuánto tiempo más les queda?

Gure cierra los ojos, su corazón late muy fuerte, se esconde en el pecho de Tarble. —Luego de fin de año, mis vacaciones se terminan. Mi padre y yo debemos volver. Jeje, nunca nos habíamos tomado vacaciones. —Se quedan en silencio, no dicen nada. No se miran a los ojos, pero los cierran viendo el atardecer, se sientan en la montaña de nieve, sin soltarse y absorben el calor de los últimos rayos del sol. No saben qué sucede, qué es éste bienestar, pero si comprenden que se va a terminar. Ante el final inevitable, los dos disfrutan y atesoran la presencia del otro. Aprietan un poco más el abrazo, la cola de Tarble se enrosca en ella.

Su domingo era como casi todos los días, encerrada. Dieciocho disfruta más los días de "trabajo", que los días libres que el viejo los deja en sus jaulas. Ahora en jaulas con divisiones, debido al buen pedazo de información que se consiguió.

— ¡Oye! —Diecisiete le tira una media hecha pelota, para llamarle la atención. Se cruza de brazos viéndola ojear unas revistas. — ¿Seguro nos dijiste la verdad?

—Grrr, Diecisiete, te lo dije. Es todo lo que averigüé, pero al parecer más que "información", parecían querer "confirmación". Creo que es contraproducente si tiene una hembra terrícola como esposa. —Frunce los labios y voltea la página.

—Hmmm, nos dieron "paredes" y a ti te recompensaron. —Se acerca a ver un poco lo que lee. —En lugar de pedir historietas, hubieras pedido comida o días libres.

—No son historietas, son mangas. —Muy superada le explica. —Y es un arte de dibujo casi extinto.

—Parece más bien una "novela para chicas" —Dieciséis se mete. — ¿Por qué querrías cosas así? —Su hermana empieza a echarlos, les tira unas botas por la cabeza.

— ¡¿Qué les pasa?! ¡Yo también soy una chica! —Sus hermanos se siguen burlando, mira los mangas, hablan de romance y relaciones entre un hombre y una mujer. Se mira en el pequeño espejo, solía usarlo para coserse alguna herida. En cambio ahora se mira y piensa que si tuviera el cabello más largo podría peinarse. —"No es que ésa estuviera muy arreglada. Yo también soy rubia, de ojos azules." —Refunfuña en su mente, recuerda cómo Darien saltó a defenderla. —"Ni que fuera una princesa de verdad ¡Ni siquiera la dejarán casarse! ¡¿Qué tiene ella que yo no?!" —Muy enojada, cubre el espejo. Mira una página, donde el protagonista está enojado y llega casi hasta la violencia contra una persona que es cercana a su interés amoroso. Explican la situación ¿Estará celosa? Y peor ¿Darien está interesado en alguien prohibido? Imaginarlo en peligro también la angustia. Ésa mujer parece un problema en su mente.

Serena entraba a la biblioteca, revisaba los libros para mañana, recuerda haberse olvidado su cuaderno con notas.

—Debes acostumbrarte a tener un guardia. —Darien hace saltar del susto a Serena.

— ¡Ay! ¡Idiota! —Serena se enoja, Darien le habla muy presumido y recostado en el marco de la puerta. —Hm, no deberías estar en tu casa, es domingo. —Se voltea sin decir nada más.

—Ah, sí. Pero vine a entrenar ¿No ves? —Le muestra que está con ropa común y corriente, el traje negro de entrenar sobresale en su cuello. —Serena… ¿Sigues enojada de verdad?

—No, ya no tanto. —Se acerca a él. —No quiero ni saber qué le dijiste a Vegeta.

— ¿No le preguntaste? —La ve negar. —No creo que te mienta; le dije que eras cabeza dura… —Serena le pone los ojos en blanco, la ve cruzarse de brazos. De pronto se le ocurre una maldad. —Que soñabas con él… —Darien bromea y la sigue dentro de la biblioteca. —Sueños eróticos…

Serena jadea horrorizada. — ¡Atrevido! —Empieza a arrojarle libros por la cabeza.

—Que gritabas por las noches: ¡Vegeta hazme tuya!—Darien imita la voz de Serena. — ¡Vegeta te amo! ¡Vegeta dame más! ¡Oh Vegeta, oh sí! ¡Vegeta, Vegeta!—Gime salvaje sólo para cabrearla.

Serena toma un almohadón y lo golpea, lo tira en el sillón. — ¡Cállate maldito idiota de mierda! ¡SOY TU JEFA! ¡TEN ALGO DE RESPETO! ¡Voy a hacer que te corten la lengua! ¡Que te cuelguen! ¡Que te maten y te tiren al mar!—Darien se dobla de la risa.

—Si son órdenes de mi mujer, nunca dudaría. —La voz de Vegeta corta todo el ambiente. Los escuchó reírse y sin embargo, más allá de la oleada de celos que lo atravesó, mientras se acercaba por el pasillo, escuchar a Serena maldecir al Élite le dibujó una sonrisa.

—Mil disculpas su Alteza. —Darien está blanco como el papel, se pone de pie rápido. Sabe lo posesivo que son los Saiyajines ¡¿Cómo pudo bajar tanto la guardia?! —Luego de entrenar con usted, yo vine a usar las duchas, ya me iba. —Espía a Serena por el rabillo del ojo, mientras él hace una reverencia, más bien parece ofrecer la cabeza para que se la corten.

Serena no comprende los nervios de Darien. Sí, la cara de Vegeta es seria y su postura es rígida, pero eso es normal en él. — Jaja, tranquilo Vegeta, sólo le advertía que debe tener cuidado. Sé que fue él quien te fue con el chisme. —Se cruza de brazos y les da la espalda.

—Haaa, tenías razón. Cuando se le mete algo en la cabeza. —Vegeta da un par de golpes, mirando en dirección de Darien. Recoge un par de libros que volaron.

—Yo, ya… Ya debo irme. Lo siento de verdad yo nunca—Toma aire de la sorpresa al sentir la mano de Vegeta en su hombro. Lo saluda normal y tranquilo, Serena también se despide normal. Debe recordar mantener la distancia, ella ya no es una niña y él tampoco.

Caminan hasta la habitación, hay un silencio incómodo, apenas entran a la habitación para terminar el día, Serena deja los libros en su mesita de noche—Hmmm ¿Qué sucede? —Se acerca a Vegeta, muy curiosa.

—Quizás el Élite Chiba, me sintió enojado por el pasillo. —Vegeta frunce el ceño, no quiere llevarse mal con él, sólo por sus estúpidas inseguridades.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó? —Serena lo toma de los hombros, pone gesto preocupado.

—Porque estaba riendo contigo. —Vegeta se lo dice mirándola a los ojos.

Entiende muy bien lo que quiere decir, se ofende— ¡Escúchame bien! —Serena le da un golpe de puño en el pecho, rechista enojada. — ¡Yo jamás haría algo así! ¡¿Quieres que terminemos el día peleando?! Así será.

Vegeta niega con la cabeza, quita sus guantes y toma su mano para ver si se la lastimó. —No, no dije que algo esté pasando. —Se acerca a olerla, corre su cabello a un lado, roza su nuca con la yema de sus dedos. Sólo su esencia femenina se despliega. —Debe ser todo esto que siento por ti, me vuelve un poco más egoísta. —Murmura, se acerca a su cuello, roza sus labios contra su piel, puede ver como sus venas se exaltan. —Me siento posesivo… — Besa su pulso. —Tanto…Que me asusta.

—Mmm, Vegeta, no debes ponerte celoso. —Suspira con sus atenciones, se siente aflojar en sus brazos, la sostiene firme. —Él es un amigo…

—Grrr… Pero tampoco es un hermano de sangre o algo así. —Los celos de Vegeta se dejan ver. —Es un hombre. Un hombre que no haría mala pareja contigo.

—No Vegeta, sólo te veo a ti. Eres mi Único… —Enreda sus brazos y busca su boca, gimen con el beso. Su entrepierna, en lugar de calmarse con toda la actividad carnal, parece estar a flor de piel con cualquier estímulo. Incluso sentir la respiración de Vegeta contra su piel, parece haberle endurecido los pezones. Parpadea grande, lo ve poner una mirada más dulce y tranquila. Recuerda la carta que le escribió una vez, quiere demostrarle que lo que dice es muy en serio. —Mira, esto… —Busca en su cuaderno, ahí está duda un poco, pero toma coraje. —Lo escribí cuando me regalaste la primer caja de chocolates y… —Se pone roja brillante, los dedos de Vegeta rozan el papel. —Quiero que sepas lo que siento, lo que tú me haces sentir.

Vegeta toma la carta, Serena parece estar a punto de desmayarse de la pena.

"Príncipe Vegeta,

¿Cómo explicarle todo lo que me hace sentir? No puedo siquiera actuar o entender lo que me pasa. Estoy petrificada ante su presencia. Me da miedo, pero es porque me abruman las emociones. Usted arrasa conmigo, como si su persona fuera una tormenta, llena de nubes negras. Sus ojos parecen cargar ésas nubes, sus manos parecen ser los relámpagos que me estremecen. Todo parece aterrador, hasta que el agua que cargan sus besos, cae sobre mí. Ya no temo a la tormenta, temo el momento en que sus ojos negros y misteriosos ya no estén sobre mí."

Siente un nudo en la garganta, Vegeta queda intentando mermar éste sentimiento que lo desespera, que le grita arrebatarla y besarla como si no hubiera razón. Le parece adorable cómo ella larga humo por las orejas, se acerca y pone sus manos en sus orejas para refrescarla, está ardiendo. —Nunca nadie me escribió una carta así… Serena, voy a atesorar tus sentimientos. —Toma aire y une su frente con ella. —Sé que no sé decir lo correcto. Es más, casi arruino todo diciéndote pura mierda. Pero prometo mostrarte con acciones lo que siento.

—No esperaría otra cosa más que tus acciones, Sai-ya-jin. —Serena enreda sus dedos a su melena negra, se besan de nuevo, Vegeta la sostiene contra su pecho desde la cintura. Puede sentirlo duro contra ella, su vientre hormiguea con necesidad, caminan paso a paso a la cama. — ¿Pediste de cenar? —Lo ve asentir. —Jummm, bien, mejor cenamos. No quiero que nos interrumpan como la otra vez. —Sólo recordarlo, los ojos de Serena se encienden en ira.

Vegeta levanta una ceja, la deja en el suelo. Ahí recuerda, cuando la escuchó maldecir a quien golpeaba la puerta con la cena. Se ríe un poco, se da cuenta que el líbido de los dos, más que parecido, es igual. Creyó que ella no resistiría, al verla tan delicada, pero parece que era sólo su timidez y su pudor. —Espero que después de cenar, me modeles otro camisón o conjunto atrevido que te hayas comprado. —Camina junto a ella y le estampa una nalgada, haciéndola saltar hasta el techo y rugirle un millón de groserías.

Bardock se sentía relajado, se saltó el entrenamiento, pero sentir al Lita así de asustada, supo que debía tomar las riendas y manejar la situación. Sabe que hay terrícolas que tienen sus habilidades especiales, como el Élite Chiba, sin embargo nunca ninguno ha querido asociarse a los Saiyajin porque en tiempo no tan pasado, los cazaban y los ejecutaban. Piensa todo esto mientras lee un poco del Libro del Antiguo Milenio de Plata, para él parece un simple cuento fantasioso, hay puros dibujos y mucha información perdida.

—Bien Lita, ya basta ¿Cuánto más vas a dejar pasar? —Lita se habla en el espejo, está preparada con un camisón de seda transparente, de color negro. Ya es la tercera noche que se arregla, pero terminan aliviando el calor del momento con sus manos o sus bocas. —Lita, tú tomas las riendas y se lo pides ¡Que lo meta de una vez! —Pellizca sus mejillas y sale. Ve a Bardock con su torso musculoso, leyendo en la luz de la veladora. Su nariz estalla en sangre.

— ¡Lita! —Bardock sale de la cama para ayudarla, busca unos pañuelos. —Siéntate. —La lleva a la cama. La escanea atento, su Ki no da picos, frunce el ceño. —Puede que… Tu energía se haya desgastado.

Lita tira un poco la cabeza hacia atrás, niega con la cabeza. Respira unos minutos para relajarse. —Ez que du esdás muy sessy. —Siente la sangre volver a su cauce normal, se limpia bien y se mete en las colchas con Bardock, no se acuesta. —Es que estás muy sexy ¡Es injusto!

—Jajaja, eh… Gracias por el halago. —Bardock lo dice con dudas, la ve en detalle, una vez más ella se pone un conjunto distinto para dormir. —Grrr… Dime de nuevo ¿Cuántos conjuntos más te compraste? Son todos muy, pero muy sensuales. —Se acerca, toca el bordado de las tiras, toca con el revés de su mano su pezón, haciéndolo resaltar endurecido.

Lita traga duro saliva, un beso técnicamente come su boca. Se abraza al pecho de Bardock. Sí, funciona, lo seduce, pero. —Mmm, Bar-Bardock… —baja su mano hasta su polla.

Bardock gruñe excitado, toma la mano de Lita y hace que presione más fuerte su miembro. —Oh, Lita. Esta noche… —Se aleja y se relame. —Como yo primero.

— ¡Oh! —Lita se tira contra las almohadas, Bardock ya se había metido debajo de las sábanas y estaba listo para "comerla". Siente sus bragas correrse a un lado y la primera lamida que la hace voltear los ojos y curvar su espalda.

—Mmm, que-ri-da… ya estabas mojada. —Bardock susurra, su aliento caliente choca contra ella excitándola todavía más. Él no tarde en beber sus jugos, saborea el trago y da círculos con la lengua. Estira una mano para masajear sus pechos.

—"¡Lita! ¡No dejes que éste demonio del sexo siga! ¡Pídele lo que en verdad quieres!"—Su subconsciente le ordena que se decida de una vez. — ¡Ah! ¡Bardock, querido! —Muerde su labio inferior, siente un dedo dentro de ella. — ¡Oh sí! ¡Méteme la polla! —Grita y todo se detiene, parpadea grande ¡¿Qué mierda acaba de decir?! Bardock reaparece de debajo de las colchas. — ¡Perdón, lo siento! No quería decirlo así…

—Jmjm, bueno, no te preocupes. —Bardock se recuesta en su vientre, acaricia su ombligo debajo del camisón.

Cuando lo ve listo para volver a meterse a darle placer oral. —Bardock. —Lo levanta del rostro. —Quiero, quiero que lo metas.

El General traga saliva. —Si es lo que quieres o si prefieras mañana, ya que he sido informado. —"¡Mierda! ¡¿Por qué sueno como un robot?!" Bardock se lamenta.

—No, no. Mira… —Lita saca de su mesita de noche. —Traje condones, tengo lubricante de diferentes tipos. He visto cómo se hace. —Abre un par de libros con imágenes bien explicitas y un paso a paso.

Bardock sale de su conmoción, revisa un poco, en especial los lubricantes. —Jeje, pensar que yo temía comprar condones para no presionarte. —Ve sus mejillas enrojecerse. —Podemos intentar. —Se acerca, desata completamente su cabello, dejando sus rizos castaños en sus hombros. Empieza a besarla, bajando las tiras, escucha sus suspiros y sus latidos a flor de piel.

La respiración de Bardock choca contra ella, está agitado, pone una mano en sus pectorales y su corazón parece estar por salirse de su pecho. Se recuesta contra él, baja acariciando su vientre. Besa el cuello del General, su manzana de Adán salta. Se entrelazan y comienzan a besarse. Todo lo que había sacado Lita de su cajón, queda de un lado de la cama. Se desnudan completamente, se siguen besando ansiosos. Sus lenguas giran contra la otra. La saliva de Bardock la ahoga, pero sólo quiere más. Acaricia su virilidad.

Bardock vuelve a masajear sus senos, baja con besos para lamer sus pezones. Verifica todo el tiempo su Ki y sus latidos. Masajea su clítoris, da círculos con su pulgar. —Quiero dejarte bien mojada. —Susurra a su oído, mete un dedo, ella levanta su cadera aceptándolo, mete otro. Lita gime alto su nombre, rasguña sus hombros. Mete un tercer dedo, su cavidad lo presiona firme, su carne se estremece. —Estás tan estrecha…

Lita levanta más su cadera, para que vea que aún puede soportar. —Ah Dios Mío. —Presiona los dientes, Bardock acaba de doblar sus dedos dentro de ella.

Aprecia unos momentos de la hembra, retorciéndose de placer con él. Muerde sus pezones y pasa la lengua. Inhala profundo, trata de relajar los espasmos de su miembro. Se aleja y busca condones.

Verlo ponerse el condón la hace tocar la realidad, esto va a pasar de verdad. Es tan explícito, ver a Bardock de rodillas, en la luz tenue. Ése cuerpo moreno, esculpido con cicatrices y ésa ¡JODIDA POLLA! Saltando tanto, que jura que ha visto a sus testículos temblar. Es grande muy grande, debió ofrecerle medirlo como se debe. Está roja, sus mejillas arden, y Bardock también arde, su mirada negra la apunta muy decidido. Parpadea al verlo poner lubricante en todo el largo. — ¡Uh! —Se sorprende un poco cuando la abre bien de piernas y también le pone lubricante a ella. Presiona las manos en la almohada, el masaje de Bardock sobre los labios de su vagina, más que excitante, parece relajarla.

Se acerca a Lita, deja las caderas acomodadas entre sus piernas, se sostiene de un brazo. —Sostente de mí. —Le pide soltar las almohadas y aferrarse a él, a sus brazos. Repite el masaje en su vagina, pero con la polla. La tierna carne de sus labios lo estimulan, su glande se ve tan grande en comparación. Trata de alejar el miedo de que va a provocarle dolor o peor, hacerla llorar. Respira y cuenta hasta diez. —Cuando digas Lita… Si no quieres, te juro que esto me está haciendo sentir bien. —Baja a besarla, presiona sus pechos.

Lita sube recorriendo sus bíceps, se aferra al cuello de Bardock, ve cada vena de su cuerpo musculoso en el límite. Se mueve contra él. —Hazlo. —Exhala fuerte. —Hazlo ahora.

Se empuja en ella, tan solo la punta y su carne se estira completa. Se frena y espera, Bardock espera una reacción de Lita. Una vez más el silencio, teme preguntar pero. — ¿Li-Lita?

—Me duele. —Lita llora al cielo, no quiere moverse, esconde su rostro en el pecho de Bardock. —Me duele, es enorme.

La peor noticia para el General, mira hacia abajo, sí su cavidad es pequeña en comparación, siente su calor. Verifica si hay olor a sangre, no es virgen, pero —"¡Mi maldita polla monstruosa!"— Bardock se lamenta y empieza a creer que su impotencia, fue un castigo divino para equilibrar la balanza. —Tranquila de nuevo, voy a sacarlo.

— ¡No, no! —Lita grita y con eso siente cómo su centro se mueve contra él. —Por favor, descansemos un rato. Quizás en unos minutos me "estiro".

Bardock frunce el ceño. —No eres una masa para "estirarte". —Se queja, pero siente que su carne presiona su glande, está tan resbaladizo y caliente ahí abajo. Trata de calmar las imágenes de él profanándola completamente. —Mira, no quiero ser negativo pero; se siente muy bien, demasiado. No quiero herirte. —Presiona las sabanas en un puño, su polla dio un salto al verla a sus ojos verdes.

—Nnh, eso me gustó. —Lita jadea, presiona los brazos de Bardock. Se mueve sutilmente hacia arriba. —Ah, ah…—Lo ve jadeando a él también, puede ver sus ojos negros con algunas lágrimas aguantando por ella. Lita se decide a ser fuerte también. —Más, Bardock, no te detengas.

Inhala y exhala, renovando todo el aire en su cuerpo. Bardock retoma las riendas y sólo con la punta empieza las embestidas. Su carne es tan delicada, sabe que puede hacerlo hasta el fondo con un solo empujón. Pero quiere verla disfrutar, tanto como él disfruta en estos momentos. Masajea sus pechos, los succiona y retuerce sus pezones, tan sólo con eso los pliegues del interior de Lita se retuercen y se mojan. Los fluidos gotean hasta el colchón. Mira hacia abajo para verificar la situación. — ¿Un poco más? —Ella le asiente entre gemidos y larga un grito de excitación cuando mete un poco más, se sigue empujando constante, trabajando dentro de ella para que lo reciba todo.

Lita se aferra a la espalda de Bardock, clava sus uñas, todo está tan mojado y caliente. El dolor empieza a desaparecer, abre más sus piernas, intentando tomar más de su virilidad. Ésa punta gruesa masajea adelante y atrás a su punto G, el punto que sus dedos encuentran al doblarse, pero esto es mejor, mucho mejor. Incluso la mezcla de dolor le parece estimulante, la imagen del pene de Bardock pasa por su cabeza, baja la mirada y ésa enorme longitud se abre paso en ella en cada empuje. — ¡Ah, sí! ¡Sí! —Lita gime ante el cuadro crudo de su unión genital. Se agita con él, la cama rechina, jadean duro. El sudor de Bardock empieza a caer como lluvia sobre ella, la refresca, la bebe y quiere más. — ¡Dios del cielo! —Lita abre los ojos en sorpresa, pareciera que su sangre hierve desde sus muslos, su clítoris está tan hinchado que duele. Algo inesperado parece estar a punto de azotarla, tan violento como un rayo. Presiona la mandíbula. —Bardock me corro.

Escuchar eso, junto al delicioso movimiento del centro de Lita, puso su polla al límite. Tanto, que parece que desde su saco, puede sentir su eyaculación abriéndose camino como el fuego. Mira abajo y casi la mitad de su miembro pudo entrar, solo con eso parece que ella va a quitarle el alma del cuerpo. Gruñe y gime. —Lita, Lita yo también, hazlo ¡Ah! —Aceleran juntos, gritan quedándose sin aire. Bardock intenta recuperarse y revisar todo.

Aun con su miembro relajado después de eyacular, Lita siente que no ha perdido su tamaño. —Haaa… Mierda eso fue…

—Intenso. —Bardock completa su frase. — ¿Estás bien? Voy a sacarlo y revisarte.

Lita asiente, lo ve fruncir el ceño, casi con un mínimo puchero, tan preocupado por ella que le parece adorable. —Estoy bien. No te voy a negar que las piernas se me cansaron, tuve que abrirlas al límite. —Se relaja cuando saca su miembro y también revisa. Le parece muy obsceno ver el condón lleno de semen y su polla venosa todavía emanando calor.

Roza con el pulgar los labios de su vagina, está enrojecida pero no hay sangre. Le da un beso para aliviarla y a su clítoris también, se recuesta en su pelvis. —Tan bonita… —Suspira y pasa su palma completa para darle alivio.

Mete las manos en la melena de Bardock, lo masajea. —Tan guapo… —Suspira de la misma manera, la ayuda para ir a limpiarse y sienten la madera de la cama quejarse. Se mira y dan unas risas. Si esto es por la mitad, cuando lo metan completo van a derrumbar el Palacio.

Y así mis cielas, se necesitó de un macho Rey de la selva y ése fue el Artemis, para ayudar a las chicas y bajarle la espuma al chismecito ¡Hasta el próximo viernes!

PD: Cómo me gusta describir la p0lla del Bardock asdaksdsf *baba_en_teclado *ojos_en_blanco

Saluditos…

Nita-chan84: Hola! Qué bueno por la veladora XD Todavía no he visto la peli de Netflix, estoy estilo "temor de que la caguen" Pero cuando pueda le doy una chance, Jajaja. Aunque si me dices que la Neherenia se ha ido, Hmmm, Jajaja (la Neherenia es mala pero está así a un nivel de sexy con Usagi, que se deja ver bien rico. Reina Beryl era una Milf ;)) Te envié pm, por la última rw de la otra historia, y por ésta. Sí, acertaste en la primera fue el cariño (y la rica frotadita que le dio, no lo vamos a negar XD) de Serena lo que le ha dado la bendición de la Luna. Uyyy y desde aquí quedó lo de Lita, sospechas, sospechas… Pero nosotros sabemos la verdad ¿La descubrirán ellos? Chan, chaaannn… Y aquí ¿BardLita? Jajaja todo suena regular en mi universo, pero se siente bien rico, ellos ya están en lo bueno. Ahora los demás se empiezan a poner sobre rieles. Ya me imagino al Nappa: "a un lado chicos, yo les enseñaré cómo hacer que estallen las burbujas de mercurio de verdad" XD La Milk ya marcó el siguiente paso: "ver nepe…Anotado". *veladora_para_Broly y Mina ¿Podrán superar esto? Vegeta y Serena, tendrían que hacer un sistema como el de dejar una corbata, en la perilla de la puerta XD o va a ser ella quien empiece a gritarle a los pobres sirvientes, tan buena que era, pero cuando el cuerpo pide, el cuerpo pide jajaja.

OhaioIzumiKun: me divertí escribiendo a Rei y Ami con desacuerdos sobre cómo tratar con la pareja. Ami toda fría y racional y la Rei quiere sangre… ¡Quiere guerraaaa! Y la Dieciocho ¿Celosa? ¿Qué información consiguió? Y así al parecer lo que más dañados salieron fueron los Saiyajin con sus feelings y su reputación en el suelo. Porrr supuesto que el Nappa prefirió desaparecerse mi' jito, las ofertas así no las envía Dios para nada Jajaja. Y ahora sí, vegeta y Serena tomaron la piedra y la van a tirar, y tirar, y tirar ¬¬

Kaysachan: ay mi ciela, ésta semana la veladora va para tí. Que estés bien y saludable.*veladora_para_la_zabrozura ;) Nos estamos leyendo, espero el final del otro fic te haya gustado y el estreno de éste tambien. Besos