Les dije queya habrìa actualizaciones semanales. Aunque… No estoy ni cerca de acabar México… ¡ah! No se preocupen, fijo lo termino esta semana, solo es mi ansiedad de escribir bien ese capítulo.
Aquí, creo que cumplí el deseo de varios. Recuerden este cap, puede parecer relleno, pero nos será útil más adelante.
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Había una frase que se popularizó muchos años antes, y que no se pudo quitar hasta la fecha. Solo que ahora, había evolucionado.
Aquella curiosa frase era, "Nunca confíes en Ferrari". ¿Por qué? Porque es Ferrari, encontrarán una forma de sabotearse.
Llevaban años intentando quitarse esa mala imagen. Pero eso era una maldición que iba pasando de uno en uno. Y ahora había pasado a manos de Porsche. No podías confiar en Porsche, por muy buenos que fueran, algo les iba a pasar.
Que Haruka ganará las primeras tres carreras, era casi como un milagro del señor. Y ya habían cometido errores, aunque eran ocultados por el bajo rendimiento en el inicio de temporada de Drugovich.
Sin embargo, había un pequeño problema, al que todas las escuderías constructoras le tenían miedo, por no decir pavor. La Fiabilidad.
Y para desgracia de Haruka, los motores de Porsche ya le habían arruinado un campeonato, y parecía que este año iban para ser más de lo mismo. Sus motores ya empezaban a tenerse que cambiar, ante el terror de que se sobrecalentaran.
Y era apenas la cuarta carrera de treinta. Iba a ser una masacre.
Además, el gran premio de Miami, era tal vez uno de los premios más exigentes para los pilotos. Principalmente, porque la humedad tan abrasiva de las costas de Florida, adentro de unos autos a 50°, no eran nada amables. Y Haas no tenía la velocidad en punta que tenía Red Bull o Ferrari. Es que Haruka ya estaba viendo como se la iban a comer viva.
Lo único que le ayudaba a concentrarse y no creer que esa carrera sería un fracaso, era que Michiru estaba ahí, a su lado. Y que parecía más que emocionada ante el premio.
Y poco tenía que ver, que a Miami siempre llegaban las estrellas más famosas del mundo, solo para ver el gran premio.
—Michiru, te presento a David Beckham— Para ser honesta, Haruka no estaba para presentaciones, odiaba el calor, y si bien, estaba en el segundo lugar, todas las cosas que le vaticinaban una pésima carrera la traían con los nervios de punta. Pero era David Beckham, sería bueno que tuvieran un conocido por ahí— Seguro, lo reconoces, tiene un club por aquí, y le encanta venir cada año a la carrera.
Michiru ahora entendía por qué Haruka insistía tanto en que la acompañara, seguramente se hubiera vuelto loca estando sola.
—Un placer—El hombre atractivo y de barba, besó la mano de Michiru, para saludarla.
—David, ¿Puede quedarse contigo? Presentale todo el sitio, sabemos que es hermoso, tengo que irme.
—Claro— Asintió— Dejámelo a mí y a mis hijos, estaremos más que encantados.
Definitivamente, Michiru estaba más que agradecida, de no tener que pasar esa carrera en el garage. La piscina, o la zona VIP, era mucho mejor.
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Su pésimo humor ante la carrera, y todas las posibles cosas que iban a fallar, le cobró factura. Había perdido la pole absurdamente ante Verstappen. Claro, ella había culpado a que el coche no funcionaba como ella quería, pero no era así en realidad.
Y ese coraje sabatino, lo pudo canalizar el domingo. Había arrancado como nunca, y ni las difíciles y cerradas curvas que gustaban al pilotaje del neerlandés, pudieron evitar que le arrebatara la primera posición.
Claro, todas sus esperanzas estaban puestas en que un milagro ocurriera, y durante la carrera empezara a llover. Eso evitaría el calor tan abrazador e insufrible, y deshabilitaría el DRS. Porque ella podía alejarse todo lo que fuera posible de Verstappen en las primeras dos vueltas, como si tuviera una nave espacial. Pero necesitaría ayuda de cualquier ser divino, cuando el DRS se habilitara. No había una forma para parar a ese Red Bull.
Pero la lluvia nunca llegó, ni tenía intenciones de llegar.
Sin embargo, y lo que Haruka pensó en un inicio, es que la suerte le había sonreído.
"Tenemos un accidente en la pista. Beckmann se ha chocado en la curva cuatro. Nada grave, salió por su propio pie."
—Copiado.
Maravilloso, pensó. Incluso sus hombros se relajaron. Iban a sacar Safety Car, y con las llantas un poco más adaptadas, tendría una mejor estrategia para defenderse…
"Red Flag, Haruka. Red Flag, a boxes. Confirma por favor."
Las Banderas Rojas solo salían cuando los accidentes eran muy fuertes, y que estorbaran seriamente en la pista. Al punto que fuera difícil que se pudiera dar una vuelta, o fuera demasiado peligroso. Como cuando necesitaban meter grúas a la pista.
Si no veía el auto de Audi estacionado a media pista o las partes de este volando por los cielos, bloqueando el paso de todos; Y de paso a Beckmann, iba a matar a los directores de carrera. Le tocaba una resalida desde la primera posición y un Verstappen que iba a aprovechar su velocidad en recta.
Pero hey, tenía que ver el lado positivo de todo ese asunto. Iba a parar en Boxes, iba a poder tomar más hidratantes, iban a enfriar su cabina. Podría ver a Michiru…
No, eso último no. Había olvidado que ella estaba al lado de los Beckham, y ellos definitivamente la debían estar llevando de un lado a otro. ¿En qué momento se le ocurrió que era una buena idea presentarlos?
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—Creo que sería una buena idea ir hasta el paddock, Haruka ha estado de muy mal humor, y por lo que veo, la bandera roja no es una buena noticia…— Michiru mencionó, un tanto insegura de lo que decía.
La verdad, se lo estaba pasando genial junto a los Beckham, entendía perfectamente por qué Haruka los había presentado. Hablar de moda con Victoria, la esposa de Beckham, las había vuelto amigas en un par de horas.
—No, no te preocupes. Dudo que te dejen acercarte al monoplaza de todas maneras— Desestimo Victoria, que estaba disfrutando de la piscina— Mejor, pedimos unas nuevas margaritas, esa bebida es deliciosa. Mientras, puedo seguirte contando de mi nueva colección.
Michiru tampoco hizo muchos esfuerzos por debatirla. Era muy cómodo estar en ese lugar, broceándose sobre un camastro.
Haruka estaría muy bien, nunca la necesitaba en las carreras. Estaría más feliz cuando supiera lo bien que se la paso, y que las habían invitado a una de las playas privadas de los Beckham.
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Todo estaba yendo terriblemente mal. El relanzamiento de la carrera había sido muchas cosas, pero no era nada de lo que Haruka había planeado.
Entre el primero, y el quinto sitio, había una cantidad tan absurdamente corta, que los lugares ni siquiera estaban bien definidos. Haruka no sabía bien, si estaba en un videojuego, o había regresado a la Fórmula 3.
Para colmo, el primer lugar era el único, que tenía que arreglárselas sin DRS. Y, pensando que podría alejarse, había gastado toda la batería de ayudas del auto en la relanzada. Y ahora, no tenía potencia suficiente para defenderse.
"Botón de Carga activado, Haruka. Botón de Carga activado."
—¿Qué?— Reclamó Haruka, asustada de lo que le habían ordenado los mecánicos— ¿Acaso quieres que perdamos el primer lugar?
"Felipe aceptó defenderte mientras cargas, estaremos variando entre su ERS y el tuyo. Aunque sea hasta la próxima Pit-stop, Activa el botón de carga."
Le debía una a Felipe. Lo que iba a hacer, era como parar un camión con una sola mano.
—Entendido.
Y, lo que parecía ser una estrategia maestra, y una de las mejores ideas que habían tenido detrás del muro… Termino arruinada, por las paradas en pits.
Había una buena razón por la que nunca había confiado en sus mecánicos. Pero es que no podía bajarse y cambiar las llantas por ella misma. ¡O siquiera recordarles que debían traer todas llantas!
—¿De cuánto tiempo fue la parada?— Preguntó una vez que salió de pits— ¿Cuál es mi posición?
"Fueron 12 segundos. En estos momentos eres P8."
No contestó. Si lo hacía, sus palabras iban a ser censuradas. Ya iba a matarlos cuando terminara todo esto. Si es que le quedaban fuerzas, porque justo en ese momento, sentía el calor más fuerte que nunca.
Ella tenía un mal presentimiento de la carrera, justo como había pasado.
Tuvo que gastar lo que ella calculó, unas diez vueltas en adelantar posiciones, hasta prácticamente quedar cuarta. Claro, su estilo de conducción era propenso a adelantar y ser agresiva, pero la idea de salvaguardar la vida útil de las llantas, ya la podían ir dejando para otro día.
Y claro, no se le pasaría agradecerle a Mick ignorar un par de banderas azules con su nuevo Mercedes. Era una pena que hubiera sido uno de los afectados por el accidente de Audi, aunque bloquear a Verstappen de esa manera… eso era amistad.
"Ahora, estás en la P6. Pasaste a Magnussen. Bien hecho"
Francamente, no quería oír la voz de su mecánico diciéndole cuantas posiciones era capaz de avanzar. Era su culpa que estuviera en esa posición, en primer lugar.
"¡Sorprendente! ¡Haruka Tenoh se lanza al inicio de la curva 11, después del DRS para rebasar a Zhou! ¡Ese Haas es una nave! ¡Sube hasta la quinta posición!"
Tampoco había sido gran cosa. Pero entendía que se debía dar espectáculo en las gradas. Por mucho que no quisiera escuchar al comentarista de la tele.
Y claro, teniendo tres zonas de DRS, fue cuestión de un par de vueltas, antes de que subiera hasta la tercera plaza. Aunque el tiempo apremiaba, ya habían pasado de la mitad de la carrera y se acercaban al ocaso de la misma.
Sin embargo, ni eso fue suficiente para que pudiera darle caza. A ninguno de los dos Red Bull, para ser honesta. Había tenido a Sainz un par de veces en la zona de DRS, pero este simplemente seguía alejándose. Soñar con alcanzar a Verstappen ya era un imposible.
Y como por si fuera poco, tenía a Russell en su nuevo McLaren, comiéndole los talones. Así que también tenía que defenderse de que no la rebasara, o perdería el podio.
"¿Quieres saber los tiempos?"
Si escuchaba la voz de sus mecánicos de nuevo, iba a chocar el coche. —No. Déjenme sola, necesito concentrarme.
Después se daría cuenta de lo terriblemente molesta que sonaba. Ya pediría disculpas.
"Entendido."
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Era más que evidente su molestia. Haruka había hecho todo lo humanamente posible para ganar, y no había sucedido.
Aun así, cuando toco subir al podio, felicito a Max por su gran carrera. Se había esforzado enormemente, y no sería ni amble, ni profesional, reclamar por sus propias frustraciones.
—Fue una gran carrera— Mencionó Max, estrechando su mano.
—Ni que lo digas, este campeonato será interesante— Haruka sonrió, y Max hizo lo mismo.
—No seas muy cruel con tus mecánicos, no fue su intención olvidar una llanta.
Escuchó que Sainz soltaba una carcajada a sus espaldas. Sabía que ambos estaban bromeando, pero si seguían así le empezarían a dar Tic's nerviosos. Tendría que repasar más que sucedió en esa carrera.
—Vamos al podio mejor, nos están esperando— Mencionó, dejando que Verstappen pasara primero, aunque este se negó.
—Las damas primero, creo que hoy disfrutaremos de una buena bañada en Champaña, este calor nos va a matar.
Nunca había estado más de acuerdo con una frase.
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—Michiru, por favor. No estoy muy de humor, sé que hoy la pasaste genial, pero… tú viste la carrera, fue un desastre— Haruka se quejó por enésima vez.
Michiru estaba insistiendo una y otra vez con que deberían salir a dar una vuelta. Y, a pesar de todo, no podía culparla. Estaban en Miami, al final de cuentas. Y, cuando no estaba subida en un monoplaza, con un motor y caja de cambios nueva, quemándose a una cantidad absurda. El clima era hermoso.
Entendía perfectamente que Michiru quisiera ir a dar una vuelta por la playa, o ir a las tiendas en Palm Beach. Seguro que era un mundo más que emocionante para ella, y era un mundo que le había prometido que iban a conocer. Solo era… que no estaba de humor.
—¡Por lo mismo, Haruka! Tienes que olvidarte de que esta carrera existió, ¡Hiciste un muy buen trabajo! Vamos, arreglate, los Beckham nos regalaron unos boletos para un Ferri, y pensé que sería lindo ir.
Haruka alzó una ceja— Prefiero quedarme, tengo que analizar la carrera de hoy, y ver que es lo que podemos hacer para Barcelona. Es un circuito más favorecedor, pero no quiero otra carrera como la de hoy.
—¡Por favor! Sirve que puedes relajarte, ¡Estamos en Miami! ¿Cuántas veces has estado aquí? ¿Cuántas veces podremos viajar en un Ferri por la noche para admirar la ciudad?
Si hubiera sido cualquier otra situación, Michiru lo habría entendido y no hubiera insistido tanto. Entendía la frustración de su novia, sabía que no estaba de ánimos para absolutamente nada, era parte de la obsesiva necesidad que tenía de ser perfecta en su trabajo. Pero esta ocasión era diferente, le tenía una sorpresa, y así tuviera que llevársela a rastras, lo iba a hacer.
Haruka abrió los ojos para ver a Michiru, parecía estar al borde de la súplica.
—¿Cómo sabes que no he hecho todo lo que se puede hacer en Miami ya?
—¡Haruka!
La rubia rio. Al final de cuentas, Michiru tenía razón, no podía seguir malhumorada, o le iba a doler la cabeza. Y ella aún era muy joven para esas cosas.
—¿Tan importante es para ti?
Michiru asintió, emocionada y con una sonrisa.
—¡Bien!— Terminó por rendirse, y levantarse de la cama— Me baño y me pongo mi traje para irnos.
Michiru sonrió, apresurándose para darle un suave beso en los labios— Gracias.
—Espero que la comida sea buena.
—David dijo que era un Ferri de lujo.
Esa respuesta sorprendió a Haruka, ¿David? ¿Ya se tomaban esas confianzas? ¿Quién le iba a decir que su novia podía relacionarse tan fácilmente?
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Está bien, el viaje en Ferri la había animado un poco. Era muy lindo ver la costa de Miami en la noche, y la brisa del mar le quitaba todo el calor que pudiera tener. Además, el ambiente era muy romántico.
Le quedaba claro que Michiru se había esforzado por reservar todo esto. Sin embargo, y por muchos esfuerzos que estuviera haciendo, solo esperaba que todo el viaje terminara. Fue a la segunda copa de vino, que supo que el agotamiento era más fuerte que ella.
Lo último que deseaba, era arruinar la hermosa cena romántica que estaban teniendo en ese momento. Pero, si esto continuaba por más tiempo, se iba a quedar dormida con su cara dentro de la sopa.
Sin embargo, es que Michiru había estado, y estaba tan emocionada… que no tenía corazón como para decirle como se sentía.
Le hacía feliz ver lo mucho que estaba disfrutando ese viaje. Era, francamente, lo único por lo que se podía olvidar de ese fin de semana tan desastroso. Total, la siguiente carrera no era hasta dentro de dos semanas, y era justo en Barcelona. Regresaban a Europa.
Y aún pensando en todas esas cosas, estaba batallando tanto para no quedarse dormida…
—¿Haruka?— La voz, un tanto más alta de Michiru, la sacó de sus ensoñaciones. Tuvo que frotarse los ojos varias veces para volver a entrar en ambiente— ¿Me escuchaste?
Haruka intentó hacer memoria de los últimos cinco minutos de su vida, pero no encontró nada en sus recuerdos. Todo estaba en blanco. Ni siquiera recordaba que era lo que había pedido como cena.
—No— Terminó por admitir, avergonzada— Lo siento.
Michiru negó con la cabeza, pero no se lo reprochó. Solo le quedaba esperar que Haruka no cayera dormida antes de que su sorpresa pudiera aparecer en escena.
—Te decía que tengo que ir a un lugar rápido. Pedí lo mismo que tú para cenar, ¿Está bien?
Que Michiru la dejara sola en esa mesa, puso sus sentidos en alerta. ¿A dónde se iba? ¿Sin decirle?
—Espera, ¿A dónde vas?
Michiru no le dijo nada, solo sonrió. Antes de soltar su mano y caminar hacia un pasillo del restaurante del Ferri.
Esta situación le era bastante familiar, aunque no podía recordar exactamente en donde. Lo que si sabía, es que si Michiru se iba, no iba a aguantar mucho más tiempo despierta.
Además, ¿Por qué había hecho todo esto, si al final la iba a dejar sola? Hubiera sido mejor que se quedaran en el cuarto del hotel, viendo alguna carrera, hasta que el cansancio las llamara y se quedaran dormidas. Además, el restaurante era terrible, ni siquiera ponían un poco de música para poder entrar en ambiente.
Con el paso de los minutos, las cosas simplemente empeoraron. Michiru no aparecía por ningún lado, y Haruka empezaba a aburrirse, sin saber que Michiru la observaba desde un escondite.
—Vamos, ha hecho cosas más difíciles que evitar quedarse dormida, ¿Es en serio que está por hacerlo?— Michiru se reprochaba a sí misma. ¡Pero esa era su oportunidad! David Beckham le había conseguido ese momento, había llamado a un par de empleados para que fueran por sus cosas, había hablado con el dueño del Ferri, y le iban a pagar si a la gente le gustaba. Estaba más segura que nunca que quería compartirlo con Haruka, no podía rechazar todo, solo porque su novia no le dijo que se moría de sueño.
Entonces, las luces del lugar se apagaron. Esa era su señal. Aunque para Haruka, fuera una señal divina de que debía dormirse ya.
El jefe de escenas salió al escenario, disculpándose por todos los inconvenientes de la noche. Avisando que los músicos de esa noche, no habían podido llegar para abordar el Ferri. Eso no era ninguna mentira, esa era la razón principal por la que Michiru había conseguido esa oportunidad.
Los otros músicos eran amigos de David, y le habían avisado que no podrían ir mientras estaban en la carrera. Michiru se había ofrecido a tocar. Después de escuchar una pieza que había grabado y su larga historia sobre como Darien la había saboteado, David terminó por aceptar.
Se escucharon un par de quejas por todo el lugar. Decepcionados de no tener ni un poco de música para ambientar. Entonces, el maestro de ceremonias, mencionó que habían encontrado a alguien más, para que supliera el acto de música clásica.
Michiru tomo con fuerza en sus manos, su Stradivarius. Dio una larga respiración, y salió al escenario.
Si hubiera tenido un cubierto en sus manos, Haruka lo hubiera dejado caer. No era cierto, no podía creerlo. Michiru iba a tocar.
Todo el sueño que podía tener, se desapareció.
Michiru se preparó con calma, miró hacia el público, hacia Haruka, a quien le dedicó una sonrisa, y empezó a tocar la pieza que le pidieron.
Y como esa, siguieron una tras otra. Así, por las dos horas que duro el viaje en Ferri, hasta que estuvieron a minutos de llegar a tierra de nuevo. La comida dejó de ser relevante, porque Michiru tenía ese don. Esa era su mayor cualidad, envolver a la gente en una danza de música, donde solo importaba ella. Donde solo importaba seguir escuchando su música, hasta el fin de los tiempos.
Cuando se detuvo, los aplausos no se hicieron esperar. Varios incluso se pusieron de pie. Ninguna de esas personas la conocía, no sabían su nombre, ni su pasado. Solo sabían apreciar su música, su talento. No importaba donde estuviera ni porque, ella siempre destacaría.
Y eso la hacía muy feliz.
Al final de cuentas, ese fin de semana no era tan malo como esperaba. Nunca lo serían, cuando Michiru estaba a su lado, y le demostraba con actos cuanto estaba cambiando.
Estaba más orgullosa por ella, que si hubiera ganado aquella carrera. Total, perder también era parte del deporte.
Saliendo del Ferri, Haruka le había preguntado si le gustaría viajar por el mar dando conciertos, o si sus planes eran más como la opera. No supo qué contestar.
Eran buenos tiempos, soñar con un futuro tan lindo, era hermoso, incluso si no eran más que eso, sueños, ¿Verdad?
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¡Pregunta! ¿Les gustaría un episodio relleno? Es que, bueno… tenía planeado escribir una historia en Bélgica, aprovechando la pista de Karting que hay al lado.
Sin embargo, eliminé ese cap, porque yo misma nunca había ido al Karting y no tenía ni idea de como funcionaba.
Ya fuí. Me di un accidente fuertisimo contra las barreras, y gaste una cantidad absurda de dinero. Pero solo se que quiero ir de nuevo. ¿Quisieran que escribiera eso? Es hiper irrelevante, lo eliminé con el resto de relleno que fui borrando. Pero, sería bastante divertido jajaja
