Quizás es apropiado comenzar nombrando algunas las muchas fuentes utilizadas en la elaboración de éste tomo: el tonto Mushroom, quien sirvió en la corte rey Viserys por largos años; el septon Eustace, agregado al sept del Red Keep de King's Landing; las cartas de ser Willem Stokeworth, sobrino de lord Stokeworth y uno de los más cercanos compañeros del príncipe Aegon; el maester Warryn, al serivicio de Storm's End por largos años; los grandes maesters Runciter, Mellos y Orwyle, los tres grandes maestres que sirvieron durante el reinado del rey Viserys; el gran maester Munkun, el reemplazo del gran maester Orwyle; por último, las cartas y memorias sobrevivientes escritas por el mismísimo príncipe Aegon a lo largo de su vida.
Gracias a estas, es posible intentar construir un relato más fiel y honesto concerniente a lo que lo realmente sucedió durante esos terribles años (considerando al mismo tiempo, por supuesto, la posibilidad de que ninguna de ellas sea una fuente completamente confiable).
Las primeras señales de guerra aparecieron como ominosos destellos durante los primeros años del reinado de Viserys I (aunque, como previamente mencionado, las semillas habían sido sembradas mucho antes).
Todo comenzó en el año 103, cuando, después de cincuenta y cinco años de reinado, el rey Jaehaerys I murió en su cama mientras lady Alicent Hightower (la joven hija de la Mano del rey, ser Otto Hightower) le leía una historia del libro Historia Innatural del septon Barth. Al darse cuenta de que el rey había fallecido, Lady Alicent, según cuenta el septon Eustace, salió de la habitación apenas conteniendo sus lágrimas, gritando por ayuda.
El Señor Comandante de la Guardia del Rey, ser Ryam Redwyne, fue el primero en entrar a la habitación después de la muerte del rey.
"Es un día triste", dijo ser Ryam, con una voz rota. "Los Siete Reinos han perdido al mejor rey que alguien pudiera desear".
Jaehaerys I fue cremado y sus cenizas enterradas junto a las de la reina Alysanne en Dragonstone, en una solemne ceremonia a la que atendieron todos sus descendientes directos (a excepción de una debilitada princesa Viserra y su recién nacido hijo, Davos).
Según los registros y crónicas, muchos de los presentes derramaron amargas lágrimas durante el evento, especialmente la princesa Gael, según nos cuenta el septon Eustace, quien en un período tres años vio a sus padres desaperecer hacia la eternidad. No obstante, el dolor de tan enorme pérdida no evitó que ser Otto en su capacidad como Mano del Rey declarara que los preparativos para la coronación del rey Viserys debían comenzar inmediatamente.
A lo largo de los años, mucho se ha escrito de Otto Hightower y sus ambiciones (materia que será explorada más adelante en éste volumen), pero incluso sus más amargos enemigos solían reconocer de vez en cuando que él no era un hombre ignorante, mucho menos estúpido. La elección de apresurar la coronación de Viserys I puede haber sido interpretada como una ofensa a la memoria del Viejo Rey (y ciertamente esta opinión fue compartida muchos años después por los seguidores y partidarios de la princesa Rhaenyra), pero uno debería recordar que asegurar una transición fácil y segura del poder regal era necesaria para consolidar la decisión del Gran Concilio del año 101 y así evitar que la incertidumbre se apoderara de la corte. Aun así, éste autor reconoce que las cartas que ser Otto intercambió con su hermano mayor, lord Hightower de Oldtown, tienen un tono casi jovial, ciertamente.
"Su Gracia será coronado dentro de una luna", escribió ser Otto en una de ellas. "Puedo asegurarte, hermano, que no desperdiciaré esta oportindad. Haré todo lo posible para que él supere los logros de su abuelo. Si los dioses son buenos, todos seremos más felices bajo el reinado del rey Viserys de lo que fuimos bajo el del rey Jaehaerys".
En cualquier caso, para la satisfacción de ser Otto, la coronación de Viserys I se realizó sin mayores problemas dos lunas después de la muerte de su abuelo Jaehaerys. Los presentes aclamaron a su rey con entusiasmo, según cuenta el gran maester Runciter, y una de las memorias del príncipe Aegon (escrita alrededor del año 147) parece corroborar dicha afirmación:
"La coronación de mi hermano fue uno de los momentos más felices de mi vida. Cuando escuché a la multitud aclamar su nombre, sentí que nuestra Casa continuaría por mil años".
El año siguiente, un torneo fue organizado en Maidenpool para conmemorar la ocasión. Muchos de los señores y caballeros más importantes y notorios del reino asistieron junto con sus séquitos a lo que prometía ser una ocasión histórica.
Los príncipes Daemon y Aegon, sin embargo, fueron el centro de atención desde el inicio de las festividades. Como hermanos del rey, muchos los consideraban como sus herederos indiscutibles, ya que Su Gracia todavía no había engendrado un hijo, y ambos ciertamente aparentaban ser talentosos individuos, si bien más competentes en asuntos marciales que en asuntos de gobernanza.
El príncipe Daemon era la viva imagen de la sangre de la Vieja Valyria: apuesto y esbelto, con profundos ojos púrpura y cabello dorado-plateado, y tan encantador y valeroso como mercurial y pronto a ofenderse. Su habilidad con Dark Sister, la espada de acero valyrio que alguna vez le había pertenecido a la reina Visenya, y su impredecibilidad en el combate lo hacía un oponente peligrosísimo para cualquier hombre.
El príncipe Aegon, por su parte, había heredado algo de la apariencia de su madre: sus ojos violetas típicos de la sangre valyria acompañaban una enredada cabellera rubia sucia, sin un rastro de plata. A diferencia de su mayor hermano, el príncipe Aegon era normalmente más callado y mesurado, aunque la sangre del dragón que fluía en sus venas a veces lo hacía actuar temerariamente.
Cuando la melé comenzó, todos los ojos se fijaron en los dos príncipes. Los nobles y caballeros de edad avanzada y las jóvenes doncellas y damas presentes murmuraron entre sí, intercambiando opiniones sobre ambos o apostando monedas sobre quién sería el mejor luchador. Incluso el rey Viserys expresó su curiosidad por saber cuál de sus hermanos lograría obtener más gloria.
"Esto debería ser interesente, ser Otto", dijo el rey con una sonrisa, sentado en su estrado.
"Concuerdo, Su Gracia", replicó la Mano. "Los príncipes ciertamente han… despertado el interés de todos".
Mientras avanzaba el día, se hacía más que evidente los hermanos menores del rey se encontraban entre los combatientes mejor entrenados en toda la contienda. El príncipe Daemon derrotó contundentemente a varios caballeros de las Casas Crakehall, Cuy, Frey, Stokeworth y Royce, usando agraciadamente a Dark Sister como si fuera una extensión de brazo.
El príncipe Aegon, mientras tanto, derroto a caballeros de las Casas Florent, Tully y Reyne, luchando feroz y rápidamente, según las crónicas, aunque no sin recibir golpes y sufrir pequeñas lesiones que casi lo obligaron a abandonar la contienda, si el relato del gran maester Runciter es correcto.
Después de un tiempo, como por obra de los dioses, la pelea juntó a los hermanos regales, quienes se encontraban entre los cinco últimos participantes todavía en pie en la melé (siendo los otros ser Criston Cole, hijo de un senescal al servicio de lord Dondarrion de Blackhaven, en las Stormlands, y un par de caballeros de la Casas Corbray del Vale y Piper de las Riverlands).
El combate entre los dos príncipes fue tan entretenido como intenso, según nos cuentan los textos. El príncipe Aegon realizó el primer movimiento, comenzando su ataque al avanzar rápidamente hacia su hermano con un poderoso grito, realizando violentos movimientos y tajos con su espada. Tal arremetida obligó al príncipe Daemon a retroceder y a adoptar una postura defensiva, aunque no por mucho tiempo; su superior habilidad y la enorme ventaja que representaba tener a Dark Sister hicieron que la balanza se inclinara eventualmente a su favor, una vez que su hermano menor comenzó a cansarse.
El príncipe Aegon luchó honorable y valientemente, todas las fuentes concuerdan, logrando bloquear algunos golpes de Dark Sister e intentando con gran destreza contraatacar usando acero normal. Aun así, a pesar de sus comendables esfuerzos, fue su hermano mayor quién prevaleció al final, noqueando su espada de sus manos y pateándolo en el pecho, haciéndolo caer violentamente al suelo.
La multitud estalló en ovaciones y aplausos ante tal demostración, nos cuenta el gran maester Runciter, aclamando altamente el nombre del príncipe Daemon, quien al parecer disfrutó poderosamente la atención, a pesar del hecho de que ésta era a la expensa de su hermano menor.
La satisfacción del príncipe probó ser de corta vida, sin embargo. En los momentos finales de la melé, ser Criston Cole logró derrotarlo usando hábilmente su estrella de la mañana para contrarrestar a Dark Sister, para el asombro y deleite de muchos de los presentes, incluidos el rey Viserys y el príncipe Aegon.
Algunas fuentes (como el septon Eustace y el gran maester Runciter) incluso nos cuentan que éste último se acerco al caballero de las Stormlands poco después de su victoria para congratularlo por vencer al príncipe Daemon.
"Mi hermano necesitaba una lección en humildad, ser Criston", dijo el príncipe Aegon con una sonrisa, según los reportes, dándole una copa de ale al caballero. "Tristemente, siento que muchas más son necesarias si hemos de ver cambio en él".
Después de ser reconocido como el campeón de la melé, ser Criston le dio el laurel del vencedor a la princesa Rhaenyra de siete años, rogándole de rodillas que le diera su favor para usarlo en la justa. Las fuentes concuerdan en que la princesa accedió a su petición con gusto y un gozo inmenso, aparentemente encantada con el joven y apuesto caballero de cabello negro y pálidos ojos verdes.
En la justa, ser Criston probó su habilidad con la lanza, ciertamente, derrotando al príncipe Daemon nuevamente (quien en el combate anterior también había repetido su victoria frente al príncipe Aegon después de romper varias lanzas) y desmontó a los gemelos Cargyll, ser Arryk y ser Erryk de la Guardia del Rey, antes de caer frente a lord Lymon Mallister de Seagard.
No obstante, a pesar de haber fracasado en obtener la victoria, la actuación de ser Criston le ganó la atención de muchos en la corte y admiración del rey Viserys, quien al año siguiente lo designó, para gozo de la princesa Rhaenyra, como miembro de la Guardia del Rey, para llenar la vacancia creada por la muerte del legendario ser Ryam Redwyne, sin poder prever cuán importante ese gesto sería.
