La Sombra de Tomoyo
Capitulo III: "Risas en la gran Mansión"
-¿T-Tomoyo Daidouji?- Eriol no podía creer lo que acababa de oír. La pequeña había pronunciado su nombre con la mayor naturalidad, indicándole que no mentía, que no trataba de jugarle una broma.
La niña asintió con la cabeza, contestando a la pregunta del chico, que aun la miraba con ojos asombrados. Puso una sonrisa inocente en su rostro, y se acercó al ojiazul, observando su rostro detenidamente.
-¿Quien eres?- La pequeña Tomoyo, había preguntado con curiosidad. Recordaba que no debía hablar con extraños como su padre le había indicado, pero por alguna extraña razón, ella sentía confianza hacia él.
-¿No sabes quien soy?-
-Por eso te estoy preguntando.-
La pequeña era una replica exacta de Tomoyo. Tenía el mismo cabello, rasgos idénticos en su blanco rostro, y esos hermosos ojos ametistas que tanto la caracterizaban. Ahora, ya no tenía más dudas, esa pequeña, era la Tomoyo que él conocía
Sin embargo, parecía no recordar nada acerca de él, no sabía su nombre, ni quien era. Talvez ni siquiera supiera quien era la joven que aun yacía inconsciente en la cama.
-Mi nombre es Eriol Hiragizawa- él mismo notó en su voz, un tono de inseguridad. Oír pronunciar tu nombre hacia una persona que ya te conoce, era una sensación extraña. Después de todo, el había escuchado miles de veces su propio nombre, saliendo de esos labios carmín.
-¿Porque estas aquí solo?-
Eriol sonrió. -No estoy solo. Estoy con ella.- señalo con un dedo, a la Tomoyo adulta.
La pequeña se acercó a la cama cuidadosamente. Alcanzó uno de sus costados, parándose de puntas y alzado su cabecita, en un esfuerzo para ver más de cerca a la mujer.
-¿Que tiene?-
-Bueno, me dijeron que tenía una contusión cerebral muy severa y...- Hiragizawa detuvo su explicación al ver la confusión creciente en la carita de la niña. Ella tenía alrededor de seis años. ¿Como iba a entender los términos médicos que él utilizaba con tanta familiaridad?
-Ella está muy enferma-
La niña se puso triste al escuchar la respuesta. -¿Tu eres su papá?-
Eriol solo sonrió ante tal pregunta. A sus años, lo único que conocía, era el amor de sus progenitores. Había asociado la idea de una enfermedad con su padre. Seguramente, el era quien la cuidaba siempre que estaba enferma.
-No, no soy su papá. Soy un amigo suyo.-
-¿Y donde están sus papás?-
La mirada de Eriol entristeció. ¿Como decirle que su padre había muerto, y que a su madre le importaba más una junta en su trabajo que estar al lado de su hija, cuando esta se debatía entre la vida y la muerte? ¿Como podía decirle eso?
-Ellos vienen en camino- dijo clavando la mirada en el piso de azulejo.
-Ya no te preocupes- exclamó la niña, ganando su atención. -Mi papá me a dicho que si rezas por ella, podría aliviarse más pronto.-
El hechicero puso una cara de incredulidad. ¿Orar? Esa era una de las cosas que él había dejado de hacer, cuando descubrió que era la reencarnación de Clow. En esos momentos, creía que la vida se guiaba más por el destino, que por un poder divino. La magia, en esos momentos, era mucho más creíble para él, que la idea de un ser superior. ¿Orar? Talvez, y solo talvez, cuando no tuviera ninguna otra salida...
La manija de la puerta giró lentamente sobre su eje. Dejando que esta se abriera lentamente, sin ningún sonido. Una enfermera se abrió paso hacia la habitación, con algunas jeringas en las manos, ya preparadas. Saludó cortésmente a Eriol, pero después se le quedó viendo a la pequeña con asombro.
-Disculpe señor- dijo la enfermera con tono maternal. -Lo siento, pero los niños no pueden estar en este lugar.-
-¿Ah? Yo...lo siento, no lo sabía.- exclamo levantándose de su asiento. Un poco apenado.
-No se preocupe, lo único que tiene que hacer es llevarla a casa.- la mujer rubia sonrió hacia la pequeña, se agacho para alcanzar su estatura, y la miró muy bien, acariciando su cabeza con suavidad. -Su hija es una niña muy linda señor-
Eriol no pudo responder, solo sintió como sus mejillas se tornaban rojas. Esa niña ¿su hija?
-Aunque se parece más a su madre- la enfermera volteó a ver a la chica que estaba en la cama, observando cada rasgo mínimo en su rostro, para después regresar a compararlos con los de la pequeña que creía era su hija.
Ahora si, Eriol no se podía sentir más apenado. Ahora ella creía que la pequeña era su hija y también la de Tomoyo.
-Se buena niña, y ve con tu papá, te llevará a casa. Tu madre se pondrá bien.- Tomoyo no respondió, estaba muy confundida, no sabia que decir.
-Esta bien, la llevare a casa.- dijo Eriol, interponiéndose entre las dos, no necesitaba tener a una niña, y menos a una confundida. Tomo a la pequeña de la mano, y la jaló suavemente guiándola a la puerta. Ella dio una ultima mirada a la habitación, en donde se encontró con la enfermera aun sonriente, dándole la despedida.
-¿A donde vamos?- preguntó Tomoyo una vez fuera de la habitación.
-Los niños no pueden estar en los hospitales. Iremos a dar un paseo.-
-Se supone que no debo salir con extraños- los pasitos de la niña se detuvieron, soltando la mano de Eriol. -¿Donde esta mi papá y mi mamá?- preguntó, retrocediendo unos milímetros, con la clara intención de huir si era necesario.
Eriol se dio cuenta de que no iba por buen camino. Debía decirle algo que sonara convincente. -Escucha- comenzó arrodillándose ante ella. Dulcificando su voz como nunca antes en su vida. -Tu sabes que tus padres son unas personas muy ocupadas, tu papá viaja mucho, y tiene que atender muchos asuntos en otros países.-
-¿Y mi mamá?-
-Bueno ella...esta... muy ocupada, y me pidió que me hiciera cargo de ti-
La pequeña ya no preguntó más. Aunque aun se veía un poco desconfiada, siguió a Eriol en su camino mientras este la tomaba de la mano. Con mucho cuidado la guió hacia una salida fuera del alcance de la vista de su descendiente y su heredera.
No estaba seguro si decirles lo que había sucedido con ella o mantenerlo en secreto. Sabía que los dos entendían perfectamente los asuntos de la magia y eso, pero... no estaba seguro si lo que pasaba se trataba de magia o de algo más grande. Podría tratarse de un lazo entre el alma y el cuerpo, una separación entre dos dimensiones, o alguna cosa así que solo se mostraba en los libros de ciencia ficción que tanto le gustaban leer.
El creía en todas las posibilidades, después de todo, el mismo era la reencarnación de un mago muy poderoso que había vivido casi cuatro siglos antes que el.
Para darle una solución al dilema en el que se encontraba, primero debía analizar el problema, y saber de lo que se trataba. De esa manera, talvez podría resolverlo todo, y traer a Tomoyo de regreso lo más rápido posible sin levantar ninguna sospecha entre sus conocidos. Aunque eso era algo casi imposible.
El camino hacia su casa fue silencioso, en realidad Eriol no sabía tratar con niños. Jamás había cuidado a uno, mucho menos sabia como hablar con ellos.
-Eh...¿Cuantos años tienes?- intentó comenzar una conversación, algo nervioso.
La pequeña extendió su mano completa y se la mostró.
-Cinco ¿Y tu?-
-Tengo veinte- dijo Eriol, tratando de explicarle su edad con sus dedos, como ella lo había hecho hacia algunos momentos.
La niña rió al ver lo que el ojiazul intentaba. Ese chico le recordaba mucho a su padre, eran, los dos, igual de divertidos.
Después de un rato de caminar por la avenida desierta, y subir una calle empinada, por la cual se oyeron muchas quejas, llegaron por fin a una casa enorme que ocupaba casi una cuadra entera. Custodiada por altas rejas de metal.
Era una casa de estilo antiguo. Era rodeada de hermosos árboles de cerezo, en plena primavera. El camino hacia la entrada, era cubierto por una delgada capa de pétalos rosados. Eriol abrió la reja con cuidado, e invitó a pasar a Tomoyo.
A la niña le brillaron los ojos. Le encantaban esos árboles. En su casa había muchos, pero ninguno de ellos tan hermosos como aquellos. Enormes y majestuosos, adornaban la oscura fachada de la gran mansión.
Tomoyo caminó cuidadosamente por el camino empedrado, cubierto de rosa en esos momentos. Podía sentirse como una princesa siendo bienvenida a su castillo. Subió de un salto los escalones, y espero por Eriol en la entrada de la puerta, mientras observaba el rostro del joven con detenimiento.
No podría decirlo a su corta edad, pero en sus ojos, se notaba una mirada extraña. Recordaba esa mirada de su madre, cuando su papá se iba a sus viajes de negocio. No sabía como llamarle a ese sentimiento, así que prefirió no preguntar.
Hiragizawa abrió la puerta, sin producir ningún sonido, iluminando el interior de la casa con la débil luz de la calle. Todo en su interior se veía oscuro y tétrico, cosa que no agradó mucho a la niña.
Se aferró a el pantalón de Eriol y cerró los ojos fuertemente, frenando un poco su caminar, tratando de detener su entrada a la oscuridad. El acarició suavemente su cabeza, y camino a su lado, propiciándole palabras dulces.
Cerró la puerta tras de si, y encendió una luz que quedaba al alcance de su mano, iluminando por fin el amplio pasillo.
Tomoyo abrió los ojos al oír el suave click del interruptor. Le tomo unos momentos para acostumbrarse al resplandor de la luz, soltando ya, el pantalón de Eriol.
-¡Ya estoy en casa!- escucho a Eriol gritar sin mucho animo. La casa parecía solitaria, así que no supo exactamente a quien le hablaba.
-¡Amo!- Tomoyo escucho gritar a una voz desde la otra habitación, era un tono agudo y chillón.
-Eriol, que bueno que estas en casa- escuchó otra muy diferente, femenina y cordial.
-Spy, Nakuru, tenemos visitas.- dijo Eriol antes de que los dos pudieran mostrarse en el corredor.
-¿Visitas?- exclamó la mujer, corriendo hacia el encuentro de su invitado.
Nakuru, como Eriol le decía, era una chica muy linda, parecía de unos veinticinco años, de largo cabello rojizo, y lindos y juguetones ojos cafés. Cargaba entre sus brazos, a una pequeña criatura que parecía un gato. Era negro en su totalidad, y de grandes ojos brillantes.
La chica examinó unos momentos a la pequeña niña que tenía frente a ella, y después puso una sonrisa enorme, corriendo a su lado. Levantó los brazos en ademán de sorpresa, soltando al pequeño gato que sostenía.
-¡Que linda!- gritó Nakuru mientras estrechaba a la pequeña niña entre sus brazos. Se alejó de ella y la examino atentamente. Halagándola por su lindo cabello, su vestido, sus ojos...todo en ella le parecía tierno y maravilloso. Se notaba que le encantaban los niños.
-Eriol, ¿quien es esta linda niña? Jamás te había visto cuidando niños antes.- en su voz se notaba algo de burla.
-Se quedara aquí por un tiempo.- respondió Eriol, en un inusual tono frío, mientras recogía al pequeño gato del piso, y le acariciaba la cabeza, para deleite de este.
-¡Que bueno! ¡Ya hacia falta algo de alegría en esta casa, se estaba volviendo tan aburrida!- A veces Nakuru decía cosas sin pensar.-Oye pequeña ¿cual es tu nombre?-
-Soy Tomoyo Daidouji- respondió con una sonrisa.
-¿T-Tomoyo?- exclamó Nakuru, un poco confundida. La niña solo asintió. -Eh, ¿nos disculpas un momento?-
La pelirroja tomó a Eriol de la mano, y lo jalo rápidamente hacia una habitación fuera de vista, ocasionando que el gato negro cayera de nuevo al piso.
-Eso fue muy descortés de tu parte Nakuru-
-¿E-Esa niña es quien creo que es?-
-No se a quien te refieras.- a Eriol le gustaba desesperar a Nakuru, siempre que ella no lo lograba primero.
-Tomoyo Daidouji, esa niña que fue contigo a la primaria, la amiga de Sakura.-
-Si, es ella misma.-
-¡¿Que le pasó?!-
-¿Has pensado en ser un poco más discreta?- ella asintió, esperando una respuesta.
-Escucha, no se que le sucedió, tuvo un accidente que la dejó en coma, yo intente traerla de regreso, pero algo salió mal y...bueno, apareció esa niña. Es la misma Tomoyo, pero parece que regresó a sus años de infancia. No reconoce a nadie, excepto a los que ella vio a esa edad. No creo que reconozca a Sakura, entonces mucho menos a alguno de nosotros -hizo una pausa- No podemos dejar que alguien que la conoce la vea, ó harían demasiadas preguntas a las que aun no tengo respuesta. Lo único que podemos hacer ahora es cuidar de ella, hasta que encuentre una forma de unirla de nuevo a su parte adulta.-
Por primera vez en su vida, Nakuru había oído la explicación completa y sin interrupciones, escuchando cada una de las palabras de Eriol con detenimiento.
-¿Daidouji se repondrá?- preguntó un poco conmovida.
-Eso espero.-
La conversación se detuvo cuando se escucharon pequeñas risas afuera en el pasillo. Los dos se asomaron, para encontrarse con la pequeña Tomoyo, que reía feliz.
Jugaba con el pequeño gato. El revoloteaba por los aires, olvidando por un momento, que los 'gatos' no vuelan.
-¡Spy!-gritó Nakuru, corriendo hacia el pequeño, y atrapándolo con sus manos, deteniendo su exposición de vuelo. Rió nerviosamente.
-¡El gatito me dijo la verdad! ¡Su nombre es Spy!- exclamó la pequeña emocionada, mientras aplaudía sus manitas con entusiasmo. Ese gato si que sabía hacer trucos impresionantes ¡Volaba y además podía hablar!
Spy escapó de los brazos de Nakuru, y voló nuevamente hacia Tomoyo, poniendose encima de su cabeza con la más alta naturalidad. Era la primera vez que alguien le agradaba de esa forma al guardian gruñón, y eso que en esos momentos, no se encontraba ebrio...
Eriol suspiró. Esa niña le iba a acarrear muchos problemas, de eso estaba muy seguro...
Continuara...
Hola!!!!!!!! Para todos los fans de T/E no se preocupen que ella todavía sale en su forma adulta, ustedes saben, platican, ríen, y al final se enamoran. Típico. De todos modos Eriol tendrá que cuidar a la pequeña que no es tan calmada como parece. Se meterá en problemas, eso se los aseguro. Respecto al nombre de el guardián de Eriol (ustedes saben ese gato negro) no se si su nombre este bien escrito, así que ¿Podrían orientarme en eso? una ayuda seria muy apreciada. Gracias por darme animo de continuar, espero no hacerla demasiado larga para que no se aburran sale??? (bueno si les parece)
¿Tienen alguna sugerencia, comentario, felicitación, dulces, regalos, rosas, efectivo, escrituras, automoviles, etc,etc,etc??? ¿No?????? ¡_¡ Entonces un review sera sufuciente, me hara muy feliz!!! ^o^ Y perdón por las faltas de ortografía del capitulo anterior y este (y el que sigue, y el que sigue...)!!!
bye!!! ^O^
Ah!! y lo de siempre, Card Captor Sakura, Eriol, Tomoyo, y todo el reparto, no me pertenecen ¡_¡. (Aun...BUAJAJAJAJAJAJAJAJAJA)
Capitulo III: "Risas en la gran Mansión"
-¿T-Tomoyo Daidouji?- Eriol no podía creer lo que acababa de oír. La pequeña había pronunciado su nombre con la mayor naturalidad, indicándole que no mentía, que no trataba de jugarle una broma.
La niña asintió con la cabeza, contestando a la pregunta del chico, que aun la miraba con ojos asombrados. Puso una sonrisa inocente en su rostro, y se acercó al ojiazul, observando su rostro detenidamente.
-¿Quien eres?- La pequeña Tomoyo, había preguntado con curiosidad. Recordaba que no debía hablar con extraños como su padre le había indicado, pero por alguna extraña razón, ella sentía confianza hacia él.
-¿No sabes quien soy?-
-Por eso te estoy preguntando.-
La pequeña era una replica exacta de Tomoyo. Tenía el mismo cabello, rasgos idénticos en su blanco rostro, y esos hermosos ojos ametistas que tanto la caracterizaban. Ahora, ya no tenía más dudas, esa pequeña, era la Tomoyo que él conocía
Sin embargo, parecía no recordar nada acerca de él, no sabía su nombre, ni quien era. Talvez ni siquiera supiera quien era la joven que aun yacía inconsciente en la cama.
-Mi nombre es Eriol Hiragizawa- él mismo notó en su voz, un tono de inseguridad. Oír pronunciar tu nombre hacia una persona que ya te conoce, era una sensación extraña. Después de todo, el había escuchado miles de veces su propio nombre, saliendo de esos labios carmín.
-¿Porque estas aquí solo?-
Eriol sonrió. -No estoy solo. Estoy con ella.- señalo con un dedo, a la Tomoyo adulta.
La pequeña se acercó a la cama cuidadosamente. Alcanzó uno de sus costados, parándose de puntas y alzado su cabecita, en un esfuerzo para ver más de cerca a la mujer.
-¿Que tiene?-
-Bueno, me dijeron que tenía una contusión cerebral muy severa y...- Hiragizawa detuvo su explicación al ver la confusión creciente en la carita de la niña. Ella tenía alrededor de seis años. ¿Como iba a entender los términos médicos que él utilizaba con tanta familiaridad?
-Ella está muy enferma-
La niña se puso triste al escuchar la respuesta. -¿Tu eres su papá?-
Eriol solo sonrió ante tal pregunta. A sus años, lo único que conocía, era el amor de sus progenitores. Había asociado la idea de una enfermedad con su padre. Seguramente, el era quien la cuidaba siempre que estaba enferma.
-No, no soy su papá. Soy un amigo suyo.-
-¿Y donde están sus papás?-
La mirada de Eriol entristeció. ¿Como decirle que su padre había muerto, y que a su madre le importaba más una junta en su trabajo que estar al lado de su hija, cuando esta se debatía entre la vida y la muerte? ¿Como podía decirle eso?
-Ellos vienen en camino- dijo clavando la mirada en el piso de azulejo.
-Ya no te preocupes- exclamó la niña, ganando su atención. -Mi papá me a dicho que si rezas por ella, podría aliviarse más pronto.-
El hechicero puso una cara de incredulidad. ¿Orar? Esa era una de las cosas que él había dejado de hacer, cuando descubrió que era la reencarnación de Clow. En esos momentos, creía que la vida se guiaba más por el destino, que por un poder divino. La magia, en esos momentos, era mucho más creíble para él, que la idea de un ser superior. ¿Orar? Talvez, y solo talvez, cuando no tuviera ninguna otra salida...
La manija de la puerta giró lentamente sobre su eje. Dejando que esta se abriera lentamente, sin ningún sonido. Una enfermera se abrió paso hacia la habitación, con algunas jeringas en las manos, ya preparadas. Saludó cortésmente a Eriol, pero después se le quedó viendo a la pequeña con asombro.
-Disculpe señor- dijo la enfermera con tono maternal. -Lo siento, pero los niños no pueden estar en este lugar.-
-¿Ah? Yo...lo siento, no lo sabía.- exclamo levantándose de su asiento. Un poco apenado.
-No se preocupe, lo único que tiene que hacer es llevarla a casa.- la mujer rubia sonrió hacia la pequeña, se agacho para alcanzar su estatura, y la miró muy bien, acariciando su cabeza con suavidad. -Su hija es una niña muy linda señor-
Eriol no pudo responder, solo sintió como sus mejillas se tornaban rojas. Esa niña ¿su hija?
-Aunque se parece más a su madre- la enfermera volteó a ver a la chica que estaba en la cama, observando cada rasgo mínimo en su rostro, para después regresar a compararlos con los de la pequeña que creía era su hija.
Ahora si, Eriol no se podía sentir más apenado. Ahora ella creía que la pequeña era su hija y también la de Tomoyo.
-Se buena niña, y ve con tu papá, te llevará a casa. Tu madre se pondrá bien.- Tomoyo no respondió, estaba muy confundida, no sabia que decir.
-Esta bien, la llevare a casa.- dijo Eriol, interponiéndose entre las dos, no necesitaba tener a una niña, y menos a una confundida. Tomo a la pequeña de la mano, y la jaló suavemente guiándola a la puerta. Ella dio una ultima mirada a la habitación, en donde se encontró con la enfermera aun sonriente, dándole la despedida.
-¿A donde vamos?- preguntó Tomoyo una vez fuera de la habitación.
-Los niños no pueden estar en los hospitales. Iremos a dar un paseo.-
-Se supone que no debo salir con extraños- los pasitos de la niña se detuvieron, soltando la mano de Eriol. -¿Donde esta mi papá y mi mamá?- preguntó, retrocediendo unos milímetros, con la clara intención de huir si era necesario.
Eriol se dio cuenta de que no iba por buen camino. Debía decirle algo que sonara convincente. -Escucha- comenzó arrodillándose ante ella. Dulcificando su voz como nunca antes en su vida. -Tu sabes que tus padres son unas personas muy ocupadas, tu papá viaja mucho, y tiene que atender muchos asuntos en otros países.-
-¿Y mi mamá?-
-Bueno ella...esta... muy ocupada, y me pidió que me hiciera cargo de ti-
La pequeña ya no preguntó más. Aunque aun se veía un poco desconfiada, siguió a Eriol en su camino mientras este la tomaba de la mano. Con mucho cuidado la guió hacia una salida fuera del alcance de la vista de su descendiente y su heredera.
No estaba seguro si decirles lo que había sucedido con ella o mantenerlo en secreto. Sabía que los dos entendían perfectamente los asuntos de la magia y eso, pero... no estaba seguro si lo que pasaba se trataba de magia o de algo más grande. Podría tratarse de un lazo entre el alma y el cuerpo, una separación entre dos dimensiones, o alguna cosa así que solo se mostraba en los libros de ciencia ficción que tanto le gustaban leer.
El creía en todas las posibilidades, después de todo, el mismo era la reencarnación de un mago muy poderoso que había vivido casi cuatro siglos antes que el.
Para darle una solución al dilema en el que se encontraba, primero debía analizar el problema, y saber de lo que se trataba. De esa manera, talvez podría resolverlo todo, y traer a Tomoyo de regreso lo más rápido posible sin levantar ninguna sospecha entre sus conocidos. Aunque eso era algo casi imposible.
El camino hacia su casa fue silencioso, en realidad Eriol no sabía tratar con niños. Jamás había cuidado a uno, mucho menos sabia como hablar con ellos.
-Eh...¿Cuantos años tienes?- intentó comenzar una conversación, algo nervioso.
La pequeña extendió su mano completa y se la mostró.
-Cinco ¿Y tu?-
-Tengo veinte- dijo Eriol, tratando de explicarle su edad con sus dedos, como ella lo había hecho hacia algunos momentos.
La niña rió al ver lo que el ojiazul intentaba. Ese chico le recordaba mucho a su padre, eran, los dos, igual de divertidos.
Después de un rato de caminar por la avenida desierta, y subir una calle empinada, por la cual se oyeron muchas quejas, llegaron por fin a una casa enorme que ocupaba casi una cuadra entera. Custodiada por altas rejas de metal.
Era una casa de estilo antiguo. Era rodeada de hermosos árboles de cerezo, en plena primavera. El camino hacia la entrada, era cubierto por una delgada capa de pétalos rosados. Eriol abrió la reja con cuidado, e invitó a pasar a Tomoyo.
A la niña le brillaron los ojos. Le encantaban esos árboles. En su casa había muchos, pero ninguno de ellos tan hermosos como aquellos. Enormes y majestuosos, adornaban la oscura fachada de la gran mansión.
Tomoyo caminó cuidadosamente por el camino empedrado, cubierto de rosa en esos momentos. Podía sentirse como una princesa siendo bienvenida a su castillo. Subió de un salto los escalones, y espero por Eriol en la entrada de la puerta, mientras observaba el rostro del joven con detenimiento.
No podría decirlo a su corta edad, pero en sus ojos, se notaba una mirada extraña. Recordaba esa mirada de su madre, cuando su papá se iba a sus viajes de negocio. No sabía como llamarle a ese sentimiento, así que prefirió no preguntar.
Hiragizawa abrió la puerta, sin producir ningún sonido, iluminando el interior de la casa con la débil luz de la calle. Todo en su interior se veía oscuro y tétrico, cosa que no agradó mucho a la niña.
Se aferró a el pantalón de Eriol y cerró los ojos fuertemente, frenando un poco su caminar, tratando de detener su entrada a la oscuridad. El acarició suavemente su cabeza, y camino a su lado, propiciándole palabras dulces.
Cerró la puerta tras de si, y encendió una luz que quedaba al alcance de su mano, iluminando por fin el amplio pasillo.
Tomoyo abrió los ojos al oír el suave click del interruptor. Le tomo unos momentos para acostumbrarse al resplandor de la luz, soltando ya, el pantalón de Eriol.
-¡Ya estoy en casa!- escucho a Eriol gritar sin mucho animo. La casa parecía solitaria, así que no supo exactamente a quien le hablaba.
-¡Amo!- Tomoyo escucho gritar a una voz desde la otra habitación, era un tono agudo y chillón.
-Eriol, que bueno que estas en casa- escuchó otra muy diferente, femenina y cordial.
-Spy, Nakuru, tenemos visitas.- dijo Eriol antes de que los dos pudieran mostrarse en el corredor.
-¿Visitas?- exclamó la mujer, corriendo hacia el encuentro de su invitado.
Nakuru, como Eriol le decía, era una chica muy linda, parecía de unos veinticinco años, de largo cabello rojizo, y lindos y juguetones ojos cafés. Cargaba entre sus brazos, a una pequeña criatura que parecía un gato. Era negro en su totalidad, y de grandes ojos brillantes.
La chica examinó unos momentos a la pequeña niña que tenía frente a ella, y después puso una sonrisa enorme, corriendo a su lado. Levantó los brazos en ademán de sorpresa, soltando al pequeño gato que sostenía.
-¡Que linda!- gritó Nakuru mientras estrechaba a la pequeña niña entre sus brazos. Se alejó de ella y la examino atentamente. Halagándola por su lindo cabello, su vestido, sus ojos...todo en ella le parecía tierno y maravilloso. Se notaba que le encantaban los niños.
-Eriol, ¿quien es esta linda niña? Jamás te había visto cuidando niños antes.- en su voz se notaba algo de burla.
-Se quedara aquí por un tiempo.- respondió Eriol, en un inusual tono frío, mientras recogía al pequeño gato del piso, y le acariciaba la cabeza, para deleite de este.
-¡Que bueno! ¡Ya hacia falta algo de alegría en esta casa, se estaba volviendo tan aburrida!- A veces Nakuru decía cosas sin pensar.-Oye pequeña ¿cual es tu nombre?-
-Soy Tomoyo Daidouji- respondió con una sonrisa.
-¿T-Tomoyo?- exclamó Nakuru, un poco confundida. La niña solo asintió. -Eh, ¿nos disculpas un momento?-
La pelirroja tomó a Eriol de la mano, y lo jalo rápidamente hacia una habitación fuera de vista, ocasionando que el gato negro cayera de nuevo al piso.
-Eso fue muy descortés de tu parte Nakuru-
-¿E-Esa niña es quien creo que es?-
-No se a quien te refieras.- a Eriol le gustaba desesperar a Nakuru, siempre que ella no lo lograba primero.
-Tomoyo Daidouji, esa niña que fue contigo a la primaria, la amiga de Sakura.-
-Si, es ella misma.-
-¡¿Que le pasó?!-
-¿Has pensado en ser un poco más discreta?- ella asintió, esperando una respuesta.
-Escucha, no se que le sucedió, tuvo un accidente que la dejó en coma, yo intente traerla de regreso, pero algo salió mal y...bueno, apareció esa niña. Es la misma Tomoyo, pero parece que regresó a sus años de infancia. No reconoce a nadie, excepto a los que ella vio a esa edad. No creo que reconozca a Sakura, entonces mucho menos a alguno de nosotros -hizo una pausa- No podemos dejar que alguien que la conoce la vea, ó harían demasiadas preguntas a las que aun no tengo respuesta. Lo único que podemos hacer ahora es cuidar de ella, hasta que encuentre una forma de unirla de nuevo a su parte adulta.-
Por primera vez en su vida, Nakuru había oído la explicación completa y sin interrupciones, escuchando cada una de las palabras de Eriol con detenimiento.
-¿Daidouji se repondrá?- preguntó un poco conmovida.
-Eso espero.-
La conversación se detuvo cuando se escucharon pequeñas risas afuera en el pasillo. Los dos se asomaron, para encontrarse con la pequeña Tomoyo, que reía feliz.
Jugaba con el pequeño gato. El revoloteaba por los aires, olvidando por un momento, que los 'gatos' no vuelan.
-¡Spy!-gritó Nakuru, corriendo hacia el pequeño, y atrapándolo con sus manos, deteniendo su exposición de vuelo. Rió nerviosamente.
-¡El gatito me dijo la verdad! ¡Su nombre es Spy!- exclamó la pequeña emocionada, mientras aplaudía sus manitas con entusiasmo. Ese gato si que sabía hacer trucos impresionantes ¡Volaba y además podía hablar!
Spy escapó de los brazos de Nakuru, y voló nuevamente hacia Tomoyo, poniendose encima de su cabeza con la más alta naturalidad. Era la primera vez que alguien le agradaba de esa forma al guardian gruñón, y eso que en esos momentos, no se encontraba ebrio...
Eriol suspiró. Esa niña le iba a acarrear muchos problemas, de eso estaba muy seguro...
Continuara...
Hola!!!!!!!! Para todos los fans de T/E no se preocupen que ella todavía sale en su forma adulta, ustedes saben, platican, ríen, y al final se enamoran. Típico. De todos modos Eriol tendrá que cuidar a la pequeña que no es tan calmada como parece. Se meterá en problemas, eso se los aseguro. Respecto al nombre de el guardián de Eriol (ustedes saben ese gato negro) no se si su nombre este bien escrito, así que ¿Podrían orientarme en eso? una ayuda seria muy apreciada. Gracias por darme animo de continuar, espero no hacerla demasiado larga para que no se aburran sale??? (bueno si les parece)
¿Tienen alguna sugerencia, comentario, felicitación, dulces, regalos, rosas, efectivo, escrituras, automoviles, etc,etc,etc??? ¿No?????? ¡_¡ Entonces un review sera sufuciente, me hara muy feliz!!! ^o^ Y perdón por las faltas de ortografía del capitulo anterior y este (y el que sigue, y el que sigue...)!!!
bye!!! ^O^
Ah!! y lo de siempre, Card Captor Sakura, Eriol, Tomoyo, y todo el reparto, no me pertenecen ¡_¡. (Aun...BUAJAJAJAJAJAJAJAJAJA)
