PARTE 8

A la mañana siguiente, Harry se levantó minutos antes del mediodía. Se vistió rápidamente y bajó a la sala común donde lo esperaban ansiosos los hermanos Creevey. Ambos se preocuparon al verlo algo pálido, pero Harry les dijo que había tenido una mala noche y que solamente era por eso, que no se alarmaran. En realidad, cada vez que la mente de Harry quedaba en blanco, sin ningún pensamiento, aquella pesadilla volvía abrumándolo. Por eso, Harry trataba de mantenerse entretenido con cualquier cosa para evitar esos momentos.

Bajaron al Comedor sin más prisas. Tanto Dennis como Colin tampoco habían desayunado y se encontraban hambrientos. Se sentaron en la mesa de Gryffindor, como todos los días.

- Ah, ahora que me acuerdo... - dijo Dennis mientras se servían papas- he visto ayer al Prof. Lupin. Te manda saludos, Harry- Harry, que apenas lo escuchaba, soltó una sonrisa falsa. Pero luego miró a Dennis con los ojos abiertos, reposando en lo que él acababa de decir.
- ¿El Prof. Lupin?- preguntó Harry sorprendido. Luego alzó la vista hacia la mesa de profesores y allí vio sentados al lado de Dumbledore, a Arabella y a Remus. Ambos conversaban con Albus de forma alegre e inocente.

Harry bajó la vista para no seguir mirándolos. La pesadilla había comenzado a invadir su mente. Seguramente sería otra reunión de la Orden del Fénix.

- La orden del fénix- murmuró muy bajo pero Colin y Dennis comprendieron sus palabras.
- ¿La orden del fénix?- preguntaron ellos sin entender.
- Nada, nada- Harry hizo un gesto de no darle importancia pero pensó en eso todo el almuerzo.

Al terminar el silencioso almuerzo, Harry se levantó de la mesa rápidamente y observó de soslayo la mesa de Slytherin. Draco Malfoy no estaba en ella. Frunció el entrecejo extrañado por ese hecho. Draco siempre bajaba a comer y siempre esperaba a que Harry terminase de hacerlo... sin embargo, esta vez parecía que Malfoy no hubiera almorzado.

Sacó a Draco de sus pensamientos y se dirigió a la salida del comedor. No obstante, antes de llegar a esta, escuchó que dos personas lo llamaban y corrían hacia él apresuradamente. Harry, al voltear asombrado, observó los rostros sonrientes de Remus Lupin y Arabella Figg, seguidos por un perro negro al que Harry reconoció inmediatamente como Hocicos. Se acordó que habían acordado hablar sobre Slytherin...

- Harry, ¿cómo has estado? Es una alegría volver a verte, especialmente si te encuentras bien- sonrió Remus mientras salían del Gran Comedor, estaban llamando la atención y, tanto el licántropo como Hocicos, sabían que Harry odiaba aquello.
- Gracias, Remus, yo también me alegro de verte- dijo Harry simulando alegría pero en cambio, estaba sumido en una amargura al recordar aquella pesadilla. Menos mal que había practicado las sonrisas falsas y todo eso...
- Vayamos a la Casa de los Gritos, así Hocicos puede volver a su estado normal- sugirió Arabella en voz baja asegurándose que nadie la escuchara.

Caminaron por los terrenos hasta llegar al Sauce Boxeador. Remus se encargó de paralizarlo e ingresaron en el pasadizo secreto. Minutos después, Sirius estaba enfrente de Harry y de los demás.

- ¿Has ido a la enfermería como te he dicho ayer?- fueron las primeras palabras de Canuto.
- Que linda manera que tienes de saludar, Sirius- rió Harry pero al ver el semblante serio de su padrino respondió: - Por supuesto- "Esta mentira me va a ahogar, menos mal que Draco me ha ayudado a dejar de sentir esa sacudida en mi estómago cada vez que engaño a las personas que se preocupan por mí".
- ¿Y, todo bien?- preguntó Sirius preocupado. Asintió lentamente desviando su mirada, evitando notablemente encontrarse con los ojos celestes de su padrino.
- Algo me dice que no eres totalmente sincero, Harry- susurró Canuto mirándolo fijamente. Harry frunció el entrecejo. Ya se había aprendido como tratar aquellas situaciones.
- ¿Qué te hace pensar eso, Sirius?
- Tú sabrás... - "¡Dios! ¿Cómo hace Sirius para saber que estoy mintiendo?"
- Pues, a lo que dejamos inconcluso ayer... - dijo Sirius dejando el clima tenso que ni Remus ni Arabella sabían como romper- ¿Me puedes decir por qué te...?- pero no llegó a terminar cuando la puerta se volvió a abrir. Todos la miraron pasmados y aterrorizados pero no era nada más que Dumbledore acompañado por una mujer rubia y una mujer de cabello castaño un poco enmarañado.
- ¡Albus, qué susto nos diste!- chilló Arabella. Albus soltó una risita al ver un brillo de terror en sus ojos.
- Pues, no podía esperar a ver a los merodeadores juntos nuevamente- sonrió el director de Hogwarts. Sirius, Remus y Arabella miraron a las acompañantes de Dumbledore sorprendidos.
- ¿Susan March?- preguntó Sirius sin poder creerlo.
- ¿Lidia Plack?- preguntó Remus en el mismo estado que Sirius. A Arabella le brillaban los ojos.
- Ja Ja. No has cambiado nada, Remus, sigues siendo el mismo licántropo de siempre- se burló Lidia Plack. Harry recordó aquella visión en la clase de Adivinación. Los merodeadores...
- Ya me las pagarás, Plack- gruñó Remus. Sirius rió.
- Oye, Susan, ¿todavía no te has conseguido pareja?- preguntó Sirius con aire curioso e inocente. Susan lo miró de manera asesina.
- Por supuesto que sí, un español... - pero Sirius la interrumpió.
- Pobre muchacho... debe de ser un desgraciado para ponerse a tu lado, Susan
- ¿Así que has estado en España, Susan?- preguntó Remus para calmar a Sirius y a la rubia.
- Si, ahí he estado todo este tiempo... hasta que me he enterado de lo del Innombrable y he decidido volver... volver a Hogwarts, al lugar de los recuerdos... - su mirada se perdió al contemplar el lugar.
- ¿Y tú, Lidia?- preguntó Remus con más interés que antes.
- He estado paseando por todo el mundo- dijo ella con aire aventurero- te sorprenderás de todas las anécdotas que puedo contarte. Luego charlamos y te cuento todo. Fue fascinante pero he vuelto... - Dumbledore interrumpió la conversación mirando a los merodeadores con aire divertido.
- Ya tendrán tiempo para hablar. Pero la cosa es que Harry y yo nos estamos aburriendo con todo esto, ¿verdad que sí, Harry?- preguntó Dumbledore guiñándole un ojo. Susan y Lidia se voltearon a verlo. Susan fue la primera que saltó a abrazarlo, cosa que Harry no esperaba. Se sonrojó bastante cosa que hizo que Sirius y Remus soltaran risitas, al igual que Albus.
- Es idéntico a James... - susurró la rubia en su oído con una sonrisa tierna.
- Salvo en los ojos, tiene los de Lily- agregó Lidia acercándose. "¿Cuántas veces he escuchado todo eso?"
- Así es- dijo Albus sonriendo alegremente- pero creo que Harry ya se sabe eso de memoria...
- Pero te das cuenta al instante... sino fuera por los ojos, parecería que James ha vuelto y con su juventud- dijo Lidia contemplando a Harry con la misma sonrisa que Susan. Todos los presentes bajaron la mirada al suelo, sobre todo Sirius.
- Bueno... también Harry tiene muchas cualidades de su padre- dijo Remus tratando de superar ese momento- es buscador estrella del equipo de Gryffindor
- ¿Sí?- los ojos de Lidia brillaban mientras preguntaba aquello con cierta emoción- Así que también Gryffindor, ¿eh?
- ¿Dónde esperabas?- preguntó Sirius indignado- ¿En Slytherin?- A Harry aquello le cayó como balde de agua fría. Dumbledore lo miraba de reojo y Harry se limitó a continuar con aquella sonrisa falsa que últimamente lo caracterizaba.
- Pues... la verdad qué hubiera sido divertido. No me puedo imaginar la cara que hubiera puesto James si le hubieran dicho que su único hijo iba a ir a Slytherin... - aventuró Susan pero se frenó ante la mirada de Sirius.
- ¿Divertido ir a Slytherin, con todos esos mortífagos?
- ¿Qué sabes tú si todos son mortífagos?- Lidia acababa de preguntar lo mismo que Harry estaba pensando.
- ¿A qué te refieres con eso, Lidia? ¿Todavía confías en esas sucias y desagradables serpientes?
- No todas las serpientes son desagradables, Sirius- dijo Susan.
- Dame un ejemplo, Susan, de alguna persona que estuviera destinada a ir a Slytherin y que no tenga pensamientos oscuros en su mente- dijo Sirius, se notaba bastante enfadado, Harry no entendía por qué.

Susan no sabía que contestarle a Sirius y Lidia tampoco tenía respuesta. Por alguna extraña razón parecía nerviosa y un cierto aire de culpa la rodeaba. Harry, al ver que si no lo decía Sirius no iba a parar de pelear por eso, se adelantó viendo que Dumbledore lo miraba de reojo animándole a que lo dijera.

- No todas las personas que el Sombrero Seleccionador sugiere mandar a Slytherin apoyan a Lord Voldemort, Sirius- dijo Harry con cierto nerviosismo en la voz, recordando aquel primer día que había pisado Hogwarts y se había puesto sobre su cabeza el famoso sombrero mágico que seleccionaba a los jóvenes magos para alguna de las cuatro casas del colegio Hogwarts: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Sirius lo miró sorprendido y frunciendo el entrecejo ante sus palabras.
- ¿Qué sabes sobre eso, Harry?- Sirius pensó que tenía que lo decía por Draco Malfoy, su nuevo y misterioso amigo (N/A: ¡Qué ingenuo! ¿Harry nunca le comentó sobre aquel acontecimiento en su primer año?)
- El sombrero le sugirió a Harry que el mejor lugar para él era la casa de Slytherin- dijo Dumbledore al ver que Harry no podía contestar ya que las palabras no le salían de la boca al observar el rostro de Sirius.

Sirius miró a Harry con los ojos tan abiertos que parecía un búho. Remus también lo miraba con cierta sorpresa mientras que los rostros de Lidia, Arabella y Susan estaban inexpresivos. Dumbledore continuó.

- Sin embargo, Harry le pidió al sombrero ir a otra casa que no fuera Slytherin, ya que había escuchado sobre la fama de esta casa y estaba decidido a no ir con Draco Malfoy y sus compañeros de Slytherin. Pero sino fuera por eso... Todo sería diferente, muy diferente... - pensó Harry con amargura recordando aquella pesadilla

Albus se dio cuenta de lo aturdido que había quedado Harry cuando había terminado la frase explicativa. Sirius también se había percatado de eso. ¿Y si Harry ya hubiera pensado en eso, en lo que hubiera sucedido? ¿Acaso no estaba convencido que pertenecía a Gryffindor, tras ser el mismísimo heredero de él? ¿Cómo podía ser que el heredero de Gryffindor hubiera estado a punto de ir a Slytherin?

- Pero... ¿por qué siendo el heredero de Gryffindor, el sombrero quiso mandar a Harry a Slytherin?- cuestionó Remus pensativamente- me refiero a que... ¿acaso no se dio cuenta el sombrero seleccionador de los poderes de Godric Gryffindor en Harry?- Harry sabía la respuesta a esa pregunta.
- Por mi cicatriz- contestó Harry en voz muy baja pero todos pudieron escucharlo. Dumbledore se sorprendió de que contestara. Todos los demás lo miraban confundidos- mi cicatriz posee poderes oscuros que ya se habían revelado antes que entrara a Hogwarts mientras que los poderes de Gryffindor recién ahora se empiezan a mostrar- Dumbledore lo observó extrañado y sorprendido a la vez.

Un silencio dominó la situación en aquel momento. Dumbledore se cuestionaba de donde Harry sabía todo eso mientras que los demás no sabían que decir. Harry mantenía su vista en el suelo, había recordado aquella visión por su propia cuenta y ahora esta amenazaba por ganarle la partida. No podía mirar a Sirius, sin verlo temblando y gritando de dolor. No podía ver a Dumbledore sin pensar en las palabras de Voldemort...

Dentro de poco, esto me va a volver realmente locoPensó Harry amargamente sin despegar su mirada del suelo de la Casa de los Gritos.

Todos lo miraban fijamente como tratando de leer sus pensamientos, pero en los últimos tiempos, Harry se había vuelto sumamente cerrado y por más que Dumbledore o Sirius lo conocieran de pies a cabeza no podían saber que era lo que cruzaba su descabellada mente en esos instantes.

Esto es el colmo... fue un SUEÑO, ¿por qué no puedes asumir entre la realidad y la fantasía? Te dormiste pensando en eso y ese fue el resultado... ¿qué te asegura qué será real? trató de tranquilizarse Harry mentalmente pero algo nuevo invadía su mente en ese entonces.

Recordó cuando se había incorporado luego del sueño, el sudor frío, el dolor de la cicatriz que era tan potente como si el mismísimo Lord Voldemort hubiera estado enfrente de él, como le había quemado el brazo derecho, ese algo en su garganta que subía y oprimía para no dejarlo respirar, y la opresión en el pecho... ¿Por qué había sucedido todo eso? ¿Si tan solo había sido un sueño, tanto le tenía que afectar un simple sueño?

El silencio continuaba reinando en el lugar. Nadie sabía como pararlo y que las voces volvieran a escucharse. Todos pensaban en alguna manera de que todo volviera a la normalidad salvo Harry que tenía otros temas más importantes para discutir que el silencio en la habitación.

Nadie se esperaba que una lechuza blanca ingresara por la puerta abierta. Todos la miraron pasmados, hasta el mismo dueño (Harry) que no se esperaba que Hermione contestara tan rápido y tampoco se esperaba el atrevimiento de Hedwig al ingresar en una "reunión importante".

Hedwig se posó en el hombro de Harry y él le sustrajo el pergamino que llevaba en las patas. Desplegó el pergamino y leyó para sí. La carta parecía escrita rápidamente, ya que no era acostumbrado que Hermione escribiera de tal manera.

Querido Harry:
Espero que cuando recibas esta carta estés cerca de Dumbledore o de alguien confiable como Sirius, porque lo que te voy a decir es muy importante y tendrías que avisarle al director inmediatamente.
Hoy ha habido un ataque de mortífagos en el callejón Diagon. Dejaron restos a sus pasos. Yo me encontraba allí en ese momento y lo más peligro: había muchos funcionarios del ministerio que no se dieron cuenta a tiempo de que había un ataque. Más de 50 muertos entre niños y adultos. El 45% de las personas fallecidas eran miembros importantes del ministerio de Magia. El ministro, Cornelius Fudge, está en el hospital de San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, sumamente delicado. No sé como pero, he salido ilesa de los ataques. En ese momento yo ya había terminado unas compras que tenía que hacer por Ronald y me estaba retirando de allí. Toda esta información que te digo la he escuchado escondida en el Caldero Chorreante de parte de Amos Diggory (sugiero que esto de que he escuchado a escondidas quede "en silencio", ¿eh, Harry?).
No te preocupes por mí, estoy perfectamente, excelente. Pero todavía me tiembla el pulso, escribo lo más rápido posible para que esto te llegue lo antes posible y estoy tratando de no olvidarme nada entre tantas cosas. Es muy difícil decirlo todo en una carta con detalle, luego supongo que se lo contaré a Dumbledore cuando regrese al castillo para las clases.
Pronto te volveré a escribir,
Un beso,

Hermione

Harry quedó pasmado. ¿Un ataque al Callejón Diagon? Todo lo que hablaba Hermione eran desgracias en la carta, salvo que se encontraba a salvo, pero... ¿acaso no habían agarrado a ningún mortífago? ¿Había estado Voldemort con sus aliados? ¿Tan mal había quedado el Callejón Diagon? ¿Podría sobrevivir Fudge esta vez o tendrían que elegir un nuevo ministro? ¿Qué hacía Hermione en el Callejón Diagon? No confiaba en eso que estaba haciendo unas compras por Ron, era una excusa que se notaba notablemente que no era cierta. ¿Había estado Hermione cerca de los mortífagos? Era bastante raro que hubiera salido ilesa...

- No me lo puedo creer- susurró Harry todavía mirando estupefacto la carta.
- ¿Qué sucedió, Harry?- preguntó Remus.
- Es de Hermione- dijo Harry refiriéndose a la carta. Harry frunció ligeramente el entrecejo al ver a Lidia mirar fijamente a Dumbledore con cierto nerviosismo en la cara. Sin embargo, Dumbledore no quitaba sus ojos de Harry, al igual que el resto de los presentes.
- Hubo un ataque al Callejón Diagon- informó Harry tendiéndole al Director la carta de Hermione. Él leyó la carta para todos y luego se la volvió a dar a Harry.
- Tendré que ir al ministerio cuanto antes. Susan y Arabella acompáñenme. Sirius, Remus, ustedes se quedan en Hogwarts y Lidia... - indicó el profesor. Antes de que terminara la frase, Plack avanzó con paso decidido hacia Dumbledore.
- Ya sé lo que tengo que hacer, Albus
- Perfecto. Entonces, todos a la carga- Dumbledore, Figg, March y Plack salieron rápidamente de la casa de los Gritos. Remus se volteó hacia Sirius.
- Iré a hablar con Mundungus, Sirius... - Mundungus Fletcher era el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras desde ya tres años. Remus también se retiró dejando a Sirius y a Harry en la habitación.

¡Dios, lo que puede hacer una carta!Pensó Harry mientras miraba la puerta por donde se había ido LupinCapaz se dieron cuenta que Sirius quiere hablar conmigo a solas...

- Bueno, Harry, ¿qué te parece si aprovechamos para hablar de lo que quedo inconcluso ayer?- dijo Sirius de forma inexpresiva. Harry asintió con un poco de nerviosismo.
- ¿Por qué eres amigo de Draco Malfoy, tu peor enemigo desde hace siete años? ¿Qué cambió para que esos siete años se fueran a la basura?
- No se fueron a la basura, Sirius, nunca me olvidaré de lo que nos hizo pasar a Ron, Hermione y a mí, pero una amistad temporal, por las vacaciones de invierno... ninguno de los dos tiene nada que hacer, de tal manera decidimos hacer una tregua para tratar de pasarla bien durante estas semanas.
- Pero veo que se llevan bastante bien...
- No te lo voy a negar que ambos nos llevamos bien... o sea, nos agradan las mismas cosas, en la mayoría de los casos. El tema de Voldemort no fue tocado nunca durante este tiempo.
- ¿Seguro...?
- Si, Sirius- Harry sintió una sacudida en su estómago... ¿por qué? Realmente, en ese ultimo periodo no habían hablado del Innombrable... ¿por qué sentía como si le estuviera mintiendo a su padrino? Porque Malfoy es un mortífago... antes de las navidades me quería tirar al lado oscuro... ¿por qué cambió de opinión estas últimas semanas? ¿O acaso es una trampa...?
- Bueno... espero que me hayas dicho la verdad, Harry. Te he visto muy distraído o capaz tembloso en la reunión, ¿sucede algo malo?- Harry se quedó boquiabierto. ¿Qué iba a contestar? ¿Debía decirle la verdad a Sirius o inventarse una historia? Ya empezaba a sentir unas sacudidas en su estómago si seguía mintiendo... pero, ¿cómo reaccionaría su padrino?
- Sirius, yo... - bajó la mirada al suelo. ¿Cómo explicar? ¿Cómo empezar a contar aquella horrible pesadilla?
- Si no me lo quieres decir, Harry, está bien... solo espero que no me estés ocultando algo de gravedad...
- Ayer me dormí pensando en... - las palabras no salían de su boca... ¿o no querían salir?- si hubiera estado en Slytherin... - Sirius lo miró preocupado y sorprendido a la vez- creo que esa es la razón por la cual tuve un sueño extraño o...
- Cuéntamelo- indicó Sirius Black con el semblante serio.

Harry empezó su relato de la visión. No le era fácil porque parecía estar reviviendo algo doloroso. La voz le temblaba muchas veces y las imágenes no paraban de "volar" por su mente.

Una vez que había terminado, Sirius le miraba con gran preocupación, pero antes que él pudiera decir nada, Harry agregó aquello que más le preocupaba: los dolores de la cicatriz, el brazo derecho y del pecho... aquello que parecía subir por su garganta y no dejarlo respirar. Aquellas nauseas que había sentido desde que se había incorporado de ese sueño...

- Esto es lo que más me preocupa... - admitió Harry en tono de derrota- ¿Crees que esa pesadilla sea una premonición, una visión al futuro?
- No lo sé, Harry, pero no de debes preocuparte por eso. Salvo por los dolores, luego se lo comentaré a Dumbledore cuando él regrese del Ministerio. Mientras tanto cuídate de Malfoy que esto empezó a aparecer cuando empezaron a hacerse "amigos". Trata de evitar pensar en cosas tenebrosas, que no te hará nada bien. Y sobre todo, Harry, esfuérzate en el entrenamiento con Sean. Dumbledore no me quiso decir que estás practicando pero... - hizo una pausa en la que tomó aire para recuperarlo y continuar con las indicaciones- ¿Entendiste, verdad? Cualquier cosa rara que suceda ya sabes que puedes confiar en mi. Ahora tengo que ir al despacho de Mundungus donde seguramente me estará esperando Remus...
- Está bien, Sirius- dijo Harry soltando una débil sonrisa que Canuto le devolvió.
- Nos veremos pronto, Harry, permaneceré en Hogwarts algunas semanas más hasta que Dumbledore me establezca una misión. Te cuidas, ¿eh, Harry?
- Por supuesto- sonrió Harry alegremente. Ahora se sentía más tranquilo. Se había sacado un peso de encima y se sentía mejor por no haberle mentido tanto a su padrino.

Salió de la Casa de los Gritos y entró en el vestíbulo del castillo. Allí, para su sorpresa, estaba Draco Malfoy esperándolo. Le sonrió animadamente mientras se acercaba a él tranquilamente.

- ¿Cómo estás, Harry? ¿Te sientes mejor que ayer, no?- le saludó Malfoy. Harry recordó que le había dicho que se sentía cansado y un poco enfermo a la noche anterior y asintió a las preguntas de Draco.
- ¿Por qué no estabas en el almuerzo, Draco?- preguntó Harry mientras comenzaban el habitual camino hacia la Sala Común de Slytherin. Ya comenzaba a querer a esa sala común como la suya propia de tanto tiempo que pasaba en ella. Pero nunca llegaría a tomar a Slytherin como "la segunda casa", NUNCA.
- Estuve toda la noche caminando por las mazmorras y, para serte sincero, me quedé dormido a la hora de despertarme a la mañana- Harry rió burlón y alegre a la vez.
- Nunca cambiarás, Malfoy
- Mira quien habla, Potter- ambos rieron mientras decían la contraseña al muro-puerta de la sala común e ingresaban a la sala común. Como era normal, nadie estaba en aquella sala.

Pasaron el resto de la tarde hablando de hechizos y maleficios útiles. Entre ellos se enseñaron algunos de utilidad. Harry notó de inmediato que los maleficios que Draco le enseñaban no eran magia oscura y eso le extrañó. Al fin y al cabo, los Malfoy eran Mortífagos por más que lo quisiera negar. Seguramente, Draco trataba de ganar su confianza al no utilizar magia oscura... ¿o tal vez no? Cada día su mente se distorsionaba más a causa de todo lo que le llamaba la atención y le impedía concentrarse en su vida.

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Harry entró en su habitación con cansancio. Eran las diez de la noche y dentro de media hora tendría el entrenamiento con Sean. No había tenido tiempo para descansar en todo el día. Quedaría destruido luego del entrenamiento. Si ya estaba destruido ahora...

No se extrañó al ver a Giltred durmiendo. Era lo único que había hecho en ese invierno aparte de comer. Harry se había preocupado por criarlo como había indicado Hagrid para que lo pudiera presentar bien. A decir verdad, faltaban pocos días para que todos los alumnos volvieran y con ellos, las clases. Tendría que separarse de Giltred... no era que hubiera hecho una gran amistad con el fénix, pero poder hablar con éste durante las noches lo hacía sentir tranquilo.

Miró su cama y, sus ojos quedaron posados en un paquete y una carta que estaban sobre ésta. Pasmado, se acercó a su cama y tomó el paquete. Miró la carta, la dio vuelta para ver el remitente... Nada. Bueno, nada perdía con abrirlo...

Observó con más determinación el sobre. Era color rosa pálido y decía, con una letra roja sumamente prolija, Para Harry Potter. Tembloroso, abrió el sobre. Obviamente no podía ser nada tenebroso si el sobre era rosa... ¡Dios! ¿Una admiradora? No estaba para amor en esos momentos.

Queridísimo Harry:
Primero quiero desearte es una muy feliz navidad para ti, aunque creo que no recibirás mi regalo a tiempo.
Sé que te preguntarás quién soy y por qué te escribo esta carta... quien soy, no te lo diré por el momento, pero puedo explicarte el por qué de mis palabras. El amor que siento por ti es más grande que la Vía Láctea y ya no puedo contenerlo más.
La primera vez que te miré me perdí en tus ojos verdes brillantes, la primera vez que te vi quedé poseída por tu figura... pensarás que me enamoré de tu apariencia, pero no es nada de eso. La primera palabra que me dirigiste me hizo sentir pura de alma y corazón, y nunca olvidaré aquella frase por más que me apliquen un encantamiento desmemorizante. El amor que siento por ti no puede compararse con nada en el mundo. Nadie podrá igualar mi amor por ti. Sé lo que soy para ti y, por supuesto, lo que tú eres para mí. Déjame soñar contigo, déjame soñar con tus labios...

Tu enamorada Secreta

P. D: Adjunto a la carta vienen algunas poesías que escribí para ti, por supuesto. La inspiración me vino cuando me puse a pensar en ti. ¿Nunca escuchaste que el amor lo puede todo?

Harry observó la carta súper sorprendido. Advirtió otro pergamino dentro del sobre y lo abrió con las manos temblándole... ¿de emoción o terror?

Poesías escritas para mi amor, Harry Potter, el ser que se ganó mi corazón:

Viaje al Destino

El sol pega en mis ojos,
Las nubes son escasas,
El verde reina en los olmos
Pero eso no me importa,
Porque pienso en ti en este momento.

Tu sonrisa me enloquece,
Tu mirada me ilumina en la noche
Tus ojos son tan brillantes
Como dos diamantes,
Que existen solamente para mí.

Sueño cada día con tus labios,
Estoy en tus manos.
Cada vez que me sonríes,
Siento aquí tus labios.
¿Será por eso que te quiero tanto?
Tu enamorada Secreta

El Tiempo

Recuerdo esta frase
Que me dijo una vez mi abuelo:
"El pasado no puede modificarse,
el futuro es difícil de conocer, y
el presente hay que vivirlo"
Y yo Ahora digo:
"Lamento no haber estado contigo en el pasado,
el futuro lo quiero a tu lado
y el presente...
con verte, me es suficiente"
Tu enamorada Secreta

Colores y Emociones

Los colores contienen secretos.
Que aprenden quienes miran más allá del corazón.
Si los miras con determinación,
Lograrás admirar una colorida realidad.

Si juntamos odio y envidia,
Lograremos un rojo sombrío.
Si reunimos alegría y esperanza,
Obtendremos un verde vivaz.
Si unimos amor y pasión,
Conseguiremos un rojo intenso.

¿Qué te parece si juntos mezclamos colores?
¿Qué te parece si juntos mezclamos emociones?
Tu enamorada secreta

(N/A: Estas poesías las escribí yo inspirada en mi querido Romulo, a quien se las dedico con todo mi alma y corazón. O sea, estas poesías ME PERTENECEN y si quieren usarlas... ¡A pedir permiso, muchachas!)

Harry todavía no le entraba en el cerebro la idea que una chica estaba enamorada de él y, encima, escribía hermosos poemas para demostrarle su amor hacia él. Lastima que no supiera quien era... ¿Quién sería la enamorada? Tenía que conocerla. Según decía la carta, le había hablado alguna vez... ¡Dios! ¿A cuántas chicas le habló en su vida? Volvió a leer la carta. Su mente parecía un mar de ideas.
Entonces, su mirada se fijó en el paquete con el que venía la carta... el regalo de navidad de su enamorada secreta, pensó. Inmediatamente obligó a su mente en dejar de pensar en eso y agarró el paquete, lo abrió. Un grito ahogado, lleno de sorpresa, salió de su boca. Era una túnica de gala.
Una nota cayó al piso. Harry la tomó y leyó: Ojalá puedas lucirla conmigo en un próximo baile, feliz navidad Harry.

Harry observó con más determinación la túnica. La túnica era escarlata intenso con los bordes y puños dorados. Sabía que seguramente la chica compró ese color de túnica en valor a Gryffindor, sabiendo perfectamente que él pertenecía a esa casa... o eso le parecía.

Dejó todo sobre la cama de Ronald y se obligó a pensar en otra cosa. Estaba verdaderamente exhausto de tantos problemas que agobiaban su mente. Miró el reloj y gruñó al ver que tenía que irse apurando para llegar al entrenamiento con Sean.

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En las últimas semanas, Harry había logrado comenzar a dominar la transformación animaga. Ya no necesitaba la ayuda de la poción Sogamina para transformarse. Pero como siempre tenía su mente ocupada en otro asunto le costaba más de lo normal y también le perjudicaba: estar distraído cuando tratabas de transformarte significaba algo: dolor. Sentías que tu cuerpo ardía. Aunque sea, eso sentía Harry. Según Sean, no era normal que pasara. Sean era un animago ilegal, se transformaba en serpiente, ya que siendo el segundo Heredero de Salazar Slytherin...

"La distracción es un paso en contra, Harry, así que deja de pensar en lo que sea que estés pensando y concéntrate" le había recomendado Sean.

Cuando lograba transformarse en animal, entrenaban realizar hechizos en aquella forma. Todos los hechizos aprendidos en primero, segundo y tercer año ya los controlaba. Habían comenzado a entrenar con los de cuarto y quinto.

Además, cuando Sean veía que estaba demasiado desatento o cansado no practicaban la transformación sino que le enseñaba algunos conjuros antiguos que le servirían, según Sean, en el día que enfrentara a Voldemort definitivamente. Ya había aprendido unos cinco conjuros de utilidad.

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Al día siguiente, bajó solo al Gran Comedor. Era una de las primeras veces que lograba despegarse de los hermanos Creevey. Siempre que podían, ellos se acercaban a él y charlaban como si fueran amigos de toda la vida (Harry pensaba que seguramente Colin y Dennis pensaban así) No era que no les tuviera aprecio, pero a veces disfrutaba estar más solo que acompañado. Eso también le sucedía con Ron y Hermione, con unas pequeñas diferencias: ellos si eran amigos de toda la vida y que ellos se daban cuenta al instante que quería estar solo, le conocían demasiado bien.

Ya habían acordado con Draco lo que iban a hacer luego de que las vacaciones terminaran: actuar como si nada hubiera ocurrido durante las vacaciones y seguir siendo los enemigos de siempre. A pesar que tanto uno como el otro no quería que aquella amistad temporal terminara, sabían que era lo mejor. Harry no quería preocupar a Sirius y tampoco quería pelearse con Ron por un mortífago que se había vuelto amigable durante Navidad. Draco no quería tener problemas con su familia y tampoco quería que los demás alumnos pensaran que había perdido su orgullo de Slytherin juntándose con un Gryffindor, y justamente, Harry Potter. Habían decidido guardar todos los secretos del otro (como los pasadizos secretos de Slytherin y la capa de invisibilidad de Harry) Volverían a insultarse y Malfoy volvería a decir sus tontas frases acerca de Voldemort (esto último por supuesto no fue comentado, pero es lo que pensaba Harry).

Luego de desayunar, Harry echó una rápida mirada a la mesa de Slytherin. Malfoy lo miraba, sin disimular para nada. Harry frunció el entrecejo extrañado, había acordado no volverse a juntar más. Se levantó de la mesa de Gryffindor y se dirigió al vestíbulo. Un fuerte grito casi le rompe los tímpanos.

- ¡Harry, Harry!- Potter se dio vuelta y abrió grande sus ojos verdes al ver a...
- ¿Hermione?- la muchacha lo abrazó con fuerza como sino se hubieran visto en años y le sonrió animadamente.
- ¿Cómo has estado?- preguntó ella mirándolo fijamente.
- Muy bien, ¿y tú? ¿Qué haces ya en Hogwarts?
- El profesor Dumbledore me pidió que viniera. Quería escuchar mi relato y dice que aquí estaré más segura... que podría haber resultado herida en el ataque y capaz no fue casualidad que yo me encontrara allí- explicó Hermione mientras empezaban a caminar para la sala común. Harry miró de reojo la entrada del Gran Comedor. Draco Malfoy lo miraba con una sonrisa burlona en su cara. Comenzó a caminar hacia ellos.
- ¿Qué miras, Potter?- dijo Malfoy cuando estuvo suficientemente cerca- Ah, bienvenida nuevamente, Srita. Riddle- se burló Malfoy mirando a Hermione.
- ¿Qué quieres, Malfoy?- respondió Hermione mirándolo con asco.
- ¡Qué pena que hayas vivido al ataque del callejón Diagon, Riddle!- Exclamó Malfoy con esa sonrisa maliciosa que lo caracterizaba.
- ¿Cómo te atreves?- dijo Harry comenzando nuevamente a sentir el mismo odio que siempre hacia Malfoy. Definitivamente, Draco ya había olvidado todo lo anterior y decidido a continuar con su vida normalmente- ¿Cómo te atreves a llamar Riddle a Hermione?
- ¿Acaso no es así como se llama, Hermione Riddle?- se burló nuevamente Malfoy- aunque eres una deshonra para tu familia... realmente deberías ser una sangre sucia. No mereces ser sangre limpia, y menos hija del Señor de las Tinieblas, lord Voldemort, el mago más poderoso del mundo.
- ¡Me siento honrada de deshonrar a los Riddle, Malfoy, y tú eres una deshonra para los magos!- respondió Hermione mirándolo con odio- Además, ¡Voldemort no es más que un asesino y tampoco es el mago más poderoso del mundo!
- Deberías estar muerta, Riddle, no sé como pudiste sobrevivir a tu padre, seguramente el loco de Dumbledore y su apestosa orden del fénix se encargó de eso, ¿no? Bueno, ya no estás protegida. Voldemort ya sabe quien es su hija y no te queda mucho tiempo. Y tú, Potter, ¿esperabas que tu amiga, "la sangre sucia", fuera la hija de tu peor enemigo, el que mató a tus horrendos padres? Yo te dije que seleccionaras a tus amigos, Potter, pero no me hiciste caso. Ya no tienes tiempo que perder, o mejoras tu vida o mueres podrido en las manos del mago más poderoso del mundo. Tú eliges- Harry no podía más con su odio.

Malfoy había insultado a Hermione, que para Harry era alguien muy especial, al profesor Dumbledore, a quien Harry tenía mucho respeto, y a sus padres... sacó la varita y señaló con ella a Malfoy.

- Esto lo pagarás caro, Malfoy- amenazó. Draco elevó una ceja y su sonrisa burlona se amplificó más. Él también sacó la varita y respondió:
- Mira como tiemblo, Potter- Cuando Harry iba a lanzarle un hechizo para callarlo de una vez por todas, Hermione lo tomó por el brazo y le susurró lo más rápido que pudo:
- ¡Viene Snape!- Ni Malfoy ni Potter tuvieron tiempo de esconder la varita y disimular ante el profesor de pociones, quien ya estaba harto de encontrarlos peleando.
- ¿Se puede saber que estaban por hacer?- dijo Severus mirándolos fijamente. Sus ojos reflejaban odio intenso hacia ambos estudiantes. Habían llegado a sacarlo de quicio, y sacar a Snape de quicio es sinónimo de problemas.
- Lanzarnos algunos hechizos, tratar de matar al otro sin piedad alguna, caer al piso desmayados, aparecernos en la enfermería con profundas heridas y... ¿qué más? ¡Ah, sí! Perder puntos para Slytherin y Gryffindor, Profesor Snape- dijo sarcásticamente Malfoy. Snape lo miró furioso.
- Por supuesto que sí, Señor Malfoy. ¿Cuántos castigos llevan ya?
- Cuatro- contestó Harry en un murmullo.
- Serán cinco, entonces. Y quince puntos menos para cada casa. Ya me han hartado. Los llego a ver devuelta peleando y les juro que hago que los expulsen, por más especial que seas, Potter- amenazó Snape mirando a Harry con una mirada tan conocida por el alumno.

Luego de eso, Hermione y Harry volvieron a emprender rumbo hacia la sala común de Gryffindor.
- ¿Cinco castigos? ¿Qué hicieron Malfoy y tú todo este tiempo?- preguntó alterada Hermione.
- Tratar de matarnos, Herm- contestó Harry enfadado.
- ¡Dios! Bueno... ¿noticias de Ron?- preguntó disimuladamente mientras se acercaban a la Dama Gorda.
- Árboles dorados- dijo Harry a la Dama Gorda. Ella les cedió el paso a la sala común.
- ¿Árboles dorados?- preguntó Hermione una vez adentro. Los pocos alumnos que estaban dentro realizaban los deberes, los cuales no habían hecho.
- Contraseña navideña- sonrió Harry alegremente.
- ¿Ya has hecho los deberes, verdad?
- Si, Hermione- dijo con cansancio Harry, sentándose en uno de los sillones.
- ¿Anoche tuviste entrenamiento, verdad?
- Estás muy preguntona, Herm- sonrió Harry burlón- sí...
- ¿Y, qué tal? No me has contado nada sobre ellos. ¿Podría ir yo también algún día de estos?- a Harry miró a Hermione pasmado. Su tono parecía infantil, como si fuera un detalle. Además, no sabía que contestarle.
- Pues... lo consultaré con Sean y mañana te digo- contestó Harry lentamente.
- ¿Hoy también tienes entrenamiento?
- Si... - Harry decidió que lo mejor sería cambiar de tema- ¿Ya te quedarás en Hogwarts o regresarás a tu casa luego de la entrevista con el Prof. Dumbledore?
- Ya te dije que me quedaré- contestó Hermione. Parecía estar de mal genio. Harry la cuestionó con la mirada, pero ella hizo como si no lo hubiera entendido.
- ¿Cuándo será el siguiente Partido de Quidditch, Capitán?- preguntó Hermione, la cazadora de Gryffindor, para romper el silencio.
- Una semana después de que regresen todos los alumnos- contestó Harry cortante. Había momento en los que el Quidditch dejaba de importarle, ese era uno.
- Eh... - Granger miró a su amigo con determinación. Su vista se posó en la bufanda roja con bordes plateador que llevaba el muchacho. Si Harry era un Gryffindor, ¿no convenía más una bufanda roja con bordes dorados?- ¿De dónde has sacado esa bufanda, Harry?- Harry abrió grandes los ojos, tratando de disimular su espanto.

Invéntate algo, Harry, vamos... mm... ¡Estoy frito!Eso era lo único que pasaba por la mente del niño que vivió.

Una excusa, cualquiera, lo hubiera ayudado si enfrente tuviera a Snape o algún otro profesor. ¡Pero tenía a Hermione Granger, su mejor amiga que lo conocía de pies a cabeza! ¿Qué podía inventar? Hermione se daría cuenta al instante que estaba mintiendo y eso le ocasionaría más problemas porque la muchacha seguramente se enfadaría y... Aparte, no podía mentir, eso era distinto...

- ¿Por qué lo preguntas, Hermione?- fue lo único que se le ocurrió decir.
- Porque... me atacó la curiosidad- sonrió ella de manera tierna. Una idea se encendió en la mente de Harry y, evitando notablemente ver a la chica a la cara, contestó:
- Sirius, es el regalo de Navidad de Sirius
- Ah, ya veo- ella había fruncido el ceño mientras hablaba- ¿Por qué esos colores?
- Ni idea- contestó Harry encogiéndose de hombros. Hermione frunció aún más el entrecejo.
- OK

Hablaron un rato sobre sus vacaciones de invierno (Harry no sabía dónde decir la verdad y donde mentir) hasta que Hermione se levantó diciendo que tenía que ir a ver al Profesor Dumbledore mientras Harry tenía que prepararse para el entrenamiento con Sean.

~~~~~~~~~~~~~~~

El viento de esa noche movió los árboles que se doblaron ligeramente. El aullido de un lobo no muy lejano a ese lugar resonó en el bosque. Su mano temblaba un poco del frío. Si le hubieran avisado que el bosque era un desierto helado, se hubiera puesto guantes y una capa más de la que llevaba siempre, la simple capa negra, uniforme del colegio Hogwarts. Aparte, la varita comenzaba a deslizarse por su mano, si no se apuraba podría llegar a caerse al suelo. Los nervios la traicionaban, era un duelo, un simple duelo para ver su nivel en ellos. Eso solo. Si Albus Dumbledore le dio permiso para hacer el entrenamiento, tenían que ver su nivel para perfeccionar sus técnicas. Pero no dejaba de temblar.

Esos minutos en los que miraba a su rival fijamente a los ojos le parecieron eternos. No podía bajar la vista de esos luminosos ojos porque así ordenaban las reglas, "Al principio del duelo, los combatientes se miran unos minutos fijamente, sin evitar la mirada del otro", pero tampoco quería dejar de verlos. Era como si estos fueran sus faros y ella era el barco en medio del mar. Se sentía tranquila, relajada, pero a la vez temblorosa y nerviosa. Era una mezcla de sentimientos que la hacían sentir bastante extraña.

- Varitas listas- escuchó que decía el entrenador.

Ambos combatientes pusieron la varita adelante del rostro todavía sin quitarse los ojos de encima. Volvieron a bajarlas rápidamente. Se dieron vuelta y caminaron algunos pasos alejándose del rival. Volvieron a mirarse, pero ahora una distancia considerable los separaba.

- A la cuenta de tres, empieza el duelo. ¿Listos? Uno... dos... ¡Tres!- Al mismo tiempo se señalaron con las varitas. Ella vio la duda en el rostro de su contrincante, como si tuviera piedad de ella. Frunció el ceño y se apresuró a dejar sus sentimientos de lado.

Hermione Granger y Harry Potter tenían un duelo en medio del bosque prohibido, por orden de Sean Riddle, que era su "profesor". Era solo una practica para evaluar el nivel de Hermione en un duelo. Debían dar lo mejor de sí, aunque Harry mostraba cierta debilidad al tener que pelear con su mejor amiga. Hermione, sin embargo, había decidido olvidarse de eso durante el duelo.

- Bolus Focus- gritó Hermione apuntando a Harry. Harry, inmediatamente, levantó la varita y olvidando por completo su debilidad, respondió:
- Morus Hidrous- Dijo señalando la bola de fuego que se dirigía hacia él. Velozmente, un muro de agua lo rodeo y evitó que la bola de fuego, enviada por Hermione, tocara su piel- teremortus tierus- señaló el suelo mientras susurraba el hechizo. Una especie de movimiento símico movió el suelo, pero con más violencia donde se encontraba Hermione.
- Finite incantatem!- exclamó Hermione concentrándose todo lo que podía en aquel hechizo. La tierra, lentamente, dejó de moverse. Hermione quedó shokeada unos instantes, por el impacto del movimiento y volvió a señalar a Harry- Skuge!- un rayo verde apareció en el extremo de la varita de Granger y se precipitó hacia Harry.
- Escudo- dijo con total tranquilidad. Había perfeccionado aquel encantamiento que le había costado tanto aprender en cuarto curso. Para hábilmente el encantamiento skuge de Hermione- Heridus Saengrum- un destello intensamente rojo broto de la varita de Potter con destino a la muchacha de cabello castaño.

Hermione meditó unos instantes. ¿Cómo podía parar el encantamiento de heridas sangrantes? Si el encantamiento tocaba su piel, una herida notable obtendría de resultado. Tenía que pararlo... ¿Y si arrojaba el mismo hechizo para que no llegara a tocarle? Buena idea...

- Heridus Saengrum- gritó ella también. Un hechizo contra otro el mismo implicaba polvo de resultado. Potter la miró, cuestionándola con la mirada, una vez que ambos hechizos se encontraron y no quedó ni unos rastros de ellos.
- Plantus actactem- un rayo verde/ marrón se dirigió a Hermione con potencia. Ella levantó la varita nuevamente y repitió el encantamiento dicho por el muchacho de cabellos negros.

Pero a diferencia del anterior hechizo, estos se encontraron, pero no se desvanecieron. Luchaban por tocar al contrincante. El que resistiera más con la mano firme ganaría. Las varitas de ambos temblaban fuertemente, tanto que Harry recordó lo sucedido en cuarto año el encantamiento invertido. Eso le provocó cierto aturdimiento lo que ocasionó que su encantamiento perdiera potencia y el hechizo de Hermione le diera del pleno, arrojándolo algunos metros hacia un árbol.

Hermione pensó que capaz Harry se había dejado ganar en ese conjuro, capaz no quería pelear más. Caminó lentamente hacia donde estaba su amigo, no había querido darle tan fuerte.
Harry se incorporó con cierto esfuerzo y murmuró un nuevo maleficio con la mano izquierda apoyada cerca del codo derecho. Hermione vio una expresión de profundo dolor en su rostro. ¿Capaz le había fracturado el brazo derecho?

- Claktus, Mirax

Hermione no conocía ese hechizo, cosa que hasta ella misma se sorprendió. ¿Cómo defenderse de algo que no conocía? Y algo que le extrañaba más era el hecho de que ningún rayo había brotado de la varita de su amigo y nada extraño parecía suceder. Hermione señaló a Harry con la mano temblorosa, capaz el hechizo había fallado, tenía que aprovechar esa oportunidad...

Pero de repente, la vista se le empezó a nublar y un dolor invadió su cuerpo. Cayó de rodillas al suelo. Sentía como si algo se deslizara por su piel... le pareció sentir como que sus manos fueran gelatina. No se podía mover, como si le hubieran lanzado un petrificus totalus y no hubiera podido defenderse. Nerviosismo invadió sus sentidos. No podía moverse y el ataque parecía no querer parar. No escuchaba nada de su alrededor. Ni una voz, ni unos pasos, nada. Abrió sus ojos nuevamente. Sus manos estaban cubiertas de una sustancia verde... ya sabía que era su atacante y como sacárselo de encima, pero no tenía su valioso instrumento para hacerlo, no podía realizar ningún conjuro sin su varita, la cual estaba al lado suyo, pero no podía utilizar las manos. ¿Cómo...?

- Skuge!- escuchó que gritaba Harry. Todo cesó de repente y pudo pararse. Miró a su rival fijamente.
- No deberías haberme ayudado, tenía que hacerlo por mi misma...
- ¿Cómo pensabas hacerlo sino podías moverte?- le cuestionó Harry- Claktus es un hechizo que convoca a esa cosa gelatinosa (N/A: no me acuerdo el nombre!!!) Y el hechizo mirax es como un petrificus totalus, ¿Qué pensabas hacer para sacártelo de encima?- Hermione asintió lentamente. Miró a Sean, el cual le hizo señas para que atacara. Miró nuevamente a Harry y vio que estaba en posición de ataque: el duelo debía continuar.

Pero en el momento que iba a lanzar un "impedimenta" hacia Potter, todo se volvió oscuridad. Le costaba respirar. Sintió una voz fría como el hielo que le incitaba a que atacase a Harry, que no tuviera piedad, que utilizara aquel instrumento y su poder sobre él para vencer al enemigo. ¿Al enemigo? ¡Era un simple duelo! ¿Cómo que enemigo? Harry era su mejor amigo, aparte de Ron. Pero la voz insistía que utilizara un hechizo, pero no con cualquier hechizo. Era como si le hubieran lanzado un maleficio Imperius. No podía reaccionar como quisiera. No podía mandar a su propio cuerpo, alguien lo estaba controlando. Ella no quería, no quería...

- Enormem dolorem

A pesar de sus esfuerzos por no decirlas, las palabras salieron de su boca y su varita estaba apuntando firmemente a Harry, el cual al recibir el ataque cayó de rodillas al suelo y chillaba de dolor. Antes de caer desmayado llegó a musitar señalando a Hermione:

- Expelliarmus- la varita voló de las manos de Hermione y tiró a la muchacha varios metros, contra un árbol. Luego de eso, ella también cayó desmayada al suelo.

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Tras aquel duelo que quedó marcado en la mente de Dumbledore, Sean, Harry y Hermione. Estos dos últimos, trataban de no encontrarse por ninguna parte. Hermione estaba comenzando a pensar que Harry quería olvidarla para siempre, sacarla de su mente. Por otro lado, Harry ya había tenido suficientes problemas para ponerse a pensar en serio en el inconvenientito con Hermione.

La semana de completo silencio entre los amigos pasó bastante rápido, más de lo que esperaba Harry. Ya solo faltaba horas para que volverían los alumnos y, al día siguiente, las clases.
Esa noche, Potter se encontraba leyendo un libro sacado de la Sección Prohibida (con el permiso de Prof. Dumbledore) que le explicaba encantamientos antiguos, los que estaba viendo con Sean, en al sala común, la cual estaba desierta. Hermione se acercó, decidida a que todo volviera a ser como siempre.

- ¿Harry?- preguntó cuando estaba enfrente de él, pero Harry estaba demasiado concentrado en el libro. Levantó la vista- ¿Podemos hablar un minuto?- Harry asintió lentamente. Hermione se sentó en el sillón que estaba a su lado (se encontraban en la sala común)
- Yo... - comenzó Hermione tras unos minutos de completo silencio- Yo quería pedirte disculpas por lo del duelo... No quiero que regrese Ron (o sea, dentro de una hora) y que el trío de Hogwarts quede separado por mi culpa.
- ¿Lo haces por Ron?- preguntó Harry mirándola atentamente.
- No, por nuestra amistad- contestó Hermione- no quiero que resulte bueno para nuestra amistad- Hermione se fijó en el libro que Harry tenía. Trató de leer el título... pero no tenía. Hermione quedó sorprendida y extrañada, y preguntó: - ¿Qué lees?
- Un libro- bromeó Harry riéndose como siempre.
- Eso ya lo sé... me refiero a que nunca lo he visto- dijo fijándose en la tapa. No tenía título, y eso le parecía extraño.
- Claro que no, es de la sección prohibida- Hermione lo miró seriamente, y aclaró- Dumbledore me dio permiso. Es súper raro que, Hermione Granger, la alumna modelo, la "sabelotodo", la biblioteca con patas, la casi Premio Anual, ex Prefecta, no conozca un libro de la biblioteca. Si tuviera una cámara de fotos...
- ¡No es gracioso!- reprochó Hermione- Además, por Ron y por ti no soy Premio Anual, y por vuestra culpa perdí el puesto de Prefecta. Además, tú también fuiste Prefecto, pero no duraste ni tres horas.
- ¡No fue mi culpa!- exclamó Harry cruzándose de brazos- La cosa fue así. Ron estaba hablando mal de los Creevey (en broma) y Colin pasaba por allí. Trató de volcarle en la cabeza la sopa que llevaba en la bandeja, pero Ron lo evitó y le dio a Ginny en el cabello, la pobre quedó empapada. Ron no podía con su risa y se burlaba de ambos (tenías que haber visto el cabello rojizo de la hermana de Ronald). Ginny estaba furiosa con Colin, quien no paraba de disculparse. Y de tanto reírse, Ron provocó a Colin, que ya estaba harto, y sacó la varita. Comenzó a lanzar hechizos a diestra y sinistra. Entre todo eso, se agregaron Parvati, Lavander, Dean, Seamus, ¡Hasta Neville! ¡Yo no podía hacer nada!
- ¿Y por qué no le costaste a McGonagall o restaste puntos?
- ¿Y tú que crees que hice? Cuando quise ir a avisarle a McGonagall, Ron sabiendo que yo era Prefecto de Gryffindor me echó un Petrificus Totalus para que no le vaya con el chisme a la profesora. ¡Y yo era principiante en eso de ser Prefecto! ¿Cuántos puntos le podía restar?- Harry respiró hondo y continuó: - Entonces apareció McGonagall y Ronald me echó la culpa... y... ¡Chao, insignia de Prefecto!
- ¿Por qué no llamaste a un Prefecto?
- Todos se habían ido a las salas comunes y solo nosotros quedábamos. Hasta los profesores se habían ido del Gran Comedor- Hermione se comenzó a reír como loca de la cara que había puesto Harry.
- Bah, yo perdí mi puesto de Prefecta el año porque ustedes me metieron en unos líos y no me quejo- dijo Hermione. Harry maldijo en voz baja.
- Lo tuyo es diferente... - ambos rieron.

Por un momento, sus miradas se unieron. El silencio comenzó a reinar mientras ellos se observaban fijamente. El que debió la vista fue Harry, que ya comenzaba a sentir nuevamente la sacudida en el estómago. Hermione suspiró con resignación, aunque lo disimuló.

- Hermione, yo... - Harry respiró hondo- quiero decirte algo, que ya te lo he dicho por otro medio. Pero quiero ver que se siente decirlo. No espero respuesta por tu parte, pero siento que me liberaré mi cuerpo de un peso grande se lo hago. ¿Me dejas repetirte mis sentimientos hacia ti?- Hermione quedó pasmada por lo directo que era Harry.
- Harry, yo...
- ¿Me dejas?- Hermione asintió mirándola con los ojos abiertos como un búho- Te quiero, Herm- Hermione se percataba que sus manos temblaban. No se esperaba eso de Harry, no se esperaba que quisiera repetirle sus sentimientos- Pero estoy seguro que hay personas mejores que yo, que merecen tu amor. Sé que fue cobarde de mi parte decírtelo por carta, pero...
- No quiero explicaciones, Harry- dijo Hermione cortando el discurso.
- ¿Me dejarías...?
- Si es lo que pienso que es, eso no se pregunta... pero... - no llegó a terminar cuando sintió el contacto de sus labios con los de Harry.

Era bastante distinto al beso de Ronald. No sabía si era mejor o peor en ese tema, pero sensaciones diferentes producían sus besos. Con Ron, no podía saber que era lo que realmente quería él de sus labios. Con Harry, se dio cuenta que necesitaba cariño, deseaba cariño. Pero la situación no era ni tan distinta ni tan igual. Al igual que antes, no sabía cuales eran sus sentimientos por el muchacho que la besaba. Pero aquí era diferente, Harry no se animaba a tocarla, como si fuera algo demasiado delicado. Ni siquiera le dio tiempo a Hermione de pensar en eso, cuando ya estaban separados.

Harry estaba bastante rojo, pero la miró y dijo con decisión:
- No quiero que me digas si te gustó o no, Herm, no quiero que me respondas. Si quieres, puedes olvidar lo que pasó... Si, eso es mejor. Olvídalo para que sigamos siendo el trío de Hogwarts- y antes que Hermione pudiera argumentar palabra, Potter había desaparecido en dirección a las habitaciones de chicos.

Hermione, luego de eso, había quedado más confundida que antes. Ella había creído que si Harry se le declaraba, sus dudas se le dispersarían y sabría a quien amaba. ¡Pero cuanto se había equivocado!
Media hora después, fue a recibir a Ron. No sabía como haría para que todos esos problemas personales se esfumaran de una vez de su vida. Por ahora, dejaría que las cosas tomaran su dirección, a su manera.

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~ Hello a todos: ~

¡Cada vez me gusta más este fict! ^_^ ¡Se acerca, cada vez están más cerca...! Los celos, el amor y, sobre todo, las muertes!!! ¿Se nota que estoy emocionada? ¡Me encanta este fict! Este es el capítulo más largo que he escrito en mis doce años de vida ^_^ ¡Y la historia me da la sensación que llegará a ser más larga que la Academia Prakigam! Les juro que sí!!!

¿R/H o H/Hr? O_O (espero sus opiniones) Les prometo a los H/G que en el siguiente Cáp. empezaran a sentir a Ginny, paciencia!!! _ ¿Quién es la enamorada secreta de Harry? Me parece que es demasiado obvio U_U Los que leyeron la versión anterior (o sea, la no revisada de este capítulo) tenían una pista más, pero la borré ya que era súper obvio. Ahora ya cuesta más... ¿no? ¿Qué les parecieron mis poesías? Son dedicadas a mi amorcito Romulo!!! *_* (lo que hace el amor, ¿no?) No conozco a muchas personas H/C (Harry + Cho) pero igual aviso que también habrá un poco. ¿Qué habrá pasado con el CFHP? (Club de Fans de Harry Potter) ¿se quedarán con los brazos cruzados? ¡NO! Ja Ja. Esto se pone divertido, caramba!!! Ja Ja. ^_^

Ya llega la acción. Uds. saben que lo mío es el romance... pero no todo el corazoncitos en este fict, no se preocupen. Ya en el Cáp. 9 hay un poco de acción y creo que en el Cáp. 10 ya habrá alguna muerte... capaz para el Cáp. 11. Mm, veré. Lo que sí, habrá muertes!!! ^_^ (creo que no están acostumbrados a que en mis ficts haya muertes, pero necesito angustia y acción así que me conformaré con unas cuantas muertes... uff) U_U

¡Una cosa más! Los premios anuales de HA (www.harryargentino.com): Harry Potter y el Destino del Heredero está nominado para mejor fict no terminado... si les gusta... ¿podrían votarlo, pliss? Y de paso, me votan a mí como mejor escritora de ficts menor a 16 años!!! Je Je. Y como de pasadita, votan a la Academia Prakigam como mejor fict terminado ja ja. Creo que pido demasiado... bueno, vótenme si quieren, y sino... bue, no problem. ^_^

Gracias por todos los e-mails y reviews. Me dan animo para seguir escribiendo ^_^ Sigan mandando, si quieren. Pero recuerden que me voy de vacaciones (casi todo el mes de Enero)y bueno... no me conectaré y no contestaré mensajes hasta el mes de Febrero. U_U ¡Tengan piedad de mí! T_T En cambio, los reviews no me caen mal... ¡todo lo contrario! Prefiero r/r a mensajes electrónicos... no ocupan tanto espacio!!! y los puedo contestar por mis ficts ^_^
Felices fiestas y un abrazo a todos, espero sus r/r,

~ Parvati ~