PARTE 9

A la mañana siguiente, Ron Weasley se levantó para comenzar con sus clases de nuevo. Le sorprendió ver que su mejor amigo Harry no lo había esperado para bajar a desayunar. Si preocuparse mucho por este hecho, pensando que su amigo estaría en la sala común, se vistió velozmente, se peinó un poco (lo necesario) y bajó a la sala común, donde se encontró solamente con Hermione. Como siempre, la muchacha estaba leyendo un libro, que por la cara de Hermione estaba súper interesante, pero Ron ya conocía demasiado bien a Hermione para creerse ese cuento.

- Hola, Herm- saludó el pelirrojo con una sonrisa alegre.
- ¿Qué tal, Ron?- preguntó Hermione sin sacar la vista del libro que estaba leyendo.
- Bien... ¿Has visto a Harry?- dijo Ron luego de echar una mirada a la sala común.
- Todavía no bajó- contestó Hermione todavía leyendo.
- No, si que bajó. No está en la habitación- le contradijo Ron. Hermione, por primera vez, levantó la vista hacia Ron.
- Seguramente ya está desayunando y nosotros esperándolo, vamos- comentó ella levantándose y dirigiéndose hacia la salida de la sala común.
- Como mande, jefa- bromeó Ron.

Al entrar al Gran Comedor, vieron instantáneamente a Harry en la mesa de Gryffindor hablando con Ginny Weasley y Colin Creevey (N/A: ¿Qué esperaban, a Malfoy?) Ron y Herm se miraron extraños y se acercaron.

- ¿En serio crees que mi hechizo es bueno, Harry?- preguntó Colin con voz desconfiada.
- Si ya has logrado vencerlo, es bueno- aprobó Harry- me acuerdo que tardé en vencerlo, el año pasado.
- ¿Sí? Pues, yo doy la parte explicativa y Colin da la parte práctica- informó Ginny- no me sale bien el hechizo, por más que lo intento.
- Recuerdo que yo tuve que hacer el trabajo con Dean Thomas. Yo daba lo práctico y Dean lo explicativo... - Harry puso cara de dolor- reprobamos- Tanto Colin como Ginny rieron.
- ¿De qué hablan?- preguntó Hermione, pero no obtuvo respuesta. Harry le estaba contando a Ginny y a Colin algo sobre el encantamiento Skuge y ninguno de los tres se fijó en ella ni en Ron.

Tiempo después, Colin se retiró de la mesa, argumentando que tenía que repasar para Encantamientos. Parecía haberle agarrado miedo a la lección luego del relato de Harry. Aunque no por eso, Harry y Ginny pararon de hablar. La pelirroja atendía a cada palabra que decía Harry muy interesada y asentía, luego de dar su opinión.

Hermione sintió algo extraño. Había notado la mirada que le mandaba Ginny a Harry... esa mirada de...

¡No puede ser!- pensó Hermione mirando pasmada a Ginny

Esa mirada era de enamorada. Y lo peor es que Harry no se había percatado de eso y seguía hablando con Ginny como si fuera su mejor amiga. Hermione sentía nauseas... no, no eran nauseas lo que sentía, eran celos, celos de que, por primera vez, Harry no se hubiera dado cuenta de su presencia y no hubiera fijado sus pensamientos en ella, sin dejarla nunca de lado. En cambio, esa vez, Ginny gobernaba sobre Harry. Esa vez, Harry hablaba con la hermana de Ron sin importarle los demás. Sin importarle... nada más que Ginny. Ginny Weasley estaba ocupando su lugar.

Ron, por otra parte, miraba a su mejor amigo y a su hermana con aire divertido. Se había percatado de la mirada de Ginny, pero él, en cambio, no tenía porque sentir celos, pero si sintió nauseas.

- Oigan, tortolitos, ¿pueden integrarnos a vuestra fabulosa conversación?- dijo Ron riéndose.
- No somos tortolitos, Ronald- contradijo Ginny con el entrecejo fruncido- puede que tú con Hermione lo seas, - ante esto, ambos se sonrojaron y, Ginny y Harry soltaron algunas risitas- pero Harry y yo sólo estamos comentando el hechizo Skuge, el cual no me sale nada bien. Harry me estaba explicando como aprendió él a manejar el hechizo. ¿Algún problema con eso?- dijo con voz amenazadora.
- Ah, mira vos... - susurró Ron sin creerle una palabra.
- Entonces, ¿qué sucedió con el árbol, Harry?- preguntó Ginny mirando de reojo a Ron, pero retomando la conversación.

Harry en ningún momento le dirigió la palabra a sus amigos. Se pasó todo el desayuno hablando con Ginny sobre el encantamiento y ayudándola a aprenderlo. Ron no le dio la mínima importancia, pero Hermione, aunque no quisiera admitirlo, se comía en celos. No había hecho más que insultar mentalmente a la pelirroja en todo el desayuno y mirarla asesinadamente.

Una suerte fue para Hermione que, diez minutos después, tuvieran que ir a Pociones. Harry se despidió de Ginny, deseándole suerte con la evaluación de Encantamientos, y volvió a percatarse de sus amigos. Ron se pasó todo el camino a las mazmorras burlándose de Harry y Ginny, pero Harry reía con él, como sino no le importara. Eso sorprendió a ambos amigos.

En Pociones, Snape ordenó que se pusieran en grupos de a dos, los mismos integrantes que la clase anterior. Así que Harry tuvo que soportar a Malfoy nuevamente.

La clase de Pociones no resultó agradable para nada. Malfoy parecía haber olvidado todo, como si le hubieran aplicado un hechizo de perdida de memoria. Draco se la pasó hablando de Voldemort y sus mortífagos (Harry lo escuchaba por sí se le iba la lengua y soltaba algo de utilidad) como en la clase anterior de Pociones. Por lo menos no se insultaron, pero soportar dos horas hablando de ataques, marcas tenebrosas y demás... Harry tuvo que resistirse para no ponerle un bezoar en la boca y así se callara. No podía hacerlo callar, porque cada vez que lo intentaba, Malfoy hablaba más de eso. No podía sacar la varita y partirlo ahí nomás porque ya veía su sexto castigo con Snape. Además, el profesor de Pociones parecía leer sus pensamientos porque cada vez que Harry rozaba con la mano su varita en el bolsillo de la túnica, Snape pasaba por ahí para ver la poción de ellos. ¡Cómo le hubiera gustado a Harry lanzarle un maleficio a Malfoy y a Snape, cuando él volvió a decir su famosa frase: "Excelente poción, señor Potter, señor Malfoy. Hacen una excelente combinación, un excelente grupo. Capaz... si se unieran, llegarían a ser algo..."!

Cuando salieron de Pociones, evitaron a toda costa encontrarse con Malfoy, sobre todo Harry quien ya no lo soportaba. Pero Hermione hubiera preferido encontrarse a Malfoy que a Ginny en la mesa de Gryffindor. La Srita. Weasley comenzó a contar a Harry su exposición en la clase de Encantamientos. Según lo que entendieron Ron y Hermione, le había ido excelente, gracias a las explicaciones de Harry.

Hermione, trató de disimular, hablando lo más tranquilo posible con Ron sobre Pociones. Pero por más que quisiera, el tono que empleaba Ginny daba a entender que acababa de salir de la guerra y el tono que le respondía Harry era de admiración incontenible. Eso ya era demasiado para ella...

- ¡Ya basta!- gritó Hermione poniéndose de pie. Toda la mesa de Gryffindor volteó a verla y, Ron, Ginny y Harry la miraban atónitos. El silencio en la mesa de Gryffindor fue cuestionado por las demás casas y los profesores.
- ¿Qué sucede, Hermione?- preguntó Ron lo más bajo que pudo al ver que casi todo el salón estaba al pendiente de ellos.
- ¡Olvidé un libro en la sala común!- mintió Hermione roja de la vergüenza. Ginny y Harry la miraban con la boca abierta, aunque por la expresión de Ginny, parecía estar aguantándose la risa- Iré a buscarlo, los veo luego en Cuidado de las Criaturas Mágicas- y salió casi corriendo del Comedor, ante la mirada pasmada de todos los presentes.
- Iré con ella- informó Ron comenzando a siguiéndola- ¿vienes, Harry?
- No, todavía no terminé de almorzar, luego los alcanzo- dijo Harry todavía shokeado.
- OK- Ron salió del Gran Salón y todo volvió a la normalidad.
- ¿Qué me decías de Colin, Ginny?- preguntó Harry para retomar la conversación, luego de que Ginny no aguantara más y soltara una risita.

Luego de un rato de estar hablando, Harry se percató de que alguien no le quitaba los ojos de encima (además de Ginny) Miró extrañado hacia arriba, hacia la mesa de profesores. Quedó boquiabierto al ver a Remus y a Lidia en aquella mesa, al lado de Dumbledore. Ambos lo miraban sonrientes. Harry tuvo la insólita idea de bajar la vista hacia abajo, donde vio a un perro negro, babeándole los zapatos.

- Hocicos... -susurró. Ginny le miró estupefacta.
- ¿Qué, Harry? Te estoy hablando de las Acromántulas y me saltas a hablar de los hocicos...
- No, no, Ginny. Luego te digo. Me tengo que ir, tengo Cuidado de las Criaturas Mágicas, y tengo que buscar a Giltred- se excusó Harry, viendo que el perro le señalaba con la pata la salida- te veo a la tarde- se levantó y salió del Comedor rápidamente con el perro pisándole los talones.

Se dirigieron al aula de Encantamientos, que era la más cercana. Cuando Harry cerró la puerta, Hocicos volvió a su forma humana: Sirius.

- Hola, Sirius, ¿cómo estás? ¿Sucede algo malo?- dijo Harry preguntándose que había hecho esta vez.
- Quiero que hablemos, Harry- dijo Sirius mirándolo fijamente.
- ¿Sobre qué, si se puede saber?
- ¿Por qué el escándalo en el almuerzo?- preguntó Sirius bastante interesado.
- No sé, estaba hablando con Ginny sobre el encantamiento Skuge cuando Hermione salta gritando que ya terminara. Ni idea que le pasaba a Hermione... - en ese momento entraron en el aula Remus y Lidia.
- ¿Qué tal, Harry?- preguntaron al mismo tiempo. Se miraron desafiantes por un minuto y luego rieron alegres.
- Bien... - dijo Harry, pensando cuantas veces le habían preguntado lo mismo.
- ¿Seguro que no tienes idea de lo que le pasó a Hermione?- preguntó Sirius como si ni Lupin ni Lidia hubieran interrumpido la conversación. Algo en la voz de Sirius le hacía sentir incomodo.
- Bueno... supongo que sabrás que nos peleamos hace dos semanas por lo sucedido en el duelo... - Sirius asintió, Lidia y Remus lo escuchaban en silencio- Ayer nos reconciliamos...
- ¿Cómo?- preguntó Remus.
- ¿Qué?- preguntó Harry confundido. ¿A qué se refería Remus con su "cómo"?
- ¿Cómo se amigaron?- aclaró Remus.
- Pues, Hermione se disculpó por su actitud en el duelo y me dijo que lo hacía para que nuestra amistad no se rompiera por su culpa.
- ¿Nada más?- preguntó Sirius fulminándolo con la mirada. Harry estaba atónito. ¿Acaso sabía que...? No, no, no.
- No- dijo Harry desviando disimuladamente la mirada- Tengo Cuidado de las Criaturas Mágicas dentro de cinco minutos y tengo que llevar a Giltred- ante la cara de confusión de los tres adultos, aclaró- estamos cuidando fénix en grupos y nuestro fénix es Giltred. Así que... tengo que irme
- Ve- dijo Sirius con voz que a Harry le pareció algo desilusionada.

Tras salir del aula, suspiró con resignación. Era su vida, era su secreto. Por el momento no le contaría a nadie lo sucedido. Sabía que era lo que había provocado a Hermione, pero Harry también sabía que ella era muy inteligente para dejarse llevar por los celos.

Caminó rápido hacia la sala común, la cual estaba desierta. Subió a la habitación, donde encontró a Giltred, esperándolo. Se dirigió a él y le ofreció su brazo para posarse en él mientras se dirigían a la cabaña de Hagrid.

- Te extrañaré, Giltred- le sonrió Harry- pero debes comportarte bien con tus otros dueños, ¿sabes? No sólo yo soy tu dueño, también lo son Ron, Hermione y... Malfoy.
- No podremos hablar, eso me molesta- dijo el fénix cuado ya estaban en los terrenos del castillo.
- Nos veremos en las clases, tranquilo- Pero Harry dejó de hablar porque Rubeus Hagrid se acercó a él.
- ¿Qué tal, Harry? ¿Todo bien con el fénix?
- Si, todo bien- contestó Harry sonriendo.
- ¿Cuál es el nombre?- dijo el semi gigante acariciando al ave.
- Giltred- contestó Harry. En ese momento, aparecieron Hermione y Ron que se acercaron a él. Luego de un rato, los Slytherin hicieron su aparición. Malfoy tuvo que unirse al grupo.

Esta vez, tenía que aprender a alimentarlo bien y cuidarlo como era debido. Mientras dos se encargaban de eso, los otros dos tendrían que relacionarse con el fénix.

Muchos tuvieron problemas con esto. Al tener que alimentarlos, muchos de los fénix huían o no comían lo que les daba (N/A: Por miedo a que tuviera veneno, ja ja), pero Giltred no estaba entre ellos. Otros, se negaban a convivir con sus dueños intensamente. Cuando los fénix comenzaban a huir, muchos tuvieron que penetrarse al bosque prohibido en busca del fénix perdido. Pero Giltred no hacía nada de eso, para la sorpresa de Ron, Hermione y Draco. Pero la verdadera versión era que Harry y el fénix no se quitaban los ojos de encima, cuidando los movimientos del otro. De vez en cuando hablaban, pero eran conversaciones de segundos.

- Bien, hay que admitir que Giltred es un buen chico- dijo Ron al final de la clase. Harry miró burlón al fénix- ¿Quién se quedará con él ahora? Harry lo tuvo todas las vacaciones, así que alguno de nosotros tres- dijo refiriéndose a Hermione, él y Draco.
- Yo- dijo Malfoy en tono amenazador. Tanto Harry como el fénix lo miraron con mala cara.
- ¿No lo matarás de hambre, no, Malfoy?- preguntó Ron desconfiadamente.
- No tanto como tú, Weasley, tú no lo podrías mantener- dijo Draco mirando malignamente al ave.
- Solo espero que el fénix aparezca vivo la clase que viene, Malfoy- dijo Harry mientras acariciaba al pobre fénix, que lo miraba suplicadamente- y no te atrevas a hacerle daño.
- Si lo hago, no tienes modos de darte cuenta, Potter- dijo burlonamente Malfoy
- Tengo maneras de darme cuenta, Malfoy, aunque tú no las creas- dijo Potter mirando fijamente a Draco. Ron y Hermione intercambiaron miradas y miraron extrañados a Harry. Malfoy simplemente no le hizo caso.
- Ya sabes que hacer si eso ocurre, Giltred- susurró Harry sin que nadie lo escuchara, salvo el fénix.

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- ¿Creen que volveremos a ver al ave con vida?- preguntó Ron cuando caminaban hacia Transformaciones.
- No bromees con eso, Ron- dijo Hermione- lo único que espero es que Giltred no aprenda los malos hábitos de Malfoy- Harry iba en silencio. Él creía saber cuales eran los malos hábitos de Malfoy, pero Giltred era demasiado fiel a Harry. Lo que más le preocupaba a Potter es que Malfoy pudiera usar al ave para herirlos a ellos o sacar información, capaz...
- ¿Cuáles hábitos?- preguntó Ronald.
- Sabemos que Malfoy es un mortífago- susurró Hermione- ¿te imaginas si usara al fénix para sustraernos información?
- Malfoy no habla el idioma fénix, Hermione- razonó Ronald- si aunque sea alguno de nosotros hablara ese idioma, - Harry empezó a toser, tratando de ocultar una sonrisa- podríamos nosotros sacarle información a Malfoy... ¿Te encuentras bien, Harry?
- Nada de que preocuparse, Ron- dijo Harry. ¿Debía contarles que hablaba con los fénix? Era su vida, eran sus secretos... (N/A: me gusta esa frase... seguramente sea la que caracteriza este capítulo ^_^)

Llegaron al aula de Transformaciones enseguida. Volvieron a ver a los Slytherin, pero Malfoy ya no llevaba a Giltred. McGonagall los hizo sentar como la clase anterior, o sea, nuevamente con Malfoy.

- Creo que durante muchos meses, tendremos que soportarnos un día entero- bromeó Draco mientras se sentaba al lado de Potter.
- JA JA JA, ¡Qué divertido, Malfoy, me muero de la diversión!- exclamó Harry sarcásticamente.
- La vida no es precisamente diversión, Potter, pensé que eso ya lo sabías... especialmente tú- dijo el Slytherin lentamente.

Suerte fue para Harry que ahora Malfoy no se atrevía a hablar de Voldemort, estando Minerva muy cerca de ellos. McGonagall había solicitado que transformaran los pupitres en animales no muy peligrosos, aunque tampoco muy fáciles de convertir.

- Bueno, mi estimado compañero- dijo Draco sarcásticamente, sacando la varita y señalando al banco- ¿en qué lo transformamos? Yo digo en un basilisco- Harry lo miró seriamente.
- Ni lo sueñes, Malfoy. Digo NO PELIGROSOS, el basilisco tiene miles de maneras de matar, y no es precisamente el mejor momento para mí, para luchar nuevamente contra semejante bestia. ¿Qué te parece un vacuno?
- Ya tenemos una, Potter- dijo Malfoy señalando a Hermione, quien trabajaba con Pansy Parkinson.
- Di algo coherente en tu vida, Malfoy- dijo Harry, quien no sabía dónde meter su odio.
- Mm, ¿algo inofensivo? Una cebra, ¿contento?
- Perfecto- asintió Harry sacando la varita. Al mismo tiempo, señalaron el pupitre y exclamaron: - Transformus corpus- una luz azul marina salió de ambas varitas y tocó el pupitre, que empezó a brillar intensamente.

El pupitre se transformó en una cebra adulta. Parecía un caballo con pelaje blanquecido con rayas negras. Pero la transformación había resultado perfecta. A la vista, no tenía ningún defecto. McGonagall, que pasaba por ahí, les sonrió con satisfacción mientras examinaba al animal, buscando algún error en la transformación. No, no tenía ningún defecto.

- Excelente, quince puntos para cada casa. Ahora, vuelvan a transformar este animal en el pupitre- volvieron a hacer el mismo procedimiento, y todo quedó normal- excelente. Sigan haciendo transformaciones- Malfoy miró a la profesora con aburrimiento.

Durante la siguiente media hora, nada anormal ocurrió, para la sorpresa de Harry. A la salida, Hermione y Ron se acercaron a él para planear lo que harían esa noche.

- Vamos a la biblioteca para terminar el trabajo de Pociones, ¿vienes?
- No, ya lo he terminado...
- ¿Cuándo? No tuviste tiempo... - dijo Ron mirándolo extrañado.
- Durante la clase de Pociones. Malfoy y yo terminamos súper rápido la poción y aprovechamos para hacer los deberes- dijo Harry sin darle importancia- Además, tengo que hablar con Sirius- mintió.
- OK, nos vemos en la cena- Ronald y Hermione se retiraron aún mirando extrañados a Harry.

Harry, luego de asegurarse que sus amigos no lo vieran, se dirigió misteriosamente al despacho de la profesora Minerva McGonagall.

Tocó la puerta del despacho antes de ingresar con el "adelante" de la profesora. Minerva se asombró de ver a Harry allí. Su expresión parecía preocupada.

- ¿Sucede algo malo, Sr. Potter?- preguntó la profesora de Transformaciones sacando la vista de sus trabajos.
- Nada de lo que usted deba preocuparse, profesora- le tranquilizó Harry tomado asiento, como la profesora le indicaba- solamente quiero pedirle permiso para sacar un libro de la Sección Prohibida- Minerva lo miró con los ojos como platos.
- ¿Se puede saber qué libro?
- "Transformaciones Humanas"- contestó Harry inexpresivamente
- ¿Para qué necesita ese libro?- preguntó McGonagall seriamente.
- El Prof. Dumbledore me ha puesto un entrenamiento para transformarme en animago, profesora, y necesito leer el libro para sentirme más tranquilo.
- Entonces, ¿por qué no le pide al profesor Dumbledore el permiso?
- Porque ya me ha dado permiso para varios libros y Madam Prince va a terminar pensando que falsifiqué la firma del Profesor- contestó inteligentemente Potter- además, este libro pertenece al área de Transformaciones y me parece correcto pedírselo a usted.
- Tiene razón, Potter- dijo McGonagall tomando un pergamino- pero con unas condiciones
- ¿Cuáles condiciones, Profesora?
- Que dentro de tres semanas vengas aquí y me muestres tu excelente transformación, Que tu transformación sea evaluada en los EXTASIS y... - miró a Harry muy seriamente- que no la utilices para romper las normas del colegio, que ya tienes demasiadas rotas.
- De acuerdo, Profesora, tenemos un trato- sonrió Harry satisfecho- además, últimamente no he roto tantas reglas... - la profesora rió.
- Eres igual a James- dijo ella mientras escribía en el pergamino:

Yo, Minerva McGonagall, Profesora de Transformaciones y subdirectora del colegio, autorizo al Sr. Harry Potter a retirar el siguiente libro de la sección prohibida de la biblioteca: "Transformaciones Humanas"

- Aquí tienes, Potter, espero que lo uses responsablemente y... - comenzó a decir la profesora entregándole el pergamino.
- ¿Puede cortar el discurso, profesora? Es que todavía tengo que hacer los deberes de Transformaciones y... - la profesora le sonrió, algo poco común en ella.
- Puede retirarse, Potter. Y recuerde el trato, dentro de tres semanas se presenta en mi despacho. ¿Entendido?
- A sus ordenes, jefa- dijo Harry sonriendo mientras salía del despacho. Guardó el valioso pergamino en su bolsillo y comenzó a caminar escaleras abajo.

Cuando entró en la biblioteca, vio a Hermione y Ronald en una punta entre montones de libros sobre Pociones. No les hizo caso (ellos no lo habían visto) y se dirigió hacia Madam Prince, la bibliotecaria. Cuánto antes saliera del lugar, mejor. Le entregó los tres pergaminos: el de Minerva McGonagall ("Transformaciones Humanas"), el de Mundungus Fletcher ("Como cuidarse de uno mismo") y el de Flitwick ("Hechizos, encantamientos, maleficios, maldiciones y demás") Madam Prince lo miró extrañada durante unos instantes mientras registraba que las firmas no fueran falsas y buscó los tres libros autorizados. Luego de esperar unos minutos, Harry guardó los tres libros (digamos que cada uno tenía 600 páginas...) en la mochila y salió de la biblioteca sin mirar en ningún momento hacia sus amigos.

Al salir de la biblioteca, algo que no esperaba sucedió. Una voz, una voz capaz de helar la medula ósea, una voz ponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo. Harry ya conocía de quien provenía: de una serpiente. En segundo año, su experiencia con el basilisco le dejó claro que las serpientes no eran mascotas muy divertidas y para nada fieles.

- Huelo sangre gloriosa, llena de poder... tanto tiempo en su búsqueda...

Escuchó con atención. Iba hacia abajo, hacia las mazmorras. Sin pensar en lo que hacía, empezó a correr hacia las mazmorras. Traspasó corriendo el vestíbulo como un rayo siguiendo los susurros casi inaudibles.

- Ha llegado la hora de la verdad... ahora sabremos a donde pertenece... su sangre tan gloriosa y llena de poder...

Una figura era divisible casi en el final del pasillo, parecía caminar tranquilamente. Comenzó a correr más rápido, con el corazón en la garganta. Debía detenerlo, ahora la voz sonaba más cercana, demasiado cercana.

- ¡Detente!- gritó a la figura. Capaz no llegaría a cruzar la esquina si seguía caminando. La figura se dio vuelta con una sonrisa maliciosa y Harry lo reconoció enseguida por su cabello intensamente rubio.
- ¿Qué haces caminando por las mazmorras de Slytherin, Potter?- preguntó Draco Malfoy sonriendo maliciosamente. Harry frenó en seco con un sudor en su frente- ¿acaso buscas la sangre gloriosa y llena de poder?- entonces, Harry se dio cuenta. Era una trampa.
- Maldito seas, Malfoy- susurró dándose vuelta y empezando a caminar, pero Malfoy se aferró con fuerza a su muñeca, haciéndole daño.
- No te irás. Tú has venido a la boca del lobo, Potter, y te enfrentarás a ella solo por tu estupidez. ¿Creías que la serpiente iba a matar a alguien? Esa época ya pasó, Potter, te has quedado atrás- se burló Malfoy.

- Ha llegado la hora de la verdad...

- ¿Sabes el idioma de las serpientes, pársel?
- No, pero mi señor me avisó... - sonrió Malfoy malignamente.
- ¿Voldemort? ¿Qué tiene que ver él con esto?
- Más de lo que tú piensas, Potter. Caerás en sus manos dentro de poco, ya no hay vuelta atrás. Te entregaste a Voldemort, Potter...

- Ahora sabremos a donde pertenece...

- Solo dices estupideces, Malfoy, ¿yo, entregarme a Voldemort? Sería lo último que haría en mi vida... - sin que se diera cuenta, Harry había agarrado su varita y se apresuró a lanzar algún hechizo, el primero que cruzó su mente- Expelliarmus!- Malfoy salió lanzado unos cinco metros, chocando contra la pared. Harry aprovechó y comenzó a correr nuevamente hacia arriba.

- Su sangre tan gloriosa y llena de poder...

Harry no le hizo caso a la serpiente. Siguió escuchándola mientras subía hacia el vestíbulo. Siempre repetía lo mismo y Harry sentía como a través de las cañerías (suponía) la serpiente lo seguía. Al llegar al vestíbulo, con todos los alumnos charlando y riendo, la voz se dejó de escuchar. Dejó de correr, pero no pensaba cenar. Todo el apetito se le había ido y decidió ir a la sala común.

Tras darle la contraseña a la Dama Gorda (corazón de león) entró a la sala de Gryffindor, que para su extrañeza estaba totalmente vacía. Seguramente todos estarían cenando...

Subió a su habitación y se puso ropa normal. Algo llamó su atención: su túnica había quedado algo manchada de sangre...

- ¿Manchada con sangre?- murmuró Harry mientras examinaba la túnica. No recordaba haberse herido o algo por el estilo... ¿de dónde la sangre, entonces?

Dejó la túnica sobre la cama decidido a que era una estupidez preocuparse por algo así y volvió a bajar a la sala común, aún con la respiración algo agitada. Pero a la mitad de la escalera, algo le congeló la respiración. Sus ojos quedaron como platos...

Enfrente de él Hermione Granger y Ronald Weasley se estaban besando apasionadamente.

~~~~~ ¿Qué les parece si vemos como Ron y Hermione llegaron a esto? ~~~~~

- Últimamente Harry ha estado muy extraño- dijo Ron cuando entraban en la sala común.
- Si, ha dejado de hablarnos, de contarnos sus secretos, sus temores... ¿tú crees que algo malo le está pasando?- preguntó con preocupación Hermione mientras se sentaban en los sillones. La sala común estaba vacía, todos estaban cenando.
- No lo sé, Herm, pero me preocupa... mira, por ejemplo, ¿no quedamos en vernos en el Gran Comedor? ¡No se apareció en ningún momento de la cena!
- Si... anda a saber donde andará- comentó Hermione preocupada.
- De todas formas, quiero hablarte de otra cosa... no sé sí más importante que Harry pero...
- Dime, Ron
- Hermione, ¿tú te acuerdas de esa noche en que me declaré?- dijo Ron sonrojado mientras tartamudeaba.
- Si... - contestó Hermione también sonrojada, sin saber a donde quería llegar con eso.
- Quiero pedirte... quiero pedirte una respuesta- Hermione se quedó atónita. ¡Lo que le faltaba!- ¿Quisieras ser mi novia?

Hermione no sabía que contestar. No sabía si amaba a Ron o a Harry. No sabía a quien prefería. Harry le había pedido que olvidase todo lo dicho y sucedido, y parecía que el joven Potter estaba decidido a olvidarla... después de su escenita con Ginny Weasley, la hermana de Ron. Hermione recordó el almuerzo y sintió nuevamente los celos. ¿Y sí...?

Por otro lado, Ron la quería, no quería olvidarla. La amaba de verdad. ¿Por qué desperdiciarlo si Harry quería olvidarla para siempre?

- Por supuesto- sonrió tiernamente mientras se acercaba a Ron lentamente.

Por segunda vez, sus labios se juntaron pero esta vez no se separó de ellos. Esta vez ella también lo besaba apasionadamente buscando en ellos el amor tan deseado...

La Dama Gorda se abrió, pero ellos no le dieron importancia a este hecho. Estaban demasiado ocupados para importarle eso.

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¿Por qué ese odio, esos celos, esos sentimientos negativos? ¿Él no había deseado que Ron, su mejor amigo, tuviera de novia a Hermione, sabiendo perfectamente que él no estaba destinado a recibir amor? ¿Por qué tuvo que verlo? No hubiera sido tan doloroso si ellos se lo hubieran contado... capaz... sabía que nunca volverían a ser el trío problemático de Hogwarts. Con Hermione y Ron de novios, él aparte, con sus celos y sentimientos negativos... no podría ver a Ron sin tener ganas de matarlo y no podría ver a Hermione sin contener las ganas de recuperarla. ¿Por qué esos sentimientos? ¿Por qué los celos si él había decidido que todo quedara en silencio para que esto que sucedía no sucediera? ¿Por qué tenía que haberse enamorado de Hermione?

Se dio vuelta entre las sabanas. Eran las dos de la mañana y todavía estaba pensando en eso.

- Hay muchos peces en el mar, Harry

Pero ningún pez sería como Hermione. Pero él lo había querido así. Trataría de no interferir en la relación de Ron y Hermione, y eso significaba alejarse de ellos lo más posible. Mantenerse aislado, como había estado recientemente. No sería tan difícil, además, ellos mismos se alejarían de él, sobre todo Hermione, quien seguramente no querría que dejaran de ser amigos. Salvo que Hermione quisiera darle celos... pero Hermione no era de esa clase de personas... ¿o sí?

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A eso podían llamar pasillos desiertos. Solamente porque era el desayuno. Bah, el desayuno... no tenía hambre y paseaba por los corredores en busca de... ¿consuelo? No... recordaba los buenos momentos pasados con sus dos amigos, pero a partir de cuarto año habían dejado de ser aventuras. Todo había cambiado.

Recordaba quinto año, el profesor Dumbledore le había ordenado estrictamente estar siempre acompañado de sus amigos y no salir durante las noches con la capa invisible, por su propia seguridad. Eso había llegado a alterarlo, ya que ninguno de sus dos amigos lo habían dejado nunca solo y siempre habían andado mirando cada paso que daba.

En sexto año, habían dejado de ser el trío para pasar a ser el cuarteto. Amanda Ruiz, una española que se había cambiado del colegio por asuntos personales, había resultado ser la mejor amiga de Hermione. Pero lamentablemente, a fines del año pasado, Amanda murió en manos de lord Voldemort en el enfrentamiento con el mismo. Aunque Harry no lo recordaba con claridad, no recordaba que era lo que había sucedido con detalles... solamente que Voldemort la había matado... extraño...

Sintió una sacudida en el estómago al recordar a la bella muchacha. Su cabello rubio, lacio y reluciente, con ojos celestes brillantes y tez blanca, mirada tierna y reconfortante. Había sido una chica muy popular, inteligente y aventurera, todos los chicos la habían seguido. Pero ella solamente se había preocupado por Ron y Harry. Durante sexto año, Harry había pensado estar enamorado de Amanda. Por eso le había dolido más que a nadie su muerte. No le había confesado nunca sus sentimientos a Amanda, no había tenido ni el valor ni la oportunidad de hacerlo, y nadie sabía que él había gustado de ella, ni siquiera Sirius. Ese era uno más de sus secretos, en realidad el más profundo de todos. No sabía como había logrado superar su muerte, resultó ser un día para el otro... pero no lo recordaba. Le parecía bastante extraño estos hechos...

A principios de séptimo año comenzó a sentir diferente la presencia de Hermione en su vida. Esto llegó a resultar amor... capaz eso era lo que había ayudado a Harry a superar la muerte a Amanda Ruiz. Capaz por eso le dolía tanto lo de Hermione y Ron, porque ahora tenía que soportar el peso de la muerte de Amanda, capaz su alma gemela, la persona por la cual capaz había estado destinado, y la relación de Ron y Hermione...

Se obligó pensar en otra cosa. Había evitado todo el año pensar en Amanda, pero al dar una vuelta por sus recuerdos, le era imposible pasarla de largo. No podía comparar el amor que había sentido (¿o sentía?) Por Amanda con el amor que sentía por Hermione. Eran diferentes. Ellas habían resultado notablemente diferentes, a pesar de ser sumamente unidas y las mejores amigas. Amanda siempre en aventuras y líos, detestaba las normas. Inteligente, pero odiaba los libros. Popular por su sobresaliente personalidad e ilimitada belleza. Había encajado excelente en el trío de Hogwarts.

Tragó saliva, para sacarse el sabor amargo. Decidió tomar un poco de aire fresco...

El lago le traía tantos recuerdos... ¿dolorosos o hermosos? Mm... se dejó caer allí. Unas lagrimas inundaron sus ojos verdes. Tanto dolor... tanto sufrimiento... ¿por qué todo a él? ¿Por qué tuvo que morir Amanda? ¿Por qué se había enamorado de Hermione? ¿Por qué Voldemort insistía en su poder? ¿Por qué había confiado en el estúpido de Malfoy? ¿Por qué...? Hubiera podido seguir enumerando situaciones que lamentaba con todo su ser. Sobre todo la muerte de Amanda... si ella no hubiera muerto no se hubiera enamorado de Hermione y no estaría sufriendo tanto como ahora. No estaría solo... recordaba como en sexto año, Ruiz siempre lo había apoyado cuando la había necesitado, nunca lo había dejado solo. El lago había resultado ser el lugar preferido de Hogwarts de Amanda. Ella solía decir que el lago se llevaba todos los pensamientos negativos y relajaba los sentidos con solo mirar la suavidad del agua.

Se puso de pie, ¿por qué tenía que recordarla...?

- Porque todavía la amas, Harry, y la odias por haberte dejado solo y, sobre todo, por no haber podido decirle tus sentimientos por ella...

Pasó su mano por sus ojos, para sacarse las lagrimas. Lo que faltaba es que lo vieran llorar en el lago. ¿Ahora le importaba lo que los demás pensaran? No se sentía el mismo, no era el mismo desde hace mucho tiempo. Si, eso era verdad...

Caminó devuelta al castillo. Ese día la primera hora la tenían libre. El profesor Mundungus había tenido una reunión muy importante y no podía asistir a la clase y Snape también tenía reunión... una reunión llamada la orden del fénix.

Al entrar al castillo, la voz fría que había escuchado al día anterior comenzó a oírse lentamente. Hizo como sino escuchara nada y comenzó a subir las escaleras para llegar a la biblioteca y comenzar a leer esos libros que había sacado el día anterior. Pero... cada vez que subía la voz se escuchaba con mayor intensidad... ¿acaso la serpiente estaría arriba? Caminaba atento a cualquier movimiento...

- Este es el día de la verdad... sabremos dónde pertenece y la capacidad de su poder...

Si aunque sea pudiera sacarse esa voz la cabeza... pero no. Recordaba el accidente del día anterior con Malfoy.

Al ingresar a la biblioteca, había algunos alumnos de Ravenclaw de séptimo con los que cursaba Defensa Contra las Artes Oscuras. No les dio importancia y se sentó en una mesa totalmente separados de ellos. Fijó su atención en el ejemplar: "Cómo cuidarse de uno mismo". La lectura y los deberes eran lo único que lo sacaba del mundo real y dejaba de pensar en cosas absurdas. "Si absurdo puede llamarse el amor, el dolor..."

Una hora después, guardó el libro en la mochila y salió de la biblioteca. Dentro de unos minutos tendría Herbología...

- Ya no hay manera de escapar... ¡te tengo!

Harry elevó la vista al corredor. Algo se movía detrás de él... ¿darse vuelta y ver que había detrás de él o salir corriendo antes de averiguar que era? Suspiró sacando sus temores de su mente, recordando su espíritu de Gryffindor, y se dio vuelta lentamente.

Si hubiera tenido los libros en las manos, se le hubieran caído de la impresión. Evitó a toda costa ver los ojos amarillos de la gran serpiente. Un basilisco suelto en el colegio. ¿Nadie lo vio? ¿Nadie se había cruzado con esa asquerosa serpiente?

Sacó la varita con decisión y comenzó a correr en sentido contrario. Sentía que la serpiente lo seguía. ¿Adónde podía ir para que la serpiente lo siguiera y no causara daño a nadie? Encontró la respuesta al instante: La Cámara de los Secretos de Slytherin... pero estaba seguro que él no saldría con vida... Mientras la serpiente no hiciera daño a nadie más... arriesgaría su vida.

Bajó las escaleras corriendo, menos mal que todos los alumnos estaban en clase. El baño de Myrtle la llorona estaba del otro lado del segundo piso. ¿Cómo llegaría sin que nadie lo viese? Sentía demasiado cerca la piel del basilisco. Se dio vuelta y señaló al piso, sin elevar la vista, donde veía la piel verde la serpiente.

- Bolus Focus

Comenzó devuelta su carrera hacia el baño de chicas. La serpiente se había alejado un poco de él, ya no la tenía pisándole los talones.

¡Qué alivio fue llegar al baño sin cruzarse con nadie! Pero sabía que la serpiente todavía lo seguía, en busca de su sangre. Ignoró a Myrtle cuando ella lo saludó de forma bastante seductora y se dirigió al lavabo que tenía grabado una diminuta serpiente, la entrada a la cámara secreta.

- Ábrete

El grifo brillo con una luz blanca y comenzó a girar. Se exhibió una tubería grande, se metió dentro lo más rápido posible y se dejó caer para volver, luego de largos cinco años, a la Cámara Secreta.

Cuando tocó suelo, se apresuró a susurrar lumos para tener una vista más iluminada de la cámara. Nada había cambiado desde la primera vez que había pisado aquel túnel secreto. Comenzó a caminar con cautela. Llegar al salón principal era su objetivo. Ya sentía a la serpiente atrás de él.

Sin embargo, antes de llegar a la gruesa pared en las que estaban talladas las figuras de dos serpientes enlazadas, con grandes y brillantes esmeraldas en los ojos, vio que una criatura yacía al lado de la pared.

Levantó un poco más la varita para ver que criatura se trataba. Era un león. Tenía alrededor de 2m de longitud, con extremidades relativamente cortas y cabeza grande. De pelaje pardo ocráceo y, como era un macho, adornado por una melena.

Pero la criatura estaba bastante lastimada, con una herida profunda en el lomo. Harry sintió como si un gran poder recorriera su sangre. Sin saber por qué, se acercó al animal. Se inclinó y mientras tocaba la herida susurró inconscientemente:

- Panthera leo

Una luz roja intensa invadió la cámara. Harry tuvo que cerrar los ojos, pero a pesar de cerrarlos, seguía viendo el color intenso que traspasaba sus párpados. Al volver a abrirlos, el león no estaba apoyado en el suelo y la herida había desaparecido. El animal miró fijamente a Harry a los ojos. Caminó lentamente hacia él.

- Pensaba que estabas muerto, heredero- dijo el león, Harry tenía los ojos como platos Ahora los leones hablan... ¿en qué mundo vivimos?- pero no... - unas rocas cayeron del techo del túnel. Un ruido de destrucción detrás de ellos. La serpiente había vuelto a aparecer enfrente de Harry.

La serpiente estaba frente a ellos y los miraba amenazadoramente. Harry evitó a toda costa sus ojos, si la miraba se iría olvidando de la remota posibilidad de sobrevivir. Miró de nuevo la pared con serpientes incrustadas.

- ¡Ábrete!

El muro se abrió lentamente dejando a la vista el salón con estatuas. Harry se volteó hacia el león, que estaba tratando de distraer a la serpiente.

- Mejor pelear allí que aquí- susurró. La criatura asintió mientras se lanzaba hacia la serpiente para detener el ataque.

Ingresó corriendo al salón con estatuas de serpientes. Alzó la vista para volver a ver la estatua de Salazar Slytherin sobre él. Dejó de correr. Miró el rostro de Slytherin. Algo no le gustaba, algo había de distinto en la estatua desde la ultima visita a la cámara. Los ojos... brillaban de un color rojo como la sangre. ¿Acaso no era una estatua, cómo podían brillarle los ojos? Era sin duda su imaginación. ¿O Slytherin deseaba su sangre? ¡Cómo podía pensar eso!

Miró hacia atrás para ver que la serpiente y el león habían ingresado a la sala, pero seguían peleando, lanzándose hacia el otro animal.

Pero su atención no estaba en la feroz batalla, su vista volvía una y otra vez hacia Salazar Slytherin. ¿Por qué lo atraía tanto? Se acercó más a la estatua, sin quitarle los ojos de encima... estaba como hipnotizado por la energía que brotaba de la representación.

El brazo derecho empezó a arder desprevenidamente. ¿Qué significaba aquello? Todo era muy raro...

Saben que él estuvo a punto de ir a Slytherin... él pertenece a Slytherin...

Maldita pesadilla. ¿Por qué tenía que recordarla a cada momento? ¿Por qué...? ¡No pertenecía a Slytherin, no era un Slytherin, era un Gryffindor, el heredero de Godric Gryffindor! ¡Maldición!

Los ruidos de la batalla lo sacaron de su aturdimiento. Se dio vuelta para ver el estado de la situación.

El león estaba en el suelo, lleno de heridas provocadas por el basilisco. La serpiente parecía ya no tener ojos, pero se dirigía hacia el león con intención de devorárselo entero, sabiendo la posición del felino gracias a su olfato.

- No te atrevas ni a tocarlo- dijo Harry en pársel.
- Supongo que me detendrás- escuchó que se burlaba la serpiente.
- ¡Me buscas a mí!- gritó Harry lleno de furia. Algo dentro de él era lo que hacía esa ira.
- Enormus focus- gritó señalando con la varita a la asquerosa serpiente, antes de que esta llegara a morder al león. La inmensa bola de fuego que surgió del extremo de la varita de Harry dio de lleno a la criatura.

Caminó lentamente hacia el león, el cual no le sacaba la vista de encima. Al volver a tocar al felino, sus heridas curaron tras el destello escarlata. La serpiente se había recuperado del ataque de Harry, pero el muchacho esta vez no pensaba distraerse con ninguna estatua: la serpiente lo buscaba a él y se distraía con una estatua...

El basilisco huye del canto del gallopensó HarryPero no puedo convocar a un gallorió mentalmente ante la idea.

- Espadus actactem- como si una espada estuviera en las manos de Harry, él se lanzó hacia la serpiente y elevó el brazo. Un gran corte apareció en la piel de la serpiente, que chilló de dolor. Miró a Harry de manera amenazante. Estaba furiosa. Se lanzó hacia él nuevamente, pero Harry preparó su varita para contraatacar.
- Escudo- murmuró para defenderse del ataque- ¿Qué es lo que quieres?- preguntó en pársel.
- Tu sangre... tú eres Slytherin...
- ¡Mentira!
- En tu sangre vive el poder de Slytherin, debes venir a mí... debes ser fiel al señor
- ¡Ni que estuviera loco! ¡No pertenezco a Slytherin!

Otra vez el tema salía a debate en su mente. Una parte de sí estaba segura que pertenecía a Gryffindor y la otra no... ¿de dónde salía el poder de Slytherin? Serpientes... Artes Oscuras... ¡Maldición, Voldemort!

- Increment Dolorem- gritó de repente con un inmenso odio en su interior. Había entendido todo, maldito Voldemort...

La serpiente volvió a chillar de dolor, pero esta vez racionó más rápido de lo que Harry esperaba. Se lanzó sobre él, Harry hizo a tiempo de esquiarla pero...

Uno de sus largos colmillos venenosos del basilisco se hundió en la piel de Harry, en el brazo derecho, cerca de la marca de la serpiente. Él, lo más rápido que pudo, se arrancó el colmillo. La vista de le empezó a nublar mientras caía al suelo de rodillas tosiendo, el oxígeno comenzaba a faltarle y ahora la marca del brazo derecho no dejaba de hacerle presión.

El león se había encargado de la serpiente antes que esta pudiera devorarse a Harry aprovechando que estaba herido. Ahora, el reptil estaba en el suelo de la cámara, cubierto por sangre, su propia sangre. El felino se acercó a Harry velozmente y el muchacho escuchó que decía:

- Panthera leo

Ya no sentía tanto dolor, pero no se había ido totalmente. El veneno continuaba en su sangre, no le quedaba mucho tiempo... un ataque de tos le estaba jugando una mala pasada...

- Déjame presentarme- dijo el felino para la sorpresa de Harry- sirvo a Godric Gryffindor y a sus herederos. Sería una especie de protección, pero parezco más una mascota- Harry comenzaba a marearse.
- Lo mejor será que regrese al colegio- susurró. El felino asintió con cierta preocupación mientras caminaba hacia la serpiente casi muerta.
- Ve, yo me encargaré de que ya no moleste más...

Harry comenzó a caminar devuelta por el túnel, usando las pocas energías que le quedaban. Se detenía de vez en cuando y se apoyaba en la pared del túnel. ¿Por qué tenía que ser tan largo? El tiempo se le acababa...

Sentía el veneno en su sangre... los mareos no cesaban y todavía no entendía como podía estar de pie. Cuando llegó al comienzo de la tubería, se dio cuenta que no tenía un plan para llegar arriba. Algo le dijo que solamente se relajara... ¡Cómo si fuera tan fácil en un momento que su vida prendía de un hilo!

Cerró los ojos luego de un suspiró. Al abrirlos nuevamente, se encontraba en el baño de Myrtle la llorona, reiteradamente. Atrás de él, sintió que el lavabo volvía a la normalidad. Ni rastros que era la entrada de la cámara secreta. Myrtle estaba llorando, como siempre, sin darse cuenta de la presencia de Harry...

Salió del baño de chicas, pero sintió que su cuerpo ya no podía sostenerse. El veneno ya parecía recorrer todo su cuerpo, sacándole las pocas energías que tenía. Los mareos se volvieron más intensos, la vista se le nubló completamente y el brazo derecho ardió como nunca antes. Cayó al suelo frío, desmayado.

~~~~~~~~~~~~~

Mm, la muerte parecía muy interesante. ¿Era eso la muerte? ¡Qué buena pregunta! Lastima que no supiera la respuesta...

Un túnel oscuro, sin salida, sin fin... eso era la muerte. Su vida pasaba ante sus ojos y él se lamentaba de tantas cosas que deseaba corregir. Pero el ser humano es el único ser vivo que se tropieza con una piedra y, días después, vuelve a tropezarse con la misma piedra. Ya nada tenía sentido en ese momento.

Sentía una opresión en su pecho. Sentimientos oscuros invadían su cuerpo en ese entonces, nunca había sentido nada igual... si, eso era morir. Dolor... quería morir ahogado en su propia sangre y lleno de dolor, si su vida había sido un completo sufrimiento. Gritar hasta más no poder, sacarse ese gusto amargo de encima... ¿Deseaba la muerte? Eso era una fabulosa novedad. Siempre había luchado por la vida, nunca dejándose caer a pies del Señor Tenebroso. ¿Iba a dejarse caer a los pies de una serpiente? No, no. Él no era así.

Pero no veía escapatoria. ¿Acaso no había disfrutado su corta vida? Si... pero nunca pudo hacer... muchas cosas no había llegado a hacer. Una que se lamentaba más que nada: no haberse dado cuenta de la importancia de Amanda en su vida. Desde que ella había muerto, ya nada había tenido sentido. Desde ese momento dejó de ser el mismo Harry Potter de siempre... desde ese momento...

Por lo menos ahora estaba seguro que la pesadilla de las vacaciones de invierno era una gran y horrenda mentira. Pero todavía esa pregunta sin sentido anda por su mente... hasta en la muerte se lo preguntaba... ¿Slytherin había sido su casa? ¿A ella pertenecía?

¿Por qué no había muerto junto a sus padres cuando tenía un año? Le hubiera ahorrado tanto sufrimiento para nada. ¿Por qué una muerte lenta y dolorosa, y no una instantánea y sin dolor? Sólo morir y ya. El Avada Kedavra ahorraba tener que pasar por ese túnel del infierno. Pero había tenido que morir por el veneno del basilisco, una muerte lenta y dolorosa... ¿por qué todo a él? ¿Por qué no había podido ser feliz? ¿Por qué...?

Tantas cosas que lamentarse, tantas cosas...

~~~~~~~~~~~~~~

- Lo encontraron en el segundo piso, cerca de uno de los baños de chicas- dijo Arabella mientras corría junto con Lidia, Remus y Sirius hacia la enfermería. A Sirius no le importaba que le vieran, ya no tenía sentido ocultarse.
- Albus ya está allá, ¿no?- dijo Remus inseguro.
- Si, creo que si- contestó Arabella sumamente inquieta.
- ¿Quién lo encontró?- preguntó Sirius en un murmullo.
- Uno de los profesores, creo- dijo Lidia.

Por fin llegaron a la enfermería. Vieron al profesor Dumbledore en la puerta, visiblemente preocupado.

- ¿Cómo está, Albus?- preguntó Remus intranquilo.
- ¿Está bien, verdad?- preguntó Sirius desesperado.
- Pues... - hubo un momento de silencio que Sirius sintió que el mundo se le venía abajo- está bien, pero todavía inconsciente.
- ¿Qué sucedió?- preguntó Arabella interesada.
- No lo sabemos todavía, Bella. Pero...
- ¿Pero?- cuestionó Lidia inquieta.
- Es milagro que esté vivo- dijo Albus, los merodeadores abrieron grandes los ojos- lo encontraron a tiempo- sacó del bolsillo de la túnica un colmillo lleno de sangre. Remus lo examinó con determinación.
- No puede ser... - susurró.
- Lo tenía apretado en la mano, pero se lo habían clavado en el codo del brazo derecho- explicó Albus, la voz le temblaba.
- ¿Cómo es que está vivo?- preguntó sorprendido Remus, devolviéndole el colmillo con sangre.
- Una magia antigua le salvó la vida... era como si una barrera de protección frenara el veneno, lo suficiente para darle tiempo. Justo a tiempo lo trajeron a la enfermería y utilizamos a Fawkes, nuevamente, para curar el veneno del basilisco...
- ¿Nuevamente? ¿Basilisco?- chillaron alterados Lidia, Arabella y Sirius.
- Sí...

Albus les contó a los merodeadores de la Cámara Secreta de Slytherin, de lo sucedido, en el segundo año de Harry, y del basilisco. Ellos lo escucharon pasmados durante dos cuartos de hora hasta que Madam Pomfrey, la enfermera, los dejó entrar a la enfermería.

Harry estaba acostado en una de las camas de la enfermería. No dejaron de notar la palidez de su rostro. Sirius se mordió el labio mientras observaba a su ahijado, que descansaba placidamente.

- ¿Quién lo encontró?- la voz de Sirius se quebró en ese instante.
- Draco Malfoy- al ver la cara de horror de Sirius, agregó: - acompañado por la profesora McGonagall y el profesor Snape, sino estoy equivocado.
- Lo trajeron inmediatamente, Sirius- agregó Arabella.
- ¿Cuánto tiempo llevaba desaparecido?- preguntó Remus observando a Harry.
- Sus amigos no lo habían visto desde el día anterior- contestó Albus.
- ¿Y no se preocuparon en buscarlo?- preguntó Sirius bruscamente. No obtuvo respuesta del director.
- Ayer no estaba en la cena y no estuvo en el desayuno- dijo Lidia.

~~~~~~~~~~~~~

El Prof. Dumbledore le había obligado a pasear un rato por el castillo, para despejarse, transformado en "Hocicos", como solían llamarle cada vez que tomaba esa forma. No soportaba el clima de la enfermería. Ver a su ahijado en ese estado... ¿qué habría sucedido? Harry había estado muy extraño desde su regreso del "mal de ojo" (el valle Godric) En Navidad, había sentido una magia negra que estaba dominando a Harry. Su rostro se tensó, y decidió pensar en otra cosa.

Las mazmorras le daban escalofríos. La oscuridad dominaba el lugar. Eran las doce de la noche, pero suponía que a toda hora las mazmorras estaban dormidas en esas sombras. Recordaba cuando era joven, cuando estaban reunidos todos los merodeadores, sin ningún traidor, sin ninguna preocupación en la mente. Las risas, las burlas, las bromas... recordaba cuando habían hecho el tan famoso "Mapa del Merodeador", cuando se habían hecho animagos, cuando se habían colocado los apodos y se habían bautizado como los "Merodeadores" ¡Qué buenos tiempos...!

Pero esos buenos tiempos habían acabado. Tras salir de Hogwarts, la realidad se les plantó en la cara. Lord Voldemort había conseguido el poder tan deseado, causando el caos en ambos mundos. Voldemort les había sacado la felicidad... a pesar de todos sus esfuerzos, los merodeadores tuvieron que separarse, para nunca jamás volver a ser los mismos... siempre faltaría James, el brazo derecho de Sirius, siempre faltaría Lily, la sobresaliente y Premio Anual, hasta Peter había tenido un papel fundamental. Habían sido ocho, ahora eran cinco. Todo por culpa de Voldemort, que les había quitado la felicidad que tanto les había costado en conseguir...

Reprimió las lagrimas. No sería normal que un perro negro, parecido a un Grim, soltará unas lagrimas.

Una voz lo sacó de sus pensamientos. Se detuvo en seco y miró hacia todos lados. En el aula de Pociones, parecía haber una reunión. Se acercó silenciosamente, sin hacer ruido, ojeó el aula. Un muchacho rubio, que inmediatamente reconoció como Draco Malfoy, estaba apoyado sobre el escritorio del profesor. Parecía hablar sólo, ya que no había nadie más en la habitación, o eso creía Sirius hasta que escuchó una voz fría...

- Excelente, Draco... ¿cuándo harás lo que te pedí?
- Cuando se recupere, señor. ¡Debería haber visto la cara de Dumbledore, señor! Y también se perdió la cara de los "merodeadores", fue todo un espectáculo. Pero lo mejor fue encontrar a Potter en ese estado...
- Recuerda que tiene que ser antes de nuestro ataque, Malfoy.
- Por supuesto, pero no me puedo meter en la enfermería y hacerlo. Está en constante supervisión de Albus Dumbledore. Sabe lo preciado que es Potter para él...
- Claro, Malfoy. ¿Cómo no voy a saberlo? Pero ellos no saben que un poder especial ha sido liberado en el cuerpo de Potter... - una risa fría inundó el lugar.
- No tienen idea, señor- sonrió malignamente Draco.
- Y me encargaré que sigan sin saberlo. Si lo descubren... - pero Sirius, en su forma animaga, sin querer tiró un frasco con contenido desconocido del armario de estudiantes sobre uno de los pupitres.

El frasco se hizo trizas con un tremendo ruido. Los pedazos de vidrio quedaron repartidos por toda el aula. Malfoy pegó un salto ante la especie de "explosión" y miró el pupitre, que parecía haber cambiado de color (púrpura) Sirius aprovechó la distracción de Malfoy y salió corriendo del aula sin ser notado.

Esquivó a Filch, el celador, cuando se lo cruzó en una de las mazmorras. Sirius iba a todo lo que sus patas le permitían hacia la enfermería.

Al entrar en la sala, Hocicos se chocó con los pies de alguien, tan distraído que venía. Pegó un aullido de dolor a la vez que miraba hacia arriba para ver con quien se había chocado... Snape.

- ¡Sirius!- chillaron Albus Dumbledore y Remus Lupin, acercándose para ver por que tanto escándalo. Sirius volvió a su forma humana y comenzó a explicarse.
- ¡Fue Malfoy, fue Malfoy! Está haciendo planes con Voldemort, están planeando un ataque, están planeando hacer algo con Harry. Estaban en el aula de Pociones, pasé por allí y escuché casi todo... - todo esto lo dijo tan rápido que lo único que se entendió fue: Malfoy, Voldemort, ataque, Harry, Pociones.
- Sirius- dijo Remus en tono tranquilizador- relájate y explícanos bien lo que sucede.
- Voldemort- tomó aire- está planeando hacer algo con Harry a través de Draco Malfoy. Están planeando un ataque. Estaban en el aula de Pociones... - suspiró- no vi a Voldemort, pero se escuchaba su voz fría. Y dijeron que un poder se había liberado en el cuerpo de Harry y que nosotros no sabíamos nada.
- ¿EN EL AULA DE POCIONES?- el rostro de Snape estaba blanco como la tiza.
- Sí, ¿por?- pero Snape salió corriendo de la enfermería, dejando a Sirius pasmado.
- Había hecho una poción muy poderosa y está en el aula... - explicó Remus. Sirius rezaba para que no fuera el frasco con contenido desconocido.
- ¿Cuál poción?- pero Albus negó con la cabeza.
- No podemos decirte, Sirius.
- ¿Cómo que no...?
- Tranquilízate. ¿Por qué no duermes un poco? Lo necesitas...

~~~~~~~~~~~~~

Sentía los párpados tremendamente pesados. Le dolía cada centímetro de su cuerpo como si le hubieran aplicado la Cruciatus. La cabeza le era un bombo y no podía pensar en algo sin recibir a cambio un tremendo dolor. Decidió mejor no pensar en nada. Sentía su cuerpo flojo, cansado, dolorido.

Lentamente abrió los ojos y le impactó la luz de la mañana que entraba por la ventana de la enfermería. A pesar de no tener los anteojos puestos, pudo distinguir a Sirius y a Remus charlando al pie de su cama. La enfermera iba y venía de un lado para el otro de la enfermería. Volvió a mirar a su padrino y a Lupin. Los recuerdos frescos en su mente le hicieron doler aún más la cabeza. Miró la mesita de luz. Allí estaba su varita mágica, sus anteojos y el colmillo de basilisco. ¿Por qué...? No sé preocupó por eso, ya lo sabría luego.

- ¡Harry!- exclamó Sirius al notar que estaba despierto. Caminó hacia él y lo abrazó con fuerza, Harry simplemente suspiró, dejándose abrazar por su padrino- ¿cómo te sientes?
- Sumamente cansado- murmuró. Miró a Remus, que le sonreía aliviado de verlo bien.
- ¡Llevas una semana aquí, Harry!- exclamó Remus riendo.
- ¿Una semana?- Preguntó Potter extrañado.
- Sí, Harry, una semana, siete días, ¿lo recuerdas? Una semana tiene siete días: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo- bromeó Remus sonriendo.
- ¡Ya sé!- respondió Harry con cansancio, dejándose caer entre las almohadas. Sirius lo miró con preocupación.
- ¿Seguro que estás...?- en ese momento, en la enfermería, entró Albus Dumbledore.
- ¡Albus, pensé que habías ido a ver al ministro!- exclamó Remus sorprendido.
- Planes cancelados- en el rostro de Dumbledore había inquietud. Miró a Harry y le sonrió al verlo despierto- ¿cómo te sientes, Harry?
- Pues... bien, podría decirse- contestó Harry pensativo, recordando lo sucedido en la Cámara de los Secretos... Voldemort. Entendía todo y a la vez nada. ¿Para qué...?
- ¿Recuerdas lo que pasó antes de desmayarte?- preguntó Dumbledore con ansiedad, al igual que Remus y Sirius que miraban a Harry expectantes.
- Sí... - ¿Hubiera sido mejor dejar a la serpiente libre y simplemente huir, sacándose a la serpiente de encima?
- ¿Podrías... - ¿Por qué había tenido que descubrir la verdad?- contarnos, Harry?- pidió Albus lentamente, mirando a Harry fijamente. Él volvió a la realidad y suspiró mientras comenzaba a contar lo sucedido desde que había salido de la biblioteca, la noche en la que había descubierto a Ron y a Hermione...

En la parte de "la escenita amorosa" simplemente no lo contó ni tocó el tema, argumentando que tras esa excitante corrida había quedado exhausto. Contó lo sucedido cuando subía las escaleras, al día siguiente, omitiendo sus pensamientos negativos sobre su vida, cuando escuchó nuevamente la voz y se percató que algo estaba atrás de él. Comentó sobre sus ideas para que la serpiente no dañara a nadie y cuando empezó la corrida hacia la Cámara Secreta. El duelo dentro de ella, el colmillo de basilisco clavado en su piel, la magia antigua convocada por el león y... la huida del túnel.

Luego de narrar todo, Dumbledore tomó la palabra, mirando a Harry con determinación.

- ¿La serpiente no comentó nada extraño?- Capaz Dumbledore se estaba refiriendo a la discusión de Slytherin... ¿cómo podía saberlo?
- Dijo que... - Harry tragó saliva antes de continuar- yo pertenezco a Slytherin, que en mi sangre corría el poder de Slytherin... - Los tres adultos se miraron fijamente antes de continuar. Dumbledore, con cierto temblor en la voz, le preguntó:
- ¿Sacaste alguna conclusión de lo que quería la serpiente, Harry?- Por supuesto que sí, Voldemort...
- Para nada, profesor- mintió Harry rápidamente. Quería pensarlo mejor antes de hablar- no tengo idea de lo que quería.

Días después, Harry salió de la enfermería. Tanto Sirius como Remus habían visto al muchacho sumamente pensativo, demasiado callado y mostrando sonrisas falsas, que no tardaron en reconocer. Estaban realmente preocupados ante la actitud de Harry, y supusieron que Potter sabía más de lo que decía.

Dumbledore le dio ordenes a Sirius que en ningún momento estuviera solo. Así que Sirius, acompañaba a Harry a todas partes, por supuesto, en su forma animaga. Potter no había tenido más remedio que decirle a Sirius porque no se juntaba con Hermione y con Ron, o sea, comentarle su declaración de sentimientos a Granger y el beso apasionado de Ron y Hermione enfrente de su cara.

"Entiendo lo que sientes, Harry, pero piensa bien en lo que estás haciendo" le había sugerido Sirius, luego de escuchar su relato "¿Siete años arrojados a la basura sólo por un amor juvenil?"

Valoraba el comentario de Sirius, pero estaba sufriendo demasiado. Y no era un simple amor juvenil. Sentía que eso era demasiado. Entre Voldemort, Hermione, Amanda, Ron, Sirius... no daba más. La odiosa marca de serpiente continuaba en su brazo y jamás dejaba de arder. Dumbledore solía llamarlo constantemente para hablar, para sacar la información que guardaba... Había logrado manejar completamente la transformación animaga y estaba decidido a mostrársela a McGonagall, como le había prometido. Con Sean estaban practicando algunos encantamientos complicados.

Esa noche estaba en su habitación en la torre Gryffindor. Sirius había ido a hablar con Dumbledore, dejándolo solo. Le había dicho estrictamente que no saliera de la torre. Harry suspiró, sabía que había algo que no le contaban, como él estaba haciendo.

Se mordió el labio con frustración. Aprovecharía ese tiempo para pensar en sus sospechas, sin que nadie lo molestara.

Suponía que la marca de su brazo derecho, hecha por el Radopole, estaba conectada a Voldemort. A través de ella, el Señor Tenebroso transfería poderes de Slytherin a Harry. La serpiente había querido llevarlo con Voldemort, para terminar transformándolo en el futuro heredero de Slytherin. Por eso todos sus sentimientos negativos... tras la muerte de Amanda había acumulado dolor, y Voldemort se estaba aprovechando de eso. Draco Malfoy era un repugnante mortífago que había actuado para conocer los secretos más profundos de Harry. De esa manera, Voldemort podía manipularlo con mayor potencia. Por eso Malfoy había dicho que se había entregado a Voldemort, ya que le había contado la mayoría de sus secretos a Malfoy. Por eso el león ya no lo reconocía como el Heredero de Gryffindor, porque en su cuerpo se había liberado una cantidad sorprendente de magia negra. Y él había caído en la trampa...

Esperaba que su teoría fuera totalmente incorrecta. Pero eran demasiadas las pruebas en su contra.

Todos los raros sucesos, la serpiente, la amabilidad de Malfoy en las vacaciones de invierno, esos sentimientos negativos que constantemente invadían su cuerpo, la pesadilla... ese pensamiento que le decía que había dejado de ser el mismo de siempre... lo difícil que le era contar un secreto a alguien y, de alguna manera, desahogarse. Esa nueva capacidad de mentir y no hacer más que eso. La nueva atracción por las Artes Oscuras... Harry ahogó un grito de angustia que pugnaba por salir.

- Ya no hay vuelta atrás, Harry, ya no puedes hacer nada. Muy pronto estarás en mis manos... y no será exactamente por mi culpa, ¿verdad? Tú te entregaste a las artes oscuras. Tú te alejaste de los que te aman. Tú te aislaste del mundo. ¿Y ahora te das cuenta, cuando ya no hay tiempo para remendar errores?

Harry pensaba que se estaba volviendo loco. Voldemort hablándole... ¡maldición! La angustia, el odio, la bronca... todo lo estaba sofocando en su propio mundo. Voldemort tenía razón, él se había alejado del mundo permitiéndole el acceso a su mente... sacudió la cabeza con angustia, ¿En qué pensaba? ¿Le iba a dar la razón a Voldemort? Pero en algo tenía razón, ya todo estaba acabado...

Sirius ingresó a la habitación con extrema preocupación, que aumentó al ver el estado en que se encontraba Harry.

- Harry, ¿te encuentras bien?- Harry abrazó a su padrino, en busca de calidez.
- No aguanto más, Sirius... - murmuró. ¿Por qué...?
- Hay algo que no me has dicho, Harry- dijo Sirius mirándolo seriamente. Y seguiré sin decírtelo, Sirius
- Necesito descansar, eso es todo- dijo Harry desviando la mirada. La angustia no me deja contártelo, Sirius... ya todo terminó, estoy perdido en mi propio mundo, sin salida. Por más que pudiera contártelo, no podrías ayudarme

Se acostó, ante la mirada de preocupación de Sirius. Ya todo estaba perdido...

Hello a todos!!! ^_^

Qué tal??? Todo bien??? ¡Eso espero! ^_^

Ya sé!!!!!! No me maten!!! Ya sé que tardé un mes en publicar... pero miren el lado positivo... este cap. es largo!!! Además, ya tengo preparado el siguiente... solamente necesito por lo menos 5 reviews más para poder publicarlo ^_^ Tuve que revisarlo como 20 veces, ya que estos capítulos son claves en el fict!!! (Tengo testigos que pueden probarlo!!!)

Bueno, creo que casi todas las dudas fueron aclaradas en este cap... ¿no? Pues, aún continúa los elementales: ¿Quedarán Hermione & Harry unidos? ¿Se pasará Harry al lado oscuro? Mm, **cara de inocencia** ¡no me pregunten! ¿No es mejor leerlo antes de que lo cuente? Es como una película. ¿No es mejor verla antes de que te la cuenten? ^_^

Buenoooooo... en el siguiente cap. las escenas H/G tan pedidas!!!!! Las escenas H/R se me hicieron tremendamente complicadas U_U No estoy acostumbrada a escribir escenas que no sean Hermione + Harry... estuve como una semana para escribir la escena H/R!!! Fue terrible T_T Pero la escena H/G fue más fácil... Además, pensé en mi queridísimo Romulo y todo salió bien n_n Así que si quieren leerla, a mandar reviews!!!

Comentarios, dudas, quejas, preguntas, respuestas, pedidos, tomatazos, howlers, flores: Mandar REVIEW. No e-mails, por fisss!!! También pueden agregarme al msn... parvati58@hotmail.com pero advierto dos cosas:

1- Está casi repleto. No se extrañen si no puedo aceptarlos, aunque siempre trato de hacer espacio

2- Les advierto: si me encuentran de mal humor y / o ocupada no me atareen, porque yo no dudo en apretar el botón no admitir. YO AVISÉ. Y si me encuentran en horarios... "tarde" significa que estoy con mi Romulo o sea... ejem.

Igual, suelo estar de buen humor... así que no se preocupen tanto. ^_^ Y... eso de estar ocupada... siempre encuentro espacio para hablar x msn, pero a veces tardo un "poquito" en contestar. ¿Sí? Y si me mandan e-mails... (NO, por fisss!!! T_T) tardo como unos 5 días en contestar. U_U Casi siempre contesto los domingos los mensajes electrónicos o de inmediato. Depende mi estado de humor y/ o lo ocupada que esté. (Van a pensar que estoy agobiada... jeje. Romulo puede confirmarles eso) ^_^

Bueno... ¿Han entendido bien quien era Amanda Ruiz, verdad? ^_^ Es... ¿cómo llamarla? "El principal problema en el corazón de Harry Potter" Si ella no hubiera muerto... este fict sería H/A & H/R, pero no lo es. ¿Qué será este fict? H/R & H/G??? O H/Hr & R/?

¿Quieren un adelanto de la Parte 10? Sí??? Bueno, aquí va:

- Más sobre el asqueroso mortífago = Draco Malfoy.

- Voldemort empieza a manejar la mente y el cuerpo de Harry, ¿qué sucederá...?

- Discuciones y demás con Ron y Hermione Vs. Harry.

- Algunas descabelladas conclusiones de Harry sobre su vida

- Declaraciones y advertecias sobre próximo peligro

- Visita a Hogmeade y sorpresas deseadas y no tanto

Bueno, eso es lo fundamental del siguiente capítulo. Espero sus reviews para la publicación del capítulo 10.

Kiss a todos!!! Thanks por leer mis ficts y por mandar reviews!!! Thanks and Thanks!!! Los quiero a todos!!! Kissssss

~ Parvati ~