Nunca esos ojos almendrados habían estado tan brillantes. Su cabello liso y brillante lucía espectacular a la luz de la luna creciente. Marcaba su figura. Sus manos cálidas y suaves sostenían su mano derecha. Su rostro... lágrimas.
Harry había quedado paralizado mirando a Hermione. Ella había detenido a Voldemort, salvándole de cierta forma la vida. Cerró sus ojos un momento y volvió a abrirlos pensando que capaz fuera un sueño... No lo era. Sus ojos quedaron conectados. Minutos de completo silencio.
La muchacha separó sus manos de la de Harry y se acercó más a él. Lo rodeó con sus brazos, abrazándolo con infinito cariño. Potter pasó su mano lentamente por su cabello castaño. Cerró los ojos, disfrutando de aquel aire dulce y aquel precioso ambiente...
- ¿Qué pensabas hacer, Harry?- preguntó Hermione en un murmullo casi inaudible. Había tristeza en su voz.
- Era él... Voldemort... – susurró con un nudo en la garganta. El miedo y la angustia le estaban prohibiendo el habla- Me estaba manejando...
- Te iba a matar, Harry- dijo ella separándose de él y mirando sus profundos ojos verdes.
- Era una potente magia oscura... no podía... – respiró hondo de nuevo. Otra vez la calidez recorriendo su sangre.
Sus ojos verdes recorrieron el entorno. No había viento. Era una noche sin nubes. Las estrellas brillaban en el firmamento. El bosque prohibido estaba silencioso y inmovible, como si lo hubieran paralizado. En la cabaña de Hagrid había una tenue luz.
- No es tu culpa, Harry- dijo ella tiernamente inclinándose y tomando su varita que estaba en la hierba. La acarició con delicadeza- Ten cuidado- le devolvió su preciada varita. La tomó y la guardó en el bolsillo de su túnica negra.
- Si es mi culpa, Hermione- dijo Harry mirando la luna creciente que había en el cielo. Era una noche muy bonita.
- No, Harry, todo es culpa de ese monstruo... tú no querías que nada de esto sucediera- No todo sucede como uno quiere
- Podría haberlo evitado... - Si realmente el destino quería que sucediera, iba a suceder, a pesar de todos tus esfuerzos
- Harry... – lo volvió a abrazar, mostrándole su apoyo. Lágrimas- Ron y yo siempre estaremos contigo, Harry, y lo sabes. Somos tus amigos, ¿no? Los amigos estamos para ayudar... – esas lágrimas de dolor, de tristeza. Harry se sentía el culpable de esas lágrimas.
- No llores por mí, Hermione.- dijo Harry separándose de ella y pasando su mano por su rostro tiernamente.- Yo no merezco tus lágrimas.
- ¿Por qué te niegas al cariño, Harry?
Potter se sentó en la orilla del lago. El lago... el agua helada como siempre. Las criaturas acuáticas conviviendo en él... Pequeñas olas se formaban en la orilla. Suavemente, chocaban con las antiguas rocas. Ojalá esa tranquilidad también fuera para el mundo terrestre. Habría que aprender de las criaturas mágicas y de la naturaleza.
Hermione se sentó a su lado, aún esperando la respuesta a su pregunta. Lo miraba con ternura. Como comprendiendo como se sentía. Pero eso era imposible.
- No lo merezco, Herm.
- ¿Quieres morir?- preguntó Hermione astutamente, mirando el lago- Si no quieres cariño, querrás otra cosa... ¿quieres la muerte?
- No. También le tengo miedo a la muerte.
- ¿Le tienes miedo al cariño?- preguntó Hermione sorprendida.
- Tengo miedo que algo malo les pase. Que sufran por mi culpa. Que los defraude. Que jamás los vuelva a ver. Que me odien- susurró Harry cerrando los ojos y prohibiéndose soltar lágrimas.
- Sabemos cuidarnos, Harry. Y jamás nos defraudarás. Sabemos que lucharás por lo imposible. No podría odiarte. No podría odiarte, cuando en realidad te amo.
Harry se volteó hacia Hermione, con las lágrimas circulando su rostro pálido. Aquellas eran lágrimas de dolor y arrepentimiento. Sus ojos verdes iluminantes reflejaban esperanza. La luz de la esperanza. Su cabello oscuro y rebelde jamás había parecido tan negro.
- Hermione, por favor- murmuró Harry mirándola fijamente- Olvídate de mí...
- No, Harry... tú eres la persona que realmente amo... No Ronald.
- Ron te quiere de verdad, Herm...
- Pero yo no lo quiero a él. Ya he hablado con él, Harry. No lo engañaré más ni a él ni a mi misma. Te quiero- Hermione se acercó súbitamente hacia él. Posó su mano izquierda en la mejilla de joven Potter y acercó su rostro al de él.
Harry cerró los ojos antes de que sus labios se unieran. Aquellos labios dulces... Sintió que una sensación extraña se extendía por todo su cuerpo. Ya no había dolor. No había tristeza. No había recuerdos. No había lugar en su mente para eso. Era como si el tiempo se hubiese parado solamente para ellos. Acarició el cabello de Granger con delicadeza. Tan cálido...
Y tan improvistamente como había empezado, terminó. Se separaron lentamente mirándose fijamente. Había sucedido lo mismo que en Navidad, pero diferente. Muy diferente. Era tan perfecto ese momento. Inolvidable. Era como si las muertes no estuvieran sucediendo y solo existieran ellos en el mundo. Solo ellos.
Pero ya había acabado. ¿Cambiarían las cosas a partir de ese momento?
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No era fácil afrontar que alguna vez lo tuviste todo y lo perdiste. No lo era. Que alguna vez, sin darte cuenta, lo tuviste y no lo disfrutaste. Ahora te das cuenta, cuando ya no lo puedes disfrutar. Era irónico. Eso le había pasado con Amanda.
Amanda y Hermione eran bien distintas. Incomparables. Eran anónimos imposibles de relacionar. Cada una en su mente, de diferentes maneras.
Amanda había sido su "primer amor" por así decirlo. Ella descansaba feliz, ya que había muerto en los labios de la persona a quien más había querido. Su primer beso... pero no lo había disfrutado. No. El pánico del momento, la sorpresa del instante y la ternura del segundo de unión... Ella había sido ese amor juvenil del que tanto Sirius le había hablado.
Hermione, en otro aspecto, siempre estuvo allí, a su lado. Como una amiga, como una hermana. La hermana que nunca tuvo. Recién aquel año se había fijado en su belleza, en su ternura, en lo que realmente valía la muchacha. Dos besos con diferentes sentimientos. El primero: inseguridad, rapidez y un poco de cariño, delicadeza. El segundo: amor, tiempo... El tiempo se había detenido. Le había permitido disfrutarlo, aunque sea un poco. Pero... ¿realmente se merecía a Hermione?
Bostezó. Casi no había podido dormir. Caramba. Si continuaba así... Otro bostezo. ¿Por qué Encantamientos a primera hora? ¿Por qué no Historia de la Magia, la materia ideal para un buen sueño? Maldición... sí tan solo... tercer bostezo. Rayos.
- ¿No dormiste bien, Harry?- preguntó interesada Hermione. Una sonrisa tierna oculta en su rostro. Le sonrió, reprimiendo otro bostezo.
- Casi no pegué ojo en toda la noche- respondió Harry buscando con la mirada a Ron- ¿Dónde está Ron?
- Creo que se fue a buscar a Sirius- dijo Hermione dudosa- Espero que el juicio salga todo bien. Demostrarán que Sirius es inocente. Que no tuvo culpa de nada.
- Eso espero- suspiró Harry mientras bajaba su mirada. ¿Por qué dudaba?
Vieron como un pelirrojo se acercaba hacia ellos velozmente. Se sentó al lado de Harry, luego de saludar animadamente.
- Está con el resto del grupo, ya saben, "Los Merodeadores"... – comentó Ron. Su voz un poco deprimida. Aún no recuperado del choque de la noche anterior- ¿Qué tenemos ahora?
- Encantamientos- dijo Mione con poco entusiasmo. Ya no se extrañaban. Las clases habían dejado de ser interesantes, después de todo...
- ¿Cómo durmieron? Yo horripilantemente- dijo Ron tomando un poco de jugo de calabaza.
- No fue mi mejor descanso, pero bien- Hermione le sonrió a Harry.
- ¿Dormí?- preguntó Harry en broma- Creo que no- Bostezó con cansancio.
- ¿Cómo dormir sabiendo que ya casi no hay esperanza?- preguntó Ron en un murmullo. Hermione bajó la mirada, pero Harry desafió la pregunta de Ron.
- ¿Dejarás la batalla antes de empezarla? Yo no dejaré que esa serpiente continúe con vida.
A partir de la noche anterior, sus pensamientos se fijaron en una sola meta. Ya no importaba el significado de los sucesos ni el destino. Había entendido a qué estaba destinado. Sus amigos le miraron un segundo fijamente, luego sonrieron.
- ¿Desde cuándo has vuelto con nosotros, Harry?- preguntó Ron alegremente. Harry lo miró confundido- ¿Desde cuando nuestro amigo Harry ha vuelto de la oscuridad?- Sonrió. Ellos siempre habían estado con él...
- Desde que descubrí que aquí tengo dos fantásticas personas que no abandonaré jamás- dijo Harry mientras sonreía sinceramente, como hacía muchísimo tiempo que no hacía.
- OH. ¿Esta es la parte en donde los tres nos abrazamos llorando de alegría?- preguntó Ron en broma mientras hacía como si se sacara una lagrima del ojo. Hermione rió a carcajadas.
- Esta es la parte donde nosotros dos discutimos, Weasley- replicó Granger en broma.
- ¿Qué tienes contra mí, Mione?
- Lo mismo que tú tienes contra mí- respondió Hermione haciéndose la indiferente.
- ¿Ah, sí?- la desafió Ron cruzándose de brazos, dejando de desayunar.
- ¿Otra vez discutiendo, chicos?- preguntó una voz detrás de ellos.
Harry miró para atrás a ver quien era. "Los Merodeadores" otra vez acompañando el desayuno. Los tres amigos se miraron un instante como meditando una respuesta en unidad, pero como ninguno contestaba, estallaron en carcajadas. Como hace tanto que no hacían...
Susan, Lidia y Bella opinaban que lo que estaba sucediendo últimamente les había afectado el cerebro, mientras Remus y Sirius sonreían alegres de ver el humor de los jóvenes.
- Nunca... me... reí... tanto- murmuró entrecortadamente Weasley unos minutos después, tratando de recuperar el aire.
- Me las pagarás, Ronald- susurró Hermione culpando a Ron de su dolor de estómago.
- Lo siento mucho, lo lamento tremendamente. Espero que algún día sepas disculpar mi tonto e incesado error. Si algún día llegas a disculparme, juraré que jamás volveré a molestarte ni burlarme de ti, señorita Granger. – dijo Ron sarcásticamente haciendo una profunda reverencia. Luego le murmuró en el oído a Harry: - Ese día caeré muy bajo. Mi dignidad Weasley al suelo. Ese día, tendrás mi permiso para golpearme en la cabeza, Harry. Necesitaré un golpe fuerte para volver a ser sensato- Harry se tragó las risas.
- Así que se estaban peleando en broma... – dijo Bella suavemente.
- ¡Nunca he hablado más en serio y jamás dijiste algo tan falso, Arabella!- exclamó Ron haciéndose el ofendido.
- Ya.
- ¿De qué se reían, muchachos?- preguntó Remus mirando curioso al trío. Sin duda, era sumamente extraño que hubiera humor en la mesa de Gryffindor en aquel tiempo.
- No lo recuerdo- dijo pensativamente Ron. Parecía estar hablando en serio.
- Tanta risa nos afectó el cerebro- rió Hermione mientras sonreía inocentemente.
- TÚ iniciaste las risas- replicó Ron decidido.
- No, vos.
- No, tú.
- No, vos.
- Yo sé quien empezó las risas- dijo Ron volviéndose a cruzar de brazos. Los Merodeadores los observaban con interés- Harry y sus comentarios sinceros- dijo Ron haciéndose el frágil.
- No, fuiste tú. Dijiste después de mi comentario que era el momento que nos abrazábamos llorando de alegría, ¿recuerdas? Y Hermione dijo que era el momento en que ustedes se peleaban...
- ¡AH! Todavía pienso que hubiera convenido el abrazo...
- Es imposible hablar seriamente contigo, Ronald- replicó Hermione mirando divertida a Harry.
- Bueno, ¿y todo esto por un simple comentario?- preguntó Sirius con curiosidad.
- Aja... – contestaron al mismo tiempo Herm y Harry.
- ¡Pero era sentimental! Yo me emocioné. Deberías hacerlo más seguido, Harry, matarías a tus fans- opinó Ron sonriendo alborotadoramente.
- Yo hablaba en serio... – suspiró Harry en broma.
- La seriedad me está matando, Harry- rió Hermione. Los Merodeadores no se podían creer como hacían las bromas y reían. Como si nada hubiera pasado y siguieran siendo los tres amigos de siempre.
- Bien, muchachos. ¿Nos explican?- preguntó Lidia impacientemente.
- Capaz... – suspiró Hermione.
- ¿Debemos?- preguntó Harry dudoso.
- ¿Por qué?- preguntó Ron curioso. Los tres rieron.
- Ya no puedo reírme más- se quejó Ron mientras se aferraba a Harry para no caerse de la silla de las carcajadas.
- Nadie de obliga a reírte- opinó Harry con una sonrisa burlona mientras terminaba su desayuno tranquilamente.
- Muy gracioso, Sr. Potter. Tanto que me hizo acordar cierta broma que me hiciste sobre el horario de Historia de la Magia en diciembre. (N/A: Véase Parte 6 para más información XD)- Harry y Hermione se miraron y sonrieron recordando.
- ¿Hola?- preguntó Remus dudoso. El trío de volteó a verlo, ya serios.- Siento interrumpirlos, pero...
- ¿Ustedes que dicen, le perdonamos?- preguntó Ron a sus dos amigos en un murmullo. Rieron.
El trío de Gryffindor había vuelto para quedarse.
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- ¿Qué clase tenemos ahora?- preguntó Ron mientras caminaban por el casillo del tercer piso.
- Defensa Contra las Artes Oscuras- respondió Hermione mientras sonreía abiertamente- con Mundungus Fletcher.
- ¿Creen ustedes que podamos presenciar el juicio de Sirius? O sea, tendremos que ir nosotros también... ¡Fuimos testigos en tercer año!- exclamó Ron con cierta emoción.
Sirius no estaba con ellos. Hermione y Ronald le habían prometido que no se separarían de Harry en ningún momento. Black necesitaba prepararse para el juicio que tendría lugar dentro de algunos días.
- Lo dudo. En ese momento éramos niños, Ron- dijo Harry lentamente- Nosotros no podemos declarar por aquella escena. Y dudo que necesiten tres adolescentes para darse cuenta que Colagusano es un mortífago.
- ¡Yo tengo ganas de terminar el curso! Ya no quiero más libros... – suspiró Ron mientras doblaban en una esquina.
- Los EXTASIS están cerca, Ron. Ya estamos en abril. ¡Sólo faltan dos meses!- exclamó Hermione agitada con recordar los exámenes.
- ¡Sesenta días, Mione! Tenemos tiempo...
- ¡Tú ya sabes como pasa volando el tiempo! Hoy mismo empezaremos nuestros estudios... – comenzó Hermione. Luego comenzó a enumerar los libros que iban a consultar en la biblioteca.
- Volviste a hacer el mismo. Ahora también Hermione volverá a ser la misma- susurró Ron a Harry entre suspiros de resignación.
- Bueno, Hermione, tenemos toda la tarde para pensar en lo que vamos a hacer en la Biblioteca. Pero solo faltan cinco minutos para Defensa- Harry suspendió el discurso de Mione. Ella miró el reloj para asegurarse que no era una broma de Potter y empezó a correr, rumbo al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras.
- ¡Mione, espéranos!- gritó Ron mientras la seguía rápidamente. Harry sonrió alegremente mientras seguía a Ron en su carrera al cuarto piso.
Cuando llegaron a la puerta del aula, Hermione estaba cruzada de brazos, esperándolos impacientemente. Los miró reprochadamente y entró al aula con aire de superioridad. Como lo viejos tiempos...
Se sentaron en los pupitres del medio, como siempre. Sacaron los libros y sus varitas. Unos minutos después, el resto de los alumnos de Gryffindor entraron animadamente. El profesor Mundungus les siguió inmediatamente.
Mundungus Fletcher, un hombre alrededor de los sesenta años, tenía un aire juvenil que muchos se preguntaban de donde lo sacaba. Alto y delgado. Ojos celestes opacos y mirada seria, aunque jamás dejaba de verse un aire divertido. Fletcher era uno de los miembros de la Orden del Fénix. Su manera de enseñar era muy parecida a la de Remus Lupin. Ejercitar las habilidades de los alumnos con entrenamiento. Nada de libros. Siempre la acción primero, y luego la lectura.
Por esa razón, todos los alumnos de Gryffindor se extrañaron cuando ordenó que guardaran las varitas, que sacaran el libro: "Conoce a tu enemigo, conoce las Artes Oscuras" y que se pusieran al leer el capítulo: "El Dominio del Sentido a través de las Artes Oscuras."
Una vez que hubieran leído el capítulo de diez páginas, el profesor empezó a explicar en que consistía la dominación del sentido, entre otras cosas. Les recordó vivamente al profesor Binns en Historia de la Magia. Lastima que el respeto que le tenían a Mundungus no les permitía dormirse mientras él contaba lo mismo que había leído en el libro. Harry tenía otras cosas que pensar aparte de lo que decía Mundungus.
¿Cómo afectaría a la comunidad mágica la muerte de Albus Dumbledore? ¿Cómo afectaría al colegio Hogwarts y alrededores? Sobre todo al Ministerio de la Magia. Aunque Cornelius Fudge ya se hubiera sacado la venda de los ojos, ya no tenía a su guía para elegir el camino. ¿Y la Orden del Fénix?
Tragó saliva mirando pesadamente a Fletcher. Reprimió un pequeño bostezo. Tendría que encontrar solución a sus pesadillas nocturnas y a la voz de Voldemort en su cabeza. No permitiría que lo de la noche anterior volviera a repetirse. No iba a permitir que Voldemort tratara de matarlo haciendo parecer que fue un suicidio. Por lo menos no iba morir hasta que esa horrible serpiente no cayera también.
¿Y si no podía hacer caer a ese monstruo? ¿Y sino tenía el poder suficiente para sacarle la "vida" a Voldemort? ¿Y si defraudaba a todos? ¿A Dumbledore, a sus padres, a Ron y a Hermione... a Sirius? Tragó saliva amargamente. Primero lo primero. Y lo primero era evitar que Voldemort regresa a su mente.
Obviamente, el Señor Tenebroso estaba usando artes oscuras para dominarlo. Se detuvo un momento pensando. Artes oscuras... Bajó instantáneamente su vista al libro de estudio que tenía abierto y sus ojos pasaron lentamente por el nombre del capítulo. El Dominio del Sentido a través de las Artes Oscuras. ¡Aquella era la solución! Levantó su vista hacia Mundungus Fletcher y sonrió ampliamente. La solución.
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- La clase de Fletcher me hizo acordar a las clases de Danielle Colfer- comentó Ron con aburrimiento en el almuerzo después de Defensa Contra las Artes Oscuras. Hermione soltó unas risitas divertidas mientras Harry dejó escapar una sonrisa tímida. Para él la clase había sido... fantástica. Pero obviamente no se lo diría a sus amigos.
- No digas así, Ron- dijo Hermione no pudiendo esconder su sonrisa- Danielle tenía razones para no ser divertida ni simpática.
Danielle Colfer había sido la profesora suplente de Pociones en quinto año. La condición de espía de Snape en el círculo de Voldemort no le había permitido continuar como profesor aquel año. Para la desgracia de la Orden del Fénix, a fines de quinto curso, Voldemort había descubierto que Snape era un espía. No, Harry corrigió sus palabras mentales. Voldemort reveló que sabía desde hace muchísimo tiempo que Snape era espía de la Orden. Y ahí, Danielle había dejado de ser profesora de Pociones para que Severus retomara el puesto.
Harry observó con determinación la mesa de profesores. Flitwick conversando con Sprout. McGonagall platicando seriamente con Mundungus. Filch almorzando apartado de las conversaciones de su alrededor. Sinistra hablaba "animadamente" con Hagrid. Y por supuesto, los Merodeadores. Los profesores se habían hartado de ver a cinco adultos en la mesa de Gryffindor en algunas comidas. Decidieron que lo mejor era que comieran en la mesa de profesores.
Pero Harry no pensaba en eso. No. Miraba con nostalgia los asientos vacíos de Dumbledore y Snape. Tragó saliva amargamente. No habían tenido clase de Pociones desde... la última visita a Hogsmeade. Los alumnos ya se estaban preocupando por el odiado profesor. Por más que lo odiaran... La profesora de Transformaciones les había avisado que ya habían conseguido un suplente para Snape. Potter sospechaba que volverían a tener a Colfer con ellos.
Minerva terminó su conversación con Fletcher. Se levantó de su asiento, reclamando la atención de los alumnos de Hogwarts. Todas las conversaciones tocaron fin, y observaron impacientes y curiosos a McGonagall. Ella respiró hondo un instante, para luego comenzar con lo que quería anunciar. Harry sabía perfectamente que esa noticia no era relacionada con el asesinato de Albus Dumbledore. Se volteó hacia Ron y Hermione, y les murmuró lentamente:
- Veremos sino regresa Danielle al puesto de Pociones. ¿Cuánto apuestan?- Ninguno de los dos contestó. Unos instantes después, Hermione se animó a decir:
- No es el momento de bromas, Harry...
McGonagall comenzó su anuncio:
- Les presentaré a la profesora que reemplazará a Severus Snape en el cargo de Pociones. – El trío de Gryffindor se miró unos instantes- Muchos de ustedes ya la conocerán... – Harry sonrió ligeramente. Lastima que Ron no hubiera aceptado la apuesta... – Danielle Colfer.
La "nueva" profesora de Pociones ingresó en el Gran Comedor con una sonrisa cálida. Esa sonrisa con la que engañó a sus estudiantes en su presentación en quinto año. Todos creían que sería tierna y simpática... Error.
Danielle era una mujer de alrededor de unos treinta años. Cabello rubio y lacio hasta la cintura. Ojos celestes brillantes. Era preciosa. Lastima que su personalidad no coordinara con su aspecto físico. Pero como había dicho Hermione, tenía razones para no ser simpática con el mundo. Aunque esas razones no eran conocidas para Harry, Dumbledore le había asegurado que eran muy buenos esos argumentos. Un estremecimiento al pensar en Dumbledore.
Aplaudieron a la profesora Colfer por cortesía. Pero si hubiera sido por ellos...
- Volvieron las clases aburridas. – susurró Ron fastidiado- Solo espero que estos años que no la hemos visto le sirvieran para reflexionar que nosotros no tenemos la culpa de lo que le haya pasado...
- Cállate, Ron. Aunque sea volveremos a tener Pociones. – Razonó Hermione suavemente.
- Hubiera preferido continuar con Snape...
- Cállate, Ron.
- Aunque sea las clases no eran aburridas...
- Pociones jamás será aburrida, Ron. Solamente que no sabes apreciar la calidez del caldero...
- Cállate, Hermione.
- Cállate tú, Weasley...
- Cállense los dos. – Replicó Harry disgustado.
- Próxima clase... Pociones
Caramba. Rayos. Caracoles. Diantre. Diablos. Demonios. (N/A: Ya sé que son todos sinónimos, pero hay cierta palabrita que encajaría perfectamente entre estas y no puedo decirla... T_T (Ya sabes de que hablo, Iris...)
- Lo que nos hacía falta.
~~~~~~~~~~~~~
- Supongo que todavía no me han olvidado. Hace unos años yo fui la suplente de Snape... Y hoy vuelvo a serlo. Creo que no es necesario una presentación, pero igual. Yo soy Danielle Colfer, su nueva profesora de Pociones. Empecemos con la clase. – Hasta los Gryffindor bostezaron disimuladamente ante ese discurso. Los Slytherin simplemente reprimieron las risas.
- Hoy veremos la poción Zarén. – Los ojos de Hermione brillaron con excitación mientras les murmuraba lentamente a Ron y a Harry:
- Es una poción sumamente mortal. Veneno, podría decirse. Seguramente también trabajaremos el antídoto...
- ¿Y eso es bueno?- susurró Ron incrédulo ante la excitación de Hermione. Granger iba a contestar cuando la profesora los interrumpió.
- ¿Puedo preguntar, señor Weasley, Señorita Granger, de que rayos están hablando en medio de mi explicación?- dijo Danielle sumamente enfadada.
Harry no dudaba que todavía ella recordaba lo que el trío de Gryffindor había hecho. Y sin duda... se vengaría. A Hermione se le subieron los colores al rostro y bajó la cabeza al suelo apesadumbrada mientras Ron miraba desafiante a la profesora. Así que la profesora levantó una ceja y se volteó hacia Harry.
- ¿Puede decirme los ingredientes de esta poción, Señor Potter? Si no contesta, los tres tendrán un castigo de dos semanas.
Ron daba por hecho ese castigo al igual que el resto de los Slytherin. Hermione levantó la cabeza suspicaz. Si ella no sabía los ingredientes, dudaba que Harry los supiera. Pero todos se sorprendieron al ver que el muchacho sonreía astutamente.
- Por supuesto, profesora. Los ingredientes son huesos de serpiente, entraña de sapo, plumas de águila, flores de ajenjo y hojas de menta mezclado con agua o té. Aunque para que la muerte sea instantánea hay que agregarle un último ingrediente que sería... sangre de murciélago. – Dijo Potter mirando fijamente a la profesora.
- Ya veo que ha estudiado, Potter. Cinco puntos para Gryffindor. ¿Puede decirme en que libro se encuentra la receta?- preguntó la profesora Colfer suavemente. Los Gryffindor observaban atentamente a Harry, tratando de interpretar alguna expresión de intranquilidad. Imposible divisarla.
- En el libro Venenonu Potio, que se encuentra en la sección Prohibida de la Biblioteca- dijo Harry inexpresivamente. La profesora lo observó con determinación.
- Es imposible que te hayan permitido tomar ese libro de la sección, Potter. Es el único libro que tiene la receta, así que... ¿cómo lo sabe?- dijo la profesora Danielle mirando sutilmente a Harry, como suponiendo que acababa de revelar una de las travesuras del trío. Error
- Si usted está suponiendo que robé el libro, le aseguro que está totalmente equivocada. Como todo libro de la Sección Prohibida, le pedí permiso a un profesor. – Dijo Harry perspicazmente observando los ojos celestes de Danielle.
- ¿Con qué propósito?- preguntó la profesora con un tono agudo de curiosidad. Harry hizo una mueca y contestó lentamente:
- Creo que eso no le interesa ni a usted, ni al resto de mis compañeros, profesora. – Colfer le dirigió una mirada de recelo y se alejó del trío de Gryffindor. Continuó la clase como si nada hubiera pasado.
Harry suspiró aliviado cuando la profesora se alejó. Pensaba que iba a recordarle el "accidente" del quinto curso, donde el trío de Gryffindor se había vuelvo involucrado sumamente. Habían estado apunto de ser expulsados, pero Dumbledore les salvó la vida, especialmente a Harry...
Aquella broma en el que habían estado involucrados Fred y George Weasley, Ron, Hermione y Harry, entre otros, había causado... ¿devastación? No encontraba la palabra exacta para expresar el caos que habían hecho. Unas cuantas explosiones de calderos (con Danielle Colfer cerca, por eso odiaba tanto al trío), unos pupitres asesinos (con los de Slytherin dentro del aula), comida con efectos secundarios (afectó a todo el Gran Comedor) y ratas enloquecidas (era imposible caminar sin ver una rata loca.) Unas cuantas noches de insomnio con la capa invisible (especialmente para preparar todo)... Pero gracias a esa broma, los profesores se habían descuidado bastante y los mortífagos habían atacado Hogwarts... Habían estado a punto de morir tres estudiantes, entre los que se encontraba Virginia Weasley.
Harry se estremeció al acordarse de Ginny. ¿Qué haría para arreglar las cosas con la hermana de Ron?
Desde lo sucedido en Hogsmeade, no había cruzado palabra con la joven Weasley. Obviamente, ella evitaba cualquier contacto visual o intercambio de palabras con Harry. Siempre se encontraba demasiado alejada de él. Tendría que agradecerle esos poemas y aquella túnica de gala...
Observó el aula con un poco más de fijación. ¿Era su imaginación o algo faltaba en aquella mazmorra? Ningún Gryffindor faltaba, pero Slytherin... Se estremeció al recordar el último sonido de Draco Malfoy. Era él quien faltaba en el aula. Sin él, las clases de Pociones no serían lo mismo... Se volvió a estremecer. ¿Extrañaba a ese asqueroso Mortífago? ¡Tenía que acabar con ese contacto mental con Voldemort ahora mismo!
- Harry, ¿te encuentras bien?- escuchó que Ron le murmuraba mientras cortaba las hojas de menta. Potter asintió pensativamente sin hacer mucho caso a Weasley.
- Harry, la verdad que no te creo. – dijo Hermione elevando su vista de la entraña de sapo a los ojos perdidos de Potter.
- Estoy bien, Mione. – Dijo con un poco más de seguridad y dirigiéndole una pequeña sonrisa. Su concentración nuevamente en los huesos de serpiente.
- Que poción más asquerosa. – Se quejó Ron mientras revolvía el caldero con brío. - ¿Cómo vas con la entraña de sapo, Mione?
- Ojalá nunca más tengamos que trabajar con partes tan horribles de animales. – Suplicó Hermione mientras añadía lentamente al caldero de Ron la entraña de sapo. Weasley soltó una risita mientras le echaba un vistazo a la pócima.
- ¿Seguro Harry que era con té? Esto no tiene un lindo aroma... – dijo con desconfianza el pelirrojo.
- Es un veneno, Ron, no tiene que tener aroma a flores, ¿sabes?- rió Harry disimuladamente. - ¿Y estás dudando de mi fuente de información?
- Permíteme decir que sí. – Se burló Ron mientras reía. Harry le dirigió una mirada fulminante mientras le lanzaba algunos huesos de serpiente.
~~~~~~~~~~~
- Es imposible. – Se quejó Mione mirando un libro de Pociones. Ron la miró con curiosidad.
- ¿Qué es imposible, Mione?- preguntó Harry desinteresado.
- Que no se pueda cenar con tranquilidad, Harry. – Contestó Ron mirando burlón a Hermione. – Tenemos una semana para hacer los deberes de Pociones y ella se pone en medio de la cena a leer un libro... ¿lo crees posible?- Harry soltó una risita que hizo enojar a Hermione.
- ¡Este trabajo nos llevará bastante realizarlo! Es mejor empezar desde ahora a recolectar información para el informe. Recuerden que Colfer no nos tiene mucha simpatía...
- Por lo menos no beneficia a Slytherin. – Comentó Ron todavía con una sonrisa burlona.
- Bueno, Mione, ¿qué te resulta imposible?- preguntó Harry enderezándose en su asiento y mirando fijamente a la muchacha, la cual se sonrojó ligeramente.
- No encuentro los ingredientes del antídoto de la poción Zarén. – Ron hizo una mueca mientras Harry dejaba escapar unas risitas.
- ¿Cuánto tiempo llevas buscando, Mione?
- ¿Por qué lo preguntas, Ron?
- Podrías haber consultado a Harry primero, ¿no te parece, Mione?- rió Ron mientras tomaba el libro de su amiga. Granger lo miró un segundo desconcertada y volteó ha ver a Harry. Esa sonrisa confirmaba que él sabía lo que ella estaba buscando.
- No me acostumbro a que leas más libros que yo, Harry. Durante seis años yo era la que les decía las respuestas...
- Las cosas cambian, Mione. – Dijo Harry con un tono raro de voz, titubeando. – Para bien o para mal, cambian sin quererlo. – Mirada perdida. Granger y Weasley intercambiaron miradas preocupadas.
- Harry, nosotros no queríamos... – pero fueron interrumpidos por la profesora McGonagall que parecía querer dar otro discurso. - ¿Y ahora qué pasó? – Capaz informaría de la situación del profesor Dumbledore... Poco probable.
- Queridos alumnos, todo el docente de este colegio está de acuerdo en la idea de hacer una baile dentro de dos semanas. El motivo de este baile es simplemente para despejar sus mentes. Todos sabemos la grave situación que tanto el mundo mágico como muggle está pasando, y un momento de diversión nos hará bien a todos. El baile empezará el doce de abril a las ocho de la noche. Durará hasta la media noche. Así que empiecen a buscar parejas.
Las exclamaciones de alegría se intercambiaron por todo el comedor. Los muchachos protestando nuevamente y las chicas intercambiando diferentes opiniones sobre los chicos guapos a quienes obviamente aceptarían sin pensarlo.
Parvati y Lavender se acercaron instantáneamente a Hermione, llevándosela hacia la torre Gryffindor. Los demás chicos de séptimo de Gryffindor – Dean, Seamus y Neville – se sentaron frente a Ron y Harry. Este último ya estaba pensando cualquier excusa para irse del Gran Comedor. Detestaba aquellas charlas entre sus compañeros y, aparte, porque ya estaba sintiendo los ojos de "CFHP" (N/A: Para más información, véase Parte 3 xD) sobre su persona.
- Esperemos que sea tan bueno como el de Halloween. – Opinó Neville sonriendo nerviosamente. Harry se estremeció con solamente pensarlo. Halloween. Lastima, tú no estuviste en ese baile, ¿no, Harry? Tú estabas en el "Mal de Ojo"... ¿Verdad que te acuerdas? Esa risa maniática y malévola resonando en su cabeza nuevamente. Cerró los ojos con fuerza.
- ¿A quién se lo pedirás, Neville?- preguntó Seamus totalmente interesado. Harry, tú deberías pedírselo a Cho, es una linda chica... Al demonio con eso. Antes muerto.
- Mm. Hay una chica de Hufflepuff que me cae muy bien. – dijo Neville sumamente sonrojado.
- ¿Susan Bones?- preguntó Dean burlón. Longbottom asintió lentamente. - ¿Y tú, Seamus?
- Obviamente con Lav. Y tú, Dean... con Parv, ¿no?
- ¡Ni lo dudes!- exclamó Thomas con aire divertido. – No puedo esperar para verla con la túnica de gala y en la pista de baile... - Los Gryffindor se caracterizan por su valor, pero también por su impaciencia. ¿Seguro que Gryffindor es tu lugar, Harry? Basta. Basta. Basta. Ya no más.
- Lo siento, chicos, tengo que... - Piensa rápido, Harry. Miró la mesa de profesores y vio a Sirius comenzando a dirigirse hacia él junto con Remus. ¡Milagro! – Hablar con Sirius y Remus. ¡Los veo luego!
Se levantó de la mesa de Gryffindor y comenzó a caminar hacia Lupin y Black, quienes ya no estaban muy lejos de él.
No podía dejar de darle las gracias al cielo de poder escaparse de allí. No solo de la mesa de Gryffindor, sino también del Gran Comedor. Y por lo menos, podría entretenerse un poco con Remus y Sirius... Capaz lograra distraerse y de esa manera que Voldemort no le afectara o...
- ¡Harry!- lo saludó el dúo de Merodeadores. - ¿Dónde está Hermione?
- En la torre de Gryffindor, supongo. – Dijo Harry encogiéndose de hombros.
- ¿Cómo que "supones"? – Preguntó Sirius con una sonrisa burlona que hizo que Harry se sonrojara débilmente.
- Sirius... por favor, ¡quiero salir del comedor! – suplicó Harry.
- ¿Y puedo preguntar la razón?- continuó Sirius divertido mientras caminaban hacia la puerta.
- No sé para que me lo preguntas, si ya sabes la razón. – Contestó Harry fastidiado, aunque calmado de haber salido del Gran Comedor. Por su parte, Voldemort había desaparecido improvistamente.
- Eres un donjuán, al igual que tu padre... - dijo Sirius mientras se reía con Remus, aunque este último más disimuladamente. Pero Harry había encontrado una manera de contraatacar.
- Y al igual que tú, ¿verdad? ¡Pero si yo tengo el mejor profesor en ese tema! Sirius Black, ¡presente!- Se burló Harry. Remus estalló en las carcajadas mientras Sirius miraba a su ahijado fulminante.
- Aunque sea yo lo admitía y no huía de las pobres chicas que caían rendidas a mis pies, Harry. – Dijo Sirius riéndose.
- ¿Y entre esas chicas...?- preguntó Harry interesado.
- Se encontraban Bella y Lidia, por supuesto. – contestó Remus con tono burlón.
- ¡Pero que dices! Lidia NUNCA estuvo a mis pies... Aunque no te negaré que Bella sí...
- ¿Yo a tus pies, Black?- preguntó una voz femenina detrás de ellos. El trío se volteó y pudo ver a las tres Merodeadoras. – Jamás estuve a tus pies. Hay ciertas personas que eran tan débiles y tenían tan poco cerebro que obviamente no podían sumar dos más dos y elegir un chico al mismo tiempo.
- ¡Si te refieres a esa chica de Ravenclaw...!- exclamó Sirius enfadado, pero Lidia lo interrumpió.
- ¡Y a esa de Hufflepuff!- exclamó Lidia riéndose.- Y a la otra de Slytherin... ¿Y esa de Beauxbatons? ¿Y la otra de...? – las Merodeadoras y Remus estallaron en las carcajadas.
- ¡Lunático, tú también...!- se quejó Sirius ofendido. Lidia le sonrió burlonamente.
- Mira el lado positivo, Sirius. Tu ahijado no se está riendo, pero ya está informado de la clase de ejemplo que le darás cuando quedes libre. – Sirius miró enfadado a Lidia.
- ¡Y mira quien habla de ejemplos!
Siguieron discutiendo durante algunos minutos más... que se trasformaron en un cuarto de hora, media hora... cuarenta y cinco minutos... Bostezó con cansancio entre medio de la discusión de los adultos. Podía apostar todo el dinero de su cámara en Gringotts que todos Merodeadores juntos no estaban más cuerdos que él solo. Necesitaba tranquilidad, pero había algo que no le permitía irse a la torre Gryffindor. Tenía que hablar con Sirius en privado y eso era URGENTE. Volvió a observar al grupo. Calculaba otro cuarto de hora para dejaran de gritarse insultos entre sí y media hora para que reinara el silencio entre ellos. Calmadamente podían secuestrarlo y ellos no se darían cuenta para nada. Bostezó nuevamente. Al diablo con la paciencia.
- ¿Pueden terminar de discutir?- gritó Harry arriba de los insultos. – ¡Realmente parecen que tienen diez años! Llevan casi una hora discutiendo sobre el pasado... ¿Podrían acabar de una vez? – se sonrojó cuando la mirada de todos los Merodeadores se fijó en él.
- Lo sentimos, Harry, es que a veces nos dejamos llevar y... – comenzó Remus, pero Lidia miró con mayor intensidad a Harry.
- ¿Una hora? – preguntó ella extrañada y un poco incrédula.
Todos miraron a Plack unos instantes y volvieron a mirar a Harry. Y bajo esas miradas, Harry pudo entender por que la incredulidad de Plack. Se habían acordado de James Potter, Cornamenta, volviéndolo a comparar con su padre. Se mordió el labio y cuando iba a contestar, apareció Hermione bajando las escaleras del vestíbulo apresurada.
- ¡Harry, a ti te buscaba!- exclamó ella sin notar la mirada curiosa del resto. – Vamos, te necesito para acabar el trabajo de Pociones... – dijo tomándole del brazo y empezando a arrastrarlo hacia las escaleras.
- ¿Y para que me necesites, Mione?- preguntó Harry divertido. - ¿Quieres probar conmigo el veneno de la poción Zarén? – Hermione lo miró un poco enfadada.
- ¡Sabes para que te necesito, Harry! No es hora de bromas...
- ¿No exageras, Mione? Es un simple trabajo de pociones...
- No es eso. – Murmuró Granger sonrojada. Harry la miró sin entender. - ¡Acompáñame o te haré probar el veneno en serio! – rió ella un poco nerviosa. Harry asintió con curiosidad mientras subían hacia la torre de Gryffindor.
Una vez que Hermione y Harry hubieron desaparecido de la vista de los Merodeadores, los cinco adultos estallaron en risas.
~~~~~~~~~~~
Una brisa suave agitó los cabellos castaños de su compañera. A la luz de la luna, la figura de su amiga parecía iluminada y remarcada. Sus ojos parecían brillar con más intensidad. Para Harry, aquellos ojos brillaban más que todas las estrellas del firmamento juntas... Se sonrojó ante el pensamiento que se posó en su mente.
Otra brisa agradable y pacífica hizo temblar los miles de árboles del Bosque Prohibido, haciendo que este pareciera aún más terrorífico. En otros tiempos, el bosque parecía ser una aventura peligrosa. Ahora, lo miraba con aburrimiento. Por más que todos dijeran que era peligroso... ya no había nada tan peligroso como la muerte misma enfrente de tu rostro. La muerte enfrente de tus seres queridos... el sufrimiento que provocaban los gritos... Ya no.
El castillo desde los terrenos lucía pobremente iluminado. Rió sarcásticamente en su interior por su torpe comentario. Era la una de la mañana. ¿Qué más se podía esperar? Si dos jóvenes de diecisiete años se animaban a salir a un paseo nocturno a admirar las estrellas... no era problema del castillo. Volvió a reír interiormente. Mejor dejar ese estúpido tema.
Volvió a posar sus ojos verdes esmeraldas sobre su amiga.
- Herm, ¿para qué querías salir de la torre? Podríamos habernos quedado allí... Imagínate como se pondrá Sirius si se entera que he salido del castillo durante la noche...
- Ya lo has hecho antes, Harry. Lo hiciste hace unas pocas noches, ¿recuerdas? – le cortó ella secamente. Pero luego sonrió cálidamente. – Quería un lugar más privado y relajante que el encierro de la torre, Harry.
Se acercó a él y acarició delicadamente su pálido rostro. Sintió un estremecimiento al sentir el contacto de la piel cálida de Hermione con la suya, la cual estaba sumamente fría. Ella lo rodeó con sus brazos, abrazándolo tiernamente. Cariño. Un estremecimiento total de su cuerpo ante el contacto de su figura con la de Hermione. No estaba acostumbrado al cariño...
Estaba acostumbrado a la oscuridad.
- No te niegues al cariño, Harry... – dijo la muchacha suavemente en su oído. Suspiró, respirando hondo, para contener su impulso de alejarse de los brazos de Hermione.
- Mione, yo... – ella colocó su mano delicadamente sobre los labios de Harry para hacerlo callar.
- No digas más, Harry... – suavizó todavía más su tono dulce. Retiró su mano de la boca de Harry y lentamente comenzó a besarlo apasionadamente.
Solamente se separaron para volver a respirar. Harry notablemente agitado, había cerrado los ojos. Era una sensación tan hermosa... tan preciosa. Sentirse querido, sentir el cariño de la otra persona, poder demostrar su amor hacia el otro individúo. Sin embargo, todavía no podía olvidar que Voldemort estaba con él, en su mente, en su alma. Esa sensación cálida que producía Hermione era absorbida por el veneno de la arte oscura de Tom Riddle. Y también temía por Hermione. ¿Podría Voldemort hacerle algo a Mione a través de él? Un estremecimiento en todo su cuerpo. Dios no quiera eso.
- No te niegues al cariño, Harry. – Volvió a repetir Hermione mirando el lago de Hogwarts. Algunos de sus cabellos tapando la vista de sus ojos a Harry.
No te niegues al cariño_ Repitió una voz en su mente_ No te niegues al cariño, Harry
Obviamente no era la voz del Innombrable. No. Esta era cálida y suave. Reconfortó los sentidos alterados de Harry. Reconfortó sus estremecimientos. Olvidó completamente a Voldemort y... miró con más determinación a Granger.
Suspiró suavemente mientras se acercaba a Mione. Ella volteó sorprendida hacia él, mientras acariciaba sus cabellos castaños.
- Gracias, Mione. – dejó un momento de silencio. Con un tono más dulce y tierno dijo aquellas palabras que jamás había dicho con tanta dulzura: - Te amo.
Y junto a aquellas palabras, fue él quien inició el beso apasionado. No solo sintió el cariño de Mione, sino también aquella sensación hermosa de poder amar a alguien... Aquella sensación que casi nunca había experimentado.
Estuvieron algún tiempo mirando las estrellas y comentando sobre la belleza de la noche. Comentando algunas cosas de las cuales no habían podido hablar o intercambiando opiniones sobre la crítica situación en la que vivían. Pero finalmente, el tema se basó en el baile del doce de abril.
- ¿Crees que realmente hicieron el baile para relajarnos o por alguna otra razón?- preguntó Herm mientras miraba el bosque prohibido a la distancia.
- No lo sé, Mione. Capaz van a informar la muerte del profesor Dumbledore y de Snape... o tal vez solamente quieran distraernos... No lo sé. – Contestó Harry con tono terriblemente preocupado. – Pero hay algo que estoy seguro. ¿Quieres venir al baile conmigo? - El rostro de Hermione se iluminó en una sonrisa de felicidad.
- Por supuesto, Harry...
Harry le devolvió la sonrisa. Pero todavía había algo que le perturbaba... ¿Cómo arreglaría las cosas con Virginia Weasley? No quería que ella lo siguiera ignorando por el resto de su vida... Quería disculparse (aunque no sabía de que tenía que disculparse) Y devolverle de cierta forma su atención, su regalo de navidad y los poemas. ¿Cómo podría arreglar la situación?
- Será mejor que regresemos al castillo. Está empezando a hacer frío... y necesitamos descansar. – Dijo poniéndose de pie y ayudando a Mione a hacer lo mismo. Ella tomó la capa de invisibilidad y la colocó arriba de ellos. Comenzaron a caminar hacia el castillo.
- ¿Te acuerdas cuando estábamos en tercer curso, cuando iban a ejecutar a Buckbeack? Cuando Canuto se llevó a Ron a la Casa de los Gritos... – comentó Hermione observando el paisaje. Harry le sonrió recordando los viejos tiempos.
- Esas cosas jamás se olvidan, Mione. – Murmuró Potter dulcemente. Ella le devolvió la sonrisa. Pero de repente recordó algo...
- ¿Qué harás con tu club de fans? – Se burló Granger riéndose. Harry casi tropieza de la sorpresa. Se sonrojó ligeramente mientras negaba con la cabeza.
- Solamente espero que no se pongan molestas, tenemos que estudiar para los EXTASIS...
- Me haces acordar a Viktor Krum. – Rió Hermione mientras ingresaban en el vestíbulo. – Con todas esas chicas detrás, no te podrás concentrar. – Volvió a reír burlona.
- Yo no me reiría tanto, Mione. En cuanto se enteren que eres mi pareja, te van a querer matar. – Comentó Harry mientras se aseguraba que no había nadie cerca y que podía subir las escaleras al primer piso. – Pero yo no lo permitiré. – Le sonrió a Hermione mientras ella se ruborizaba.
- Harry...
El retorno a la torre de Gryffindor continuó en silencio. Pero les costó llegar al cuadro de la Dama Gorda. Se cruzaron con la Señora Norris, con Filch y con Danielle Colfer. Parecía que estaban subiendo la seguridad del castillo. La gata de Filch había estado apunto de descubrirlos ya que había salido de la nada en medio del pasillo. Colfer se había mantenido a distancia mientras Filch había estado rondando cerca del cuadro de la entrada a Gryffindor. Se les hizo un poco complicado, pero finalmente, llegaron exhaustos a la seguridad de la cálida sala común.
- Ya no estamos tan atléticos como antes... Uff. Norris estuvo muy cerca y... ¡Colfer...! La maldita sabía que estábamos por allí. Ella sabe perfectamente que tenemos la capa... pero no sé como se pudo enterar de que no estábamos en la torre. ¿Tú que opinas?- dijo Hermione mientras se acomodaban en los cómodos sillones.
- Yo opino que... – Harry estaba mirando la entrada a la habitación de los chicos. – Es hora de que nos vayamos a dormir. – Dijo rápidamente. Hermione lo miró atónita, sin entender.
- ¿Sucede algo malo...?
- Mm. ¿Qué te parece? C-A-N-U-T-O. – Murmuró casi inaudiblemente Potter. Granger chasqueó la lengua mientras se acercaba a Harry.
- Buenas noches. – Y le dio un beso en la mejilla.
Una vez que Granger desapareció por las escaleras que llevaban a la habitación de chicas, Harry se volteó y respiró hondo. Le esperaba una larga noche de explicaciones. MUY larga... pero no podía... Tenía pendiente por hacer algo muy importante.
Caminó hacia la entrada de las habitaciones masculinas y la sombra que había visto desde la sala común se convirtió en su padrino, como él ya sospechaba. Su rostro inspiraba enojo, pero a la vez alivio al saber que su ahijado estaba bien. Pero eso no le impidió empezar a reprenderlo.
- ¡Henry James Potter! ¿Dónde estabas? ¡No puedes engañar así a tu padrino! Me tenías tremendamente preocupado. ¿Dónde andabas solo? ¿Dónde, Harry? ¿Dónde?
- Sirius, por favor, tranquilízate. No estaba solo... ¡Y no me llames Henry! – murmuró fastidiado. Detestaba que dijeran su nombre completo.
- ¿Con quién estabas, Harry?- Black parecía haberse tranquilizado un poco, pero se notaba que continuaba enfadado.
- Con... – titubeó un poco antes de contestar. – Con Hermione...
- ¿Dónde estuviste?
- En los terrenos... – pero no le dejó terminar que ya estaba gritándole.
- ¿SALISTE DEL CASTILLO? Por favor, Harry, ¡lo tienes tremendamente prohibido! ¿Acaso quieres que te pase algo...?
- Estaba con Hermione, Sirius... y no grites que levantarás a media torre de Gryffindor.
- ¿Qué hacías con Hermione? – Harry se sonrojó y desvió la mirada de furia de Sirius.
- Sirius... Yo... – pero no pudo terminar porque alguien los interrumpió.
- Yo le dije que quería tomar aire fresco, Sirius, y él simplemente me acompañó. Nos quedamos hasta tarde con el trabajo de Pociones y decidimos dar un paseo por los terrenos bajo la capa de invisibilidad. – Dijo una voz femenina detrás de ambos. Esa era la verdad, al fin de cuentas. – No nos pasó nada malo, simplemente queríamos charlar más libremente. – Sirius miró cuestionadamente a Mione y alzó una ceja, incrédulo.
- ¿Charlar libremente?- dijo Black en tono burlón. Parecía que todo el enojo se había ido y... había regresado el viejo Canuto. - ¿No me estarán mintiendo, verdad? ¿No me ocultan nada? – Ambos se sonrojaron de pies a cabeza y bajaron la mirada al suelo.
- Un par de tortolitos de Gryffindor... – murmuró divertido Sirius- Bueno, es hora de descansar, tortolitos. Mañana podrán seguir con sus mimitos. ¡A la cama, tortolitos! – dijo Sirius mientras comenzaba a subir hacia la habitación de varones de Gryffindor.
- Deja de decirnos tortolitos, Sirius... – murmuró nuevamente Harry fastidiado. Hermione soltó una risita mientras le daba un beso en la mejilla a Harry.
- Hasta mañana, Henry. – rió Granger mientras se dirigía a su habitación. Harry le devolvió la sonrisa.
- Dije que mañana podrán seguir con sus mimitos... – Exclamó Sirius desde la escalera. Potter se dirigió a su habitación pasando al lado de Sirius.
- ¿Lo sabías, verdad?- le preguntó Harry antes de entrar a la habitación. Black soltó una risita.
- Por supuesto, Harry. Soy tu padrino, al fin de cuentas. – Volvió a reír. – Me hice el enojado para ver que hacías. – Volvió a reír. – Pasado mañana es mi juicio, y quiero que estés presente para que puedas verle la cara a ese hipócrita de Pettigrew. Ahora a dormir, tortolito.
- Sirius, ¡ya basta!
Entró en la habitación y se cambió la túnica simple de Hogwarts por el pijama. Se acostó observando a Sirius, quien se había convertido en "Hocicos" para poder dormir cómodamente al lado de Harry. Potter, disimuladamente, sacó la varita del bolsillo de la túnica y la dejó en la mesita de luz.
Luego de desearle buenas noches a Black, se acomodó en la cama de forma que este pensara que empezaba a dormirse. Pero la verdad que el sueño no le estaba ganando la partida en ese momento. Todavía faltaba hacer algo. Algo que ya lo tenía decidido desde la clase de Mundungus Fletcher.
Un cuarto de hora después, empezó a sentir los "ronquidos" del perro negro. Tuvo que evitar soltar una risita al ver la cara angelical del perro. Tan tierno... volvió a reír internamente. Olvidándose de las bromas, tomó delicadamente la varita mágica apoyada en la mesita de luz con la mano izquierda. Extendió el brazo derecho y señaló con la varita la marca de serpiente que estaba posada allí desde Halloween.
En un murmuro casi inaudible, con un tono de voz tan neutral que no parecía ser su voz, repitió cinco veces las siguientes palabras:
- Dominare Corpus Finite. Dominare Voluntatem Finite. Dominare Anima Finite.
Una luz blanca y luminosa salió de la punta de la varita mágica de Harry, chocando con la Marca de Serpiente e iluminando pobremente la habitación de séptimo de los alumnos de Gryffindor.
Harry tuvo ganas de gritar, pero de su garganta no salía ningún sonido. La vista se le empezó a nublar, poco a poco, perdiendo la conciencia. Cerró sus ojos verdes con fuerza para aguantar el dolor que recorría todo su cuerpo. Su varita mágica cayó al suelo sin hacer el menor ruido y Potter perdió todas las energías de su cuerpo. Antes de caer desmayado entre las almohadas de su cama, se le ocurrió que cabía la posibilidad de que jamás volviera a despertarse. Ya no había tiempo para arrepentirse.
*-*-* Flash Back *-*-*
(N/A: Este Flash Back empieza desde la clase de Mundungus: [...]Artes oscuras... Bajó instantáneamente su vista al libro de estudio que tenía abierto y sus ojos pasaron lentamente por el nombre del capítulo. El Dominio del Sentido a través de las Artes Oscuras. ¡Aquella era la solución! Levantó su vista hacia Mundungus Fletcher y sonrió ampliamente. La solución.)
Harry mantuvo su sonrisa unos instantes e inmediatamente después, empezó a escuchar atentamente cada una de las palabras de su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Aquella era la solución a uno de sus más grandes problemas. Pronto, muy pronto, ya no quedaría nada de Voldemort en su cuerpo.
- Dominare Corpus Finite, Dominare Voluntatem Finite, Dominare Anima Finite es un poderoso encantamiento de magia antigua que sirve para repelar toda la magia negra del cuerpo de un ser humano. Para repelar toda la magia negra que domina los sentidos de un ser humano. – Dijo el profesor Mundungus mientras caminaba entre los pupitres, sin notar que eran muy pocos los alumnos que lo estaban escuchando. - Pero en la actualidad, no hay muchos magos calificados para hacer este encantamiento. La magia es tan antigua y tan poderosa, que casi nadie puede manejarla. Pero a toda regla, hay una excepción.
Harry observó con curiosidad las páginas del capítulo y leyó con curiosidad unas palabras que estaban en letra cursiva, sobresaltadas: Salvo los herederos de los cuatro fundadores del colegio Hogwarts, de magia y hechicería. Sonrió astutamente volviendo a escuchar el discurso de Fletcher.
- Cualquier mago normal moriría a manos de este encantamiento. Es demasiada la magia que consume y la potencia del "antídoto". Pero es el encantamiento más eficaz. Se arriesga la vida de uno, pero asegura que no puedan volver a dominarlo. Por supuesto, hay otros encantamientos menos potentes y más fáciles, menos arriesgados, pero no tendrán los favorables resultados de este.
- Para realizar este encantamiento, deben repetir cinco veces las siguientes palabras: Dominare Corpus Finite, Dominare Voluntatem Finite, Dominare Anima Finite. Deberán señalar con la varilla mágica el lugar donde se acumula toda la magia negra y una luz blanca hará que toda al Arte Oscura desaparezca del cuerpo. Caerán en un trance de inconsciencia...
*-*-* Fin del Flash Back *-*-*
Bostezó con cansancio escuchado muy pobremente el discurso de Hermione sobre el trabajo de Pociones que había hecho con Harry la noche anterior. Apoyó su cabeza en su mano derecha mientras observaba a lo largo de la mesa de Gryffindor en busca de salvación. Nada.
- Herm, no quiero que te lo tomes a mal, pero Harry me lo explicará más resumidamente después, ¿vale?- pidió Ronald casi en tono suplicante. Granger le lanzó una mirada fulminante mientras se cruzaba de brazos.
- Tendrías que agradecer que Harry y yo ya hayamos hecho el trabajo, no tendrás complicaciones... – dijo Hermione con tono malhumorado.
- Ya sé por que estás de mal humor, Mione. ¡Porque no tienes a Harry para divertirte!- sonrió burlón Ron.
- ¿Por qué todavía no bajó a desayunar?- preguntó Mione con curiosidad y cierta preocupación.
- Según Sirius, estaba profundamente dormido y no quería levantarlo. Además, hoy no tenemos clases hasta después del almuerzo. – Bostezó. – A mí también me gustaría estar durmiendo...
- ¿Y por qué no te quejaste durmiendo?- preguntó Mione interesada.
- Porque quiero conseguir una pareja para el baile cuanto antes. Y creo que es el horario más... adecuado. – Hermione lo observó irónicamente.
- ¿Por qué no se lo pides a Myrtle? – bromeó mientras se ponía de pie. – Iré a la biblioteca, Ronny. Quiero retocar mi trabajo de Transformaciones. Nos vemos luego, Donjuán. – Rió alegremente mientras colocaba su mochila en la espalda. Se alejó de la mesa de Gryffindor.
Ron suspiró mientras observaba el resto del comedor. Inspeccionó la mesa de Gryffindor. Parvati y Lavender estaban chismorreando. Ambas tenían parejas: Dean y Seamus. Y no quería invitar a alguna de cursos menores.
Inspeccionó la mesa de Hufflepuff. Allí estaba Susan Bones, a quien Neville quería invitar. Sus compañeras hablaban animadamente. Pero ninguna le gustó demasiado a Ronald. Omitió la mesa de Slytherin. Examinó la mesa de Ravenclaw. Cho Chang estaba apartada del resto de sus compañeras. Frunció el entrecejo. Recordó las miradas de odio que se lanzaban Harry y la muchacha desde aquella ocasión en que hablaron. ¿Qué habría sucedido? Se lo había preguntado a Potter, pero él jamás le contestaba su pregunta. Igual, no la pensaba invitar.
Padma estaba hablando con otras dos chicas de Ravenclaw. Sus miradas se encontraron por un segundo. Ella, en forma de saludo, le sonrió. Le devolvió la sonrisa mientras pensaba a quien invitar. Mm. No quería ir de nuevo con la gemela de Parvati, no. Ya se había hartado. Entonces... ¿quién?
Tomó la mochila y se dirigió pensativamente hacia el vestíbulo. Antes de salir, se cruzó con "CFHP" quienes parecían estar buscando a su ídolo. Les sonrió burlonamente mientras ellas lo miraban con curiosidad, como preguntándole dónde se encontraba Harry. De respuesta, se encogió de hombros. Evitó reírse de la furia que pasó por el rostro de las niñas. Harry Potter tendría que hacer algo para dejar de llamar la atención de las niñas-mosquitas de Hogwarts. Esta vez, se dio el gusto de reír libremente.
Decidió ir a la biblioteca y acompañar a Mione en su repaso de Transformaciones. Subiendo la escalera del segundo piso, algo lo distrajo. Sirius –transformado en perro negro– bajaba rápidamente la gran escalera. Sirius no vio a Ron, parecía ir con apuro hacia el Gran Comedor. Se encogió de hombros. No podría haber pasado nada malo. Seguramente Canuto tenía demasiado apetito y estaba apurado por llegar al comedor. O eso esperaba.
Se dio vuelta y por culpa de su distracción, chocó con alguien, quien parecía igual de distraído que él. Una muchacha de cabello rojizo, no tan potente como el suyo. Ojos almendrados, muy parecidos a los de Hermione. Alta (casi igual que Ron) y delgada.
Se sonrojó mientras ayudaba a la muchacha a levantarse. En la túnica negra de Hogwarts, era visible el cuadro de Ravenclaw. Pero Ron se extrañó bastante al verla. No recordaba su rostro. Y no podía ser una alumna nueva.
- Disculpa, yo... venía distraído y... lo siento mucho. – Se sintió nervioso bajo la sonrisa que le dirigió la Ravenclaw. Miró de reojo al suelo y vio que también había tirado al suelo los libros que llevaba la muchacha. Se inclinó y recogió los tres ejemplares, devolviéndoselos a su dueña.
- No importa. Yo también venía distraída. – Una voz dulce y suave. Sus ojos brillaban intensamente.
- Disculpa, pero... No nos habíamos visto antes. Ronald Weasley. – Extendió la mano. Ella amplió su sonrisa mientras la estrechaba.
- Lilian Callejas.
- ¿Eres nueva? – Lilian soltó una risita divertida.
- No, hace un año que estoy en Hogwarts. Fui una de las chicas extranjeras. Estoy en séptimo curso. Supongo que como nunca nos hemos cruzado... No recordarás mi rostro. – Volvió a reír. Una risa que relajó los sentidos de Ronald. – ¿Y adónde ibas, Ron? ¿Te puede decir Ron, verdad?
- Por supuesto. – Sonrió afirmativamente. – A la Biblioteca. Aunque no quería realmente llegar a ella. – Lily rió disimuladamente.
- Yo también iba para allí. Tengo que terminar mi trabajo de Transformaciones...
- Hermione puede ayudarte en eso. – Comentó mientras caminaban juntos por el pasillo del segundo piso.
- ¿Hermione?- preguntó la pelirroja confundida.
- Hermione Granger. Es mi mejor amiga...
- El trío de Gryffindor: Harry Potter, Hermione Granger y Ronald Weasley. Ya había oído hablar de ustedes. – Sonrió Lil con emoción reflejada en sus ojos. – Todos hablan de ustedes. El trío que se enfrentó a peligros inimaginables. – Ronald se sonrojó aún más.
- No es para tanto... – Una idea atravesó la mente de Weasley. - ¿Tienes pareja para el baile?- preguntó nerviosamente.
- No. – Contestó despreocupadamente la muchacha. Ya estaban bastante cerca de la biblioteca.
- ¿Quisieras... venir conmigo al baile?- Lily le sonrió ampliamente.
- ¡Claro!- dijo ella animadamente. – Me encantaría, Ron. – Sus miradas se conectaron. El silencio comenzó a reinar sobre ellos. Ninguno quería sacar sus ojos del otro individúo. Lily sonrió enérgicamente mientras decía: - Ahora... ¿entramos a la biblioteca? – Ron asintió, aunque todavía algo embobado.
Al entrar a la biblioteca, inmediatamente divisaron a Hermione, quien agitó un brazo para que Ron la advirtiera entre las mesas de la biblioteca. Ron le sonrió a Lily, invitándola a que lo acompañara, y se dirigieron hacia ella.
- Mione, te presento a Lilian Callejas. Lily, te presento Hermione Granger.
- Un gusto. – Dijo Mione extendiendo la mano para estrechar la de Lilian.
- El gusto es mío. – Contestó la pelirroja con una sonrisa alegre.
- Ahora, Hermione: Lily necesita tu ayuda para terminar el trabajo de Transformaciones. Y yo también lo necesito. – Dijo Ron sentándose en una de las sillas, al lado de Hermione. Lilian lo imitó.
- Ya veo... – sonrió Hermione pícaramente. - ¿Ahora me necesitas? No debería hacerte caso, Ronald Weasley. Pero después me echarás la culpa de todo, así que vamos a hacerlo. Lily... ¿eres de Ravenclaw?- preguntó observando su túnica negra. La chica asintió.
- Me pregunto dónde estará Harry... – suspiró Mione mientras abría uno de los libros.
- Ya sabes que está...
- No, es demasiado sospechoso. Ayer no nos acostamos muy tarde. Y sabes muy bien que Harry sufre de insomnio. Sería rarísimo que se quedara hasta tan tarde durmiendo...
- No es eso. Lo que pasa es que lo extrañas y ya lo quieres tener aquí, a tu lado... ayudándote. Porque ahora es él el sabelotodo.
- Cállate, Ron. Trabajemos y listo. – Hermione se mordió el labio. Parecía que la curiosidad podía más que ella- Cuéntenme... ¿cómo se conocieron?
- De casualidad, nos chocamos en uno de los pasillos... – contestó Lily sonriéndole mientras buscaba en el índice del libro de Transformaciones.
Hermione sonrió pícaramente mientras escribía velozmente con su pluma una frase en su pergamino. Ron la miró un momento reprochadamente mientras sonreía nervioso. Lilian no se enteró del entre cambio de sonrisas y miradas.
Trabajaron en silencio durante media hora más. Solamente se interrumpieron cuando Sirius se acercó corriendo hacia ellos. Parecía alterado y tremendamente preocupado.
- Sirius, ¿qué sucede?- preguntó Hermione alzando la vista del libro de Transformaciones. Black observó un segundo a Callejas. Su mirada era de desconfianza.
- Sirius, ella es Lilian Callejas, de Ravenclaw. – La presentó Ron dándose cuenta de la mirada de Canuto.
- Necesito hablar un segundo con ustedes, Ron, Hermione... – murmuró Black. Parecía tener apuro.
- Discúlpanos, Lily...
- No hay problema. Nos vemos luego.
Tomaron algunos de los libros y los metieron en la mochila apresuradamente. Siguieron a Sirius hasta la salida de la biblioteca. Black, sin embargo, continuó caminando por el pasillo. Hermione y Ron intercambiaron miradas curiosas y ligeramente preocupadas mientras se apresuraban a seguirlo. Se sorprendieron cuando se dieron cuenta que el destino de Black era la enfermería.
- Sirius, ¿qué sucede?- se animó a preguntar Hermione antes de ingresar a la enfermería. Black ignoró su pregunta y les hizo señas para que entraran a la enfermería.
Adentro de la enfermería se encontraban Remus Lupin, Mundungus Fletcher y Arabella Figg. Los tres llevaban semblantes de preocupación en sus rostros. Madam Pomfrey, la enfermera, estaba examinando a...
Harry.
Su amigo tenía el rostro completamente pálido, más que de costumbre. Se asustaron al verlo en una de las camas de la enfermería. ¿Qué había pasado?
- ¿Qué...?- comenzó a preguntar Mione sin sacar sus ojos de la figura de Harry.
- ¿Recuerdan de lo que hablamos en la última clase de Defensa?- preguntó Fletcher. Su voz seria y firme estremeció a Ron y a Herm.
- La Dominación del sentido y los encantamientos que contrarrestaban el síntoma de dominación. – Contestó Granger con rapidez.
- El encantamiento Dominare Corpus Finite, Dominare Voluntatem Finite, Dominare Anima Finite... – Completó Fletcher mirando a Potter fijamente.
- ¿Qué tiene que ver...?- comenzó a preguntar Ronald, pero Hermione lo interrumpió.
- ¡No me digan que...!
- Parece que ha utilizado ese encantamiento en la marca de serpiente, resumiendo casi al máximo su magia. Cayó en síntoma de inconsciencia. – Contestó Remus. – Nosotros sabíamos que este era el único encantamiento que podría repelar las artes oscuras del cuerpo de Harry, pero era muy peligroso utilizarlo. Por esa razón, Dumbledore prefirió esperar. Pero...
- No esperábamos que Harry hiciese el encantamiento por su propia cuenta.
- ¿Se recuperará, verdad?
- Tardará unos días en hacerlo, pero sin duda, lo hará. – Aseguró Madam Pomfrey. Hermione y Ron intercambiaron miradas.
- ¿Ya tienen todo preparado para el juicio de mañana?- preguntó Ron nerviosamente. Sirius sonrió débilmente.
- Por supuesto.
- Mucha suerte, Sirius. Aunque creemos y esperamos que no la necesitarás.
~~~~~~~~~~~~~
Estaba en una mazmorra oscura, con varias personas reunidas en ella. Altos miembros del Ministerio y medios de comunicación, prensa.
Existen miles de palabras en el vocabulario humano que podrían describir sus sensaciones en esos instantes de silencio. Esos instantes de silencio que le estaba matando.
Ansiedad. Necesidad de respuesta. Intranquilidad por saber un resultado negativo para el futuro. Impaciencia. Inquietud. Nervios. No podía mantenerse quieto. Las manos le temblaban. Esos minutos de murmullos inaudibles parecían miles de cuchillazos en su cuerpo. Necesitaba una respuesta. QUERÍA una respuesta pronta. Si no iba a morirse de la ansiedad.
Cerró los ojos con fuerza, rogando, en cierta forma. No podía decepcionar a Harry... Todos aquellos años en espera de su liberación... ¿Qué pasaba si... si el Ministerio lo condenaba al Beso del Dementor? Se mordió el labio con frustración.
Recordó las palabras de Hermione antes de entrar en la mazmorra del juicio: "Piensa positivo, te estamos apoyando todos en esto, Sirius"
¿Cómo pensar positivo si lo único que le venía a la mente era que esos minutos le parecían siglos y que seguramente estaban discutiendo la mejor manera de eliminarlo del planeta? Pero recordó las últimas palabras de Mione nuevamente: "te estamos apoyando todos en esto." A pesar de estar inconsciente en la enfermería del colegio Hogwarts, a cientos de kilómetros, Harry estaba con él en aquella mazmorra. Igual ansioso por saber la respuesta. Dándole su apoyo. Mirando el lado positivo... Sonrió con la tranquilidad que le trajo aquello.
Abrió sus ojos celestes nuevamente y elevó la vista hacia el Ministro, Cornelius Fudge. Habían dejado de hablar, ya habían decidido el futuro de ambos, el suyo y el de Pettigrew. Ese era el momento. El momento que había estado esperando después de largos años...
Aunque le costó, mantuvo la conexión de sus ojos con los del Ministro. Parecía como si los ojos le ardieran. No los cerró. No pestañó. No se movió. Solamente miró a aquel hombre adulto que distaría su futuro en la comunidad mágica.
De reojo pudo ver al hipócrita de Peter Pettigrew igual de ansioso que él. Aunque, obviamente, temblaba más que Sirius Black. No había nada que lo salvase y no tenía nada para mirar positivo. Sirius sonrió con mayor seguridad. Bajo el Veritaserum ninguno de los dos habría podido mentir.
Fudge aclaró su garganta y fijó su vista en ambos "acusados".
- El acusado, Sirius Black, es liberado de todos los cargos en su contra.
- La noticia de su inocencia será publicada en el mundo Mágico y Muggle. También se le ordena la inscripción inmediata como animago. Se le entregará una casa para poder vivir y una indemnización de un millón de galleons por todos los inconvenientes y los años pasados en Azkaban. Además se le devolverán todos sus bienes perdidos, al igual que su varilla mágica.
- Se condena a Peter Pettigrew al beso del Dementor, mañana al atardecer.
Inmediatamente después de escuchar las palabras del Ministro y del juez, Sirius se vio rodeado de Remus Lupin, Arabella Figg, Lidia Plack y Susan March, sus amigos de siempre, que lo abrazaron con fuerza y total alegría. Sonrió ampliamente. Hermione y Ronald, que también habían decidido acompañarlo en el juicio, se acercaron a él y también lo abrazaron con fuerza. Eso era para festejarlo.
- ¡Felicitaciones, Sirius! ¿Qué se siente ser de nuevo libre?- preguntó Ron con una amplia sonrisa.
- Fantástico. – Dijo Sirius sinceramente. Esa era la palabra que definía todas sus sensaciones juntas.
El juicio había durado alrededor de tres horas. Las declaraciones de Pettigrew y Black con el Veritaserum y las declaraciones agregadas de Lupin, Granger y Weasley, narrando lo ocurrido en el tercer curso, habían hecho que el juicio se prolongara más de lo pensado. Las tres horas habían valido la pena. Lo único que les faltaba era que Harry, su ahijado, recobrará el conocimiento y se enterara de la nueva noticia. De esa... fantástica noticia, como había declarado Sirius.
Alegría era uno de sus sentimientos que estaba viviendo con mayor intensidad en ese momento.
~~~~~~~~~~~
Hermione miró su reloj de muñera. Las seis y media de la tarde. Observó por la ventana de la enfermería el horizonte. El atardecer estaba apunto de empezar... y de terminar la vida de Pettigrew. Se estremeció al recordar el beso del Dementor. Pero un rápido pensamiento invadió su mente: Pettigrew se lo merecía.
Sirius, Remus y las Merodeadoras habían ido juntos con Fudge a "ver" la condena de Colagusano. Ronald estaba en la biblioteca acompañado de Lilian Callejas, su nueva amiga, su acompañante en el baile. Parecía que se llevaban bastante bien. Y Lilian lo estaba ayudando bastante con los estudios. Así que, Hermione se encontraba en la enfermería, acompañando a un Harry Potter inconsciente desde hacia ya tres días.
Acarició el rostro de Harry con ternura. ¿Por qué no le había dicho que iba a realizar aquel peligroso encantamiento? Porque se lo hubieses impedido, contestó una voz en el interior de su mente. Suspiró con frustración. Todo lo que había sufrido Harry durante la prolongación de aquel curso... Seguramente quería sacarse uno de sus mayores problemas de encima. Pero había arriesgado su vida en su intento... Suerte que todo había salido bien. ¿Voldemort había andado mucho por la mente de Harry últimamente? Si era así, ahora debería estar furioso. Había perdido todo su contacto con Potter...
O casi todo. Todavía existía aquella cicatriz en forma de rayo en la frente del muchacho. Pero esa cicatriz no obligaba a Harry a actuar bajo los comandos de Voldemort. Entonces... ¿para qué servía aquella cicatriz?
Para anunciar el acercamiento del Lord Oscuro. Para notificar la bronca y la ira del Lord Tenebroso. Para ver esos sueños realistas. Esos sueños que eran la realidad que estaba viviendo Voldemort.
Acarició el cabello alborotado de Harry. ¿Por qué tenía que sufrir tanto el hijo único del matrimonio Potter?
Entonces, súbitamente, Potter abrió sus ojos esmeraldas. La observó un instante con aire confundido y ella notó la agitación de su respiración. ¿Acaso habría tenido un sueño?
- Tranquilo, Harry, todo está bien... – En cierta forma, lo estaba. Él pareció tranquilizarse al verla junto a él, saber que contaba con ella en esos instantes. Suspiró suavemente y susurró con algo de esfuerzo:
- Acabo de tener un sueño... relativo al... Beso de Dementor de Pettigrew. – Harry recordó aquel sueño-realista.
*-*-* Flash Back *-*-*
Una habitación con una sola puerta, la cual permanecía cerrada con llave. Sin ventanas. Sin grietas para poder escapar. Sin nada.
Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa.
Ese era el sentimiento que lo embargaba desde dieciséis años atrás. Pero ahora con mayor potencia. Esos últimos minutos con vida... De su miserable vida... Respiró hondo mientras se apoyaba en la pared. Había sabido desde ese día que le había dicho al Lord Oscuro que podía entregarle al Matrimonio Potter que ese sería su destino. Había traicionado a sus únicos amigos. Había matado a Lily y a James...
Unas lágrimas silenciosas circularon por su rostro. Había matado a Lily y a James... Él no había querido eso... No... Había sido su única salida, aparte de la salida de la muerte, por supuesto. "Todos habríamos preferido la muerte a traicionarte a ti" Las palabras dichas por Sirius Black hace cuatro años resonaron en sus oídos como una sentencia. Aumentaron las lágrimas que rondaban su rostro. Entendió que debería haber muerto en el lugar de James y de Lily. Ellos no habían merecido su traición y sin embargo...
Los había traicionado para no morir en manos del Lord Oscuro.
Pero él no había sido y no era tan fuerte como Sirius, como Remus... Como James... No tuvo el valor de vencer la cobardía. Traicionó a sus amigos de la peor forma... Elevó su vista recorriendo la habitación. Él no tendría que estar en aquel lugar. Él ya debería estar muerto hacía muchísimos años.
Recordó el ritual del renacimiento del Innombrable, aquel ser que había quitado la felicidad y la paz al mundo mágico y muggle. Aquel ritual donde se había cortado la mano derecha... Hizo una mueca al recordar el dolor que había ocasionado la daga atravesando su carne...
Se dejó caer de rodillas al suelo, sollozando. Si hubiera muerto antes, todo aquello no hubiera pasado...
- Colagusano... – Murmuró una voz suave. El nombrado alzó la vista y pensó inmediatamente que estaba teniendo una ilusión, se había vuelto loco... Era imposible. Él estaba muerto. Muerto. ¿O había vuelto para castigarle?
- James. – Murmuró entre sollozos levantándose lentamente sin sacar la vista de la persona que tenía enfrente, quien negaba con la cabeza.
- No, Peter, James está muerto. Mi padre está muerto. Soy Harry, Harry Potter. – Peter lo examinó con mayor determinación. Y se dio cuenta del detalle de los ojos. Verdes, el verde esmeralda de los ojos de Lilian...
- ¿Qué haces aquí? ¿Eres el testigo que mandó el Ministerio? – preguntó Colagusano incrédulo. El muchacho negó con la cabeza.
- Soy una especie de ilusión. Es uno de mis sueños realistas, donde formo parte y a la vez no. He decidido hacerte una... visita. – Su voz se notaba calculada. Como controlando un odio que pugnaba por salir. Pettigrew asintió mientras desviaba la vista.
- No me queda mucho tiempo, así que apúrate...
- ¿Te arrepientes, Peter?- Volvió a mirar a Potter incrédulo.
- ¿Qué quieres decir con eso?- Harry respiró hondo, armándose de paciencia.
- Si te arrepientes de la muerte de mis padres. De Lilian y James Potter...
- ¿Por qué lo preguntas?
- Contesta.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Contesta, Peter.
- ¿Quieres hacerme sufrir?
- Pettigrew, contesta.
- ¿Qué es lo que quieres, Potter? ¿Quieres verme sufrir? ¿Quieres ver como muero en depresión? ¿Qué quieres lograr con esa pregunta?
- Colagusano, contesta mi pregunta. Es una pregunta de evaluación moral.
- ¿Y qué pasa si estoy arrepentido? ¿Qué cambiará las cosas?
- No puedo interferir en la decisión del Ministerio, pero...
- No lo harás. Esto es a lo que me sentenciaste en tu tercer curso, Potter. Quieres vengarte. Quieres vengar las muertes de tus padres... ¡No querrás salvarme! – Potter respiró hondo, volviendo a tomar paciencia.
- Punto uno, Pettigrew, yo no soy Lord Voldemort. No busco venganza. – Tembló ante el nombre de su antiguo señor. – Por más que mueras, mis padres no volverán a la vida. Y tampoco puedo salvarte. Pero contéstame, por favor. ¿Estás arrepentido o no de haber traicionado a tus amigos? ¿A mis padres, a mi padrino, a Remus, a mi madrina, a Lidia, a... Susan?
Susan March. Ese nombre resonó en su cabeza. La cuarta miembro de las Merodeadoras. Aquella chica con la que había compartido tantos momentos especiales... Unas lágrimas silenciosas volvieron a surgir. Sus amigos... Se derrumbó en lágrimas.
- Lo siento tanto, Harry... Yo no... ¡perdóname!- rogó entre lágrimas. – Con tu perdón, me será suficiente...
- ¿A quién le ruegas, maldito hipócrita?- dijo una voz con todo odio. Abrió los ojos y al lado de él vio a Black, Lupin, Plack, Figg y March... Quien había contestado era Sirius. Buscó en la habitación alguna señal de Harry... Nada. Se puso de pie, temblando ante todas las miradas de odio que le dirigían sus antiguos amigos.
- Cuanto tiempo sin tenerte enfrente, Pettigrew. – Le miró con asco Arabella. - ¿Cómo te atreviste...? ¿A quién le rogabas perdón, Colagusano? ¿Quién va a perdonarte? ¿Quién?
No le contestó. No valía la pena pedirles perdón. Ellos no lo iban a aceptar. Sin embargo, hubiera deseado escuchar la respuesta del hijo del matrimonio Potter, a quien él había matado. Por más que fueran palabras de odio... Hubiera deseado escucharlas de la boca de Potter.
- ¿No pensaste en nosotros, en Lily, en James cuando los entregaste a Voldemort? ¿Ningún sentimiento de culpabilidad, de arrepentimiento te evadió, Pettigrew?- preguntó Lidia en un tono neutral. Peter se apoyó en la pared, sin prestarles atención. Sus palabras no le servirían a él. Ya sabía cuanto le odiaban.
- ¡Contesta, maldito!- Los ojos de Black estallaban de furia. - ¿No nos dirás anda?
- ¿Qué quieres que te diga, Black?- le gritó Colagusano mirándolo con furia. - ¿Pedirte perdón, si sé que no lo aceptarás? ¿Mostrarte mi arrepentimiento para que simplemente me sigan mirando? ¿Contestar preguntas que no tienen respuesta lógica? ¿Qué quieres que te diga? – tranquilizó su tono. – Y por más que me perdonarán, yo preferiría el perdón de otra persona...
- ¿De quien, Colagusano?- dijo Susan lo más suave posible. Pero Black había entendido y se adelantó hacia Pettigrew.
- No podrás verlo. Tampoco escucharlo. Ni te permitiremos acercarte a Harry, Colagusano. Olvídalo. Y tampoco le haremos llegar tus perdones, no los mereces. ¿Te has puesto a pensar todo el mal que le has ocasionado? ¿Crees que él te disculpará?
- No me importa. Pero sus insultos serán mejor escuchados que los tuyos, Black. Preferiría que fuera él quien estuviera aquí insultándome de vez de ustedes...
- Le estabas rogando a él mientras nosotros estábamos esperando que volvieras a la realidad. ¿Por qué le rogabas si sabes que no te puede escuchar? – Los ojos de Pettigrew volvieron a recorrer la habitación. Capaz había sido su imaginación, capaz no.
- Juro que estaba aquí...
- Es imposible, Pettigrew. ¡Estabas alucinando!- chilló Figg con furia. - ¡Harry está en la enfermería, inconsciente por la culpa de tu señor! ¡Por la culpa de aquella maldita serpiente a la que te uniste hace más de diecisiete años!- Sin embargo, Black palideció. Se acercó a Peter con los ojos brillándole intensamente.
- ¿Qué te dijo? – preguntó bruscamente, exigiendo una respuesta.
- Me preguntaba si estaba arrepentido... que él no era el Innombrable, que no buscaba venganza... Que solamente quería saber si estaba arrepentido... – Black se mordió el labio.
- ¿Y estás arrepentido?
- Sí...
Entonces, Fudge entró en la habitación seguido de un Dementor. Los Merodeadores miraron a Pettigrew por última vez mientras salían de la habitación por ordenes de Fudge. Cornelius también salió, dejando al Dementor con Colagusano.
Poco a poco, el Dementor se acercaba... Cerró los ojos con terror. Adiós mundo... Aquel mundo que hubiera estado mejor sin su presencia...
Te perdono, Peter. Solamente espero que tus arrepentimientos sean ciertos...
*-*-* Fin del Flash Back *-*-*
Hermione miró un segundo a Harry mientras acariciaba su rostro, tratando de reconfortarlo. Harry se mantuvo callado un tiempo, contemplando al vacío.
- Merecía morir, Harry. Ahora piensa que Sirius es libre... ¡Podrás pasar más tiempo con él!
- Sí... – El asentimiento de Harry hizo dudar a Hermione.
- ¿Hay algo que quieras contarme, Harry?- preguntó mirando los intensos ojos de su amado.
- ¿Podrás guardar el secreto, Mione?
- Sabes que puedes confiar en mi, Harry... –aseguró Hermione sonriendo débilmente. Harry la admiró un segundo antes de empezar a formular su respuesta.
- Colagusano...
~~~~~~~~~~~
Aquella noche del doce de abril parecía haberse adaptado al clima que reinaba en el castillo de Hogwarts aquel día. Una noche preciosa, con el cielo lleno de estrellas. Una luna creciente, comenzando a aparecer llena... Aunque todavía faltaba algunos días más para que aquel satélite mostrara totalmente una de sus caras.
Llegadas las veinte horas, todas las parejas de estudiantes estaban reuniéndose en el vestíbulo del castillo, en espera de que se abrieran las puertas del Gran Comedor y que empezara la fiesta.
Entre aquellas parejas se encontraban Ronald Weasley con Lilian Callejas y Hermione Granger con Harry Potter.
Ronald vestía una túnica de gala color vino con botones dorados. Le combinaba muy bien con el rojo de su pelo y le hacía resaltar aún más el azul de sus ojos.
Lilian lucía una túnica de gala de color carmesí potente. Su cabello rojizo brillaba sobrenaturalmente (seguramente se habría aplicado algún encantamiento) Suelto, caía delicadamente sobre la espalda de la muchacha. Estaba naturalmente bonita.
Hermione usaba una elegante túnica de color lavanda. Se había alisado el cabello con una poción y lo llevaba suelto, al igual que Lily. La cortina de cabello castaño, liso y brillante como nunca, la hacía lucir espectacular. Obtuvo las palabras "Qué guapa que estás esta noche, Mione" de parte de Harry. Pero esas palabras no alcanzaban para demostrar lo bella que lucía aquella noche, según pensaba el adolescente de ojos verdes.
Harry había tenido una gran indecisión a la hora de elegir la túnica de gala. No sabía si debía usar la túnica que le había regalado Virginia para Navidad o no. Pero pensó que ella preferiría que la usara antes de dejarla guardada en el baúl. Además, ya había diseñado una estrategia para devolverle el favor a Ginny. Solo esperaba que fuera lo suficiente...
Así que Harry llevaba puesta la túnica de gala escarlata intenso con los bordes y puños dorados que le había regalado la señorita Weasley. Trató de arreglarse el cabello... Misión imposible. Pero sus ojos verdes se relucían como nunca antes. Si el fin de ese baile era relajarse, Harry haría todo lo posible por cumplir el cometido del baile.
- Que guapa estás esta noche, Mione. – Dijo Harry sonriendo mientras observaba a su pareja.
- Gracias, Harry... Tú tampoco te quedaste atrás.
- ¿Y qué les parece Lil? ¿No es una belleza?- dijo Ron en tono bromista mientras le sonreía a Lilian.
- Gracias...
- Solo digo la verdad, señorita Callejas. – Con este comentario, Lily se sonrojó notablemente mientras que Hermione y Harry reían a escondidas. Ron tomó a Lily del brazo y le sonrió suavemente. Miró a sus dos amigos. - ¿Por qué no vamos entrando? Acaban de abrir las puertas...
- Adelántense. – Hermione le guiñó el ojo a su pareja. - Quiero hablar unas cosas con Harry.. – Hermione miró a Ron un segundo con una sonrisa pícara.
- Nos vemos luego. – Se despidieron Lil y Ron mientras caminaban hacia el Gran Comedor. Hermione miró a Harry de reojo y los dos rieron.
- Creo que Ronald se lo pasará bomba esta noche. – Sonrió Mione mientras tomaba el brazo que su pareja le ofrecía.
- Y nosotros también. – Le susurró Harry en el oído. Le devolvió la sonrisa.
Al entrar al Gran Comedor observaron la decoración, muy parecida a de los anteriores bailes. Habían puesto mesas para cuatro personas en vez de las cuatro grandes de siempre. Una decoración muy adecuada a la estación del año en la que estaban: primavera. Había un aroma floral en el aire, que solamente podía sentirse en un campo repleto de flores. Ese aroma estaba mezclando con un sentimiento que hacia mucho tiempo que no sentían: alegría.
Buscaron con la mirada al par de pelirrojos (Ronald y Lilian) y una vez encontrados se fueron a sentar con ellos animadamente. Cuando McGonagall dio por empezado el banquete acompañado del baile, todos empezaron a pedir sus diferentes menús de comida.
- ¿Con quién ha venido Ginny, Ron?- preguntó Hermione despreocupada mirando alrededor observando las diferentes parejas de Hogwarts.
- No tiene pareja, aunque Emma– la mejor amiga de Virginia– le ha insistido que debía venir aunque sea para distraerse. Ha estado muy deprimida últimamente... Ni idea que le pasa.
A Harry se le encogió el estómago de la preocupación. ¿Tan mal estaba Ginny por su causa? La buscó disimuladamente por el salón con la mirada. Estaba con Emma Hartek y un chico de Hufflepuff (la pareja de Emma) Desde la distancia se la notaba desanimada.
- Que mal. Habrá que hacer algo para levantarle el ánimo. – Dijo Hermione mirando de reojo a Harry. Recordó su encuentro con la señorita Weasley en Hogsmeade, cuando ella estaba buscando a Potter. Ahora se arrepentía de haberse sentido satisfecha. La pobre había caído en depresión...
- Y cuéntanos, Lily, ¿a qué escuela ibas antes?- preguntó Ron bastante interesado.
- A un colegio de España, obviamente de magia. Fui compañera de Amanda Ruiz y ambas nos transferimos a Hogwarts el año pasado... – su tono cobró tristeza. – Amanda era una gran amiga, pero como quedamos en casas diferentes, no podíamos vernos tan seguido... Además, no éramos "las mejores amigas"
Tanto Ron como Herm miraron a Harry con expresiones de preocupación. Harry desvió la mirada de ambos hacia una de las mesas cercanas. Se mordió el labio al contemplar a una de las personas que más odiaba dentro de Hogwarts. Cho Chang. Maldición.
Y con la mala suerte que lo caracterizaba, Chang se dio vuelta. Sus miradas se cruzaron. Miles de sensaciones invadieron el cuerpo de Harry: Ira, rencor, odio, desprecio, frialdad, traición. Por debajo de la mesa, oprimió sus puños con odio. La muchacha levantó una ceja mientras formaba una sonrisa burlona en su rostro. Ángel del mal.
Apartó sus ojos verdes de ella. Chang no merecía ocupar sus pensamientos. No merecía su mirada. No merecía su atención. No merecía nada.
Suspiró con frustración. Nada podía distraerle. Todo le traía recuerdos o pensamientos oscuros. A pesar de no estar Voldemort con él, había quedado una huella de él en su alma, en su mente, en sus pensamientos. Maldición, condenado asesino.
Sentía las miradas preocupadas de sus amigos sobre su figura. Tenía que distraerlos de alguna manera... Debía distraerlos. Pensó unos instantes y luego sonrió despreocupadamente.
- ¿Extrañan tanto el Quidditch como yo?
- ¿Jugaban al Quidditch antes? ¿En qué puestos?- preguntó Lily interesada.
- Cazadora
- Guardián
- Buscador
- Yo también era cazadora, Herm. – Comentó Lilian mientras sonreía. Así empezaron a hablar de los equipos de Quidditch y tácticas. Así pasó la cena.
Cuando la música empezó a sonar en el Gran Comedor, todas las parejas se pusieron de pie y se pusieron a bailar. La música era neutral. Ni tan lenta ni tan rápida. Perfecta.
Lilian y Ron hacían una espectacular combinación. Parecía que el par de pelirrojos se divertían bastante juntos y compartían muchos gustos en común. Por otra parte, Mione y Harry los miraban de reojo y soltaban risitas, que enfurecían a Ronald. La pareja de Gryffindor disfrutaba contemplando a Ron y a la Ravenclaw. Pero obviamente, los dejaron a parte y empezaron a disfrutar ellos también de la fiesta de relajación.
A lo lejos, Dean y Parvati bailaban espectacularmente. Seamus y Lavender se la estaban pasando muy bien. Neville, con su pareja de Hufflepuff, Susan Bones, por fin estaba logrando no pisar a una chica durante los bailes. Pero lo que le causó más risa a Ron fue ver a la CFHP mirando con odio a Hermione, quien se divertía muchísimo con Harry. Si hubiera tenido una cámara de fotos...
Y los profesores también estaban disfrutando. A una manera más seria, pero disfrutando. Lo que lo estaban pasando bomba eran los Merodeadores. Por unos momentos se habían olvidado de sus problemas y volvían a hacerse bromas entre ellos. El trío de Gryffindor y la Ravenclaw se apresuraron a alejarse de la zona donde los cinco adultos bailaban. Susan, acompañada de Mundungus Fletcher. Sirius con Arabella. Lidia con Remus. (N/A: Ni se imaginan la linda combinación que hacen Lidia y Remus ^.^ Aunque sea, como yo me los imagino ^_– )
Entre tantas risas, era imposible darse cuenta de las situaciones románticas que cruzaban el Salón.
Cuando la música cambió a estilo lento, las risas pararon inmediatamente. Ron estaba ligeramente sonrojado cuando Lil apoyó su cabeza en su hombro suavemente. Hermione disfrutó bastante aquellas piezas. Aunque no nos olvidemos de los Merodeadores... (N/A: Estoy indecisa, ¿cuál comienzo a contarles? Vamos con... Marauders (Me encanta como suena en Inglés ^.^)
Sirius puso sus manos alrededor de la cintura de Arabella mientras que ella rodeaba su cuello con sus brazos. Ambos ligeramente sonrojados. La última vez que había bailado había sido en el casamiento de Lilian y James Potter y eso era decir mucho tiempo. Sin embargo, ninguno de los dos había olvidado la sensación que esos bailes producían. Empezaron a deslizarse suavemente al ritmo de la música...
- Hacía muchísimo tiempo que no hacíamos esto, Sirius. – Murmuró Bella al oído de Canuto.
- Ya lo estaba deseando. – dijo Sirius sonriendo sinceramente.
- Sigues siendo el mismo Sirius...
- ¿Debería haber cambiado?- Figg soltó unas risitas ante su comentario.
- A mí me gustas así... – Sirius le devolvió la sonrisa. – Te he necesitado, Sirius... ¿por qué tuvo que pasar...?
- Yo también te extrañé, Bella. – Dijo Black omitiendo la pregunta. – He extrañado tus besos, tus caricias... Pero también tus insultos. – Soltó una carcajada. Arabella le pisó haciéndose la ofendida.
- Deja de andar diciendo tonterías, Black. ¡Pareces el niño que eras en Hogwarts!
- Pero si tú me has dicho que no he cambiado... ¿Por qué te sorprendes?- Ella sonrió dulcemente.
- Deja de decir tonterías, Sirius. Realmente te he extrañado. Y mucho.
Los ojos de Sirius se deslizaron hacia sus labios y sin pensárselo demasiado fue acercándose hacia ella mientras sus manos se posaban en la cintura de Arabella. Bella sonrió un instante mientras cerraba los ojos expectantemente. Hacía años que no sentía los labios de Sirius en los suyos... Ese era el momento. Black, como él solamente sabía hacerlo, la besó con una pasión incomparable. Muchos sentimientos invadieron sus mentes: Cariño. Amor. Ternura. Calidez. Dulzura. Suavidad. Apasionamiento.
El beso duró hasta que tuvieron que separarse para poder respirar. Pero inmediatamente después de recuperar el aire, volvieron a besarse, volviendo a representar los mismos cálidos sentimientos. Nadie iba a evitar ese momento tan precioso en sus vidas. Nadie.
Remus y Lidia, por otra parte, se mantenían aislados de la situación de sus mejores amigos y un poco cohibidos en cuanto a ellos mismos. La última vez que habían bailado una canción lenta había sido en el último año de ellos en Hogwarts. Pero a diferencia de Sirius y Arabella, ellos no sabían si les convenía volverse a reconciliar después de estar tanto tiempo separados.
Hazle siempre caso a tu corazón. Sigue a tu corazón.
- Has estado practicando baile, Remus. – Sonrió divertida Lidia cuando Remus la tomó por la cintura al comienzo de la pieza.
- Francamente, no.
- ¿Entonces?
- Me he acordado de tus clases de baile cuando estudiábamos en Hogwarts. – Le sonrió Remus tímidamente.
- En ese baile ibas acompañado de una chica de Ravenclaw, ¿verdad?
- Así es. – Asintió Lupin vergonzoso.
- Eras un donjuán como Sirius, aunque lo niegues. – Rió suavemente Plack.
- Más donjuán que James y Sirius imposible, Lid.
- Hacía muchísimo que no me llamabas por ese sobrenombre. – Notó Lidia mientras continuaban bailando.
- Solamente en Hogwarts. – Rió Lupin. - ¿Todavía lo recuerdas?
- Nunca me olvidé de ti, Remus. – Sonrió Lid cariñosamente. Un silencio dominó a la pareja. Ella suspiró mientras continuaba hablando: - Me arrepiento tanto de haberte dejado... – miró fijamente los ojos cafés de Lupin. – Todavía... todavía te quiero, Remus.
Lupin dudó un instante, pero luego le devolvió la sonrisa cálida. Lentamente comenzaron a acercar sus rostros hasta que sus labios quedaron a centímetros de distancia. Sus narices chocaban y ambos sentían la respiración ligeramente agitada del otro. Cerraron sus ojos, dejando de tener conciencia del Gran Salón y se besaron vehemente. La pasión que habían perdido en sus labios durante los últimos años retornó a ellos en esos minutos de intensa ternura...
Harry soltó una risita mientras observaba a ambas parejas besarse. Hermione, que no entendía por que se reía su pareja, alzó una ceja curiosa. Potter al notar su mirada, le señaló con la mirada la zona donde estaban los Merodeadores. Al cabo de unos segundos, ella también soltó unas risitas.
- ¡Ya era hora!- ambos rieron. Harry observó nuevamente todo el Gran Salón y volvió a señalarle con la mirada a otra pareja. Ella quedó pasmada, mirando sorprendida a la pareja. Luego le sonrió a Potter dulcemente.
La pareja que había llamado la atención de Harry y Herm habían sido nada más ni nada menos que Lilian y Ronald. El par de pelirrojos estaba besándose, aunque un poco tímidos. Luego le preguntarían a Weasley los detalles... Hermione sonrió alegre por Ronald. Había encontrado a la muchacha que podía corresponderle. Ojalá fuera la indicada. Pero ella tenía a su propio chico para entretenerse.
- Es una noche demasiado romántica para abstenerse, Harry.
Harry le devolvió la sonrisa mientras se acercaba suavemente hacia sus labios. Nuevamente intercambiaron sensaciones cálidas y reconfortantes: Cariño. Amor. Ternura. Calidez. Dulzura. Suavidad. Apasionamiento. Aquella sensación de poder amar y sentirse amado... Aquella relajación única. Aquella cálida brisa que dominaba tus sentidos... Ni con mil palabras podría explicarse lo que era aquel sentimiento único y especial al que los seres humanos llamamos amor. Amor hacia el prójimo... (N/A: Me he puesto melancólica!!! Demasiadas escenas de amor me afectaron la cabeza O_o)
Luego de bailar unas cuentas piezas más, Hermione y Harry decidieron descansar un tiempo de tanta emoción. Ron y Lilian hicieron lo mismo que ellos. Se ubicaron en una de las mesas libres y, Potter y Weasley, se encargaron de traer las cervezas de mantequilla.
- Bueno, tortolitos, ¡Cuenten, cuenten!- exclamó Hermione luego de unos instantes de silencio en la mesa. Lily y Ron se quedaron boquiabiertos mientras los colores se les subían a sus rostros.
- ¿A qué... a qué... a qué te refieres, Herm?- tartamudeó Ronald visiblemente nervioso. Mione soltó una risita mientras Harry le pegaba a Ron con un suave codazo en las costillas.
- ¿Cómo...?- pero Lily no podía articular palabra de lo pasmada y avergonzada que estaba.
- No te preocupes, Lil, no hay ningún problema. Pero cuidas a Ronny, ¿eh?- dijeron Hermione y Harry al mismo tiempo, lo que ocasionó las risas burlonas de Weasley.
Potter observó nuevamente el Gran Comedor. Muchas parejas estaban descansando de la agotadora jornada de baile mientras que otros disfrutaban la música al máximo. Buscó a los Merodeadores con la mirada, pero no los encontró en ninguna parte. Alzó una ceja, algo incrédulo. Luego sonrió pícaramente. Pero luego su vista se centró en cierta pelirroja, hermana de su mejor amigo. Distante de la diversión y calidez del baile. Era hora de alegrarle la noche a la muchacha y llevar a cabo su... plan.
- Herm... – murmuró sin quitar sus ojos verdes de la pelirroja. Mione sonrió entendiendo lo que le pedía mientras asentía.
- No te preocupes, Harry. Puedo aguantar una pieza sin tu agradable compañía. – Rió alegremente la muchacha de ojos almendrados. Harry le devolvió la sonrisa mientras se ponía de pie.
Acomodó su túnica de gala mientras caminaba con destino a Virginia, que estaba de espaldas a él, sin saber que se acercaba lentamente. Una vez que estuvo detrás de ella, la tomó los hombros, haciendo que la muchacha se sobresaltara. Ella se dio vuelta bruscamente, algo agitada. Sus miradas se encontraron. El silencio tomó posición en ese momento.
- Virginia. – Dijo Harry suavemente sin desviar su mirada de los ojos celestes de ella. – Yo te debo algo... ¿Verdad?
- Harry, yo no... – dijo ella desviando la mirada hacia otro punto indefinido.
- Tú me regalaste esta túnica, esperando poder bailar conmigo alguna pieza... en algún baile. ¿Me concedes el honor de cumplir mi promesa, Ginny?- tendió su mano hacia Ginny con una sonrisa. Ella lo miró unos instantes, con un brillo especial resplandeciendo en sus ojos. Luego de pensarlo unos instantes, ella también sonrió, aceptando la invitación.
Harry la llevó hasta la pista de baile, entre medio de las parejas que disfrutaban la música. Ginny llevaba una túnica de gala de color azul oscuro con las mangas y los bordes de color plateado. Su cabello rojizo peinado delicadamente parecía cascada de lava. Caía suavemente hacia sus hombros y estaba apoyado finamente sobre su espalda. Estaba simplemente hermosa.
Harry apoyó sus manos sobre la cadera de Virginia mientras ella rodeaba tímidamente su cuello con sus brazos. Comenzaron a deslizarse al ritmo de la música.
- ¿Por qué has estado tan deprimida, Gin? – preguntó Harry en un murmullo. Ella titubeó antes de contestar.
- No encuentro la felicidad de vivir, Harry... – Potter sonrió débilmente.
- ¿Sabes algo, Gin? Mereces algo mejor que yo a tu lado. Eres una chica especial. Inteligente, dulce, amable... – Virginia se sonrojó ligeramente ante sus palabras. – Hay chicos mejores que Harry Potter. Hay chicos que te pueden prestar mayor atención, apreciar más tu belleza interior y externa.
- Pero, Harry...
- No soy el indicado para ti, Gin. No lo soy. Mira cuanto te he hecho sufrir... No amargues esta noche con los recuerdos. Quiero que me prometas algo en valor a nuestra amistad.
- ¿Qué quieres que te prometa, Harry?
- Que serás feliz. Que lograrás olvidarte de mí, Gin. Aunque sea, despéjate esta noche. ¿Quieres el consejo de un buen amigo?- Harry sonrió para darle confianza a Virginia. – Deja el pasado atrás y vive el presente con todas las ganas que puedas. No pienses que todo está perdido. Somos jóvenes. Te queda un año de estudio en Hogwarts todavía... Prométemelo, Gin. – Virginia suspiró un momento mientras escuchaba las palabras de Potter. Luego sonrió ampliamente mientras lo abrazaba. Pararon de bailar. Se abrazaron con fuerza.
- Te lo prometo, Harry. Pero... ¿me ayudarás? Quiero disfrutar lo que queda de este baile... – Gin suspiró. - ¿A quien me recomiendas para bailar?
- Colin lleva mirándote toda la noche... – Dijo Harry guiñándole un ojo. Ella soltó una risita mientras se separaba de él.
- Gracias, Harry. – Sonrió Ginny sinceramente. – Gracias por todo. – Y se dio vuelta, comenzando a caminar hacia Colin Creevey.
Harry la observó un instante, sonriente. Si que era preciosa. Pero él tenía a su propia princesa para disfrutar. Ojalá Colin hiciera feliz aquella noche a Ginny... O se las vería con Harry Potter. Rió internamente ante su comentario.
Caminó hacia donde estaba esperándolo Hermione, con una sonrisa alegre. Se acercó a él y lo besó tiernamente. Se sentaron a charlar en una de las mesas. Según Mione, Ron y Lil habían salido a los terrenos a disfrutar de la preciosa noche.
- Hacen una combinación perfecta. ¿No son la pareja perfecta?- comentó Mione refiriéndose a Ron y a Lily. Harry le sonrió afirmativamente.
- Pero no tan perfecta como tú, Mione. – La muchacha se sonrojó ligeramente.
- Harry, deja de decir tonterías...
- Harry Potter no miente, Mione. – Rió Harry burlonamente. Hermione soltó unas risitas ante su comentario.
Hermione abrazó a Harry dulcemente. Acarició delicadamente su cabello alborotado. Luego volvieron a besarse suavemente. Pero alguien los interrumpió...
- ¡AJÁ! ¡Encontré a los tortolitos en acción!- exclamó Sirius, quien estaba enfrente de ellos con los brazos cruzados. Al lado de él estaba Arabella.
- Sirius... – Granger y Potter estaban sonrojados de la vergüenza.
- Oye, Harry, después tengo que darte unos consejos sobre como tratar a las chicas para tenerlas rendidas a tus pies. – Murmuró Sirius en su oído para que solamente él pudiera escucharlo. Harry se sonrojó todavía más y miró a Black fulminante.
- ¡Sirius!- le reprocharon al mismo tiempo Potter y Figg. Hermione soltó unas risitas.
- Pero, Sirius, tú también eres un tortolito. Un tortolito-mayor. – Se burló Mione riéndose con Harry. Esta vez fueron Bella y Canuto los que se sonrojaron.
- ¿Cómo...?- El par de jóvenes de Gryffindor rieron burlonamente como respuesta.
Esa noche fue especial...
Hello a todos! ¿Cómo están?
Lamento muchísimo mi demora! T.T En realidad, ya tengo lista la Parte 14... Solamente me he olvidado de actualizar en fanfiction.net... Prometo acordarme más seguido de ustedes. Lo siento!
Les sigo agradeciendo la paciencia que me tienen y el apoyo que me entregan. Muchas gracias! ^_^
Muchas gracias por los reviews!
Crazy-Chan: Thanks!!! ^^ Lamento mi demora! T.T De verdad que estás loca! Jajaja. Me alegro que te alegres que Sirius ya esté libre! ^^ Y si, soy una mortífaga! *Risa malévola* Pero en esta Parte no se nota tanto, verdad? Aquí tuve un poco de corazón... Pero ya se está acabando la alegría. Ahora empieza la acción... Bueno, espero que está parte te haya gustado! Thanks ad kises!
Joyce Granger: Thanks! Si, creo que soy joven para estar tan metida en esto O_o Pero me encanta! ^^ Es relajante ^^ Así que eres un fiel seguidor de mis ficts! ^_- Me alegro que te gusten! ^^ Si, Academia Prakigam fue más que un dolor de cabeza. Una gran experiencia para mi! En realidad, Prakigam fue un gran impulso para este fict. ^^ Lamento la demora!!! Lo siento mucho! T.T JAJAAJ. ¿En serio no te podáis despegar de la PC? ^^ Me alegro que te gusten! Muchas gracias por tus ánimos! ^^ Thanks and kises!
Dydrex Slytherin: Thanks! ^^ Si, soy mala!!! Jajaja. Maté a Sean y a Severus sin piedad... Y todavía me faltan muchos! ^_- Prepárate para lo peor! *Risa malévola* Que bueno que te guste la pareja H/Hr! La vas a disfrutar mucho en estas últimas partes! ^_- ¿En serio Voldie te cae mejor que Colagusano? Jajaja. Que mal! Jajaja. No es mucho exagerar? ^^ Voldie es bueno! Jajaja. Bueno, lamento mi demora! Otra vez se me pasó volando el tiempo! T.T Thanks ad kises!
PAU: Thanks! ^^ Buena conclusión a la que has llegado Jajaja. Pero yo no te puedo decir todavía que es lo que sucede. Ya entenderás todas esas pesadillas luego, en uno de los caps. finales ^^ ¿No te esperabas a Hermione? ^^ Bueno, tenía que tener una parte romántica nuevamente ^^ Pues, yo soy muy arriesgada. Me gusta dejarlos a todos con preguntas que luego no contesto ^_- O Capaz las contesto pero en código o a través de los caps... Muchas gracias por tus ánimos. Thanks ad kises! Lamento la demora!
Lolo: Muchísimas gracias! Si, cuestionarse el destino es algo fundamental en este fict... Por algo el nombre, verdad? XD Y si, aquí tienes otro fict H/Hr. Me era imposible no hacer otra clase de fict... ^^ Espero que te haya gustado este cap. Lamento las demoras! Thanks and kises!
Lobezno: Thanks! Me encanta que te encante este fict! ¿Un fiel seguidor desde HarryLatino? ^^ Yo te agradezco todo el tiempo que haz perdido leyendo! ^^ Lamento la demora nuevamente! T.T Muchas gracias por tus ánimos. Thanks and kises!
Doremi: Thanks! Y te lo agradezco de verdad! Haz sido tú quien me ha hecho acordar de actualizar O_o Es que con todo lo del colegio y todo eso... Bue, gracias! He leído "Toda la Verdad" No es muy Dark que digamos (o sea, no del estilo que me gusta) pero es bastante bueno para entretenerse una rato ^^ Si, me enredo bastante con ese fict! Jeje. Bueno, lamento muchísimo la demora. Trataré de acordarme más seguido que ustedes existen jeje. Pero como no suelo recibir reviews, uno también pierde el interés de publicar. Pero me he dado cuenta que hay gente que no deja review, pero lee. Así que bueno... Lo siento mucho! Espero que esta parte te haya gustado. Thanks ad kisss!!
Gracias a todos por los reviews.
Lo sé, lo sé. Esta parte me salió muy... "pegajosa." Demasiado romántica... Pero es que hace tanto que no escribía sobre amor, que me emocioné!!! (Y culpen a Iris que todo el día me pedía escenas de amor xD) Pero... ¿no estuvo muy lindo? ^.^ Este Harry... **Parvati suspira** ya no puede controlarse!!! Vamos a ver que hará en la próxima Parte... ¿Qué opinan de Lilian Callejas? ^_^ ¿Quieren saber de donde salió Lilian Callejas? ¿SÍ? Les cuento: es una de mis amigas por mail. Jaja. Es mi cyber-hermana de palabra. Y como la quiero muchio (a pesar del poco tiempo que nos conocemos) en honor a ella la pareja de Ron se llama así. ^_^ Así que ya ven... No soy tan mala, al fin de cuentas!!!! xD
Para los que quieran formar parte de "El Clan Loco de Parvati" (Iris, maldito el día que me dijiste que haga publicidad en mi fict T_T) Para quejas sobre el club, escríbanle a Iris (marijo146@hotmail.com) No tengo ganas de discutir sobre el tema del club. La idea fue de Iris.
Bueno, me despido. Mi MSN: Parvati58@hotmail.com Dejen reviews, plisss! Por lo menos pido 5 para publicar la Parte 14.
Thanks por seguir leyendo el fict y apoyarme en estos días de tormenta!!! Tengan piedad, misericordia, de esta lokita y noble escritora de ficts!!! T.T
De nuevo muchas gracias a todos! Los quiero mucho!!! Gracias por vuestro apoyo y ánimos!!! Lot's of kisesss!! Nos vemos en la Parte 14!!!
~*~ Parvati ~*~
