Una oscuridad nocturna única, irresistible e inalterable. Una luna nueva que poco a poco iba creciendo, aunque apenas era visible en el cielo de las sombras. Solamente había ciertas estrellas que lograban divisarse, algunas sin mucha eficacia. Pero en sí, era una noche fría y oscura. Nubes llenas de tinieblas tapaban aquellas diminutas luces que solían verse. Pero esta no era cualquier noche de luna nueva. No. Esta sería especial y propia, aunque todavía no entendía por que su intuición le indicaba aquello.
Sus brazos frágiles se cruzaron, en intento de calor corporal. Un abrazo a sí misma, podría llegar a denominarse. Su túnica no era suficiente para apagar el frío ambiental. OH, no. Ese frío que se deslizaba sutilmente por toda la espalda, por el cuerpo. Haciendo temblar las rodillas y las manos. Aumentando el color del rostro. Formando pequeñas cortinas de humo a medida que respiraba. Haciendo castañar los dientes y sacándole, de forma muy efectiva, las ganas de dar un paseo a la luz tenebrosa de la luna... ¿inexistente, capaz? OH, sí. Eso es lo que sentía Hermione Granger.
¿Por qué demonios estaba caminando, temblando de frío, por los terrenos de Hogwarts cerca de las once de la noche? OH, ni ella podía contestar esa patética e estúpida pregunta. ¿Por qué no refugiarse en el fuego acogedor de la Sala Común? No, no era que había perdido la serenidad. Si no que sus instintos la habían llevado inconscientemente a dar un paseo... ¿Sus instintos? OH, no. Su preocupación, capaz. Algo le indicaba que Harry no estaba dentro de la protección del castillo. No lo había visto en la cena. ¿Y eso la llevaba a caminar a esas horas, con semejante baja temperatura? Si, porque las intuiciones de Hermione Granger nunca fallaban. Y esta no sería la primera vez.
A Harry seguramente le hubiera encantado verla. Sus cabellos castaños caían suavemente sobre sus hombros, acurrucados en intento de calor. Estaba algo despeinada y desalineada, como generalmente nunca se la veía. OH, sí. El cabello de Hermione se había transformado en el último tiempo en liso y brillante. Sus ojos almendrados centellaban ligeramente, reflejando preocupación. Pero lo que más le hubiese gustado a Harry hubiera sido verla con su rostro angelical, encogida dentro de su túnica. Le daba aspecto de la pequeña niña que había sido.
Una fuerte ventisca alborotó todavía más sus cabellos y elevó su túnica negra durante más de un minuto. Se sentía perdida en esos terrenos que tanto había recorrido. Por algo había sido Prefecta algún tiempo... Sonrió débilmente ante los recuerdos. Lamentablemente o afortunadamente, no se puede vivir de los recuerdos. Tampoco se puede vivir pensando en el futuro... pero tampoco hay que pasarlos por alto cuando se vive el presente. Soltó un pequeño gruñido de irritación. Odiaba esos sentimientos contradictorios.
Una vez que la ventisca cesó, pudo elevar la vista del suelo para apreciar una figura a unos metros de ella. Aunque estaba de espaldas. ¿De dónde había salido? El viento lo trajo. Rió interiormente por su burla sarcástica. Capaz era a quien estaba buscando, o capaz no. Había que arriesgarse.
De manera lenta fue acercándose a aquella especie de sombra que parecía no haber advertido su presencia. Cuando no estaba a más de cinco pasos largos, éste se dio vuelta y la profundizó con su mirada verdosa. Sonrió al verlo, pero él no parecía tan contento de encontrarla por esas zonas. Unos instantes en silencio mientras se observaban. Regañó a Harry mentalmente. Llevaba simplemente el uniforme normal, que no era demasiado abrigado. Estaba segura que acabaría enfermizo en la enfermería de Hogwarts. Pero para su sorpresa, no temblaba como ella ni tenía el rostro rosáceo. Es más, tenía el rostro más pálido que la nieve. Sus ojos esmeraldas parecían contener unas flamas verdes en su interior.
- Hermione. – Fue él el primero en hablar. Su voz sonaba algo temblorosa e inquietante. - ¿Qué haces aquí? – su voz apenas audible. Parecía aterrorizado.
- Eso mismo me gustaría preguntarte, Harry. ¿Qué haces desabrigado? Podrías enfermarte... – pero Harry sentía más calor que lo que sentía en el mediodía de un día de verano. Él negó con la cabeza suavemente mientras se acercaba a ella.
- No, Herm, no puedo sentir el frío aquí, ¿sabes? – Mione no comprendió. – Si algún día tengo la oportunidad, te lo explicaré. Pero ahora debes irte... – Sin embargo, la muchacha poco caso le hizo a su sugerencia. Harry suspiró cansadamente mientras la abrazaba en forma protectiva, dándole la calidez necesaria. - ¿Sabes, Mione? Eres terca... – dijo con una débil sonrisa. – Creo que es por eso que te quiero tanto.
- No es hora de cumplidos, Harry. – Sabía que era lo que se avecinaba. OH, sí.
Sintieron pasos agitados acercarse a ellos por detrás. Era más de una persona, pero no más de dos. (N/A: O sea... Dos personas ¬¬) Antes que ni siquiera pudieran darse vuelta, esas dos personas ya los estaban abrazando. Eran inconfundiblemente Ronald y Lilian.
- ¿Se puede saber que hacen aquí?- Protestó Harry enfadado y a la vez tremendamente angustiado.
- La próxima vez que enfrentaras a Voldemort el trío iba a estar junto, ¿lo recuerdas, Harry?- Dijo Ron que apenas se le veían los ojos bajo la gran cantidad de abrigo, al igual que Lilian.
- ¿Pero cómo...?
- Los mejores amigos tienen una conexión irrompible, Harry. Nuestros instintos lo decían. – Sonrió Hermione. Así que el engaño no había funcionado... Quiso gritar, capaz de impotencia. Capaz de derrota. En ese momento, no sabía muy bien cuáles eran los sentimientos que estaba experimentando. Lo único que Harry entendió era que había pasado demasiado tiempo con sus amigos durante los anteriores años. Y ellos no querían defraudarlo.
- ¿Qué es lo que pretenden?- Murmuró.
- Acompañarte hasta el final, Harry. – Contestó Granger cálidamente.
- Eso no estaba en el contrato... – Bromeó Potter ligeramente.
- Entonces, despídenos. Pero después de esta noche, porque hoy vencerá el contrato. – Dijo Ronald en tono bromista, aunque medio serenado.
Había querido protegerlos... y ahora los había arrastrado hasta el final por la amistad que mantenían. Si en ese momento hubiera entendido sus pensamientos, estaría muchísimo mejor. Lastima que no podía controlarse, de cierta forma. Sus sentimientos se habían confundido cuando la oscuridad y la calidez se encontraron en su cuerpo, hacía algunos cuantos minutos. Simplemente, su cuerpo había quedado desorientado. Entendible, al fin y al cabo.
Sonrió débilmente. Eran su familia, no quería que nada malo les pasase por su culpa... Pero ellos tenían razón: eran un equipo. Y el contrato de la amistad abarcaba hasta los momentos de tensión y sangre, ellos no querrían fallarle, como él tampoco quería hacerlo. Estaban entre todo y nada. Y ahí estaban dando todo. Sus vidas, sus experiencias, sus lazos de amistad... Todo.
Una espesa neblina oscura les dificultó la vista, y aumentó el terror de Harry. Hermione se aferró a su brazo, asegurándole que no le iba a dejar solo por más que le insistiera hasta la muerte. Se sintió espiado en mente, alma, espíritu y cuerpo. Se sentía encadenado a su destino, expuesto a la voluntad de Voldemort. Y también se sentía como cadenas. Estaba obligando a sus amigos a acompañarlo hasta lo inimaginable solamente por el pacto de amistad que mantenían. Se odiaba, y los odiaba. Pero a la vez los apreciaba tanto... ¡Maldición, se sentía tan confundido!
Solamente escucharon unas palabras antes de que todo perdiera color y forma. Cayeron en las manos de la pesadilla.
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Que mágico era el aire de ese ambiente. Se sentía libre, única e inigualable. Se sentía como jamás se había sentido. Sabía que se merecía todo eso, después de tanto sufrimiento. Tantas confusiones. Tantas mentiras... Se lo merecía. Sí, sí. Eso era para ella y solamente para ella. OH, sí...
Gritó de alegría mientras se dejaba caer en el mar de las margaritas amarillas y algunas rosadas. Un aroma profundo, personal e intenso, dulce. Todo era perfecto. Todo lo que quería, estaba allí. OH, si... Nada ni nadie arruinaría ese momento. OH, Dios, no.
Cerró sus ojos del color de las almendras dejándose llevar por la excitación del momento. Solamente se había sentido así un momento, en un lugar y un tiempo. Solamente en los brazos de él, solamente acurrucada en sus brazos, solamente sintiendo su aroma y escuchando su voz suave. Apreciando sus brillantes ojos y... la pasión de su presencia. Él era el único que faltaba allí. Si Harry estuviera con ella, ese momento se transformaría en un sueño hecho realidad. ¿Por qué no? Al fin de cuentas, los sueños se hacen realidad si realmente lo intentas. ¡Cómo lo deseaba a su lado!
Y como si alguien la hubiera escuchado y comprendido, sintió una sombra sobre ella. Abrió los ojos para encontrarse con los verdes esplendorosos de su amado. Estaba inclinado, a su lado. Sonriendo como jamás lo hubiera visto. Feliz, relajado y distraído. Sonriendo inocente y infantilmente. OH, sí. Parecía ser un niño de poca edad. Con su intacta inocencia ante los problemas tenebrosos e infantil ante las perspectivas importantes. Distraído, disfrutando de la libertad. Relajado al no sentir las cadenas. Feliz de verla allí. Y ella también se sentía así.
- Déjate llevar, Herm. – Susurró en su oído lentamente. Su voz alteró todos sus sentidos, despertando una pasión jamás experimentada con tanta fuerza. Él era su debilidad. Lo que él le pidiera jamás podría ser discutido. Él tenía el poderío de su voluntad.
- Harry... – murmuró con suavidad. Él la rodeó con sus brazos protectores. Acurrucó su cabeza sobre su hombro disfrutando de la calidez y del cariño que recorría su piel. Sentir el contacto de su piel con la suya la estremecía.
- Mione.
Se separó con lentitud y tomó su barbilla con delicadeza. Sus ojos verdes se fijaron en sus labios rojizos inmediatamente. Casi ni le dio tiempo a pensar cuando ya la besaba vehementemente. Acariciaba su espalda, aturdiéndole el cuerpo. Sus labios buscaban amor en los suyos, demostrando el inmenso cariño al que Hermione no pudo rehusarse. Como bien le había sugerido, se dejó llevar por la violencia de la ternura. Sucumbió a su merced.
Fue algo que ella no pudo controlar. Dejó de sentir, de experimentar. Ya no sentía ni pasión, ni felicidad, ni relajación, ni cariño... Nada. No sentía la calidez de los brazos de Harry alrededor de su cuerpo. Y ya no podía devolver sentimientos. Perdió el tacto. Y se dio cuenta que también había perdido la posibilidad de percibir los aromas, gustos y ruidos. También perdió la vista. Aunque se dio cuenta que mantenía los ojos cerrados: extraño, no recordaba haberlos cerrado. El caso es que... no podía hacer nada.
- Déjate llevar...
OH, Dios. Él se lo pedía y ella estaba a su merced. ¿Pero que más podía dejar llevar? Había dejado sus sentimientos y sensaciones a su merced. Su cuerpo... OH, faltaba su alma.
Y también la dejó ir. A través de aquellos besos apasionados, dejó de sentir también su alma. Se sintió vacía. Incapaz de sentir otra cosa que oscuridad y... vacío. Había dejado ir todo por él. Pero estaba relativamente feliz, había hecho todo lo que su amado le había pedido.
Pero seguía sintiendo aquellos besos que habían sido su perdición. Él seguía buscando en ella algo más. No sabía que más, solamente faltaba entregarle la posición de su cuerpo. ¿Era aquello posible? Si lo hubiera sido, no lo hubiera dudado ni un instante.
Descúbreme, domíname y explótame con tu pasión...
Y esos besos dejaron de ser amorosos. Dejaron de transmitir cariño. Ahora transmitían una frialdad y oscuridad que le perforaba, le dolía. Le transmitía odio y codicia. Quería resistirse a esos besos, pero ya estaba a su merced. Se preguntó desde cuando Harry la trataba con tanta violencia...
Y ahí comprendió. No era Harry quien la estaba besando.
Abrió los ojos inmediatamente, de par en par. Allí, rodeándola con sus brazos, estaba su padre. Si pudiese ser llamado así. Esos ojos carmesíes que antes había imitado los de su amado... Maldito monstruo. La había engañado. Había explotado sus sentimientos. Su cuerpo estaba débil, Lord Voldemort le había comido todas las fuerzas. Pero tenía lo suficiente como para no dejar que esa serpiente siguiera jugando con ella.
Lo alejó de su cuerpo, poniéndose de pie velozmente. El antiguo campo de margaritas de convirtió en una población de serpientes venenosas, repulsivas y horribles. Gritó con terror, retrocediendo ante la mirada astuta de su padre. Temblaba incontrolablemente. Estaba perdida en manos de su padre, por su propia voluntad. ¡Dios, se había dejado llevar por las artes oscuras! Que decepcionado debería estar Harry... Dios, lo había traicionado. Lágrimas oscuras surgieron de sus ojos.
- Aléjate. – Logró murmurar. ¿Dónde estaba Harry? Rayos, lo necesitaba. No quería morir sin saber cuanto daño había hecho su estupidez.
- Hija mía... – sonrió malévolamente Riddle. – Ya veo que dejarías todo por Potter, ¿eh? ¡Qué fácil fue dominarte! – Rió maniáticamente. – Esperaba más de ti...
- ¿Qué es lo que quieres de mí?- Sollozó Hermione abrumada. Voldemort aumentó su sonrisa.
- ¿Sabes? Tu amado se dio cuenta al instante que eran Artes Oscuras, y no tú quien le estaba acariciando. Supongo que sabes la tentación de Harry por la Orden Tenebrosa... – Sus ojos escarlatas brillaron intensamente. – Serías una buena presa para someterlo a mi poder, ¿sabes? Él me juró a gritos que no te tocaría ni un pelo sin pisar primero su cadáver...
- Esto es una pesadilla, ¿verdad? Creada por la magia oscura para someternos a tortura a través de nuestras debilidades...
- Muy bien, Hermi. Eres inteligente. Toda una Ravenclaw. Me pregunto por que habrás caído en Gryffindor... Tienes descendencia de sangre Slytherin, y te ponen justamente en la casa de los leones. Hubiera preferido mil veces Ravenclaw... ¡Hufflepuff! Antes que Gryffindor... – Voldemort se acercó a ella con pasos elegantes y la tomó de la barbilla, elevando su mirada parda llena de odio hacia él. – Slytherin es... poderoso, Hermi. ¡Te llenaría de poder para realizar tus metas! – Sonrió ante el aumento de odio de la mirada de Granger. – Veo que no valoras tu herencia... Dumbledore ha hecho un gran trabajo contigo, Mione. – La mirada furiosa perforó los ojos escarlatas. – Que lindo sobrenombre con los que te llaman tus amigos... – suavizó su tono, hasta llegar a serlo remotamente paternal.
- El caso es que... me serás muy útil, querida mía. Demasiado útil...
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Volvió a inspirar aquel aire tan relajante, tan pacífico, tan dulce y tan distintivo... Adormecía sus sentidos, hacía dormir sus pensamientos hasta caer en la inconsciencia total. ¿Era necesario seguir pensando en la oscuridad, en el terror, en el dolor? Dios, ¡le daban la oportunidad de olvidarte de todo! Simplemente dejarse llevar. ¿Para qué seguir buscando la esperanza dónde no la hay, por qué aferrarse a algo por lo cuál vivir, por qué buscar una justicia imposible en un mundo corrupto y sucio, criminal? ¿Para qué amar sino existían seres capaces de corresponder a ese incoherente e infundado sentimiento, que simplemente era producto de su mente dominada? ¡Perdida de tiempo! Podría estar en ese momento dejándose llevar por la paz interior que le ofrecía el momento...
Sin embargo, él había pasado diecisiete años de su vida con un fin en especial. Él no era un simple muchacho, con una vida insignificante, sin nada en especial. No, él era Harry Potter. Y por algo habían muerto Sean, Snape, Malfoy y Ruiz. Para permitirle vivir. ¿Y por qué necesitaba vivir? Para proteger aquel mundo de esas sombras fundadas por Lord Voldemort. OH, sí. Todavía no podía dejarse llevar. Había gente que en ese momento esperaba de él la dulce victoria. Ya luego podría dejarse llevar, dejar de vivir y de sentir. Pero ahora no.
Sintió unas tibias manos acariciar lenta y suavemente su rostro. Todo su cuerpo se estremeció ante el simple contacto. Él estaba tan frío, tan helado... Y esas manos estaban tibias, con una calidez maravillosa... ¿Cómo podían esas manos gastar su calidez en él? Se sentía tan bien...
Y otra vez con eso de dejarse llevar. ¡Rayos, ya había dicho que no! ¿Acaso no entendía? ¿Quién insistía tanto en que no cumpliera su final? El dueño de aquellas plácidas manos. Abrió sus ojos para distinguir el dueño. No, la dueña. ¿Hermione? Sus pensamientos se confundieron cuando aquellos ojos castaños encontraron su mirada verdosa. Cerró los ojos nuevamente, poniendo obstrucción a aquel pensamiento contradictorio a su meta final. Una parte de él quería dejarse llevar para poder disfrutar la eternidad al lado de su amada, y la otra quería primero cumplir con su mandado. ¿Y si cuando lograba cumplirlo ya no estaba ella a su lado para luego poder disfrutar? ¿Y si ganaba, pero ya nadie quedaba para compartir ese triunfo?
Recuerdos borrosos. ¿De dónde le sonaba eso? OH, sí. La primera pesadilla de mayo. Donde Voldemort le explicaba que sí, podía matarlo, pero nadie quedaba para disfrutarlo luego. ¿Entonces, para qué hacerlo? Más recuerdos. Su último atardecer junto a Mione... Le había prometido luchar hasta el final por un futuro mejor, aunque eso capaz implicaría perder su vida. Se lo había prometido. Y no sólo a ella. ¿Y Sirius? ¿No le había prometido dar todo de sí para poder juntos disfrutar de la libertad? Sí, se lo había prometido. Y él no rompería esos pactos.
Luchó nuevamente contra las cadenas. Debía hacer algo y no dejarse llevar. Debía hacer algo y no dejarse llevar. Tenía que destruirlo. Tenía que destruir a Lord Voldemort. Y esa ya era una decisión, aunque para él no solamente era eso, sino también una obligación. Debía matarlo para lograr la libertad. Y lo iba a hacer. Nada de postergar, ya no había tiempo para otras cosas. Ya no había tiempo para volver atrás.
Abrió los ojos completamente mientras gritaba de dolor. De ese molesto dolor. Quería hacerlo parar. Acabar todo sufrimiento y devolvérselo a quien lo enviaba. Quería vengar a sus seres queridos fallecidos. Quería ser un orgullo para su madre, quien debía descansar en paz, sin preocuparse ya no más por él... El dolor era insoportable, sí. Pero se lo merecía, de cierta forma. Por todas las vidas que había arrastrado con la suya. Cedric Diggory era un obvio ejemplo. El miembro de Hufflepuff había tenido una vida por delante... y él se la había arrebatado.
Su vista era imprecisa, nebulosa y confundida. Nada tenía demasiada forma para ser algo. Nada tenía el suficiente color para ser llamado colorido. Nada tenía demasiado tamaño para ser denominado gigantesco o minúsculo. Nada tenía la suficiente ubicación para estar demasiado cerca o lejos. Todo daba igual. Solamente había algo con forma, color, tamaño, ubicación y... nombre. Y era nombrado como Lord Voldemort. Ese nombre le sonaba lejanamente. Capaz lo había escuchado más de una vez, pero sin ningún significado. O ahora que lo recordaba, una vez por mes escuchaba ese término... No, casi todos los días, pero no tenía ninguna alineación con su meta, ¿verdad? ¿O sí? Mm. ¿No era ese el monstruo feo y repugnante que mataba a los humanos sin piedad ni remordimiento alguno? Definitivamente afirmativo. ¿Y qué le iba a hacer? Pensamientos sarcásticos invadieron su mente mientras el sufrimiento continuaba. ¡Si hubiera tenido voz para reírse...!
Y aquella serpiente sonreía. Sonreía cada vez más, disfrutando de su agonía, de su sangre recorriendo su piel pálida, de su mirada suplicando la detención del dolor, de su débil figura cayendo lentamente de rodillas por aquel sufrimiento interminable, de su desesperación e impotencia, de su voz cada vez más tenue. Disfrutaba de cada uno de los sufrimientos de Potter. Había esperado años para ver esa sangre en su rostro, para ver la súplica de misericordia, para... Deleitarse de sus gritos retumbantes, sin nadie a su lado para tenderle una mano. Lo tenía a su merced.
- No vencerás, Voldemort. – Un frágil silbido. El Señor Tenebroso no se sorprendió de escuchar a Potter hablar Pársel. Si él mismo le había entregado esa habilidad. Y más la había perfeccionado cuando había estado en el cuerpo del joven hacía no muchos meses.
- ¿Me lo impedirás? – Tono burlón. En ese estado, ¿cómo iba a evitar la derrota de "la magia blanca"? Pero Harry no se acobardó. Entrecerró sus ojos verdes. Por algo era un Gryffindor. Lucharía hasta el fin.
- Puedo intentarlo. – Sonrió con cierta gracia. Era la esperanza la que se reflejaba en su joven rostro. No tenía demasiado que perder, solamente su vida. ¿Y qué más daba? Además, entregaría toda su vida entera si sus amigos podían vivir para disfrutar de la paz.
- Interesante. Gryffindor, ¿eh?
- Exacto, Voldie. – Sonrió cansadamente entreteniendo por hacer enfurecer a su enemigo. – A pesar de tus imponentes esfuerzos, sigo aquí. – Riddle aumentó su sonrisa sádica.
- Es más divertido así, ¿sabes, Harry? Si hubieras muerto en marzo, este año sería más fácil. Pero si ahora te consigo (lo cual estoy totalmente seguro) este año será absolutamente más interesante. Ese ser Gryffindor en ti debe morir. – Voldemort volvió a extender la varita. – Extremus Crucio.
A Harry ya no le quedaba voz para gritar. Pero el sufrimiento se apreciaba en su rostro distorsionado (por el dolor) y en sus ojos verdes, que ahora empezaban a ser rojizos a causa de la sangre.
- Si disfrutas de tu agonía, Harry, dejarás de sufrir para comenzar a amar el dolor. Ya no sufrirás más. Goza, Harry.
Así que de esa manera Voldemort podía llamarse inmortal. Si uno dejaba de sentir el dolor, era casi imposible morir por él. Y si el cuerpo se adaptaba y también disfrutaba... El dolor no era la salida para matar a Tom Riddle. ¿Entonces...?
- Goza de tu agonía, Harry, goza de tu dolor. – Tosió. Sangre en el suelo. Chilló aún más cuando sintió como el dolor comenzaba a aumentar. Ya casi no percibía su cuerpo. Estaba comenzando a caer en la inconsciencia que le entregaba Voldemort.
- Todavía no puedo defraudarlos... – Siseó más para sí que para el asesino.
- Ellos no quieren que sufras por su culpa, Harry. Y si tienes que dejar de sufrir, primero goza. Y luego... únete a la oscuridad. Ella nunca te abandonará, te protegerá y relajará eternamente. Ya no tendrás días contados. Solamente puedes vivir. Jamás morirás. Jamás.
Recuerdos. Más recuerdos. Más claros y definidos. Más entendibles. La última pesadilla que había tenido, donde se había sentido poderoso y único sobre todas las cosas. Todopoderoso. ¿Eso era lo que le ofrecía la oscuridad?
- Si, la oscuridad te ofrece el poder. El poder más fuerte de todos. Junto con los poderes de la oscuridad y los de Slytherin, la eternidad está posada en tus manos. ¿No es precioso? – OH, sí. Seguro. Indiscutiblemente. Voldemort sonrió triunfantemente al creer que ya le había poseído. Estúpido. Harry deslizó una sonrisa sarcástica, dentro de lo posible.
- Jamás me tendrás, Voldemort. Jamás. – Esta última palabra la gritó en idioma humano, por más que le dolieran las cuerdas vocales. El dolor de su cuerpo aumentó. Poco importó. Ya había experimentado suficiente en la pesadilla. Estaba claro que eso no era lo que más quería. Obviamente que no quería ser poseído por Voldemort.
- Nesect sednacni lasmaf. – Silbó Potter con cansancio y dolor. Dio un último respiro antes de volver a cerrar los ojos. Se dejó caer al suelo, aún sostenido por las cadenas.
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Abrió los ojos. No pudo detener el impulso que tuvo de sonreír con algo de alegría. Estaba tendida en el suelo, mirando el cielo oscurecido a través de las hojas de los grandes árboles de aquel bosque. Pero eso no era la razón de su alegría, sino que ya había terminado aquella pesadilla que había creado Voldemort para su mente. Aunque inmediatamente después la sofocó la desesperación y la preocupación. Se incorporó a medias. Un punzante dolor en su estómago se hizo notar, no le importó.
Observó a su alrededor con rapidez. Lilian Callejas y Ron Weasley estaban a su lado, apoyados en uno de los árboles. La muchacha pelirroja tenía una herida en el brazo izquierdo y una en el rostro. Mientras que Weasley una en la pierna derecha y otra en la muñeca de la mano izquierda. La observaron durante un momento.
- Mione... – murmuró Ron suavemente. - ¿Estás bien?
- Eso creo. Pero me duele terriblemente la cabeza y el estómago. – Obviamente. Tenía una herida no muy profunda justo en la parte del estomacal. - ¿Dónde estamos?
- En el Mal de Ojo, el bosque del Valle Godric. – Dijo Lilian con una voz casi inaudible. Parecía costarle hablar. La respuesta alteró los nervios de Granger.
- ¿Dónde está Harry? – Un silencio incómodo.
- Aquí. – Contestó una voz detrás de ella.
Se giró inmediatamente para encontrar a Harry apoyado contra un tronco. No parecía estar dañado, pero había cansancio en su voz. Hermione quiso levantarse del suelo para ir a abrázalo, pero él la detuvo con la mirada y se acercó a ella. Se inclinó lentamente y acarició su cabello con delicadeza. El dolor de cabeza desapareció. Luego, Harry colocó su mano derecha en la herida de Mione y luego de un destello cegador de luz, ya no existía. Se puso de pie y ayudó a Granger a hacer lo mismo.
- Harry... – Dijo Hermione mientras daba un paso para abrazarle. Él la detuvo con delicadeza, sonriéndole dulcemente.
- No es el momento de abrazos, Mione. – Potter fijó su vista en Ron y con un movimiento, las heridas de éste también desaparecieron. Lo mismo sucedió luego con Lilian. Estos dos se acercaron a ellos luego del procedimiento.
- ¿Dónde estabas? – Fue lo primero que preguntó Ron.
Harry le sonrió débilmente mientras observaba las copas de los árboles con un interés aparente. Su vista luego se fijó en el suelo. Allí el cuarteto pudo notar una zona donde la hierba había dejado de crecer, indiscutiblemente seco. Harry se acercó y se inclinó sobre aquella zona. Luego se volteó hacia sus amigos y con una sonrisa demasiado falsa les preguntó:
- ¿Saben por qué aquí el pasto dejó de crecer? – Una pregunta no muy coherente en un momento mortal como aquel. Los otros tres negaron con la cabeza manteniendo el silencio. – Capaz si hago esto, lo descubran. – Potter levantó su varita trazó un círculo en el aire. – Dominare Energiem Serpentem Finite. – Un delgado rayo verdoso nació en la punta de la varita mágica de Harry y serpenteó un rato en el aire hasta caer velozmente sobre la zona seca. Ésta brilló intensamente durante unos segundos.
Y de esta brotaron velozmente pequeñas hierbas finas. Tres minutos después, ya había un arbusto colocado allí.
- ¿Qué...?- preguntó Hermione sin comprender.
- 1° de noviembre. – Dijo Harry con sutileza. – Aquí mismo quedé marcado por el Radopole. Aquí nació mi pesadilla, que acabará hoy... – Elevó la vista al cielo poco divisible. – 31 de mayo... Supongamos que a las 0 horas justas todo acabe sería 1° de junio. Siete meses exactos. El siete según la Aritmancia: Originalidad, imaginación, pesimismo, inseguridad e ironía, lo sarcástico. Bien. Entonces... ¿a qué definiciones llegan con estos términos? – preguntó Harry impacientemente, como un profesor a sus alumnos.
- Nadie sabe como acabará esto. No hay seguridad, solamente ironía. Tenemos la posibilidad de imaginarnos el futuro, pero todavía no lo sabemos. Y siempre estará presente la duda sobre si sobreviviremos, cosa que podríamos no estar totalmente seguros... – Contestó Hermione casi sin pensarlo. Potter le sonrió afirmativamente.
- Todo está conectado. Hasta los astros no saben el futuro, pero tienen ciertas pistas.
Pasos ligeros se escucharon a pocos metros de ellos, chocando con la blanca tierra húmeda del bosque. La sombra de ese individuo se confundió con las suyas y las de los árboles, haciéndoles perder la pista de la ubicación del ser. Se guiaron por los ruidos. La respiración poco agitada de la sombra, no les era de ayuda. Los aromas que percibían eran... simplemente desagradables. Dos faros de luces rojizas iluminaron por un segundo el frente de Harry. Con ese segundo, el joven no necesitó ni sacar la varita. Estiró el brazo preparado para algún golpe mágico.
La sombra en la oscuridad agitó la varita. Así varias llamas azuladas aparecieron flotando en el aire, iluminando el radio en el que el cuarteto de estudiantes de Hogwarts estaba situado. Aunque ya lo sabían de ante mano, descubrieron que estaban frente a frente a Lord Voldemort, el mago tenebroso más temido de los últimos años. Y con otro movimiento... Hermione, Ron y Lilian salieron estrellados hacia los árboles más alejados de la zona iluminada, dejando solo a Potter frente a su mortal enemigo.
- ¿Y, Harry? – Murmuró el Lord Tenebroso burlonamente. – Veo que ya curaste tus heridas... ¿Quieres repetirlas? Para mi no es ningún problema, es más... es un placer que gozaré infinitamente. – Aumentó su sonrisa burlona. – Aunque... Sabes que puedo preferir otras cosas también...
- Antes prefiero la tortura. – Dijo Harry secamente, con palabras llenas de odio. – Jamás me tendrás en tus manos, Tom Marvolo Riddle.
- Mira vos. – Su enemigo sonrió sarcásticamente. – Todo un Gryffindor para desafiarme a muerte, ¿eh, Harry? Intenta y falla en el intento, entonces, Potter. Te arrepentirás. Infanatid petrificus.
Con un rayo perturbador, Potter apareció atado mágicamente con cadenas invisibles en uno de los árboles más cercanos. Voldemort hizo un movimiento con la varita mágica, y las ataduras inmateriales de Granger desaparecieron, dejándola libre. El asesino se acercó a ella con pasos lentos, sin sacar sus ojos escarlatas de la muchacha, la cual lo desafiaba con su mirada castaña.
- Hermione Granger... o mejor dicho... Hermione Riddle. ¡Cuántas ganas tenía de verte, hija mía! Pero Albus Dumbledore me lo impidió durante unos años largos... Ahora te tengo plenamente, sin nadie como escudo protector más que tu amado Potter, que tiene otras preocupaciones más importantes en este momento que dar la vida por ti. – Voldemort rió maniática y soberbiamente. Éste, una vez a un paso de ella, la tomó por la barbilla y la exprimió con su mirada llena de aborrecimiento y maldad, sed de poder.
- No eres digna de llevar la sangre de Salazar Slytherin en tus venas. No permitiré que tú seas la última heredera de Slytherin. Eres una deshonra para tu familia. No mereces más que morir y seguir sufriendo eternamente. No mereces más que ser una repugnante sangre sucia y morir por ello. Y así dejarás de poseer los poderes de Salazar. Hoy será tu última noche. La tuya, la de Weasley, Callejas y Potter. Los cuatro irán juntos al infierno. Pero antes, les daré el placer de que sus últimos minutos sean de un dolor máximo. – Risa fría, helada. – Crucio Consientus
Hermione sintió estremecimientos por todo su cuerpo. Temblaba de pies a cabeza. Pero no de miedo, sino de impotencia. Ella no podía hacer nada contra aquel monstruo. Nada. Se sintió débil y desprotegida frente a la varita de su "padre." Recibió la Cruciatus con los ojos cerrados. Se obligó a no gritar. Se desplomó en el suelo de rodillas, jadeante cuando el dolor se amortiguó. Quería que ese fuera su último aliento. Dejar de vivir y de sentir. Ya no quería más. Nada más. Solamente morir y ya. En ese instante, dejó de escuchar, de sentir, de ver. Imágenes nublosas pasaban con velocidad por su mente. Rayos, ¡Qué el dolor terminara!
Pero comprendió que estaba siendo egoísta. Muy egoísta. Más egoísta que el mismo egoísmo. Ella casi no había sufrido, era sencillamente un cruciatus. Mientras que Harry había sufrido tantos otros, y no tan preparada como ella. Había sufrido toda su infancia y adolescencia. Y ella... Él la necesitaba a su lado. No ella de escudo, sino él de apoyo. Para sostenerse, para no dejarse caer a los pies de la perdición. Ella le había suplicado que le prometiera no morir. Y ella se habría dejado caer en el primer momento. ¿A eso se le llamaba amor? ¿Amistad? No, y se sintió avergonzada de sí misma.
Se puso de pie con energía nuevamente recorriendo su sangre, sus extremidades. Y volvió a observar con desafío aquel que era el núcleo de las pesadillas del mundo.
"La hija del Innombrable crecerá en mentiras.
Todo le será revelado cuando pueda superarlo.
El niño que vivirá la ayudará, pero el peligro circulará sobre ellos. "
- Intenta y falla en el intento, Voldemort. Jamás me tendrás a mí a tus pies. Y te arrepentirás del día que hayas nacido. Porque ya no eres nuestra pesadilla. Ahora nosotros seremos la tuya. – Dijo Hermione potentemente.
Sintió las miradas sorprendidas de Ron y Lilian en ella. Y la mirada orgullosa de aquel a quien amaba con toda su alma. Sintió el poder en su sangre. Cerró los ojos inconscientemente y al abrirlos, notó como a su alrededor brillaban unos destellos plateados. Con un temblor de su mano derecha, las cuerdas impalpables que sujetaban a sus tres amigos desaparecieron mágicamente. Ahora estaban preparados. Hermione le demostraría a Lord Voldemort de lo que era capaz la heredera Slytherin, a la que él llamaba sangre sucia. Y también le demostraría otra cosa más: que la perdición más fuerte del hombre no era el poder, sino... El amor.
- Inflamae Sensodyne
Una deslumbrante luz dorada cegó los ojos rojos de Lord Voldemort. El cuarteto de Hogwarts aprovechó esos pocos minutos en los que éste estaba inhabilitado para ahuyentarse rápidamente de la región alumbrada.
Entre corridas pesadas, Mione notó un cansancio masivo en el rostro de Harry. Se extrañó intensamente y aumentó su velocidad para alcanzarlo.
- ¿Te encuentras bien, Harry?
- Sí, sí. – Contestó él con nerviosismo, inspeccionando el lugar con su mirada verdosa.
- No me engañas, Harry... – Potter no le hizo mucho caso, estaba más ocupado mirando pasmadamente el ambiente que había enfrente de ellos.
- No me lo puedo creer... – murmuró mirando más allá de lo que Mione podía divisar.
Se acercó más a él mirándolo extrañada. A lo lejos puedo ver como si fuera una orilla en medio de un bosque. La curiosidad la atacó y comenzó a acercarse con pasos cautelosos. Miraba de reojo a Harry, quien parecía no quitarle los ojos temblorosos de encima. Ron y Lilian se mantenían justamente detrás de Potter mirándola con interés. No le sorprendió demasiado lo que distinguió y se extrañó todavía más de la actitud de Harry. Era simplemente un río no demasiado peligroso o violento, de agua limpia y pura. Se inclinó en el borde y cuando estiró el brazo para tomar contacto con aquel líquido, la mano de Harry la detuvo con delicadeza. Notó que temblaba y la observaba en forma vulnerable. Sus ojos verdes se encontraban perdidos en una dimensión desconocida. ¿Qué era lo que alteraba tanto a Harry? Lilian y Ronald se acercaron a ellos inmediatamente. Tampoco entendieron lo que sucedía. ¿Qué había de sobrenatural en aquella circulación de agua? Pero en la sencillez estaba siempre lo difícil y en lo difícil siempre se encuentra lo fácil, lo obvio. ¿Tendría algo que ver con todos aquellos misterios que Potter guardó esas últimas semanas?
Por otra parte, Harry no lograba entender que significaba aquel río. En sus pesadillas, siempre tenía un abundante desplazamiento de sangre. Hacía un poco menos de una hora, había estado seco, con hilos finísimos de líquido rojo. Y ahora... Estaba completamente normal, como un río totalmente vulgar, común. Con agua pura y limpia. Había algo que no le daba correctamente.
Decidió repetir lo mismo que había hecho en su segunda pesadilla: que su piel apagada tomara contacto con la corriente, en este caso, de un líquido transparente. El agua no estaba ni demasiado fría ni demasiado caliente: tibia. Mantenía una temperatura normal, aunque no normal para un río que descendía de una montaña. Colocó su mano mojada sobre sus labios, para sentir el "sabor." Si bien el agua era una sustancia insípida, ésta no parecía ser el mejor ejemplo. Un sabor amargo, sumamente amargo. Tosió varias veces, al cercársele la garganta. ¿Qué quería decir? De la manera que Harry lo examinaba, podría reflejar tristeza, después de una escena dolorosa. Así podía ser tomado de acuerdo al gusto que poseía aquella agua.
Y como si fuera una visión, cuando levantó la vista, la imagen de una arma de fuego ligera, de cañón corto, nubló su vista. Una pistola muggle. Y su dolor de cabeza se volvió terriblemente insoportable. La taza de té... Nunca hubiera creído que le hiciera caso a Trelawney, pero esta vez era en serio.
Se volteó hacia sus amigos, que raudamente se dieron cuenta del terror que brillaba en los ojos de Harry.
- Corran. – Murmuró casi inaudiblemente. Su vista fija detrás de ellos, donde las sombras empezaban a moverse. Lily y Ron se miraron unos instantes y luego observaron a Mione. Ella se había acercado a Harry y le había agarrado el brazo derecho fuertemente.
- Esto es una locura, Harry. Te vienes con nosotros... – Él negó con la cabeza, sin mirarla. Cerró sus ojos con fatiga. Cuando los volvió a mirar, sus ojos verdes resplandecían de una manera sobrenatural.
- No son ustedes los destinados a matar la sangre de Slytherin, Mione. Y no son ustedes los causantes de los agobios del mundo mágico. No poseen el poder, ni la fuerza, para destruir a una serpiente inmunda.
- ¡Harry! Yo soy la última heredera de Slytherin... – Dijo Hermione con cierta desesperación, sin soltar el brazo de Harry.
- ¿Sí? Y dime cuando has usado tus poderes sin que esa serpiente te obligara. – Dijo Potter en tono algo desafiante. – Salazar Slytherin jamás iba a permitir que las mujeres dominaran poderes oscuros sucesores de él, Mione. Para que lo entiendas mejor, tú no eres la última descendiente. Puede ser que tengas la sangre de Slytherin, pero no la libertad para usarlo. Si muere Voldemort... – Potter titubeó un instante antes de continuar. – Serás libre de la sangre Slytherin. Y déjame repetirte, que este es mi destino.
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Cuando sentías que algo definitivamente no iba bien. Cuando tu conciencia estaba alterada y tus sentidos increíblemente atentos y cautelosos a cualquier movimiento. Que era tu orgullo el que te impedía volver para atrás. También unos brazos que te jalaban a continuar, a no voltearte y volver para buscarlo. Que simplemente era su voz y la seguridad de sus ojos los que no te permitían ponerte a sollozar. Ya no valían las lágrimas. Llorar siempre muestra una debilidad que él quería que no mostrases. Y siempre quisiste complacerlo. Esa vez no lloraste. Esa vez no eras consciente. Esa vez no te permitiste pensar en el futuro. No te permitiste pensar en el pasado. Ni siquiera pensabas en el presente. Simplemente corrías junto a tus dos amigos, suplicando mentalmente que tu conciencia dejara de atormentarte tanto...
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Heridas poco profundas en su brazo izquierdo y una respiración algo jadeante era lo único fuera de lo normal en su organismo. A parte, obviamente, de sus ojos verdes brillando algo burlona e ingeniosamente. Una sonrisa astuta se extendía por su rostro, color tiza. Y no era para menos. Voldemort había estado descuidado y Harry aprovechó para atacarlo con uno de los mejores encantamientos que había aprendido. El resultado: un Voldemort con una herida profunda en el brazo zurdo y rasgones en casi todo el cuerpo. No le había resultado fácil dañarlo, pero al fin lo había logrado.
Pero ese no era el punto más importante. Lo más sorprendente (y asqueroso, podría decirse) era el color y la contextura de la sangre de Tom Riddle. En vez de ser sangre rojiza y liquida, era verde sombría y viscosa. Aunque no 'brotaba' en gran cantidad. Lo que más le satisfacía a Harry, era haber comprobado que a Voldemort no le quedaba nada de humano. Era un simple monstruo, sin sentimientos.
- Ya nada te queda de humano, Voldemort. – Murmuró Harry mirándolo con desprecio infinito. – El poder te ha hecho sucumbir entre las cenizas del infierno. El día que deseaste más poder, ese día, dejaste de vivir. Ya no eras libre y puro de decisión, simplemente te dejaste llevar por la soberbia y la ambición. Ellas te arruinaron. Me pregunto para qué estoy aquí, para qué es mi destino matarte, si ya estás muerto.
- ¿Y qué sabes tú de poder, Potter? Él te hace vivir de una manera inigualable...
- ¿Sí? – Preguntó Harry con los ojos brillándole anormalmente, de tanto sarcasmo en sus palabras. - ¿Es una vida lo que estás pasando? Me pregunto que clase de vida es la que en ella, no existe la vida. Vives, pero no vives. ¿Tan linda es la vida de ser la reencarnación del demonio? – Enderezó su postura arrogante y fría. – Antes me habías hecho una proposición, una invitación al mundo de las tinieblas. Quiero saber... – Seleccionó las palabras adecuadas. – que es lo que tengo de especial. Que es lo que te hizo temer al Heredero de Gryffindor cuanto éste solamente poseía un año de edad. – El Señor de las Tinieblas sonrió con falsedad.
- ¿No te lo puedes sacar de la cabeza, Harry? Mm. Pensé que un ser tan inteligente como tú, ya lo habría averiguado. Bien... ¿Puedes imaginar como hubiera crecido mi poder, si también le agregaba el de Gryffindor? Porque no existe ni magia buena ni magia mala, Harry. Lo que depende es para que fines los uses. Todos dicen que 'el heredero de Gryffindor posee la magia blanca' Y no es así. Tú fuiste testigo que tus poderes también pueden usarse para la magia oscura, para fines no tan deseados por la comunidad mágica.
- Entonces, querías "absorber" mi sangre para aumentar tu poder. ¿Simplemente para eso? – Harry sonrió con ironía. – Que me quisieras matar a mi primer año de vida no es cosa de poder, sino de miedo, Tom Riddle. Tenías miedo que este poder descendido de Godric Gryffindor acabara con tus posibilidades de la vida eterna y el poder absoluto sobre el mundo. Temías que ese niño parara las sombras que comenzabas a extender y las volviera contra ti. Y fue justamente lo que sucedió esa noche de Halloween, ¿verdad? Las sombras se frenaron y quedaste débil, reducido de poder. – Su enemigo temblaba de la ira. Potter hablaba con seguridad y con una inocencia extraña: como si lo que hablara careciera de importancia.
- Pero tengo que asumir que tenemos lazos que nos unirán hasta que alguno de los dos fallezca. Un ejemplo es la cicatriz de rayo, ¿verdad que sí? – Dijo pensativamente Harry. – Después... la sangre. En el fin del Torneo de los Tres Magos, reviviste gracias a mi sangre. Y el último, la marca de serpiente. Aunque esta perdió su conexión contigo y su eficacia de hacerme sufrir. Lo justo, sería que ambos muriéramos. Tú me has hecho la vida imposible desde mis primeros meses de vida y yo te he hecho la vida imposible desde mis primeros meses de vida. Pero siempre hay un ganador y un perdedor. Así que...
- Crucio.
- Nebulam
Ambos hechizos se cruzaron en el aire, se bloquearon y perdieron su potencia, reduciéndose a polvo y cenizas.
- Somnuo eternu
- Bloquerem actactem
Lanzaron varios encantamientos antiguos de magia blanca y negra, dando lugar a un show de fuegos artificiales de diferentes colores y formas. Leves heridas y consecuencias. Nada que terminara la vida de ninguno de los dos adversarios.
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Sentías como si faltara una parte de ti. Tu conciencia te reclamaba, te gritaba, que estabas siendo una inmadura. Su indecisión la estaba llevando al colapso de sus pensamientos, estaba guiándola hacia la locura. ¿Si realmente lo amabas, por qué lo habías dejado solo cuando más te necesitaba en toda su vida? Ya lo habías dejado solo una vez, en primer curso. Pero esa vez, hiciste notar que estabas desesperada por acompañarlo y le brindaste tu apoyo incandescente. Dime que hiciste ahora. ¿Simplemente correr, huir? ¿De qué? Si Lord Voldemort iba tras él. Hacía ya más de veinte minutos que te alejaste de él, lo dejaste 'indefenso' frente a ese monstruo. Si algo le sucedía, seguramente ibas a cargar con la culpa y te ibas a lamentar el resto de tu existencia. ¿Querías vivirte lamentando?
Se dio vuelta sobre si misma en el lugar donde había pasado parada unos cinco minutos y comenzó a correr velozmente en sentido contrario. Ronald y Lilian se le quedaron mirando unos segundos desde la zona donde estaban sentados, debajo de la protección de unos árboles. Habían quedado pasmados ante su decisión. Se observaron en una manera que no necesitó palabras para demostrar lo que ambos pensaban y se pusieron de pie con convicción: ellos también no iban a dejarlo solo.
No sabían lo que esa decisión les costaría.
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Jadeantemente, contempló el suelo, manchado con sangre roja, su sangre. La vista se le nublaba ligeramente por momentos. Tosió un poco antes de voltearse hacia el frente. Su adversario no estaba mucho mejor que él, y eso realmente llenaba de energía a Harry. Con movimientos lentos y cautelosos, sin sacar la vista del monstruo que trataba de incorporarse, tomó su varita mágica del suelo. Un punzante dolor en el estómago le obligó a gemir y hacer una mueca de dolor. Aunque ese dolor era como una picadura de mosquito comparado con el que acababa de recibir hacía pocos minutos. Nunca había sentido un cruciatus tan potente... Aunque sea, no en la realidad... Ya que su sección de tortura al principio de la noche era algo... Hummm, ficticia. Era una ilusión creada por Lord Voldemort. Así que el dolor no fue real, aunque a Harry le pareció demasiado real (a parte del cansancio y la fatiga que sintió al volver a la realidad.)
Los terroríficos ojos de Tom Riddle destellaron mientras erguía su columna. Esos ojos que muy pocos magos lograban mantener una conexión visual fija. Esos ojos que extendieron miedo, desconfianza, dolor, muerte, desprecio... en todo el universo. Esos ojos que alguna vez fueron de algún otro color y capaz no estaban tan llenos de sentimientos negativos. ¿Por qué Tom Riddle se dejó dominar por las tinieblas? ¿Por qué vendió su vida, espíritu y cuerpo al demonio? Se mordió un labio con frustración. Lo que Tom Riddle pudiera haber sido... Pero una idea demente traspasó su mente unos segundos. ¿Y si él hubiera hecho lo mismo que Riddle? La versión de Harry Potter que pudiera haber sido...
Pero si había algo que lo diferenciaba muy bien de Tom Riddle, aparte de sus decisiones, era su contorno, su círculo. Poseía amigos fieles y únicos, un padrino y una madrina estupendos y unos casi tíos extras (Remus, Lidia y Susan.) El apoyo que le había brindado Albus Dumbledore durante sus siete largos años en Hogwarts... Y muchas personas por las cuales sacrificarse. A pesar de un pasado tan trágico, no lo habían rechazado después. En esa parte, se apiadaba de Voldemort. Un pasado tan... oscuro. Era casi entendible que después se convirtiera en un Lord Oscuro, aunque la gente no tuviera la culpa de su pasado... Sus pensamientos le estaban provocando una jaqueca bastante considerable.
De reojo, observó secamente el río que se encontraba justamente detrás de él. El río permanecía allí, tan normal como cualquiera. Y eso aunque debería relajarle, no lo hacía. Para nada. Una inquietud y una ansiedad le invadía cuando recordaba las palabras de Tom Riddle: "Y ese río está relacionado con todos los herederos de Godric Gryffindor." ¿Y qué función cumple? "Eso lo sabrás muy pronto, Harry." No le gustaba la manera en la que Voldemort había dicho esa última frase. Una astucia incansable en su tono de voz, en el brillo de sus ojos... Volvió a estremecerse.
¿Cuántas cosas serían diferentes si él no hubiera nacido? ¿Cuántas personas seguirían vivas? ¿Cuántas personas no hubieran sufrido tanto por su causa? ¿Cuánta gente no estaría decepcionada si él fallaba? ¿Cuánta gente habría que seguiría viviendo en paz? ¿Cuánto caos había traído al mundo? ¿Cuánta revolución?
¿Y si Tom Marvolo Riddle no hubiera existido? ¿Cuánta gente no hubiera muerto? ¿Cuánta gente no habría sufrido? ¿Cuántas personas no se hubieran decepcionado de él cuando había resurgido como Lord Voldemort? ¿Cuántas personas serían libres? ¿Cuánto caos no existiría? Principalmente, los padres de Harry estarían vivos y todo hubiera sido totalmente diferente.
Pero había que reconocer que sin Tom Riddle, Hermione tampoco existiría.
No importaba lo que no hubiera sucedido y lo que no hubiera sucedido. Lo que importaba ahora era el presente... y el futuro. El pasado era una roca inmovible, lo único que puedes hacer es recordar donde estaba para no tropezarte de nuevo con ella. El presente y el futuro... Podía correr esa roca y darle una forma más "creativa y divertida." Y eso era lo fundamental en ese momento.
- Dolorem infinite
- Escudem durem
A pesar de crear un buen escudo protector, el encantamiento convocado por su adversario llegó a tocar su piel, no con tanta fuerza como la que debería... pero llegó a tocarlo. Si bien no alcanzaba un dolor tan profundo como la cruciatus, un cansancio prolongado y un malestar agudo te impedían pensar las cosas con gran claridad. La vista de Harry se nubló temporalmente, con unas nubes borrosas y colores opacos interfiriendo parcialmente su campo de visión. Y estaba seguro que ese no era el mejor momento para que eso sucediera.
- ¿Cuánto tiempo más vas a seguir luchando en vano, Harry? Lo único que haces es gastar tu energía mágica y física. Podemos dejar de gastar tanto el tiempo... – Dijo Voldemort con una voz que retumbó minutos en la mente de Harry. Las ideas confundidas y la mente con un dolor punzante le impedían reaccionar correctamente. O contestarle al Lord Oscuro.
La varita mágica de Lord Voldemort se alzó entre las tinieblas de la noche. Parecía como si el universo entero se hubiera concentrado en esta herramienta mágica. La tensión y la lentitud hacían de esa escena una impaciente y alarmante. Una escena que todo podría acabar. Todo. Pero cuando el Señor Tenebroso comenzó a decir con voz triunfante unas palabras, estas se mezclaron con otras que se cruzaban en ese momento. Varios destellos de colores diferentes bloquearon la vista. Un sonido intensamente estremecedor que paralizó imperfectamente los sensibles oídos.
Al volver a poder distinguir las formas y al poder reaccionar, se vio estrujado entre los brazos de sus tres amigos. Los cuatro cayeron de rodillas al suelo, aún abrazados. A lo lejos podía llegar a distinguirse a un Voldemort que trataba de enderezarse, después de tres poderosos hechizos combinados dirigidos a él para noquearlo.
Sintió el débil sonido que emitía Hermione, estaba sollozando en su hombro. Le acarició el cabello con lentitud. Sin demasiada brusquedad, volvió a ponerse de pie y ayudó a Mione a hacer lo mismo. Ron y Lily le sonrieron confiadamente, mientras Hermione no podía dejar de abrazarlo. Arqueó una ceja, mirando a ambos pelirrojos que al mismo tiempo soltaron risitas.
- Mione, lloras como si me hubieras encontrado muerto. – Le sonrió animadamente. La separó de sí y suavemente, con movimientos frágiles, le retiró las lágrimas que en ese momento circulaban por el rostro pálido de Granger. – No debes llorar, Herm, ¿me entendiste? No quiero pensar que esas lágrimas son por mi culpa, ¿sabes?
- Harry...
- Ahora que lo pienso... – Dijo llevándose la mano a la barbilla. – Les debo una, ¿verdad? – Sonrió sinceramente. – Gracias por volver... – Los otros tres le devolvieron la sonrisa. En ese mismo momento, un sonoro ruido les confundió. Voltearon para ver como un tornado de agua se formaba en el río. El agua estaba terriblemente perturbada.
- ¿Qué...? – Preguntaron Ron, Lilian y Hermione observando sorprendidos el espectáculo. Harry frunció el entrecejo.
La imagen de una forma circular y chata. Emitía una tenue luz. Le daba aspecto de brillante y valioso. Bordes poco gruesos... otra vez una de las imágenes premonitorias: la moneda.
- Increíble... – Murmuró inconscientemente al entender el fin de aquel río.
Traía imágenes y sueños premonitorios a los herederos de Gryffindor. Estaba relacionado con su destino: su forma, su agitación, su sonido... Era una de las maneras que existía de saber su destino. Aquellos sueños habían sido visiones que le mostraban las diferentes formas que poseía su futuro. Y ahora repetía las figuras que habían aparecido en la taza de té. Y allí sería donde su destino terminaría de sellarse. Donde debería cumplirse. Donde había empezado (el Valle Godric) y donde iba a terminar (justamente, en el Bosque del Mal de Ojo)
Mientras sacaba esas conclusiones volteó ha ver a Lord Voldemort, ya recuperado del golpe de los tres hechizos. Seguramente se sentía humillado ante lo sucedido: tres adolescentes sin ningún poder en especial lo había derribado y noqueado por algunos minutos. Algo definitivamente se le estaba saliendo de las manos. Y por la forma en que brillaban sus ojos rojizos, parecía haberse dado cuenta de qué iba mal. Y qué hacer para que dejara de ir de esa forma.
- Muy astuto, Potter. – Susurró dando pasos cortos hacia el cuarteto que lo observaba sin inmutarse. – Has usado el mismo método que usó Gryffindor contra Slytherin, la última vez que se vieron. Has utilizado tu poder más eficaz... Seguramente, para el que te entrenó Albus Dumbledore durante largos siete años... – Voldemort sonrió con ironía. – Un poder sumamente pobre si se lo compara con el de la oscuridad.
- ¿De qué estás hablando? – Preguntó Hermione al no entender, mirando fijamente al maldito asesino.
- Puede ser que no tenga gran fuerza... pero aunque sea es valioso y único. Prefiero mil veces este poder que el que tú posees, Voldemort. El poder que te hizo caer a los pies del infierno. Ahora es mi turno de preguntar, ¿te has puesto a pensar qué hubiera pasado si no te hubieras convertido en Lord Voldemort? ¿En lo que podrías ser ahora, Tom Marvolo Riddle? – Harry se adelantó unos pasos, sin quitar sus luminosos ojos de la figura de Voldemort. Nuevamente, parecía como si el tiempo se hubiera parado y todo estuviera pendiente de ellos.
- ¿Cómo te atreves a preguntar eso, mocoso? – Preguntó bruscamente como respuesta, con palabras repletas de recelo. Harry sonrió inocentemente.
- Atreviéndome, Riddle. (N/A: ^^ Yo suelo responder eso cuando no tengo ganas de explicar o no tengo respuesta ^.^ Y sino, para sacar de quicio. XD Así que... Ya saben de donde salen todas las respuestas sarcásticas del fict ^_– ) Jamás me transmitiste miedo. Ni tu "nombre", ni tu apariencia (esa más bien me da asco), ni tu poder ni tu presencia. Tengo miedo de muchas cosas, menos de ti. ¿A ti? Capaz llego a tenerte pena... Te maldigo como tú me maldices. Y ya que estamos siendo sinceros, dime... ¿alguna vez me tuviste miedo? – Voldemort jamás se había esperado (ni jamás hubiera permitido) semejante respuesta de un muchacho de diecisiete años. Y no pensaba contestarle.
- Crucio. – Harry agitó su varita en una forma bastante llamativa (un par de círculos y formas irregulares.) Inmediatamente, el encantamiento se desvaneció antes de obtener el efecto deseado.
- Esa es respuesta suficiente para mí. – Sonrió Potter con artimaña. Sus tres amigos, a unos dos o tres metros de distancia, lo admiraban pasmados: jamás hubieran esperado semejante descaro de parte de Harry para humillar al Innombrable, para desafiarlo y para defenderse. Jamás lo habían visto así.
- Hay muchas cosas que pueden cegarte la realidad, Potter. – Susurró el monstruo con ojos horripilantes, tantos sentimientos negativos en ellos hacían imposible mantener la conexión visual. A todas las personas, menos a Harry. – Y uno de esos es el poder que has utilizado anteriormente. ¿Seguro que tienes el valor, la energía, la potencia, para eliminarme? Si lo tienes, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué no me matas?
*-*-* Flash Back 1*-*-*
Un cementerio abandonado. La peor escena de todas. Una hermosa muchacha rubia estaba delante de un hombre con potentes ojos rojos. Yo, un chico de cabello azabache y preciosos ojos verdes, estaba contemplando todo eso con una terrible impotencia, por no poder hacer nada, ya que estaba paralizado por un encantamiento de magia negra.
- Debes volver a Hogwarts, Harry. Recuerda que siempre estaré contigo.
- ¡Amanda!
La chica volteó a verme unos instantes, pero continuó hablando sin sacarle la mirada a su futuro asesino. Sus ojos celestes brillaban a la luz de la luna llena, que se encontraba encima de nosotros. Ese brillo de vida que siempre desprendían aquellos ojos estaba a punto de perderse para siempre.
- Gracias por todo, Harry, nunca te olvidaré.
- ¡Detente por favor, Amanda!
- Recuérdale a Herm que nunca tuve mejor amiga que ella...
- ¡Amanda, NO!
Ruiz volteó a verme, con lágrimas merodeando sobre su pálido rostro. Se acercó lentamente a mí, se agachó y retiró el maleficio. Podía volver a moverme, pero eso no iba ayudar en mucho. Con Voldemort enfrente, preparado para matar en cualquier momento... Tenía un nudo en la garganta de la tristeza. También dejé caer mis lágrimas. Amanda me abrazó con toda su fuerza y cariño, y murmuró en mi oído con aquella voz dulce...
- Por favor, nunca me olvides, Harry. Pero antes de irme quiero decirte algo muy importante que no he podido decírtelo antes. Pero te lo diré de una manera especial... y única. Nunca me olvides, Harry... porque yo nunca lo haré.
Voldemort levantó su varita con aire triunfador y señaló a Amanda, con una sonrisa maliciosa, sin soportar esa escena totalmente sentimental. En el corazón de Voldemort no existía ni el amor ni la misericordia. Amanda miró mis luminosos ojos verdes por última vez, cerró sus ojos celestes brillantes lentamente y, apresuradamente, juntó sus labios con los míos... en un apasionado beso. El primero y... el último de su vida.
- Avada Kedavra
Así terminó la vida de Amanda Ruiz.
*-*-* Fin Del Flash Back 1*-*-*
*-*-* Flash Back 2*-*-*
- Dominé tu mente y tu alma, Harry... Es increíble lo que puede hacer la magia negra cuando es bien utilizada... ¿verdad que sí?
- ¿Por qué no me matas y acabas con todo esto, maldito?- escupí con odio. Me apoyé en el tronco de un árbol para mantenerme en pie. Me faltaban fuerzas, me faltaba aire... Voldemort me miraba astutamente. Estaba absorbiendo mi alma...
- Porque me eres útil, Harry. Tu cuerpo puede adaptarse a la magia oscura y perfectamente podrías ser el Heredero de Slytherin. ¿Por qué no te unes al lado oscuro y acabas con todo el sufrimiento que te agobia? Un cambio de vida nunca viene mal, Harry... te lo digo de experiencia.
- ¡ANTES QUE UNIRME A TI, PREFIERO LA MUERTE!- grité con todas mis fuerzas. No podía mantenerme en pie. Los mareos aumentaron su potencia. Voldemort quería manejarme, no se lo iba a permitir. NO.
- Tu cuerpo y tu alma me pertenecen, Harry... – susurró Voldemort en tono victorioso mientras levantaba la varita y me lanzaba un cruciatus.
Así terminó la vida de Sean Riddle y Severus Snape.
*-*-* Fin Del Flash Back 2*-*-*
*-*-* Flash Back 3*-*-*
- Llévate toda la gloria que desees, Malfoy- dije lentamente mientras me incorporaba. No tenía mi varita mágica... me mordí el labio con frustración- Mátame y llenarás tu vida de poder, ¿no? ¿Es eso lo que deseas? Pues, debo advertirte que quien absorbe el poder de una persona, absorbe también sus desgracias y sufrimientos. Si me matas, algún día vivirás la desesperación de perderlo todo en la vida y no poder hacer nada. ¿Eso te gustaría, Malfoy?
- Yo no tengo nada que perder, Potter. El amor es una tontería, la amistad es la hermana del amor, así que son lo mismo. Lo único que podría perder es el poder. Y perder el poder, para mí es perderlo todo. No tengo miedo a eso, Potter.
- Mátame entonces. Cumple tu deseo y el mío.
- ¿Tu deseo, Potter?
- Así es. Seré libre de todo sufrimiento. La muerte es un descanso de la vida. Y mi vida ya no tiene nada por lo que pelear. Quiero morir, ¿entiendes? Quiero que todo acabe. Quiero... encontrarme con mi amada y lograr lo que en vida no he podido encontrar.
Malfoy me miró con sorpresa. Mis ojos brillaban de tal manera que parecían esmeraldas. Malfoy puedo ver en ellos dolor, tristeza... todo lo que se siente al perder lo poco que tenías y que tanto costó encontrar.
- Te equivocas, Potter. Tu vida todavía tiene algo por lo que pelear. ¿Dejarás que las muertes que hay sobre tus hombros hayan sido en vano? ¿Dejarás a tus amigos en las manos del Innombrable? ¿Dejarás solo a la única persona que podría entenderte?
- No puedes comprenderme, Malfoy. No trates de hacerlo, total, ¿no dijiste que la amistad y el amor son tonterías, que no tienen importancia? ¿Qué te importa a ti si dejo a mis amigos? Preocúpate por tus asuntos.
Malfoy me miró con cierta misericordia. Respiró hondo y caminó hacia mí lentamente, observándome con determinación. Pensó en lo que iba a decir unos instantes y habló con tristeza:
- Puede ser que yo no tenga una vida llena de luz, como llaman a las vidas llenas de felicidad por la amistad y el amor. Pero, no hay que dejar escapar la oportunidad de conseguirlo. Todo lo que guía nuestro destino tiene un por qué, un cuándo, un dónde y un cómo. Todo lo que sucede tiene un por qué, el tiempo tiene un cuándo, la situación tiene un dónde y la manera que se realiza tiene un cómo. Todo guía a un mismo punto, que es el destino. ¿En serio quieres morir?
Quedé aturdido por las palabras de Draco. Hace unos instantes, había dicho que el amor y la amistad eran tonterías y ahora decía el significado del destino... ¿quién lograba entenderlo?
- Haz lo que quieras- susurré- piensa lo que quieras. Pero decídete pronto. ¿Ahora cuenta mi opinión? Vamos, Malfoy, acaba y ya. No le des más vueltas al asunto.
- Crucio
Mátame y consigue todo el poder
Aquí se acaba todo, Potter, ¿estás seguro?
Te equivocas, Malfoy, aquí empieza la verdadera felicidad
Así terminó la vida de Draco Malfoy.
*-*-* Fin Del Flash Back 3*-*-*
*-*-* Flash Back 4*-*-*
- Tengo que sacarte del camino, mi querido profesor de Transformaciones. Sin ti, Potter no tendrá salida, el mundo no tendrá salida... Reinará el pánico en la comunidad mágica. No puedo perder esta oportunidad. ¿Qué me aconsejas: matarte y reinar el resto de los siglos, o que vivas y me saques todo el poder?
- Eso lo decides tú, Voldemort. ¿No era que manejas la muerte? Pruébalo- lo retó Albus. Sabía que no tenía escapatoria... los segundos de vida estaban contados. No podría hacer nada contra la maldición asesina...
- ¿Esas fueron tus últimas palabras, estimado profesor?
- Mm, no. Estas son: Aparecerá una gran esperanza, que compartirá luz y oscuridad en su alma. La hija del Innombrable crecerá en mentiras. Solo ellos podrán hacerlo, solo unidos podrán vencer a la oscuridad- Ante la cara de confusión de Voldemort, aclaró: - Sabes perfectamente que tu hija y Potter te vencerán, lo sabes y muy bien. Piensas que sacándome del camino, ellos se pondrán de tu lado... pero no es así. Ellos te vencerán, caerás en las manos de dos jóvenes de diecisiete años...
Albus sabía que no tenía salida. Quería que sus palabras fueran escuchadas por alguien, pero absolutamente nadie podría escucharlas nunca jamás. O eso pensaba él...
- ¿Listo?- dijo Voldemort omitiendo lo dicho por su antiguo profesor de transformaciones, sin intenciones de hacerle caso alguno- eso espero porque no puedo perder más tiempo... Avada Kedavra
Así terminó la vida de Albus Dumbledore.
*-*-* Fin Del Flash Back 4*-*-*
*-*-* Flash Back 5*-*-*
La calidez se perdió. La tranquilidad se fue volando, dándole paso a... ese maldito asesino. Otra vez tratando de manejar mi cuerpo. Pero a diferencia de antes, era una fuerza inconcebible con la que luchaba. Chillé no pudiendo resistirme a la magia oscura. Voldemort comenzó a controlar mis acciones.
Mi mano derecha se deslizó suavemente hacia el bolsillo de mi sencilla túnica negra. La varita, hecha de madera de acebo y con núcleo de pluma de fénix, estaba fuertemente apretada en mi mano. ¿Qué quería hacer Voldemort conmigo...?
Voy a cumplir tu deseo, Harry
Me iba a matar. Pero lo iba a hacer parecer un suicidio. Una opresión en mi pecho jamás conocida con tanta fuerza. Angustia. Impotencia. No, eso no era...
¿Acaso no querías morir, Harry?
Si, eso pensaba hasta ese momento. Pero el ser humano no era perfecto. Podía cometer errores y fácilmente podía ser manipulado por el poder. El ser humano tenía muchas debilidades, pero la más destacada... Miedo a la muerte.
Yo te advertí, Potter
¿Por qué tenía miedo a morir? ¡La había estado deseando! ¿Por qué...? ¿Acaso algo había cambiado desde la última vez que la había deseado?
Sí. Algo había cambiado.
Así terminarían muchas vidas más.
*-*-* Fin Del Flash Back 5*-*-*
Los recuerdos bloquearon la mente de Harry como una terrible tormenta inesperada. En su garganta se había formado una obstrucción que no le permitía hablar. Tenía el pecho oprimido por el dolor que le ocasionaban las imágenes. Esas imágenes que hace meses habían sido una realidad. Ahora era pasado... sin embargo, retornaban nuevamente para torturarlo. Para que jamás los olvidara. Para que no repitiera los errores. Para... hacer flojear a la hora de decisión. ¿Podría ser capaz de dar todo vuelta? ¿Podría eliminar a Lord Voldemort?
¿Más dolor para su alma? ¿Todavía quedaba más dolor por experimentar? ¿Existía mayor dolor que ese? ¿Cómo su vida podía ser tan desgraciada y desdichada? ¿Por qué todas las muertes pasaban por sus ojos y se apoyaban en su espalda? ¿Nunca habría felicidad para Harry Potter? ¿Jamás lograría la paz y la felicidad tan deseada y nunca conocida? ¿Cuántas veces se había preguntado estas mismas preguntas? Dolor era una palabra demasiado repetida en el relato de su vida y todas las preguntas relacionadas con este sentimiento ya habían sido cuestionadas muchísimas veces. Nunca le contraría sentido coherente a su destino. Jamás encontraría una justificación a todas las muertes que habían pasado enfrente de sus ojos. Jamás lograría sacarse toda la culpabilidad. Jamás obtendría el perdón de las almas que todavía no morían en paz. Y no sabía si alguna vez lo harían.
La presión era demasiada. Le impedía entender sus propios pensamientos. No podía razonar. No podía hablar, no podía escuchar ni sentir. El mundo volvía a darle vueltas como en una montaña rusa. ¿Cuántas veces le había pasado lo mismo? Cuántas veces sin conseguir el equilibrio interno. Así jamás lograría la acomodación con el mundo exterior.
Pero tampoco quería lograrlo. Tenía miedo al sufrimiento de sus seres queridos por su culpa. Tenía miedo de tener más almas sentadas sobre la suya. Tenía miedo a no cumplir aquel destino que se le había otorgado. Tantas cosas que le gustarían cambiar. Que nada fuera igual. Que todo acabara de una maldita vez. ¿Para qué luchar si sabes que perderás, que para adelante nunca podrás ir ni mirar? Te avergonzabas de tus pensamientos, pero era lo que en verdad sentías. Todos los males concentrados en él. La galaxia absoluta al pendiente de sus movimientos. Estaba harto de no poder moverse con tranquilidad y libertad. Estaba harto del mundo y... De su propia vida. ¿Cuándo aparecería el cartel "Vivieron para siempre felices. The End"? Si pudiera moverse o hacer algo, estaría llorando de impotencia, como tantas veces lo había hecho.
Pasado, presente o futuro. ¿Qué elegirías? ¿Un pasado lleno de tragedias o un pasado hermoso y lleno de armonía? ¿Un presente aterrorizador o un presente libre de elección? ¿Un futuro con promesas comprometedoras de un buen camino en la vida o un futuro sin posterioridad? ¿Qué elegirías si tuvieras el poder de escoger?
¿Y cómo se lograba el poder de decisión...? Con el poder que poseía en sus manos. ¿Por qué no usarlo...?
Ya no sentía el peso de su cuerpo, dejó que su alma se perdiera en el olvido...
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Comenzó a llover con potencia luego que un rayo cayera sorpresiva y estruendosamente en el cielo totalmente oscurecido. Los árboles se agitaron de un lado hacia el otro y algunas hojas cayeron suavemente con el ritmo imparable del viento. Las gotas de agua golpeaban fuertemente contra el suelo desgastando los materiales que lo componían. Al mismo tiempo que él lo abrazaba.
Miles de sentimientos le recorrieron: los estremecimientos, los recuerdos, las visiones. Escuchó en susurros nuevamente voces llenas de palabras malignas hacia el mundo. Aquellas palabras que ya una vez había meditado. Oscuridad en el mundo. Odio. Dolor a los sensibles, desdichados con inservibles sentimientos. Condena a los débiles, ciegos del poder. Corrupción hacia los provechos, astucia al poderío. Muerte a los esclavos. Inquietud al que se equivoca. Pesadilla agotadora al que incumple la ley dominante. Desesperación a la impotencia. Poder en la infinitud, encima del tiempo y de la muerte. Astucia a su costado... ¿Serían aquellas frases verdaderas?
Con el poder te sientes completo y único, inigualable. Jamás ningún ser superará lo que tú lograrás con un simple movimiento de tu mano. Nunca nadie podría similar ser tú, porque simplemente sería imposible. El poder te transforma en un ser perfecto. Un ser sin defectos, ya que no poseerás más aquellos sentimientos que te hacen flojear cuando quieres lograr algo. Razonas con más claridad y libertad las cosas, no tienes la presión de la vida de los demás sobre la tuya. El poder es la salvación, el método de supervivencia y la manera en que vivirás por el resto del tiempo: ya no tendrás los días contados. Jamás volverás a temerle a la muerte, porque ella ya no puede afectarte. No quieren que sufras por su culpa. Goza de lo que posees. Y tú posees el poder de la oscuridad, ella nunca te abandonará, te protegerá y relajará eternamente. En ningún tiempo estarás solo si ella está contigo. Disfrutas a tu manera el dolor de los demás. Nunca pudiste disfrutar de tu dolor. Pues, disfruta el de los demás.
Aquellas palabras... Le hirieron demasiado el alma. Era una tentación majestuosa, que sin duda cualquier hombre no rechazaría. Pero él, que había sido la víctima de todo aquello, veía las cosas de otra forma. Capaz el poder lograra hacerte omnipotente, no temerle al dolor o a la muerte, pero Harry había visto la otra cara de la moneda. Con poder, desintegras tu alma, traicionas a los que pusieron todo en ti y que son una carga porque siempre estarán contigo, en los recuerdos o en la vida misma. A Harry le importaba sumamente poco lo que llegara a pasarle. Le preocupaba más el destino del mundo que su propio fin. O bien en este caso podía aplicarse la frase: "No le hagas a los otros lo que a ti no te agradaría que te hicieran." Y el dolor era lo principal allí. Él lo había sufrido casi toda su vida, y la verdad... No le veía el sentido de desquitarse con los demás.
Ambos unidos al poder por diferentes causas.
Una maldición cambiará sus vidas.
Abrió los ojos sorpresivamente. Las imágenes que entraron a su cerebro le hizo sentir un odio que en ninguna vez había sentido. Sangre rodeándolo y sangre rodeando a aquellas personas que más quería. Cerró los ojos, sin encontrar el valor de mantenerlos abiertos. Se dio cuenta que estaba de pie, apoyado parcialmente en el tronco de uno de los árboles del bosque. Perdió el equilibrio, esperando que su cuerpo cayera al suelo con fuerza. Pero alguien lo sostuvo con resistencia y murmuró su nombre despacio, para hacerlo reaccionar dentro de esa niebla interna.
- ¿Harry? – Repitió esta vez una voz diferente. Desencerró sus ojos. Esta vez, una visión más clara de la realidad. Pudo descubrir quienes eran las personas que lo sostenían, y que estaban tratando de reanimarlo.
- Ron, Mione, Lil... – Susurró con desaliento, su garganta quejándose del esfuerzo que le costaba. Hubiera preferido hablar Pársel, pero se dio cuenta que era imposible que sus tres amigos lo entendieran. Pero en Pársel podía decir hechizos e iban a funcionar. Levantó la mano y murmuró un hechizo de curación bastante potente. A los instantes, logró sostenerse por si mismo y ver normalmente su entorno. Al igual que sus tres amigos habían dejado de tener las heridas graves, aunque se notaban algunas pequeñas en todo el cuerpo de ellos.
- Harry... ¿estás bien? – Herm lo abrazó con cariño inmediatamente después de que lograra sostenerse. Harry no le contestó, capaz demasiado concentrado en captar el amor de Hermione para hacerlo o simplemente, no querer hacerlo. En la separación del abrazo, nuevamente sus labios rozaron en el encuentro.
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*-*-* Flash Back *-*-*
Una habitación con una sola puerta, la cual permanecía cerrada con llave. Sin ventanas. Sin grietas para poder escapar. Sin nada.
Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa. Culpa.
Ese era el sentimiento que me embargaba desde dieciséis años atrás. Pero ahora con mayor potencia. Esos últimos minutos con vida... De mi miserable vida... Respiré hondo mientras me apoyaba en la pared. Había sabido desde ese día que le había dicho al Lord Oscuro que podía entregarle al Matrimonio Potter que este sería mi destino. Había traicionado a mis únicos amigos. Había matado a Lily y a James...
Unas lágrimas silenciosas circularon por mi rostro. Había matado a Lily y a James... No había querido eso... No... Había sido mi única salida, aparte de la salida de la muerte, por supuesto. "Todos habríamos preferido la muerte a traicionarte a ti" Las palabras dichas por Sirius Black hace cuatro años resonaron en mis oídos como una sentencia. Aumentaron las lágrimas que rondaban mi rostro. Entendí que debería haber muerto en el lugar de James y de Lily. Ellos no habían merecido mi traición y sin embargo...
Los había traicionado para no morir en manos del Lord Oscuro.
Pero no había sido y no era tan fuerte como Sirius, como Remus... Como James... No tuve el valor de vencer la cobardía. Traicioné a mis amigos de la peor forma... Elevé mi vista recorriendo la habitación. No tendría que estar en aquel lugar. Ya debería estar muerto hacía muchísimos años.
Recordé el ritual del renacimiento del Innombrable, aquel ser que había quitado la felicidad y la paz al mundo mágico y muggle. Aquel ritual donde me había cortado la mano derecha... Hice una mueca al recordar el dolor que había ocasionado la daga atravesando mi carne...
Me dejó caer de rodillas al suelo, sollozando. Si hubiera muerto antes, todo aquello no hubiera pasado...
- Colagusano... – Murmuró una voz suave. Alcé la vista y pensé inmediatamente que estaba teniendo una ilusión, me había vuelto loco... Era imposible. Él estaba muerto. Muerto. ¿O había vuelto para castigarme?
- James. – Murmuré entre sollozos levantándome lentamente sin sacar la vista de la persona que tenía enfrente, quien negaba con la cabeza.
- No, Peter, James está muerto. Mi padre está muerto. Soy Harry, Harry Potter. – Lo examiné con mayor determinación. Y me di cuenta del detalle de los ojos. Verdes, el verde esmeralda de los ojos de Lilian...
- ¿Qué haces aquí? ¿Eres el testigo que mandó el Ministerio? – pregunté incrédulo. El muchacho negó con la cabeza.
- Soy una especie de ilusión. Es uno de mis sueños realistas, donde formo parte y a la vez no. He decidido hacerte una... visita. – Su voz se notaba calculada. Como controlando un odio que pugnaba por salir. Asentí mientras desviaba la vista.
- No me queda mucho tiempo, así que apúrate...
- ¿Te arrepientes, Peter?- Volví a mirar a Potter incrédulo.
- ¿Qué quieres decir con eso?- Harry respiró hondo, armándose de paciencia.
- Si te arrepientes de la muerte de mis padres. De Lilian y James Potter...
- ¿Por qué lo preguntas?
- Contesta.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Contesta, Peter.
- ¿Quieres hacerme sufrir?
- Pettigrew, contesta.
- ¿Qué es lo que quieres, Potter? ¿Quieres verme sufrir? ¿Quieres ver como muero en depresión? ¿Qué quieres lograr con esa pregunta?
- Colagusano, contesta mi pregunta. Es una pregunta de evaluación moral.
- ¿Y qué pasa si estoy arrepentido? ¿Qué cambiará las cosas?
- No puedo interferir en la decisión del Ministerio, pero...
- No lo harás. Esto es a lo que me sentenciaste en tu tercer curso, Potter. Quieres vengarte. Quieres vengar las muertes de tus padres... ¡No querrás salvarme! – Potter respiró hondo, volviendo a tomar paciencia.
- Punto uno, Pettigrew, yo no soy Lord Voldemort. No busco venganza. – Temblé ante el nombre de mi antiguo señor. – Por más que mueras, mis padres no volverán a la vida. Y tampoco puedo salvarte. Pero contéstame, por favor. ¿Estás arrepentido o no de haber traicionado a tus amigos? ¿A mis padres, a mi padrino, a Remus, a mi madrina, a Lidia, a... Susan?
Susan March. Ese nombre resonó en mi cabeza. La cuarta miembro de las Merodeadoras. Aquella chica con la que había compartido tantos momentos especiales... Unas lágrimas silenciosas volvieron a surgir. Mis amigos... Me derrumbé en lágrimas.
- Lo siento tanto, Harry... Yo no... ¡perdóname!- rogué entre lágrimas. – Con tu perdón, me será suficiente... [...]
Entonces, Fudge entró en la habitación seguido de un Dementor. Los Merodeadores me miraron por última vez mientras salían de la habitación por ordenes de Fudge. Cornelius también salió, dejándome con el Dementor.
Poco a poco, el Dementor se acercaba... Cerré los ojos con terror. Adiós mundo... Aquel mundo que hubiera estado mejor sin mi presencia...
Te perdono, Peter. Solamente espero que tus arrepentimientos sean ciertos...
*-*-* Fin del Flash Back *-*-*
Volví a preguntarme por décima quinta vez en ese minuto por qué y cómo me había salvado, sin ser notado por los Merodeadores y por Fudge. ¿Acaso no habían revisado si había resto de mi cadáver o algo así? Bueno, conociendo a Potter seguramente se había encargado de encubrir todo. Me mordí un labio con impaciencia. Quería devolverle el favor cuanto antes y acabar con eso de una vez por todas. Quería saldar su cuenta pendiente de una maldita vez. Para lo único que quise seguir viviendo fue para no dejar deudas en mi cadáver. Aunque sea, morir de una manera honorable... Aunque lo dudaba después de tantos años sin lograr vencer mi cobardía y sin pocos cargos de culpabilidad. Recién cuando escuché la sentencia me di cuenta de todo lo que había hecho y había dejado de hacer. Recién ahí me arrepentí. Rogué entre el llanto. ¿Por qué siempre fui tan cobarde?
Siempre me había hecho esta pregunta. ¿Por qué el sombrero seleccionador me había colocado en Gryffindor? ¿Por qué me clasificó como un ser valiente y caballeroso? Como diría Black, era una rata desechable, con características irrelevantes, cobarde e injusto, traicionero y... sin valor. Sin amor, con odio profundo hacia mí mismo. Jamás me perdonaré o me perdonarán del pecado que cometí: traicionar a aquel que confiaba en mí, que me creía un amigo fiel y amistoso. ¡Nadia había sospechado de mí, salvo Sirius! Y por defenderme a mí, por defender a mi sucia vida, había entregado a James y a Lily a "quien-ustedes-ya-saben", había mandado a Sirius a Azkaban... Y podría decirse que condené a Remus Lupin a una vida solitaria, que antes había estado llena de luminosidad. También quebré la confianza de Dumbledore y la de... Susan March. ¡Dios! ¿Cuántas cosas había yo hecho? ¿Cuántas?
Y me doblé en lágrimas de dolor, angustia y soledad. Jamás tendría el perdón de nadie, ni el pésame de nadie. Mi cadáver poco valía y mi vida estaba ya sin sentido. Mi sangre era indeseable y poseía un calor sofocante. Dime que era lo que tenía que hacer. ¡Ni era un buen mago! Ni siquiera Hufflepuff podría llegar a ser. ¡Ni hablar de Ravenclaw! Jamás había agarrado por mi cuenta algún libro útil. Jamás. Ni tampoco pertenecía a Gryffindor, porque definitivamente el sombrero aquella noche de septiembre cuando me seleccionó, había visto otro futuro de Peter Pettigrew. ¿Dónde debería haber ido...?
Sólo quedaba una opción, y esa es la casa de las serpientes: Slytherin. El lema de las serpientes iba completamente con mi pasado "el fin justifica los medios." Vendí a James y a Lily para vivir.
La verdad, hasta de mi nombre estaba dudando. Estaba tan confundido, tan indeciso, tan fuera de lugar... ¿Realmente me llamaba Peter Pettigrew...? ¡Qué absurda pregunta! Sin embargo, yo no tendría que haber poseído un nombre. Tampoco el cariño de amigos. Tampoco un sobrenombre en las misiones nocturnas (Colagusano), ni tampoco un amor que después de esa noche de Halloween se volvió platónico. Ni tampoco la confianza y protección de Albus Dumbledore. Y tampoco había merecido el perdón de Harry Potter.
Pero el pasado no podía cambiarse. Y a mí me quedaba una cuenta por saldar: no había perdido mis principios. Antes de morir, iba a devolver los favores. Iba a ganarme un mínimo pésame. Iba a enfrentarme a mi pasado, a mi presente y a mi futuro. Terminaría de sellar mi destino: una vida traicionera y mugrienta.
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- Lo siento... Estuve a punto de traicionarlos y encima, los dejé abiertamente en manos de ese monstruo... – Se culpó Harry observando inexpresivamente los rastros de sangre en la hierba.
- Lo importante es que pudiste salir de sus redes, Harry. – Le animó Ron emitiendo una sonrisa jovial y tranquilizante. Harry se la devolvió, frágilmente. Sus pensamientos todavía continuaban confusos y muchas cosas parecían haber perdido el sentido en su cabeza.
- ¿Dónde está Voldemort?- Preguntó Harry extrañadamente al observar el ambiente y notarlo bastante pasivo, sin rastros de la culebra.
- Luego de hacernos un daño considerable y de dejarte débil, se alejó, dejándonos algo boquiabiertos.
- ¡Pensábamos que nos iba a asesinar o inmovilizarnos, aunque sea!
- Pero parecía concentrado en otro elemento... – Esa frase hizo palidecer sobrenaturalmente a Potter, quien observó con ciertos ojos desorbitados la frontera.
- ¿Sucede algo malo...? – Preguntaron sus tres amigos, pasmados tras aquella actitud.
- Necesito pedirles un favor. – Murmuró sin mucha potencia. Asintieron con duda. – Quédense aquí, y no se preocupen por mí...
- ¡Otra vez no te dejaremos solo! – Harry los observó con ojos fríos, que los hizo estremecer hasta las entrañas.
- Ahora a mí me toca salvar una vida y no quiero que se involucren...
- Harry...
Se dio cuenta que jamás los iba a convencer. Lo seguirían o se acercarían a la zona de batalla: así era la amistad. Así que estaba obligado a realizar algún encantamiento de parálisis total durante al menos treinta minutos. Sin embargo, le aterrorizaba la idea de que Voldemort los encontrara inmovilizados... ¿Qué podía hacer? Crear una barrera que no permitiera el ingreso... Sonrió con una satisfacción incansable.
- Aparecem Panthera leo – Murmuró. Frente a los ojos de los cuatro alumnos de Hogwarts una cegadora luz rojiza fue tomando forma de un león. Tenía alrededor de dos metros de longitud, con extremidades relativamente cortas y cabeza grande. De pelaje pardo ocráceo y, como era un macho, adornado por una melena.
El león sirviente de Godric Gryffindor, y por lo tanto... de sus Herederos.
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Suspiró con profundidad. Ya le había dado las indicaciones a su "mascota temporal." Pero ahora, tenía otra misión por delante: volver a salvar la vida de Pettigrew. Maldición, ¿cuántos problemas más le traería Colagusano? Volvió a suspirar, esta vez con cansancio.
Ya había trazado mentalmente su estrategia. En su forma animaga era muchísimo más fácil debilitar a Lord Voldemort y permitirle a Pettigrew una escapatoria. Además de tener una fuerza más considerable en cuanto a brutalidad. Y utilizar magia en su forma animaga también podría serle de ayuda... ¡Cuánto tenía que agradecerle a Sean Riddle! Sin embargo, ya podría luego agradecer. Primero iba la acción.
Después de que un incandescente rayo dorado rodeara su cuerpo, se reveló un felino en el lugar donde antes había estado un humano. El león tenía un cuerpo musculoso y largo, con extremidades relativamente cortas y cabeza grande. La longitud del animal era de un metro y medio más o menos, sin incluir la cola que medía 90 centímetros de largo. La cabeza y el cuello estaban cubiertos por una melena castaña clara. Lo único que daba el indicio de que el animal que tenías enfrente era un animago eran los ojos. Parecían ser castaños oscuros pero, de un momento a otro, cambiaban y aparentaban ser verdes brillantes.
En su forma animaga, la movilización era mucho más cómoda y rápida. Y agradeció con ímpetu esa habilidad. Comenzó a galopar a toda la velocidad que le permitía su cuerpo (algo adolorido.) Lo último que quería, después de todos sus esfuerzos, era que el plan no surgiera efecto.
Cuando el aire puro comenzó a transformarse en aire ya no tan puro, se dio cuenta que no estaba tan lejos. Tuvo que detenerse, con una respiración agitada. Caminó cautelosamente entre los arbustos, para escabullirse más fácilmente. En sus orejas algo más sensibles que antes, penetró un estremecedor grito de dolor que lo aturdió durante unos cuantos segundos. Los oídos parecían latirle después de que semejante bullicio penetrara por ellos. Meneó la cabeza, para serenarse. Y se arrojó hacia la zona donde sospechaba estaba ocurriendo el duelo.
Pettigrew se destrozaba en el suelo del sufrimiento ocasionado por alguna de las súper cruciatus de Lord Voldemort. El felino apretó con fuerza los dientes mientras observaba con un recelo incomparable a su adversario. Se arrojó hacia delante, sirviéndole de escudo a la maldita rata.
Y estaba vez el Extremus Crucio fue una experiencia real en su cuerpo. Sentía como si cada órgano de su cuerpo de encogiera y aumentara su peso, haciéndolo caer al suelo e inmovilizándolo total e instantáneamente. Luego, sus pupilas se dilataron y la garganta quedó automáticamente seca y sin gusto. Y obviamente el dolor... Hasta las raíces de su pelaje castaño claro parecían arderle penetrantemente. La piel parecía expandirse lentamente haciendo que toda su "envoltura" le ocasionara un sufrimiento sobrenatural. Sus garras se agarraron con fuerza de la tierra, provocando heridas leves en sus palmas. Y la sensación que millones de cuchillos se clavaran en su cuerpo con vivacidad. Dolor, dolor, dolor... Era lo único que su mente podía razonar. Hasta pensar le dolía. Quería que todo acabara, que el dolor terminara. ¡Maldición, dolía! ¿Qué más querían? ¿Querían ver más sangre rojiza, pura y brillante, recorriendo la tierra a su alrededor? ¿QUÉ MÁS QUERÍAN?
Lágrimas transparentes, relucientes, saladas (N/A: ¿Alguna vez han saboreado lágrimas? Me encanta el gusto salado que poseen! ^^) Y cristalinas recorrieron sutilmente su rostro felino cubierto de pelaje. Aulló enérgicamente de tortura, del dolor de la tortura. De ese molesto dolor.
Quería hacerlo parar. Acabar todo sufrimiento y devolvérselo a quien lo enviaba. Quería vengar a sus seres queridos fallecidos. Quería ser un orgullo para su madre, quien debía descansar en paz, sin preocuparse ya no más por él... Ya no más. Ya no daba más. Ya no quería más. Ya no podía hacer nada más.
Tras la nublosa vista que se le presentó cuando pudo abrir parcialmente los ojos, pudo ver a un Voldemort y a un Colagusano totalmente pasmados al ver a un león sufriendo bajo los efectos de un cruciatus. Colagusano no entendía porque un león (De primera, que hacía en ese bosque) le había protegido y sufría por él. Aunque Voldemort ya sospechaba de quien se trataba, ya que recordaba los entrenamientos del joven Potter con su hermano lamentablemente fallecido, Sean Riddle. Lo habían estado entrenando para animago. Y un león salvando vidas era una clara representación de Potter. Sonrió malévolamente disfrutando de la agonía del muchacho transformado en animal. Esos aullidos le deleitaban el alma y los oídos.
- Potter... Así que luciendo tu capacidad animaga, ¿verdad? – Sonrió Lord Voldemort apetitosamente. Harry, en su forma animal, oprimió sus dientes filosos para dejar de aullar. No le iba a dar el gusto a esa serpiente de burlarse y disfrutar de su dolor. Pero el dolor era tan insoportable... Tan inaguantable. Dejó emitir un débil gemido de dolor que guardaba una tortura interna. Su cuerpo no aguantaría mucho más...
- ¿Por qué no vuelves a tu figura humana? Así estás jugando en desventaja, Harry. Y yo quiero ser justo... – Murmuró Tom Riddle observándolo con complacencia, ojos rojos disfrutando cada segundo de la imagen que se le presentaba. Conectó sus ojos castaños fugases con los de esa serpiente. No iba a mostrar cobardía... pero, el dolor era demasiado. Dolía, OH, sí... Cada hueso, cada músculo... Cada movimiento... Ya no quería más dolor, ya no más.
Peter se puso frágilmente de pie, observándolo con ojos temblorosos y culpables. No podía hacer nada para parar el dolor de Potter y eso le estaba presionando. Potter sufría por su culpa. Dios, ¡tendría que ser al revez! Sin duda alguna, el muchacho había perdido la cordura. ¿Al asesino de sus padres protegía? ¿A aquel qué la felicidad le había arrebatado? ¡Diantre! La culpabilidad jamás había sido sentida con tanta viveza.
Caminó con torpeza hasta acercarse lo suficiente al animal que se revolcaba de dolor en el suelo. Le transmitió su dolor. Se derrumbó en el suelo de rodillas, de la impotencia que sentía. Imágenes de recuerdos centellaron en su mente indiferentemente, sin aviso. La voz de James, la sonrisa de Lil, las bromas divertidas de James, los ojos amables y dulces de Lil... Y sintió un odio incomparable crecía en su organismo. Por primera vez, aborreció y maldijo a Lord Voldemort. Y por primera vez, sintió el valor que le caracterizaba como Gryffindor. Se puso de pie mirando desafiantemente al perverso asesino y comenzó a caminar hacia él con pasos agigantados.
- Hoy será tu última noche, Voldemort. – Gritó con rencor infinito. Hasta el nombre se animó a decir. Sonrió por unos segundos con satisfacción. Hoy había nacido y hoy moriría siendo Peter Pettigrew, miembro de Gryffindor y cuarto Merodeador.
Se transformó en animago casi sin darle tiempo a ese monstruo a voltearse. Una rata se lanzó hacia Voldemort de un salto enorme y se aferró (mordió) a la mano derecha de éste, para no caerse. Riddle agitó la mano para lanzarlo contra un arbusto, pero se sujetó fuertemente. Y la desviación de la varita hizo que el Extremus Cruciatus dejara de tener efecto sobre Harry, quien inmediatamente se incorporó a la brutal lucha.
El león derribó de un envión a Voldemort, permitiéndole a la rata salvarse. Potter volvió a su forma humana: realmente Peter se aterrorizó del aspecto del muchacho. Heridas graves y algunas leves, cansancio insostenible se notaba debajo de sus ojos. ¿Cuánto tiempo llevaba en a batalla? En ese momento prefirió no preguntarse eso, y recobró su forma humana también. Voldemort estaba apoyado contra un tronco, sosteniéndose la mano derecha, en la cual era visible un buen, pero diminuto, mordisco.
- Pettigrew y Potter, extraña combinación. – Rió divertido el Innombrable, acercándose más a ellos. – Así que fuiste tú quien salvó a Peter de los Dementores, Harry... ¿Podría preguntar por qué? – Aunque su garganta no estuviera vibrando como lo estaba haciendo, no hubiera contestado jamás.
- Jamás creí que perdonaras a Peter, Harry... – Dijo Voldemort con sutileza, mirando al muchacho con atención. Harry sonrió con astucia y cierto signo de victoria.
- Cómo se ve que no me conoces, Tommy. – Se burló Harry. Hasta sus ojos verdes brillaban con diversión. – Pero yo tengo la capacidad de experimentar sentimientos. Y Pettigrew demostró su culpabilidad, aunque haya tardado en hacerlo. Tú jamás podrás comprender lo que yo pienso. Y creo que yo jamás podré comprenderte a ti. Por algo somos tan iguales y tan distintos a la vez, ¿verdad?
- Podríamos comprendernos perfectamente bien si lo desearas, Harry. – Contradijo el Lord Oscuro. – Si anheladas poder y supieras utilizarlo... Seríamos un excelente dúo oscuro.
- No hay suficiente espacio para dos Lord Oscuros en el mundo, Voldemort. – Sonrió Harry con suavidad. – Terminaríamos eliminándonos mutuamente. ¿Y para qué ganar tiempo? O sea, acabaremos igual que si hoy nos batiéramos a duelo, ¿sabes?
- Eres astuto, Harry, ya te lo he dicho...
- Sin embargo, no pertenezco a Slytherin. – Observó Harry divertidamente. – Y jamás lo haré. La selección de casas es solamente una vez en la vida: y yo quedé en Gryffindor. No hay otra opción, ni otra oportunidad. El pasado no se cambia, aunque alguno quiera hacerlo. Se vive y se deja vivir, Tom.
- Esa es tu decisión definitiva. Perfecto. Acabemos con esto ahora, entonces.
Allí dio comienzo la batalla que marcaría muchos destinos.
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Corrió apresuradamente, esquivando arbustos y troncos, saltando las zonas pantanosas del bosque. Pero sobre todo, eludiendo espléndidamente los encantamientos que le lanzaban desde unos cuantos metros de distancia. Sentía las brisas frías pegarle en su rostro, arrojando su cabello obscurecido para atrás (además de despeinarlo todavía más.) La sensación del aire atravesando su cuerpo como si fuera un fantasma le dio escalofríos. Intensos escalofríos. Pero no se detuvo a pensar en eso.
Redujo la velocidad cuando pronosticó la cercanía de su objetivo. Tomó con viveza la varilla mágica y se dio vuelta sorpresivamente. Habían dejado de lanzarle encantamientos y todas las sombras habían desaparecido. Ni una huella de Lord Voldemort cerca. Cómo si fuera tan estúpido de creerse el cuento. Compuso una barrera protectiva de su persona y siguió la carrera.
Entró en la zona despejada de vegetación, zona cercana al río. Distinguió claramente las figuras de sus tres amigos y el león de Gryffindor. Se acercó y retiró los encantamientos paralizantes de sus amigos. Ellos se pusieron de pie instantáneamente y Harry se preparó para una ronda de insultos mientras le agradecía a la "mascota" de Godric.
- ¿Era necesario paralizarnos y dejarnos con un león de vigía? – Le dijo Mione hondamente enojada. Lilian y Ron trataron de tranquilizarla al ver que Harry empuñaba la varita señalando hacia unos cuantos metros, lugar donde empezaba la zona de vegetación.
- Saquen las varitas. – Murmuró simplemente Potter sin mirarlos. – Nesect sednacni lasmaf. – Unas flamas doradas centellantes se dirigieron instantáneamente hacia aquella zona. Una mínima explosión al mismo tiempo que escuchaban una voz impasible murmurar estas palabras:
- Enormem dolorem. – Harry se puso fugazmente delante de Hermione, para servirle de protección. Ella quiso separarse de él, pero Harry no se lo permitió. Luego supo por que.
El encanto mandado por Voldemort rebotó estupefactamente en una barrera invisible que rodeaba a Harry, impidieron que llegara a tocar a alguno de ellos cuatro. El único daño que ocasionó fue una rasgadura en el rostro de Potter. Éste permaneció inmutable mientras Riddle caminaba hacia ellos con gravedad. Nada parecía moverse salvo él en el terreno. Nada emitía sonido alguno. Nada. Salvo, instantes después, la voz conquistadora de Lord Voldemort.
- Daca Laqueu. – Hermione emitió un chillido tembloroso al reconocer ese encantamiento: el lazo de la daga. Uno de los encantos más sangrientos y... matadores del mundo mágico. Y sabía perfectamente para quien iba dirigido.
Un haz de luz carmesí nubló la vista de todos. Mione apretó con fuerza la mano de Harry, sin intención alguna de apartarse de él. El ruido arrancador y horripilante cortó el silencio de armonía que había tenido el ambiente durante milenios. Un goteo de sangre...
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La sangre recorría mi piel con agotamiento. Una cortadura demasiado profunda en el pecho me estaba impidiendo la continuidad de mi vida. La respiración se me suspendía y cada segundo era una ardua lucha contra aquello que más había temido: la muerte. Simplemente era el desenlace de una vida más. Una vida improductiva y sin razones de subsistir. Que deliciosa era mi sangre, nunca me había animado a saborearla. Era dulce y cálida. Me daba algo de energía. En ese momento, ya todo mi cuerpo estaba cubierto por ella. Mi rostro, mi cabello, mi boca, mi... cuerpo. Parecía una masa horripilante de sustancia rojiza. Recién entonces comencé a sentir el verdadero dolor que me proporcionó la daga mágica.
Si hubiera podido detener el dolor, no lo hubiera hecho. Al fin y al cabo, me lo merecía más que nadie. ¿Cuántas vidas llevaba sobre mi espalda? ¿Cuántas? ¿Cuántas personas no hubieran sufrido tanto si yo no hubiera existido? ¿Cuántas personas serían más felices y libres? ¿Cuánto daño había ocasionado al mundo? Incontable. ¿A cuánta gente había entregado para preservarme de mi suerte, de mi destino? ¿Cuánta?
Y otro dolor punzante casi me deja sin aliento para seguir hablando mentalmente. Escuché un llanto vivaz y comprimente de un ser que gritaba algo indescifrable para mis oídos anulados. Pero su voz me resultó tan conocida que no me importó lo que estaba diciendo. Su voz expresaba culpa y padecimiento al ver mi sangre. Y también solté lágrimas. La única persona que me había entendido y capaz la única persona por la cual vivía. Si no fuera por ese individuo yo ya hubiera desistido de vida hace muchísimo tiempo. Sin embargo, la hora había llegado.
Lancé un último grito de sufrimiento al cielo, con toda la fuerza e intensidad que me permitió mi estado actual. Respiré por última vez y cerré los ojos. Dejé que la sangre se llevara mi último aliento y mi alma.
Un alma que no merecía la comprensión de nadie. Un alma que tendría que haber sido diferente. Un alma que recién ahora había conocido su verdadera misión, su verdadera suerte. Un alma que a todo había temido y había traicionado a aquellos que lo habían querido y amado durante años. Un alma que había dado su último respiro para salvar a Harry Potter.
Peter Pettigrew murió entonces. Sin más culpa en su ser. Limpio y puro había muerto salvando la vida de aquel a quien él había ocasionado mayor daño. Ojalá James lograra disculparlo por fin...
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Hermione se aferró al brazo de Harry con horror al ver tanta sangre en el suelo y el cadáver de Colagusano en el suelo, cubierto por esa sustancia. Gimió de horror y de cierta desesperación. Al igual que Ron y Lilian. Harry, en cambio, lloraba en silencio observando con cierta anonadación el cadáver. Voldemort seguía sonriendo malévolamente disfrutando de la acumulación de sangre en la hierba y del grito de dolor que había soltado Pettigrew en su último aliento. Harry lo observó con odio incansable, aún sin recomponerse del choque. Peter había pagado su deuda pendiente con él, pero no esperaba que muriera de esa forma tan... tan injusta y dolorosa. Maldición...
Volvió a maldecir el día que Voldemort nació. Volvió a maldecir en susurros el aborrecido día de Halloween de hacía dieciséis años. Y volvió a maldecir sobre todo su destino: todas las muertes que había provocado en el camino a ese desgraciado duelo. Quería acabarlo ya, para no seguir ocasionando más perdidas de vida. Pero... ¿cómo?
Si hubiera tenido la fuerza suficiente para romper su orgullo, hubiera caído de rodillas sollozando y lanzando los insultos que jamás se había permitido decir. Quería dejar de llevar todo adentro, descargarse en las blasfemias. Dejar de acumular el odio. Pero su orgullo jamás se hubiera permitido ser partido. No por el momento. Pero se prometió a sí mismo que eso no acabaría así. Obviamente que no.
No había muchas maneras de derrotar a Lord Voldemort. El dolor no le afectaba, sino que le daba más poder. Y tampoco era fácil debilitarlo en un duelo con hechizos y demás. Ya había intentado todas las formas posibles en un duelo: encantamientos de su antepasado, encantamientos poderosos modernos, su transformación animaga, combinaciones de ataques... Nada. Solamente leves heridas en el cuerpo de la maldita serpiente. ¿Cómo matarlo?
Observó pensativamente el río que se encontraba a sus espaldas. Notó que en el camino seco de éste, había algo marcado sobre la tierra. Miró un instante a Lord Voldemort, pero parecía que el tiempo se había detenido. Lo mismo pasaba con Hermione, Ronald y Lilian. Sonrió recordando. Sean Riddle le había dicho que si se concentraba demasiado en algo, sus poderes harían lo imposible por lograr algo que pudiera ayudarlo. Habían parado el tiempo para permitirle pensar con "tranquilidad" la manera de derrumbe del mago oscuro.
Se dirigió velozmente hacia el río, sin perder el tiempo. La marca que estaba marcado en él era circular. Lo contempló frunciendo el entrecejo, extrañado. Círculo. Ahí estaba la solución a su pregunta. Y su sonrisa se volvió más amplia todavía. Preparó la varita con núcleo de pluma de fénix señalando al Innombrable y se concentró en que el tiempo volviera a la normalidad. Así lo hizo y Harry estaba listo para cualquier cosa, con las energías y esperanzas renovadas.
- Vita Leone Ardere. – Susurró Harry trazando un círculo imaginario con su varita. La figuración de un animal ardiendo en llamas rojas nació de aquel círculo trazado. Inmediatamente, aquella ilusión se dirigió hacia Voldemort, quien permaneció paralizado en su lugar. El encantamiento lo rodeó y gritó con minúscula dolencia. La luz carmesí se evaporó, dejando ver a un Voldemort con quemaduras. Alguna que otra de cierta gravedad.
- Serpente mordere venenososu. – Gritó Voldemort con furia señalando a Harry. Algo muy parecido sucedió: una serpiente nació del trazado y se lanzó hacia el joven, con la diferencia que éste tenía preparada una barrera de fuego para protegerse del ataque.
- Tonu venenonu. – Los cuatro amigos se dispersaron hacia diferentes direcciones mientras contraatacaban.
- Stupefy
- Heridus Saengrum
- Bolus enormus focus
- Inflamae Sensodyne
Así continuaron durante unos minutos más, lanzando hechizos, esquivando y alejándose. Sin embargo, llegó un momento en el que debieron detenerse para medir las circunstancias y tomar un aliento. Luego se lamentarían de ello.
Voldemort no se cruzó de brazos a esperar que recuperaran la respiración. Hubiera sido demasiado idiota de su parte hacer eso. Al notar que parábamos de atacar, aprovechó la oportunidad. Elevó su varita y observó a los cuatro muchachos. ¿Quién moriría primero? Sin duda, hubiera querido señalar a su hija, pero Potter ya estaba delante de ella protegiéndola, y la verdad que al hijo del Matrimonio Potter quería verlo sufrir de la peor de las formas. ¿Entonces...? Su vista pasó súbitamente hacia Weasley y Callejas. Y señaló a la pelirroja.
- Crucio.
No la iba a matar sin verla suplicar por el dolor. OH, no. Se dejaría de llamar Lord Voldemort el día que tuviera piedad de alguien y lo matara sin hacerle sentir el dolor. Lily cayó al suelo de rodillas, pero midiéndose el labio inferior para no gritar. Obviamente, era del clan de Potter. No le iba a dar el gusto de escuchar sus gritos, ¿eh? Rió tenebrosamente.
- Así que resistes al dolor, ¿eh, Callejas? – Se burló divertidamente. Dejó de apuntarla para observar a Weasley, quien estaba inclinado al lado de la muchacha. Y volvió a levantar la varita, pero esta vez la voz de Harry detrás de él lo sobresaltó.
- Ni se te ocurra. Bolus enormus focus. – Voldemort llegó a esquivar el golpe de pura suerte, o suerte de sus reflejos duelistas. Se giró para encontrarse cara a cara con Potter. Sus ojos brillaban peligrosamente, sintió un estremecimiento. Jamás alguien lo había mirado tan intensamente, ni siquiera Albus Dumbledore. Y un simple muchacho de diecisiete años estaba logrando intimidarlo...
- Crucio. – Murmuró inaudiblemente. Potter ni se inmutó al recibir la maldición. Sencillamente apretó sus labios y le dedicó una sonrisa sarcástica.
- ¿Es lo único que puedes hacer, Voldemort? – Susurró Harry todavía bajo los efectos del cruciatus. Riddle se sorprendió notoriamente, y se notó sobre todo en sus ojos.
- ¿Cómo...?
- Otra de las maneras de no sentir el dolor es sentirlo demasiadas veces, ¿sabes? Además, el Cruciatus no es nada comparado con el Extremus Cruciatus... ¿Verdad? – Sonrió más ampliamente. – Y sabes que no te daré el gusto de escucharme gritar.
- Me daré el gusto de escucharte gritar, no lo dudes. – Aseguró Voldemort mirando de reojo a sus tres amigos. - ¿Y si los hago gritar a ellos? Crucio. – Esta vez, señalando a Ronald. Éste hizo lo mismo que Lilian: se mordió el labio y bajó la vista al suelo. Duró unos minutos más en los que el silencio se extendió. No obstante, el Innombrable retiró la maldición y se volteó ha ver a Harry nuevamente.
- Yo conozco la manera de hacerte suplicar, Potter. – Sus ojos escarlatas brillaron en maldad. – Muchas maneras. Ya he elegido una, y te la haré probar a ver que tal... – Le observó con recelo mientras elevaba el instrumento mágico. Harry esperaba nuevamente otra dosis de cruciatus o algo por el estilo, cuando una desviación de la varita de Voldemort le tomó de sorpresa.
- Somnum Eternu. – Señaló a Lilian.
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El sueño eterno. Sueño: Serie de escenas, imágenes o sucesos más o menos incoherentes que se presentan en la mente mientras se duerme. Eterno: que no tiene principio ni fin. Sueño eterno: la muerte.
¿Qué es la muerte? Cesación completa y definitiva de la vida.
Agradeció todos los momentos vividos. Conocer esos amigos tan especiales, con lazos especiales que los unían le demostró lo que en verdad era la amistad. Conoció el amor. El amor, podría decirse, "a primera vista." Y un amor lleno de obstáculos y de cierta forma, prohibido. Ese era el amor de Harry y Hermione. Pero también recordó el amor clandestino. El amor que se reveló en el último momento. Harry y Amanda. Aunque nunca llegó a verlos juntos, recordaba perfectamente a su vieja compañera de estudio. Y reconoció que habrían hecho una grandiosa pareja. Lastima que la muerte se interpuso antes que todo.
La amistad era un afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco. Y las miradas que Harry y Ron solían lanzarse cuando le hacían bromas a Mione demostraban lo mucho que se apreciaban y conocían mutuamente. Y volvió a agradecer la oportunidad de haberlos conocido. Le demostró que a pesar de las dificultades, diferencias, y todo lo demás, la amistad es el mayor tesoro que Dios le pudo dar al hombre. Harry muchas veces le había dicho que sin la amistad de Ronald y Hermione, él no estaría con vida. Y supo que era verdad, lo decían sus ojos. Y también supo que Ron y Mione pensaban lo mismo que Potter. Nunca conoció a un trío tan... ¿amistoso?
Y haber muerto luchando con ellos la llenó de armonía y de calor. Ella había conocido la amistad y el amor gracias a ellos.
Le deseaba a Ron todo lo mejor en la vida. No quería alejarse de él, pero el encantamiento ya la había sacado de su cuerpo. Era hora de ir al sueño eterno, no sin antes recordar todo el cariño y amor que sentía por Weasley. Recordó sus besos, sus caricias, sus palabras cálidas, su risa desinteresada, sus ojos risueños y sus pecas encantadoras. Su sonrisa embrujadora y seductora. Nadie le quitaría eso ni en la muerte. Nadie. Ni el dolor que ahora le recorría el cuerpo, ni nada. No importaba cuanto sufriera, ya no tenía sentido. Ya todo estaba perdido y ganado. Por más sufrimiento que la agobiara, caería en manos del sueño.
Dio un último aliento, dejando caer su frágil cuerpo en manos de su amado. Ojalá en años, muchos años, volviera a encontrarse con el pelirrojo. Capaz en otro lugar, pero ojalá que el encuentro fuera posible. Su cabello rojizo cubrió su rostro y sintió por última vez los labios de Ron sobre los suyos. Le agradeció la intención. Murió en ellos.
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El encantamiento le dio a Lilian, sin poder hacer nada por evitarlo. Ron instantáneamente quiso correr hacia ella, para protegerla, pero no llegó. Las lágrimas atravesaron su rostro cuando vio que la muchacha iba palideciendo y sus ojos almendrados perdiéndose en otra dimensión. Ni se percató que Harry forcejeaba tratando de soltarse de las manos de Voldemort para avisarle del peligro que corría si se acercaba. Sin embargo, Hermione si lo notó. Voldemort sostenía a Potter de los brazos y le tapaba la boca para que no pudiera decir nada. Mione vio los ojos desorbitados de Harry fijos en Ron con desesperación. Y quiso correr para detener al pelirrojo. Sin embargo, ella estaba muy lejos de Ron. Demasiado lejos.
Ron sostuvo a Lilian en sus brazos cuando llegó hasta ella. Le suplicó en susurros que resistiera. Que no le dejara. Pero Lilian era incapaz de oírlo en ese momento, en aquella situación. Y el pelirrojo se llenó de impotencia y odio. No tuvo tiempo de maldecir a Voldemort. Se dio cuenta que la respiración de Callejas cada vez era más dificultosa y agitada. Y más lágrimas rebasaron su rostro. El cuerpo débil de su novia cayó en sus brazos. Besó sus labios con pasión desconocida. Sería el último. OH, sí. El último, aunque él no lo supiera en ese momento.
Abrazó el cuerpo ya inerte de Lily. La abrazó vigorosamente, lamentando y maldiciendo, y no la soltó hasta que escuchó un grito desgarrador detrás de él, reconoció inmediatamente al provocante del chillido: Harry. Se volteó con preocupación y algo distante, su mente le daba vueltas y no se estaba sintiendo del todo bien. Había perdido a la persona que más había querido en el universo. No era para menos... Su corazón se había partido en pedazos y ya su vida estaba perdiendo el sentido. Tantos planes para el futuro con Lilian, y ese maldito se los había arrebatado... Como había sucedido con tantos otros.
Se extrañó al ver a Harry en el suelo de rodillas, sollozando. Hermione estaba muy cerca de él, también mirando pasmada a Harry. Y Voldemort apoyado en un árbol con una sonrisa tan perversa que a Ron le perforó el alma. Lo maldijo más que nunca por haberle quitado a su amor. Pero se preguntaba porque Potter estaba llorando tan desesperadamente. Capaz era la impotencia y la culpabilidad por lo sucedido. Se puso de pie para ir a tranquilizarlo, ya tendrían tiempo para sollozar (aunque él iba a seguir llorando) y el arrepentimiento de esa acción lo invadió casi instantáneamente. Una punzada de dolor le recorrió el estómago sin justificación, extendiendo ese dolor por todo su cuerpo. Cayó al suelo de rodillas, sin lograr sostenerse por un aumento imprevisto del peso de su cuerpo. Y la vista comenzó a nublársele, los colores se iban perdiendo y las formas comenzaban a ser borrosas. Solamente pudo escuchar la voz amargada de Harry demasiado lejana, más de lo lógico.
- Cuando una persona es afectada por el Somnum Eternu, no hay que tomar contacto con ella. Si no el encantamiento también te afectará a ti. – Hermione también cayó de rodillas al suelo, también llorando al entender lo que eso significaba.
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Y más lamentos retumbaron en mi mente. Iba a morir. Iba a morir. Iba a dejar solos a Hermione y a Harry. Iba a abandonar mi hogar, a mis padres y a mis hermanos. Iba a ocasionar el dolor más profundo en mis seres queridos. Y recién ahora me di cuenta de lo que valía mi vida. No por los logros que consiguieras, sino por todos aquellas decisiones y sentimientos, todas aquellas personas con las que habías vivido. Yo había tomado esa decisión. Morir al lado de mi amada. OH, sí. Pero también me di cuenta que era lo que dejaba atrás.
La vista se me nubló totalmente. Solamente oscuridad era visible. ¿Acaso había cerrado los ojos? Quise decirles a gritos desaforados a Mione y a Harry cuanto los quería, cuanto los apreciaba, cuanto les agradecía lo que habían compartido juntos, cuanto les pedía que hicieran para el futuro. Quería pedirles que dejaran de llorar por mí, no valía la pena, que prefería las sonrisas y risas. Que vencieran a aquel que había matado a Lily y que muy pronto me mataría. Quería desearles un futuro feliz, juntos. Pero sobre todo, agradecerles esa amistad que habían compartido durante siete largos años. Nadie les quitaría eso. Nadie, ni la muerte. Las experiencias, las aventuras nocturnas, los secretos en trío, las bromas algo estúpidas, algunas astutas, las charlas interminables sobre el Quidditch, las burlas con Mione para hacerla enojar, las peleas sin sentido que muchas veces habían sacado dolores de cabeza a Harry... Todo el cariño que sentía por ellos. Y les agradecí de corazón la oportunidad que me habían brindado. Conocerlos fue una de las cosas que jamás me arrepentiré y agradeceré eternamente, una de las cosas más importantes que le pudieron suceder.
El dolor iba aumentando su intensidad mientras pensaba en todo aquello. No quería pensar en el dolor, pero ya no podía más. Mi cuerpo perdía peso y comencé a dejar de sentir la solidez de los cuerpos que me rodeaban, comencé a alejarme del mundo. Los ruidos se fueron apagando lentamente y los olores cada vez más debilitados, simplemente estaba en una oscuridad infinita. Ojalá dejara de sentir el dolor. Pero mirando el lado positivo de las cosas, sería lo último que sentiría sentimentalmente. Pensé en Lily Callejas. Muy pronto estaría junto a ella, en la eternidad del sueño. El dolor valía la pena, después de todo, si quería vivir una vida amorosa en la eternidad.
Iba a morir por amor y salvando una amistad infinita. Iría con mi amada, ¿verdad? Siempre hay que mirar a todo el lado positivo. Esa era la frase de Ron, y nadie se la iba a sacar, nadie.
"Amigos, nos vemos en la eternidad. Espero que no muy pronto. Sean felices por siempre y siempre. ¡Acuérdense de mí, pero no lloren! Moriré al lado de mi amada. ¿Ustedes no habrían hecho eso?"
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Y le di el gusto a Voldemort de escuchar mi llanto, mis gritos, mis maldiciones, mis insultos. Jamás creí liberar todo tan... tan fuertemente y tan rápido. Pero había perdido a mi mejor amigo. Y yo había podido evitarlo. Había podido evitar la muerte de mi amigo. Y ese maldito monstruo no me había permitido. Y él había muerto. El ser con el que más momentos había compartido. Ese ser que todo me había perdonado y todo habíamos vivido. La amistad más profunda que pude mantener con alguien. Y Lord Voldemort lo había matado. ¿Me entiendes?
Sientes como si una parte de tu corazón se fue con él, porque era tu camarada. Tu compinche. Sobre todo, mi mejor amigo. Esa persona que te comprendía, que guardaba tus secretos, con quien hacías todas las travesuras nocturnas... Es como perder un brazo, el brazo derecho. No, esa comparación estaba mal hecha. Porque perder un brazo no era nada comparado con perder a un amigo, el dolor era muchísimo más intenso, no era físico, sino espiritual, mental... Mi alma estaba quebrada.
Si alguna vez me propuse tanto matar a Voldemort fue en ese momento. Ese momento, mis sentimientos y sensaciones se combinaron en el mayor dolor posible. Ningún cruciatus podría igualar aquello. Ninguno. Jamás iba a volver a sentir tanto dolor, pero en ese momento sentí como el mundo se me caía. Todo por lo cual había luchado durante años se había desvanecido por un simple encantamiento: una amistad inmortal. El paraíso que esperaba para el futuro se estaba convirtiendo en un infierno.
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Se levantó torpemente. El cuerpo de su mejor amigo ya estaba tendido en el suelo, inerte. Y los efectos del encantamiento ya no surgían efecto ante el acercamiento. Harry corrió hacia él sin parar de maldecir en el camino. Lo abrazó, aunque no sintió vida dentro de aquel organismo. Pero la realidad era demasiado dura y todavía no podía salir del choque. Quería cambiar el pasado. Quería morirse ahí nomás. Pero sobre todo, cobrar venganza. Sintió que otra persona se unía al abrazo. Mione. Ella pensaba lo mismo que él.
Y Voldemort observaba todo disfrutando, como si fuera el mejor momento de su vida. Esa sonrisa que tanto le hubiera gustado romper a pedazos. Que ese maldito sufriera tanto como su corazón en ese momento. Pero Lord Voldemort ya no podía sentir nada. Pero nada. Y se encargaría de que no viviera nada más. Y partiría esa varita maldita en mil pedazos. Los restos los tiraría al fuego donde arderían fugazmente hasta que se formaran suficientes cenizas. Y luego esos restos los tiraría al infierno, donde arderían nuevamente. El odio le estaba sobrepasando.
Hermione lo abrazó para demostrarle que ella seguía allí con él. Harry se dejó llevar por el abrazo de apoyo y la besó mientras ambos no dejaban de sollozar. Capaz esa escena fue la que más asco le dio a Lord Voldemort, porque inmediatamente después actuó lanzándonos un Cruciatus Extremus. Pero no se dio cuenta que ellos ya sentían demasiado dolor natural como para que una maldición les afectara. Capaz ciego de poder no se dio cuenta que había actuado totalmente mal. No debería haber matado a Ron y a Lily, porque eso les había unido más contra él, aumentando el poder que poseían. Pero de eso no llegaría a darse cuenta nunca...
Cuando Harry y Hermione se separaron, el primero observó el cielo oscurecido con nostalgia. Su instinto le marcó que era domingo, 1° de junio de 1997, 0 horas con 4 minutos. Marte y Saturno ya estaban totalmente separados. Y Marte ya había brillado en su totalidad hacía menos de cinco minutos. Así que eso era lo que había mostrado los astros. Eso era lo que habían estado prediciendo durante todo el mes anterior... Y percibió un mordaz dolor en el estómago, que le estaba sacando la capacidad de habla... ¿Había tenido que esperar un mes para saber lo que deparaba su destino...? Impotencia.
Tendrán que elegir entre lo cómodo y lo difícil
Sólo ellos podrán hacerlo,
Sólo unidos podrán vencer a la oscuridad.
Y la profecía resonó en sus oídos. Ya habían elegido entre lo cómodo y lo difícil. Y lo difícil había resultado demasiado difícil, más de lo esperado. Jamás imaginó que todo pudiera salir tan mal... ¿Por qué el destino había decidido que su mejor amigo tenía que morir? ¿Por qué?
Y ellos ya estaban unidos, cómo jamás lo habían estado. Era hora de acabar con ese maldito. Y ya conocían la forma de hacerlo. El amor lo podía todo. Hasta lo imposible.
*-*-* Flash Back 1 *-*-*
Hermione.
Nunca esos ojos almendrados habían estado tan brillantes. Su cabello liso y brillante lucía espectacular a la luz de la luna creciente. Marcaba su figura. Sus manos cálidas y suaves sostenían su mano derecha. Su rostro... lágrimas.
Harry había quedado paralizado mirando a Hermione. Ella había detenido a Voldemort, salvándole de cierta forma la vida. Cerró sus ojos un momento y volvió a abrirlos pensando que capaz fuera un sueño... No lo era. Sus ojos quedaron conectados. Minutos de completo silencio.
La muchacha separó sus manos de la de Harry y se acercó más a él. Lo rodeó con sus brazos, abrazándolo con infinito cariño. Potter pasó su mano lentamente por su cabello castaño. Cerró los ojos, disfrutando de aquel aire dulce y aquel precioso ambiente...
- ¿Qué pensabas hacer, Harry?- preguntó Hermione en un murmullo casi inaudible. Había tristeza en su voz.
- Era él... Voldemort... – susurró con un nudo en la garganta. El miedo y la angustia le estaban prohibiendo el habla- Me estaba manejando...
- Te iba a matar, Harry- dijo ella separándose de él y mirando sus profundos ojos verdes.
- Era una potente magia oscura... no podía... – respiró hondo de nuevo. Otra vez la calidez recorriendo su sangre.
Sus ojos verdes recorrieron el entorno. No había viento. Era una noche sin nubes. Las estrellas brillaban en el firmamento. El bosque prohibido estaba silencioso y inmovible, como si lo hubieran paralizado. En la cabaña de Hagrid había una tenue luz.
- No es tu culpa, Harry- dijo ella tiernamente inclinándose y tomando su varita que estaba en la hierba. La acarició con delicadeza- Ten cuidado- le devolvió su preciada varita. La tomó y la guardó en el bolsillo de su túnica negra.
- Si es mi culpa, Hermione- dijo Harry mirando la luna creciente que había en el cielo. Era una noche muy bonita.
- No, Harry, todo es culpa de ese monstruo... tú no querías que nada de esto sucediera
- Podría haberlo evitado...
- Harry... – lo volvió a abrazar, mostrándole su apoyo. Lágrimas- Ron y yo siempre estaremos contigo, Harry, y lo sabes. Somos tus amigos, ¿no? Los amigos estamos para ayudar... – esas lágrimas de dolor, de tristeza. Harry se sentía el culpable de esas lágrimas.
- No llores por mí, Hermione.- dijo Harry separándose de ella y pasando su mano por su rostro tiernamente.- Yo no merezco tus lágrimas.
- ¿Por qué te niegas al cariño, Harry?
Potter se sentó en la orilla del lago. El lago... el agua helada como siempre. Las criaturas acuáticas conviviendo en él... Pequeñas olas se formaban en la orilla. Suavemente, chocaban con las antiguas rocas. Ojalá esa tranquilidad también fuera para el mundo terrestre. Habría que aprender de las criaturas mágicas y de la naturaleza.
Hermione se sentó a su lado, aún esperando la respuesta a su pregunta. Lo miraba con ternura. Como comprendiendo como se sentía. Pero eso era imposible.
- No lo merezco, Herm.
- ¿Quieres morir?- preguntó Hermione astutamente, mirando el lago- Si no quieres cariño, querrás otra cosa... ¿quieres la muerte?
- No. También le tengo miedo a la muerte.
- ¿Le tienes miedo al cariño?- preguntó Hermione sorprendida.
- Tengo miedo que algo malo les pase. Que sufran por mi culpa. Que los defraude. Que jamás los vuelva a ver. Que me odien- susurró Harry cerrando los ojos y prohibiéndose soltar lágrimas.
- Sabemos cuidarnos, Harry. Y jamás nos defraudarás. Sabemos que lucharás por lo imposible. No podría odiarte. No podría odiarte, cuando en realidad te amo.
Harry se volteó hacia Hermione, con las lágrimas circulando su rostro pálido. Aquellas eran lágrimas de dolor y arrepentimiento. Sus ojos verdes iluminantes reflejaban esperanza. La luz de la esperanza. Su cabello oscuro y rebelde jamás había parecido tan negro.
- Hermione, por favor- murmuró Harry mirándola fijamente- Olvídate de mí...
- No, Harry... tú eres la persona que realmente amo... No Ronald.
- Ron te quiere de verdad, Herm...
- Pero yo no lo quiero a él. Ya he hablado con él, Harry. No lo engañaré más ni a él ni a mi misma. Te quiero- Hermione se acercó súbitamente hacia él. Posó su mano izquierda en la mejilla de joven Potter y acercó su rostro al de él.
Harry cerró los ojos antes de que sus labios se unieran. Aquellos labios dulces... Sintió que una sensación extraña se extendía por todo su cuerpo. Ya no había dolor. No había tristeza. No había recuerdos. No había lugar en su mente para eso. Era como si el tiempo se hubiese parado solamente para ellos. Acarició el cabello de Granger con delicadeza. Tan cálido...
*-*-* Fin del Flash Back 1 *-*-*
*-*-* Flash Back 2 *-*-*
Una brisa suave agitó los cabellos castaños de su compañera. A la luz de la luna, la figura de su amiga parecía iluminada y remarcada. Sus ojos parecían brillar con más intensidad. Para Harry, aquellos ojos brillaban más que todas las estrellas del firmamento juntas... Se sonrojó ante el pensamiento que se posó en su mente.
- Herm, ¿para qué querías salir de la torre? Podríamos habernos quedado allí... Imagínate como se pondrá Sirius si se entera que he salido del castillo durante la noche...
- Ya lo has hecho antes, Harry. Lo hiciste hace unas pocas noches, ¿recuerdas? – le cortó ella secamente. Pero luego sonrió cálidamente. – Quería un lugar más privado y relajante que el encierro de la torre, Harry.
Se acercó a él y acarició delicadamente su pálido rostro. Sintió un estremecimiento al sentir el contacto de la piel cálida de Hermione con la suya, la cual estaba sumamente fría. Ella lo rodeó con sus brazos, abrazándolo tiernamente. Cariño. Un estremecimiento total de su cuerpo ante el contacto de su figura con la de Hermione. No estaba acostumbrado al cariño... Estaba acostumbrado a la oscuridad.
- No te niegues al cariño, Harry... – dijo la muchacha suavemente en su oído. Suspiró, respirando hondo, para contener su impulso de alejarse de los brazos de Hermione.
- Mione, yo... – ella colocó su mano delicadamente sobre los labios de Harry para hacerlo callar.
- No digas más, Harry... – suavizó todavía más su tono dulce. Retiró su mano de la boca de Harry y lentamente comenzó a besarlo apasionadamente.
Solamente se separaron para volver a respirar. Harry notablemente agitado, había cerrado los ojos. Era una sensación tan hermosa... tan preciosa. Sentirse querido, sentir el cariño de la otra persona, poder demostrar su amor hacia el otro individúo.
- No te niegues al cariño, Harry. – Volvió a repetir Hermione mirando el lago de Hogwarts. Algunos de sus cabellos tapando la vista de sus ojos a Harry.
Suspiró suavemente mientras se acercaba a Mione. Ella volteó sorprendida hacia él, mientras acariciaba sus cabellos castaños.
- Gracias, Mione. – dejó un momento de silencio. Con un tono más dulce y tierno dijo aquellas palabras que jamás había dicho con tanta dulzura: - Te amo.
*-*-* Fin del Flash Back 2 *-*-*
*-*-* Flash Back 3*-*-*
- Harry... – susurró apaciblemente en su oído la muchacha de cabello castaño. Sintió el contacto de los tibios labios de ella sobre su mejilla. Luego acarició su cabello azabache...
- Te quiero tanto, Mione...
- ¿Y yo, Harry? – Ella suspiró. – Me duele tanto verte así... Eres todo para mí... Eres mi mundo, y lo sabes, Harry.
- ¿Qué harías en el caso de que...? – dejó que el silencio dominara unos instantes.
- Me muero contigo, Harry. No soportaría la soledad. – Unas lágrimas cayendo lentamente por su cara. A Harry se le oprimió el corazón y dejó de apoyarse en Mione para mirarla fijamente. Quitó sus lágrimas, acariciando su rostro. Luego, la besó indomablemente.
- No lo dudo ni un minuto. No, no... Por favor, no. – Susurró Mione abrazándolo fuertemente.
- Mione... Tranquila...
- Prométemelo, Harry... Que no me dejarás, por favor...
- Mione... Deja de llorar, por favor.
- ¡Prométemelo!
- Mione, no puedo... No dudaré ni un segundo en entregar mi vida por ti, si es para que continúes con vida. ¿Entiendes? Simplemente, deberías continuar... Pero no dejaré nunca de estar a tu lado, aunque no sea físicamente... – Hermione se aferró a él con más fuerza.
- No. – Suspiró, tratando de relajarse. – A donde vayas, yo te sigo. – Sonrió.
- Te lo agradezco, Mione.
- ¿Qué me agradeces?
- Te agradezco por hacerme ver lo que es querer, - acarició suavemente su cabello castaño. - Dejarme ser quién quiero ser y darle sentido a esta vida. – Besó su frente.
- Y yo te agradezco dejarme ver la vida con tu amor, que llena de ilusión y de esperanza cada día.
- ¿Cuánto tiempo vamos a esperar para poder ser libres? – Preguntó Hermione mirando lo poco que quedaba del Sol en el horizonte.
- Primero hay que vencer esas tormentas que nos quieran abatir. – Contestó Harry poniéndose de pie sin quitar sus ojos del horizonte. – Y luego, seremos libres para siempre. – Sonrió débilmente. – Si logramos vivir para contarlo...
- No hay que perder la esperanza. Lucharemos hasta el final. ¿Verdad que sí?- Dijo Hermione con aire suplicante.
- No dejaré de luchar hasta el último momento, sí es para un futuro mejor. – Se besaron nuevamente, esta vez con más intensidad y un tiempo más extenso.
- ¡Te quiero tanto!
*-*-* Fin del Flash Back 3 *-*-*
Le reconfortó plenamente recordar todos aquellos momentos amorosos vividos durante el transcurso del año con Hermione. Y ojalá hubiera muchos más. Quería compartir su vida con ella hasta la eternidad. Pero eso solamente era posible eliminando a ese monstruo. Y se iban a encargar que no viviera ni una hora más. Ni una.
Afirmaron sus varitas con decisión, apuntando a Lord Voldemort desafiantemente. Él los observaba burlonamente. ¿Qué podía hacer una pareja de enamorados contra el grandísimo Lord Voldemort? Su engreimiento le iba a costar caro, muy caro. Debería haberlos tenido en cuenta, en vez de enderezar la columna en forma de grandeza. Solamente consiguió más odio de parte de ellos. Solamente eso.
Muchas veces uno se pregunta si está haciendo lo correcto. Pero cuando las circunstancias pueden más que tu voluntad, no tienes poder de decisión. Y Hermione y Harry capaz no eran del todo conscientes de sus acciones, porque el dolor no les permitía pensar o meditar con claridad. Lo único que sabían era que Lord Voldemort tenía que desaparecer de la faz de la tierra y solamente ellos podían hacerlo. Nada de lo demás importaba.
Un duelo comenzó luego de una fuerte explosión provocada por uno de los encantamientos de Mione. Así estuvieron largo rato atacando, defendiendo y contraatacando. Era agotador, sí. Pero ellos no sentían ese agotamiento. Capaz lo sentirían después. Pero en ese momento no. Y ni siquiera si estuvieran apunto de morirse hubieran parado de atacar, si querían que Ron y Lily descansaran en paz...
- Ventu Gyrare. – Susurró Hermione lentamente. Un tornado de tamaño considerable hizo su aparición en la escena, dirigiéndose inmediatamente contra Tom Riddle. Recién en ese momento Hermione se puso a observar las heridas de su rival. Realmente habían hecho un gran trabajo en equipo.
Dios, nadie hubiera imaginado que Riddle llegara estar tan lastimado en manos de un dúo de adolescentes. Pero sí, estaba llegando su hora. Hacía bastante tiempo que la serpiente no soltaba algún comentario y eso parecía ser un buen indicio para ellos. Miró un segundo a Harry. Tenía una herida grave en el brazo izquierdo y todas las demás eran leves. Había mucho cansancio en su rostro, él llevaba luchando más tiempo que ella. Pero en ningún momento lo vio aflojar. Supuso que también se culpaba de la muerte de Callejas y Weasley. Agitó la cabeza para que la depresión no la volviera a consumir.
Por su parte, Harry estaba demasiado concentrado en la batalla como para ponerse a pensar en otras cosas. Pero tampoco quería desocupar su mente. Sabía que si hacía eso, caería nuevamente en su propia oscuridad interna. Y no era ese el momento de dejar a Mione. No, obviamente que no la dejaría. Sus ojos le ardían suplicando por descanso, pero tampoco les permitió una tregua. Cada una de las extremidades de su cuerpo le dolía con furor, pero no quería parar. Ni iba a parar por más que su cuerpo no diera más. Sus energías cada vez iban disminuyendo más, pero casi ni se dio percató del detalle. Su piel estaba áspera y su garganta suplicaba por algo de líquido. Un calor sofocante le invadía el cuerpo, parecía habérsele multiplicado el peso de éste. Algo le indicaba que esa batalla iba a traer muchas consecuencias para su organismo. Pero como tantas otras veces, no le importaba lo que pudiera pasarle a su salud.
- Sangrem Dolorem. – Dijo Voldemort señalando a Harry.
Él se mordió el labio para contener el grito de dolor. Estaba perdiendo demasiada sangre gracias a ese encantamiento. Su cuerpo temblaba ligeramente. Hermione lanzó otro hechizo hacia Voldemort y corrió hacia Harry para sostenerlo. Ahora que lo veía de cerca, no estaba del todo bien. Y apenas tocarle el rostro se dio cuenta que tenía fiebre, y muy alta.
- Harry... – Susurró acariciándole el rostro. – Resiste un poco más...
Él asintió levemente. Voldemort estaba recuperándose del golpe. Hermione supo que tenía que hacer. Le tomó el rostro con las manos y lo besó con ímpetu. Eso fue lo que le permitió a Harry no desplomarse en ese momento. Al separarse, voltearon a observar a Voldemort. Él elevó la varita al mismo tiempo que ellos.
- Dolorem somnum Eternu. – Gritó el Innombrable.
- Basiu Spiritu Eternu. – Gritaron los dos Gryffindor al mismo tiempo, y no fue casualidad.
Los dos rayos que brotaron de la varita de los Gryffindor se unieron para formar uno solo. Los dos encantamientos se dirigieron hacia el oponente con potencia y rapidez. Chocaron en el aire y una enorme descarga dio origen allí.
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Si realmente tuviera que describir con palabras ese momento, ni usando todas las expresiones conocidas podría demostrarles a ustedes que lo sentí en ese momento. Sin embargo, he de intentar de expresarme para que conozcan lo sucedido aquella noche.
Jamás se iba a repetir una noche con tantas muertes y batallas en la historia de la humanidad mágica. Jamás. Sabíamos que estábamos marcando una especie de momento histórico, pero más sabíamos que estábamos sellando miles de destinos. Si me hubieran contado lo que iba a vivir esa horripilante noche, no lo hubiera creído por la ceguedad del dolor de perder a mi mejor amigo y a la novia de éste. Creo que no es necesario contarles la impotencia que sentí en el momento que Lilian fue absorbida por el encantamiento y cuando Ron se desplomó por el suelo, inactivo. Pude haber evitado sus muertes, pero una serpiente no me dejó avisarle. Todavía siento esa obstrucción en mi garganta al recordar la escena que invade mis pesadillas...
Si pudiera volver a atrás, ¿qué cambiaría? Si me dan opciones, creo que serían éstas. La noche de Halloween cuando murieron mis padres, la noche del resurgir de Voldemort o esa noche en la que murieron dos de mis mejores amigos. ¿Tú si estuvieras en mi lugar, cuál de estas opciones cambiarías? Pues, yo no te voy a decir la respuesta, porque es un secreto. ¿Nunca tuviste un secreto que te prometiste nunca decir, ya sea por respeto, dolor o demasiada felicidad junta? Eso me pasa a mí y espero que logres comprender mis deseos.
Bueno, me estoy yendo de tema. ¿Qué pasó luego de esa descarga de poder?
Miles de sentimientos invadieron mi cuerpo. Toda la oscuridad del poder de Voldemort y todo el amor que descargamos con Hermione en ese encantamiento: "Basiu Spiritu Eternu." La sed de venganza, el odio creciente, el amor infinito, la paz interior y externa con el mundo... Todo en un mismo lugar. Y recuerdo el chillido de Voldemort, como si mi mente pudiera llegar a olvidarlo alguna vez. Creo que ese grito batió mi alma, mis anhelos, mis sueños... Claro, Voldemort no soportaba el sentimiento de amor como yo soportaba el del poder. Ese creo que fue el momento más culminante de la batalla y en el que necesité todo el apoyo de Mione...
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El grito de Voldemort casi les rompe los tímpanos. Hermione se aferró al brazo de Harry con terror mientras que éste contenía las ganas de caer de rodillas y desplomarse en el suelo. La humareda rubí fue poco a poco dispersándose. Observaron como Voldemort se revolcaba en el suelo, con gritos que le salían desde la médula espinal. Su garganta muy pronto se quedaría sin voz, si seguía gritando así. El bosque pareció contemplarlo, porque nada se movía.
Harry le hizo señas a Hermione para que aguantara en ese lugar. El heredero de Gryffindor se acercó lentamente al monstruo asesino. No podía sacar sus ojos esmeraldas de la figura retorcida de Tom Riddle. Sintió una punzada en el estómago. Supuso que sería su conciencia, su alma.
- Nunca tuviste amor... – Murmuró Harry con voz piadosa, demostrando el dolor que sentía en esas palabras.
Voldemort tenía debilidad por el amor porque jamás lo había conocido y le deseaba tanto que llegó a enfurecerse al no encontrarlo. Se llenó de odio hacia los demás. Y así había nacido Lord Voldemort. Harry cerró los ojos para no seguir viendo la escena. Se mordió el labio inferior. Retrocedió hasta volverse a reunir con Mione.
Ella lo abrazó con fuerza, comenzando nuevamente a sollozar. Harry, por encima de su hombro, sintió como Voldemort perdía la voz. Ya no se revolvía más por el suelo. Sus ojos escarlatas se fueron por las órbitas. Y se dieron cuenta que Voldemort ya no tenía vida. Lo observaron desplomarse por el suelo. Ambos muchachos abrieron de forma descomunal los ojos al ver como el organismo de Voldemort se desvanecía en cenizas por un fuego imaginario e invisible.
El destino que se les ha otorgado es este...
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No creo que haya sido uno de los momentos más felices de mi vida. No, creo que no. Porque en ese cadáver vi a un ser que había sido criado sin amor, crecido sin amor... Y cuando quiso acordarse, ya era demasiado tarde: el odio y el poder lo habían dominado. Capaz ese ser alguna vez fue capaz de amar. Pero no lo había demostrado.
Sin embargo, no te puedo decir que he dejado de odiarlo. No. Voldemort le quitó la felicidad al mundo, especialmente a mi amado. Luego mató a Ron y a Lily, a Amanda, mi mejor amiga. Al Profesor Dumbledore, a Sean, a Cedric... Y la lista de nombres continúa. Capaz tenga un poco de lástima, pero no por Lord Voldemort.
Pero sé que el cadáver que cayó al suelo no era Lord Voldemort, el señor tenebroso. No. Era Tom Marvolo Riddle, el muchacho inocente, noble y amable que había estudiado en Hogwarts hacía bastantes años... Y recuerdo que en su última mirada hacia nosotros había un sentimiento que recién ahora he comprendido: agradecimiento. Nos agradecía haber terminado con su pesadilla. Entonces, ¿quién era Lord Voldemort? Creo que jamás lo sabré. Y Harry tampoco. Y eso fue lo que ocasionó una gran furia en mí. Harry no soportó esa mirada, todavía sueña con ella durante las noches...
Y al mismo tiempo que Voldemort moría, Harry se desmayaba en mis brazos. Creo que estaba demasiado oprimido, demasiado culpable. Confundido. Y había gastado todas sus energías mágicas. Pero me alegré de ver que me sonreía. En sus ojos vi esa... libertad desconocida. Por fin había cumplido su destino, su misión. Era libre de las cadenas. Y se sentía feliz sobre todo por el futuro que sabía que le esperaba a mi lado. Pero creo que las siguientes semanas a la batalla fueron... horribles para él. Lo vi sufrir demasiado. No te digo que yo no sufrí, pero... Harry ya había tenido demasiadas almas en su espalda. Y ahora tenía la de su mejor amigo. Creo que eso le hubiera podido ocasionar su estadía en coma durante un buen tiempo. Pero eso no sucedió, gracias a Dios.
Cuando se desmayó en mis brazos, y vi que Tom Riddle había muerto, decidí que era hora de volver a Hogwarts. Reuní todas mis energías en aparecerme en Hogwarts, sabiendo que era imposible. Pero no si el heredero de Gryffindor era el que se trasladaba, ese pequeño detalle que La Historia de Hogwarts no incluía. Maldito libro... Le prometí mentalmente a Ron y a Lily que luego la Orden del Fénix regresaría por sus cuerpos, no los dejaría al lado de las cenizas de Voldemort, ¿verdad? Además, merecían un buen lugar donde sus cuerpos pudieran descansar en paz.
Pero en ese momento mi prioridad era la salud de Harry...
Hello a todos! ¿Cómo están?
Ya sé, tardé cincuenta días en publicar! T.T Apiádense de mí! Exámenes, Exámenes, Exámenes... T.T Y agradézcanle al Señor porque un día me puse MAÑANA, TARDE y NOCHE a escribir T.T (Escribí la mitad del Cáp. Ese día xD) Pero miren el lado positivo: 39 páginas!! El fict ya tiene 249 páginas totales! O_o No me lo creo! T.T
**Parvati se esconde debajo de su cama sollozando y suplicando**
No me maten! T.T Soy una poco escritora con ideas que no me benefician, pero... ¡Ron y Lilian tenían que morir! ¿Razones? Más abajo se las doy xD
Gracias a todos por los reviews! ^^
Lady Deind: Muchísimas gracias! Me siento honrada de tu admiración. Gracias! ¿Desde HarryLatino? ^.^ Mira, ya continué con Los Hermanos Potter. ^^ Y ahora con este ^_- Gracias por la paciencia. Espero tus opiniones sobre esta parte ^_-
Llunaa: Muchas gracias por la compresión! (y la paciencia!) ^^ ¿Verdad, Llunaa? Los sueños con sangre se consideran mejor pesadillas! xD Pero realmente son escalofriantes, sip ^-^ Viste? La astronomía y astrología son sumamente interesantes ^.^ Pero no tenía forma de incluir otro astro. Y... La luna no afectaba a Harry, de todos modos xD Yo tampoco soy experta en astrología, solamente me divertí investigando para el capítulo ^-^ Muchas gracias por los ánimos! Espero que este cap. te haya gustado.
Duende: Muchas gracias por tus ánimos! Nah. Si fuera tan angelical, el fict sería bastante aburrido y no traería interes ¬¬ Pues, tardo bastante en escribir los caps. por la extensidad de ellos. Si publico solamente fragmentos sería poco interesante, y tampoco me gustaría. Me gustan los caps. completos. Y a mi me gusta la espera! jaajjaja. Seguiré escribiendo, no te precoupes ^_- Soy de Argentina, Buenos Aires. ^^ Podrías haberlo leído desde HarryLatino o HarryArgentino. (Esta ultima es bastante posible ^.^) Muchas gracias por el review. ^^
Aquí inserto otro cuestionario idiota de las preguntas que puede que estén pensando.
1° PI (Primera pregunta idiota): ¡MATASTE A Ron y a Lily! ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Y por qué los mataste?
- Rta: Pues, gracias por el cumplido de lo de mala, malosa ^-^ Sé que soy cruel y no tengo corazoncito. ^^ ¿Por qué? Porque si solamente mataba a Peter y a Voldie (*Parvati continua llorando por este último*) todo quedaría muy "Y colorín colorado, este fict se ha acabado" Y yo no quiero que eso suceda. Además, DEPRESIÓN! ^^ Yeah. Harry-pooh tiene que sufrir! (Y tb Hermione)
2° PI: ¿Y por qué los mataste a ellos?
- Rta: Mis opciones eran: alguno de los Merodeadores, el cuarteto (Lil, Ron, Harry o Hermione), Cho Chang o... ¿alguno más? Primero: después de todo, quería que quedara como H/Hr! Así que ni Herm ni Harry podían morir (aunque a este último me lo planteé bastantes veces) Cho Chang, tiene otro destino por verse en la Parte 16... No quería matar a Sirius (porque después de todo, cuando logra la libertad... lo mato? Muy trágico) Remus y Lidia no T.T Arabella ni soñando. Aunque Susan fue una posibilidad. Pero nadie le ha tomado cariño, o sí? No iba a doler tanto. Ya ven que mala que soy xD
3° PI: Malditos encantamientos, ¿en qué idioma están y que significan?
-Rta: Quienes quieran dejar un mensaje en el libro de visitas, *deseo* que traten de descubrir esto. En todo caso, en los comentarios de la siguiente parte se los diré ^-^
4° PI: ¿Peter no estaba muerto? ¿REVIVIÓ? (Esta si que es pregunta idiota xD)
- Rta: Peter Pettigrew NO ESTABA MUERTO!!! ¬¬ Harry lo salvó en el último momento, clonó su cuerpo y transportó al verdadero Peter a otro lugar donde estuviera a salvo hasta la batalla final. Es a Peter a quien Harry escribe en la Parte 14 cuando le pide a Mione que lo acompañe a la pajarera de lechuzas: quería avisarle que había llegado la hora. Espero sus opiniones sobre las partes donde Peter participa en este Cáp. ¿Les gustó la perspectiva en primera persona? ^_-
5° PI: AHHHHH! Ya entendí las pesadillas ^-^ Pero... ¿Quién es Iris Potter? O_o
-Rta: Si todavía tus neuronas no se activaron, sigue intentado. Hasta la Parte 17 tienes tiempo.
6° PI: En la última parte del Cáp., Hay muchos fragmentos en primera persona, por que?
- Rta: Porque a Parvati se le dio la gana xD No, esa no es la respuesta xD La respuesta a esta pregunta la obtendrán en la Parte 17.
7° PI: En la "pesadilla" que tiene Mione al principio del Cáp., Voldemort dice que le será muy útil. Pero al final... ¿qué hizo con ella?
- Rta: Simplemente, le quitó todo su poder que había heredado de Slytherin (pero no podía usarlo ya que era una miembro femenino de la familia Slytherin) Así aumentó su poder :p Por eso, capaz le costó tanto a Harry lograr debilitarlo.
No se me ocurre ninguna pregunta más ^-^ Pero ya saben que pueden preguntar lo que quieran, cuando quieran y cómo quieran mientras que yo quiera y pueda contestarlo como quiera, en el lugar que quiera y de la manera que quiera. XD jajajajaja.
Quiénes se hayan encontrado conmigo el Sábado 31 de Mayo en mi MSN de Parvati58, vieron que estaba muy... "pacífica" y traté de contestar algunas preguntas sobre la Parte 15 (quien va a morir??? Jajaja) Tras esas conversaciones, me di cuenta que muchos no querían que Ginny muera, ni Hermione. Así que los he complacido ^-^ (Aunque muchos creo que querrán matarme) Estoy tratando de aparecerme más en este correo y aceptar a todos. Ténganme paciencia sino me ven conectada...
Ténganme paciencia con la Parte 16. Todavía estoy pensando si cuando la terminé la mandaré o la mandaré junto con la 17. Espero sus comentarios sobre esto. ¿Prefieren el Cáp. Y el epílogo juntos en una misma actualización?
Para quienes sigan el fict "Los Hermanos Potter" hay un nuevo Cáp. Espero sus comentarios.
Adelantos de la Parte 16: Simplemente DEPRESIÓN, un poquitín de acción (demasiado poco, no se ansíen por esto) y fin del curso escolar.
Para los que quieran formar parte de "El Clan Loco de Parvati" Para quejas/ideas/sugerencias, etc sobre el club, escríbanle a Iris (marijo146@hotmail.com) Ahora con nuevas secciones y usos! (No se los pierdan ^_- xD)
Bueno, como ya saben... Mi MSN: Parvati58@hotmail.com Comentarios, dudas, preguntas, respuestas, flores, dulces, venenos (Estoy terriblemente intoxicada @_@) etc... Review! Espero sus "votaciones" sobre la siguiente actualización. (Por lo menos 4 reviews para subir la actualización apenas termine los caps.)
Acuérdense de estudiar muchio! Cuídense que la Mortífaga Parvati está suelta!!! Los kero a todos!!! Thankssssssss!!!
Kisses!!!
~*~ Parvati ~*~
