PARTE 17 – EPÍLOGO

Advertencia: PG13. Escenas *ligeramente* perturbadoras, si posees *todavía* una mente inocente. No son "demasiado", teniendo en cuanta que yo no supero el PG13, porque no podría leerlo xD

Lentamente, con la delicadeza que la caracterizaba, cerró el grueso cuaderno protegido con pergaminos finos. En la tapa, hermosas y delgadas letras doradas resplandecían de forma única y especial. Un dibujo complejo de una criatura mágica decoraba la tapa debajo de las letras.

Suspiró cansada y felizmente mientras observaba el dosel de la habitación con los ojos verdes resplandeciéndole sobrenaturalmente. Había pasado diez meses para redactar toda la historia. Con orgullo, sonrió al vacío. Dio una vuelta completa en su silla giratoria y observó el calendario que estaba colgado al costado de la ventana con marcos blanquecinos. 22 de Junio de 2016.

Sus cabellos extremadamente castaños cayeron suavemente obre su rostro ligeramente pálido. Castaños desteñidos, hechos con reflejos mágicos. Le daban a su cabello un toque de preciosidad y brillo. Sus ojos verdes como esmeraldas estaban deslumbrantes de alegría, inocencia y esperanza. Sus labios tibios, delicados y suaves hacían una perfecta combinación con la palidez normal de su rostro. Algunas ojeras podían verse debajo de sus ojos, como sombras. Había pasado horas de desvelo en la noche y la madrugada para lograr darle los últimos detalles a su historia. Meditó un instante la última frase. No, no era su historia. 

Dejó escapar un bostezo mientras la puerta de su habitación se abría suavemente, pudiendo así verse el rostro de una mujer de alrededor de treinta y cinco años de edad. Sus cabellos castaños eran muy parecidos al de la niña, solamente que ésta última poseía colores más oscuros. Los ojos almendrados de su madre le sonrieron alegremente acercándose a su escritorio y tomando el cuaderno en el que tanto había trabajado.

- ¿Lo has terminado, Iris? – Preguntó su madre con una voz llena de dulzura y orgullo dirigida a su hija, Iris Potter.

- No lo sé, mamá. Me parece que le falta algo... – Dijo algo desilusionada mirando el ejemplar. – ¿Podrías leer la última parte y darme tu opinión? Le falta algo, estoy segura.

- Indudablemente debe estar perfecto. – Le sonrió con ánimo Hermione Potter mientras abría el libro en las finales páginas. Estuvo alrededor de quince minutos, en los cuales reinó un incómodo silencio, leyendo las últimas diez páginas. Iris, mientras tanto, jugueteaba inocentemente y temblorosamente con las manos.

- Capaz deberías agregarle el final de cada uno de los personajes y otras anécdotas, como el viaje al Caribe. – Le sonrió divertidamente Hermione.

- ¿En serio me permitirás escribir esas partes? – Los ojos de Iris brillaron anormalmente.

- Si, pero primero baja a desayunar. Me di cuenta que no dormiste a la noche, así que será mejor que descanses un poco antes de continuar. No vaya a ser que escribas cualquier cosa por el sueño, ¿eh? – Se burló Mione mientras la jalaba afuera de la habitación.

Iris bajó detrás de su madre las elegantes escaleras de la mansión en la que había vivido desde que había nacido. Le sonrió a uno de los cuadros con movimiento cuando éste la saludó educadamente. Avanzaron en unos largos pasillos hasta llegar al comedor donde estaba sentado en una mesa de forma rectangular y larga, Sirius Black, o como le gustaba decirle: "abuelo".

- ¡Abuelo, buenos días! – Saludó enérgicamente la muchacha mientras se sentaba enfrente de él luego de darle un beso en la mejilla.

- Hola, Iris. ¿Cómo amaneciste hoy? – Preguntó el abuelo Sirius sin levantar demasiado la vista del periódico que estaba leyendo. 

- Igual que ayer. – Bromeó Iris ligeramente mientras tomaba el plato del desayuno que su madre le ofrecía. – No dormí en toda la noche.

- ¿Otra vez con la historia? – Le preguntó estaba vez más interesado, dejando el periódico de lado y mirándola fijamente.

- Ya la he terminado, pero mamá me dio unas sugerencias para expandirlo un poco más, Abu. – Contestó antes de tomar un poco de té.

- Sirius, ¿por qué no le cuentas a Iris el viaje al Caribe para que lo narre en el Epílogo? – Sugirió Mione mientras se colocaba una túnica verde mar sobre los hombros y se acercaba a la chimenea. – Tengo que salir urgente hacia San Mungo. Cuida a Sirius, Iris, que no haga ninguna locura o tontería.

- Ve tranquila, mamá. Yo me encargo del abuelo. – Se burló con malicia la joven muchacha, recibiendo luego la mirada amenazante de su abuelo. Herm sonrió y luego de lanzar los polvos flu, desapareció de la mansión.

- Bien, abuelo, empieza. – Dijo instantáneamente después Iris tomando un pergamino de la nada y una lapicera muggle. – ¿Qué sucedió luego de que bajaran apresuradamente de las escaleras Bella y vos...?

*-*-* Flash Back (30 de Junio de 1998) *-*-*

[...]Recién en ese momento, sintieron los pasos apurados de Sirius y Bella bajando las escaleras mientras discutían quien tenía la culpa de que llegaran tarde.

- No tenías por qué maquillarte de forma muggle, Arabella.

- Y tú no tenías por qué comenzar a buscar fotos escolares, Sirius.

- ¡No eran fotos escolares! Eran fotos de cuando egresamos de Hogwarts...

- Si no fuera por que estamos llegando tarde al traslador, ya te estaría matando, Sirius Black.

- ¿Tendrías el corazón como para hacer eso...?

Y así era la conversión que Canuto y Bella mantenían. Hubo un momento que se detuvieron en la mitad de la escalera y se miraron desafiantes, luego de amenazarse con toda clase de elementos (venenos, caída mortal desde un acantilado, etc.) Figg sacó la varita mágica que se encontraba entre sus ropas azules grisáceos y apuntó fijamente con ella a Sirius, quien con sus reflejos desarrollados, también le apuntó con su varilla. Se miraron inmutablemente, como si estuvieran a punto de comenzar un duelo de espadas mortal.

Harry levantó una ceja irónicamente y emitió una mueca de incomodidad ante las risas de Remus y Lidia, quienes parecían estar recordando entre murmullos una escena muy conocida y comparable con la actual. Negó con la cabeza ligeramente cuando empezaba a subir las escaleras sin hacer ningún sonido que distrajese a los dos comprometidos.

- Y ahora Harry va tratando de detenerlos y ellos se la agarran con él... Y luego entre todos los gritos, se caen de las escaleras bruscamente. – Susurró Remus cerca del oído de Hermione.

- ¿Cómo lo sabes? – Preguntó con curiosidad la muchacha sin quitar la vista de Potter.

- Lo mismo pasó cuando nos fuimos todos de viaje después de egresar de Hogwarts. Sólo que en vez de Harry, era James el que intervino. – Informó Lidia sin elevar demasiado la voz. Sus ojos destellando en diversión.

- Sirius, Bella... ¿qué están haciendo? – Preguntó Harry lo más pasivo posible. Ellos lo ignoraron completamente, sin quitarse las miradas de odio de encima. – Sirius, Arabella... – Dijo en un tono más brusco y autoritario. Sirius le hizo un gesto con la mano, como diciendo:  "luego hablamos."

- Y tendrás que pagar lo que me hiciste anteayer, Sirius Black. Eso no se paga fácilmente... La cuota es cara.

- ¿Y tú, Bella? ¿Me demandas eso, cuando tú ayer hiciste algo mucho más grave?

- ¡No hacerte el desayuno, por amor de Dios!

- ¡Claro! Tuve que comer el desayuno que preparó Lunático, y te juro que no preferirías el desayuno de Lupin.

- Sirius, Arabella... ¡basta! – Dijo Harry ya comenzando a enfadarse por tantos gritos sin justificación. No era que fuera muy paciente, después de todo.

- Ella empezó, Harry. – Se quejó Canuto señalando temblorosamente a Figg. – ¡No me digas nada a mí, que yo no hice nada...!

- ¡Eres un mentiroso, Black! Algún día pagarás por todos tus engaños... – Otros gritos más tratando de defender a su propia persona cruzaron el aire por más de cinco minutos. Harry no aguantó más y sacó la varilla él también. Señaló con ella al dúo.

- Si no se callan, les haré callar yo. – Les murmuró amenazadoramente, con los ojos brillándole peligrosamente.   

- Inténtalo, Potter. – Dijeron al mismo tiempo sus tutores.

Lo que continuó después fueron luces de diferentes colores cruzando el salón de la mansión. A causa de tan iluminación Lidia, Remus y Mione tuvieron que privarse de ver lo que sucedía cerrando los ojos con fuerza. Un golpe seco y gemidos le advirtieron al trío que el mini duelo había terminado.

- ¡Harry! ¿Estás bien? – Preguntó Hermione acercándose rápidamente al descanso de la escalera donde estaban los dos adultos y su amado tumbados en el suelo.

- Creo que sí... – Murmuró Potter tambaleándose cuando intentó ponerse de pie. Remus lo sostuvo unos instantes hasta que consiguió mantener el equilibrio. – Creo que me he quebrado la mitad del cuerpo...

- No seas exagerado. – Gimió una voz a sus pies. Sirius estaba en el suelo, tendido. Parecía haberse quebrado la mitad del cuerpo en la caída. Lidia se inclinó para examinar su estado. En ese mismo momento, Black abrió los ojos y murmuró con voz ida.

- Tienes unos preciosos ojos anaranjados, Susan. Combinan con tu túnica rojiza, ¿sabías? – Luego se desmayó. Lidia le miró pasmada mientras Remus se reía a carcajadas.

- ¡Te confundió con Susan, te dijo que tenías ojos anaranjados y túnica roja! – Lidia se levantó haciéndose la ofendida. Acomodó su túnica verde oscura mientras ayudaba a levantarse a Bella, que se había salvado de la brusca derrumbamiento gracias al haber caído encima de Black.

- Estamos llegando tarde... Estamos llegando tarde... – Murmuró Hermione fastidiada mirando su reloj de muñeca.

~~~~~~~~~~~~~

- ¿Alguna vez habían viajado al Caribe? – Preguntó Harry interesado mientras sonreía maravillado por el místico paisaje que le mostraban sus ojos.

- Mm. No. – Dijo Lidia después de pensar un instante y elevando la vista al cielo ligeramente oscurecido. – Y menos a Jamaica. – Remus sonrió mientras escuchaba el prolongado discurso de Hermione la isla donde estaban hospedados.

- Jamaica está formado por una isla, la tercera más grande de las Antillas, al sur de Cuba. De oeste a este la longitud es de 235 Kilómetros y de norte a sur 80 Kilómetros. Kingston es la capital. El terreno es montañoso excepto las zonas bajas de la costa meridional. La cima más alta de las Antillas es la montaña Azul (2.256) Esta isla posee muchísimos y excelentes puertos naturales. En áreas de esta isla hay aguas se encuentran fuentes termales, no hay ningún fenómeno volcánico, pero la isla está sometida a fuertes terremotos. Hay pequeños ríos, pero no son aptos para la navegación. Los suelos fértiles están en las zonas costeras. La temperatura anual de Jamaica es 26, 7 °C de promedio. Los meses de precipitación máxima son Mayo, Junio, Octubre y Noviembre. La isla está sometida a huracanes a finales del verano y comienzo del otoño. La vegetación exuberante y extraordinariamente diversificada caracteriza la flora de Jamaica. La fauna jamaicana comprende pájaros muy diversificados. No existen grandes mamíferos autóctonos ni reptiles venenosos. La población es sobre todo de origen africano o mestiza, descendientes de esclavos. Entre las minorías estables se encuentran ciudadanos del Sureste asiático, europeos y chinos. El inglés es la lengua oficial, aunque incorporan palabras africanas, españolas y francesas. La economía de Jamaica es principalmente agrícola, pero los ingresos de la minería, la industria y el turismo han diversificado su actividad económica.

- Hermione, si pudiera... Te pondría un diez en Geografía de Jamaica. – Bromeó Sirius quien había escuchado solamente la parte final. Hermione se sonrojó ligeramente mientras con la mano hacía un gesto de desinterés.

- Yo solamente quería saber un poco de la isla donde íbamos a pasar las vacaciones... Capaz tendría que estudiar otro idioma, o capaz yo pensaba que el clima era diferente... Necesitaba confirmar y sacarme todas las dudas... – Harry soltó algunas risas burlonas que provocaron la falsa mirada ofendida de Mione. 

Realmente era un precioso paisaje el que le ofrecían sus ojos al observar hacia horizonte, que parecía a su vez tan lejano. El mar tranquilo y manso, sus olas cálidas y sin demasiado movimiento, tranquilizaban con la simple vista haciendo una perfecta combinación con el silencio de los exóticos pájaros, sentados divertidamente sobre las palmeras de la playa. Sin embargo, había algo que hacía especial esa imagen. El crepúsculo matutino.

Aquel amanecer había sido uno de los más espectaculares que hubiera podido apreciar en su vida. Colores anaranjados, rojizos, amarillentos y similares a éstos adornaban el cielo despajado, sin ni siquiera alguna nube limitando la belleza natural. Harry sonrió misteriosamente mientras admiraba la escena. Le parecía tan romántica, tan pacífica, tan única. Se hubiera quedado hipnotizado observando sino fuera por el chillido de un pájaro que empezaba a emprender su rumbo hacia el horizonte. Una ligera brisa sacudió sus cabellos.

- ¿Cuánta diferencia horaria hay de aquí a Londres para que recién esté amaneciendo? – Preguntó finalmente a Herm mientras se volteaba hacia ellos.

- Cuatro horas, aproximadamente. – Respondió Granger con una sonrisa resplandeciente de alegría en su rostro. – ¿No es fantástico?

- Sí, sí, fantástico. Si llegamos a encontrar nuestro hotel, ahí estaré más tranquilo. – Gruñó Sirius quien continuaba de mal humor a consecuencia de la caída por las escaleras de la mansión.

- Que romántico que eres, Sirius. Nunca conocí a alguien que apreciara tanto un clima tan amoroso y laxante. – Dijo sarcásticamente Bella mientras elevaba una ceja de forma curiosa. –  ¿Continúas molesto?

- ¿Qué te parece? – Le contestó irónico su prometido. Bella rodeó sus ojos mientras negaba con la cabeza lentamente.

- Ya, paren de una vez. – Dijo Lidia mientras decidían empezar a averiguar la localización del hotel muggle que había contratado desde Londres. Emprendieron rumbo hacia la parte urbana de la isla. Caminaron unas veinte cuadras bastante prolongadas tratando de familiarizarse con la zona cuando Hermione hizo una atrayente sugerencia.

- ¿Y si tomamos dos taxis y les preguntamos sobre el hotel, y de paso que nos lleven? Estoy harta de caminar sin rumbo ni pista alguna de éste. – Sirius y Bella la observaron desconcertados, sin entender que hablaba cuando se refería al término taxis. Remus tenía una remota idea de lo que era, sin embargo, los únicos que parecían estar al tanto eran Harry y Lidia. 

- ¿Taxi, Mione? – Preguntó Sirius como si le estuviera hablando en Japonés.

- Automóvil de alquiler con chofer, Siri. – Se limitó a explicar Harry mientras distraídamente se dedicaba a observar la avenida principal de la zona urbana, en busca del algún taxi.

- Tendríamos que dividirnos en grupos de tres personas. No podemos ir los seis en un mismo automóvil...

- ¿Acaso los muggles no amplían sus autos para más capacidad?

- Sirius, ¿nunca tuviste relación activa con muggles? Eso es demasiado obvio... ¿Cómo quieres que...?

- Ya veo, Hermione...

- ¿Pero cómo se manejaban cuando salían todos de viaje a alguna zona muggle?

- Lidia y Lily se encargaban de todo... Hasta de nuestras vestimentas. – Murmuró algo azorado Remus.

- Remus, estás colorado... ¿Te está afectando la alta temperatura? – Se burló Black con una sonrisa malévola.

Finalmente, consiguieron convencer de la división del grupo en dos automóviles muggles, luego de advertirle a Sirius que ni se le ocurriera opinar de éstos dentro de ellos. El primer grupo, Hermione, Bella y Harry consiguieron rápidamente el vehículo, pero el segundo grupo tuvo que esperar más de quince minutos para detectar alguno de ellos. Consecuencia: Harry, Bella y Mione estuvieron esperando más de media hora a los otros tres en la puerta del hotel jamaicano, con un nombre bastante plasmante.

- ¿A quién se le ocurre poner a un hotel el nombre "Sparky"? – Dijo Black media hora más tarde cuando ingresaban al salón principal del edificio. – Me suena a nombre de perro... – Murmuró por lo bajo. Lidia, haciéndole burla, se acercó a una de las estatuas inmensas del salón y leyó la placa grabada en él.

- Hotel Sparky de la Isla de Jamaica. Fundado en 1920 por Sirius Black Júnior, apodado también Canuto o Sparky, lo cual justifica el nombre del establecimiento. – Leyó con voz teatral.

- ¡A mí no me apodan Sparky!

- ¿Y esa abuelita con la que te cruzaste en la casa de Lilian en tu forma animaga? – Recordó Remus mientras los restantes se reían incansablemente, provocando una mirada de desaprobación de la recepcionista.

- Ejem, ejem... Buen día, señores y señoras. ¿Gozan ustedes de reserva en este hotel? – Preguntó educadamente mientras los observaba de manera contraria a como se dirigía a ellos.

- Por supuesto, señorita. – Dijo Sirius sonriendo pícaramente, lo que provocó un codazo bastante fuerte de Bella. – Sirius Black. – Sirius sacó de su túnica bermellón una tarjeta con su nombre y número de las habitaciones reservadas.

- Tres habitaciones... 142, 143 y 144... – Susurró la recepcionista mirando fijamente la tarjeta y a su vez críticamente las vestimentas de Sirius, quien no había estado consciente todavía de que se encontraba en una zona muggle. Los demás habían guardado las túnicas en sus bolsos antes de viajar hacia la isla.

- Aquí tienen las llaves. Según su pedido, serán dos semanas, ¿verdad?

- Catorce días que le deleitaré con mi presencia, señorita.

- Sirius, ya basta. – Le regañó Hermione sigilosamente mientras ellas les indicaba el camino hacia el ascensor.

- Las habitaciones se encuentran en el duodécimo piso. Les sugiero tomar el ascensor... 

- ¿El qué? – Exclamó Sirius chillonamente. Lidia hizo un gesto de no-le-des-ni-la-más-remota-importancia-a-este-demente. Remus arrastró tiempo después a Sirius hacia el elevador muggle mientras continuaba insultando a Lidia por el gesto hecho.

- Bien. – Dijo Hermione observando la serie de botones de diferentes colores que había dentro del ascensor una vez que las tres parejas estuvieran dentro de éste también. – Doceavo piso... – Oprimió un botón azulado y se volteó burlonamente hacia Sirius.

- Cuando quieras vivir en el mundo muggle, empieza a aprender sus artefactos más usados. No puedes ir a un edificio de veinte pisos sin saber que es un ascensor...

- Sirius Black si puede, Hermione, recuerda que es el gran Sparky. – Le replicó Plack sacándole infantilmente la lengua a Canuto.

Hermione miró pensativamente a Remus por un instante mientras analizaba sus pensamientos, sin afectar ni decir nada a la conversación, que comenzaba a transformarse en discusión, de Canuto y su madre. El ascensor se detuvo bruscamente, haciendo que tanto Lidia como Sirius que no había previsto la sacudida, se cayeron al suelo. Remus y Bella soltaron risas burlonas mientras la puerta del elevador se abría, permitiéndoles acceder al doceavo piso.

- Hoy, sin duda alguna, no es tu día para los accidentes, Sirius. – Se mofó Figg de su comprometido, próximamente marido mientras Hermione y Harry buscaban las tres habitaciones.

- 142. ¿Quiénes la van a...? – Remus tomó inocentemente la llave que Hermione había elevado levemente.

- Lidia y yo, Herm. – E ingresó la llave en la cerradura, girándola en sentido derecho, abrió la puerta y entró en la habitación seguido por Lidia. Antes de que los demás pudieran a decir algo, ya habían cerrado la puerta en sus narices.

- Perfecto... – Susurró Mione mientras se dirigía a la siguiente. – Espera, Canuto... Son tres habitaciones para seis personas. O sea que en cada una dormirán dos personas...

- Gran observación, Hermione, hay que darte un premio...

- Pero... Supongo que habrás pedido camas separadas, ¿verdad? – Preguntó Hermione sonrojada totalmente, avergonzada de su pregunta.

- ¿Sabes, Mione? Me olvidé... – Dijo angelicalmente el padrino de Potter mientras tomaba la otra llave de la mano de Herm con un hábil movimiento y la giraba rápidamente en la cerradura. – Disfruten de su habitación, Harry, Mione, nos vemos en el almuerzo... – Y tras entrar Arabella, cerró la puerta secamente. Potter y Granger se quedaron boquiabiertos mirando la puerta durante largos instantes y luego se observaron mutuamente mientras un rubor subía por el rostro de Harry.

- Me las pagarás, Sirius Black...

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- ¿Sabían que existen hamburguesas asesinas? – Preguntó Sirius mientras almorzaban en un restaurante de comidas rápidas. Hermione, que no disponía de buen humor, le respondió amenazadoramente.

- Claro, si yo le pongo veneno...

- Mione, la verdad que te lo tomaste muy en serio... Es que simplemente me olvidé que...

- No me importa. Fue una falta de respeto a mi... – Miró un instante a Harry y se auto corrigió. – nuestras personas.

- Siempre hay una primera vez para todo, Mione. Yo solamente quería adelantar...

- Dejemos el tema ahí, ¿quieren? – Dijo Remus mientras tomaba una de las papas fritas de Arabella, ya que Sirius se había comido todas las de él. Arabella le miró asesinadamente y le pegó en la mano como si fuera un mosquito.

- Se pide permiso, señor Lupin.

- Como si Sirius te lo estuviera pidiendo, Bella. – Le sonrió Lupin mientras delataba a Sirius, quien ya estaba intentando sustraerle más papas fritas. – La próxima vez, pide otra docena de papas fritas extra, Sirius. En resumen, tú te comiste todas nuestras papas fritas.

- Y tú te tomaste toda mi coca-cola, y yo no te dije nada. – Dijo Sirius melancólicamente, poniendo ojos de perrito lastimado.

- No es mi culpa que a Lidia se le haya caído gran cantidad de pimienta en mi hamburguesa y no me haya avisado...

- Y tampoco es mi culpa que... – Y entre ellos, los Merodeadores trataban de justificar sus acciones ya realizadas, y las causas y consecuencias de éstas. Hermione y Harry se encogieron de hombros, dejando de prestarles atención.

- Parecen cuatro niños de cinco años... – Murmuró Hermione mientras los observaba de reojo.

- ¿Ya terminaste la hamburguesa? – Preguntó Harry mientras buscaba algo en los bolsillos de su pantalón.

- Aja...

- ¿Le apetece un helado, señorita Granger? – Le sonrió pícaramente Harry mientras se levantaba de su asiento, seguido por Mione.

- No tengo muchas ganas...

- Pago yo, no te preocupes. – Le tranquilizó burlonamente su pareja. Hermione le devolvió la sonrisa burlona. Diez minutos después, se volvían a sentar cada uno con un helado de tamaño considerable. Los merodeadores, que había parado de discutir, los miraron con cierta envidia y recelo.

- No podrían habernos comprado, ¿verdad?

- No me alcanzaba, Siri...

- Claro...

- Deja de hacerte el niño rechazado y desdichado, Canuto. Tienes suficiente plata en tu bolsillo como para comprar unos mil helados de éstos.

- Mi ahijado se aprovecha de mí. – Sollozó falsamente Sirius. Harry le sacó la lengua contentadamente. – Por cierto... ¿de qué gusto se compraron el helado?

- Crema americana con dulce de leche. – Respondió Harry disfrutando de cada palabra y sonriéndoles maléficamente a los demás. Hermione le devolvió la sonrisa mientras de forma sumamente melodramático también contestaba. 

- Frutilla con chocolate. – Sonrió ingenuamente.

- ¿Hay de pus de bubotubérculo sin diluir? – Preguntó Sirius desinteresadamente mientras comenzaba a buscar su monedero en el bolsillo de su simple campera de Jean.

- Recuerda que estamos en un sector totalmente no-mágico y si hubiera, en todo caso, no sería del todo agradable y delicioso... – Opinó Hermione reprobadamente mientras los seis se ponían de pie casi simultáneamente. Luego de que Harry y Mione tuvieran que esperar unos quince minutos a que los Merodeadores compraran sus helados (no llegaban nunca a decidirse las combinaciones exóticas de gustos), todos juntos comenzaron a pasear por las calles de Jamaica, admirando cada una de las diferencias que tenía con Londres.

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Apoyó asperezadamente su bolso rojizo sobre una de las sillas que había disponibles dentro de la amplia habitación del hotel. Bostezó ligeramente, con suavidad. Sus pies estaban sin duda magullados después de recorrer casi toda la isla a pie y, encima, con botas. Inmediatamente se sentó sobre la cama y se sacó las botas mientras observaba con curiosidad a Harry, quien la miraba de reojo, con una leve sonrisa divertida.

- Te juro que si llegas a soltar una mínima risa... – Le amenazó junto con una mirada asesina. Harry la miró pensativamente y tuvo que voltearse para tapar sus risas.

- Potter... – Murmuró enojada Hermione. – Me pregunto como estarías tú si te hubieran hecho recorrer casi toda la isla con botas. ¿Sabes lo que es tener los pies doloridos como los tengo ahora?

- Supongo que no muy diferente a mis botas de Quidditch, ¿verdad? – Se burló mientras se sentaba a su lado tranquilamente. – No te preocupes, Sirius ya pagará por sus delitos algún día.

- Esperaré ese día con ansias. – Sonrió Hermione maléficamente.

- Das miedo, Mione. No me gustaría estar en los zapatos de Sirius... Pero te aseguro que pagará pronto sus delitos...

- ¿Te parece? No lo creo.

- Ya verás. – Sonrió esta vez Harry mientras miraba atentamente cada rincón de la habitación. Su pareja le miró irónicamente durante un instante antes de cambiarla a sospecha.

- Bien. Son las dos y media de la noche. ¿Qué hacemos? – Cuestionó Granger mientras señalaba su reloj de muñeca.

- Mm. ¿Tienes sueño?

- Relativamente.

- Pues, vayamos a dormir, entonces.

- Te olvidas de un pequeño detalle. – Marcó Hermione algo fastidiada mientras señalaba con un gesto la cama. – La cama es matrimonial. – Potter la observó durante un segundo antes de sonrojarse y levantar la mirada al techo, como un niño inocente. Hermione le contempló dulcemente momentáneamente antes de volver su mente al tema principal.

- Podemos acudir a la gente del hotel y pedirles que cambien las camas, ¿no?

- Harry, son las... dos y treinta y dos minutos de la noche. ¿Quién diantre va a estar despierto a esta hora?

- Pero... el hotel dice "veinticuatro horas de servicio personal a los clientes."

- Eso es lo que dicen, pero nunca lo hacen. ¿Sientes algún ruido en el edificio? Todos están dormitando como angelitos y... ¿seremos nosotros quienes vayamos a despertarlos? Si quieres continuar aquí, mejor no, Harry.

- Bueno, entonces... Tendremos que simplemente dormir, por hoy, juntos. Salvo que nos turnemos para dormir, pero me parece muy estúpido. – Suspiró Harry mientras se ponía de pie y se enderezaba hacia la maleta que estaba a un costado de la puerta.

- Harry... ¿Te estás escuchando? – Preguntó la muchacha aturdida mientras le observaba como si fuera un desconocido. Harry le devolvió la mirada atentamente y con naturalidad.

- ¿Solución que se te ocurra ahora, señorita Granger? – Preguntó acercándose peligrosa y calculadamente, desde atrás, a Hermione.

- No... – Titubeó, volteándose a ver a Harry dudosamente. - ¿Qué...?

- Shh. Calla, Mione, no tengas miedo que no soy Sirius. – Le murmuró en su oído derecho, mientras le obligaba con suaves movimientos a mirar al frente. Ella se estremeció tenuemente cuando sintió los labios tibios de Harry sobre su piel, en su cuello, acariciándola con elegancia y discreción. Percibió las caricias de las manos frías de su amado en su cabello castaño.

- Harry... – Dijo estaba vez su voz temblando desproporcionadamente, a consecuencia de enmascarar la excitación que sentía de volverlo a sentir tan cerca. Se percataba como su corazón comenzaba a acelerarse, tanto que pensaba que golpeaba contra su pecho, y sus manos se agitaban a medida que trataba de controlarse.

- Calla, mi niña. – No lo ordenó, ya que su voz sonaba demasiado débil para que fuera una orden. Sin embargo, le obedeció asintiendo.

Se volteó para mirarlo a los ojos, tomando en el camino sus manos entre las suyas fuertemente. Fue el fulgor de sus ojos verdosos lo que terminó por quebrar su mascara de control. El deseo de besarlo fue más ardiente que nunca. 

Aún con las manos entrelazadas, cerró sus ojos en una mínima vacilación y se acercó a su rostro perdiendo el dominio de su anhelo de sentir sus labios sobre los suyos nuevamente. Se besaron profundamente, con una pasión tenaz invadiendo sus organismos, como tantas veces la habían sentido. Sus manos enlazadas se separaron minutos después, al perder la fuerza que las unía.

Harry la rodeó con sus brazos mientras continuaban besándose y ella colocó sus manos sobre su espalda, aferrándose a él, sin permitirle que la soltara y se alejara. Sentir el contacto de su piel con la suya la estremecía tanto como la pasión que estaba experimentando. Sin embargo, esos estremecimientos eran a causa de la agitación que le provocaba sentirlo tan cerca. Harry acariciaba su espalda suavemente, con sutileza venenosa, deleitándola con el cariñoso contacto, desconcertándole el cuerpo y a la vez llenándolo de calidez. Sus cabellos castaños se mezclaron con sus manos. Hermione no pudo rehusarse a aquel calor, a ese sofocador y delicioso calor que le provocaban impulsos impensables. Él se separó con lentitud, casi con esfuerzo, ya que lo que menos deseaba era apartarse de ella, y tomó su barbilla con delicadeza, obligándole a verle nuevamente a los ojos.

- ¿Me tienes miedo, Mione? – Le preguntó con cierta timidez en el titubeo de su voz y en el brillo de sus ojos.

- ¿Cómo te voy a tener miedo, Harry? – Le respondió Granger con voz suave, hipnotizada por sus ojos y por sus labios ligeramente abiertos.

- No le temas a nada, Mione... Te adoro...

Primero le permitió acurrucarse en su pecho, mientras hacía movimientos tiernos, circulares y lentos en su cabello y lo besaba con exquisitez. Luego deslizó sus labios rojizos y arrebatadores hasta su cuello, rozando su piel pálida y suave en todo el trayecto, para volverla a acariciar con ellos, envolviéndola en ardor. Ella le rodeó con sus brazos reiteradamente y volvieron a besarse apasionadamente, desgastándose los labios, en un absoluto afán de seguir merodeando en el aroma complaciente y sumiso del otro. Casi inconscientemente, cayeron tendidos sobre la cama con suavidad inesperada. No le dieron demasiada importancia a causa de la efervescencia y continuaron con las caricias, ahora algo más descuidadas e impetuosas.

Minutos después fue cuando Hermione percibió como las manos cuidadosas de Harry, que ya no pudieron resistirse a los impulsos, comenzaban lenta y torpemente a desabrocharle los botones de su camisa con un color como la nieve...

Descúbreme, domíname y explótame con tu pasión...    

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Sirius observó al dúo de reojo, con una sensación pícara, inquietante y curiosa reflejada en sus ojos celestinos. Estaban muy callados y conversaban entre murmullos, desayunaban sin intercambiar palabra con los Merodeadores. Los otros tres apenas se habían dado cuenta, concentrados como estaban en analizar la comida jamaicana. Y aquel silencio a Sirius sin duda le llenaba de curiosidad y deseo de saber por que tanta timidez. Se lanzaban miradas cuidadosas y algo tensas, y él quería romper aquel hielo.

- ¿Durmieron bien? – Preguntó pausadamente, examinándolos con la mirada. Ellos conectaron miradas y por un instante pudo percibir en ellas una inconsciente felicidad y tranquilidad. Sonrieron al mismo tiempo, como respuesta a la pregunta de Sirius.

- ¿Tú, Sirius? – Cuestionó Harry alzando las cejas inocentemente.

- Perfecto. – Le sonrió afirmativamente su padrino.

Conversaron sobre temas totalmente triviales y decidieron separarse en grupos de acuerdo a lo que cada uno quería hacer. Lidia, Arabella y Herm se fueron hacia la playa, queriendo admirar el mar. Remus iba a encontrarse con un viejo amigo en la bahía. Sirius y Harry decidieron caminar un rato, conversando mientras tanto.  

- Cuéntale a tu padrino, Harry, ¿qué pasó anoche? – Preguntó Sirius con una sonrisa pícara mientras observaban como los otros cuatro se retiraban del hotel a paso animado. Potter se ruborizó ligeramente y le dirigió una mirada asesina a su tutor.

- No sé para que lo preguntas, si ya lo sabes. – Tono fastidiado, dicho entre dientes.

- No lo sabré, si tú no me lo dices. – Dijo ingeniosamente Sirius con una sonrisa maniática en su rostro jovial. – No tengas vergüenza, soy tu padrino...

- Sirius... – Susurró Harry comenzando a enfadarse y más rojo que un tomate.

- Solamente dime si pasaste una buena noche o no. Con eso lo sabré todo. – Harry se mordió un labio. Aquella noche había sido la mejor de su vida y nunca la olvidaría, aunque todavía no podía creer como habían llegado a aquel extremo...

- Muy buena. – Sonrió esta vez, libremente. Sirius le observó intrusamente por unos instantes antes de sonreírle con alegría y con los ojos centellando en esperanza. - ¿Viste, Harry, que Hermione te quería...? – Se burló levemente mientras abrazaba a su ahijado.

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Las brisas suaves y plácidas del viento acompañado por las olas del mar le rozaban los oídos con gracia. Una gracia llena de armonía y optimismo. Ellas llevaban al compás de su ritmo su cabello de un hermoso color negro. Sus ojos parecidos al color de la hierba fresca, al del mar y a la de una esmeralda despedían una intensa tranquilidad interior combinada con alegría causa por aquel cálido y vivo sentimiento: amor. Y gracias a éste, podía disfrutar ahora de las enormes profundidades de la libertad, libre de los sujetadores al poder extraño y autoritario.

Pero estaba seguro que éste continuaba allí. Y continuaría hasta que sus pulmones dejaran de respirar y su corazón de latir. Porque podría haberlo sepultado, pero jamás sacado de su alma. Siempre estaría como una marca en sus recuerdos, siempre como una herida en su pasado. Siempre como una tormenta vehemente en su vida. Siempre en su mente, en su cuerpo, en su alma, como una sombra quebrada y perdida, pero presente. El demonio de Lord Voldemort jamás se separaría de él, pero nunca le dejaría volver a salir a la superficie de la vida. Nunca...

Suspiró con cansancio. Cansancio de cargar aquellas culpas y pesares. Él no tendría que estar allí, disfrutando de vacaciones en el Caribe. Él no tendría que estar ni siquiera sobre la faz de la Tierra. Él no tendría que estar vivo. Pero no podía hacer nada por cambiar lo vivido. Pero si podía cambiar el futuro y modificar el presente.

Tus padres estarían orgullosos de ti. De tu fuerza de voluntad y tu lealtad a tus convicciones. Eso alguna vez le había dicho Albus Dumbledore, con una sonrisa risueña y rellena de seguridad. Elevó la vista al cielo raso con nostalgia. Extrañaba sentir la intensidad del poder de su antiguo director. Extrañaba sentir esa sensación protectiva que el anciano profesor siempre le había generado.

Somos Gryffindor. Nadie va a cambiar nuestra cabeza dura ni esos impulsos estúpidos que nos dan siempre. Ron... ¿Qué diría su amigo si supiera la viva relación que ahora estaba manteniendo con Hermione? Sonrió al vacío imaginando su cara sorprendida y burlona. Nadie podría reemplazarlo jamás. Su primer amigo, al fin de cuentas.

La vista se mantiene en alto, no importa cuantas bofetadas te dé la vida... Como añoraba esas frases confiadas de Sean Riddle. Aquellas frases que te enseñan que la esperanza es lo último que se pierde. Pero capaz extrañaba más aquellas ingeniosas estrategias que le había enseñado en aquellos meses que habían estado entrenando antes de que lo asesinaran...

Lilian a su vista de ver, había sido una versión de Hermione, pero menos Gryffindor. Inteligente, ingeniosa para las bromas, pero muy tímida para hacerlas ella misma. Nunca se dejaba llevar por sus impulsos, siempre pensando antes de dar un paso a delante. Capaz Hermione era más súbita... Ojos que no ven, corazón que no llora. Ella en su momento de morir, no sabía que su amado la seguiría. No tuvo tiempo de bravatearle, pero estaba seguro que así lo hubiera hecho si lo hubiera sabido. 

Peter Pettigrew. ¿Quién habrá conocido en serio a aquel traidor? No sólo traicionó a los Merodeadores, a la Orden del Fénix, sino también años después a su señor, el Señor Oscuro. Capaz había descubierto donde estaban sus lealtades o donde estaba su verdadera vida. Donde más había recibido... Porque jamás podría compararse unas amistades tan penetrantes con un poder inexistente, un poder maligno inutilizable. Vano el arrepentimiento, cuando tarde es para recomenzar. ¿La realidad sería muy distinta, si en alguna parte de su historia, se hubiera arrepentido y se habría puesto a recomenzar? Sí... Distinta sería...    

Y a quien nunca lograría comprender: Severus Snape. Una persona tan fría y calculadora, tan maligna parecía en apariencia, vistiendo siempre aquellas oscuras vestimentas... Sin embargo, le había salvado la vida. No había conocido lo suficiente a Severus como para evaluarlo sinceramente... Una buena capa, todo lo tapa. Y Harry no había sabido buscar en el interior de la capa para hallar la verdadera personalidad de Snape y su pasado... 

Que irónica era la vida. Recién te dabas cuenta de lo que tuviste, cuando lo perdías. Capaz tenías una minúscula idea de lo que valían las personas que estaban a tu alrededor, pero cuando ellas desaparecieron... Te diste cuenta de lo importante que eran en tu vida, y lo seguirán siendo. Porque aquellas personas que alguna vez dejaron una huella en tu vida, ninguna lluvia vigorosa borrará aquella marca. Añoraría siempre la frialdad, mordacidad y lugubricidad de su profesor de pociones, los consejos de Albus y sus ojos optimistas, la compañía de Ron, su personalidad inigualable, la inteligencia de Lilian y su sonrisa tranquila, aquellas lecciones de hechizos y consejos de duelo de Sean... Y jamás olvidaría la traición de Peter: aquella era la herida más profunda, acompañada por aquella cicatriz: símbolo de la unión que había mantenido con Lord Voldemort, y que mantendría por el resto de su vida. 

- ¡Harry! – Hermione se sentó a su lado, con el entrecejo fruncido y mirada pensativa, observándolo fijamente. Harry le miró algo distraído, a causa de estar sumergido en el abismo de sus pensamientos.

- Mione. – Le sonrió con flaqueza. Agitó la cabeza con intranquilidad que Hermione incuestionablemente distinguió.

- ¿Estás bien? – Murmuró, acariciando con dulzura su cabello azabache y mirándolo con remordimiento. Tantas veces le habían preocupado si se encontraba perfectamente... Podría decirse que estaba ya cansado de escucharlo, pero... ¿cuándo uno podía decir que estaba suficientemente cansado para nunca más volver a poder oírlo?

- Ellos deberían estar aquí y, sin embargo, no lo están. – Suspiró Potter agobiadamente.

- Pensé que ya habíamos hablado de eso...

- Y lo habíamos hecho. No obstante, me pregunto porque la vida es tan injusta...

- La vida no es injusta. Lo que te saca, te lo devuelve con intereses. Y si das, regresará multiplicado. – Sonrió Hermione enérgicamente mientras lo abrazaba fuertemente. Harry permaneció un instante meditando las palabras de Mione, luego se separó sutilmente y la besó en los labios con delicadeza.

- Y si que lo ha multiplicado... – Le susurró en el oído y Hermione se sonrojó ligeramente. Sin embargo, luego jaló de él, obligándolo a ponerse de pie.

- Vamos, los demás deben estarse divirtiendo y nosotros aquí... 

~*~

- ¡Oigan, Herm, Harry! ¿Dónde demonios se habían metido? – Exclamó Sirius mientras no dejaba de bailar divertidamente con Bella, quien su peinado ya se había estropeado después de tanto baile agitado. Sirius tenía el rostro ligeramente rojizo, a causa del calor.

- Tranquilo, Sirius, nada que debas preocuparte. – Le sonrió Hermione elevando una ceja en dirección al padrino de Potter y su futura esposa. Lidia soltó algunas risas antes de servirles un poco de jugo de ananá.

No hacia falta advertir que no estaban en el hotel, sino en uno de esos centros de baile en la bahía, disfrutando de la luz de la luna menguante. Sirius llevaba una ropa muggle muy extraña, si llegaban a preguntarle a Harry a quien se parecía, éste no hubiera vacilado en decir: 'en un payaso que ha tomado demasiado alcohol.' Bella, con su cabello totalmente desorbitado, contradiciendo su aspecto usual, bailaba con Sirius de forma muy alocada, luciendo una falda larga de color lavanda con una marinera de manga corta haciéndole juego. Remus, al contrario de su mejor amigo, sonreía apaciblemente, sentado en una de las sillas tropicales de verano, escuchando la música, absorto en sus propios pensamientos. Lidia estaba a su lado, con un conjunto de ropa bastante playero: una remera sin mangas de colores tranquilos y un short corto, con colores combinados.

- ¿Cómo está el baile? – Preguntó Harry, sentándose del otro lado de Remus y aceptando con una sonrisa agradable la copa de jugo que le ofrecía Plack.

- Con Sirius bailando, ya te imaginas como está. – Contestó Lidia con una radiante sonrisa.

- No lo suficientemente caliente para que Lunático te saque a bailar, ¿no? – Bromeó Hermione riéndose en voz baja y con una sonrisa de delincuente juvenil. Remus pareció caer por fin en la realidad y miró a Hermione con una sonrisa sumamente calmada.

- Lo mismo le digo a Harry, Mione. – Dijo Remus mientras le guiñeaba un ojo a Harry disimuladamente. Éste se apresuró a observar absorto algo que no tuviera cercanía con Granger para no sonrojarse más de lo adecuado, con semejante calor.

Observando la pista de baile, recordó el último baile que había participado en Hogwarts. Sonrió mansamente mientras conmemoraba los diferentes sucesos que habían acontecido. Las piezas suaves que habían aromatizado agradablemente y dándoles el impulso a las parejas de demostrarse cariño. Sirius y Bella, Lidia y Remus... Lily y Ron... Hermione y él... Desvió su vista para fijarla en la muchacha que hablaba serenamente con su madre y volvió a incrustarla en Canuto. Y esta vez, sus ojos acompañaron la alegría de su sonrisa. Remus intercambió una mirada entusiasmada con el chico Potter antes de que ambos se lanzaran en pos de sus parejas.

Hermione le miró un tanto sorprendida cuando Harry le tendió la mano para sacarla a bailar. Realmente no esperaba que su pareja tuviera las ganas de invitarla a bailotear con piezas tan movidas que le costarían unos cuantos tropiezos y pisones. Pero aceptó encantada e inmediatamente comprobó que esa noche iba a ser inmortal de diversión, sobre todo por la cara pícara de Sirius que los observaba por encima del hombro de Arabella. 

- Oye, no bailas tan mal... – Se burló quince minutos después mientras soltaba algunas risitas.

- ¿Estás insinuando que generalmente bailo mal? – Harry dramatizó, haciéndose el ofendido. Hermione asintió, con una sonrisa maléfica en su rostro. Pero luego aquella sonrisa se modificó por una dulce.

- Bailas mejor la música lenta. – Opinó, ocasionando el sonrojo de Potter.

Y como si el que controlaba la música muggle les hubiera escuchado, la música cambió de ritmo, siendo cada vez más suave y romántica. Harry opinó mentalmente que la cara de Sirius había sido para fotografiar: una mueca de incomodidad emergió de su rostro cuando las manos finas de Bella se colocaron en su cintura y fue burlado por sus dos mejores amigos, quienes no estaban muy lejos de la pareja.   

La música, la maravillosa magia de combinar diferentes sonidos, realmente llegó a relajarlos y a llevarlos a disfrutar al máximo la diversión de aquella noche. Los Merodeadores de vez en cuando cambiaban de parejas de baile entre ellos, 'aburridos de ver siempre el mismo rostro enfrente.' En cambio, la pareja de jóvenes de Gryffindor paró varias veces de bailar en el transcurso de aquella pacífica noche de 1998...

*-*-* Fin del Flash Back *-*-*

Iris paró momentáneamente de escribir al darse cuenta que su abuelo se había quedado en sus propios recuerdos, aparentemente absorto y sin comprender como era que los años le habían pasado tanto por arriba. Sonrió divertidamente tratando de hacerse la distraída disimulando que estaba corrigiendo los errores ortográficos de su borrador. Sirius, pocos minutos después, le miró entusiasmado y con un brillo especial en los ojos. 

- Tu padre era todo un genio para avergonzarme. Hubo un tiempo que tus padres pararon de bailar y fueron a buscar una máquina de fotos muggle (ni idea de donde la sacaron.) Si mal no recuerdo, todavía conserva las fotos en un baúl chapado a la antigua. 

- ¿Podrías buscarlas, abuelo? Me encantaría verlas. – Sonrió la muchacha Potter inocentemente, una sonrisa muy similar a la de Harry cuando estaba en aprietos y necesitaba ayuda.

- ¿Para qué las necesitas? – Preguntó su abuelo observándola con sospecha. Su "nieta" le entregó como respuesta una sonrisa enigmática, idéntica a la de Hermione cuando sabía algo trascendente que los demás no tenían en su conocimiento.

- Buenos días. – Bostezó una voz cansada, Lidia, seguida inmediatamente por Remus. La casa en la que habitaban era lo suficientemente grande como para contener quince invitados, aunque no llegaba a ser una mansión. En ella vivían oficialmente el matrimonio Lupin, Black y Potter (con su respectiva hija, obviamente.)

- ¿Ya tan temprano escribiendo? – Preguntó Remus dedicándole una sonrisa cariñosa a la joven muchacha.

- Necesito terminarlo cuanto antes, ya sabes que se acerca el cumpleaños de papá. Y quiero darle una inmensa sorpresa. – Dijo Iris mientras se ponía de pie con lentitud. – Sirius, ¿dónde dices que está el baúl?

- Si mal no recuerdo, en el ático... Ten cuidado, te llega a pasar algo y Mione me mata...

- Sirius, ¡no tengo cuatro años!

- Ah, ¿no? – Contestó Black con una sonrisa agradable e inocencia. – Tú di que sí, sino me siento un viejo... – Iris rió burlona mientras salía del comedor, debajo de su brazo, el borrador del viaje a Jamaica.

Subió las escaleras, saltando los escalones de dos en dos infantilmente. Al llegar al primer piso, miró para ambos lados del pasillo. No tenía ganas de que Smooth apareciera y tratara de quitarle los papeles que llevaba bajo el brazo o babearle la ropa en sus saltos emocionados. Para quien no lo supiera, Smooth era la mascota de Iris: un perro de la raza cocker americano.

Iris siguió caminando sigilosamente hasta el final del pasillo y como si estuviera cometiendo un delito, abrió la puerta de una de las habitaciones tensamente. Ingresó con agilidad y la cerró bruscamente, antes de apresurarse a prender las luces. Estornudó un poco, cuando el polvo del ático llegó a sus fosas nasales. Se dirigió al fondo, donde se inclinó a los pies de un baúl realmente antiguo. Con suavidad, lo abrió y examinó su contenido, antes de tomar el álbum de fotos "familiares".

Decidió que ese no era el mejor lugar para ponerse a admirar la juventud de sus abuelos y sus padres y salió de la habitación maldiciendo a los elfos domésticos que todavía no se animaban a preguntar a su ama si tenía que limpiar aquella habitación. Se preguntó brevemente si había algo realmente valioso por lo cual su madre no quisiera que limpiaran... Luego investigaría.

Entró en su habitación con una sonrisa inocente en su rostro y no tardó demasiado antes de que se echara sobre la cama y abriera el libro de fotos. La primera que le sorprendió fue la de cuatro amigos, dos mujeres y dos hombres, sonriendo a la "cámara". Uno de los muchachos lo reconoció inmediatamente como su padre y a su lado, un pelirrojo que no dudó ni un instante que sería Ronald Weasley. Su madre, inminentemente al lado de su novio (en aquel momento) intercambiaba miradas pícaras con una pelirroja. Tardó en reconocerla, y no lo hubiera logrado sino hubiera visto el escudo de Ravenclaw en su túnica de Hogwarts. Miró la fecha de la foto... Un día después de haber terminado los ÉXTASIS. No se animó a reír de las burlas que le estaba haciendo el joven Weasley a Mione por la espalda, por cuestión de respeto a la memoria del muchacho. 

Giró la hoja, sintiéndose realmente incomoda al considerar que estaba quebrantando la privacidad de los recuerdos de sus padres y que debería esperarlos para que vieran juntos las fotos, y no a escondidas como se encontraba ahora. Aunque sea, verlas con Sirius... Pero algo la detuvo cuando estaba por ponerse de pie. Ella tenía la enorme necesitad de saber si había elaborado bien el relato de la vida de sus padres, tenía la enorme necesitad de descubrir que era lo que había estado escribiendo. Y eso solamente podría conseguirlo examinando las fotos en soledad.

Siguiente foto. Todo el séptimo año de Gryffindor luego de los ÉXTASIS. Reconoció a muchos, no solamente por las detalladas descripciones que le había hecho su madre sobre ellos, sino también de conocerlos en persona. Igualmente, debajo de cada uno se mencionaba su nombre. Lavender Brown, Seamus Finnigan, Hermione Granger, Neville Longbottom, Parvati Patil, Harry Potter, Dean Thomas y Ronald Weasley. Todos sonriendo satisfechos y contentos. Lavender, la primera de la izquierda, sonreía pícaramente mientras acariciaba su cabello absortadamente, mirando la cámara. Seamus, la miraba de reojo con cierta frustración y recelo. Dean, detrás de Seamus, con la mano derecha encima de la cabeza de su amigo le hacía burla en representación de cuernos. Hermione estaba colgada del brazo de Harry y sonriendo felizmente, momentáneamente saludando con la mano. Ron, al lado derecho de Harry, tenía el brazo pasado por detrás del hombro de su mejor amigo y de vez en cuando, le sacaba la lengua a la cámara. Neville sonreía inocentemente mientras hablaba (se notaba en los labios) con Patil con suavidad, la muchacha con una expresión divertida en el rostro.

Fue el ruido de la puerta abriéndose la que la sustrajo de la bahía de sus pensamientos. Sirius la observaba atentamente mientras acercaba la silla hasta el costado de su cama y se sentaba en ella, mirando el álbum con una sonrisa de nostalgia.

- Ron y Harry eran fantásticos amigos. Y junto con Hermione, hacían un trío espectacular. Siempre en líos y con las narices en los asuntos que no les incumbían. Pero ellos eran así: se apoyaban entre los tres. Y se notaba la ausencia de uno cuando no estaba, porque cada uno era una parte del trío. – Dijo Sirius con tristeza, observando la foto en la que su ahijado sonreía aún sin saber lo que semanas después le esperaba. – Cuando Ron murió, tus padres pasaron una dura etapa, como ya sabrás... Hubo tantas veces que pensé que había perdido a mi ahijado, Iris...

- Pero papá nunca les hubiera dejado. – Dijo Iris con voz ligeramente segura, temblando por aquel vacío que se estaba formando en su estómago y el nudo de su garganta.

- Tu padre no, pero no sé si el Harry poseído por Voldemort no lo hubiera hecho...

- Lo importante es lo que pasó, Siri. – Al ver la sombra de agonía en los ojos celestes brillantes de Black a causa de los recuerdos. – Papá quiso seguir viviendo, y ya ves como terminó. – Sonrió con toda la fuerza que pudo antes de continuar. – Con una hija orgullosa de él y de su fuerza de voluntad.

Pasó la hoja nuevamente para seguir contemplando las fotos. Muchas eran fotos grupales de todo séptimo, otras de casas mixtas y otras ya más individuales. Todas sacadas después de la entrega de calificaciones. Pero llegó a la parte que realmente le interesó: el viaje a Jamaica, especialmente las fotos de aquel baile.

Se veía a Sirius, con aquella ropa ridículamente ridícula, bailando con total cuidado y suavidad con Arabella. Lo que más hizo reír a Iris fue observar la cara de Sirius y verlo con la boca ligeramente abierta, abstraído en los labios de su futura esposa. Bella observaba hacia otro punto indefinido, sonrojada.

Otra. Remus y Lidia en un baile medio alocado. Rojos por tanto movimiento y diversión (carcajadas), Lidia parecía estar en medio de un salto y Remus bailando como Iris nunca hubiera podido imaginarse. Solamente faltaba escuchar la música de ese momento para que la muchacha no se aguantara estallar en carcajadas.

Tercera. Lidia Plack de Lupin y Sirius Black, bailando una pieza lenta y conmovedora, mirándose con puro odio y era irrefutable que se estaban lanzando insultos medianamente fuertes, por las caras de furia y expresiones de sus labios. No era seguramente de su agrado bailar ese estilo de música juntos.

Y por fin llegó una que alteraba las expectativas de Iris. Los cuatro Merodeadores se acababan de dar cuenta que Harry y Mione les estaban sacando fotos y miraban a la cámara con expresiones asesinas. Sirius lanzándose hacia ella y la foto moviéndose hacia el otro lado (como sí la cámara hubiera volado hacia el otro lado del salón.)

- Harry y Mione rebelaron las fotos y prepararon la poción para el movimiento a escondidas nuestras, nosotros los queríamos matar después. Pero quedamos de acuerdo que sería un genial recuerdo. – Iris asintió concentradamente, sonriendo casi sin saberlo. Black tomó el álbum y fue a una de las últimas partes. – Creo que te gustará volver a ver esta foto.

Y sus ojos del color de las esmeraldas resplandecieron enérgica y alegremente, aunque se notaban algo entristecidos todavía por el shock de ver aquellas fotos, sobre todo por aquellas dos personas que no se encontraban en ese momento en el mundo de los vivos, hacía ya dieciocho años. Aquella foto que le mostraba Sirius ya la había visto, aunque hacía muchísimo tiempo que no la había contemplado nuevamente.

Era ella, Iris Potter, de bebé. Su cabecilla pequeña tenía una escasez de cabello, pero se notaba que era castaño claro sedoso, como el de su madre. Tenía sus ojos verdosos inmensamente abiertos, entretenida y absorta en la luz de la cámara (supuestamente), con sus frágiles brazos extendidos. Adorable, encantadora, como todo bebé recién nacido. Su mamá, cargándola con suavidad y elegancia, sonreía con profunda y eterna alegría. A su lado estaba Harry, con una sonrisa orgullosa de padre y eternalmente llena de felicidad. Había sido pocas horas después de su nacimiento.

Observó a Sirius y sus ojos llenos de melancolía. El estómago de Iris se había dado vuelta y el nudo de su garganta había crecido. Sus ojos brillaban intensamente, capaz conteniendo lágrimas de la emoción, tal vez. Pero fue incapaz de pronunciar palabra, se limitó a sonreír radiantemente.

- No sabes lo feliz que se puso Harry cuando se enteró que iba a ser padre. Me recordó tanto a James... Cuando naciste, estuvo absolutamente orgulloso de ti. Iba a tener una familia... cómo tanto había deseado. Y te iba a dar la niñez que no tuvo, y todo el cariño y atención que un padre le puede dar a su hija. – Black sonrió con intensidad, recordando ese momento. 

- Y lo cumplió, abuelo. – Le devolvió la sonrisa.

- Deberías decirlo. – Opinó Sirius mirándola atenta y pensativamente

- No tengas duda que lo haré. – Aseguró mientras tomaba entre sus manos el álbum de fotos para continuar observándolo en soledad. 

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Smooth era un perro de raza cocker americana. Pesaba alrededor de veinticinco kilos y sólo medía entre treinta y cinco centímetros de alto a la cruz. Tenía un cráneo redondeado, orejas largas y anchas, y lleva la cola, cortada, en línea con el lomo. El pelo, sedoso, era liso, moderadamente largo; las orejas, pecho, abdomen y patas estaban muy cubiertos de pelo. El pelaje era totalmente color chocolate, con algunas zonas castañas. Astuto, fiel e inteligente.

Crookshanks había muerto cinco años antes, por una inverosímil enfermedad, según recordaba Iris. En cuanto a Hedwig, la lechuza seguía siendo una orgullosa miembro de la familia Potter, aunque algo ya más envejecida, la lechuza seguía entregando las cartas sin fallar en ningún momento. El búho de Lidia, Coldness, era un ejemplar bastante extraño. Frío y calculador, parecía estar siempre de mal genio. Sin embargo, resistía los más peligrosos viajes sin un solo chillido. Color de pelaje oscuro como la noche, con ojos ambarinos.

Iris tenía muy buenos recuerdos de su infancia, sobre todo con su mascota Smooth que la acompañaba desde que poseía tres años de edad. Sirius solía transformarse en perro, su forma animaga, y hacía pequeños duelos con el cocker americano para contentarla. Y los años todavía sin compañía de Smooth, recordaba a Hocicos haciéndose pasar por un perro doméstico, cargándola de un lado para otro. Adorable recuerdos.

Ese era el resumen de la parte "mascota" de la casa habitada por las familias Potter, Black y Lupin.

Iris Potter estaba actualmente en vacaciones de verano, en espera de empezar su tercer curso en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. No resultó ninguna extrañeza de parte de su familia enterarse la elección del sombrero seleccionador de ponerla en Gryffindor. A pesar de tener toda la mentalidad de una Ravenclaw, siempre metía las narices donde no le llamaban y obrando como detective luego de aventuras. Sus mejores amigas, Eris Random (hija de muggles) y Alice Thomas (hija de Parvati Patil y Dean Thomas), también de Gryffindor.

Y como siempre, siempre estaba el grupo escolar rival y enemigo. En el caso de Gryffindor, generalmente los Slytherin eran los adversarios. Un grupo de muchachas bastante... molestas, al gusto de Iris. Insolentes, parcialmente astutas y pocamente inteligentes. Erica Misth y Anyan Polleks, principalmente. Con la compañía de diversos muchachos de la casa de las Serpientes...  

En cuanto a Hermione Granger de Potter y sus ideales de ser Medimaga, fueron transformados en realidad. Estudió tres años con profundidad la medicina tanto mágica como muggle (nunca se sabía cuando tenías o no la varita mágica en el bolsillo) y cada año rendía un curso leve para modificar algunos conocimientos a medida que la medicina iba avanzando. Ahora trabajaba para el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, en una de las más altas categorías.

No hacía falta agregar que Henry James Potter logró el título como Auror y fue aceptado para trabajar en el Ministerio en la Sección de Entrada en vigor de Leyes Mágicas, Cuartel General de los Aurores. Dos años y medio de estudio de las diferentes materias que un Auror debía manejar notablemente, hasta lograr el importantísimo título. 

Lidia Plack de Lupin fue aceptada como profesora de Transformaciones en cuanto Minerva McGonagall tomó el puesto de Directora del colegio Hogwarts. Remus Lupin fue contratado para la Sección de Transporte Mágico en el ministerio. Sirius Black ocupó un gran puesto en la parte en Departamento de Aplicación de la Ley Mágica en el Ministerio de Magia. Arabella siguió con su profesión de Auror inconclusamente oficial del ministerio.

En cuanto a los viejos compañeros de estudio de Harry y Mione...

Parvati Patil y Dean Thomas se casaron años después y tuvieron una hija, Alice Thomas, que era una de las mejores amigas de Iris, y estaban esperando otro hijo, esta vez del sexo masculino. Lavender Brown y Seamus Finnigan habían tardado en ponerse de acuerdo, pero finalmente se habían casado y poseían un hijo que iba a comenzar su primer curso aquel año. Neville viajó a Estados Unidos y permaneció allí durante aproximadamente un año antes de regresar a Londres. Se casó con una joven que conoció casi de casualidad en el Caldero Chorreante un día que iba a buscar sus libros sobre Hierbas y Hongos Mágicos, ya que modernamente era profesor de Herbología en el colegio Hogwarts. Tenía un hijo que estaba por comenzar a cursar su segundo año.

En cuanto a la restante miembro de los Merodeadores, Susan March, viajó a América y todavía continuaba allí, explorando los países del Occidente junto con su pareja. Tenía una hija un poco más grande que Iris, pero nunca se habían visto. Solía cartearse con los Merodeadores seguidamente. Extraño, en el punto de vista de la hija del matrimonio Potter.  

¿Qué pasó con Cho Chang? (N/A: Sí, esta pregunta va para las que la odiamos con nuestra alma, sangre y carne. ^^) Pues... Que la familia Potter supiera, continuaba viva en Azkaban, aunque según los informes, su energía cada vez más débil y apunto de morir. Pero Harry ya no quería pensar en el pasado, ya no más.

Rubeus Hagrid continuaba siendo Guardabosques de Hogwarts. La mayoría de los profesores de Hogwarts vigentes eran nuevos, excepto McGonagall que continuaba siendo la directora. El Ministro de Magia, Cornelius Fudge, había sido permutado por Percy Ignatius Weasley, una inmensa alegría y satisfacción para la familia Weasley.

En cuanto al casamiento de Hermione y Harry... El padrino fue definitivamente Remus Lupin, para el colosal regocijo de éste que, al recibir la noticia, se burló de Sirius en broma durante una semana entera (Sirius tuvo que contenerse a asesinarlo.)

El padrino de Iris también resultó ser Lunático. En cuanto a la madrina, concluyó siendo Virginia Weasley, que se volvió una íntima amiga de Hermione con el paso del tiempo.

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Eris le sonrió alegremente, mientras terminaba de leer la última oración de la concluyente página del ejemplar. Era la sexta persona a la que acudía para recibir opinión. Más que nunca se notaba la desconfianza que poseía en decepcionar a su padre. Pero era la sexta persona que le decía que estaba perfecto, y lo que menos haría sería desilusionar. Todo lo contrario, decían, pero Iris no se fiaba y quería tener la total seguridad.

- ¿Y que has hecho en estas semanas de vacaciones, Eris? – Preguntó la muchacha Potter tomando el libro y volviéndolo a guardar en su escritorio distraídamente, fijando su vista en su mejor amiga.

- Lo de siempre. – Sonrió ella libremente, casi socarronamente. – Realizar los deberes. ¿Ya hiciste los de Defensa Contra las Artes Oscuras? Tengo una duda en la segunda pregunta sobre los demonios...

- Luego me lo consultas, pero creo que la he hecho. – Dijo Iris despistadamente. Era muy atenta en muchas cosas, pero siempre había algo que su memoria no le entraba. Lo primero, los nombres de las personas y en acordarse de sus identidades. Lo segundo, repetir algo que ya había escrito y terminado. Para todo lo demás, solía tener buena memoria.

- ¿Quién crees que será el nuevo profesor de Defensa? – Preguntó su amiga mientras bebía del jugo de manzana que Herm había traído hacía unos diez minutos. Continuaba la tradición de que un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras no durara más de un año. Algunos un año y medio, a lo sumo... Pero la cuestión era que cuando se mancomunaban con uno, pasaba un suceso extraordinario que acababa con el profesorado de esa persona. 

- No tengo ni la más pálida idea. Espero que la profesora McGonagall encuentre un buen profesor este año...

- Oye, ¿ya escuchaste la nueva canción de Kronzek? – Preguntó Iris de repente, subiéndose a la cama al lado de su amiga para comentar las novedades recientes.

~*~

En su primer año en Hogwarts, Iris no terminó siendo asesinada por Hermione de pura suerte, a causa de todas sus aventuras nocturnas que llegaron a sacar de los nervios a su madre. En un solo año, se internó más de tres veces en el Bosque Prohibido, usó la capa de Invisibilidad más de un millón de veces, solamente para comprobar si el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras era murciélago, por que lo habían contratado y por que él solía salir del castillo a medianoche y dirigirse al Bosque (en caso que no fuera murciélago.)

Segundo año... Fue en ese año que se obsesionó con saber la historia completa de su padre y todas sus aventuras y desventuras. En esas vacaciones de verano entre su primer curso y el segundo, empezó a escribir el relato del séptimo año de su padre, con los sumos detalles que pudo encontrar. Sin embargo, una vez en Hogwarts, no se olvidó ni de escribir ni de hacer sus propias aventuras con sus amigas. Consecuencia: Hermione terminó por confiscarle la capa de Invisibilidad y esto provocó que el trío de chicas buscara todas las maneras posibles para o hacer una capa (o comprar una) o tomar pociones avanzadas para la invisibilidad.

Y tenían muchos más planes para su tercer curso. Especialmente, explorar el bosque prohibido hasta hacer un mapa preciso de sus terrenos y los animales fantásticos que vivían en ellos. Por supuesto, Hermione no tenía ni idea de esto... 

En definición, Iris Potter era la viva imagen de Harry Potter, aventurera, pero con la astucia e inteligencia óptima de Mione. En cuanto a las aventuras y cómo se las arreglaba, capaz tener de abuelos a los viejos Merodeadores no había sido una gran influencia para su infancia.     

~*~

Después de la desaparición de Lord Voldemort en el mundo mágico, los mortífagos fueron más fáciles de encontrar y arrestar. Pero muchos de ellos habían viajado a países extranjeros para seguir estudiando Artes Oscuras por sus propias cuentas. A consecuencia de ello, era muy posible que nuevos Señor Oscuro surgieran con el paso del tiempo. Solamente la comunidad mágica esperaba que los Aurores actuaran a tiempo... O nuevas eras oscuras se acercarían.

Pero eso no era lo que estaba inquietando en ese momento a Iris. Innegablemente, era joven y todavía los problemas de la vida no le importaba tanto para ponerse a estudiarlos con determinación. Sin embargo, él semblante pálido que lucía en ese momento, sentada en la mesa del comedor al lado de la cocina, intranquilizó a Hermione, quien estaba cocinando tranquilamente.

- ¿Sucede algo, Iris? – Preguntó Mione mirándola de reojo, sin dejar de supervisar la cocción de los alimentos. Su hija tartamudeó primero algo incomprensible. Luego, habló con voz temblorosa.

- ¡Escribí "lucir" con s! – Chilló la niña antes de agarrar su varita y tocar con ella una palabra en el pergamino que estaba pasando prolijamente. Había que aclarar que las reglas había cambiando, y ahora a los alumnos de Hogwarts se le permitía usar magia durante las vacaciones, salvo que vivieran en un ambiente muggle y no era precisamente el caso de la joven Potter.   

- ¿Lo estás pasando ya? – Era bastante de noche y Hermione comenzaba a intranquilizarse porque su marido todavía no había regresado del Ministerio.

- Sí, creo que ya no me falta modificar nada más. Le he revisado montones de veces... Y como la letra que utilicé en el borrador del viaje a Jamaica no me gusta, lo estoy pasando nuevamente para incorporarlo al ejemplar original. Pero me distraje y escribí mal esa maldita palabra... – Dijo entre dientes la muchacha fastidiada. Contiguamente, continuó escribiendo con la lapicera muggle de tinta azul oscuro.

Y Harry Potter entró en escena. Túnica azul ceniciento cubierta de cenizas de chimenea. Aquellos brillantes ojos verdosos que asemejaban esmeraldas habían cambiado nulamente. Continuaban brillando en vida, acompañados por la sonrisa que le ofreció a su esposa y a su hija, antes de besarla a cada una en la mejilla. Su piel continuaba siendo pálida, aunque ya no tan escasa de color. Sus cabellos negro lúgubre seguían subsistiendo rebeldemente, a pesar de los años ya pasados. Con una expresión ya algo más seria, se sentó en una silla muy cerca de Iris cansadamente.

- ¿Pasó algo, cielo? – Preguntó Hermione dejando de controlar la cena y sentándose al lado de su amado. 

- Magos oscuros atacaron el callejón Diagon, entrando por el Leaky Cauldron. Pasaron, entonces, por Londres muggle.

- Dios. – Murmuró Hermione, llevándose las manos a la boca, en sensación de horror. - ¿Muchos heridos, Harry? ¿Testigos?

- Diez muggles que estaban en la cuadra de Leaky Cauldron y otros siete magos que paseaban por el Callejón Diagon. Suerte que inmediatamente se alertó a los aurores, no obstante... cincuenta heridos. ¿No te llamaron de San Mungo?

- Para nada. Solamente a la mañana, un paciente con una de esas nuevas enfermedades que están buscando la cura, todavía...

- Hubo que modificar la memoria de unos... cuarenta muggles. – Suspiró con agotamiento el señor Potter. Extendió su mano hasta su frente, para indicar que poseía un jadeante dolor de cabeza. Fijó su vista en Iris, que no había parado de escribir vigorosamente desde que su padre había llegado.

- ¿Qué haces, Iris? – Preguntó con una sonrisa de intriga y elevando las cejas de forma curiosa.

- Pues... escribo. – Contestó simplemente su hija. Harry soltó una risa y intercambió una mirada con Hermione. Ella sonrió enigmáticamente y se encogió de hombros, volviéndose a centrar en la cena.

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Gimió ahogadamente cuando sintió una Bludger zumbar en su oído, a escasos centímetros de dar en ella. Viró en un giro de ciento ochenta grados y aceleró para esquivar el nuevo ataque de la pelota asesina. Respiró profundamente antes de arrojarse en picada hacia abajo, bajando unos cuantos metros en casi segundos. Todavía a gran velocidad, giró lo suficiente para que Alice se encargara de alejar de Bludger de ella. Le sonrió agradecidamente antes de voltear su atención al semi campo de Quidditch.

La casa de Alice, ubicada a unos cuantos kilómetros de Londres, estaba centrada en una zona totalmente habitada por hechiceros, así que aprovecharon ese fin de semana para reunirse los chicos de tercer curso (más bien, los que estaban por empezarlo.) y jugar un divertido partido de Quidditch, en el campo de los Thomas.

Eris elevó una ceja al verla pesar como una bala hacia el lado opuesto del campo. Sonrió divertidamente, todavía maravillada por la sencillez con la que su mejor amiga manejaba semejante velocidad. Pero decidió concentrarse en atajar la Quaffle antes de que lograran cometer un tanto por su simple distracción.

Alex Harris, uno de los compañeros de curso de Iris de Gryffindor, tras recibir la Quaffle de la guardiana, Eris, se dirigió con agilidad hacia los aros, esquivando en el camino una Bludger enviada por Doris Doming, del equipo contrario. Le lanzó la pelota rojiza a su cazador acompañante, Charlie Kuding, quien al evitar a la guardiana del equipo contrario, Anne Haloy, realizó un gol.

El equipo primer equipo estaba formado por Eris (guardiana), Alex (cazador), Charlie (cazador), Alice (golpeadora) e Iris (buscadora.) El segundo, Doris (golpeador), Anne (guardiana), Chistian Dolphin (cazador), Rupert Weasley (hijo de Fred y Angelina; cazador) y Miranda Grower (buscadora.) Tuvieron que poner solamente dos cazadores en cada equipo por escasez de otros dos, y lo mismo iba para los golpeadores.

No era para nada increíble decir que Iris Potter volaba tal cual a su padre. Con excelentes maniobras, se las ingeniaba muy bien para manejar la escoba de forma efectiva y eludir las Bludgers en caso de que los golpeadores de su equipo no estuvieran atentos. Y para ser buscadora, poseía como un encantamiento para ver la Snitch en cuanto estuviera a la vista. Idéntica a su padre, solían decir los que habían visto volar a Harry Potter alguna vez.

Iris observó el campo vigilantemente, con sus ojos verdosos examinando cada uno de los extremos del campo en busca de la rebelde e imperceptible bola dorada. Supervisó disimuladamente a la otra buscadora, que estaba del otro lado del campo observando hacia el suelo atentamente. La muchacha Potter elevó una ceja curiosamente y sonrió complacidamente al hallar por fin a la Snitch.

Luego de una última mirada a Grower, subió con velocidad unos cinco metros y viró hacia la derecha fuertemente para esquivar una Bludger. Otra picada de reducidos metros y la Snitch relucía en su mano, vigorosamente apretada.

Luego del descenso y del festejo del triunfo del equipo de Iris, Parvati Thomas les ofreció a todos una merienda antes que se retiraran nuevamente a sus casas.

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Terminó de inspeccionar los pergaminos, contándolos silenciosamente. Era hora de devolverlos a su dueño, después de varios meses en sus manos... Solamente quería asegurarse de que había recolectado todos los relatos que necesitó para narrar la historia y que no se le extraviara ninguno. Miró de reojo su escritorio, suspiró antes de abrirlo y sacar el pergamino que le faltaba. No haría mal maltratarle con otra leída... Pues esa leída ayudaría a su ánimo, estaba segura.

~*~

25 de Agosto del 2003 a las 9:03 AM.

El reloj me estaba impacientando y la mirada de Sirius que me seguía a todas partes de la habitación me estaba empezando a perturbar y a desesperar más de lo planeado. No era el único que estaba nervioso en la habitación, pero... Uno no era padre por primera vez todos los días...

Remus me sonrió con parcial tranquilidad cuando nuestras miradas se cruzaron casi por plena casualidad. Pero las casualidades no existían... Todo tenía una razón... ¿Y en este momento me ponía a pensar en ello? Hermione del otro lado del salón, en la habitación contigua, produciendo chillidos y concediendo a una nueva criatura en el mundo de los vivos de la cual yo era padre, y mis pensamientos centrados en estas cosas...

No me podía quedarme quieto. Las manos me temblaban, supuse, de la emoción e impaciencia. Y los gritos de Mione no me estaban ayudando a relajarme... Tenía un lío de pensamientos en mi cabeza, no me podía concentrar en nada. Que seres tan raros son los humanos... Cuando estaban en el punto máximo de alegría, no lo sabían disfrutar. ¡AH! ¿Pero acaso no lo entiendes? Yo, Harry Potter, iba a ser padre con veintitrés años de edad... AH. Dios, creo que el entusiasmo y la felicidad me iban a volver loco. Una locura que iba a disfrutar, incuestionablemente.

Y el grito más agudo nos puso a todos los pelos de punta. Sirius dejó de mirarme fijamente para ponerse de pie y mirar la puerta cerrada con los ojos como platos. Hubiera disfrutado de la imagen sino fuera por un vuelco de mi estómago y temporalmente la pérdida del sostenimiento. Remus se acercó a mi lado con una espléndida sonrisa y puso una mano en mi hombro de forma de apoyo. Sirius, instantes después, hizo lo mismo al darse cuenta que necesitaba aire... Porque el mundo me estaba dando vueltas inadvertidamente...

Lidia salió de la habitación y se acercó a mí lentamente. Me daba la sensación que quería provocarme un soponcio. Era una tortura como el tiempo pasaba tan lentamente. Finalmente, ella llegó enfrente de mí y me sonrió afectivamente.

- ¿Sabes algo, Harry? Ya puedes entrar. – Me dijo sosegadamente. Me quedé paralizado.

- ¡Ve! – Exclamó Sirius empujándome suavemente. Me volteé a verlo momentáneamente y él me sonrió con espíritu.

Sentía el mundo temblando a mis pies mientras caminaba hacia la puerta entreabierta. La empujé con delicadeza, sin mucha fuerza, pues no la tenía. Observé que en la cama estaba Hermione, mirándome con los ojos brillantes de las lágrimas. Me quedé inmovilizado en el marco de la puerta admirando la criatura que reposaba mansamente en los brazos de Mione. Caminé unos pasos, acercándome pausadamente. Mi corazón latía fuertemente contra mi pecho.

Y la pequeña criatura abrió sus inmensos ojos y reparó en mí. Creí que me desmayaba al ver sus ojos verdes esmeraldas, perfectamente idénticos a los míos. Miré a Mione, conteniendo un grito de alegría que pugnaba por salir de mi garganta. Ella me devolvió la mirada, hasta sus ojos almendrados me sonreían. Me aproximé a mi hija. ¡Dios, MI HIJA! Acaricié su delicado rostro y la pequeña soltó un mini chillido juguetón. Mione me entregó a la niña con sutileza. Yo la tomé en mis brazos con suma ternura y atención. Qué frágil que era... Era preciosa. Se notaba las raíces de su cabello, el mismo color que el de su madre. Le besé levemente la frente cuidadosamente y luego me incliné para besar a Hermione en los labios. Ella me correspondió el cariño sin insistir. 

Veinte minutos después, la niña había pasado por los brazos de los Merodeadores y por supuesto, de su madrina. También estaba Molly y Arthur, quienes no habían podido resistirse y habían acudido al hospital junto con Virginia. La enfermera se acercó a Mione y a mí cuando Sirius entretenía a la infanta junto con Arabella, Remus y Lidia.

- ¿Cuál será el nombre que le entregarán a la pequeña? – Preguntó ansiosamente observándonos con atención. Hermione cruzó una mirada afirmativa conmigo antes de contestar orgullosa, feliz y optimistamente.

- Iris, Iris Potter.

~*~

Sonrió encantadoramente. Recordó cuando le preguntó a su padre y a su madre por que le habían puesto ese nombre. ¿La respuesta...?

Te pusimos Iris porque, cuando nos enteramos que ibas a ser niña, empezamos a buscar en todas partes algún nombre precioso para nuestra hija. Iris, en la mitología griega, es la diosa del arco iris, hija del titán Taumante y de Electra, hija del titán Océano. Se la consideraba una consejera y una guía. Viajando a la velocidad del viento, podía ir de un extremo al otro de la tierra y también al fondo del mar o a las profundidades del submundo. Aparecía representada como una hermosa joven, con alas y con ropa de colores brillantes y un halo de luz sobre su cabeza, atravesando el cielo con un arco donde proviene el término arco iris que formaba su estela. Nos encantó el nombre, así que decidimos colocarte ese nombre.

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Vio a su abuelo Sirius charlando con su padre con entusiasmo, ambos con relucientes sonrisas. Su mamá estaba terminando de acomodar la mesa, que poseía sobre sí montones de exquisitos manjares preparados exclusivamente por Mione. Molly la estaba agasajando, diciendo que los bizcochos estaban riquísimos, e Iris estaba totalmente de acuerdo. Su madrina estaba un poco más allá junto con su esposo, un hombre muy elegante llamado, si la memoria de Iris no estaba fallando, Christopher Sihmon.

¿Por qué tanta preparación, tanto festejo? Porque ese día era el 31 de Julio. Harry Potter cumplía treinta y seis años de edad. Y no había mejor forma de festejarlo que en familia.

Iris sintió como sus manos temblaban nerviosamente, aferradas al paquete que tenía entre sus manos: el regalo a su padre. Eris, a su lado, le sonrió para darle ánimos. La joven Potter le agradeció con una inclinación de la cabeza y empezó a caminar hacia su papá, que no se encontraba muy lejos.

- Papá. – Murmuró Iris llamando la atención de su padre, quien se dio vuelta para observarla expectantemente. Sirius, a espaldas de su ahijado, le sonrió a Iris y le guiñó un ojo graciosamente.

- Dime, princesa.

- Pues... – Iris maldijo mentalmente su timidez a la hora de la acción. Comenzaba a percibir como la sala se estaba silenciando. – Mi regalo... – Le tendió el paquete envuelto esmeradamente con papel de refulgentes colores. Harry lo tomó, observándola hurónmente, le sonrió alegremente.

- ¿Qué...? – Preguntó Harry al desenvolverlo y ver el conjunto de páginas encuadernado magistralmente.

- Pues... – Iris jugueteó con sus dedos buscando las palabras precisas para explicarse. – Escribí... ermm... Tu historia, Pa. Espero que te agrade... – Harry la observó por un momento atentamente y luego su vista se fijó en el libro. Abrió en la primera página donde relucía el nombre...

- ¿No piensas dedicárselo a alguien, Iris? – Preguntó Harry tendiéndole el libro nuevamente y sacando del bolsillo una lapicera mágica que escribía con tinta verde.

- No, Pa. Es tu historia, y creí que sería conveniente que tú la dedicaras.

- ¿Sí? – Preguntó su padre mirando el pergamino pensativamente para luego sonreír con enigma. Ahora ya toda la sala estaba al pendiente de ellos. Tomó la lapicera y comenzó a escribir con letra refinada.

- ¿Para quién, Pa? – El señor Potter le mostró con una sonrisa enorme lo que había escrito.

A mi querida hija Iris, con mucho cariño...

Su padre, Henry James Potter

31/7/2016

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El aire es necesario para respirar. Respirar, imprescindible para vivir.

Más importante que el aire es el amor.

Y aunque el amor te ahogue a veces, ama, pues vivir sin amor es vivir muerto.

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Recuerda, el futuro no está escrito, nuestro destino lo forjamos cada día.

Haz que tu vida sea digna de ser repetida.

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Hello a todos! ¿Cómo están? ^^

Lo primero que quiero hacer es agradecerles a cada uno de ustedes por haberme acompañado y tenido paciencia a lo largo de este año que me llevó hacer este fict. Un año donde sufrí largos shocks de inspiración, donde tuve que estudiar varias materias para armar cada parte. Creo que yo también aprendí muchas cosas de este fict, y les quiero agradecer porque sin vuestro apoyo, creo que no me hubiera esforzado tanto!!! GRACIAS!!! ^.^

Dedicatorias especiales: 

- Longui Iris: ¿Qué puedo decirte a ti, Longui querida? Que sin tu locura ni tu apoyo, ni tus bromas, ni tus risas, ni tu llanto, sin ti, nada de esto hubiera sido posible! Tú estabas ahí siempre, siempre para hacerme acordar que "me ganaste en una apuesta y que para fines de marzo este ficts tendría que haber estado terminado." ¬.¬ Para hacerme acordar que tengo que escribir! Y para hacerme acordar que la amistad es un tesoro que no quiero perder y amiga es una palabra mágica que quiero conservar! Y tú hiciste posible el epílogo, viste??? XD Te kero, Longui! Eres la mejor amiga que pude haber encontrado en todo el mundo. Y te dejo una frase que me salió del alma cuando estaba escribiendo, un día muy tranquila, y es para ti, Iris!

Amigos son aquellos que, a pesar de todas las diferencias y dificultades,

siguen estando a tu lado como el primer día.

Gracias por ser mi Longui! No existe ninguna como vos en el mundo!

Te kiero muchio, Longui Shoshiera! ^-^

- Eris: SI, SI!!! Tú! ^.^ A que no te lo esperabas? Me ayudaste muchísimo cuando tenía shocks de inspiración en la parte 16 y 17! Me diste ideas! Me hiciste reír, sonreír, llorar! Y de verdad te valoro como una gran amiga, a pesar del poco tiempo que llevamos de habernos conocido! Porque tú hacías/haces/harás las tardes de los sábados y domingos sean una fiesta! Tus críticas siempre me suben el ánimo! (y la inspiración ^_–) Gracias por tu apoyo, amiga! Te re-kero! ^.^

- Germán y Diana: Oye, Ger... Recuerdas... la nochecita del 4 de Noviembre... que yo te prometí dedicarte este fict como regalo de cumpleaños? Lamento la tardanza ;_; Espero que esto valga por muchos años... porque la verdad, si cada año te tengo que dedicar un fict, todos van a ser retrasados! Jajajaja. Les agradezco a los dos por enseñarme el valor de la amistad! Y por hacerme descubrir que existen personas que te apoyan aunque no las veas! ^-^ Personas con las cuales se puede compartir muchas cosas y que siempre estarán para tenderte una mano! Los quiero a los dos, muchas gracias por estar siempre a mi lado! Gracias también por crear HA!!! GRACIAS!!! ^-^

- Lilian Callejas: Si, tengo que aclarar, amiga ¬.¬ Existen muchas Lilian en el mundo xD Pero ninguna como tú! ^_– Gracias por apoyarme, por criticarme, por todo! Sobre todo, por no matarme por la muerte de Ronny! Jajaja. Además, me diste muchas ideas para la parte 14 y 15, así que... como no voy a agradecerte? Además, obviamente, por ser una amiga incondicional! Podrías ser una cuñada estupenda, ya te dije? XD El problema es que... o mi hermano se va para allá o tú te vienes para aquí, hermana! Te cruzas las cordillera, y listo! XD Tenemos que enviarnos mail más seguido! ^^ Igual, yo siempre te recuerdo! (aunque no te escriba ¬.¬) Te kero muchio, hermana por palabra! ^-^

- Romulo: a pesar de todo lo que pasamos hace unos meses, tu amistad me ha sido muy importante! Saber que si quiero reírme o discutir ridículamente con alguien, te tengo a ti me hace sentir muy bien! Siempre has opinado con el corazón y me has levantado el ánimo muchísimas veces! Gracias por ser mi amigo, Romu. Gracias por tu apoyo incondicional y tus oídos para mis problemas! GRACIAS!!! ^-^

Esas son dedicatorias especiales, pero quiero recordarles que este fict va para cada uno que disfrutó el fict! Si lo hiciste, esto es para ti! Gracias! ^-^

Muchas gracias a todos por los reviews! ^^

Bunny1986: Muchas gracias por tu apoyo! ^^ Te agradezco tu review. Espero que la partes 16 y 17 te hayan gustado! Kisses! ^^

Draconier: Gracias! ^^ Lloraste? ^.^ Eso significa que salió lo suficientemente deprimente como yo quería! Muchas gracias! ^-^ Si, aquí ya tienes el final. Espero que te haya gustado! Sí, la parte 15 fue realmente larga y muy entretenida de escribir! ^^ La más larga del fict, cabe agregar. Muchas gracias por tu review. Kisses!

Alyssa Black: Me alegro muchísimo que te agrade mi fict! Espero no haber tardado demasiado T.T Próximamente me leo tu fict y te dejo un review, vale? Trataré de acordarme, tengo una larga lista que leer ¬¬ Pero al estar en vacaciones de invierno, creo que será posible! ^^ Muchas gracias por tu review, espero que te hayan gustado estos dos caps. Kisses!

Dark-Veaney: No sabes cuanto me alegro que te digan gustando mis ficts, Veaney! ^^ Gracias T.T Espero no haber tardado demasiado... Me tardé un mes más de lo que yo quería *malditos exámenes muggles* ^^ Espero que el final de este fict te haya agradado  también. ^.^ Sorry por no hablarte en el MSN, es que... No suelo iniciar yo las conversaciones... Pero eso no significa que no me gusta charlar contigo! ^^ Muchas gracias por tu review. Kisses! ^^

D.G: Muchas gracias! ^^ Espero no haber tardado mucho en subir las partes... Tardé más de lo que yo misma esperaba ¬¬ Sí? Por fin alguien que no quiere matarme por haber asesinado a Lil y a Ronny ^^ Hubiera terminado muy happiness. ^.^ Espero que el final te haya gustado. Gracias por tu review. Kisses! ^-^

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Pues... Hemos llegado al fin de este fanfiction ^^ Sí, FINAL!!! No habrá más, ninguna continuación ni nada! Entendido? ^^

Ermmm. En la Parte 17 aparece un... erm... Proyecto de Lemmon. Ese día andaba con inspiración pervertida ¬¬ Puse una advertencia al principio del cap... ^^'

- Para aquellos que les haya parecido muy fuerte: Sorry T.T No saben lo colorada que estaba al escribirlo ¬¬

- Para aquellas personas que... ermmm... Quieren más... *ejem*: Lamentable o afortunadamente (lo dudo ¬¬) Parvati escribió la continuación de la escena... Pero como hay personas con... inocencia... (Léase ejemplo: Longui Iris – Beta 1) Además que subiría demasiado el ranking del fict, no lo incluí en el fict. Pero si lo quieres, lo encuentras en: Les vuelvo a repetir: es fuerte para mentes que quieren seguir teniendo la inocencia de siempre.

Ahora vamos con el cuestionario...

PI1: ¿Por qué, entonces, en el final de la Parte 15 y desarrollo de la Parte 16, hay partes donde se habla en primera persona?

Rta: Porque Iris escribía la historia de su padre guiada en relatos de sus *abuelos* y su madre. Un día se le presentó la oportunidad de hallar el diario (conjunto de relatos) de Harry... Ermm, lo tomó prestado y seleccionó. Las partes donde Herm habla en primera persona, Mione le prestó sus relatos. Y la versión de Ron, Lily y Peter, ella se lo imaginó. Ya ven ^.^

PI2: ¿Por qué Iris lloraba en la segunda pesadilla?

Rta: La pesadilla donde apareció Iris era un mundo paralelo, donde Harry se convertía en un Dark Lord. Ahora capaz se entienda mejor? ^^ Vendrían a ser... los dos mundos conectados, donde Iris no estaba orgullosa de su padre y su voluntad.   

PI3: Todo ese lío de que Voldemort estaba en el cuerpo de Harry... ¿Por qué desapareció?

Rta: Sí, flor de embrollo que me hice ^^U;; Voldie ermmm *revivió* en el cuerpo de Harry... Tenía que dominarlo para controlarlo a su voluntad y tenerlo a su merced. Desapareció cuando Harry fortaleció sus ganas de seguir viviendo... Y no les voy a negar que Hermi tuvo algo que ver! ^_- No desapareció *Parvati se vuelve a contradecir* sino que está ahí, pero no puede contra el poder del amor y la felicidad! (Que cursi sonó eso ¬¬)

PI4: ¿Qué pasó con... aquellos personajes que en el epílogo no nombraste?

Rta: Si era un personaje importante y no lo nombré, pues... Me olvidé ^^U;; Si es uno como Crabbe, Goyle, Parkinson, etc, etc... no influyen en la nueva generación 2016. (Tendríamos que viajar al futuro! Jajaja) Así que no especifiqué su... destino. ^^' Pueden crearle el que quieran que a mi no me interesa. ^.^ La sangre pura se perdió parcialmente, como habrán notado. Draco Malfoy era el último heredero de la familia, así que la enorme raya de sangre pura de esa familia se destrozó. Tom Riddle y Sean Riddle eran la última generación de Slytherin, también concluyó... (a pesar que Herm es Riddle, Tommy paralizó sus poderes aquella noche...) Lo mismo con Snape, Callejas, Pettigrew... Así que la nueva generación está integrada por mitad-sangre e impura. Hay sangre pura... pero... minoría.

PI5: ¿Y qué se supone que pasa a partir de este final?

Rta: Ermmm. Buena pregunta ^^U;; Lo dejo para tu imaginación. Cada uno cree el final que quiera ^^ Mi final? Todo happiness... Con algún toque dark porque... puede aparecer algún nuevo Dark Lord! (Me encanta esto de final abierto xD) Hazle el final que desees. Si quieres, me lo cuentas y yo te doy mi opinión ^.^ O simplemente... quédate con el happiness y ya...

PI6: Y... Ahora que hará Parvati? *Esta pregunta es demasiado disparatada ¬¬*

Rta: Sigo trabajando, don't worry. ¿Quieren saber mis futuros proyectos? Pues... Ahora estoy trabajando profundamente en el argumento de los Hermanos. Con Rómulo estamos empezando a escribir un sexto *libro* tomando la verdadera versión oficial del 5to libro. Yo... estoy también trabajando en un mini fict de los Marauders (sugerencia de Eris ^^) Estoy empezando un mini-fict dark con Naginy, una de mis amigas... Y estoy comenzando a desear escribir otro fict (no, no mini) Dark solita... Ya veré ^^ Pero no se preocupen, Parvati sigue ¬¬ Aunque acompañada xD       

Vuelvo a pedirles a quien desee dejar opinión sobre estas dos últimas partes. Por fiss, reviews! ^^ Mi MSN: Parvati58@hotmail.com Si tenían alguna duda, pregunta, que no contesté, avísenme, pregunten, que se las contesto! ^^

Espero volverlos a ver pronto en otro fict, aunque supongo que la próxima actualización será en los Hermanos Potter, ya que tengo bastante del cap. (alégrense, este cap. viene con nuevos personajes y misterio ^^ (ya tiene 5 pags.)

Muchas gracias nuevamente. Kisses!

Harry Potter y el Destino del Heredero fue empezado el 31 de Agosto del 2002 a las 18:20 p.m. y concluyó con 301 páginas (sin dedicatorias) y 17 partes el 20 de Julio del 2003 a las 13:30 p.m.

Autora: Parvati

Con colaboración: Iris, Eris, Rómulo y Lily