Muchas gracias por todos los reviews que me han dejado ^^, el capítulo pasado me ha gustado mucho en especial, pero éste también va a estar lindo si te gusta esta pareja, je, je.

Para ti, SoraIshida ^^.

No más notas... por lo pronto ^^, más que pedir disculpas por el retraso, pero la verdad es que he estado muy ocupada ¬¬...

Atte: Kini-chan

Harry Potter no me pertenece, es de la genial escritora J. K. Rowling, (ya quisiera yo escribir así ._.') y de cualquier otro que haya comprado parte de los derechos (creo que la Warner, pero no sé ñ_ñ).





EL PRENDEDOR DE ROSA

4.- La línea del destino



Cuando Hermione abrió los ojos, descubrió que no había sido sueño... realmente estaba en casa de los Malfoy.

Para estas horas, de seguro Harry estaría leyendo su mensaje... ahora se estaba arrepintiendo de haberlo mandado. Después de todo, si ponía algo de su parte, podía hacer que Malfoy fuera una persona más agradable, y ¿quién sabe? Tal vez podría conseguir un aliado poderoso.

Sabía que el pensamiento era egoísta, pero era lo mejor para ayudar a Harry en estos momentos... con todo eso de que Quién-ustedes-saben había revivido mucho más fuerte, mientras más estuvieran de su lado...

- ¡¡Ay, ya es muy tarde!! - dijo, al ver el reloj mágico, que ya estaba demasiado cerca del desayuno... y ella todavía estaba en ropa de dormir.

Se levantó de la elegante cama, tropezándose con las sábanas, en el proceso. Después de levantarse del piso, empezó a vestirse como pudo, tomando en cuenta que tenía que vestirse de una manera apropiada para el estilo de los Malfoy.

Así que se puso un vestido guinda, con unos zapatos negros cerrados, además de una diadema en su cabello (que se cuidó de cepillar muy bien).

Después, a enfrentarse a lo desconocido, pues, si bien en la noche la mansión de los Malfoy le daba miedo, en el día no había mucha diferencia.

Seguía igual de enorme y, claro, igual de complicada como para encontrar un camino lógico para seguir... si tenía suerte, llegaría al comedor para el desayuno de la semana siguiente...

- Te voy a tener que regalar un mapa de mi casa, Granger...

- ¡¡¡Aaaahhhh!!!

- ¡¡¡Ahh!!! ¿¿¡Otra vez con tus gritos!?? ¿¡Qué te pasa!?

- ¡¡No deberías de sorprenderme por la espalda, Malfoy!! Me asustas...

- ¿Tanto miedo te doy? Claro, yo, el gran Draco Malfoy, el terror de Hogwarts...

- Ja, ja, sí, claro, si tú lo dices... - dijo Hermione, a punto de empezar a caminar de nuevo.

- Eso quiere decir que no necesitas mi ayuda, ¿verdad? - preguntó Draco, con una mirada maliciosa.

Granger se volteó lentamente, con el ceño fruncido.

- Eres odioso, Malfoy.

- Lo sé, lo sé - sonrió, sabiéndose victorioso.

La chica se cruzó de brazos y esperó. Draco avanzó unos pasos y se detuvo.

- Primero las damas - hizo una pequeña reverencia y le ofreció el paso.

Hermione lo miró, y caminó lentamente, aún con los brazos cruzados y un gesto de enojo, pero ahora con una sonrisa que no pudo ocultar.

Caminaron en silencio por algún tiempo... hasta que ella escuchó un ruidito...

- ¿Te estás riendo, Malfoy? - preguntó ella, extrañada y segura de que esto ya lo había vivido ayer...

- Sí, de ti... pareces una chica...

- Pues, soy una chica, para tu información - contestó ella , ofendida.

- Sí, lo sé, pero ahora de verdad pareces una chica... te ves... bien...

Silencio de nuevo...

- Ah... Eh... ¿En serio piensas eso, Malfoy?...

- Mira, ya llegamos al comedor.

El comedor era tal y como se lo había imaginado ella... simplemente espledoroso. Adordando por todas partes con serpientes doradas, claro, no debía olvidarlo, estaba en casa de unos Slyterin.

Se acomodó el vestido y la diadema, mientras Draco disimulaba una sonrisa por ver a su acompañante tan nerviosa.

La invitó a sentarse y así lo hizo ella, aunque notó algo extrañada que no había nadie más en el comedor que ellos dos.

- Si te preguntas por mis padres, mi madre suele tomar sus alimentos en su cama a veces, y mi padre se va muy temprano por la mañana... suele suceder que tome el desayuno a solas, aunque, ahora me acompañas tú, Granger.

Hermione asistió, un poco avergonzada por su actitud curiosa que se había notado de inmediato.

Se empezó a servir el desayuno y Granger notó el por qué Draco no se sorprendió en absoluto por los manjares que se ofrecían en Hogwarts, ya que la comida era igual de deliciosa ahí.

- ¿Te gusta?

- ¿Mmm? ¿Eh? ¡Sí! ¡Claro!

Draco sonrió. Hermione no entendía como alguien podía cambiar de carácter de una manera tan sencilla y por qué no se mostraba así de amable más a menudo.

- Por cierto... ¿Cuándo vamos a empezar? - preguntó Hermione, acordándose de por qué estaba ahí.

- ¿Empezar?... Ah, sí... la clases... qué aburrido... ¿de verdad quieres estudiar en las vaciones de verano, Granger? - dijo él, poniendo una mano en su barbilla.

- Por eso estoy aquí, Malfoy - le reclamó la muchacha.

- Mmmm...

- ¿Qué? ¿Qué?

- Ya, está bien, estudiamos, estudiamos...

- ¿Cuándo empezamos?

- Cuando quieras - se encogió de hombros.

Ella veía hacia el piso, y él hacia el techo...

- ¿Ahora?

- Bien.

- ¿Qué quieres estudiar primero?... ¡Ah, sí!... tengo que ir por mis libros, están en mi habitación...

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, yo voy sola - se arrancó corriendo, pues lo único que quería en esos instantes era que se le bajara un poco lo rojo en sus mejillas.

- ¡Eh! ¡Granger!

Volteó. Atrapó algo que le lanzaron. Era un pergamino.

- Es un pequeño mapa... úsalo, por favor.

- Ja, ja, claro...

Ambos sonrieron y ella salió corriendo de nuevo, sólo que ahora más tranquila.

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En su habitación, Hermione revolvía las cosas en su baúl para encontrar los libros adecuados para empezar con la clase.

Encontró una fotografía de Harry, Ron y ella... y empezó a sentirse mal... Draco era el enemigo, ¿no?

Sí, el enemigo, el que siempre los molestaba, el que era hijo de mortífagos y que, lo más seguro,se convertiría en uno de ellos, el que la había llamado "sangre sucia" más de una vez...

- Pero...

El Malfoy que estaba conociendo era algo diferente... o tal vez era que ella era más diferente. Más madura para aceptar a los demás...

- Todo es cuestión de andarse con cuidado... - dijo, en voz baja, sosteniendo sus libros, caminando de nuevo hacia el comedor para empezar con lo que había venido.

Los pensamientos de duda aún daban vueltas en su cabeza, pero cuando vió a Draco sentadito ahí, con sus pergaminos y sus libros ordenados frente a él, en silencio, muy atento a ella, sintió que no estaba tan equivocada cuando aceptó el puesto de asesora del chico Malfoy... el... "enemigo".

- ¿Listo? - preguntó ella, comodándose el cabello con la mano tras dejar sus libros en la mesa.

- Sí... pero no aquí, vamos afuera... hace mucho calor y el día está tan bonito como para desperdiciarlo aquí... ¿no crees?

- Eh, sí - asistió ella, con un leve sonrojo en las mejillas.

- ¿Qué tienes? ¿Estás enferma? - preguntó Draco, acercándose a ella, demasiado cerca.

- ¡¡No!! Es decir, no. Nada más... ¿qué no vamos a estudiar?

- Ah, sí, sí, sí... - suspiró Draco, aburrido de nuevo.

Hermione de nuevo cargó sus libros.

- ¿No quieres que te ayude?

- ¿Eh?

- Que te ayude. Con tus libros. Son pesados. Si quieres no.

- Es-Está bien... Yo llevo los pergaminos...

Los dos caminaron en silencio hasta uno de los balcones de los Malfoy, era cierto, afuera los rayos del Sol eran cálidos, fuera del húmedo del castillo... la chica jamás se imaginó que Draco prefiriera la luz del Sol a estar encerrado en una mazmorra... como la clase de Pociones, que parecía ser su favorita.

- Aquí podemos estudiar - dijo el joven, señalando una mesita que para nada concordaba con los adornos del interior de la casa.

- ¿Esto es tuyo?

- Vengo aquí... a veces... para estudiar...

- Ah... - dijo Hermione, pensando que no era el momento de agregar algo más. Ya quería empezar con el estudio para dejar de pensar en todo lo demás.

Ella extendió los pergaminos mientras Malfoy dejaba los libros en un lugar donde no le estorbasen. Cuando al fin terminó, la chica tomó asiento y se volvió hacia su compañero.

- ¿Con qué quieres empezar?

- Mmm... no lo sé... qué tal... ¿"Adivinación"?

- Ja, ja, ja, muy gracioso, Malfoy, sabes que no llevo esa materia...

- Lo sé... pero te podría enseñar un poco de Quiromancia...

Granger casi se fue para atrás cuando Draco tomó su mano y puso un dedo en la palma...

- Es leer las líneas de la palma de la mano para saber el destino...

- Eso ya lo sé... - dijo ella, totalmente roja...

- Bueno... entonces... ¡oh, mira! - dijo Draco, mientras dos de sus dedos pasaban sobre dos pequeñas líneas de la palma de Hermione - estas dos líneas son tus dos tontos amigos... y, dice que no les creas las tonterías que te digan sobre... mmm... ¡ésta línea! - acomodó su dedo sobre otra línea y empezó a deslizarlo suavemente- esta línea representa a un chico que tú crees conocer pero que en realidad no conoces bien... y dice que deberías de darle una oportunidad...

Ya estaban demasiado cerca para ese entonces... demasiado...

- Darle... una oportunidad... - repitió Hermione...

Cerca...

- Draco Malfoy... ¿qué se supone que estás haciendo?



Continuará =====

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Ay! Pobrecitos, los cacharon ._.' La verdad no sé cómo funciona la Quiromancia, nunca me han leído la mano, pero así la escena queda bien, ¿no? (A ver si se entiende ñ_ñ), como ya había dicho, perdón por el retraso, es que he estado muy ocupada ._., con la Universidad ¬¬' , pero bueno, como quiera, aquí voy, trataré de escribirle pronto, pero no prometo nada ^^' ... ¿y quién los habrá descubierto? ¿Lucius? ¿Narcisa?... Porque la verdad yo no sé ^.^, gracias por sus reviews ^.~, en el próximo capítulo trataré de contestárselos, bye ^^. Nos vemos.