6. Una cita en "Las 3 escobas"
- Vamos, Hermione, despierta... – oí a lo lejos.
- ...um ...¿Ginny? – pregunté.
- No... Voldemort... ¡Pues claro! - dijo Ginny
Me incorporé y me froté los ojos. Me hubiera quedado durmiendo. Tocaba Vuelo y afuera debía hacer un frío de muerte. Me vestí y bajé a la sala común. Allí estaban Harry y Ron esperándome... habían hecho falta algunos días pero todo parecía haber vuelto a la normalidad.
- Vaya, la Bella Durmiente se ha dignado a venir- dijo Harry
- Y vosotros sois...¿El Bello y la Béstia? – pregunté, entre risas.
- Mejor no aclararemos quién es quién - respondió Ron.
- Vamos, anda- dije riendo.
Salimos de la Sala Común con la felicidad matutina que nos caracterizaba mientras Dean parecía no haber dormido y caminaba como un zombie escaleras abajo. Entramos en el Gran Comedor para desayunar. Me serví una tostada y algo de mantequilla mientras observaba como Ron se servía un montón de cada cosa.
- Ron, ¿cuánto hace que no comes? – dijo Harry cuando el pelirrojo se había servido casi toda la comida de la mesa.
- Mirad, el correo – dijo George que miraba divertido a su hermano cuando de repente cientos de lechuzas sobrevolaron las mesas del Gran Comedor. Una gran lechuza gris con gélidos ojos azules se posó delante de mi plato con un pergamino en el pico. La lechuza... ¡Era aquella lechuza! La que trajo la nota el primer día de colegio. Abrí el pergamino con creciente y a la vez enojada curiosidad. Se podía leer:
Granger, necesito hablar contigo.
Reúnete conmigo hoy a las 20 en la puerta del castillo.
Draco Malfoy
Lo sabía. La lechuza era de Draco Malfoy. Se me debía notar el enfado.
- ¿Quiéng fte hag fesgcrito? – dijo Ron con la boca llena de bollos.
- Em...una amiga que conocí este verano – dije escondiendo la nota.
-¿Y era mortífaga? Porque tiene una lechuza muy tenebrosa – dijo Fred.
- Bueno, no es una buena pregunta para hacer cuando acabas de conocer a alguien - respondí riendo.
-¿Como que no? – dijo Fred - Le dices: "Perdona, ¿eres mortífaga? No te lo tomes como algo personal. Únicamente es por prevención" – dijo Fred poniendo voz femenina.
A Neville le entró un ataque de risa y se atragantó con el pan. Menos mal que pasaba por allí Hagrid, que le dió unas palmaditas en la espalda que casi le desmontan la columna vertebral.
- Cof...gra-gracias Hagrid – dijo Neville levándose las manos a la garganta.
- No hay de qué. ¿Qué tal chicos? ¿Contentos por lo de mañana? – dijo Hagrid.
- ¿Qué pasa mañana?- dije yo desconcertada.
- ¿Dónde has estado los últimos días? Mañana es la primera salida a Hogsmeade. La gente no habla de otra cosa.
Debía haber estado muy despistada. Pero de repente me invadió la ilusión.
No presté demasiada atención a las clases de ese día y esperaba con mucha impaciencia las ocho. Aunque estaba muy enfadada con Malfoy por lo de la nota también tenía ganas de verle. Últimamente, había sentido la necesidad de verlo a todas horas e incluso lo había buscado por Hogwarts en alguna ocasión. Luego me avergonzaba de mí misma por parecer una estúpida niñata enamorada.
Salí de la clase de Estudios Muggles rápidamente y metiendo mis cosas en la mochila con torpeza.
- ¿A dónde vas con tanta prisa?- dijo Ron recogiendo mis pergaminos del suelo - ¿Has quedado con alguien?
-S i, ha quedado con un libro en la biblioteca – dijo Harry riendo.
- Es verdad. Se titula: "Como aguantar a un moreno y a un pelirrojo con un humor pésimo sin recurrir a las maldiciones" – exclamé, y me alejé hacia el vestíbulo mientras Ron y Harry reían sin parar y me contagiaban la risa.
Algunos me miraron cuando salí por la puerta. En aquella época del año anochecía muy pronto. Todos los terrenos de Hogwarts estaban oscuros y sólo había luz en la cabaña de Hagrid.
Ví a Draco apoyado en la fachada con un pie en la pared y uno en el suelo.
- ¿Querías decirme algo? – le dije sin mostrar ningún tipo de emoción.
- ¿Vas a ir a Hogsmeade mañana?- dijo
- Si pero...Oye Draco...- dije esperando el momento para preguntarle por la nota.
- Te espero a las 11 en "Las 3 escobas". Tengo que decirte algo importante.
Y sin más entró otra vez en el castillo con la ya costumbre de dejarme atónita.
- ¿Qué te pasa, Mione? – dijo Harry.
- No has hablado en todo el camino hasta Hogsmeade – dijo Ron cuando llegamos al pueblo.
- No me pasa... - suspiré – mirad, chicos no quiero mentiros y espero que no os enfadéis... Draco Malfoy me dijo que fuera hoy a las 11 a "Las 3 Escobas" porque tenia que decirme algo importante.
- Vas a ir ¿no? – dijo Harry con cara de enfado.
- Si. Lo siento. - dije
- ¿Prefieres estar con él que con nosotros?
- Vamos, Harry, no seas dramático. Déjala. Ve a hablar con Malfoy Junior – Ron se rió – Nos veremos luego – y él y Harry se alejaron mientras yo les observaba.
Después me dí la vuelta y me encaminé a "Las 3 escobas" sabiendo que todo esto seguramente me costaría años de terapia psicológica.
Entré en el bar y busqué a Draco entre las mesas.
- ¡Hermione! – me giré y vi a Hagrid en la barra saludándome con la mano.
- Hola Hagrid - dije -. Te parecerá raro pero... ¿has visto a Malfoy, Draco, por aquí?
- Pues si – dijo extrañado -. Ha pasado hace un momento hacia las mesas del fondo.
- Gracias, Hagrid – dije y me fuí hacía las mesas escondidas, al final del mostrador.
Y allí estaba un chico rubio con la mirada perdida y dos jarras de cerveza de mantequilla sobre la mesa. Me senté sin decir nada y él me miró.
-... ¿Y?... – inquirí yo.
- Hermione, no puedes volver al colegio – dijo Draco.
- ¿Por qué? – pregunté.
Draco recorrió el filo de la jarra con el dedo índice y miró tristemente por la ventana. Un mechón le caía sobre la frente y entonces suspiró como si le costara la vida hablar.
- Mira, Hermione, no es casualidad que mi hermano haya entrado como profesor este año – empezó Malfoy con los ojos clavados en la jarra - Mi padre ha creado un plan para acabar con los sangre sucia de Hogwarts de una vez por todas. Me encargaron la tarea de... - tragó – seducirte, porque según mi padre si tú eras la primera en caer los demás sangre sucia dejarían las escuela – dijo y se calló sin ser capaz de mirarme.
Y dispuesta ya a clavar los últimos clavos de mi humillante ataúd, no pude resistir preguntarle.
- Entonces el beso también era parte del plan, ¿no? – dije, demostrando que eso significó algo para mí.
- Si, pero... mira, te he contado lo del plan porque ese beso... significó algo para mí. Hermione, y si supieras que mi padre me matará si se entera – dijo enterrando la cabeza entre los brazos.
- Draco... - le miré y vi al fin que ese Draco de piedra que todo el mundo veía no existía en realidad y que solo era un chico más – Deja que te ayude.
- ¿Ayudarme a qué, Hermione? – dijo mirándome - ¿A entregar a mi padre? ¡Sigue siendo mi padre , maldita sea!
- Lo siento, yo - dije cohibida.
- Hermione – susurró suavemente y me cogió la mano. – Yo no quiero que me ayudes, solo que quiero que tú estés a salvo.
- Pero... - dije sintiendo escalofríos por todo el cuerpo - ...algo habrá que...
- ¡Hermanito! – nos quedamos los dos de piedra cuando vimos a Zeke detrás nuestro y, peor aún, a Lucius detrás de Zeke.
