Creo que después de un tiempo de espera, por fin he vuelto, ya sabe, si dejan sus R/R, poco a poco añadiré mas cap., por mientras aquí está este, espero que lo disfruten.
Capítulo III
Lily empezó así al época mas feliz de su vida, con sus nuevos amigos magos, al igual que ella, y poco a poco fue aprendiendo cada vez más acerca del mundo de la magia.
Un día decidieron ir a compara los libros y cosas que necesitaban para su primer año de clases, así que la mama de Arabella decidió llevarlos al Callejón Diagon, los padres de Lily le dieron el dinero para que pudiera comprar sus libros y si quería, unas cuantas cosas más.
Al llegar al Caldero Chorreante, Lily notó que era un establecimiento que mucha gente no podía ver, era bastante peculiar, y sin embargo pasaban ante él como si fuera cualquier otra tienda. Entraron y se fueron directo al patio, por donde penetraron (con gran asombro de Lily) al famoso Callejón.
James y Arabella guiaron a Lily hacia donde tenía que comprar el uniforme de la escuela.
-En mi antigua escuela muggle, no había uniforme, era ropa libre- comento Lily, suspirando, y preparándose para encontrar uniformes horribles, pero las túnicas que vio le encantaron, así que ya no dijo nada acerca de ello.
Cuando terminaron de comprar las túnicas, James las guió hacia la tienda de libros, en donde los tres niños salieron muy cargados con ellos, pero bastante felices.
Caminaron un poco más para entrar con Ollivander, en donde compraron cada quien su varita mágica. Arabella y James ya sabían uno que otro truco, por ser hijos de magos, así que se los enseñaron a Lily, la cual los aprendió en menos de un minuto, para sorpresa de los jóvenes magos. Luego de eso entraron a una lechucearía, en donde compró cada quien una lechuza, después de explicarle a Lily para que servían. Caminaron más por un tiempo, hasta llegar a una joyería, en donde Lily vio un anillo con una piedra azul extremadamente rara, jamás la había visto en alguna otra parte. Pidió entonces a James y Arabella que entraran a ver ese anillo.
-Es un zafiro mágico, no es muy extraño, ¿te gustó?- pregunto Arabella.
-No, en realidad me fijé en el porque a Petunia le encantan las joyas y cosas de ese tipo, por eso, me recordó mucho a ella, casi no hablo con ella desde lo de la carta, y sin embargo extraño platicar con ella como antes lo hacía- dijo Lily en tono confidencia, con lágrimas en los ojos.
-¿Por qué no se lo compras?- dijo Arabella, sonriéndole – creo que no te podrá negar este excelente regalo-
-Tienes razón- a Lily se le iluminó el rostro, así que compró el anillo y pidió que lo envolvieran como regalo, y así salieron los tres de la tienda con el anillo de Lily.
Cuando estaban a punto de irse, James vislumbró a alguien y se alejó de las chicas corriendo como loco, con gran sorpresa de Lily.
-A lo mejor encontró a su amigo Sirius, lo extraña mucho- dijo Arabella, contestando a la mirada de Lily –mejor será que salgamos ya, James puede encontrar el camino de salida el solo, mi mamá nos está esperando en el Caldero Chorreante- dijo Bella, y ambas niñas salieron de ahí muy contentas con sus compras del día.
Entraron a la taberna y se encontraron con la Señora Figg, quien gustosa les ayudó a las niñas a llevar sus cosas hasta el carro, y alabando a las lechuzas nuevas de cada una.
Cuando ya habían metido todo, apareció James con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo que se había encontrado, efectivamente, con Sirius Black, pero para su desgracia, se habían encontrado con otro chico de cabello negro que empujó a James por equivocación, según el, y ahí casi se arma una pelea si no hubiera sido porque llegó un hombre de mas de dos metros de altura y separó a ambos chicos con solo mirarlos. Ahora James estaba cubierto de tierra y con un ojo morado, pero muy sonriente, ya que según el, el otro chico había salido peor librado.
-James, tus papás me encargaron mucho que te cuidara, y si te portabas mal, tendría derecho a castigarte, así que por la siguiente semana no podrás salir- dijo la Señora Figg, a modo de regaño, con lo cual James se calmó un poco en su euforia.
Llegaron por fin a casa de Lily, en donde se despidieron y la dejaron. Apneas Lily había entrado a su casa, y se encontró con su papá, su mamá y Petunia en la sala, platicando acerca de lo de Lily.
-Papá, mamá, no van a creer todo lo que vi hoy en el Callejón Diagon, fue excelente, si vieran, ya tengo todas mis cosas de la escuela, las revisé junto con James y Arabella, y ellos me enseñaron a hacer ya varios hechizos, si quieren, le puedo mostrar algunos- dijo Lily, sin parar de hablar, dejando a su mamá y a su papá con la boca abierta, mientras su hermana la miraba ceñuda.
Lily corrió por una taza de porcelana que se había roto hacia varios días, la tomó y le dejó en la mesa central de la sala, y sacó su varita mágica:
-¡Reparo!- exclamó, y al instante la taza volvió a estar completa, sin un solo rasguño.
Los papás de Lily la felicitaron, y se fueron a la cocina ambos a preparar la cena, mientras Petunia se quedaba sentada en el sillón, contemplando el vacío fijamente, como si tuviera algo de interesante.
Lily se acercó a ella para que pudieran hablar, pero se sorprendió al darse cuenta de lo que tenía en el rostro. Lágrimas corrían por sus mejillas sin descanso.
-Petunia- susurró Lily bajito, esperando que volteara a verla, pero Petunia hizo como si no escuchara nada. –Petunia..- volvió a susurrar Lily, y esta vez consiguió que le contestara.
-¿Qué quieres?- dijo con voz temblorosa.
-¿Por qué me odias tanto después de la carta?- preguntó Lily, mirándola a los ojos.
-¿Cómo que porque? Como si no supiera que a partir del momento que recibiste la carta, nuestras vidas cambiarían, ya no sería lo mismo, nosotras estaríamos totalmente separadas la una de la otra, yo voy a seguir en la secundaria en la cual estaba planeado que entraras tu, pero en cambio tu te irás ese Colegio, y conseguirás a tus amigos, y sin embargo, te olvidarás de mi cuando tengas que irte para siempre, se que en cuanto salgas de ese colegio, te irás a hacer tu vida entre magos, porque tu ya no perteneces aquí, tu perteneces a ese mundo, por eso, me di cuenta de que ya no sería lo mismo- contestó Petunia, rompiendo en llanto desesperado.
-Tienes razón, muchas cosas van a cambiar, ya no será lo mismo, ya no nos veremos tan seguido, estaremos en lugares completamente diferentes y bastante alejadas una de la otra en cuanto a distancia se refiere, pero créeme que siempre serás mi hermana y mi mejor amiga, no voy a dejar de quererte como hasta ahora, te lo puedo asegurar- contestó Lily, también con lágrimas en los ojos, sacó de las bolsas que traía la caja con el anillo, y se lo dio a Petunia para que lo abriera.
Petunia tomó la caja entre sus manos, esperando alguna broma por parte de Lily, así que la abrió con cierto temor, pero al ver el Zafiro brillando en su mano, su rostro se iluminó, y deseó con todas sus fuerzas que no tuviera que separarse de su hermana jamás.
-Te quiero mucho hermanita- dijo Lily, abrazando a Petunia, y así estuvieron ambas, hasta que se quedaron dormidas, y su madre las cobijó con una colcha roja.
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Era primero de septiembre. La señora Figg llevaría a Lily a la estación, así que ya estaban esperando ella y sus papás afuera de su casa, con el carrito de Lily, para que pasara la señora Figg y la llevara a la estación, para tomar el tren en el cual viajaría a su nuevo Colegio.
Cuando llegó la Señora Figg, Lily se despidió de sus padres con un abrazo y un beso, deseándoles lo mejor y diciéndoles que les escribiría pronto, que mandaría a Elen (Su lechuza) cada que pudiera.
Cuando estaba a punto de subir al carro de la señora Figg, llegó Petunia corriendo, y estrechó a su hermana entre sus brazos, un brazo largo y caluroso, y le hizo entrega de una caja envuelta para regalo.
-Este es tu regalo de despedida, Hermanita, cuídalo mucho, se que te va a encantar, te lo iba a dar en tu cumpleaños, perdona el retraso-
Así Lily se despidió del mundo en el que había vivido y en el que había nacido, para llegar a un mundo nuevo, en donde grandes aventuras estaban por ocurrirles.
Llegaron a la estación, y cruzaron el andén 9 ¾ , para encontrarse con el expreso de Hogwarts.
-Si me disculpan señoritas, yo me iré a reunir con mis amigos- dijo James, y al instante desapareció entre la multitud, dejando a un par de chicas con caras de interrogación.
-Bueno, que mas da, así es James, vamos Lily, tenemos que buscar un compartimiento para nosotras dos, antes de que se llene el expreso- y así ambas subieron al tren, varita en mano y equipaje al lado, encontraron un lugar vacío y se sentaron ahí, esperando que el tren arrancara.
Estaban enfrascadas en un plática de Quidditch (Arabella le explicaba todo el juego detalladamente) cuando entró de pronto un muchacho de unos trece años, cabello rubio platino y con cara de pocos amigos.
-Disculpen, pensé que estaba desocupado- dijo éste, arrastrando las palabras -¿Les molesta si me quedo aquí?, allá afuera hay mucho barullo, soy Lucius Malfoy, Slytherin- dijo éste rápidamente, mirando a ambas chicas detenidamente.
-Soy Arabella Figg, y ella es Lily Evans- contestó éste fríamente, esperando que su interlocutor desagradable desapareciera, pero al parecer no estaba dispuesto a hacerlo, porque continuó su plática.
-Ya veo, tu eres hija de los Figg, muy buena familia de magos, mucho gusto, pero de ti no conozco a tu familia, dime ¿eres hija de muggles?-
-¿Y que si lo soy? ¿Acaso te importa?- preguntó una Lily desafiante.
-No me hables en ese tono jovencita, por tu pinta si pareces ser hija de muggles, más te vale que no me vuelvas a hablar así, no sabes de lo que soy capaz- dijo Malfoy fríamente.
-No te creo capaz de nada, simplemente sabes intimidar a la gente, soy capaz de desarmarte rápidamente- contestó Lily, levantándose de su asiento y sacando su varita.
Lucius estaba a punto de lanzar un hechizo, pero Lily lo lanzó primero, haciendo volar a Lucius por los aires, hasta el pasillo, y Lily cerró rápidamente la puerta del compartimiento, en el cual había una Arabella bastante sorprendida.
-No puedo creer, ¿Cómo hiciste eso?- preguntó, cuando por fin puedo hablar.
-¿Recuerdas la vez que estábamos en la librería y que tu y James se fueron a no-se-donde? Bueno, había un libro ahí de duelos, lo abrí y alcancé a leer un poco antes de que llegaran, así aprendí el conjuro de desarme- dijo Lily con una sonrisa pícara en los ojos.
-Apuesto que ese golpe le debió haber dolido- volvió a decir Lily.
-Creo que le dolió más en el orgullo roto- contestó Arabella con una carcajada, y así ambas chicas se volvieron a enfrascar en su plática de Quidditch
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Que les pareció??? Ya saben, dejen sus opiniones y así podré continuarle, muchas gracias por los R/R
:P
