Aquí está el segundo capítulo otra vez, después de tanto tiempo... a ver cuándo termino de poner los 5 capítulos que llevaba. Al parecer fanfiction.net es cada vez menos concurrido. Tal vez mi juicio no tenga bases sólidas, pero he notado, por ejemplo, que los fics tardan más días en desaparecer de la primera página, lo que quiere decir que las actualizaciones son menos frecuentes. También he notado que casi no tengo nuevos reviews! Quien quiera que seas, si has estado leyendo este fic, deja review por favor; me encantaría conocer tus opiniones; además, recuerda que los comentarios de los lectores son uno de los incentivos que nos motivan a los escritores.

Notas:

Primero que nada, gracias a quienes hayan leído el primer capítulo. Las cosas "fuertes" empezarán, probablemente, a partir del quinto episodio.

Capitulo Segundo

La confesión de Taichi Yagami

- TK... lo primero que tienes que saber es que... yo... –no puede seguir mirando a Takeru. La vergüenza lo obliga a bajar la mirada cuando, entremezclándose con el sonido de un sollozo, pronuncia lo impronunciable:– soy homosexual.

Lo ha dicho al nivel de un susurro y con la cabeza tan baja, que Takaishi escucha las palabras de su amigo como si fueran un eco lejano. Momentos antes logró percibir claramente los destellos de la luna reflejados en las empapadas mejillas de Tai. Lo invade un nerviosismo extraño y su mente se nubla. No sabe qué decir ni cómo reaccionar. Se desliza lentamente sobre la banca en que están sentados, hacia la izquierda, para aproximarse a Taichi. Está tan cerca que su muslo choca con el de él. Takeru posa su brazo entero sobre la espalda de su amigo -quien llora y sufre en silencio- como señal de fraternal comprensión y apoyo.

- Tai... yo...

- No tienes que decir nada –Susurra Yagami, mientras lucha por controlarse- y mucho menos que lo sientes por mí. De ese modo me parecería que me tienes lástima.

- No iba a decir eso.

- ¿Qué ibas a decir entonces? –ya ha dejado de llorar, aunque no por ello se siente menos triste.

- Nada. Lo olvidé.

Los dos suspiran al mismo tiempo.

- ¿Cómo fue que supiste? –indaga Takeru.

- Simplemente lo supe. No es algo de lo que te das cuenta de pronto. Es... mh...¿qué ejemplo podría darte?... Bueno, no se me ocurre nada.

- No importa, creo que de todos modos entiendo... quizá entiendo demasiado.

- ¿Qué quieres decir con eso? –pregunta Tai, incrédulo en parte, pero su corazón ha empezado a latir fuertemente y voltea a ver a TK.

- Pues... me imagino que tu homosexualidad es eso de lo que hablabas que te causa problemas... y de alguna manera mi hermano Yamato es uno de los conflictos derivados...

Un remolino de sentimientos diversos se apodera del joven Yagami: en parte, la desilusión, porque pensó que las palabras de Takeru podían significar otra cosa, y por otro lado el miedo, porque piensa que, imprudentemente, ha hablado demás, comprometiendo de esta manera la intimidad de otras personas (de Matt, para ser más específico).

Takaishi también está confundido. No está seguro de lo que va a decir, pues quizá su amigo Tai hablaba de algo totalmente distinto a lo que él sabe, cuando se refería a los conflictos que tuvo con Yamato en el pasado.

Se miran por largo rato. Los ojos enrojecidos de Tai empiezan a tomar su color natural. Ya no llora, ya no suda, ya no tiembla... y sin embargo sufre todavía. Takeru contempla su mirada cargada de dolor; y ahí, en el parque, a la luz de la luna, le parece tan evidente que su amigo –atractivo, ¿cómo negarlo?– es gay... y la misma pregunta da vueltas en su cabeza: ¿cómo no me había dado cuenta? Sus ojos, sus movimientos...

Los dos han dejado de pensar en Yamato por un momento. Yagami no tiene más que una cosa en la mente, y la incertidumbre le carcome las entrañas; pero no se anima a preguntar.

- Takeru, perdona que te esté quitando tan terriblemente el tiempo...

- No digas tonterías.

- Debes estar aburridísimo y sé que después de haber comido aquellas hamburguesas querías ir directo a tu casa.

- No, ¿cómo crees? Ya te dije que no digas pendejadas.

- Yo... este... mh... –Tai se aclara la garganta y empieza a juguetear con sus dedos. Voltea la cara para dejar de ver a Takeru y fija sus ojos en cualquier parte. Pero Takaishi no deja de contemplarlo con el mismo pensamiento dando vueltas todavía en su cerebro: ¿Cómo es que no me di cuenta? Ni siquiera lo sospechaba...

- ¿Qué? ¿Por qué me miras así? –inquiere Tai.

- Eh... yo, pues... no sé. Nomás. No hay ninguna razón en especial.

- Me haces sentir como un bicho raro.

- Disculpa, no era mi intención; pero estoy sorprendido. Ya sabes, una noticia así no es para tomarse a la ligera, y menos cuando no te lo esperas.

- ¿Por qué no? Yo nunca he hecho ningún escándalo al confirmar que algún amigo mío es heterosexual. Quizá ese haya sido tu error, el no esperar que yo pudiera ser gay y por eso te sorprende tanto.

- Pero eso es porque la heterosexualidad es más común; y sabiendo esto, no puedes generar teorías de potencial homosexualidad acerca de todas las personas, y menos cuando no te han dado ningún elemento para sospechar –afirma Takeru.

¡Ah! ¡Al diablo! ¿Qué más da? ¡¡Es una simple pregunta!! Piensa Taichi.

- Oye Takeru, y ¿tú...? ...mh... –pero no puede preguntarlo.

- ¿Yo qué? No oí lo último que dijiste.

- No dije nada. Es que por un momento p-pensé –Tai ha comenzado a tartamudear- que t-tú t-ta-tal vez... eh... como dijiste que entendías demasiado bien...

Estas últimas palabras hacen que ambos recuerden a Yamato, pero dejándolo como un asunto del que seguramente hablarían más al rato, Takeru contesta con toda claridad:

- No Tai.

- ¿No?... ¿pero por qué no? –el joven Yagami se pregunta esto último a sí mismo, en un tono casi inaudible, y continúa-... para empezar ¡¿No qué?!

- Tai, no seas tonto ¿sí? –dice Takeru en un tono amigable, cuidando de no lastimar a su amigo con alguna rudeza accidental, pues la situación es delicada– No tiene caso que te hagas el desentendido. Y no te preocupes, que no me ofende el que hayas contemplado la posibilidad de que yo también fuera homosexual. Sí, capté perfectamente que querías preguntarme si soy gay o no. Es normal. Las personas tienden a buscar a otros en condiciones iguales, para sentirse identificadas y comprendidas. Cuando un amigo confiesa a otro que tuvo relaciones sexuales, que engañó a su novia, que hizo trampa en un examen, que robó alguna cosa, o cualquier otro secreto, suele preguntarle a quien lo está escuchando cosas como "¿y tú nunca lo has hecho?" o "¿Tú también?" o "¿No habrías hecho lo mismo?" Y no, no soy gay... o bueno, al menos no lo creo..., pero ¿cómo podría estar totalmente seguro? Quizá es algo que no he descubierto aún. Es una posibilidad, ¿por qué no?

Taichi se alegra de tener un amigo tan claro y directo como Takeru. Ya empieza a sentirse un poco menos tenso. Le pasa una loca idea por la cabeza, que le da esperanzas y le hace sentir un vértigo indescriptible; es una ocurrencia –más que obvia para él, pues fue lo primero que pensó– de cómo podría ayudarle a Takeru a comprobar si es gay o no; pero la timidez le impide proponérselo. Pero al verlo ahí y recordar su franqueza, decide ser igual de valiente por un momento.

- Puedes besarme. No tengo ningún inconveniente... si tú quieres, claro –y al pronunciar estas palabras, siente que la sangre le corre a velocidades inimaginables dentro de su cuerpo

- ¿Qué? –pregunta Takeru sorprendido pero con una sonrisa en el rostro. Quiere demostrar todo menos repulsión y desagrado, para no herir a Tai; aunque, al pensarlo dos veces, en realidad no siente ni repulsión ni desagrado- ¿por qué habría de besarte?

- Si te gusta, significa que es probable que seas gay, o al menos bisexual, y si te desagrada profundamente, lo más probable es que eres definitivamente heterosexual –aclara Tai, con la esperanza saliéndosele por los poros.

- Tai, tu razonamiento no es suficientemente convincente. Perfectamente puedo ser gay y que no me guste tu beso, en caso de acceder a besarte para despejar mis dudas. No todos los hombres heterosexuales sienten atracción por todas las mujeres. Algunas pueden infundir en los varones un asco tan profundo que no tienes idea. De la misma manera, no todos los homosexuales van a sentir atracción por cualquier persona de su mismo sexo. Es cuestión de gustos... de si la persona, independientemente de su sexo, te parece atractiva, bella, bien formada, inteligente, sensible... y claro, disfrutar un beso también depende de qué tan bien sabe besar una persona.

Ante estas palabras, la ilusión desparece inmediatamente de los ojos de Taichi. Takeru se da cuenta de su falta de tacto, y de las inferencias erróneas que su amigo podría sacar de lo recientemente dicho.

- Tai –se apura a decir TK- no vayas a pensar que estoy insinuando que no eres atractivo, ni bello, ni bien formado o que estoy poniendo en duda tus habilidades para besar; todo lo contrario: siempre me ha parecido que tienes mucho carisma, y tus facciones son agradables. En pocas palabras, eres un chico bien parecido... pero simplemente no me atraes. No puedo ni deseo besarte. No quiero que te hagas ideas equivocadas acerca de mí. Entiende...

- Eh.. jaja... –ríe Tai, pero es una risa nerviosa- entiendo a la perfección, no te preocupes –y esboza una sonrisa forzada, mientras se tortura pensando que acaba de cometer un gran error.

¡Qué estúpido soy! ¡Idiota! ¡¿Cómo se me fue a ocurrir hacerle tal propuesta?!

- Bueno, me alegro que comprendas... por cierto, ¿Ya te sientes mejor? Dices que siempre te sirve contar tus cosas a los amigos.

- Pues.. sí, supongo que ya no me siento tan mal... pero tampoco mucho mejor. Me siento más relajado, pero con una sensación constante de tristeza... ya se me pasará luego.

- Eso espero... ¿Qué hora es? –pregunta el rubio Takaishi.

- Ya sabes que no uso reloj.

- ¡Dios! ¡No puede ser! Ya es casi media noche; –exclama Takeru al revisar el reloj que trae puesto en la muñeca izquierda- me impresiona la rapidez con que pasa el tiempo.

- ¿Tienes que irte? –pregunta Tai a TK.

- No.

- Pero seguramente quieres irte...

- No –asegura Takeru.

- Yo ya me cansé de estar sentado, ¿qué te parece si le damos una vuelta al parque, o vamos a algún bar? Tengo ganas de beber algo fuerte.

- Hagamos ambas cosas.

Se levantan, y empiezan a caminar alrededor del parque, cosa que cuando menos les tomará una hora, dadas las dimensiones del lugar. Es un parque con mucha vegetación y un lago en el centro, aunque el follaje de los árboles no es muy tupido. Esto es comprensible si se toma en cuenta que el mes de septiembre está llegando a su fin, y ya han pasado los primeros días del otoño.

- ¿Quieres mi chaqueta Tai? Debes tener frío. Yo traigo camiseta de manga larga abajo.

- Mh...

- Anda, tómala.

- ¿Estás seguro? ¿No te da... asco...?

- No empieces por favor, o vas a hacer que me enoje.

- Ok... pregunté porque tal vez no habías pensado en ello y quizá cuando ya tuviera puesta la chamarra te arrepentirías de habérmela ofrecido. Hay muchas personas que sienten asco por la gente que es diferente...

- Creí que me conocías lo suficiente como para saber que yo no soy así. Además, sería poco congruente de mí parte sentir un repentino asco por ti sólo porque me enteré que eres gay. Hemos bebido del mismo vaso, compartido la misma comida, la misma cama, un mismo asiento –iba encima de ti cuando fuimos todos a la playa en el carro de Mimí, apilados como sardinas en una lata- te he visto y me has visto desnudo -en los baños del centro deportivo-, te he prestado y me has prestado ropa... ¡una vez hasta me lavé los dientes accidentalmente con tu cepillo cuando me quedé a dormir en tu casa! Y en ese entonces eras gay también, y nunca me dio asco. El enterarme de pronto de algo sobre ti que no conocía no tiene porqué cambiar la situación.

Las palabras de TK le traen innumerables recuerdos a Tai y siente una enorme tranquilidad por primera vez en el día. No sabía nada de la última cosa que dijo, pero le causó gusto saber que alguna vez Takeru había usado el mismo cepillo dental que él.

- Bueno, ¿me la vas a dar o no? –pregunta Taichi, y extiende la mano para recibir la prenda que Takeru le ofreció hace unos momentos, y que se desliza sobre el cuerpo de éste mientras se la quita de encima- gracias TK –dice Tai al ponerse la chaqueta que acaba de tomar- en realidad me estaba muriendo de frío. No sé porqué, si apenas es septiembre... y yo nunca he sido muy susceptible al frío.

- Mañana ya será octubre. Desde hace un mes que debías haber empezado a abrigarte por las tardes. ¿No te acuerdas que hace dos años nevó a mediados de octubre? Y empieza a hacer frío desde mucho antes de que caiga la primera nevada...

- Como sea; no me interesa mucho. Ya sabes que traer muchas prendas me molesta. Mientras menos cosas me ponga encima, mejor. Por eso ni siquiera uso reloj.

Se entretienen un rato lanzando piedras al lago, y siguen platicando de cualquier trivialidad. Hacen bromas, cuentan chistes, ríen, se corretean, y de pronto caen agotados sobre la hierba.

- Supongo que merece una oportunidad...

- ¿Eh? ¿De qué hablas TK? –pregunta Tai, con renovadas expectativas.

- La psicóloga me dijo que debía experimentar de todo aquello que creyera que vale la pena.

No hay otra imagen en la mente de Tai más que la de Takeru dándole un beso en los labios para comprobar que no es gay.

- ¿Tai?

- ¿Qué?

- Por un momento pensé que no estabas escuchando. Bueno, como te estaba diciendo... el caso es que he decidido que confesarte algunos de mis secretos es algo que vale la pena experimentar. Sabes, nunca, jamás en la vida, pero lo que es nunca en el sentido literal de la palabra, jamás de los jamases, ha sucedido que le cuente yo un secreto importante a nadie –exceptuando a la terapeuta, claro está– así que tú serás el primero. Es raro. Tú tan fácil dices las cosas... simplemente te desahogas... ¿por qué es que a mí me cuesta tanto trabajo?

- ¿Fácil? Estás equivocado TK. Decirte lo que acabo de decirte... ¿crees que fue fácil? Estás loco. Fue terrible... no tienes idea de todos los pensamientos que pasaron por mi cabeza.

- ¿Qué cosas pensaste? –pregunta TK, en un tono pícaro, como queriendo hacer una bromista insinuación.

- No, nada de eso... pensé que ya no querrías volver a verme, o que sentirías asco por mí, que me gritarías y juzgarías.... "¿Cómo puedes ser tan perverso Tai?... ¿Estás seguro de que eres gay? ¿No estarás confundido? ¿Ya lo has consultado con doctores, psicólogos, sacerdotes, quien sea que pueda ayudarte? Estás mal, no eres normal, eres un fenómeno, mereces morir..."

- Jaja –ríe TK- sólo a ti se te ocurren tantas idioteces.

- TK, ¿en realidad todo sigue igual? Sucede todo el tiempo que cuando a alguien se l ocurre "salir de clóset" inmediatamente pierde a la mayoría de sus amigos, o inclusive deja de tener una buena relación con sus familiares.

Takeru rueda sobre el pasto hasta llegar a donde está su amigo; seguidamente despega su espalda del suelo para sentarse y poder ver a el rostro de Taichi, quien yace al lado sobre la hierba.

- Pues tu no has salido del clóset, así que no des ese tipo de ejemplos.

- Bueno, pero sabes a lo que me refiero... es decir, aunque no he declarad públicamente mis

preferencias, te lo dije a ti. Ya verás, probablemente nos distanciemos después de eso, o dejemos

de ser amigos, o...

- ¡Tai! –interrumpe el blondo–, créeme... todo sigue igual. Te agradezco enormemente tu confianza. Y que te quede claro que no me importa si todavía juegas con tu digimon –o lo que quedó de él–, ni me importa que te encante comer tripas asadas, ni que te gusten los videojuegos, o que prefieras el helado de vainilla al de chocolate; tampoco me importa que no te lleves bien o mal con mi hermano Matt, ni que hayas perdido un año en la escuela por holgazán... y mucho menos me importa tu orientación sexual ¿ok?. Eres libre de hacer lo que quieras y de ser como quieras ser. Para mi sigues siendo el mismo Taichi Yagami... mi amigo. Y antes de que empieces con tus cosas, cuando digo que no me importa todo eso, me refiero a que no son detalles que afectan nuestra amistad. Nunca voy a esperar ni a pedirte que cambies. Bueno, en cuanto a lo de ser holgazán sí, porque de entre todo lo que mencioné, es el único defecto; todo lo demás es simplemente cuestión de preferencias.

- Es bueno saberlo TK... gracias –ya que ha sido aclarado en qué situación está su relación amistosa con Tai, el joven Takaishi vuelve a recostarse en el pasto.

- Retomando el punto de la conversación en el que estábamos... quiero que sepas que, según Misuka, también yo tengo algunas tendencias homosexuales –confiesa Takeru- Al menos con eso me salió hace algunos meses. No la tomé en serio, porque jamás he sentido atracción por ningún hombre; pero sucede que tampoco he sentido atracción por ninguna chica.

- Qué raro... ¿y Kari? ¿tampoco ella te atraía? Duraste más de un año de novio con ella. Y como se veían tan a gusto... jamás habría pensado que no te gustaba.

- Pues así es... nunca me atrajo sexualmente. Es una chica linda e inteligente, y todo eso... pero ni siquiera cuando... –y de pronto TK detiene su relato.

- ¿Qué?

- No sé si te sientas a gusto de que hable abiertamente de mi relación con tu hermana... ya sabes, se supone que los hermanos mayores siempre sienten celos de sus hermanas.

- Nah... no es mi caso; además, Kari ya me había comentado que eras muy extraño. Y en cuanto a los celos, no presento ninguna reacción ni remotamente parecida. Por el contrario, me gusta que Kari tenga novios guapos... para verlos, ya sabes.. jaja..

- Qué raro se siente –añade Tai- poder hablar con libertad sobre mis verdaderos gustos..

- Puedes decir cuantas cosas quieras, no me incomoda –asegura TK- Me imagino por qué te comentó Kari que soy extraño. Lo que pasa es cuando nos besábamos y todo eso, ella...pues... ¿es obvio no?... Algunas veces metió su mano en mi pantalón, para sobarme sin que estorbara la ropa. Y sus caricias no me desagradaban, para nada... era placentero sentir sus manos sobre mi cuerpo, pero nunca logró excitarme de esa manera ¿si entiendes no?

- Pues, creo que sí...

- Nunca se me paró, a eso me refiero.

- ¿Y por eso cortaron?

- Jaja; no Tai, ¡claro que no! Aunque bueno, ahora que lo dices... tal vez podría ser algo que influyó, pero yo me quedé con la idea de que mi relación con Kari fracasó porque, a pesar de llevarnos muy bien, había algunas diferencias radicales entre nosotros.

- Me da gusto saber que no te aprovechaste de mi hermana. En realidad, nunca desconfié de ti TK

- ¿Y si hubiéramos tenido relaciones sexuales, qué habrías hecho?

- ¡Te habría matado! –bromea Tai- Ya sabes que no –añade- pero no me habría gustado para nada. Sé que no tenía, ni tengo, el derecho de meterme en sus vidas o de opinar, pero en aquél entonces apenas tenían 15 años, y Kari todavía me parecía una niña pequeña.

- No hay mucha diferencia con el presente. Ahora tenemos 17 años, casi 18. Y bueno, para ser una niña de 15 años... Kari estaba bastante enterada de ciertos asuntos...

- Durante la adolescencia 3 años de desarrollo son mucho, y es cierto, mi hermana siempre ha sido precoz. ¿Nunca has pensado en volver con ella TK? Han estado saliendo juntos últimamente...

- Sí, algunas veces pensé en volver con ella, pero ya he decidido que quiero que sólo seamos amigos. Por alguna razón creo que Kari todavía siente algo por mí. Tendré que aclarar eso con ella después.

- Oye TK, ¿y cómo es que esa tal Misuka dijo que dizque tienes tendencias homosexuales? ¿Por qué lo dijo? ¿cómo lo descubrió, si tú dices que no te sientes para nada gay?

- No sé exactamente cómo le hacen los psicólogos, pero siempre saben muchas cosas sin que las digas. Además, las pruebas de personalidad que le aplican a los pacientes arrojan resultados sobre casi todas las dimensiones de la persona, incluida la sexualidad. Es una de las razones por las que estaba irritable esta tarde, cuando salí de la terapia... Misuka nunca pudo ayudarme mucho en los problemas referentes a mi sexualidad; y no creo que sea por incompetencia suya, porque en todo lo demás que me orientó –la definición de mi carrera profesional y el trauma derivado del divorcio de mis padres– lo hizo de manera excelente.

- ¿Y por qué dices que no pudo ayudarte? Si dijo que eres gay, entonces quizá tenga razón y sólo te falta que lo aceptes y que estés consciente de que tu vida será diferente.

- No Tai... ese no es el problema. El problema es que al principio todo indicaba, sin lugar a dudas, que era heterosexual, pero que mis deseos no se habían despertado fuertemente todavía por alguna razón desconocida; luego me salió con eso de las tendencias homosexuales, e inclusive antes me dijo que padezco de masturbación compulsiva. En otra ocasión me acusó de reflejar ciertos instintos pedofílicos... Me extraña que nunca me hubiera dicho que soy zoofílico o que muy dentro de mí "yo inconsciente" deseo tener relaciones con gente muerta.

- ¿Cómo se llama eso?

- ¿Qué cosa?

- Cuando te coges a un muerto.

- Necrofilia.

- ¿Y qué piensas de todo eso TK? Es decir, ¿cómo puedes ser de todo a la vez?

- Lo que dijo Misuka, en cuanto a mis tendencias, es falso. Pero si fuera verdad, no tengo idea de cómo podría ser posible... me asusta pensar que muy dentro de mí, en lo más recóndito de mi ser, se esconde un Takeru tan perverso que sería capaz de fornicar con bebés, con animales o con gente muerta para obtener placer. Tal vez por eso no quiero creerle a Misuka en las diversas conjeturas que logró urdir.

- Insisto en que la tipa esa no sabe nada de nada...

- Ya te dije que es una persona muy competente... simplemente soy alguien con una sexualidad muy compleja, o más bien con una sexualidad nula .Es por eso que ni los terapeutas pueden ayudarme mucho en ese aspecto. Tengo que aceptar que estoy confundido; ya sabes que se supone que en la adolescencia las personas tienen conflictos para definirse como seres humanos y adoptar su rol definitivo en la sociedad, y justamente eso me sucede a mí: no sé qué me gusta y qué no.

Taichi piensa que su amigo es una persona extremadamente apasionada, pero que por alguna razón no ha encontrado cómo desfogar su candor interno.

- Pero sí le pones ¿no? Sabes a lo que me refiero...

- Qué pregunta tan estúpida... ¿quién no lo hace?

- Pues, no sé; pensé que tal vez no te la jalabas, por eso de que presumes ser un niño bueno y toda la cosa... y con eso que dices, que Kari nunca logró excitarte, cualquiera pensaría que nada logra encenderte jamás... ¿alguna vez te ha excitado alguien TK?

Takeru permanece en silencio, y una imagen horrorosa viene a su mente: recuerdos de un sueño que tiene clavado en lo más antiguo de su memoria, un sueño que lo acosa desde la temprana infancia... algo que ni siquiera Misuka logró arrancar de los labios del joven Takaishi.

- Vamos al bar, que muero de sed –dice TK.

Se levantan, y empiezan a caminar por el boulevard.

- ¿Entonces qué?

- ¿Qué de qué?

- ¿Quién ha logrado excitarte? ¿en qué piensas cuando te acaricias?

- En realidad, casi nunca lo hago.

- Pero cuando lo haces, ¿qué pasa por tu mente?

- No te interesa... mejor dime en quién piensas tú.

- Tampoco te interesa.

Ninguno de los dos quiere hablar de ello, aunque ambos se mueren de curiosidad por conocer los pensamientos del otro. Para Takeru el tema se está tornando muy desagradable, debido a las imágenes que le recuerda, y Tai no quiere confesar a su amigo que él es una figura que aparece más que de vez en cuando en sus fantasías.

Ya alcanzan a divisar en la siguiente cuadra el anuncio luminoso del lugar al que se dirigen.

- Anda TK, dime. De lo contrario pensaré que padeces de impotencia sexual, y que en realidad nada ni nadie logra hacer que tengas una erección.

- Piensa lo que quieras.

- No seas mamón –Tai está dispuesto a inventar cualquier cosa, en caso de que TK vuelva a preguntarle qué imágenes aparecen en su mente mientras se masturba. Pero el rubio no pregunta, se limita a dar una contestación cortante:

- No quiero hablar de eso ¿ok? –Takeru se ha exaltado un poco.

- Bueno, cambiemos de tema... ¿qué vas a beber TK?

- No sé. Una gaseosa probablemente. Ya sabes que las bebidas alcohólicas no me gustan.

- De plano estás mal. El alcohol es delicioso.

- A mí me da asco. Aunque la sensación de ebriedad es relajante y bastante agradable, eso no puede negarse.

- ¡Bah! ¡Por favor TK!... ni hables de ebriedad, que das lástima. Jamás has experimentado lo que es que te fluya alcohol en lugar de sangre; tu supuesta ebriedad, las veces que según tú has abusado del alcohol, es una burla; eres realmente patético en ese sentido...

- Experimentar... –susurra Takeru, y surge una idea en su mente.

Y así continúan hasta que llegan al bar, hablando sobre diversos vinos y tragos, al tiempo que recuerdan sus experiencias de borrachera y discuten a causa de las discrepancias que hay entre las versiones que ambos guardan de dichas anécdotas.

NOTAS:

Realmente espero que les esté gustando el fic. No soy muy bueno para escribir este tipo de cosas, y menos de digimon, pues no sé mucho de la serie. Sólo lo básico…

Agradecería muchísimo que quien quiera que lo lea me comparta sus impresiones, consejos, críticas, etc. No olviden dejar review! Gracias!