Nota: Quiero agradecer (otra vez) a todos los que han leído los dos primeros capítulos de "Una clave para Takeru", y especialmente a aquellos que han expresado opiniones y críticas de mi fic a través de los reviews. Este capítulo (y el siguiente) son más cortos que los dos primeros, pero son un preámbulo a los capítulos consecuentes. Espero les guste.

Capitulo Tercero

Segundo experimento

Han entrado al solitario bar. Es un lugar largo, estrecho y oscuro; difícilmente puede creerse que una taberna tan profunda y sumida en las sombras tenga una ventana tan grande en la entrada. Es justamente en la mesa frente al ventanal donde deciden sentarse los dos mozalbetes que acaban de llegar.

- Qué solo está este lugar –comenta Tai, a manera de queja.

- Sí. Me parece muy conveniente. Ya sabes que no me gustan las grandes multitudes, ni los lugares donde se reúnen las masas; mientras menos gente hay más a gusto platicas con la persona que te acompaña.

Tai, quien discrepa de las ideas que acaba manifestar su amigo Takeru, ordena todo tipo de bebidas a la mesero que se acerca a atenderlos.

- ¿Por qué pides tantas cosas a la vez Tai?

- Para que pruebes de todo...

- ¿Yo?

- Sí.

- Pues vas a tener que tomártelo todo tú. Ya sabes que a mí no me gusta el alcohol, y son escasas las bebidas que soporto sin que me den ganas de vomitar.

- No seas culón. Vas a probar de todo, y no te eches para atrás, que tú mismo dijiste que la terapeuta esa te recetó experimentar las cosas que creyeras que valen la pena.

- El alcohol no vale la pena.

- ¿Por qué no? Te contradices. Hace rato comentaste que la sensación de estar ebrio era magnífica.

Takeru no encuentra qué decir para refutar las palabras de su amigo, pues sabe que tiene razón.

- ¿Lo ves? –dice Tai- Así que no te rajes, que le vas a entrar a todo.

- Sólo si tú bebes el doble que yo –condiciona Takeru, sabiendo que su amigo tiene bastante experiencia como bebedor pese a sus relativamente cortos y recién cumplidos 20 años.

- Trato hecho; yo no tengo miedo a alcoholizarme de vez en cuando –afirma Tai.

- Date cuenta que estoy dispuesto a beber hasta donde tú aguantes... bebiendo (tú) raciones del doble que las mías, claro está. Ya experimenté lo que es contar mis problemas a un amigo. Después de todo, no fue tan difícil hacerte saber que clínicamente soy, en pocas palabras, un sujeto de lo más raro. No creo que ponerme hasta atrás (abusar del alcohol a niveles extraordinarios) pueda traer consecuencias fatales.

Pero Takeru, como todos los demás mortales, no está calificado para predecir qué traerá el futuro; y, por lo tanto, es un error suyo descartar las posibilidades de lo que puede presentarse. Quizá no ha pensado en ello todavía con la debida seriedad. ¡Es tan raro que el joven Takaishi actúe por impulsos! Pero está dispuesto a cambiar. Es necesario ser un poco más impulsivo para seguir el consejo de la terapeuta y atreverse a experimentar las cosas.

Y sin embargo, por más honesto que sea el fin, por más que TK quiera encontrar su verdadero yo y el camino que tomará en su vida, no deja de ser imprudente su reciente impulsividad.

¿Quién, al llevar a cabo una acción, puede predecir lo que pasará o siquiera plantear todas las opciones de lo que es posible que suceda? ¿Acaso puede una madre gorda y vieja saber que una discusión con su hija le provocará un infarto mañana? ¿O puede estar seguro un alumno, por más que haya estudiado, de que no reprobará el examen final de la materia que más se le dificulta? ¿Puede confiarse una fémina, al quedar agotada sobre su compañero sexual después del quinto orgasmo, de que no quedará embarazada?

Después de unos minutos la mesa está llena de vasos y botellas repletas con distintos licores. Tai se apresura a preparar un brebaje exótico, llenando el vaso de Takeru sólo hasta la mitad, para cumplir con lo acordado.

"No va a aguantar nada. Cuando ya esté ebrio, ni cuenta se dará de qué cantidades sirvo para cada quien" –piensa Tai, con un poco de remordimientos por querer engañar a su amigo y no cumplir el acuerdo, pero está convencido de que no es justo tomar el doble que TK durante toda la noche sólo por tener más experiencia que él.

Siguen hablando y bebiendo. Después de un rato, aparece un tenue rubor en las mejillas del joven Takaishi. Se ha desabrochado los primeros botones de su camisa, cosa que no alivia del todo el sofocamiento que siente. Sobra decir que Tai se deshizo de la chamarra que le prestó Takeru desde que entraron al bar, colgándola sobre el respaldo de la silla.

- Kari fue tu última novia –afirma Tai- y si nunca te acostaste con ella, es menos probable que te hayas acostado con tus novias anteriores.

- Hablas de "novias" en plural, como si hubiera tenido muchas, cuando sabes bien que sólo tuve una zorra por novia antes de ponerme con Kari.

- Bueno pues, pero a ella tampoco te la cogiste, ¿o me equivoco?

- No. La perra nunca se dejó.

Tai sabía de sobra que TK ni siquiera había intentado tener sexo con su primera novia. También estaba consciente de que decía incoherencias –como que ella se había resistido y lo había rechazado- debido a la no tan ligera –pero tampoco severa– perturbación de su estado mental.

- ¿Entonces sigues siendo virgen TK?...

- Pues... yo... eh... puede decirse que sí –Takeru se pone tenso al instante, pese al relajante calor que le proporcionan los vinos que ha bebido.

- ¿"Puede decirse"? ¿Significa eso que sí tuviste alguna experiencia leve, o algo muy parecido a una relación sexual, pero no sexo en sí?

- No.

- Entonces no te andes con mamadas de "puede decirse que sí"; si nunca has experimentado nada de nada, eres un ñoño completamente virgen y punto.

- ¿Y tú qué, pendejo? ¿Eres un pinche experto en las relaciones sexuales o qué chingdos? Lo acepto, yo soy un neófito –es sumamente extraño oír al joven Takaishi utilizar un lenguaje tan soez. Pero a Yagami no le molesta. Takeru tiene un aire especialmente masculino: cubierto de sudor, con la camisa desabrochada, bebiendo, intercalando ofensas con palabras elaboradas mientras habla... es excitante.

- No, pero tampoco soy virgen.

- Nunca lo habría creído... jamás tuviste novia ¿con quien podrías haber follado?; estuviste tras de Sora por algún tiempo... pero na... no creo...

- En efecto, con ella nunca sucedió nada trascendental.

- ¿Por qué no?

- Parece que has olvidado el pequeñísimo detalle –la voz de Tai no podría ser más sarcástica- de que soy gay...

- Ah... sí... y bueno, ¿con quién perdiste tu virginidad entonces? –una vez hecha esta pregunta, TK se arrepiente de haberla formulado. Teme que sus oídos confirmen lo que su cerebro sospecha. Definitivamente el alcohol ya ha afectado su razonamiento de alguna manera. En sus plenas facultades habría pensado dos veces antes de lanzar esa pregunta.

- Bueno, no importa –asegura TK ante el silencio de Taichi, que se ha quedado petrificado sin poder contestar- ¿Qué otra bebida quieres que saboree? –inquiere el rubio para cambiar de tema- ¡Espero que ahora si prepares algo bueno! Todo lo que me has servido sabía a mierda.

- Sí importa TK... –dice Tai, hablando todavía de las experiencias sexuales- pero... no sé si pueda... o si deba.... decirte. No quiero comprometer a nadie...

- Tai –dice Takeru mientras le da una palmada en el brazo a su amigo- está bien, ¿Ok? No tienes que decirlo.

Taichi se estremece al contacto de su piel con la de TK.

- ¿De verdad no te interesa?... ¿O Acaso ya lo sabes?

Los dos se miran fijamente. Takeru está cada vez más convencido de que sus sospechas son ciertas, y Taichi se ve tan reprimido, tan torturado por no poder revelar lo que no ha dicho a nadie, que decide mentir.

- Sí, lo sé –afirma TK.

- Qué tonto soy. Era de esperarse; después de todo es tu hermano... –Takaishi tiene los ojos completamente abiertos, sin poder parpadear. Yagami continúa hablado– Dudé en decírtelo porque no quería que descubrieras de pronto que también tu hermano es gay, pero al parecer es algo que ya sabías... sólo que... mh... –Tai se queda muy pensativo– ¿Cómo es que me acabas de decir que ya sabías sobre Yamato y yo, y cuando te confesé mi homosexualidad te mostraste completamente sorprendido? Hay algo raro... no entiendo... si en realidad ya sabías lo que hubo entre tu hermano y yo, no tenías porque mostrar sorpresa cuando te declaré la verdad sobre mis gustos...

Ahora es Takeru quien se ha quedado sin palabras. No puede dejar de formar imágenes en su cerebro, de Yamato aprovechándose de Taichi. Siente cierta repulsión y a la vez una lástima inmensa por su amigo. Pero no son más que especulaciones suyas... no tan infundadas, pero especulaciones a fin de cuentas.

- TK... no me mientas, por favor. Si hay algo que me molesta es que la gente me engañe. No tienes idea de cómo lo detesto. ¿Antes de que yo te lo dijera, sabías ya sobre mis tendencias?

Takeru se da cuenta de que es mejor decir todo con claridad. El alcohol se apodera de él con más fuerza cada vez y es completamente incapaz de urdir mentiras de manera coherente.

- No –contesta- no sabía nada sobre tu orientación sexual.

- Entonces tampoco sabías sobre Matt y yo ¿Correcto? –Taichi todavía conserva su lucidez intacta.

- Así es, no sabía, ni sé nada sobre tu relación con mi hermano.

- ¿Y por qué dijiste que sí sabías?

- Porque lo sospechaba... no preguntes la razón, pero ya lo presentía. Pese a su popularidad con las chicas, Yamato tiene una cara de puto que no puede con ella. ¡Y no lo niegues, que es la verdad!; además, no se me olvida todavía que en alguna época fueron los mejores amigos.. o algo más… y, por encima de todo yo... –susurra TK, pero corta la frase de súbito, cosa que Taichi no logra notar.

- Ok... ahora comprendo de qué manera hiciste las conexiones en tu mente –dice Tai, mientras llena los vasos con bebidas cada vez más embriagantes Bébetelo de un trago, como yo –y poniendo el ejemplo a TK, Tai se empina el vaso entero de una sola zampada. Takeru hace lo mismo y cuando termina tose repetidamente.

- ¡Argh! –se queja el muchacho de los ojos azules eso me quemó toda la reputa garganta –es innegable que está ebrio y Tai lo nota claramente en varios detalles.

- Y dime Tai –continúa Takeru- ¿Quién perdió la virginidad primero, tu trasero o tus genitales?

- Estás borrachísimo TK, jaja –ríe Tai, quien está muy levemente afectado por la bebida; casi nada en realidad.

- Ni al caso, ¿porqué lo dices?

- Estás extremadamente desinhibido, empiezas a decir malas palabras y a preguntar pendejadas.

- Desinhibición no es lo mismo que borrachera. Por Dios Tai, parecería que eres tú quien ha sobrepasado los límites. Todavía capto las cosas a la perfección, te lo aseguro. Y en cuanto a las imprecaciones, te pido disculpas ¿Ok?, no sabía que te molestaba.

- Nunca dije que me molesta que digas malas palabras, sólo hice la observación de que cuando estás borracho tu manera de hablar cambia radicalmente.

Y empieza una animada discusión, que después de desviarse a temas como las estrellas de cine más populares, la escuela, y hasta un poco de política, converge al tópico que estaban tratando en un principio: el sexo. Hablando ya de dicha temática, Takeru exige a Tai que le cuente todo sobre su relación con Yamato. Su grado de alcoholización no es alarmante, pero sí se ha olvidado de toda su prudencia y recato a la hora de conversar. Yagami accede a platicarle a TK cómo se dieron las cosas entre él y su hermano, pero con la condición de que deje de beber. Sí, aunque parezca increíble, Takeru se ha aferrado a una botella de Vodka y no quiere soltarla por nada del mundo.

- Y según tú no te gusta el sabor del alcohol. ¡Bah! ¡Sí ya estoy viendo que eres más alcohólico que Koushiro y yo juntos!

- Ah... Koushiro... –suspira TK- mi buen amigo Koushikun... ¡y no me gusta! –dice súbitamente, refiriéndose al licor–... que te quede claro: detesto el sabor del alcohol... pero ya no me sabe a nada... –y se hecha otro trago directo de la botella– y cuando deja de tener sabor, lo puedes tomar como si fuera agua...

- ¿Lo ves? ¡Estás pedísimo! Si sigues bebiendo no te cuento nada sobre ya sabes qué.

- Ok... está bien... pinche mamón... "Si sigues bebiendo no te cuento nada sobre ya sabes que"-repite Takeru en un tono burlón–, lo dices como si fuera un secreto todavía –y despeinado, con la boca medio torcida y un ojo más cerrado que otro, se dispone a escuchar a su amigo.

NOTAS:

Hola! Como ya se habrán dado cuenta, no pasa mucho en este capítulo; sin embargo, es importante tomar en cuenta todos los detalles en las conversaciones, pues siempre hay algunas pistas acerca de lo que puede pasar después. De hecho, Cielocriss me compartió algunas de sus ideas de lo que ella cree que va a pasar en los capítulos siguientes, y acertó en varias ocasiones. A Cris, quien preguntó en uno de sus reviews si estudio psicología, la respuesta es NO. Sin embargo, la psicología es una ciencia que siempre me ha parecido muy interesante, aunque nunca me he tomado el tiempo de estudiarla. A Lara: es cierto que el tema tratado en los primeros dos capítulos es, por si mismo, algo "fuerte"; es preciso entonces hacer la aclaración de que cuando dije que lo fuerte empezaría hasta el capítulo 5 me refería a escenas sexuales. Aunque en realidad no estoy seguro todavía de qué tan fuerte serán las escenas, y de si en efecto empezarán en el capítulo 5. Aprovecho que estoy hablando de esto para volver a especificar que este fic es LEMON. A Ariadna: Takeru habla formalmente no porque haya ido a terapia psicológica, sino porque, como es bien sabido, es un literato, y no es raro que los amantes de las letras se expresen de una manera distinta a la de las demás personas. He tratado de que los otros personajes (Taichi hasta ahora, por ejemplo), no se expresen tan formalmente, pero muchas veces se me pasa. Quizá sea cuestión de mi forma de escribir… aunque en mis obras originales -no fanfics- me cuido de que el lenguaje de los personajes sea propio de su edad. Sucede también que los jóvenes a veces hablamos con tantos modismos y regionalismos ("pues" al empezar cada frase, "wey" después de cada palabra, "caon", "simon", "nel", "qué show", "wacha eso", etc.) que he considerado que sería más difícil leer un fic así. Si grabáramos en audio todas nuestras conversaciones y luego las escribiéramos, literariamente serían un asco (la mayoría), y algunas quizá no podrían ni entenderse. Agradezco a todos sus observaciones y opiniones (incluidos Cerberusmon, Athenea y Yaiza, que son los que no había mencionado todavía y que han tenido la grandísima amabilidad de dejar review).