Notas:

Como ya lo advertí desde el capítulo pasado, este capítulo también es muy corto. De hecho, es el más corto hasta ahorita. El capítulo quinto está en proceso, y definitivamente será más largo.

Capítulo Cuarto

Interrupción del segundo experimento

Taichi no está tan seguro de relatarle a su amigo los pormenores de la relación que sostuvo por tanto tiempo con su hermano Yamato. Su apariencia no es muy fiable y siente que será como hablarle al aire, pues entre un ebrio que no recordará nada al día siguiente y el aire acéfalo que nada entiende, no hay muchas diferencias cuando de escuchar se trata.

- TK, si quieres puedo acompañarte a tu casa.

- ¿Qué? ¿Eso qué tiene que ver?

- Con lo que estábamos hablando, nada, pero ya es muy tarde.

- No me vengas con tonterías, ni siquiera tienes reloj, por lo que no puedes saber con precisión qué hora es. ¿Acaso crees que estoy tan ebrio como para que puedas engañarme con eso? –Takeru habla más lento que de costumbre, y su dicción no es tan clara como de costumbre, pero no por ello el mensaje es menos preciso.

- Pues te ves muy ebrio.

- ¿En serio?

- No te lo diría si no fuera cierto.

- ¿Qué tanto? Yo creo que estoy como al 75 por ciento de mis capacidades todavía...

- ¿Lo ves? empiezas a hablar de porcentajes, y a negar que estás ebrio.

- ¡Pero es que no estoy tan borracho! Sí me siento medio mareado, y las ideas surgen un poco más despacio, pero en general estoy bien. En serio.

- Pues no parece...

- Me has estado haciendo tonto ¿Verdad?, ¡No has ingerido ni la mitad que yo, y se suponía que debías beber el doble!

- No TK, he estado bebiendo tal y como lo acordamos –y es verdad, Tai todavía no se ha aprovechado de la ebriedad de Takeru para engañarlo y beber menos de lo que acordaron.

- ¿Y cómo es que tú no estás ebrio?

- También me siento un poco mareado, pero tengo más resistencia. Al menos no estoy calculando el porcentaje de mi ebriedad, ni he cambiado de personalidad.

- No es cierto, no has bebido nada, ¡Me estás haciendo pendejo! ¿Y qué insinúas con eso de que no has cambiado de personalidad? ¿Eh?

- Ya te dije que no te estoy haciendo pendejo; y sí, tú te comportas bastante diferente bajo los efectos del licor, a eso me refiero.

Takeru permanece en silencio, pensativo, queriendo comprender cómo es que Tai se ve tan poco afectado por las bebidas.

- Tai... ¿Estás decepcionado de mí? –no podía faltar la pregunta de casi todos los novatos en las borracheras.

- No. Mira TK, no estás tan ebrio, pero no quisiera contarte algo tan trascendental en mi vida, como mi relación con Matt, estando tú en ese estado ¿Ok?

Takeru se levanta enojado y se aleja.

- TK, espera, ¿A dónde vas?

Se dirige al baño de hombres. Además de las ganas inmensas que tiene de descargar su vejiga, ha decidido hacer todo lo posible para mejorar su imagen, de tal manera que Taichi cambie de opinión a cerca de su estado.

Al orinar, contempla su falo flácido, pero aparta la mirada lo más pronto posible. Le sucede en ocasiones que no puede ni ver su propio cuerpo sin evocar imágenes desagradables...

Se aproxima al lavamanos, donde se enjuaga la cara y se mira de cerca en el espejo. Es cierto, se ve mal... y en ese momento decide que si vomita puede mejorar su apariencia. Se provoca el vómito, y después de las desagradables bocanadas de jugos gástricos que expulsa, se siente aliviado y con mayor claridad mental. Vuelve a enjuagarse la cara y la boca. El sabor del vómito es extremadamente desagradable. ¿Qué hacer para que desaparezca? No se le ocurre nada. Se empapa la cabeza con agua fría y se peina. Para suerte suya, todavía conserva el peine de bolsillo que alguna vez le regaló su padre. Definitivamente su aspecto ha mejorado.

- ¿Qué haces TK? –indaga Taichi, entrando repentinamente al baño mientras se coloca frente a un mingitorio y baja la bragueta de su pantalón–. Estaba preocupado por ti. Llevas casi media hora aquí adentro.

- No me di cuenta cuando entraste al baño, y mucho menos de qué tanto tiempo pasó desde que vine a mear –En realidad, Takeru no podía recordar con total precisión cada cosa que había hecho como para haber empleado media hora.

- ¿Por qué te tardaste tanto? Por un momento pensé que te habías quedado tirado, inconsciente.

- Imposible... estoy tan consciente como tú.

Y en eso, Taichi nota que, en efecto, son pocos los rastros que quedan de la fuerte influencia etílica que padecía el joven Takaishi hace unos minutos.

- Es impresionante; tengo que aceptar que ya no te ves tan borracho como hace rato. ¿Qué hiciste?

- La verdad, no tengo idea de qué hice como para haberme tardado media hora; pero si te refieres a qué hice para que se me bajara la borrachera y mejorara mi aspecto, fue tan simple como inducirme el vómito, lavarme la cara con agua fría y peinarme. Todavía me siento bastante mareado, pero estoy bien.

Salen del baño y vuelven a la mesa sobre la que todavía hay bebidas alcohólicas en abundancia.

- Ahora sí, puedes contármelo todo Tai, y te aseguro que mañana todavía voy a recordarlo. ¿Cómo fue que Matt y tú se involucraron de esa manera, y por qué de pronto se separaron tanto sus caminos, al grado de ni siquiera verse jamás?

- Pues... es una larga historia TK.

- La noche también es larga.

Yagami contiene la respiración y cierra los ojos por un momento. Seguidamente suspira al fantasear que la frase de Takeru podría ser una proposición indirecta: "…la noche es larga…cualquier cosa puede pasar... hazme tuyo… Tai, repentinamente me di cuenta de que…"

- ¡Tai! –exclama Takeru, sacando a Taichi de su ensoñación– No te quedes dormido, huevón.

Cuando Tai vuelve a abrir los ojos su mirada es distinta; más seria quizá.

- Mh… ¿Cómo empezar?... –susurra– Hace años, cuando Yamato y yo éramos todavía niños, tuvimos la fortuna, ¿o debería decir la desgracia?, de conocernos en la escuela. Tiempo después, las experiencias en el Digimundo fueron tan increíbles que surgió entre nosotros –todos los digielegidos un lazo de amistad que pensábamos sería inquebrantable. Esto desde luego se probó falso en un tiempo muy breve, y algunos lazos se perdieron con la distancia. Pero no sucedió así entre Matt y yo; estábamos destinados a ser mejores amigos por siempre, o al menos eso creíamos. Tiempo después, durante nuestra temprana adolescencia –o pubertad se despertó la curiosidad natural propia de la edad, y los instintos sexuales en nosotros eran cada vez más fuertes...

- ¿Desde entonces ya tenían relaciones sexuales? –interrumpe Takaishi.

- TK, cállate ¿sí? Éramos demasiado pequeños. No, no tuve relaciones con tu hermano cuando teníamos apenas 11 o 12 años –TK permanece en silencio, con una mirada que indica su disposición a no volver a interrumpir, y su animado interés por escuchar.

Tai platica las cosas a como las va recordando, o a como siente ganas de decirlas; por lo tanto, su relato no tiene precisamente un seguimiento lineal y cronológico perfecto.

- Yo siempre fui más inocente que Yamato. De hecho, antes de hablar con él acerca del sexo, mi concepto sobre este tema era demasiado ingenuo e impreciso. Nunca había fantaseado con tener relaciones sexuales, jamás había visto una película porno, y ni siquiera sabía que había algo llamado masturbación.

De pronto Tai se queda en silencio. Takeru, arriesgándose, toma esto como una oportunidad para comentar algo o hacer alguna pregunta.

- ¿Sientes que Yamato te pervirtió o algo así? –TK habla en un tono verdaderamente serio, como dando demasiada importancia a la pregunta– …no lo dudaría de mi hermano… –añade.

- No TK; no infieras cosas. No intenté insinuar que Yamato me pervirtió ni nada parecido… no creo que me haya pervertido; o bueno, no sé, todos esos conceptos como qué es perversión y qué no, son muy complicados y subjetivos; es decir, dependen del criterio de cada persona... en fin... ¿Me vas a dejar hablar o no?

- Como te quedaste callado, pensé que esperabas que dijera algo.

- Ok... perdóname; no hay problema con que intervengas de vez en cuando, pero es que yo nunca le he hablado de esto a nadie, y pues... es extraño.... disculpa si me exalto…

Taichi empieza a ponerse un poco nervioso. Su nerviosismo es muy ligero, pero no puede evitarlo. Lo que sí le ha invadido de lleno es cierto sentimiento de tristeza, cargado de infinita nostalgia... pero no puede callarlo más. Es imposible detenerse ahora. Siente la urgencia de desahogarse y de abrirle su intimidad completamente –o casi por completo– a Takeruchan, su escucha, su confesor, su mejor amigo...

Notas del autor:

Les agradezco nuevamente que sigan leyendo mi fic. Me preocupa que tal vez, a causa de los dos últimos capítulos, quizá se haya tornado aburrido... si es así, por favor díganmelo. Dejen REVIEW aunque no tengan ningún comentario bueno que hacer! (pues de las críticas que señalan errores es de donde más se aprende). También pueden hacerlo a mi e-mail: eljuil@hotmail.com. Prometo que el próximo capítulo será al menos un poco más interesante!