Amon Hen

Disclaimer: Es mi primera historia sobre LOTR. Ninguno de los personajes son míos, todos pertenecen al genio de Tolkien de quien soy una pobre imitación.

A/N: Este capitulo está basado en el libro, no en la película. Me he tomado la libertad de modificar algunas cosas, concentrando la historia en Aragorn y Legolas. Los pensamientos están en cursiva, las palabras en élfico en versales.

Aragorn condujo a la Comunidad hasta los pies del Amon Hen (La Colina del Ojo), donde había un prado verde en el cual podrían acampar, antes de continuar la marcha. Se acercaba el momento de decidir el camino que tomarían, y el destino de la Comunidad.

Aseguraron las barcas a la orilla del Anduin, y prepararon el campamento. Aragorn era consciente de que eran seguidos, la hoja de Dardo brillaba con un azul débil, por lo que suponía que los orcos se encontraban en las laderas del Amon Lhaw (La Colina del Oído). Aún lejos. Pero no demasiado lejos. Debían moverse de prisa, nunca ningún orco había sido visto en Amon Hen, pero eran días oscuros, y no podía arriesgar a sus compañeros.

Esa noche no durmió nada, compartiendo la guardia con Legolas, quien también se sentía intranquilo, pues había percibido que los orcos se acercaban rápidamente. Se sentaron juntos al pie de un árbol. A lo lejos se oía el rugido del Rauros, la majestuosa cascada. Era el único sonido en esa noche tranquila, "demasiado tranquila...", pensó Legolas, acostumbrado al sonido del bosque. Con la cabeza apoyada en el hombre de Aragorn, que lo rodeaba con ambos brazos, esperaba el amanecer.

Ambos hablaban en susurros, temiendo despertar a los demás. Conversaban sobre la historia de esa región, protegida por el Amon Hen, en élfico la Colina del Ojo, en cuya cima se alzaba un trono de piedra, que, según la leyenda, hacía que quien se sentase en él pudiera ver a los enemigos de Gondor. De igual manera, su vecino, el Amon Lhaw, la Colina del Oído, tenía un trono similar, desde donde se podía oír a quienes conspiraban contra Gondor. El tiempo apremiaba, y no podrían comprobar la veracidad de esa leyenda, pues al día siguiente tendrían que partir a toda prisa.

Sin embargo, Aragorn le prometió al elfo recorrer juntos esas regiones, una vez completada su misión. El corazón de Legolas se llenó de alegría. Era la primera vez que Aragorn hablaba de un futuro juntos, y juró que vencería cualquier obstáculo con tal de estar a la altura de esa promesa. ¡Cuánto necesitaba de su amado! el viaje en barco había impedido que estuvieran juntos, y ahora debían moverse de prisa, incluso de noche. Esta quizá sería la última noche tranquila en mucho tiempo. ¡Cómo extrañaba las noches en Lórien!, habían compartido tantas cosas.pero Legolas aún temía el momento en que Aragorn volviera a ver a Arwen.

Con la llegada del alba, se levantaron todos, y Aragorn los reunió, pues debían tomar la decisión de continuar hasta Mordor o partir a defender Gondor con Boromir. La decisión final recayó en el Portador, quien pidió una hora para pensarlo y se dirigió al Amon Hen.

Los demás esperaron sentados en círculo. Discutían acerca de la mejor decisión. Finalmente, quedó claro que Legolas iría donde fuera Aragorn, así como Sam, Pippin y Merry irían donde fuera Frodo. Respecto a Boromir, no habían dudas que escogería Gondor, y Gimli se inclinaba también por esta opción.

Cuando se percataron de que había pasado más de una hora, y que Boromir no se encontraba allí, se alarmaron mucho, y Legolas recordó su presentimiento, cuando en Lórien, vio la mirada de Boromir.

Poco después apareció Boromir, contándoles la poco creíble historia de que Frodo había desaparecido, después de que él le aconsejase elegir ir a Gondor. Era obvio que algo malo había pasado.

Aragorn le ordenó proteger a Pippin y Merry, y salió apresuradamente tras Sam, que corría en dirección al Amon Hen. Legolas y Gimli corrieron también en esa dirección.

Sin embargo, era demasiado tarde. Frodo había elegido ya su camino, y sólo Sam adivinó cuál era éste, porque volvió al prado donde habían acampado, para ver cómo una de las barcas se alejaba, y decidió ir con su señor.

Pronto se escucharon los gritos de batalla de los orcos. Aragorn se encontraba en el Amon Hen, tratando de descubrir por las huellas, qué había pasado con Frodo. Al oir los gritos, bajó rápidamente blandiendo su espada.

Llegó a un claro, donde encontró a Boromir atravesado por muchas flechas, pero aún con vida, y al interrogarlo, le confesó lo que había pasado con Frodo, suplicándole que salvase Gondor. Luego expiró.

Legolas y Gimli llegaron corriendo. La escena que encontraron les sobrecogió el corazón: el suelo lleno de cadáveres de orcos, Boromir tendido y atravesado de flechas, y a Aragorn de rodillas, llorando mientras aferraba la mano del caído. En ese momento sentía que había fallado como guía, que le había fallado a Frodo, a Boromir, pero sobre todo a Legolas, que confiaba ciegamente en él.

Apesadumbrados por lo que vieron, el elfo y el enano se acercaron lentamente. Legolas puso la mano en el hombro de Aragorn, tratando de reconfortarlo.

- "Ah, Elbereth, combatimos a los orcos en el bosque, hasta no dejar uno vivo, pero éramos necesarios aquí. Hemos llegado demasiado tarde.temí tanto por tu vida.", Legolas sintió que la voz se le quebraba.

- "Es Boromir quien ha caído, conservando intacto el honor de los hijos de Gondor. Pippin y Merry han sido raptados por los orcos. Yo me encontraba en el Amon Hen tratando de hallar a Frodo y Sam. Llegué, igual que ustedes, demasiado tarde", dijo Aragorn, poniéndose de pie y abrazándose del elfo.

Legolas sostuvo a su amado. Comprendió que en ese difícil momento, necesitaba más de su apoyo, y le acarició el cabello, con ternura, mientras lo abrazaba. Las palabras sobraban.

Después de un rato, Aragorn se soltó del abrazo del elfo, besádolo en la frente, y se irguió serenamente. Había tomado una decisión, y así se los hizo saber a sus amigos. En ese momento, Legolas lo amó más que nunca, porque sintió la misma fortaleza y determinación que había mostrado Aragorn después de Moria. En los momentos más difíciles, cuando otro se habría desplomado por completo, aquél hombre extraordinario podía rehacerse y seguir adelante. ¡Qué lejos estaba Legolas de imaginar que él era el motivo de esa fuerza!.

Lo primero era ocuparse del cadáver de Boromir, el cual pusieron en una barca, con su espada y su cuerno, y la deslizaron por el Anduin, en dirección al Rauros. Allí fue que se dieron cuenta de que faltaba la otra barca. No fue difícil adivinar lo que había sucedido, y Aragorn dijo que el destino del Portador ya no estaba en sus manos.

Irían a defender Gondor, según el último deseo de Boromir, pero antes, rescatarían a sus amigos, raptados por los orcos, y por unos seres extraños, mucho más corpulentos que los orcos ordinarios, pero igual de feroces, quienes llevaban en el yelmo una runa élfica que mostraba una "S", junto con una mano blanca. Eran los Urok-Hai, guerreros incansables creados por Saruman.

Con sus amigos en manos de tales criaturas, no había tiempo que perder, así que empacaron lo necesario, y partieron velozmente para dar alcance a las bestias.

TBC