16 Primera vez
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Este capítulo es un producto de mi mente perversa y está clasificado como NC-17, pues trae escenas de sexo explícito en trío. Si esto les incomoda, por favor no lo lean.
***
Aragorn y sus compañeros cabalgaron velozmente por la llanura, sin detenerse ni hablar hasta el anochecer, en que el montaraz ordenó una breve parada para comer y descansar una hora.
Los hombres de Halbarad aprovecharon este descanso para atender a los caballos, mientras los demás encendían el fuego y se sentaban alrededor. Finw? se sentía cansado, aún estaba débil por la herida que había recibido y la cabalgata incesante no había contribuido mucho a que se sienta mejor. Se acercó al fuego, pues sentía frío, y buscó con la mirada a Haldir, que se encontraba junto a Legolas. El elfo de Lórien no le había dirigido la palabra en todo el viaje, conversando - las veces que el galope lo permitía - con los otros elfos, Gimli y Merry.
Haldir vio a Finw? estremecerse junto al fuego. Pensó en acercarse para cubrirlo con su manta y hacer así las paces, e iba a hacerlo cuando alguien se le adelantó. Elladan puso una manta en los hombros del pequeño elfo, sentándose junto a él mientras le alcanzaba un trozo de lembas, y fue recompensado por la más hermosa de las sonrisas. Eso fue suficiente para Haldir, herido en su orgullo, se dio vuelta, ignorando por completo a su salvador.
- "Principito, parece que la suerte te abandonó, pues el mortal está atormentado por las dudas", le dijo a Legolas.
- "A ti también, pues veo que tienes competencia", respondió Legolas tratando de bromear para ocultar su tristeza.
- "La competencia no me preocupa. Puedo tomar lo que deseo cuando yo lo deseo", replicó Haldir. En realidad eso era lo que sentía en el pasado, ahora no estaba tan seguro. - "Pero dos corazones solitarios pueden hacerse compañía.si tú quieres.", continuó Haldir, susurrándole al oído.
- "¡Elfo loco!, acércate al fuego y come algo, pues partiremos en unos minutos", llamó Gimli, que estaba comiendo junto con Merry. Legolas se acercó a ellos, dejando a un intrigado Haldir que no entendía tanta amistad con un enano.
Aragorn se encontraba con Elrohir y Halbarad, comentando todo lo que sabían acerca de los misteriosos senderos que recorrerían juntos. Aragorn aprovechó un momento, cuando el elfo de Rivendel no lo veía, para buscar a Legolas con la mirada, pero sus ojos nunca se encontraron porque Elrohir se puso delante de Aragorn, mientras le contaba noticias sobre Elrond y Arwen.
Luego del breve descanso, apagaron el fuego y se prepararon para la partida, al amparo de la oscuridad. Elladan ayudó a Finwë a subir al caballo, montando tras él, mientras aprovechaba para cubrirlo con un manto, pues la noche era fría. El galope se reanudó, a un menor ritmo, pero el elfo herido se sentía cansado aún.
- "Puedes apoyarte en mí si lo deseas. Trata de dormir un poco, yo te sostendré para que no te caigas", le dijo Elladan, mientras pasaba un brazo por la cintura de Finwë, que obedientemente apoyó la cabeza en el hombro del otro elfo, pegando más su cuerpo para evitar caerse. El abrazo del elfo de Rivendel le daba seguridad, aunque hubiese dado lo que fuese por ir en el caballo con Haldir. Poco a poco se fue adormeciendo, pensando en la forma en que su adorado capitán lo trataba, sin poder encontrar otro motivo más que el expresado por el mismo Haldir: su inexperiencia.
Al amanecer, hicieron otro alto para desayunar, partiendo enseguida. Luego, a medio día, se detuvieron a almorzar. Durante estas breves paradas, hablaban poco, como si trataran de ahorrar energías. Legolas y Aragorn estaban separados. ahora el montaraz hablaba sólo con Elrohir y Halbarad, mientras que Haldir lo hacía con Legolas y Elladan no se alejaba de Finwë. Gimli y Merry contemplaban esos arreglos sin decir palabra. "Cosas de elfos", se decía el enano para sus adentros.
Luego de la última parada, cabalgaron sin detenerse hasta llegar al Baluarte del Sagrario, casi al anochecer. Allí los esperaban Rúmil y Eowyn, quien se alegró muchísimo de verlos, en especial a Aragorn.
La cena les fue servida, y mientras cenaban, hablaron largamente con la Dama de Rohan, quien se enteró así de lo que había pasado tras la partida de Théoden. También se llenó de pesar al enterarse que partirían nuevamente al amanecer dirigiéndose a los Senderos de los Muertos. Luego de la cena, se retiraron a descansar a las habitaciones que había preparado la Dama.
Los elfos dedicaron unos minutos a discutir sus próximas acciones. Haldir y su hermano esperarían al rey y partirían con los arqueros a Gondor, pues la Dama Galadriel los había enviado a ayudar al pueblo de Rohan. Elladan y Elrohir irían con Aragorn. Legolas no dijo nada, Aragorn le había pedido a través de Gimli, reunirse con él en su habitación cuando los demás estuvieran dormidos.
Finwë se dirigía a su habitación, al final del pasillo, cuando fue alcanzado por Elladan. Las intenciones del elfo eran evidentes, pues incluso mientras cabalgaban, las había puesto de manifiesto rozando a Finwë más de lo permitido por los buenos modales.
- "Mañana partiremos y quizá no nos volvamos a ver. Si aún deseas lo que pediste en Cuernavilla, ve a mi habitación en media hora", dijo Elladan, cerrándole un ojo, y antes de que el otro elfo pudiera responder, abrió una de las puertas y desapareció.
Finwë entró a su habitación, amueblada sencillamente. Pasó unos minutos aseándose, mientras pensaba en lo dicho por Elladan. ¿No era esto lo que había estado buscando? Y el elfo de Rivendel era muy atractivo, aunque para los ojos de Finwë, no más que Haldir. Él amaba a Haldir con toda la intensidad de que un joven corazón es capaz, pero no olvidaba las palabras que lo hirieron tanto. Por eso, al fin se decidió a acudir a la cita. Cepilló y ató sus cabellos y se dirigió a la puerta por donde había visto entrar a Elladan. Se detuvo allí y tocó tímidamente.
Elladan abrió y lo hizo pasar. La habitación estaba amoblada como la de Finwë: una mesa, dos sillas y una cama, además de una palangana con agua y útiles de aseo. Sólo estaba iluminada por la luz de varias velas, pues Elladan no había encendido las lámparas. El elfo tenía puesta una túnica gris pálido, a través de la cual se adivinaban sus firmes músculos.
Tomó las manos de Finwë y le dijo - "Me alegra que hayas venido", y sin más, lo besó.
Finwë se puso tenso al principio, era su primer beso y la sensación de unos labios ardientes sobre los suyos lo asustó, pero Elladan era paciente, y lentamente comenzó a acariciar sus cabellos y mejillas, hasta que el otro elfo se relajó y entreabrió los labios. Elladan aprovechó inmediatamente esa ventaja, para introducir su lengua en la boca del joven elfo, explorándola lentamente, mientras atraía el delgado cuerpo hacia él. Finwë entonces lo abrazó y dejó que sus dedos se enredaran en esa cabellera negra, mientras con la otra mano acariciaba los firmes músculos de la espalda de Elladan.
- "Tu boca es deliciosa, mi elfo del Bosque Mágico", susurró Elladan entre besos.
Esto fue suficiente para que Finwë tomara valor, devolviendo el beso, primero tímidamente, y luego, al ver que agradaba a Elladan, más agresivamente, explorando a su vez la boca del otro elfo. Se besaron apasionadamente hasta que Elladan rompió el beso para soltar los cabellos de Finwë, que cayeron libres sobre sus hombros, luego empezó a besar la punta de las orejas, zona muy sensible entre los elfos. El joven elfo suspiraba y gemía suavemente, mientras la boca de Elladan bajaba hacia su blanco cuello y sus manos quitaban la túnica y camisa de su compañero, acariciando suavemente su pecho, donde aún tenía vendajes. Un gemido escapó de la garganta de Finwë, que se detuvo avergonzado.
- "No reprimas lo que sientes, déjalo salir. Nadie puede oírnos aquí, esta es tu noche", le dijo Elladan, deteniéndose un momento para admirar al elfo parado frente a él, desnudo hasta la cintura.
Luego volvió a besarlo, mientras sus manos empezaban a recorrer ese joven cuerpo ávido de caricias. Finwë echó la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados, abandonándose a las sensaciones. Elladan lo tenía abrazado de la cintura, mientras su boca besaba su cuello y sus manos pellizcaban levemente sus pezones. Finwë gemía de placer, sintiendo las manos y la boca del otro elfo en todas partes. La lengua de Elladan empezó a hacer círculos alrededor de uno de sus pezones, mientras le acariciaba con ambas manos los firmes glúteos y mordía suavemente el otro pezón acariciando sus muslos. Sorprendido, Finwë abrió los ojos y vio dos elfos en lugar de uno. ¡Elrohir! Su cuerpo se tensó de inmediato. Eso no era lo que tenía en mente.
- "Relájate mi bello compañero", le dijo Elladan, - "dijiste que deseabas explorar los misterios del sexo, por eso invité a mi hermano a unírsenos y hacer de esta noche algo memorable para ti"
Antes de que Finwë pudiera contestar, Elrohir puso sus labios sobre los suyos, besándolo ansiosamente. El joven elfo no pudo dejar de comparar esas caricias. Elladan era más cariñoso, mientras Elrohir era más apasionado. Disfrutó el beso y las sensaciones que los gemelos estaban creando. Las manos de Elladan volaban ya desatando las cintas de su pantalón, mientras Elrohir abandonó la calidez de su boca para comenzar a besar su espalda y a acariciar la exquisita redondez de sus nalgas ahora desnudas.
Luego, entre los dos, lo llevaron a la cama, recostándolo suavemente entre los almohadones. Finwë cerró los ojos y sintió unos labios cálidos que besaban uno de sus pezones, acariciándolo con la lengua, mientras el otro era atacado por ligeras mordidas, que lejos de lastimarlo, le causaban gran placer. Sus piernas fueron separadas y su miembro y testículos acariciados por dos pares de manos ansiosas.
Elrohir dejó caer la túnica que lo cubría, su miembro erecto buscaba alivio. Se puso de rodillas, con el elfo pelirrojo en medio, e introdujo su miembro en la boca de éste. Finwë no estaba muy seguro de qué hacer, y lo acarició con ambas manos, mientras su boca lo besaba levemente. Entonces, sintió una caricia similar en su propio miembro, causada por Elladan, que lamía alrededor de su glande, como si se tratase de un manjar exquisito. Luego, su lengua lo acariciaba de arriba hacia abajo, introduciéndolo en su boca para después soltarlo, y continuar con esa deliciosa tortura.
Inconscientemente, Finwë empezó a hacer lo mismo con Elrohir, disfrutando los gemidos que arrancaba de la garganta del elfo.
- "No sé que le estés haciendo, hermano, pero por favor no te detengas", decía Elrohir, empujando su miembro más y más dentro de la dulce boca de Finwë que succionaba, lamía y mordía suavemente, llevando al otro elfo al borde de la locura.
- "¡Detente, o no resistiré más!", Elrohir se retiró un momento para recobrar el aliento.
Elladan aprovechó la pausa para quitarse la túnica a su vez, tomando un pequeño frasco que tenía en el bolsillo. Luego se inclinó de nuevo para atacar el miembro de Finwë con sus caricias, a las que se unió Elrohir. Era una deliciosa tortura para el joven elfo, acariciaba el cabello de los hermanos, moviendo las caderas de arriba hacia abajo, mientras su miembro era succionado y frotado por hábiles labios y manos. Un ronco gemido escapó de su boca mientras su semilla explotaba en los rostros de los gemelos, que la bebieron toda.
Finwë quedó tendido sin aliento, con los ojos cerrados, mientras los gemelos sonreían maliciosamente. Había llegado su momento. Dejaron descansar un momento al elfo pelirrojo, sus cabellos estaban ahora desparramados sobre la blanca sábana, tal como lo había imaginado Elladan. Esta visión fue suficiente para que éste continuara con lo que se había propuesto.
Ambos elfos empezaron a besar a Finwë en las rodillas, separándole las piernas. Lentamente empezaron a subir por los muslos. Ahora era fácil para el joven elfo distinguir las caricias de sus dos amantes. Elladan era más gentil y cariñoso, mientras Elrohir era más rudo y apasionado.
Elladan destapó el frasco y ambos hermanos humedecieron sus dedos con el aceite que contenía. Luego los dirigieron hacia el último lugar virgen del cuerpo del joven elfo. Elladan lo probó primero, con cuidado ya que Finwë se estremeció poniéndose tenso. Las manos de Elrohir comenzaron a trabajar nuevamente en su miembro, que poco a poco se endurecía, a la vez que Elladan introducía el segundo dedo. Pronto Finwë empezó a gemir nuevamente, y a una señal de Elladan, Elrohir tomó la posición de antes, con su miembro en la boca del joven, que, aprendida ya la lección, comenzó a succionar hábilmente.
Finwë gemía, jamás imaginó semejante placer. Luego sintió algo que pugnaba por introducirse a su cuerpo, e imaginando lo que era, trató de relajarse, pensando en las caricias que hacían delirar a Elrohir. Poco a poco su cuerpo fue abriéndose, hasta que Elladan lo llenó por completo, y empezó a moverse cuidadosamente primero, y luego más rápido, a la vez que Finwë mantenía el mismo ritmo con sus caderas y con su boca que no dejaba de succionar el miembro de Elrohir. El joven elfo gemía ahora sin control, sin preocuparse más de los otros que dormían.
Haldir estaba inquieto, se sentía arrepentido por la forma en que estaba tratando a Finwë y eso no lo dejaba dormir. Finalmente, decidió hacer las paces y se dirigió a la habitación del joven. Llamó a la puerta y al no responderle nadie, la abrió. Grande fue su sorpresa al encontrar la cama sin deshacer y ni rastros de Finwë. Caminó entonces por el pasillo, sin estar seguro de qué hacer, cuando fue atraído por unos extraños ruidos que provenían de la habitación de Elladan. Parado al otro lado de la puerta, escuchó con atención. Eran gemidos de placer, sin lugar a dudas. Su curiosidad no pudo más y con cuidado abrió la puerta un poco, espiando por una rendija. Quedó paralizado ante la vista que se mostraba a sus ojos: Finwë era poseído por Elladan, mientras Elrohir tenía su miembro en la boca del joven elfo, que, al ser llevado al orgasmo, gritaba de placer. Sus compañeros no tardaron en hacer lo mismo, cayendo luego sobre el joven, exhaustos.
Haldir cerró la puerta y se retiró a sus habitaciones. Se sentía dolido, pero a la vez muy excitado, y con estos sentimientos encontrados, se quedó dormido pensando en el hermoso rostro del elfo de cabellos de fuego.
Después de descansar unos momentos, los gemelos continuaron su ataque, cambiando posiciones esta vez. Finwë fue poseído ahora por Elrohir, y luego los tres se quedaron dormidos, sin sospechar que hubo un mudo testigo de sus caricias.
TBC
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Este capítulo es un producto de mi mente perversa y está clasificado como NC-17, pues trae escenas de sexo explícito en trío. Si esto les incomoda, por favor no lo lean.
***
Aragorn y sus compañeros cabalgaron velozmente por la llanura, sin detenerse ni hablar hasta el anochecer, en que el montaraz ordenó una breve parada para comer y descansar una hora.
Los hombres de Halbarad aprovecharon este descanso para atender a los caballos, mientras los demás encendían el fuego y se sentaban alrededor. Finw? se sentía cansado, aún estaba débil por la herida que había recibido y la cabalgata incesante no había contribuido mucho a que se sienta mejor. Se acercó al fuego, pues sentía frío, y buscó con la mirada a Haldir, que se encontraba junto a Legolas. El elfo de Lórien no le había dirigido la palabra en todo el viaje, conversando - las veces que el galope lo permitía - con los otros elfos, Gimli y Merry.
Haldir vio a Finw? estremecerse junto al fuego. Pensó en acercarse para cubrirlo con su manta y hacer así las paces, e iba a hacerlo cuando alguien se le adelantó. Elladan puso una manta en los hombros del pequeño elfo, sentándose junto a él mientras le alcanzaba un trozo de lembas, y fue recompensado por la más hermosa de las sonrisas. Eso fue suficiente para Haldir, herido en su orgullo, se dio vuelta, ignorando por completo a su salvador.
- "Principito, parece que la suerte te abandonó, pues el mortal está atormentado por las dudas", le dijo a Legolas.
- "A ti también, pues veo que tienes competencia", respondió Legolas tratando de bromear para ocultar su tristeza.
- "La competencia no me preocupa. Puedo tomar lo que deseo cuando yo lo deseo", replicó Haldir. En realidad eso era lo que sentía en el pasado, ahora no estaba tan seguro. - "Pero dos corazones solitarios pueden hacerse compañía.si tú quieres.", continuó Haldir, susurrándole al oído.
- "¡Elfo loco!, acércate al fuego y come algo, pues partiremos en unos minutos", llamó Gimli, que estaba comiendo junto con Merry. Legolas se acercó a ellos, dejando a un intrigado Haldir que no entendía tanta amistad con un enano.
Aragorn se encontraba con Elrohir y Halbarad, comentando todo lo que sabían acerca de los misteriosos senderos que recorrerían juntos. Aragorn aprovechó un momento, cuando el elfo de Rivendel no lo veía, para buscar a Legolas con la mirada, pero sus ojos nunca se encontraron porque Elrohir se puso delante de Aragorn, mientras le contaba noticias sobre Elrond y Arwen.
Luego del breve descanso, apagaron el fuego y se prepararon para la partida, al amparo de la oscuridad. Elladan ayudó a Finwë a subir al caballo, montando tras él, mientras aprovechaba para cubrirlo con un manto, pues la noche era fría. El galope se reanudó, a un menor ritmo, pero el elfo herido se sentía cansado aún.
- "Puedes apoyarte en mí si lo deseas. Trata de dormir un poco, yo te sostendré para que no te caigas", le dijo Elladan, mientras pasaba un brazo por la cintura de Finwë, que obedientemente apoyó la cabeza en el hombro del otro elfo, pegando más su cuerpo para evitar caerse. El abrazo del elfo de Rivendel le daba seguridad, aunque hubiese dado lo que fuese por ir en el caballo con Haldir. Poco a poco se fue adormeciendo, pensando en la forma en que su adorado capitán lo trataba, sin poder encontrar otro motivo más que el expresado por el mismo Haldir: su inexperiencia.
Al amanecer, hicieron otro alto para desayunar, partiendo enseguida. Luego, a medio día, se detuvieron a almorzar. Durante estas breves paradas, hablaban poco, como si trataran de ahorrar energías. Legolas y Aragorn estaban separados. ahora el montaraz hablaba sólo con Elrohir y Halbarad, mientras que Haldir lo hacía con Legolas y Elladan no se alejaba de Finwë. Gimli y Merry contemplaban esos arreglos sin decir palabra. "Cosas de elfos", se decía el enano para sus adentros.
Luego de la última parada, cabalgaron sin detenerse hasta llegar al Baluarte del Sagrario, casi al anochecer. Allí los esperaban Rúmil y Eowyn, quien se alegró muchísimo de verlos, en especial a Aragorn.
La cena les fue servida, y mientras cenaban, hablaron largamente con la Dama de Rohan, quien se enteró así de lo que había pasado tras la partida de Théoden. También se llenó de pesar al enterarse que partirían nuevamente al amanecer dirigiéndose a los Senderos de los Muertos. Luego de la cena, se retiraron a descansar a las habitaciones que había preparado la Dama.
Los elfos dedicaron unos minutos a discutir sus próximas acciones. Haldir y su hermano esperarían al rey y partirían con los arqueros a Gondor, pues la Dama Galadriel los había enviado a ayudar al pueblo de Rohan. Elladan y Elrohir irían con Aragorn. Legolas no dijo nada, Aragorn le había pedido a través de Gimli, reunirse con él en su habitación cuando los demás estuvieran dormidos.
Finwë se dirigía a su habitación, al final del pasillo, cuando fue alcanzado por Elladan. Las intenciones del elfo eran evidentes, pues incluso mientras cabalgaban, las había puesto de manifiesto rozando a Finwë más de lo permitido por los buenos modales.
- "Mañana partiremos y quizá no nos volvamos a ver. Si aún deseas lo que pediste en Cuernavilla, ve a mi habitación en media hora", dijo Elladan, cerrándole un ojo, y antes de que el otro elfo pudiera responder, abrió una de las puertas y desapareció.
Finwë entró a su habitación, amueblada sencillamente. Pasó unos minutos aseándose, mientras pensaba en lo dicho por Elladan. ¿No era esto lo que había estado buscando? Y el elfo de Rivendel era muy atractivo, aunque para los ojos de Finwë, no más que Haldir. Él amaba a Haldir con toda la intensidad de que un joven corazón es capaz, pero no olvidaba las palabras que lo hirieron tanto. Por eso, al fin se decidió a acudir a la cita. Cepilló y ató sus cabellos y se dirigió a la puerta por donde había visto entrar a Elladan. Se detuvo allí y tocó tímidamente.
Elladan abrió y lo hizo pasar. La habitación estaba amoblada como la de Finwë: una mesa, dos sillas y una cama, además de una palangana con agua y útiles de aseo. Sólo estaba iluminada por la luz de varias velas, pues Elladan no había encendido las lámparas. El elfo tenía puesta una túnica gris pálido, a través de la cual se adivinaban sus firmes músculos.
Tomó las manos de Finwë y le dijo - "Me alegra que hayas venido", y sin más, lo besó.
Finwë se puso tenso al principio, era su primer beso y la sensación de unos labios ardientes sobre los suyos lo asustó, pero Elladan era paciente, y lentamente comenzó a acariciar sus cabellos y mejillas, hasta que el otro elfo se relajó y entreabrió los labios. Elladan aprovechó inmediatamente esa ventaja, para introducir su lengua en la boca del joven elfo, explorándola lentamente, mientras atraía el delgado cuerpo hacia él. Finwë entonces lo abrazó y dejó que sus dedos se enredaran en esa cabellera negra, mientras con la otra mano acariciaba los firmes músculos de la espalda de Elladan.
- "Tu boca es deliciosa, mi elfo del Bosque Mágico", susurró Elladan entre besos.
Esto fue suficiente para que Finwë tomara valor, devolviendo el beso, primero tímidamente, y luego, al ver que agradaba a Elladan, más agresivamente, explorando a su vez la boca del otro elfo. Se besaron apasionadamente hasta que Elladan rompió el beso para soltar los cabellos de Finwë, que cayeron libres sobre sus hombros, luego empezó a besar la punta de las orejas, zona muy sensible entre los elfos. El joven elfo suspiraba y gemía suavemente, mientras la boca de Elladan bajaba hacia su blanco cuello y sus manos quitaban la túnica y camisa de su compañero, acariciando suavemente su pecho, donde aún tenía vendajes. Un gemido escapó de la garganta de Finwë, que se detuvo avergonzado.
- "No reprimas lo que sientes, déjalo salir. Nadie puede oírnos aquí, esta es tu noche", le dijo Elladan, deteniéndose un momento para admirar al elfo parado frente a él, desnudo hasta la cintura.
Luego volvió a besarlo, mientras sus manos empezaban a recorrer ese joven cuerpo ávido de caricias. Finwë echó la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados, abandonándose a las sensaciones. Elladan lo tenía abrazado de la cintura, mientras su boca besaba su cuello y sus manos pellizcaban levemente sus pezones. Finwë gemía de placer, sintiendo las manos y la boca del otro elfo en todas partes. La lengua de Elladan empezó a hacer círculos alrededor de uno de sus pezones, mientras le acariciaba con ambas manos los firmes glúteos y mordía suavemente el otro pezón acariciando sus muslos. Sorprendido, Finwë abrió los ojos y vio dos elfos en lugar de uno. ¡Elrohir! Su cuerpo se tensó de inmediato. Eso no era lo que tenía en mente.
- "Relájate mi bello compañero", le dijo Elladan, - "dijiste que deseabas explorar los misterios del sexo, por eso invité a mi hermano a unírsenos y hacer de esta noche algo memorable para ti"
Antes de que Finwë pudiera contestar, Elrohir puso sus labios sobre los suyos, besándolo ansiosamente. El joven elfo no pudo dejar de comparar esas caricias. Elladan era más cariñoso, mientras Elrohir era más apasionado. Disfrutó el beso y las sensaciones que los gemelos estaban creando. Las manos de Elladan volaban ya desatando las cintas de su pantalón, mientras Elrohir abandonó la calidez de su boca para comenzar a besar su espalda y a acariciar la exquisita redondez de sus nalgas ahora desnudas.
Luego, entre los dos, lo llevaron a la cama, recostándolo suavemente entre los almohadones. Finwë cerró los ojos y sintió unos labios cálidos que besaban uno de sus pezones, acariciándolo con la lengua, mientras el otro era atacado por ligeras mordidas, que lejos de lastimarlo, le causaban gran placer. Sus piernas fueron separadas y su miembro y testículos acariciados por dos pares de manos ansiosas.
Elrohir dejó caer la túnica que lo cubría, su miembro erecto buscaba alivio. Se puso de rodillas, con el elfo pelirrojo en medio, e introdujo su miembro en la boca de éste. Finwë no estaba muy seguro de qué hacer, y lo acarició con ambas manos, mientras su boca lo besaba levemente. Entonces, sintió una caricia similar en su propio miembro, causada por Elladan, que lamía alrededor de su glande, como si se tratase de un manjar exquisito. Luego, su lengua lo acariciaba de arriba hacia abajo, introduciéndolo en su boca para después soltarlo, y continuar con esa deliciosa tortura.
Inconscientemente, Finwë empezó a hacer lo mismo con Elrohir, disfrutando los gemidos que arrancaba de la garganta del elfo.
- "No sé que le estés haciendo, hermano, pero por favor no te detengas", decía Elrohir, empujando su miembro más y más dentro de la dulce boca de Finwë que succionaba, lamía y mordía suavemente, llevando al otro elfo al borde de la locura.
- "¡Detente, o no resistiré más!", Elrohir se retiró un momento para recobrar el aliento.
Elladan aprovechó la pausa para quitarse la túnica a su vez, tomando un pequeño frasco que tenía en el bolsillo. Luego se inclinó de nuevo para atacar el miembro de Finwë con sus caricias, a las que se unió Elrohir. Era una deliciosa tortura para el joven elfo, acariciaba el cabello de los hermanos, moviendo las caderas de arriba hacia abajo, mientras su miembro era succionado y frotado por hábiles labios y manos. Un ronco gemido escapó de su boca mientras su semilla explotaba en los rostros de los gemelos, que la bebieron toda.
Finwë quedó tendido sin aliento, con los ojos cerrados, mientras los gemelos sonreían maliciosamente. Había llegado su momento. Dejaron descansar un momento al elfo pelirrojo, sus cabellos estaban ahora desparramados sobre la blanca sábana, tal como lo había imaginado Elladan. Esta visión fue suficiente para que éste continuara con lo que se había propuesto.
Ambos elfos empezaron a besar a Finwë en las rodillas, separándole las piernas. Lentamente empezaron a subir por los muslos. Ahora era fácil para el joven elfo distinguir las caricias de sus dos amantes. Elladan era más gentil y cariñoso, mientras Elrohir era más rudo y apasionado.
Elladan destapó el frasco y ambos hermanos humedecieron sus dedos con el aceite que contenía. Luego los dirigieron hacia el último lugar virgen del cuerpo del joven elfo. Elladan lo probó primero, con cuidado ya que Finwë se estremeció poniéndose tenso. Las manos de Elrohir comenzaron a trabajar nuevamente en su miembro, que poco a poco se endurecía, a la vez que Elladan introducía el segundo dedo. Pronto Finwë empezó a gemir nuevamente, y a una señal de Elladan, Elrohir tomó la posición de antes, con su miembro en la boca del joven, que, aprendida ya la lección, comenzó a succionar hábilmente.
Finwë gemía, jamás imaginó semejante placer. Luego sintió algo que pugnaba por introducirse a su cuerpo, e imaginando lo que era, trató de relajarse, pensando en las caricias que hacían delirar a Elrohir. Poco a poco su cuerpo fue abriéndose, hasta que Elladan lo llenó por completo, y empezó a moverse cuidadosamente primero, y luego más rápido, a la vez que Finwë mantenía el mismo ritmo con sus caderas y con su boca que no dejaba de succionar el miembro de Elrohir. El joven elfo gemía ahora sin control, sin preocuparse más de los otros que dormían.
Haldir estaba inquieto, se sentía arrepentido por la forma en que estaba tratando a Finwë y eso no lo dejaba dormir. Finalmente, decidió hacer las paces y se dirigió a la habitación del joven. Llamó a la puerta y al no responderle nadie, la abrió. Grande fue su sorpresa al encontrar la cama sin deshacer y ni rastros de Finwë. Caminó entonces por el pasillo, sin estar seguro de qué hacer, cuando fue atraído por unos extraños ruidos que provenían de la habitación de Elladan. Parado al otro lado de la puerta, escuchó con atención. Eran gemidos de placer, sin lugar a dudas. Su curiosidad no pudo más y con cuidado abrió la puerta un poco, espiando por una rendija. Quedó paralizado ante la vista que se mostraba a sus ojos: Finwë era poseído por Elladan, mientras Elrohir tenía su miembro en la boca del joven elfo, que, al ser llevado al orgasmo, gritaba de placer. Sus compañeros no tardaron en hacer lo mismo, cayendo luego sobre el joven, exhaustos.
Haldir cerró la puerta y se retiró a sus habitaciones. Se sentía dolido, pero a la vez muy excitado, y con estos sentimientos encontrados, se quedó dormido pensando en el hermoso rostro del elfo de cabellos de fuego.
Después de descansar unos momentos, los gemelos continuaron su ataque, cambiando posiciones esta vez. Finwë fue poseído ahora por Elrohir, y luego los tres se quedaron dormidos, sin sospechar que hubo un mudo testigo de sus caricias.
TBC
