24
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Disculpas por el retraso. Estuve trabajando en "Inocencia", mi fic de vampiros (propaganda).
Complaceré a todas con ese cuarteto tan esperado, una vez que destruyan el anillo.
*** Elrohir se aseó y cambió de ropas para dirigirse inmediatamente a las Casas de Curación. Al entrar, se encontró con Ioreth que salía de la habitación de Legolas con una bandeja y cerraba silenciosamente la puerta.
- "Buen día. ¿El príncipe de Mirkwood se encuentra despierto?", preguntó Elrohir.
- "Sí.no..señor.está descansando ahora", respondió Ioreth un tanto nerviosa.
- "¿Acaso el señor Aragorn se encuentra aquí?", dijo Elrohir, entrando en sospechas inmediatamente.
- "Sí señor", respondió Ioreth muy a su pesar. Los inquisidores ojos del arrogante y gallardo elfo la ponían cada vez más nerviosa.
- "¿Y está con el príncipe?"
- "Sí señor. Está vigilando su descanso", respondió Ioreth, siendo desmentida inmediatamente por una risa cristalina que no podía ser de otro más que de Legolas
- "Ya veo", dijo Elrohir, - "y puesto que oigo que está despierto aprovecharé para darle mis saludos", y apartándola abrió la puerta.
Legolas estaba recostado en la cama, con el pecho descubierto y Aragorn estaba aplicándole un ungüento en hombro de su brazo herido, al tiempo que jugaba traviesamente con sus pezones, lo que provocó la risa del elfo. El montaraz se estaba inclinando para darle un beso, cuando se abrió violentamente la puerta y entró Elrohir, seguido por una asustada Ioreth.
- "Elrohir, ¿qúe significa esto?", exclamó airado Aragorn
- "Vine a saludar a nuestro príncipe, futuro hermano mío", dijo Elrohir con ironía, - "y me alegra ver que se encuentra restablecido y en manos del mejor sanador de Gondor"
- "Así es, Elrohir. Aragorn me salvó la vida, y está preparando mi brazo para ir a la batalla en Mordor pasado mañana,", dijo Legolas, visiblemente incómodo por la interrupción.
- "Entiendo", dijo Elrohir, - "pero se hace tarde y el príncipe Imrahil nos espera para almorzar, futuro hermano, no querrás hacerle ese desaire, ¿verdad?"
- "Desde luego que no", respondió Aragorn, limpiándose las manos con un lienzo - "Vamos". Y agregó, dirigiéndose a Legolas - "Adiós amigo mío, procura hacer los ejercicios que te indiqué para tu hombro y descansa pues más tarde vendré de nuevo a ver cómo sigues"
- "Adiós Aragorn, Elrohir", dijo Legolas
El elfo de Rivendel inclinó la cabeza a manera de despedida y los dos salieron. Legolas se trató de sentar, siendo ayudado por Ioreth para ponerse la camisa. La mujer había observado todo sin decir palabra, pero al ver la decepción y pena en el rostro del elfo, no pudo contenerse
- "Debe ser muy difícil, ¿verdad alteza?", preguntó amablemente
Legolas sonrió tristemente y le respondió:
- "Es difícil, él es hermano de su prometida. Ella aún no lo sabe"
Ioreth lo miró sorprendida, pero había visto la desesperación de su rey cuando lo creía agonizante, y luego el amor con el que lo había mirado mientras dormía - "eso solo puede ser amor verdadero" se dijo la anciana y respondió para animar a Legolas:
- "Pues será más difícil aún pero él lo ama y además es el rey. Luego la gente se acostumbrará a la idea. Pero ahora debe comer, alteza, o ese brazo no mejorará. Siéntese y yo lo ayudaré"
Legolas sonrió. Si todos los habitantes de Gondor fueran como esa anciana bondadosa, todo sería fácil.
***
Haldir finalmente se había encontrado con Finwe en las Casas de Curación. Algunos de los arqueros habían sido heridos por el Capitán Negro y fueron afectados por la "Sombra Negra", pero no en el grado que Legolas la tenía. Su pequeño elfo los atendía junto con Elladan, ayudándolos a alimentarse o vestirse, o simplemente conversándoles para levantar su espíritu.
El Capitán de la Guardia alentó a los heridos, que yacían en varias camas dispuestas en una habitación soleada. Los elfos eran fuertes por naturaleza, y pronto ellos estarían listos para la batalla, pues partirían hacia Mordor.
Luego de los saludos, Elladan se fue al palacio en busca se su hermano, mientras Haldir y Finwë paseaban por los jardines de las Casas de Curación. En el medio del jardín había una glorieta cubierta de flores blancas y allí se sentaron ambos. Haldir rodeó la cintura del joven elfo para besarlo con ternura.
- "Mi pequeño elfo, ¿que hiciste durante mi ausencia?", preguntó curioso Haldir.
- "Dormí, dibujé y luego fui a buscarte. Allí encontré a Elladan y Elrohir y vine hacia aquí".
- "¿Les dijiste...?"
- "Sí. ¿Hice mal?", preguntó Finwë
- "No, puesto que no hay motivos para ocultarlo. Te amo y me tiene sin cuidado que todo Gondor lo sepa", rió el capitán
Finwë se sintió feliz, y sonriendo, se recostó en el hombro de Haldir, pero éste aún no había terminado.
- "¿Elrohir te dijo algo?"
- "algo.¿cómo qué? dijo muchas cosas..."
- "Elrohir y yo, hace muchos años.estuvimos juntos", confesó Haldir
- "¿Qué?", Finwë sintió un agujón de celos, ¡no!, eso no podía ser.
- "Nos amamos entonces, mas ahora solo somos amigos", dijo Haldir para el alivio del joven elfo
- "Ellos y yo hemos pasado varias noches juntos, pero solo me une hacia los hermanos una gran amistad", continuó explicando Haldir
- "Lo mismo que a mí, después de todo, gracias a ellos te tengo a ti", dijo Finwë sonriendo.
- "Mi pequeño elfo, lo que te diré es muy importante para mí en este momento", dijo Haldir tomando aire. Sería la primera vez en su larga vida que hacía una proposición así, y Elbereth sabía que deseaba también que fuese la última.
- "Dime", susurró el joven elfo mirándolo. Sus ojos verdes lo miraban interrogantes.
- "Cuando acabe la guerra, y acabará pronto, si vencemos y volvemos a Lóthlorien, deseo que vivas conmigo. Si tú tambien lo deseas, naturalmente"
- "¡Haldir! Eso me haría inmensamente feliz", dijo Finwë besándolo sin importarle quien estuviera cerca.
Haldir correspondió gustoso el beso, mas luego de un rato se separó de la dulce miel de los labios de Finw? y soltó al fin la idea que le había estado rondando la mente desde que vio a Elrohir.
- "Si tú lo deseas, podemos invitar a Elladan y Elrohir a nuestro lecho alguna vez", aventuró Haldir, esperando ansioso la respuesta.
- "¿Tú crees que debamos?", Finw? dudaba, aunque una gama de placenteras posibilidades se empezaba a abrir en su mente.
- "Estaremos juntos tú y yo, y así deseo que sea siempre. Pero ambos, si así lo queremos, podemos compartir nuestros placeres con otros. Pienso que eso está bien, siempre que los dos estemos de acuerdo", contestó Haldir
- "Siempre quiero estar contigo, y si tú deseas que alguien más se nos una, por ti lo haré gustoso, amado Haldir", dijo Finw? con una sonrisa.
- "Entonces será cuando esta pesadilla acabe. Hasta entonces te quiero sólo para mí", y Haldir reclamó ansiosamente esa boca que sólo le pertenecía a él.
***
El almuerzo transcurrió tranquilamente en el palacio, la conversación se basó fundamentalmente en la estrategia de guerra que emplearían. Aragorn se extrañó de la ausencia de Haldir, pero Imrahil explicó que se había excusado ya que deseaba pasar algún tiempo reuniendo a los arqueros y reorganizando su ejército.
Aragorn sonrió, bastante bien conocía a Haldir para saber que debía estar disfrutando un postre mejor que el finamente servido en la mesa de Imrahil, y lo envidió. ¿Cuánto tendría que esperar para poder mostrar su amor sin reservas? Y ahora debía lidiar con las sospechas de Elrohir.
Gandalf se retiró un momento, volviendo luego con nuevas noticias.
- "Los mensajeros alados de Galadriel me comunican que Elrond, Glorfindel y la Estrella de la Tarde han llegado a Lothlórien, donde descansarán unos días antes de emprender la marcha que los traerá a Gondor, junto con Galadriel, Celeborn y su escolta".
Elladan y Elrohir lanzaron exclamaciones de alegría, sin perder de vista a Aragorn, que sonrió a su vez, diciendo:
- "Me llena de dicha que tan queridos amigos se encuentren en camino. Sin embargo, aún no hemos conquistado la victoria y la jornada que nos aguarda es la más difícil de todas y quizá muchos de nosotros, incluyéndome, no volvamos de allí"
- "Tu futura esposa jamás dudó de la victoria y tampoco lo hacemos nosotros", declaró Elrohir.
- "Aragorn tiene razón", interrumpió Gandalf en defensa de su amigo - "pero por otro lado, si nos derrotan, dará lo mismo estar en uno u otro lugar, pues las tinieblas se apoderarán de la Tierra Media. Triunfaremos en la medida en que actuemos unidos, sin que el odio, el amor u otras emociones fuertes nos nublen el entendimiento. El objetivo es distraer el Ojo y permitirle al Portador destruir el anillo".
- "No dudo de la victoria, pero estoy consciente de que, eventualmente, una victoria así podría implicar sacrificios. Ya perdimos a Boromir, Théoden y a Denethor y estuvimos a punto de perder a Faramir y a Legolas. Sólo les pido no celebrar la victoria anticipadamente, sino prepararnos para lo que vendrá, y tomar con serenidad el desenlace, sea cual sea", dijo Aragorn.
Todos asintieron ante sus sensatas palabras. Aragorn sería un gran rey, puesto que era un gran hombre. Incluso el impetuoso Elrohir tuvo que reconocerlo, pues sentía una profunda admiración por él, mas se sentía herido al anticipar el daño que el Heredero de Isildur le haría a su hermana.
De pronto, su atención fue atraida por un tumulto en la puerta. Salieron presurosos, para encontrarse con la Dama Eowyn que acababa de llegar con una pequeña escolta. Para no ser reconocida y detenida por los guardias de Théoden en el trayecto desde el Sagrario, se había disfrazado de hombre, sin embargo, al no permitírsele ingresar al palacio, se había identificado, causando exclamaciones de asombro en los guardias.
Éomer corrió presuroso a abrazar a su hermana, pero la alegría del encuentro fue empañada por la noticia de la muerte de Théoden por quien Eowyn sentía un profundo afecto. Amargas lágrimas cayeron de su rostro, y todos guardaron un respetuoso silencio. Luego, ella pidió ver a su tío por última vez, puesto que esa misma tarde iba a ser sepultado con Denethor. Éomer la condujo allí, mientras los demás se dirigían a las Casas de Curación, pues Imrahil deseaba ver a Faramir y a Legolas.
***
Faramir se había sentido mucho mejor esa mañana, tanto que se le había permitido pasear por el jardín, donde descansaba cómodamente en una banca.
Allí lo encontraron sus amigos. El príncipe Imrahil se inclinó para presentarle sus respetos, luego Gandalf lo saludó. Aragorn se mantenía un tanto apartado, con Elladan y Elrohir.
- "Señor, te agradezco haberme salvado. Te debo mi vida y has ganado mi lealtad, pues te reconozco como mi Rey", dijo Faramir a Aragorn inclinando la cabeza.
- "Aún no reinvindicaré ese derecho, pues la batalla no ha concluido y partiremos pasado mañana a la Puerta Negra. Si sobrevivimos a esta guerra, reconstruiremos juntos la ciudad de Elendil", replicó Aragorn inclinándose a su vez. - "Me acompañan los señores elfos Elladan y Elrohir, hijos de Elrond, señor de Rivendel, quienes vienen a presentarte sus respetos"
Elladan y Elrohir dirigieron las palabras de saludo protocolares. Luego dejaron a Faramir en compañía de Gandalf, pues el ahora senescal preguntaba por su padre y sería el mago el indicado para explicarle el triste destino de Denethor.
Legolas discutía con Ioreth para que lo dejara salir al jardín, mas la buena mujer no cedía fácilmente.
- "Lo siento, alteza. El señor Aragorn recomendó no dejarlo salir hasta mañana y eso es lo que haré", dijo firmemente Ioreth
- "Gracias, Ioreth, pues veo que puedo confiar en ti para la recuperación de mi amigo", dijo Aragorn al tiempo que entraba en la habitación seguido por Elladan, Elrohir e Imrahil.
- "No es justo, ya me siento bien", protestó Legolas tratando de incorporarse. Luego miró a los visitantes y se quedó en silencio.
- "Esta nefasta guerra ha traído muchos sinsabores, sin embargo, me ha concedido el privilegio de conocer a los guerreros más valerosos entre la Hermosa Gente. Soy Imrahil, príncipe de Dol Amroth", saludó el príncipe.
- "Entonces debo agradecer a mi salvador, pues me han comentado que se me había dado por muerto y gracias al príncipe de Dol Amroth fui conducido aquí. Me alegra ver que la sangre de Nimrodel es fuerte aún en esa tierra, pues tu porte demuestra su origen élfico", sonrió Legolas correspondiendo el saludo
- "Querido amigo, nos alegra que estés bien. Tu hazaña será recordada largo tiempo en las canciones de humanos y elfos, que hablarán de tu valentía y determinación", dijo Elladan.
La conversación derivó hacia temas relacionados al próximo viaje, pero luego todos tuvieron que ir a las excequias del Rey de Rohan y lo que quedaba del Senescal de Gondor. Aragorn se las arregló para salir último.
- "Quisiera no tener que ir allí", le dijo al elfo
- "Debes cumplir tus deberes protocolares, como próximo rey, te corresponde estar allí", repuso sonriendo Legolas.
- "¿Nos vamos?", dijo Elrohir asomándose a la puerta abierta y haciendo salir a Aragorn. ¡Qué contrariedad, así jamás estaría solo con Legolas!
La tarde pasó rápidamente, la ceremonia fúnebre, las instrucciones a los dunadan y al nuevo ejército traído del mar, los preparativos, las órdenes. Luego, al anochecer, Aragorn se dirigió nuevamente a las Casas de Curación, para encontrarse en la puerta con Haldir, Finwë y Eowyn que también venían a ver a Legolas, y una vez dentro, descubrió que allí estaban también Gimli, Pippin y Merry.
Esto se debía a que Ioreth sagazmente había notado que para mantener al príncipe acostado en su habitación, debía distraerlo con las visitas, cosa que no suponía ningún problema, pues muchos habían venido a visitarlo. De este modo, se armó una interesante tertulia donde se relataron anécdotas de la Comarca, el Bosque Negro y el Bosque Mágico, y donde Aragorn pudo relatar con precisión y ayudado por Gimli, todo lo acontecido en su marcha por los Senderos de los Muertos. Era ya tarde y se disponían todos a retirarse, cuando llegaron Elladan y Elrohir en busca de Aragorn pues los esperaba Imrahil para cenar y revisar la cantidad de reclutados en ese día.
Luego de la cena y la reunión, Aragorn se sintió complacido pues se había reunido la cantidad de hombres requerida. Impartió las últimas órdenes para el día siguiente y se dirigió, cansado, a su habitación en el palacio. Pero apenas se hubo acostado en la enorme cama con dosel que allí había, comenzó su tormento. Deseaba ver a su elfo, lo necesitaba muchísimo. Imaginaba su cuerpo tendido en la cama junto a él, sonriendo.
Dio varias vueltas en la cama hasta que no pudo más y se levantó. Se embozó muy bien con una capa y salió silenciosamente del palacio, para dirigirse a las Casas de Curación, cerradas ya. Pero no en vano era el capitán de los dunadan, y logró escalar el muro del jardín y luego entrar por una ventana y finalmente dirigirse a la habitación de Legolas.
El elfo dormía profundamente, con el torso desnudo y cubierto con una sábana, ylos rubios cabellos sin trenzar. El montaraz sonrió - "Al fin, mi amor", se dijo mientras silenciosamente se despojaba de sus prendas hasta que quedó completamente desnudo. Así se acercó a la cama. Su cuerpo bronceado hacía contraste con la blanca piel del elfo, carente de vello, como todos los de su raza. Em montaraz en cambio, poseía una mata de vello oscuro en su pecho, que seguía su camino hasta el estómago y se perdía en una región que necesitaba un poco de alivio.
Legolas suspiró en sueños, dibujándose en sus labios la palabra "Aragorn", sin saber que el protagonista de su sueño estaba contemplándolo en persona. Lentamente, Aragorn retiró la sábana, admirando el pecho del elfo, donde los firmes músculos hacían aún más hermosa la vista de su amado.
La lengua de Aragorn no resistió más, y pronto comenzó a lamer los deliciosos pezones, deleitándose por la forma en que Legolas se agitaba, aún en sueños. El bello príncipe llevó la mano a su sexo en busca de alivio y allí se le unió la mano de Aragorn, que desabrochó cuidadosamente los lazos que ataban en pantalón y dejó salir el miembro erecto del elfo. Su propio miembro estaba erecto también y lo frotó con el de su amado.
- "Ohhhh, Aragorn", suspiró Legolas, despertando de pronto - "¿qué es esto? ¿sigo soñando?" preguntó.
- "Es la más hermosa realidad, amado mío. No podía resistir esto más, sólo pensaba en ti", respondió Aragorn y tomó el miembro del elfo ávidamente en su boca.
- "Ahhhhhh", fue el dulce gemido que brotó de los labios de Legolas.
Aragorn continuó con la deliciosa tortura unos momentos más. Lamía la punta del glande, introduciendo la lengua en el pequeño orificio, para luego morder suavemente su contorno. Luego empezaba a lamer los costados del miembro de su amado, trazando con la lengua el contorno de las venas, hasta que finalmente lo introducía en su boca mientras sus manos jugaban con los testículos del elfo, que lanzaba pequeños gritos de placer. Esta operación la repitió hasta que sintió que el elfo estaba listo, y entonces se retiró.
- "¿Aragorn? ¡Amor mío, no te detengas!", pidió Legolas entre gemidos, pero fue cortado por el miembro de Aragorn en su boca. El elfo se incorporó apoyándose en el brazo sano y abrió completamente la boca, permitiéndole la entrada mientras su lengua jugaba traviesamente con la punta.
- "Legolas, ohhhh mi amor, hazlo así, ohhhhhh", empezó a gemir Aragorn, y gimió aún más cuando el elfo empezó a succionarlo y a saborearlo deliciosamente.
Legolas lo besaba, con besos cortos que lo habían estremecerse, y luego lo iba introduciendo lentamente en su boca, para luego succionar. Luego se retiraba y volvía a los besos, mientras observaba el rostro excitado de Aragorn. Le encantaba el poder que ahora tenía sobre su amado, con cada caricia el montaraz sentía que estallaría, y cuando Legolas vio que sería así, introdujo rápidamente todo el miembro en su boca y recibió allí el delicioso líquido, saboréandolo con placer. Aragorn se derrumbó a su lado, y estuvo inmóvil por un momento. Luego se incorporó y lo besó, saboreando su propia escencia en la boca del elfo.
Muy despacio, el montaraz reanudó las caricias, mientras se recuperaba. Su boca recorrió las sensitivas orejas élficas, susurrándole palabras de amor, luego bajó al cuello, donde succionó ávidamente, dejando marcas en la blanca piel, para luego dirigirse a uno de sus lugares favoritos, los pezones del bello elfo. Los succionó y mordió a su antojo mientras Legolas se arqueaba suplicante. Pronto el montaraz sintió crecer nuevamente su deseo. Aragorn entonces colocó una almohada bajo las caderas de su elfo y abrió sus piernas, procurando no incomodar con esa posición el brazo herido. Una vez expuesta la pequeña abertura, el montaraz continuó con la tortura, raspando con su barba la delicada zona mientras sus dedos jugaban, preparándolo.
Los gemidos de Legolas se hacían cada vez más urgentes mientras era penetrado suavemente por su amante. Los movimientos pronto siguieron el mismo ritmo, cada vez más rápidos y fuertes, hasta que ambos no pudieron más y estallaron, Aragorn dentro del cuerpo de su amado y Legolas en las manos del mortal. El elfo se abrazó del humano y ambos se prometieron ese amor durante toda su vida y así, abrazados se quedaron dormidos.
Al día siguiente despertó Legolas solo, pues Aragorn había tenido que irse en la madrugada para no generar más sospechas en los gemelos. El elfo se sentía muy bien y después de desayunar y asearse con ayuda de Ioreth, salió al jardín y se sentó en la glorieta central. Estaba perdido en sus pensamientos cuando sintió la presencia de alguien a su lado.
- "Ah, Elrohir, ¿qué te trae por aquí?", lo saludó amablemente.
- "Tú, amigo mío"
- "¿Y qué puedo yo hacer por ti?"
- "Mira esta ciudad, estos hombres y mujeres jamás aceptarán una relación así"
- "No sé a qué te refieres", dijo secamente Legolas
- "Sabes bien a lo que me refiero. Arwen será la reina perfecta, su belleza hará que los hombres se pongan de rodillas, y ella podrá darle a Aragorn los herederos que necesita para unificar los reinos de Arnor y Gondor. ¿qué le puedes dar tú?"
- "Aragorn hará lo que deba hacer"
- "Acéptalo, Legolas. Él se ha preparado para cumplir ese destino durante toda su vida y la alianza con los elfos fortalecerá aún más el reino. Él no arrojará eso por la borda por un amor como el tuyo. Tú no reinarás en Gondor con él, pero si te empeñas en este capricho, podrás cumplir el papel de concubina, trayendo la vergüenza a tu padre y a nuestro pueblo"
- "¡Aléjate de mí! Esa decisión sólo nos concierne a Aragorn y a mí. ¡Vete!"
- "Me voy, pero recuerda mis palabras, pequeño príncipe", y Elrohir se alejó dejando sumido a Legolas en una profunda melancolía.
TBC
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Disculpas por el retraso. Estuve trabajando en "Inocencia", mi fic de vampiros (propaganda).
Complaceré a todas con ese cuarteto tan esperado, una vez que destruyan el anillo.
*** Elrohir se aseó y cambió de ropas para dirigirse inmediatamente a las Casas de Curación. Al entrar, se encontró con Ioreth que salía de la habitación de Legolas con una bandeja y cerraba silenciosamente la puerta.
- "Buen día. ¿El príncipe de Mirkwood se encuentra despierto?", preguntó Elrohir.
- "Sí.no..señor.está descansando ahora", respondió Ioreth un tanto nerviosa.
- "¿Acaso el señor Aragorn se encuentra aquí?", dijo Elrohir, entrando en sospechas inmediatamente.
- "Sí señor", respondió Ioreth muy a su pesar. Los inquisidores ojos del arrogante y gallardo elfo la ponían cada vez más nerviosa.
- "¿Y está con el príncipe?"
- "Sí señor. Está vigilando su descanso", respondió Ioreth, siendo desmentida inmediatamente por una risa cristalina que no podía ser de otro más que de Legolas
- "Ya veo", dijo Elrohir, - "y puesto que oigo que está despierto aprovecharé para darle mis saludos", y apartándola abrió la puerta.
Legolas estaba recostado en la cama, con el pecho descubierto y Aragorn estaba aplicándole un ungüento en hombro de su brazo herido, al tiempo que jugaba traviesamente con sus pezones, lo que provocó la risa del elfo. El montaraz se estaba inclinando para darle un beso, cuando se abrió violentamente la puerta y entró Elrohir, seguido por una asustada Ioreth.
- "Elrohir, ¿qúe significa esto?", exclamó airado Aragorn
- "Vine a saludar a nuestro príncipe, futuro hermano mío", dijo Elrohir con ironía, - "y me alegra ver que se encuentra restablecido y en manos del mejor sanador de Gondor"
- "Así es, Elrohir. Aragorn me salvó la vida, y está preparando mi brazo para ir a la batalla en Mordor pasado mañana,", dijo Legolas, visiblemente incómodo por la interrupción.
- "Entiendo", dijo Elrohir, - "pero se hace tarde y el príncipe Imrahil nos espera para almorzar, futuro hermano, no querrás hacerle ese desaire, ¿verdad?"
- "Desde luego que no", respondió Aragorn, limpiándose las manos con un lienzo - "Vamos". Y agregó, dirigiéndose a Legolas - "Adiós amigo mío, procura hacer los ejercicios que te indiqué para tu hombro y descansa pues más tarde vendré de nuevo a ver cómo sigues"
- "Adiós Aragorn, Elrohir", dijo Legolas
El elfo de Rivendel inclinó la cabeza a manera de despedida y los dos salieron. Legolas se trató de sentar, siendo ayudado por Ioreth para ponerse la camisa. La mujer había observado todo sin decir palabra, pero al ver la decepción y pena en el rostro del elfo, no pudo contenerse
- "Debe ser muy difícil, ¿verdad alteza?", preguntó amablemente
Legolas sonrió tristemente y le respondió:
- "Es difícil, él es hermano de su prometida. Ella aún no lo sabe"
Ioreth lo miró sorprendida, pero había visto la desesperación de su rey cuando lo creía agonizante, y luego el amor con el que lo había mirado mientras dormía - "eso solo puede ser amor verdadero" se dijo la anciana y respondió para animar a Legolas:
- "Pues será más difícil aún pero él lo ama y además es el rey. Luego la gente se acostumbrará a la idea. Pero ahora debe comer, alteza, o ese brazo no mejorará. Siéntese y yo lo ayudaré"
Legolas sonrió. Si todos los habitantes de Gondor fueran como esa anciana bondadosa, todo sería fácil.
***
Haldir finalmente se había encontrado con Finwe en las Casas de Curación. Algunos de los arqueros habían sido heridos por el Capitán Negro y fueron afectados por la "Sombra Negra", pero no en el grado que Legolas la tenía. Su pequeño elfo los atendía junto con Elladan, ayudándolos a alimentarse o vestirse, o simplemente conversándoles para levantar su espíritu.
El Capitán de la Guardia alentó a los heridos, que yacían en varias camas dispuestas en una habitación soleada. Los elfos eran fuertes por naturaleza, y pronto ellos estarían listos para la batalla, pues partirían hacia Mordor.
Luego de los saludos, Elladan se fue al palacio en busca se su hermano, mientras Haldir y Finwë paseaban por los jardines de las Casas de Curación. En el medio del jardín había una glorieta cubierta de flores blancas y allí se sentaron ambos. Haldir rodeó la cintura del joven elfo para besarlo con ternura.
- "Mi pequeño elfo, ¿que hiciste durante mi ausencia?", preguntó curioso Haldir.
- "Dormí, dibujé y luego fui a buscarte. Allí encontré a Elladan y Elrohir y vine hacia aquí".
- "¿Les dijiste...?"
- "Sí. ¿Hice mal?", preguntó Finwë
- "No, puesto que no hay motivos para ocultarlo. Te amo y me tiene sin cuidado que todo Gondor lo sepa", rió el capitán
Finwë se sintió feliz, y sonriendo, se recostó en el hombro de Haldir, pero éste aún no había terminado.
- "¿Elrohir te dijo algo?"
- "algo.¿cómo qué? dijo muchas cosas..."
- "Elrohir y yo, hace muchos años.estuvimos juntos", confesó Haldir
- "¿Qué?", Finwë sintió un agujón de celos, ¡no!, eso no podía ser.
- "Nos amamos entonces, mas ahora solo somos amigos", dijo Haldir para el alivio del joven elfo
- "Ellos y yo hemos pasado varias noches juntos, pero solo me une hacia los hermanos una gran amistad", continuó explicando Haldir
- "Lo mismo que a mí, después de todo, gracias a ellos te tengo a ti", dijo Finwë sonriendo.
- "Mi pequeño elfo, lo que te diré es muy importante para mí en este momento", dijo Haldir tomando aire. Sería la primera vez en su larga vida que hacía una proposición así, y Elbereth sabía que deseaba también que fuese la última.
- "Dime", susurró el joven elfo mirándolo. Sus ojos verdes lo miraban interrogantes.
- "Cuando acabe la guerra, y acabará pronto, si vencemos y volvemos a Lóthlorien, deseo que vivas conmigo. Si tú tambien lo deseas, naturalmente"
- "¡Haldir! Eso me haría inmensamente feliz", dijo Finwë besándolo sin importarle quien estuviera cerca.
Haldir correspondió gustoso el beso, mas luego de un rato se separó de la dulce miel de los labios de Finw? y soltó al fin la idea que le había estado rondando la mente desde que vio a Elrohir.
- "Si tú lo deseas, podemos invitar a Elladan y Elrohir a nuestro lecho alguna vez", aventuró Haldir, esperando ansioso la respuesta.
- "¿Tú crees que debamos?", Finw? dudaba, aunque una gama de placenteras posibilidades se empezaba a abrir en su mente.
- "Estaremos juntos tú y yo, y así deseo que sea siempre. Pero ambos, si así lo queremos, podemos compartir nuestros placeres con otros. Pienso que eso está bien, siempre que los dos estemos de acuerdo", contestó Haldir
- "Siempre quiero estar contigo, y si tú deseas que alguien más se nos una, por ti lo haré gustoso, amado Haldir", dijo Finw? con una sonrisa.
- "Entonces será cuando esta pesadilla acabe. Hasta entonces te quiero sólo para mí", y Haldir reclamó ansiosamente esa boca que sólo le pertenecía a él.
***
El almuerzo transcurrió tranquilamente en el palacio, la conversación se basó fundamentalmente en la estrategia de guerra que emplearían. Aragorn se extrañó de la ausencia de Haldir, pero Imrahil explicó que se había excusado ya que deseaba pasar algún tiempo reuniendo a los arqueros y reorganizando su ejército.
Aragorn sonrió, bastante bien conocía a Haldir para saber que debía estar disfrutando un postre mejor que el finamente servido en la mesa de Imrahil, y lo envidió. ¿Cuánto tendría que esperar para poder mostrar su amor sin reservas? Y ahora debía lidiar con las sospechas de Elrohir.
Gandalf se retiró un momento, volviendo luego con nuevas noticias.
- "Los mensajeros alados de Galadriel me comunican que Elrond, Glorfindel y la Estrella de la Tarde han llegado a Lothlórien, donde descansarán unos días antes de emprender la marcha que los traerá a Gondor, junto con Galadriel, Celeborn y su escolta".
Elladan y Elrohir lanzaron exclamaciones de alegría, sin perder de vista a Aragorn, que sonrió a su vez, diciendo:
- "Me llena de dicha que tan queridos amigos se encuentren en camino. Sin embargo, aún no hemos conquistado la victoria y la jornada que nos aguarda es la más difícil de todas y quizá muchos de nosotros, incluyéndome, no volvamos de allí"
- "Tu futura esposa jamás dudó de la victoria y tampoco lo hacemos nosotros", declaró Elrohir.
- "Aragorn tiene razón", interrumpió Gandalf en defensa de su amigo - "pero por otro lado, si nos derrotan, dará lo mismo estar en uno u otro lugar, pues las tinieblas se apoderarán de la Tierra Media. Triunfaremos en la medida en que actuemos unidos, sin que el odio, el amor u otras emociones fuertes nos nublen el entendimiento. El objetivo es distraer el Ojo y permitirle al Portador destruir el anillo".
- "No dudo de la victoria, pero estoy consciente de que, eventualmente, una victoria así podría implicar sacrificios. Ya perdimos a Boromir, Théoden y a Denethor y estuvimos a punto de perder a Faramir y a Legolas. Sólo les pido no celebrar la victoria anticipadamente, sino prepararnos para lo que vendrá, y tomar con serenidad el desenlace, sea cual sea", dijo Aragorn.
Todos asintieron ante sus sensatas palabras. Aragorn sería un gran rey, puesto que era un gran hombre. Incluso el impetuoso Elrohir tuvo que reconocerlo, pues sentía una profunda admiración por él, mas se sentía herido al anticipar el daño que el Heredero de Isildur le haría a su hermana.
De pronto, su atención fue atraida por un tumulto en la puerta. Salieron presurosos, para encontrarse con la Dama Eowyn que acababa de llegar con una pequeña escolta. Para no ser reconocida y detenida por los guardias de Théoden en el trayecto desde el Sagrario, se había disfrazado de hombre, sin embargo, al no permitírsele ingresar al palacio, se había identificado, causando exclamaciones de asombro en los guardias.
Éomer corrió presuroso a abrazar a su hermana, pero la alegría del encuentro fue empañada por la noticia de la muerte de Théoden por quien Eowyn sentía un profundo afecto. Amargas lágrimas cayeron de su rostro, y todos guardaron un respetuoso silencio. Luego, ella pidió ver a su tío por última vez, puesto que esa misma tarde iba a ser sepultado con Denethor. Éomer la condujo allí, mientras los demás se dirigían a las Casas de Curación, pues Imrahil deseaba ver a Faramir y a Legolas.
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Faramir se había sentido mucho mejor esa mañana, tanto que se le había permitido pasear por el jardín, donde descansaba cómodamente en una banca.
Allí lo encontraron sus amigos. El príncipe Imrahil se inclinó para presentarle sus respetos, luego Gandalf lo saludó. Aragorn se mantenía un tanto apartado, con Elladan y Elrohir.
- "Señor, te agradezco haberme salvado. Te debo mi vida y has ganado mi lealtad, pues te reconozco como mi Rey", dijo Faramir a Aragorn inclinando la cabeza.
- "Aún no reinvindicaré ese derecho, pues la batalla no ha concluido y partiremos pasado mañana a la Puerta Negra. Si sobrevivimos a esta guerra, reconstruiremos juntos la ciudad de Elendil", replicó Aragorn inclinándose a su vez. - "Me acompañan los señores elfos Elladan y Elrohir, hijos de Elrond, señor de Rivendel, quienes vienen a presentarte sus respetos"
Elladan y Elrohir dirigieron las palabras de saludo protocolares. Luego dejaron a Faramir en compañía de Gandalf, pues el ahora senescal preguntaba por su padre y sería el mago el indicado para explicarle el triste destino de Denethor.
Legolas discutía con Ioreth para que lo dejara salir al jardín, mas la buena mujer no cedía fácilmente.
- "Lo siento, alteza. El señor Aragorn recomendó no dejarlo salir hasta mañana y eso es lo que haré", dijo firmemente Ioreth
- "Gracias, Ioreth, pues veo que puedo confiar en ti para la recuperación de mi amigo", dijo Aragorn al tiempo que entraba en la habitación seguido por Elladan, Elrohir e Imrahil.
- "No es justo, ya me siento bien", protestó Legolas tratando de incorporarse. Luego miró a los visitantes y se quedó en silencio.
- "Esta nefasta guerra ha traído muchos sinsabores, sin embargo, me ha concedido el privilegio de conocer a los guerreros más valerosos entre la Hermosa Gente. Soy Imrahil, príncipe de Dol Amroth", saludó el príncipe.
- "Entonces debo agradecer a mi salvador, pues me han comentado que se me había dado por muerto y gracias al príncipe de Dol Amroth fui conducido aquí. Me alegra ver que la sangre de Nimrodel es fuerte aún en esa tierra, pues tu porte demuestra su origen élfico", sonrió Legolas correspondiendo el saludo
- "Querido amigo, nos alegra que estés bien. Tu hazaña será recordada largo tiempo en las canciones de humanos y elfos, que hablarán de tu valentía y determinación", dijo Elladan.
La conversación derivó hacia temas relacionados al próximo viaje, pero luego todos tuvieron que ir a las excequias del Rey de Rohan y lo que quedaba del Senescal de Gondor. Aragorn se las arregló para salir último.
- "Quisiera no tener que ir allí", le dijo al elfo
- "Debes cumplir tus deberes protocolares, como próximo rey, te corresponde estar allí", repuso sonriendo Legolas.
- "¿Nos vamos?", dijo Elrohir asomándose a la puerta abierta y haciendo salir a Aragorn. ¡Qué contrariedad, así jamás estaría solo con Legolas!
La tarde pasó rápidamente, la ceremonia fúnebre, las instrucciones a los dunadan y al nuevo ejército traído del mar, los preparativos, las órdenes. Luego, al anochecer, Aragorn se dirigió nuevamente a las Casas de Curación, para encontrarse en la puerta con Haldir, Finwë y Eowyn que también venían a ver a Legolas, y una vez dentro, descubrió que allí estaban también Gimli, Pippin y Merry.
Esto se debía a que Ioreth sagazmente había notado que para mantener al príncipe acostado en su habitación, debía distraerlo con las visitas, cosa que no suponía ningún problema, pues muchos habían venido a visitarlo. De este modo, se armó una interesante tertulia donde se relataron anécdotas de la Comarca, el Bosque Negro y el Bosque Mágico, y donde Aragorn pudo relatar con precisión y ayudado por Gimli, todo lo acontecido en su marcha por los Senderos de los Muertos. Era ya tarde y se disponían todos a retirarse, cuando llegaron Elladan y Elrohir en busca de Aragorn pues los esperaba Imrahil para cenar y revisar la cantidad de reclutados en ese día.
Luego de la cena y la reunión, Aragorn se sintió complacido pues se había reunido la cantidad de hombres requerida. Impartió las últimas órdenes para el día siguiente y se dirigió, cansado, a su habitación en el palacio. Pero apenas se hubo acostado en la enorme cama con dosel que allí había, comenzó su tormento. Deseaba ver a su elfo, lo necesitaba muchísimo. Imaginaba su cuerpo tendido en la cama junto a él, sonriendo.
Dio varias vueltas en la cama hasta que no pudo más y se levantó. Se embozó muy bien con una capa y salió silenciosamente del palacio, para dirigirse a las Casas de Curación, cerradas ya. Pero no en vano era el capitán de los dunadan, y logró escalar el muro del jardín y luego entrar por una ventana y finalmente dirigirse a la habitación de Legolas.
El elfo dormía profundamente, con el torso desnudo y cubierto con una sábana, ylos rubios cabellos sin trenzar. El montaraz sonrió - "Al fin, mi amor", se dijo mientras silenciosamente se despojaba de sus prendas hasta que quedó completamente desnudo. Así se acercó a la cama. Su cuerpo bronceado hacía contraste con la blanca piel del elfo, carente de vello, como todos los de su raza. Em montaraz en cambio, poseía una mata de vello oscuro en su pecho, que seguía su camino hasta el estómago y se perdía en una región que necesitaba un poco de alivio.
Legolas suspiró en sueños, dibujándose en sus labios la palabra "Aragorn", sin saber que el protagonista de su sueño estaba contemplándolo en persona. Lentamente, Aragorn retiró la sábana, admirando el pecho del elfo, donde los firmes músculos hacían aún más hermosa la vista de su amado.
La lengua de Aragorn no resistió más, y pronto comenzó a lamer los deliciosos pezones, deleitándose por la forma en que Legolas se agitaba, aún en sueños. El bello príncipe llevó la mano a su sexo en busca de alivio y allí se le unió la mano de Aragorn, que desabrochó cuidadosamente los lazos que ataban en pantalón y dejó salir el miembro erecto del elfo. Su propio miembro estaba erecto también y lo frotó con el de su amado.
- "Ohhhh, Aragorn", suspiró Legolas, despertando de pronto - "¿qué es esto? ¿sigo soñando?" preguntó.
- "Es la más hermosa realidad, amado mío. No podía resistir esto más, sólo pensaba en ti", respondió Aragorn y tomó el miembro del elfo ávidamente en su boca.
- "Ahhhhhh", fue el dulce gemido que brotó de los labios de Legolas.
Aragorn continuó con la deliciosa tortura unos momentos más. Lamía la punta del glande, introduciendo la lengua en el pequeño orificio, para luego morder suavemente su contorno. Luego empezaba a lamer los costados del miembro de su amado, trazando con la lengua el contorno de las venas, hasta que finalmente lo introducía en su boca mientras sus manos jugaban con los testículos del elfo, que lanzaba pequeños gritos de placer. Esta operación la repitió hasta que sintió que el elfo estaba listo, y entonces se retiró.
- "¿Aragorn? ¡Amor mío, no te detengas!", pidió Legolas entre gemidos, pero fue cortado por el miembro de Aragorn en su boca. El elfo se incorporó apoyándose en el brazo sano y abrió completamente la boca, permitiéndole la entrada mientras su lengua jugaba traviesamente con la punta.
- "Legolas, ohhhh mi amor, hazlo así, ohhhhhh", empezó a gemir Aragorn, y gimió aún más cuando el elfo empezó a succionarlo y a saborearlo deliciosamente.
Legolas lo besaba, con besos cortos que lo habían estremecerse, y luego lo iba introduciendo lentamente en su boca, para luego succionar. Luego se retiraba y volvía a los besos, mientras observaba el rostro excitado de Aragorn. Le encantaba el poder que ahora tenía sobre su amado, con cada caricia el montaraz sentía que estallaría, y cuando Legolas vio que sería así, introdujo rápidamente todo el miembro en su boca y recibió allí el delicioso líquido, saboréandolo con placer. Aragorn se derrumbó a su lado, y estuvo inmóvil por un momento. Luego se incorporó y lo besó, saboreando su propia escencia en la boca del elfo.
Muy despacio, el montaraz reanudó las caricias, mientras se recuperaba. Su boca recorrió las sensitivas orejas élficas, susurrándole palabras de amor, luego bajó al cuello, donde succionó ávidamente, dejando marcas en la blanca piel, para luego dirigirse a uno de sus lugares favoritos, los pezones del bello elfo. Los succionó y mordió a su antojo mientras Legolas se arqueaba suplicante. Pronto el montaraz sintió crecer nuevamente su deseo. Aragorn entonces colocó una almohada bajo las caderas de su elfo y abrió sus piernas, procurando no incomodar con esa posición el brazo herido. Una vez expuesta la pequeña abertura, el montaraz continuó con la tortura, raspando con su barba la delicada zona mientras sus dedos jugaban, preparándolo.
Los gemidos de Legolas se hacían cada vez más urgentes mientras era penetrado suavemente por su amante. Los movimientos pronto siguieron el mismo ritmo, cada vez más rápidos y fuertes, hasta que ambos no pudieron más y estallaron, Aragorn dentro del cuerpo de su amado y Legolas en las manos del mortal. El elfo se abrazó del humano y ambos se prometieron ese amor durante toda su vida y así, abrazados se quedaron dormidos.
Al día siguiente despertó Legolas solo, pues Aragorn había tenido que irse en la madrugada para no generar más sospechas en los gemelos. El elfo se sentía muy bien y después de desayunar y asearse con ayuda de Ioreth, salió al jardín y se sentó en la glorieta central. Estaba perdido en sus pensamientos cuando sintió la presencia de alguien a su lado.
- "Ah, Elrohir, ¿qué te trae por aquí?", lo saludó amablemente.
- "Tú, amigo mío"
- "¿Y qué puedo yo hacer por ti?"
- "Mira esta ciudad, estos hombres y mujeres jamás aceptarán una relación así"
- "No sé a qué te refieres", dijo secamente Legolas
- "Sabes bien a lo que me refiero. Arwen será la reina perfecta, su belleza hará que los hombres se pongan de rodillas, y ella podrá darle a Aragorn los herederos que necesita para unificar los reinos de Arnor y Gondor. ¿qué le puedes dar tú?"
- "Aragorn hará lo que deba hacer"
- "Acéptalo, Legolas. Él se ha preparado para cumplir ese destino durante toda su vida y la alianza con los elfos fortalecerá aún más el reino. Él no arrojará eso por la borda por un amor como el tuyo. Tú no reinarás en Gondor con él, pero si te empeñas en este capricho, podrás cumplir el papel de concubina, trayendo la vergüenza a tu padre y a nuestro pueblo"
- "¡Aléjate de mí! Esa decisión sólo nos concierne a Aragorn y a mí. ¡Vete!"
- "Me voy, pero recuerda mis palabras, pequeño príncipe", y Elrohir se alejó dejando sumido a Legolas en una profunda melancolía.
TBC
