26 Esperado encuentro
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Me he pirateado algunos diálogos del libro, pues son insuperables. Bien, aquí está el esperado cuarteto, espero no decepcionar.
Velia, tu sugerencia cayó de perlas, ¡Gracias!
Clasificado como NC-17 por contener escenas de sexo homosexual explícito en cuarteto.
******** Lothlórien ******** Arwen no podía creer las noticias. ¡Legolas vivo! Las águilas trayeron las últimas nuevas de Mordor, el enemigo había sido al fin derrotado. El ejército victorioso había ido a descansar a Ithilien, llevando al Portador, que estaba herido. Ahora se dirigían a Gondor, donde Aragorn sería coronado. Lo acompañaban los señores de Rohan y Dol Amroth, los dunadan y los elfos, representados por Elladan, Elrohir, Haldir y Legolas, además de Gandalf y los hobbits. El regocijo era general en Lothlórien, donde los galadhrim preparaban el viaje de sus señores a Gondor.
Elrond mismo se sentía inmensamente aliviado, al fin podría hacer su viaje al Oeste, para reunirse con su amada Celebrian. Dejaría Rivendel a cargo de sus hijos y Glorfindel, y a su hija en el trono de Gondor, convertida en reina. Sin embargo, no comprendía porque ella no se veía tan contenta como debiera estarlo, como si alguna oscura preocupación turbara la dicha que debería sentir. Se dijo que serían los nervios del momento, y se unió a los preparativos, pues partirían en dos dias.
Arwen se sentía traicionada, ella misma vio morir al rubio elfo, ¿sería uno de los trucos del Señor Oscuro? Pero ahora él no existía y ella tenía que saber.Había evitado acercarse al Palantir desde la vez que vio a Legolas, pero lo había llevado consigo a Lothlórien, oculto entre sus cosas personales. No lo volvió a mirar pues temía que Galadriel sospechara algo, su abuela le había dado una significativa mirada. Pero el peligro había pasado, y sola en sus aposentos, escrutó nuevamente la piedra.
Lo que allí vio fue una explosión y enormes bolas de fuego, tan reales que por un momento sintió que la piedra ardía. Luego en el humo se fueron formando algunas figuras, pudo distinguir a las águilas que llevaban en su espalda a Gandalf, Frodo y Sam, vio también el campo de batalla, donde oscuras figuras huían, y otras de rubios cabellos observaban el cielo. Entonces, entre esas figuras, distinguió otras dos, una de cabellos rojos, que se confundían con las llamas y a su lado otra de cabello oscuro que abrazaba a alguien más. Las llamas danzaron alrededor de estas dos últimas figuras, confundidas en un abrazo, cabellos negros y cabellos rubios, un humano y un elfo, ¡Aragorn y Legolas!
Cubrió la piedra inmediatamente. Había tomado su determinación, sólo quedaba una cosa por hacer y no vacilaría. Sería reina. Lo demás no tenía importancia.
**************** Gondor ****************
Entre tanto, en Gondor, Faramir había encontrado en la Dama Eowyn una bella mujer y una excelente enfermera, tanto para su cuerpo como para su espíritu. Los días que siguieron a la partida del ejército, los pasaron juntos, y al quinto día Faramir confesó su amor y fue aceptado por ella, compartiendo ambos la tranquilidad de las Casas de Curación hasta que las nuevas de la victoria y del regreso del rey llegaron a la ciudad.
Al amanecer, el ejército victorioso entró a la ciudad, siendo admirados por la gente que los veía pasar. Se ubicaron en filas cerca de la muralla, y esperaron. La puerta de la ciudad aún no había sido reconstruída, pero en su lugar se había colocado un barrera, delante de la cual se hallaba Faramir, Eowyn y los capitanes de la Marca. A los lados de la puerta había congregada una multitud que deseaba ver a su rey.
Hubo un silencio total cuando del ejército de dunadan se adelantó Aragorn, vistiendo una cota de malla negra, cinturón de plata y un manto blanco y largo sujeto al cuello por la gema entregada por Arwen. También llevaba una estrella en la frente, sujetada por una banda de plata. Legolas lo observó desde su lugar con los elfos, sabía que debía llevar la gema, pero esto le produjo un gran pesar.
Acompañaban a Aragorn los hobbits, Gandalf, Éomer y el príncipe Imrahil. Los hobbits arrancaron exclamaciones de asombro a la multitud, mas Ioreth, que se encontraba en primera fila, explicó a su prima y a quienes quisieron oírla, quiénes eran y cómo dos de ellos habían salvado al Señor Faramir y al "amigo" elfo del Señor Aragorn, ahora Elessar.
Luego sonaron las trompetas y Faramir se adelantó con las Llaves de la Ciudad y cuatro hombres que portaban un cofre negro con guarniciones de plata. Faramir entonces se arrodilló a los pies de Aragorn y solicitó renunciar a su mandato como senescal. Luego, se puso de pie y gritó
- "¡Hombres de Gondor, escuchad ahora al Senescal del Reino! Alguien ha venido por fin a reivindicar derechos de realeza. Aragorn hijo de Arathorn, jefe de los Dúnedain de Arnor, Capitán del Ejército del Oeste, portador de la Estrella del Norte, el que empuña la Espada que fue forjada de nuevo, aquel cuyas manos traen la curación, Piedra de Elfo, Elessar de la estirpe de Valandil, hijo de Isildur, hijo de Elendil de Númenor. ¿Lo queréis por Rey y deseáis que entre en la ciudad y habite entre vosotros?"
Y no hubo un solo hombre, mujer o niño que dejara de gritar "¡Sí!". Entonces los guardias se adelantaron abriendo el cofre y Faramir continuó.
- "La costumbre de antaño era que el Rey recibiese la corona de manos de su padre, antes que él muriera; pero en este caso esto no será posible, e invocando mi autoridad de Senescal, he traído hoy aquí de Rath Diñen la corona de Earnur, el último Rey, que vivió en la época de nuestros antepasados remotos."
Faramir levantó la corona antigua, con la forma de los yelmos de los Guardias de la Ciudadela, pero era más espléndida y enteramente blanca, y las alas laterales de perlas y de plata imitaban las alas de un ave marina, ya que era elvemblema de los Reyes venidos de los Mares; y tenía engarzadas siete gemas de diamante, y alta en el centro brillaba una sola gema cuya luz se alzaba como una llama.
Aragorn tomó la corona en sus manos, y levantándola en alto, dijo:
- "Et Earello Endorenna utúlien. Sinome maruvan ar Híldinyar tenn'Ambarmetta!", («Del Gran Mar he llegado a la Tierra Media. Y ésta será mi morada, y la de mis descendientes, hasta el fin del mundo.»
Pero, ante el asombro de casi todos, no se la puso y la devolvió a Faramir, pidiendo que fuese Frodo quien le trajera la corona y Gandalf quien se la pusiese, ya que sin ellos la victoria no había sido posible.
Frodo se adelantó con Gandalf y tomó la corona. Aragorn se arrodilló en el suelo y el mago lo coronó, exclamando:
- "¡Los días del Rey han vuelto, y ojalá que sean venturosos mientras perduren los tronos de los Valar!"
Aragorn se levantó y todos lo contemplaron en silencio. Alto y majestuoso, tenía la grandeza de los hombres de Númenor, su noble frente, que no era la de un joven, era asiento de sabiduría reflejada en sus ojos, sus manos fuertes tenían el poder de curar y cuando estaba en batalla no había hombre más valiente que él. La mirada del nuevo rey recorrió a su ejército, posándose cariñosamente en la persona que le había dado las fuerzas para continuar, cada vez que su voluntad flaqueaba. El elfo estaba junto a su inseparable amigo Gimli, y Haldir y Finwë estaban del otro lado. Sus miradas se encontraron, el elfo resplandecía de alegría y se veía más bello que nunca.
Entonces, Faramir exclamó:
- "¡He aquí el Rey!"
Y todas las trompetas sonaron al paso del soberano, que atravesó las calles cubiertas de flores y entró en la ciudadela siendo vitoreado por todos. Faramir lo condujo hacia el edificio principal, llamado Palacio de los Reyes, en donde había un magnífico festín aguardándolos.
Allí, Aragorn se sentó en el trono real, siendo acompañado por los Capitanes del Oeste y por los hobbits, a quienes otorgaba un lugar preferente. La fiesta y el regocijo duraron hasta el anochecer, pues allí se sucedieron desayuno, almuerzo y cena, todo ello acompañado de exquisitos vinos y canciones compuestas por los juglares especialmente para la ocasión, realzando las hazañas de cada uno de ellos, pero de forma deferente, la de Frodo. Sin embargo, existieron algunos momentos de tensión entre los elfos por ciertos comentarios mordaces que dirigiera Elrohir a Legolas, pero no pasaron a mayores por la rápida intervención de Elladan, quien logró contener a su impetuoso hermano, mientras Haldir hacía lo propio con Legolas.
El rey llamó un momento aparte al enano y ambos estuvieron charlando animadamente, resultando de aquella conversación que un mensajero partiera de inmediato hacia el más próximo de los reinos de los enanos, con un encargo sumamente especial.
Se dispusieron también las habitaciones de los nuevos residentes del palacio y de sus invitados, otorgándose al Rey la más regia de todas, con un balcón enorme que le permitía dominar la sombría terraza de piedra. Aragorn recorrió las instalaciones examinándolo todo con atención. Se prometió a sí mismo llenar de jardines ese palacio gris, así su elfo estaría contento y no echaría tanto de menos los árboles de su hermoso reino, que gustoso había dejado por seguirlo.
La habitación de Legolas estaba en la segunda planta, junto a la del soberano, y había una puerta que las comunicaba internamente, pues habían pertenecido antes a la esposa del senescal. El baño de mármol negro era de especial magnificencia y una enorme tina en el centro presagiaba placenteros momentos. Aragorn ordenó llenar esa habitación y el baño de plantas, flores y frutas, buscando complacer a su hermoso ocupante. ¡Esa noche estarían juntos de nuevo! Pero aún debían ser cautos. Eso le recordó la promesa incumplida y la charla pendiente y una nueva punzada de culpabilidad lo sustrajo de sus hermosos sueños.
La fiesta casi había llegado ya a su fin, pues los guerreros, si bien se encontraban felices, también estaban fatigados. Los elfos cantaban hermosas canciones, maravillando a quienes los oían, pero poco a poco todos se fueron retirando. El primero en levantarse fue Finwë, ya que pasados los efectos del vino élfico, sentía mucho sueño. Haldir le hizo un guiño de complicidad, pues pronto lo alcanzaría. El joven elfo sonrió, pues Aragorn les habia asignado con muy buen sentido, una sola habitación.
Al abrir la puerta, Finwë lanzó una exclamación de admiración, jamás había estado en una habitación tan magnífica. Sólidos muebles de fina caoba tallada daban a la vez una sensación de sobriedad y elegancia. Allí había un tocador con un enorme espejo con marco de bronce, una mesa, algunas sillas y un ropero empotrado en la pared de piedra. Finos adornos de porcelana realzaban la elegancia del aposento, que poseía también dos enormes ventanales cubiertos por finas cortinas. En el centro de la habitación se alzaba un poste de madera sólida, también tallado, sin que hubiera algún propósito aparente para su existencia, aunque sugirió al elfo una gama de posibilidades.
Pero lo que más llamaba la atención era una enorme cama, tan grande que allí hubieran cabido cuatro personas. La cama estaba tendida con blancas sábanas de seda y sobre ella se hallaban las más finas ropas de dormir que el joven elfo hubiera visto. Las acarició con las manos sintiendo su suavidad, ¡era todo tan magnífico!
La estancia estaba iluminada por la luz de varias lámparas, que Finwë fue apagando, hasta quedar en penumbras. Luego se desprendió de sus armas, dejándolas cuidadosamente sobre la mesa, y se desnudó, observando su cuerpo con ojos críticos a través del espejo. Necesitaba un buen baño, de modo que se dirigió a la puerta al fondo de la habitación y la abrió, quedándose extasiado con el elegante cuarto de baño de mármol blanco y la tina que en él había. Gracias a un ingenioso sistema de calefacción central, ideado por un hobbit, era posible contar con agua caliente y fría, por lo que el elfo preparó él mismo su baño, utilizando aceites aromáticos, y se sumergió con deleite en él.
Al cabo de un rato, salió envuelto en una bata azul con finos bordados, y se sentó al tocador para cepillarse el rojo cabello. Luego se contempló una vez más, y satisfecho con el resultado, se quitó la bata y se acostó desnudo en la cama. Pero el cansancio pudo más y Haldir no llegaba, de modo que cuando al fin el guardián de Lórien hizo su aparición, halló a su amado profundamente dormido.
Haldir sonrió, se había tardado demasiado hablando con Legolas. No deseaba despertar a su amado, de modo que se desnudó en silencio y tomó a su vez un baño, para luego deslizarse en la cama junto al cálido cuerpo de Finwë, que se acomodó entre sus brazos, sin despertar. El rubio elfo no tenía sueño aún, y se sentía maravillado de la suavidad de la piel de su pequeño elfo, que dormía con la cabeza sobre su pecho, con el hermoso cabello desordenado. Su espalda desnuda estaba a la vista, pues la sábana se había deslizado, cubriendo tan sólo parte de la cintura, lo suficiente para tapar la exquisita redondez en el joven cuerpo. Haldir se entretenía en acariciarle la espalda, palpando los firmes músculos con especial deleite, cuando un golpe en la puerta lo sacó de su ensueñ y Elrohir entró, cerrando tras de sí, visiblemente turbado.
- "¿Qué sucede Elrohir?", dijo él, sin hacer nada por cubrir la espalda de su amado que dormía aún.
- "Te pido disculpas por entrar así, amigo mío", dijo Elrohir en voz baja, - "pero un criado venía por el pasillo y no deseo ser visto", continuó.
- "¿Y por qué tanto misterio? ¿Sobre qué deseas hablarme?", preguntó intrigado Haldir.
- "Yo.lo siento.quería hablarte de él.de Legolas. Pensé que estarías solo, será mejor que vuelva en otro momento.", contestó Elrohir, posando sus ojos sobre la figura dormida, y los dejó vagar deteniéndose en el lugar que la sábana apenas cubría- "¡Oh Elbereth! ¡es tan hermoso!"
Haldir sonrió. El momento que buscaba había llegado.
- "Lo deseas, ¿verdad?", preguntó. No habían celos en su voz, sólo entendimiento, producto de la confianza ganada en tantas noches compartidas.
Elrohir no respondió, en lugar de eso, extendió la mano en dirección a la espalda desnuda de Finwë como atraído por alguna irresistible fuerza, pero luego la dejó caer y miró a Haldir.
- "Amigo mío, sé lo que te aflige, pero no quieras cargar sobre tus hombros los problemas de otros. Esta noche, al menos, permítete descansar, y disfrutemos los placeres que compartimos un día. Tócalo", susurró el rubio elfo, retirando su mano de la cintura de Finwë.
El elfo de Rivendel no pudo resistir esa invitación y, sentándose a un lado de la cama, posó su mano sobre la suave piel, acariciándola de arriba hacia abajo, ante la mirada de aprobación de Haldir.
Un discreto golpe en la puerta los distrajo. Elrohir se apresuró a abrir. Era Elladan, quien echándolo de menos, había sospechado dónde se encontraba y venía a buscarlo. Traía un pantalón de seda color azul marino y una bata del mismo color y material. Los hermanos intercambiaron una elocuente mirada y Elladan, comprendiendo el mensaje, se apresuró a acercarse a la cama, despojándose de la bata, y se recostó junto a Haldir.
- "Haldir, mucho tiempo llevamos sin compartir nuestros placeres. Me alegro de que este momento al fin haya llegado y que se nos pueda unir tu bello compañero", dijo besándolo ligeramente en los labios.
En ese momento, Finwë se movió en sueños, colocando su pierna izquierda sobre el cuerpo de Haldir, de modo que la sábana que lo cubría se deslizó, dejándolo desnudo y expuesto a las lujuriosas miradas de su compañero y de los gemelos.
Las manos de Elrohir se apoderaron de sus nalgas, que acariciaba haciendo círculos. El joven elfo, perdido en sus sueños, comenzó a mover las caderas buscando más contacto para tales caricias, que se hicieron más urgentes cuando las manos de Elladan se unieron a las de su hermano, mientras Haldir masajeaba cuidadosamente cuello y hombros.
Finwë entreabrió los ojos y los vio. Los volvió a cerrar y los abrió nuevamente y continuaban allí. Sobresaltado, se sentó sobre la cama cubriéndose con la sábana.
- "¿Haldir? ¿Qué está pasando?", preguntó, arrancando una franca sonrisa del rostro de su compañero. - "¡Elbereth, qué ingenuo puede ser a veces!", se dijo Haldir.
- "¿Recuerdas lo que te pedí hace unas semanas, en las Casas de Curación?", dijo con un guiño. - "pues bien, el Anillo ha sido destruido, la pesadilla terminó, y creo que merecemos alguna diversión", y rápidamente le quitó la sábana, atrayéndolo luego de los hombros para besarlo apasionadamente. ¡Ese elfo lo enloquecía!
Finwë correspondió el beso con igual pasión, sientiendo las manos de Elrohir recorriendo su cuerpo. Elladan se entretenía entre tanto, besando a Haldir en el cuello y la espalda y acariciando su pecho. Entonces, el joven elfo recordó algo, y susurró en el oído de Haldir unas palabras que hicieron que el apuesto guardián de Lórien sonriera maliciosamente, dándole su aprobación.
El joven elfo pelirrojo se levantó entonces, evitando juguetonamente las caricias de Elrohir, y se dirigió al poste. Seductoramente, bailó moviendo las caderas, al tiempo que su cuerpo rozaba el poste con sensuales movimientos. Elladan se sentó en la cama a disfrutar el espectáculo, mientras Haldir buscaba algo entre sus cosas. Elrohir, sin embargo, no quería dejar de tocar ese cuerpo que tanto anhelaba poseer nuevamente y se puso de pie tratando de abrazarlo, pero Finwë lo esquivaba hábilmente sin dejar de mover enloquecedoramente las caderas, al tiempo que lo desnudaba. De pronto, cuando Elrohir estuvo desnudo, le apoyó la espalda al poste y cayó de rodillas, tomando el miembro erecto de él entre los labios.
Elrohir lanzó un gemido y se apoyó más en el poste, cogiendo la cabeza de Finwë y empujándola hacia delante para aumentar la sensación, cuando fue aprisionado por una cadena, que rápidamente fue ajustada al poste con un candado que se cerró de un chasquido.
- "¿Qué es esto? ¡Haldir!", gritó enfurecido, pero ya otra cadena era puesta, ajustando el abrazo, de modo que quedó atado al poste y sin posibilidad de moverse, a pesar de que se debatía furiosamente.
Finwë se había deslizado donde estaba Elladan y, rodéandole el cuello con los brazos, le dirigió algunas palabras al oído, mientras mordía suavemente el lóbulo.
- "¡Elladan, hermano! ¿No vas a ayudarme?", clamaba Elrohir
- "Lo siento, hermano, creo que no.hay cosas a las que no puedo negarme.", contestó Elladan mientras su boca era aprisionada por la de Finwë en un apasionado beso. ¡El muchacho había aprendido mucho!, Elladan se dijo que Haldir era un excelente maestro.
Los forcejeos y protestas de Elrohir serían oídos por todo el palacio, de modo que Haldir, quien en todo momento había estado detrás del poste, divirtiéndose mucho con la situación, decidió amordazarlo también, y lo hizo sin previo aviso, pasando la mordaza por la boca de Elrohir y atándola firmemente por detrás del poste, con lo que le inmovilizó completamente la cabeza. Luego comprobó las ataduras, pues no deseaba correr ningún riesgo, bastante conocía el temperamento de su antiguo amor.
El elfo de Lórien se unió a la pareja que se besaba en la cama y suavemente despojó a Elladan de sus pantalones, tomando su miembro entre sus hábiles manos. Los gemidos de placer no tardaron en oírse, aumentando su intensidad cuando Haldir usó sus labios para continuar la deliciosa tortura. Finwë entonces tomó a su vez el miembro de Haldir entre sus labios y comenzó a succioarlo tan deliciosamente que pronto el elfo de Lórien unió sus gemidos a los de Elladan.
Elrohir, pasado ya su furor, miraba la escena, impotente. La posición en la que estaba Finwë, de rodillas, con los codos apoyados en la cama y la cara hundida en el rostro de Haldir, le proporcionaban una vista deliciosa. Su miembro se erguía mientras él trataba en vano de soltarse.
De pronto, Elladan advirtió lo que estaba haciendo el joven elfo, e inclinó su cuerpo hacia un costado, tomando a Finwë por las caderas, para luego clavar su lengua en la parte más sensible de su amigo, mientras sus manos jugaban con su miembro. La tortura apenas comenzaba para el elfo atado, esta se acentuó cuando oyó los gemidos de Finwë suplicando que lo tomasen, mientras movía desesperadamente las caderas. Elladan deslizó el primer dedo, preparándolo, cuando fue detenido por Haldir.
- "Primero yo", y reemplazó el dedo de Elladan por el suyo. Finwë se apresuró a succionar con deleite el miembro del elfo de Rivendel, recompensándolo por sus deliciosas caricias, mientras levantaba las caderas apoyándose en las rodillas para facilitar las acciones de su amado Haldir.
El miembro de Elladan era atendido con habilidad, mientras Finwë traviesamente miraba de reojo a Elrohir, que miraba la escena con los ojos vidriosos y una expresión de profunda lujuria que lo hacía increíblemente atractivo, a pesar de la mordaza. Entre tanto, Haldir había preparado su delicioso camino, deslizándose en él sin recibir resistencia alguna. El joven elfo empujaba para atrás, buscando mayor contacto, mientras jugaba con Elladan deslizando a su vez su dedo mojado en saliva.
Elrohir se agitó, golpeándose la cabeza, impotente, contra el poste. No podía ni siquiera mover las manos y tener un poco de alivio mientras veía a Haldir poseer al hermoso pelirrojo que, entre gemidos de placer, no dejaba de mirarlo.
Elladan se encontró pronto suplicando al joven elfo ser poseído, deseaba ardientemente sentir dentro suyo a aquél delicioso elfo que tanto placer le había dado. Finwë se apresuró a complacerlo, cambiando de posición y colocando a Elladan de costado, con una pierna levantada, y lo penetró suavemente. Haldir en ese momento se recostó también sin retirarse de Finwë y continuó sus deliciosos movimientos tomando a su compañero de las caderas para sostener sus acometidas, mientras miraba maliciosamente a Elrohir. Finwë y Elladan gritaban de placer mientras Haldir se movía. El elfo pronto aceleró sus movimientos y con un ronco gemido, se clavó en el cuerpo de su amado, derramando toda su semilla dentro de él. Finwë se extrañó un poco, pues siempre Haldir esperaba que él estuviera listo también, y lanzó un gemido cuando lo sintió retirarse, pero pronto se envolvió nuevamente en las sensaciones que le causaba estar dentro del gallardo Elladan, que se movía deliciosamente.
Haldir se acercó a Elrohir y le susurró al oído
- "Sin duda este es el mejor espectáculo que has visto en la Tierra Media", sus manos rozaron juguetonamente el miembro erecto de su amido. - "pero es mejor participar en él que actuar como espectador", continuó, mientras su cálido aliento hacía estremecer la sensible oreja del elfo atado.
Haldir le quitó la mordaza, besándolo suavemente, como pidiendo perdón por sus acciones.
- "¡Ahhhhh Haldir! Me matarán.suéltame, te lo suplico.", rogó Elrohir.
El elfo de Lorién lo miró apreciativamente, los hijos de Elrond eran considerados hermosos y altivos, y sin duda Elrohir lo era, pero verlo suplicar así lo hacía más atractivo.
- "Prométenos una cosa primero", dijo pícaramente, pasando su lengua por los pezones del impotente elfo atado.
- "¡Lo que sea Haldir, pero suéltame!"
- "Deja en paz a Legolas, bastantes problemas tiene ya como para estar soportando tus comentarios hirientes", las palabras fueron dichas con rapidez y firmeza.
- "¡Eso es un juego sucio! No puedo aceptarlo."
- "Bien. Entonces, ¡Mira!", respondió Haldir, dispuesto a retirarse.
- ".espera. Lo haré, lo prometo.¡suéltame!", capituló Elrohir, en realidad se había ya dado cuenta de que era un caso perdido y eso era lo que había venido a decirle a Haldir, pero su orgullo.
Pronto estuvo libre, arrojándose sobre el cuerpo de Finwë que, junto con Elladan, habían disminuido el ritmo, esperando los próximos acontecimientos. El joven elfo miró a Haldir, y al recibir su mirada de aprobación, abrió su cuerpo a Elrohir, siendo poseído con el ímpetu que caracterizaba al elfo de Rivendel. Los tres continuaron moviéndose, mientras Haldir se inclinaba a besar a su adorado Finwë en los labios. - "Te amo, mi pequeño elfo de los bosques", le susurró, alejándose a buscar algo entre sus cosas.
Elrohir sintió de pronto que su cuerpo era invadido por unos solícitos dedos. Con nostalgia, recordó el tiempo en que esas caricias eran cotidianamente prodigadas por las mismas manos y se preparó para la acometida que estaba por llegar. Haldir preparó a su antiguo amor y lo penetró con la rudeza que había caracterizado sus encuentros tantas veces.
Los cuatro se movieron al mismo ritmo urgente y sus gemidos se mezclaron. Finwë sintió arquearse el cuerpo de Elladan y tomó su miembro entre las manos, masajeándolo hasta que sintió el tibio líquido en sus manos y estalló a su vez, maravillado de la sensación, pues era la primera vez que hacía algo así, sintiendo casi al mismo tiempo la semilla de Elrohir inundándolo mientras el elfo gritaba su nombre, secundado por Haldir.
Cayeron exhaustos en una desordenada confusión de cuerpos y Haldir finalmente abrazó a Finwë, siendo abrazado por detrás por Elladan. Elrohir se levantó a buscar la sábana que habían arrojado momentos antes, y los cubrió, abrazándose a su vez a Finwë. Rieron y charlaron sobre esos placenteros momentos, hasta que se quedaron dormidos.
TBC
Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, con excepción de Finw? que es una humilde creación mía.
A/N: Me he pirateado algunos diálogos del libro, pues son insuperables. Bien, aquí está el esperado cuarteto, espero no decepcionar.
Velia, tu sugerencia cayó de perlas, ¡Gracias!
Clasificado como NC-17 por contener escenas de sexo homosexual explícito en cuarteto.
******** Lothlórien ******** Arwen no podía creer las noticias. ¡Legolas vivo! Las águilas trayeron las últimas nuevas de Mordor, el enemigo había sido al fin derrotado. El ejército victorioso había ido a descansar a Ithilien, llevando al Portador, que estaba herido. Ahora se dirigían a Gondor, donde Aragorn sería coronado. Lo acompañaban los señores de Rohan y Dol Amroth, los dunadan y los elfos, representados por Elladan, Elrohir, Haldir y Legolas, además de Gandalf y los hobbits. El regocijo era general en Lothlórien, donde los galadhrim preparaban el viaje de sus señores a Gondor.
Elrond mismo se sentía inmensamente aliviado, al fin podría hacer su viaje al Oeste, para reunirse con su amada Celebrian. Dejaría Rivendel a cargo de sus hijos y Glorfindel, y a su hija en el trono de Gondor, convertida en reina. Sin embargo, no comprendía porque ella no se veía tan contenta como debiera estarlo, como si alguna oscura preocupación turbara la dicha que debería sentir. Se dijo que serían los nervios del momento, y se unió a los preparativos, pues partirían en dos dias.
Arwen se sentía traicionada, ella misma vio morir al rubio elfo, ¿sería uno de los trucos del Señor Oscuro? Pero ahora él no existía y ella tenía que saber.Había evitado acercarse al Palantir desde la vez que vio a Legolas, pero lo había llevado consigo a Lothlórien, oculto entre sus cosas personales. No lo volvió a mirar pues temía que Galadriel sospechara algo, su abuela le había dado una significativa mirada. Pero el peligro había pasado, y sola en sus aposentos, escrutó nuevamente la piedra.
Lo que allí vio fue una explosión y enormes bolas de fuego, tan reales que por un momento sintió que la piedra ardía. Luego en el humo se fueron formando algunas figuras, pudo distinguir a las águilas que llevaban en su espalda a Gandalf, Frodo y Sam, vio también el campo de batalla, donde oscuras figuras huían, y otras de rubios cabellos observaban el cielo. Entonces, entre esas figuras, distinguió otras dos, una de cabellos rojos, que se confundían con las llamas y a su lado otra de cabello oscuro que abrazaba a alguien más. Las llamas danzaron alrededor de estas dos últimas figuras, confundidas en un abrazo, cabellos negros y cabellos rubios, un humano y un elfo, ¡Aragorn y Legolas!
Cubrió la piedra inmediatamente. Había tomado su determinación, sólo quedaba una cosa por hacer y no vacilaría. Sería reina. Lo demás no tenía importancia.
**************** Gondor ****************
Entre tanto, en Gondor, Faramir había encontrado en la Dama Eowyn una bella mujer y una excelente enfermera, tanto para su cuerpo como para su espíritu. Los días que siguieron a la partida del ejército, los pasaron juntos, y al quinto día Faramir confesó su amor y fue aceptado por ella, compartiendo ambos la tranquilidad de las Casas de Curación hasta que las nuevas de la victoria y del regreso del rey llegaron a la ciudad.
Al amanecer, el ejército victorioso entró a la ciudad, siendo admirados por la gente que los veía pasar. Se ubicaron en filas cerca de la muralla, y esperaron. La puerta de la ciudad aún no había sido reconstruída, pero en su lugar se había colocado un barrera, delante de la cual se hallaba Faramir, Eowyn y los capitanes de la Marca. A los lados de la puerta había congregada una multitud que deseaba ver a su rey.
Hubo un silencio total cuando del ejército de dunadan se adelantó Aragorn, vistiendo una cota de malla negra, cinturón de plata y un manto blanco y largo sujeto al cuello por la gema entregada por Arwen. También llevaba una estrella en la frente, sujetada por una banda de plata. Legolas lo observó desde su lugar con los elfos, sabía que debía llevar la gema, pero esto le produjo un gran pesar.
Acompañaban a Aragorn los hobbits, Gandalf, Éomer y el príncipe Imrahil. Los hobbits arrancaron exclamaciones de asombro a la multitud, mas Ioreth, que se encontraba en primera fila, explicó a su prima y a quienes quisieron oírla, quiénes eran y cómo dos de ellos habían salvado al Señor Faramir y al "amigo" elfo del Señor Aragorn, ahora Elessar.
Luego sonaron las trompetas y Faramir se adelantó con las Llaves de la Ciudad y cuatro hombres que portaban un cofre negro con guarniciones de plata. Faramir entonces se arrodilló a los pies de Aragorn y solicitó renunciar a su mandato como senescal. Luego, se puso de pie y gritó
- "¡Hombres de Gondor, escuchad ahora al Senescal del Reino! Alguien ha venido por fin a reivindicar derechos de realeza. Aragorn hijo de Arathorn, jefe de los Dúnedain de Arnor, Capitán del Ejército del Oeste, portador de la Estrella del Norte, el que empuña la Espada que fue forjada de nuevo, aquel cuyas manos traen la curación, Piedra de Elfo, Elessar de la estirpe de Valandil, hijo de Isildur, hijo de Elendil de Númenor. ¿Lo queréis por Rey y deseáis que entre en la ciudad y habite entre vosotros?"
Y no hubo un solo hombre, mujer o niño que dejara de gritar "¡Sí!". Entonces los guardias se adelantaron abriendo el cofre y Faramir continuó.
- "La costumbre de antaño era que el Rey recibiese la corona de manos de su padre, antes que él muriera; pero en este caso esto no será posible, e invocando mi autoridad de Senescal, he traído hoy aquí de Rath Diñen la corona de Earnur, el último Rey, que vivió en la época de nuestros antepasados remotos."
Faramir levantó la corona antigua, con la forma de los yelmos de los Guardias de la Ciudadela, pero era más espléndida y enteramente blanca, y las alas laterales de perlas y de plata imitaban las alas de un ave marina, ya que era elvemblema de los Reyes venidos de los Mares; y tenía engarzadas siete gemas de diamante, y alta en el centro brillaba una sola gema cuya luz se alzaba como una llama.
Aragorn tomó la corona en sus manos, y levantándola en alto, dijo:
- "Et Earello Endorenna utúlien. Sinome maruvan ar Híldinyar tenn'Ambarmetta!", («Del Gran Mar he llegado a la Tierra Media. Y ésta será mi morada, y la de mis descendientes, hasta el fin del mundo.»
Pero, ante el asombro de casi todos, no se la puso y la devolvió a Faramir, pidiendo que fuese Frodo quien le trajera la corona y Gandalf quien se la pusiese, ya que sin ellos la victoria no había sido posible.
Frodo se adelantó con Gandalf y tomó la corona. Aragorn se arrodilló en el suelo y el mago lo coronó, exclamando:
- "¡Los días del Rey han vuelto, y ojalá que sean venturosos mientras perduren los tronos de los Valar!"
Aragorn se levantó y todos lo contemplaron en silencio. Alto y majestuoso, tenía la grandeza de los hombres de Númenor, su noble frente, que no era la de un joven, era asiento de sabiduría reflejada en sus ojos, sus manos fuertes tenían el poder de curar y cuando estaba en batalla no había hombre más valiente que él. La mirada del nuevo rey recorrió a su ejército, posándose cariñosamente en la persona que le había dado las fuerzas para continuar, cada vez que su voluntad flaqueaba. El elfo estaba junto a su inseparable amigo Gimli, y Haldir y Finwë estaban del otro lado. Sus miradas se encontraron, el elfo resplandecía de alegría y se veía más bello que nunca.
Entonces, Faramir exclamó:
- "¡He aquí el Rey!"
Y todas las trompetas sonaron al paso del soberano, que atravesó las calles cubiertas de flores y entró en la ciudadela siendo vitoreado por todos. Faramir lo condujo hacia el edificio principal, llamado Palacio de los Reyes, en donde había un magnífico festín aguardándolos.
Allí, Aragorn se sentó en el trono real, siendo acompañado por los Capitanes del Oeste y por los hobbits, a quienes otorgaba un lugar preferente. La fiesta y el regocijo duraron hasta el anochecer, pues allí se sucedieron desayuno, almuerzo y cena, todo ello acompañado de exquisitos vinos y canciones compuestas por los juglares especialmente para la ocasión, realzando las hazañas de cada uno de ellos, pero de forma deferente, la de Frodo. Sin embargo, existieron algunos momentos de tensión entre los elfos por ciertos comentarios mordaces que dirigiera Elrohir a Legolas, pero no pasaron a mayores por la rápida intervención de Elladan, quien logró contener a su impetuoso hermano, mientras Haldir hacía lo propio con Legolas.
El rey llamó un momento aparte al enano y ambos estuvieron charlando animadamente, resultando de aquella conversación que un mensajero partiera de inmediato hacia el más próximo de los reinos de los enanos, con un encargo sumamente especial.
Se dispusieron también las habitaciones de los nuevos residentes del palacio y de sus invitados, otorgándose al Rey la más regia de todas, con un balcón enorme que le permitía dominar la sombría terraza de piedra. Aragorn recorrió las instalaciones examinándolo todo con atención. Se prometió a sí mismo llenar de jardines ese palacio gris, así su elfo estaría contento y no echaría tanto de menos los árboles de su hermoso reino, que gustoso había dejado por seguirlo.
La habitación de Legolas estaba en la segunda planta, junto a la del soberano, y había una puerta que las comunicaba internamente, pues habían pertenecido antes a la esposa del senescal. El baño de mármol negro era de especial magnificencia y una enorme tina en el centro presagiaba placenteros momentos. Aragorn ordenó llenar esa habitación y el baño de plantas, flores y frutas, buscando complacer a su hermoso ocupante. ¡Esa noche estarían juntos de nuevo! Pero aún debían ser cautos. Eso le recordó la promesa incumplida y la charla pendiente y una nueva punzada de culpabilidad lo sustrajo de sus hermosos sueños.
La fiesta casi había llegado ya a su fin, pues los guerreros, si bien se encontraban felices, también estaban fatigados. Los elfos cantaban hermosas canciones, maravillando a quienes los oían, pero poco a poco todos se fueron retirando. El primero en levantarse fue Finwë, ya que pasados los efectos del vino élfico, sentía mucho sueño. Haldir le hizo un guiño de complicidad, pues pronto lo alcanzaría. El joven elfo sonrió, pues Aragorn les habia asignado con muy buen sentido, una sola habitación.
Al abrir la puerta, Finwë lanzó una exclamación de admiración, jamás había estado en una habitación tan magnífica. Sólidos muebles de fina caoba tallada daban a la vez una sensación de sobriedad y elegancia. Allí había un tocador con un enorme espejo con marco de bronce, una mesa, algunas sillas y un ropero empotrado en la pared de piedra. Finos adornos de porcelana realzaban la elegancia del aposento, que poseía también dos enormes ventanales cubiertos por finas cortinas. En el centro de la habitación se alzaba un poste de madera sólida, también tallado, sin que hubiera algún propósito aparente para su existencia, aunque sugirió al elfo una gama de posibilidades.
Pero lo que más llamaba la atención era una enorme cama, tan grande que allí hubieran cabido cuatro personas. La cama estaba tendida con blancas sábanas de seda y sobre ella se hallaban las más finas ropas de dormir que el joven elfo hubiera visto. Las acarició con las manos sintiendo su suavidad, ¡era todo tan magnífico!
La estancia estaba iluminada por la luz de varias lámparas, que Finwë fue apagando, hasta quedar en penumbras. Luego se desprendió de sus armas, dejándolas cuidadosamente sobre la mesa, y se desnudó, observando su cuerpo con ojos críticos a través del espejo. Necesitaba un buen baño, de modo que se dirigió a la puerta al fondo de la habitación y la abrió, quedándose extasiado con el elegante cuarto de baño de mármol blanco y la tina que en él había. Gracias a un ingenioso sistema de calefacción central, ideado por un hobbit, era posible contar con agua caliente y fría, por lo que el elfo preparó él mismo su baño, utilizando aceites aromáticos, y se sumergió con deleite en él.
Al cabo de un rato, salió envuelto en una bata azul con finos bordados, y se sentó al tocador para cepillarse el rojo cabello. Luego se contempló una vez más, y satisfecho con el resultado, se quitó la bata y se acostó desnudo en la cama. Pero el cansancio pudo más y Haldir no llegaba, de modo que cuando al fin el guardián de Lórien hizo su aparición, halló a su amado profundamente dormido.
Haldir sonrió, se había tardado demasiado hablando con Legolas. No deseaba despertar a su amado, de modo que se desnudó en silencio y tomó a su vez un baño, para luego deslizarse en la cama junto al cálido cuerpo de Finwë, que se acomodó entre sus brazos, sin despertar. El rubio elfo no tenía sueño aún, y se sentía maravillado de la suavidad de la piel de su pequeño elfo, que dormía con la cabeza sobre su pecho, con el hermoso cabello desordenado. Su espalda desnuda estaba a la vista, pues la sábana se había deslizado, cubriendo tan sólo parte de la cintura, lo suficiente para tapar la exquisita redondez en el joven cuerpo. Haldir se entretenía en acariciarle la espalda, palpando los firmes músculos con especial deleite, cuando un golpe en la puerta lo sacó de su ensueñ y Elrohir entró, cerrando tras de sí, visiblemente turbado.
- "¿Qué sucede Elrohir?", dijo él, sin hacer nada por cubrir la espalda de su amado que dormía aún.
- "Te pido disculpas por entrar así, amigo mío", dijo Elrohir en voz baja, - "pero un criado venía por el pasillo y no deseo ser visto", continuó.
- "¿Y por qué tanto misterio? ¿Sobre qué deseas hablarme?", preguntó intrigado Haldir.
- "Yo.lo siento.quería hablarte de él.de Legolas. Pensé que estarías solo, será mejor que vuelva en otro momento.", contestó Elrohir, posando sus ojos sobre la figura dormida, y los dejó vagar deteniéndose en el lugar que la sábana apenas cubría- "¡Oh Elbereth! ¡es tan hermoso!"
Haldir sonrió. El momento que buscaba había llegado.
- "Lo deseas, ¿verdad?", preguntó. No habían celos en su voz, sólo entendimiento, producto de la confianza ganada en tantas noches compartidas.
Elrohir no respondió, en lugar de eso, extendió la mano en dirección a la espalda desnuda de Finwë como atraído por alguna irresistible fuerza, pero luego la dejó caer y miró a Haldir.
- "Amigo mío, sé lo que te aflige, pero no quieras cargar sobre tus hombros los problemas de otros. Esta noche, al menos, permítete descansar, y disfrutemos los placeres que compartimos un día. Tócalo", susurró el rubio elfo, retirando su mano de la cintura de Finwë.
El elfo de Rivendel no pudo resistir esa invitación y, sentándose a un lado de la cama, posó su mano sobre la suave piel, acariciándola de arriba hacia abajo, ante la mirada de aprobación de Haldir.
Un discreto golpe en la puerta los distrajo. Elrohir se apresuró a abrir. Era Elladan, quien echándolo de menos, había sospechado dónde se encontraba y venía a buscarlo. Traía un pantalón de seda color azul marino y una bata del mismo color y material. Los hermanos intercambiaron una elocuente mirada y Elladan, comprendiendo el mensaje, se apresuró a acercarse a la cama, despojándose de la bata, y se recostó junto a Haldir.
- "Haldir, mucho tiempo llevamos sin compartir nuestros placeres. Me alegro de que este momento al fin haya llegado y que se nos pueda unir tu bello compañero", dijo besándolo ligeramente en los labios.
En ese momento, Finwë se movió en sueños, colocando su pierna izquierda sobre el cuerpo de Haldir, de modo que la sábana que lo cubría se deslizó, dejándolo desnudo y expuesto a las lujuriosas miradas de su compañero y de los gemelos.
Las manos de Elrohir se apoderaron de sus nalgas, que acariciaba haciendo círculos. El joven elfo, perdido en sus sueños, comenzó a mover las caderas buscando más contacto para tales caricias, que se hicieron más urgentes cuando las manos de Elladan se unieron a las de su hermano, mientras Haldir masajeaba cuidadosamente cuello y hombros.
Finwë entreabrió los ojos y los vio. Los volvió a cerrar y los abrió nuevamente y continuaban allí. Sobresaltado, se sentó sobre la cama cubriéndose con la sábana.
- "¿Haldir? ¿Qué está pasando?", preguntó, arrancando una franca sonrisa del rostro de su compañero. - "¡Elbereth, qué ingenuo puede ser a veces!", se dijo Haldir.
- "¿Recuerdas lo que te pedí hace unas semanas, en las Casas de Curación?", dijo con un guiño. - "pues bien, el Anillo ha sido destruido, la pesadilla terminó, y creo que merecemos alguna diversión", y rápidamente le quitó la sábana, atrayéndolo luego de los hombros para besarlo apasionadamente. ¡Ese elfo lo enloquecía!
Finwë correspondió el beso con igual pasión, sientiendo las manos de Elrohir recorriendo su cuerpo. Elladan se entretenía entre tanto, besando a Haldir en el cuello y la espalda y acariciando su pecho. Entonces, el joven elfo recordó algo, y susurró en el oído de Haldir unas palabras que hicieron que el apuesto guardián de Lórien sonriera maliciosamente, dándole su aprobación.
El joven elfo pelirrojo se levantó entonces, evitando juguetonamente las caricias de Elrohir, y se dirigió al poste. Seductoramente, bailó moviendo las caderas, al tiempo que su cuerpo rozaba el poste con sensuales movimientos. Elladan se sentó en la cama a disfrutar el espectáculo, mientras Haldir buscaba algo entre sus cosas. Elrohir, sin embargo, no quería dejar de tocar ese cuerpo que tanto anhelaba poseer nuevamente y se puso de pie tratando de abrazarlo, pero Finwë lo esquivaba hábilmente sin dejar de mover enloquecedoramente las caderas, al tiempo que lo desnudaba. De pronto, cuando Elrohir estuvo desnudo, le apoyó la espalda al poste y cayó de rodillas, tomando el miembro erecto de él entre los labios.
Elrohir lanzó un gemido y se apoyó más en el poste, cogiendo la cabeza de Finwë y empujándola hacia delante para aumentar la sensación, cuando fue aprisionado por una cadena, que rápidamente fue ajustada al poste con un candado que se cerró de un chasquido.
- "¿Qué es esto? ¡Haldir!", gritó enfurecido, pero ya otra cadena era puesta, ajustando el abrazo, de modo que quedó atado al poste y sin posibilidad de moverse, a pesar de que se debatía furiosamente.
Finwë se había deslizado donde estaba Elladan y, rodéandole el cuello con los brazos, le dirigió algunas palabras al oído, mientras mordía suavemente el lóbulo.
- "¡Elladan, hermano! ¿No vas a ayudarme?", clamaba Elrohir
- "Lo siento, hermano, creo que no.hay cosas a las que no puedo negarme.", contestó Elladan mientras su boca era aprisionada por la de Finwë en un apasionado beso. ¡El muchacho había aprendido mucho!, Elladan se dijo que Haldir era un excelente maestro.
Los forcejeos y protestas de Elrohir serían oídos por todo el palacio, de modo que Haldir, quien en todo momento había estado detrás del poste, divirtiéndose mucho con la situación, decidió amordazarlo también, y lo hizo sin previo aviso, pasando la mordaza por la boca de Elrohir y atándola firmemente por detrás del poste, con lo que le inmovilizó completamente la cabeza. Luego comprobó las ataduras, pues no deseaba correr ningún riesgo, bastante conocía el temperamento de su antiguo amor.
El elfo de Lórien se unió a la pareja que se besaba en la cama y suavemente despojó a Elladan de sus pantalones, tomando su miembro entre sus hábiles manos. Los gemidos de placer no tardaron en oírse, aumentando su intensidad cuando Haldir usó sus labios para continuar la deliciosa tortura. Finwë entonces tomó a su vez el miembro de Haldir entre sus labios y comenzó a succioarlo tan deliciosamente que pronto el elfo de Lórien unió sus gemidos a los de Elladan.
Elrohir, pasado ya su furor, miraba la escena, impotente. La posición en la que estaba Finwë, de rodillas, con los codos apoyados en la cama y la cara hundida en el rostro de Haldir, le proporcionaban una vista deliciosa. Su miembro se erguía mientras él trataba en vano de soltarse.
De pronto, Elladan advirtió lo que estaba haciendo el joven elfo, e inclinó su cuerpo hacia un costado, tomando a Finwë por las caderas, para luego clavar su lengua en la parte más sensible de su amigo, mientras sus manos jugaban con su miembro. La tortura apenas comenzaba para el elfo atado, esta se acentuó cuando oyó los gemidos de Finwë suplicando que lo tomasen, mientras movía desesperadamente las caderas. Elladan deslizó el primer dedo, preparándolo, cuando fue detenido por Haldir.
- "Primero yo", y reemplazó el dedo de Elladan por el suyo. Finwë se apresuró a succionar con deleite el miembro del elfo de Rivendel, recompensándolo por sus deliciosas caricias, mientras levantaba las caderas apoyándose en las rodillas para facilitar las acciones de su amado Haldir.
El miembro de Elladan era atendido con habilidad, mientras Finwë traviesamente miraba de reojo a Elrohir, que miraba la escena con los ojos vidriosos y una expresión de profunda lujuria que lo hacía increíblemente atractivo, a pesar de la mordaza. Entre tanto, Haldir había preparado su delicioso camino, deslizándose en él sin recibir resistencia alguna. El joven elfo empujaba para atrás, buscando mayor contacto, mientras jugaba con Elladan deslizando a su vez su dedo mojado en saliva.
Elrohir se agitó, golpeándose la cabeza, impotente, contra el poste. No podía ni siquiera mover las manos y tener un poco de alivio mientras veía a Haldir poseer al hermoso pelirrojo que, entre gemidos de placer, no dejaba de mirarlo.
Elladan se encontró pronto suplicando al joven elfo ser poseído, deseaba ardientemente sentir dentro suyo a aquél delicioso elfo que tanto placer le había dado. Finwë se apresuró a complacerlo, cambiando de posición y colocando a Elladan de costado, con una pierna levantada, y lo penetró suavemente. Haldir en ese momento se recostó también sin retirarse de Finwë y continuó sus deliciosos movimientos tomando a su compañero de las caderas para sostener sus acometidas, mientras miraba maliciosamente a Elrohir. Finwë y Elladan gritaban de placer mientras Haldir se movía. El elfo pronto aceleró sus movimientos y con un ronco gemido, se clavó en el cuerpo de su amado, derramando toda su semilla dentro de él. Finwë se extrañó un poco, pues siempre Haldir esperaba que él estuviera listo también, y lanzó un gemido cuando lo sintió retirarse, pero pronto se envolvió nuevamente en las sensaciones que le causaba estar dentro del gallardo Elladan, que se movía deliciosamente.
Haldir se acercó a Elrohir y le susurró al oído
- "Sin duda este es el mejor espectáculo que has visto en la Tierra Media", sus manos rozaron juguetonamente el miembro erecto de su amido. - "pero es mejor participar en él que actuar como espectador", continuó, mientras su cálido aliento hacía estremecer la sensible oreja del elfo atado.
Haldir le quitó la mordaza, besándolo suavemente, como pidiendo perdón por sus acciones.
- "¡Ahhhhh Haldir! Me matarán.suéltame, te lo suplico.", rogó Elrohir.
El elfo de Lorién lo miró apreciativamente, los hijos de Elrond eran considerados hermosos y altivos, y sin duda Elrohir lo era, pero verlo suplicar así lo hacía más atractivo.
- "Prométenos una cosa primero", dijo pícaramente, pasando su lengua por los pezones del impotente elfo atado.
- "¡Lo que sea Haldir, pero suéltame!"
- "Deja en paz a Legolas, bastantes problemas tiene ya como para estar soportando tus comentarios hirientes", las palabras fueron dichas con rapidez y firmeza.
- "¡Eso es un juego sucio! No puedo aceptarlo."
- "Bien. Entonces, ¡Mira!", respondió Haldir, dispuesto a retirarse.
- ".espera. Lo haré, lo prometo.¡suéltame!", capituló Elrohir, en realidad se había ya dado cuenta de que era un caso perdido y eso era lo que había venido a decirle a Haldir, pero su orgullo.
Pronto estuvo libre, arrojándose sobre el cuerpo de Finwë que, junto con Elladan, habían disminuido el ritmo, esperando los próximos acontecimientos. El joven elfo miró a Haldir, y al recibir su mirada de aprobación, abrió su cuerpo a Elrohir, siendo poseído con el ímpetu que caracterizaba al elfo de Rivendel. Los tres continuaron moviéndose, mientras Haldir se inclinaba a besar a su adorado Finwë en los labios. - "Te amo, mi pequeño elfo de los bosques", le susurró, alejándose a buscar algo entre sus cosas.
Elrohir sintió de pronto que su cuerpo era invadido por unos solícitos dedos. Con nostalgia, recordó el tiempo en que esas caricias eran cotidianamente prodigadas por las mismas manos y se preparó para la acometida que estaba por llegar. Haldir preparó a su antiguo amor y lo penetró con la rudeza que había caracterizado sus encuentros tantas veces.
Los cuatro se movieron al mismo ritmo urgente y sus gemidos se mezclaron. Finwë sintió arquearse el cuerpo de Elladan y tomó su miembro entre las manos, masajeándolo hasta que sintió el tibio líquido en sus manos y estalló a su vez, maravillado de la sensación, pues era la primera vez que hacía algo así, sintiendo casi al mismo tiempo la semilla de Elrohir inundándolo mientras el elfo gritaba su nombre, secundado por Haldir.
Cayeron exhaustos en una desordenada confusión de cuerpos y Haldir finalmente abrazó a Finwë, siendo abrazado por detrás por Elladan. Elrohir se levantó a buscar la sábana que habían arrojado momentos antes, y los cubrió, abrazándose a su vez a Finwë. Rieron y charlaron sobre esos placenteros momentos, hasta que se quedaron dormidos.
TBC
