1528 Corazón Roto

Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, y bla bla bla.

A/N: Espero que no me odien, Arwen ganó el primer round.

***
- "Gimli, él se lo va a decir", dijo Legolas. Habían llegado caminando hasta las
Casas de Curación, cuyos jardines eran el único lugar del agrado del elfo en
aquella fría ciudad de piedra. Tomaron asiento en la glorieta central y Legolas
se reclinó en uno de los postes que la sostenían.

- "...mmm...", gruñó el enano. No le gustaba tocar ese tema ni mucho menos tener
que opinar al respecto, pero no juzgaba a su amigo.

- "De cualquier modo, me siento feliz, aunque culpable por Arwen. Sé que será
difícil, pero afrontaré lo que venga, incluso la ira de mi padre", sonrió
Legolas, - "luego de un tiempo acá, cumpliré mi promesa y emprenderemos nuestro
viaje a las cavernas y a Fangorn, pero antes debo ir a Mirkwood"

- "¡Esas cavernas! ¡Tienes que verlas Legolas! No hay en el mundo cosa tan
bella. Brillan por todos lados, como pequeños espejos. ¡Oh, si yo pudiera,
viviría allí para siempre! Fundaría una colonia de enanos, sería la más
próspera. Mi gente trabajaría las minas que deben haber allí, pues esa montaña
es virgen. ¡Extraeríamos grandes riquezas y haríamos de las Cavernas de los
Espejos el más hermoso Reino Enano!"

- "¿Y por qué no lo haces? Eso está en Rohan y Éomer y tú han llegado a ser
buenos amigos, además, si Aragorn se lo pide, no sabrá negarse. Hazlo, de sólo
oírte hablar así, haces que me conmueva. Algo que te produce tanta emoción tiene
que ser en verdad muy bello", contestó el elfo.

- "Sí, creo que lo haré. Pero antes debo esperar a que Rohan se reconstruya, y
mientras tanto lo pasaré aquí, pues me apena la próxima separación de la
Comunidad. Los hobbits desean volver a La Comarca y pronto lo harán y yo mismo
debo volver con los míos...", dijo Gimli pensativo, luego se puso de pie con una
mueca de disgusto, - "allá vienen esos molestos y arrogantes elfos. Te veré en
la cena", y se retiró rápidamente, haciéndoles un saludo con la cabeza.

Elladan y Elrohir llegaron por el otro sendero y se sentaron uno a cada lado de
Legolas.

- "Parece que no le gustamos al enano", observó Elladan.

- "No le gustan los elfos, es natural para él", respondió calmadamente Legolas

- "Pues parece entenderse muy bien contigo", dijo Elrohir.

- "Los miembros de la Comunidad hemos desarrollado un vínculo muy fuerte, que ha
ido más allá de la diferencia de razas y costumbres. Somos amigos", fue la
respuesta.

- "Pero el tiempo de la Comunidad ha concluido, como todo en esta Edad que se
termina con el reinado de Elessar. La Comunidad ha sido disuelta una vez
culminada su misión", dijo Elladan.

- "La misión de la Comunidad ha concluido, pero el vínculo se mantiene en
nuestros corazones, y perdurará", respondió Legolas, sin mostrarles su molestia
por aquélla charla a la que no veía objeto.

- "Legolas, hay vínculos que por más que perduren no pueden ser mostrados. Mucho
está en juego, la unificación de Gondor y Arnor y la restauración del reino más
grande de la Tierra Media no son cosas para tomar a la ligera. Elessar
necesitará el apoyo de nuestro pueblo", repuso Elrohir. El príncipe no
respondió.

- "Hemos venido aquí como amigos tuyos, en recuerdo a tiempos pasados en nuestra
infancia, a decirte que no te deseamos ningún mal. Pero no puedes empeñarte en
un enlace con el Rey de los Hombres. Jamás sería aceptado por los orgullosos
habitantes de este país, y nuestro pueblo no perdonará la burla a la alianza que
nuestro padre pactó", continuó Elladan, - "nosotros hemos disfrutado muchas
veces de esos placeres oscuros, con muchos compañeros, pero en reserva. Y es así
como deben mantenerse las cosas, hasta que debas volver a tu reino"

- "¿Qué quieres decir Elladan?", demandó el príncipe. La insinuación encerrada
en sus palabras era un insulto para su orgullo élfico, pero el hijo de Elrond
era demasiado cauto para hablar en forma directa. Muy por el contrario, Elrohir
continuó en lugar de su hermano.

- "Elessar se casará con nuestra hermana Arwen, como fue decidido al iniciarse
la guerra. Ella lo hará feliz y le dará los herederos que Gondor necesita. Tú
puedes estar al lado del rey si así lo deseas, pues todos acá piensan que solo
son amigos inseparables. Pero Arwen jamás debe enterarse de estos arreglos..."

- "¡Basta! Te lo dije una vez y lo diré de nuevo. Elessar y yo haremos lo que
debamos y no hablaré con ustedes de este tema ni escucharé nada más, o el coraje
de Mirkwood se pondrá a prueba con el de Rivendel", declaró Legolas poniéndose
de pie.

- "¡NO! ¡Ahora me oirás, príncipito arrogante! Aunque rompo una promesa hecha a
alguien muy querido, te lo diré claramente", Elrohir se puso de pie frente a
Legolas impidiéndole el paso y puso su mano en el hombro del elfo para que no se
moviera, - "¡Elessar no se casará contigo sino con Arwen! Tú solo estarás en su
cama, serás su concubina y él nunca..."

Pero no pudo concluir la frase, pues el puño del príncipe le dio directo en la
boca mientras Legolas lo apartaba. Elrohir se arrojó sobre él, mientras Elladan
trataba de detenerlos, sin saber a cuál de los dos agarrar porque ambos elfos se
habían trenzado en una lucha con los puños de la cual no podía decirse que
alguien saliera vencedor, pues ambos tenían similar fuerza y coraje. Ante el
ruido de la pelea, salió Ioreth y se puso inmediatamente en el medio de los dos
elfos, que hicieron una pausa para no golpearla a ella también. Esta pausa fue
aprovechada por Elladan para arrastrar a su hermano de allí, no sin antes decir:

- "Legolas de Mirkwood, has enfrentado a Rivendel contra tu pueblo. Las
consecuencias de tus actos deberás afrontarlas ante tu padre. Nos veremos en el
banquete"

Legolas se quedó de pie, con las ropas desarregladas, mirándolos partir. Su
cabello despeinado ondeaba con el viento y Elladan pudo comprender por qué
Elessar se había enamorado del príncipe, hermoso, valiente y de noble corazón,
porque Legolas calló, sus palabras causarían aún más daño y no deseaba empeorar
las cosas. Se quedó erguido mirándolos alejarse.

- "¡Alteza! ¿Se encuentra bien?", preguntó ansiosa Ioreth, - "déjeme arreglarle
las ropas. Usted perdone, pero esos elfos nunca me acabaron de gustar y veo que
tuve razón, pues no es de caballeros liarse a golpes de ese modo con un
príncipe..."

- "Ioreth, gracias", dijo Legolas mirándola fijamente pero ella seguía hablando.
Entonces la tomó por los hombros y le dijo firme pero amablemente "Gracias,
estoy bien. Debo irme ahora. No digas a nadie lo que pasó, mucho menos al Rey",
y terminó de acomodar sus ropas para alejarse de allí.

***

- "¿Arwen, qué traes allí?" preguntó Aragorn al notar el lienzo que ella
aferraba en su pecho.

- "Querido Elessar, es el estandarte que bordé, el que usaste para las últimas
batallas, donde saliste victorioso. En mi corazón siempre supe que triunfarías.
Elladan me lo dio.", él no pudo ocultar el dolor de su mirada, - "¿me dirás
ahora qué te sucede? Te he notado preocupado e incómodo, como si guardaras algún
penoso secreto"

- "Arwen, nunca pensé que llegaría el día...que yo te diría, que...", la expresión
serena de ella lo conmovía, ¡Ni siquiera se imaginaba que él estaba a punto de
destrozarle el corazón! ¡No podía hacerlo!

- "¿Qué? Dímelo, querido Elessar", preguntó ella, serena como su hermosa voz.

- "Yo..yo...", entonces la imagen de su amado príncipe vino a calmarlo. Pensar en
él le dio la tranquilidad que necesitaba, - "amo a Legolas..."

Ella no se inmutó, sólo le sonrió, con esa encantadora expresión que una vez lo
cautivó, pero ahora su corazón estaba lleno de otro rostro y otra sonrisa. Esa
sonrisa lo animó a continuar.

- "No sé como pasó...fue después de Moria...hemos estado juntos, pero nadie lo sabe,
tenía que decírtelo antes, ¡Arwen, lo siento tanto!", y era verdad, pues su
noble corazón estaba destrozado por el daño que le causaba a su prometida, pero
a la vez, sabía que él tendría el consuelo en los brazos de su verdadero amor,
pero ella, ¡nada!. Se arrodilló besando su mano, que ella no retiró. Las
lágrimas ardientes de los ojos del rey cayeron sobre la delicada mano de Arwen,
y ella nada dijo.

Al cabo de un rato, el rey se dio cuenta de que era el único que lloraba, Arwen
estaba serena, sólo sus ojos brillaban un poco, única señal de su pesar.

- "Siéntate, querido Elessar", dijo ella suavemente. Él obedeció, dejándose
conducir dócilmente, sin entender lo que pasaba, - "lo sabía. Lo he sabido desde
el principio. No lo entiendo, ni lo apruebo, solo digo que lo sé"

- "¡Oh Arwen! Yo nunca..esto pasó, jamás quise lastimarte, créeme por favor"

- "Lo sé", continuó ella, su voz aún tenía la propiedad de conmoverlo,
escucharla aliviaría la culpa que había estado sintiendo tantos meses, - "lo sé,
y yo tampoco te deseo mal alguno. Tú y Legolas deben ser felices y yo no
interferiré con eso"

- "¿por qué?", él no entendía nada, había temido tanto ese momento, las lágrimas
y gritos de Arwen, sus reproches, insultos, todo menos esa extraña
¿indiferencia? ¿aceptación?

- "Porque te amo, y si uno ama verdaderamente, debe dejar ser feliz al ser
amado. Partiré con mi padre en una barca élfica, y en la hermosa Valinor, hacia
donde nos dirigiremos, calmaré mi dolor"

- "¡Elbereth te bendiga Arwen!", exclamó Aragorn abrazándola. Ella correspondió
el abrazo, acariciando sus cabellos.

- "Elessar, hay una cosa que deseo que hagas antes por mi", pidió ella.

- "Dímela y la haré", respondió Aragorn, ¿cómo negarse?

- "Brindemos antes por tu felicidad y la de Legolas", dijo Arwen haciendo un
ademán hacia un pequeño aparador donde habían diferentes licores y copas.
Aragorn se extrañó por el pedido, pero se puso de pie y sirvió vino en dos finas
copas de cristal, alcanzando una a Arwen.

- "Elessar, despliega el estandarte",

- "¿Qué?"

- "El estandarte, hay algo que deseo mostrarte"

Aragorn dejó su copa sobre la mesita y tomó el lienzo en sus manos,
desplegándolo y llenando la estancia con la magnificencia de esa hermosa obra de
las manos de la hija de Elrond. Sus manos vagaron distraídas por el contorno del
árbol, sintiendo las gemas, y ese momento fue aprovechado por Arwen para extraer
un frasco de su escote y verter su contenido en la copa del Rey.

- "Brindemos por la felicidad de dos seres que se aman, y porque vuestro amor
perdure en esta y todas las Edades del Mundo, trayendo prosperidad a esta
hermosa tierra que unificarás para hacer de éste el más grande reino de Arda",
dijo Arwen y ambos bebieron.

Luego se hizo un silencio que fue roto por Arwen.

- "En este estandarte se tejieron mis sueños e ilusiones. Cada hebra de hilo que
hay allí es un pensamiento mío dedicado a ti, cada gema entreteje el destino que
deseé tener junto a ti. Los colores que lo adornan son la esperanza que tu
reinado traerá al mundo; las iniciales que bordé son mis esperanzas. Pero hay
algo más", ella hizo una pausa. Aragorn parecía algo aturdido, - "En la parte
posterior bordé una inscripción. Querido Elessar, ten la bondad de leerla".

La voz acariciadora de Arwen era difícil de resistir, además Aragorn empezaba a
sentirse mareado y deseaba que ella se retirase para descansar. Se inclinó hacia
la pequeña inscripción.

- "Son runas élficas, mas no es éste su lenguaje", manifestó luego de
examinarlas.

- "Es un dialecto muerto, la lengua de los herreros que forjaron los Silmarils.
Léelo, pues tiene un significado especial"

Aragorn pronunció con voz insegura las palabras de la inscripción. Era un
dialecto muerto, sí. Pero no era élfico. La lengua de Melkor, hacía mucho tiempo
olvidada, volvía a oírse en la Tierra Media, de labios del Rey de los Hombres.

La inscripción rezaba así, en la Lengua Común:

"Melkor, tu sirviente te invoca. Extiende sobre mí el velo del olvido,
destierra el amor prohibido de mi corazón. La promesa no se romperá y pagaré su
precio"

Estas fueron las palabras dichas por Aragorn sin saberlo. En el silencio que
siguió, una niebla pareció brotar del estandarte y envolver a Aragorn, para
luego introducirse por su boca, nariz y oídos, y desaparecer.

El Rey se sentó aturdido. Arwen lo ayudó, tomando sus manos entre las suyas.
- "¿Qué sucedió?", preguntó por fin.

- "Nada, querido Elessar. Me explicabas sobre Legolas"

- "¿Legolas?"

- "Sí. Legolas te acompañó en esta guerra, junto a los otros", contestó Arwen
con una mirada triunfal en los ojos.

- "Ahh, sí. Legolas es mi amigo. Él está aquí junto a todos. Esperan la noticia"

- "¿Qué noticia?"

- "La de nuestra boda, querida Arwen, ¿qué no te lo había dicho?", preguntó él,
aún confundido.

- "Por supuesto. Pero ahora debes descansar. Ven, te llevaré a tu habitación.
Dormirás un poco y luego bajaremos al banquete"

***

Galadriel observaba el salón, engalanado para la especial ocasión. Las mesas
estaban bellamente dispuestas para el banquete, y cubiertas de los más
exquisitos manjares. Los invitados iban llegando y tomando sus lugares. Todos
hablaban alegremente mientras esperaban la llegada de su rey.

La Dama de Lórien había perdido los poderes conferidos por el anillo élfico. Al
destruirse el Anillo Único, los demás habían vuelto a ser anillos normales.
Quizá por eso no pudo captar la desesperada resolución de su nieta de conservar
al hombre que la convertiría en reina.

La música empezó una marcha suave, mientras dos figuras descendían por las
escaleras. El Rey de Gondor, vestido ricamente de seda gris y verde oscuro, con
un manto blanco y la corona ceñida en la frente. De su brazo, la dama más
hermosa que habían visto los ojos de hombres y elfos. Vestida toda de blanco,
con esmeraldas entretejidas en sus negros y largos cabellos, Arwen descendía
majestuosa arrancando exclamaciones de asombro. Se sentaron en la mesa
principal, junto a Elrond, Galadriel y Celeborn, y Faramir e Imrahil también se
encontraban allí al igual que Gandalf y Frodo.

Legolas estaba esperando como todos el anuncio de Aragorn y para pasar el rato,
conversaba amenamente con Gimli y los hobbits. Se había ya tranquilizado en
relación a lo dicho por los gemelos, y estaba seguro del amor que él y Aragorn
se profesaban. Enmudeció cuando lo vio bajar por la escalera del brazo de Arwen
y notó la mirada serena de ella. Eso sólo podía significar que lo había
aceptado, pues en la mente del elfo no cabía la posibilidad de que Aragorn no le
dijera nada. Sonrió a Gimli, que le devolvió la sonrisa, dándole una cariñosa
palmada en la espalda.

- "¿Nervioso, eh? ¿elfo loco?"

- "Shh, Gimli, ahora lo dirá", dijo Legolas, pues la música había cesado
mientras Aragorn, de pie con su copa en la mano decía:

- "Ciudadanos y amigos de Gondor. Amigos de tierras lejanas. Ha culminado aquí
la Tercera Edad del Mundo, y muchas cosas cambiarán y desaparecerán para ceder
su lugar a las nuevas. El Rey ha vuelto a ocupar su lugar y la grandeza de
Gondor será restaurada, haciéndose patente, en la nueva edad, el dominio del
hombre. Los elfos han cumplido su tiempo en este mundo, pero antes de partir,
nos dejan el símbolo de nuestra última alianza, y el elegido por mi corazón",
hizo una pausa. Legolas sonreía, con una calidez en el corazón que lo hacía muy
feliz.

- "La más hermosa de sus flores se quedará en nuestra tierra, para compartir el
trono conmigo y gobernar con la sabiduría de su raza", Legolas parpadeó
confundido, ¿qué era eso que decía Aragorn?.

- "La Dama Arwen Undomiel ha consentido ser mi esposa, y así lo ha consentido
también su pueblo", y la tomó de la mano, poniéndola de pie junto a él.
Todos los presentes aplaudían y levantaban sus copas para hacer el brindis de
honor. Sólo una figura cubrió rápidamente su rostro con su capa y salió de allí.
Lo siguieron las miradas preocupadas de Gandalf, Haldir y Finwë. Gimli salió
tras él.

El elfo no podía creer lo que acababa de oír. No lo entendía. No quería
entenderlo. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin que él pareciera notarlo,
sólo sabía que tenía que huir de allí. ¡Las palabras de Elrohir y Elladan! Las
palabras de Aragorn. Nunca pensó que las palabras podían hacer tanto daño. Ahora
su corazón parecía atravesado por mil espadas y le oprimía el pecho. Desabrochó
el botón de su túnica buscando respirar mejor, pero el dolor era interno, y no
le sirvió de nada.

Su amigo Gimli lo llamaba. Legolas le dijo algo para que lo esperase y huyó con
Arod. Nunca volvería a pisar esa tierra donde había sufrido tanto.

TCB

A/N: Bueno, aquí estamos como en el principio. La boda se efectuará y Legolas se
ha alejado de Gondor, ahora ya saben el motivo. Pero la historia aún no
concluye, el destino de esa pareja aún no se ha concretado.