34 Viaje sorpresivo

Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, y bla bla bla.

***************** Gondor ***************** La reina miraba por el balcón, retorciéndose aún las manos por la furia que sentía. Beregond acababa de partir con un mensaje para Aragorn.

Aún recordaba cuando, hacía unos días, un guardia fue a buscarla mientras ella paseaba en el jardín.

- "Mi señora, tengo un mensaje del rey", dijo él, haciendo una reverencia.

Arwen se extrañó, pues Aragorn había ido a dar un paseo no hacía mucho tiempo.

- "¿Qué ocurre?", preguntó intrigada.

- "Mi Señor Elessar fue tras un caballo fugitivo. Nos indicó que no lo siguiéramos y que viniéramos a avisarle", explicó el guardia.

- "¿Caballo? ¿Fugitivo?", dijo la reina. Un horrible presentimiento se abría paso en su mente - "¿Cómo era ese caballo?", preguntó ansiosa.

- "Era muy grande, de color gris. Sin duda de la misma raza que los caballos de Rohan. Pero, a la usanza élfica, no llevaba montura", respondió el guardia.

La reina palideció, e hizo un esfuerzo por dominarse.

- "¿Él dijo el nombre del caballo?"

- "Lo llamó Arod", respondió el guardia, confirmando su presentimiento.

- "Gracias. Retírese", dijo ella y lo despidió.

Arwen no sabía cómo había podido soportar aquéllos días. Consultó el palantir, pero ya no veía nada en él. Esperaba en el balcón a que Aragorn regresara, confiando en que el hechizo que invocó fuera lo suficientemente fuerte. No hablaba con nadie y apenas probaba alimentos.

Todos creían que su embarazo la estaba afectando así, y quizás era cierto en parte, pues sentía una enorme angustia que no la dejaba dormir. Pero a la vez, su odio hacia Legolas se hizo mayor. Aragorn había ido tras su caballo, eso sólo podía significar que el elfo andaba cerca. El solo pensamiento de que ellos dos podían estar solos de nuevo la llenaba de ira, y amargas lágrimas corrían por su rostro.

Pero no podía ir tras el rey, las doncellas y guardias no se lo permitirían. Tampoco los ministros, molestos por la repentina desaparición de Aragorn, dejarían a la reina ausentarse.

Así habían pasado cuatro días, cuando vio un jinete que cabalgaba de prisa. Solo. Su corazón dio un vuelco, pero su vista penetrante notó que no se trataba de Aragorn, sino de Beregond, capitán de la guardia de Faramir. El recién llegado fue llevado de inmediato a su presencia.

Beregond informó a la reina lo sucedido, omitiendo solamente la naturaleza de las heridas del elfo. No le pareció prudente tocar un tema tan delicado con la reina.

Arwen escuchó todo tranquilamente. La alivió saber que Aragorn estaría en Ithilien, rodeado de personas y no solo con Legolas, quien además estaba malherido y difícilmente intentaría algo. El elfo era demasiado orgulloso y la humillación que había sufrido el día que Aragorn anunció la boda, no sería olvidada fácilmente.

Pero Aragorn no podía estar allí, junto con el elfo, indefinidamente. No. Debía hacer que vuelva. Rápidamente trazó un plan.

Ese mismo día, fingió sentirse mal y envió por el sanador. Como había estado muy extraña esos días, y todos lo atribuían a su embarazo, no le fue difícil convencerlo. Tampoco le costó hacerles creer que estaba así por la ausencia de su esposo. Como resultado de esas maniobras, Beregond fue enviado en busca del rey con la consigna de traerlo "inmediatamente".

Ahora, sólo le quedaba esperar.

***************** Ithilien ***************** Legolas despertó sintiéndose algo mareado. La falta de alimentos empezaba a hacer su efecto, ahora que la fiebre había desaparecido. Estaba muy débil y sentía frío, cosa rara en un elfo. Trató de moverse para cubrirse mejor, pero un dolor lacerante le recordó lo que le había pasado.

El horror de su situación lo dejó inmóvil. Además de la humillación de ser visto así por sus amigos, Faramir, Eowyn y Gimli y los guardias que ayudaron en su rescate, ahora tenía a Aragorn tratando de ¿ayudarlo? Legolas no deseaba la lástima de nadie, y mucho menos el mortal que lo despreció y a quien, aunque odiara admitirlo, aún amaba.

¡Tenía que salir de allí! No podría soportar ver de nuevo a Aragorn, escuchar su voz... Pensó en lo que dijo Lord Mandos, ¿él, Legolas, debía ayudar al rey a encontrar el camino? ¡era una locura! Aragorn estaba bien sin él, lo había abandonado por Arwen, lo había humillado después de jurarle que estarían juntos. ¡Si tan sólo le hubiera dado una explicación! Y ahora, estaba allí, pretendiendo que nada había pasado, ¡diciéndole que quería ayudarlo!

Tenía que salir, y cuanto antes mejor.

Su mirada recorrió la habitación. Frente a la ventana había una silla donde estaban algunas prendas. No las que él había traído, sino otras limpias, seguramente puestas allí por Eowyn. Suspiró. La distancia de la cama a la silla era enorme.

Legolas trató de sentarse, apoyando uno de sus brazos en el borde de la cama para impulsar su cuerpo y a la vez para mitigar el dolor, al apoyar parte de su peso en el brazo. Con el otro brazo se cogió de la cabecera de la cama y se impulsó. Luego de dos intentos, logró incorporarse penosamente.

Consciente de que estaba desnudo, Legolas tiró de la sábana para cubrirse y avanzó muy despacio, calculando el dolor con cada paso que daba. Las piernas le temblaban y el dolor era terrible, pero se las compuso para avanzar apoyándose en la pared.

Para llegar al tramo final, necesitaba caminar sin apoyo, pues la silla hacia la que quería llegar estaba en medio de la habitación. Respiró y dejó de afirmarse a la pared y avanzó unos cuantos pasos en dirección a su objetivo. Pero Legolas no había contado con lo que la falta de alimento, la fiebre y la pérdida de sangre habían hecho a su organismo. En medio camino, sus piernas no lo sostuvieron más, se enredó con la sábana y cayó pesadamente al piso de piedra, dando un grito de dolor.

Su grito sonó tan débil que nadie pareció oírlo, y el elfo se quedó encogido en el suelo, tratando de cubrirse con la sábana y sintiéndose la persona más desdichada de la Tierra Media. Decidió descansar un momento e intentar ponerse de pie, y para distraer su mente del dolor, se dedicó a escuchar con atención los ruidos del palacio.

Afuera parecía haber un tumulto, y oyó varias voces. Pudo distinguir gritos de los guardias y también la voz de Faramir dando órdenes y luego pasos apresurados que se dirigían a donde estaba él. Trató de levantarse, pero una punzada de dolor lo hizo caer nuevamente. En ese momento se abrió la puerta.

Legolas cerró los ojos. No quería más humillaciones. No deseaba la lástima de los mortales. Sólo un elfo podría comprender su dolor. Pero allí no había elfos.

- "¡Legolas!", gritó una voz familiar.

En un instante, Haldamir estaba arrodillado junto a él, con la angustia pintada en el rostro. Legolas lo miró y sus ojos suplicaron algo que solo su hermano pudo comprender. Rápidamente se dirigió a los otros que habían entrado, Su voz sonó firme y no admitía réplicas. Era la voz del príncipe heredero de Mirkwood.

- "¡Salgan todos! Déjennos solos"

Nadie dudó en obedecer, incluso el mismo Aragorn y Faramir se retiraron, pues comprendieron también.

Cuando la puerta se cerró, Haldamir tomó a su hermano en brazos y lo llevó nuevamente a la cama, donde lo cubrió con una manta.

- "¡Debí seguirte esa misma noche! Así hubiera evitado esto...", dijo el angustiado príncipe.

- "..."

- "Seguí tu rastro...encontré a los otros, tú los viste también, ¿verdad?", Legolas asintió, - "encontré también a esos...seres...muertos. Supe que algo terrible había pasado. Encontré restos de tu ropa y huellas de humanos. Vine aquí enseguida, pero por lo visto llegué tarde", dijo Haldamir lleno de pesar.

- "No te culpes, fui yo", interrumpió Legolas

- "Legolas, ¿qué pasó?, dímelo todo", pidió Haldamir

- "Yo-yo...no puedo", dijo débilmente Legolas

Haldamir lo abrazó como lo hacía cuando Legolas era pequeño. Lo atrajo hacia su pecho y acarició su cabello, sin decir nada. Sabía que algo terrible le había ocurrido a su hermano, pero no sabía qué. Había corrido a la habitación que le señalaron diciendo a Aragorn que hablarían después, que primero vería a Legolas.

- "Descansa, hermano. Estaré a tu lado", le dijo para tranquilizarlo. "Gimli y Aragorn también están aquí"

- "A-Aragorn no..."

- "Él está preocupado, desea verte...", explicó Haldamir, pues sabía que el mortal era uno de los mejores amigos de Legolas.

- "No quiero verlo", dijo Legolas

Haldamir se extrañó mucho por el deseo de su hermano, pero no era el momento de contradecirlo. Lo tranquilizó respecto a Aragorn y Legolas pareció más calmado. En ese momento, llamaron a la puerta y entró Eowyn con un tazón de caldo humeante para Legolas.

- "Gracias, Dama Eowyn. Si me permite, yo mismo atenderé a mi hermano", dijo Haldamir educadamente, colocando el tazón en la mesa junto a la cama.

- "Está bien", repuso ella. "Estaré afuera, llámenme si necesitan algo"

Haldamir ayudó a Legolas a alimentarse. Pudo notar que estaba muy débil y que había adelgazado muchísimo. Una vez que Legolas terminó, se adormeció nuevamente y Haldamir lo dejó descansar.

Afuera, aguardaba Eowyn y Gimli, quienes le informaron que Aragorn y Faramir deseaban hablar con él y explicarle lo sucedido. Ellos entraron a acompañar a Legolas mientras Haldamir se dirigía al salón.

***

Los rostros serios de Aragorn y Faramir le dijeron al príncipe que algo realmente grave había sucedido con Legolas. El rey de Gondor le hizo un ademán para que tomara asiento y habló seriamente.

- "Haldamir, como has visto, la situación en la que se encuentra tu hermano, el príncipe de Mirkwood es grave. Hemos hecho hasta ahora lo que estaba a nuestro alcance para ayudarlo a recuperarse, pero debemos esperar hasta que el tratamiento aplicado haga efecto. Faramir te explicará en qué circunstancias lo encontramos", explicó Aragorn.

- "Antes de las explicaciones, debo comunicarles algo", dijo Haldamir igualmente serio, "mi hermano no es más el príncipe de Mirkwood. Mi padre lo desheredó debido a un incidente acaecido en Gondor y del cual pediré luego al rey alguna noticia. Mi padre ha enviado heraldos a los reinos élficos y humanos anunciando su decisión, pero yo decidí adelantarme y venir en busca de mi hermano"

Faramir y Aragorn mostraron su sorpresa ante esa noticia, y Faramir explicó lo ocurrido, evitando mirar al príncipe a los ojos. Haldamir lo escuchaba apretando los puños, y, al finalizar el relato, Aragorn explicó cómo Arod lo había buscado y cómo se había encontrado con Berengond y había llegado a ayudar a su amigo.

El elfo calló por un largo rato, con el rostro indescifrable. Luego los miró.

- "Agradezco en nombre de mi reino a ambos, por haber salvado la vida de mi hermano y por ayudarlo en su recuperación. Legolas saldrá adelante, lo conozco y él es muy fuerte. Debo sin embargo, hablar en privado con el rey. Hay algo que no he comprendido bien", pidió.

Faramir se retiró y los dejó solos.

- "¿Qué sucede?", preguntó Aragorn

- "Cuando estaba con Legolas, él me dijo que no desea verte. Además, mi padre recibió una carta de Elrond exigiéndole que Legolas presentara sus excusas por una pelea que tuvo con Elrohir, la cual, según Elrond, fue provocada por mi hermano. Deseo saber si estos acontecimientos están relacionados", respondió Haldamir.

- "Lo siento", repuso el rey, - "no sé nada respecto a esa pelea. Legolas dejó el banquete donde anuncié mi boda con Arwen y partió sin despedirse de nadie. Quizás fue a causa de la pelea que dices, pero ni Elrond ni Elrohir me han dicho nada sobre eso", explicó Aragorn.

Haldamir lo miraba fijamente, sopesando cada una de sus palabras. No dijo nada y continuó aguardando la explicación a su primera interrogante.

- "Respecto a la actitud de Legolas...", empezó Aragorn un tanto inseguro, "no la entiendo, quizás él se siente avergonzado por todo lo que ha sucedido. De hecho, él tampoco se despidió de mí y no lo había vuelto a ver desde entonces"

- "Hay algo aquí que no me gusta", dijo Haldamir, "y llegaré al fondo de esto", agregó decididamente y se puso de pie, dando por terminada la entrevista.

***

Varios días transcurrieron en Ithilien, sin embargo, el estado de Legolas no parecía mejorar con la rapidez que se esperaba en un elfo. Sus heridas externas estaban sanas, no había señal de los golpes que recibió en el rostro ni de los cortes hechos con las uñas de los uruk-hai en el resto de su cuerpo. Además, ya podía caminar un poco por la habitación y sentarse junto a la ventana, pero se rehusaba a salir y no aceptaba visitas de nadie más que de Haldamir, Eowyn y Gimli, y los exámenes del sanador.

Legolas se había rehusado a contarle a su hermano el por qué de su enojo con Aragorn; y Gimli, que era el único que parecía saber qué pasaba, no hablaba tampoco con el rey. Además, cuando Haldamir le pidió explicaciones, le dijo simplemente que ese asunto le concernía a Legolas y que él no podía revelarlo si su amigo no deseaba hacerlo.

Haldamir decidió no presionar a Legolas con eso y ayudarlo a recuperarse, pero tenía el presentimiento que la recuperación de su hermano y su enojo con Aragorn estaban muy relacionados, de modo que su relación con el rey se enfrió notablemente.

Aragorn entre tanto, sentía que todos estaban en su contra, por alguna razón que él desconocía por completo. Los dolores de cabeza se presentaban cada vez que buscaba en su memoria alguna discusión que hubiese tenido con Legolas, y tenía pesadillas en las cuales veía al elfo cubierto de sangre. De algún modo sabía que lo sucedido a Legolas y esas pesadillas estaban relacionados, y a pesar de sentir el desprecio de Gimli y Haldamir y de no ser admitido para ver a Legolas, permaneció al lado de su amigo, sosteniendo largas charlas con el sanador y Eowyn respecto a la evolución del estado de Legolas.

Un día, Beregond volvió de Gondor, con un mensaje importante para el rey: La reina Arwen se encontraba delicada de salud y requería la presencia inmediata de su esposo. Aragorn se preparó para partir, no sin antes tener una plática con Haldamir.

- "He conversado con el sanador acerca del estado de Legolas", explicó el rey, "físicamente su recuperación es lenta, pero lo que más me preocupa es su estado de ánimo", confesó, sin importarle la mirada airada de Haldamir.

- "Estoy tan bien informado como tú sobre el estado de mi hermano", dijo fríamente Haldamir.

- "Lo sé. Es por eso que te pido que hagas lo único que pienso que puede ayudar: ver a la Dama Galadriel", continuó Aragorn.

- "Legolas no desea...", protestó Haldamir.

- "¡No se trata de lo que Legolas desea! Se trata de lo que debemos hacer por su bien", dijo vehementemente Aragorn.

- "Y tú pareces conocer bien qué es lo mejor para Legolas, ¿verdad? Por eso no desea verte..."

- "¡NO SÉ POR QUÉ NO DESEA VERME!", estalló Aragorn, "esto es difícil para mí también, pero no abandonaré a mi mejor amigo. Sé lo que debe hacerse y sólo te pido que lo hagas, por el bien de Legolas"

Haldamir lo miró sin responder. El rey parecía sincero. Además, él mismo comenzaba a desesperar por la impotencia de no poder ayudar a su hermano, y Galadriel era la elfa más sabia en la Tierra Media, si ella no sabía qué hacer, nadie más lo sabría.

- "Está bien. Veré si Legolas está en condiciones de viajar", aceptó finalmente.

- "Lo está", dijo rápidamente Aragorn, - "consulté con el sanador antes de llamarte. Sucede que debo ver a Arwen en Gondor y como es la ruta que debemos tomar, pensé que podríamos detenernos allí y luego partir por el río hacia Lothlórien. De ese modo, Legolas no se fatigará demasiado con el viaje"

- "¡Lo habías decidido todo, eh!", exclamó Haldamir

- "Lo siento, sabía que no rehusarías. Nos une el mismo interés por el bienestar de Legolas. También hice preparar un carruaje y provisiones. Así Legolas no tendrá que cabalgar", dijo el rey.

Haldamir lo miró derrotado. Sabía que Aragorn tenía razón.

- "¿Cuándo partimos?", preguntó.

- "Mañana temprano", contestó Aragorn.

- "Iré a avisarle a mi hermano", dijo Haldamir y se retiró.

***

Legolas se encontraba sentado junto a la ventaja, con Gimli, hablando acerca de el viaje que prometieron que harían al bosque de Fangorn y de la fascinante vida de los ents.

Haldamir entró y se sentó junto a su hermano. Tomó aire y le explicó a Legolas que debían partir a Gondor con Aragorn al día siguiente.

- "¡NO IRÉ!", gritó Legolas, - "no pondré un pie en Gondor jamás"

- "¡Cómo se atreve!", exclamó Gimli, "Legolas se encuentra bien acá, no hay necesidad de viajar aún"

- "Si ustedes dos me dicen qué es lo que sucede, entonces entenderé esa obstinación", dijo Haldamir, pero Legolas desvió la mirada hacia la ventana y Gimli calló.

"Bien", continuó Haldamir, "Legolas, sé que esto es difícil, pero debes reconocer que necesitas ayuda, y que Galadriel es la única que nos puede ayudar ahora. Todo está preparado para el viaje y partiremos mañana. Si hay algo que debas decirme que pueda cambiar esa decisión, hazlo ahora"

Legolas jamás le diría a su hermano la humillación que había sufrido. Solo murmuró - "No iré a Gondor"

- "Gondor está a medio camino, y será necesario que descanses unos días", explicó Haldamir. - "¿Qué hay en Gondor para que no desees ir? Además, Aragorn nos ha dicho que Arwen espera un heredero y que su estado es delicado, de seguro desearás verla"

Si Haldamir esperaba animar a Legolas con estas palabras, se sorprendió al ver la expresión de dolor en el rostro de su hermano y al ver a Gimli cerrando los puños. Pensaba frenéticamente qué podría estar sucediendo allí, pero no lograba entender...estaba a punto de decir que pospondrían el viaje, cuando Legolas lo sorprendió diciendo:

- "Está bien. Le demostraré que no me importa. Si eso quiere, entonces lo verá"

Gimli murmuró su desaprobación, pero Legolas continuó diciendo - "los elfos somos la raza más fuerte. Ahora lo probaré"

- "Bien, iré a ver los preparativos del viaje", dijo Haldamir tomando las enigmáticas palabras de su hermano como una aceptación al viaje.

TBC