35 Gondor

Disclaimer: Todo esto pertenece a Tolkien, y bla bla bla.

A/N: Gracias por los reviews. En este capítulo, la historia avanzará mucho, porque el final ya se acerca (y ha durado demasiado ya). Prometo que de ahora en adelante seré buena con el elfito y muy mala con Aragorn.Por favor no odien al rey.es que aún está hechizado el pobre!!! Todo es culpa de Arwen!! ***************** El día de la partida, el cielo amaneció despejado y el sol brillaba radiante. El carruaje aguardaba en la puerta del palacio, con Arod a la cabeza de los tres caballos que tirarían de él. Aragorn se encontraba dando las últimas órdenes. No deseaba viajar con escolta, la ruta hacia Gondor ya no era peligrosa, de modo que sólo irían Gimli y Haldamir acompañando a Legolas. Además de los caballos que tirarían del carruaje, había otro caballo para el rey, así como el caballo que había acompañado a Haldamir desde Mirkwood. Gimli se acercó y terminó de acomodar su equipaje. Aún continuaba sin hablar mucho con Aragorn, de modo que se sentó en el asiento del cochero, pues prefería conducir a los caballos que cabalgar él mismo. Eowyn y Faramir estaban también allí, para despedir a los viajeros. La Dama Eowyn parecía triste, pues le daba pesar dejar partir a Legolas en ese estado, pero sabía que él estaría mejor entre su gente. Finalmente, aparecieron los dos elfos. Legolas había decidido caminar, aceptando la ayuda de su hermano hasta que llegaron a la puerta. Una vez allí, pidió a Haldamir que lo dejara solo. El elfo caminó penosamente hasta donde estaban Faramir y Eowyn. Ellos trataron de acercarse, pero Haldamir los detuvo con un ademán. Legolas era un elfo y a pesar de las humillaciones que había recibido, deseaba despedirse de sus anfitriones con dignidad. - "Faramir, Eowyn", dijo Legolas, "les agradezco el haber salvado mi vida y tambien su hospitalidad. Me siento en deuda con ustedes" - "Legolas, quisiéramos que te quedaras más tiempo. Pero sabemos que es mejor que vuelvas con los tuyos y esperamos que nos podamos encontrar otra vez en mejores circunstancias", dijo Faramir. - "Considera esta como tu casa, amigo mío", exclamó Eowyn besándolo en la mejilla.

- "Gracias", dijo Legolas. No deseaba hablar más temiendo que sus emociones lo traicionasen delante de Aragorn.

Con un abrazo final de despedida, el elfo se dirigió lentamente al carruaje. Su mirada se cruzó con la de Aragorn, que lo saludó inclinando la cabeza. Legolas sostuvo esa mirada, a pesar de que sentía que las piernas se le doblaban. No le demostraría al mortal que lo afectaba. Aunque empezaba a dudar de su resolución.

Finalmente llegó, cogiéndose del estribo y subió. El movimiento hizo que el dolor lo traspasara nuevamente, pero se las arregló para no gritar. Por dentro, el carruaje era amplio y cómodo y los asientos habían sido adaptados para formar una cama en la cual cabía una persona. El equipaje de todos se encontraba asegurado sobre las estanterías. Había también una canasta con frutas frescas, las favoritas de Legolas.

El elfo se dejó caer sobre la cama, el esfuerzo había sido grande y estaba seguro que había vuelto a sangrar. Cerró los ojos y trató de pensar en otra cosa.

- "Legolas, ¿todo bien?", preguntó Aragorn entrando a su vez en el carruaje mientras Haldamir y Gimli se despedían de Faramir y Eowyn.

- "Estoy bien", fue la seca respuesta. ¿Por qué tendría que entrar de ese modo? No lo quería cerca, no ahora, no así.

- "Déjame ayudarte", dijo el rey, alcanzándole unas mantas. "por favor", agregó mientras Legolas lo miraba fríamente.

El elfo lo dejó quitarle las botas y cubrirlo con una de las mantas, mirando hacia el techo. Aragorn se sentó a un costado de la cama, pues en el carruaje no había más espacio.

- "Amigo mío", dijo Aragorn, sintiéndose extraño por decir esas palabras a Legolas, como si debiera ¿llamarlo de otro modo?, - "debes descansar. El esfuerzo que hiciste fue excesivo. No tenías que caminar toda esa distancia...", se detuvo. Estaba actuando con Legolas de forma ¿protectora?

- "Estoy bien", repitió Legolas, y para darle mayor énfasis a sus palabras, dirigió su mirada al rey.

Ambos se quedaron así, mirándose.

Aragorn se perdió en los ojos azules de Legolas, pensando en lo hermoso que era el elfo y sintiendo una extraña nostalgia, la misma nostalgia que había sentido la primera noche que pasó con Arwen, cuando sus manos añoraban acariciar ¿cabellos rubios?...

Legolas se perdió en los ojos grises de Aragorn, notando por primera vez que el mortal se había peinado y que su rostro estaba afeitado. Se veía más joven y majestuoso con esas ropas de rey...si tan sólo...

- "¿Legolas?"

Haldamir entró al carruaje con expresión preocupada. No había podido detener al mortal antes de que entrara y temía que su hermano estuviera disgustado.

- "Estoy bien", respondió el elfo, - "¿partimos?"

Aragorn salió del carruaje y luego de las despedidas y recomendaciones finales de Faramir y Eowyn, partieron, siendo escoltados por algunos guardias hasta el muro exterior de Ithilien.

Aragorn cabalgaba adelante, seguido por Haldamir. Gimli hacía las veces de cochero, cosa fácil porque Arod seguía al caballo de Haldamir y los otros dos caballos lo seguían a él, de modo que el enano no tenía mucho que hacer y se la pasaba comentando la alegría que tendría de ver a la Dama Galadriel.

El estar al aire libre nuevamente había suavizado los ánimos del enano, y Haldamir estaba más tranquilo al ver que Legolas aceptó la presencia de Aragorn dentro del carruaje. Quizás eso era lo que su hermano necesitaba, un poco de distracción en lugar de estar rodeado de cuidados, pensó.

Legolas de arropó dentro del carruaje. No sentía frío, pero las cobijas le daban la sensación de estar protegido, como cuando estaba en brazos de Aragorn. Rechazó ese pensamiento inmediatamente. No quería pensar en el mortal. Pero ¿qué había sido lo que vio en sus ojos? Por un momento pensó que el pasado se había borrado y que él y Aragorn estaban de nuevo juntos. Luego, la triste realidad lo golpeó con fuerza. Aunque Aragorn fuera libre, él nunca volvería a su lado, después de lo sucedido con los uruk-hai, se sentía "sucio", y esa sensación empeoraba cada día...se decía a sí mismo lo que le habían dicho Haldamir y Gimli, que no fue su culpa, pero en el fondo sabía que si no hubiera estado distraído pensando en Aragorn, las bestias no lo hubieran capturado. Y si no hubiera huído de su reino, nada de eso hubiera pasado. Poco a poco se fue quedando dormido, adormecido por el movimiento del carruaje.

Luego de cabalgar por varias horas, Aragorn decidió hacer un alto para almorzar. Detuvieron los caballos y Gimli bajó del carruaje, adolorido, y fue a estirar un poco las piernas. Haldamir mientras tanto, se asomó al carruaje a ver a Legolas, y como lo encontró dormido, se puso a atender a los caballos mientras Aragorn preparaba los alimentos.

El rey se sentía complacido con esa tarea, le recordaba sus tiempos de montaraz, en que todo era más facil y no tenía tantos deberes y protocolos que cumplir. Recordó con nostalgia los viajes de la Comunidad, cuando Legolas cantaba para todos, después de comer. Extrañaba esos tiempos, a sus amigos hobbits, a Gandalf, incluso a Boromir. Eso le llevó a pensar en la muerte de Boromir, el intenso dolor que sintió, cuando pensó que les había fallado a todos y alguien lo confortó, abrazándolo sin palabras. ¡Legolas! Lo recordaba claramente, Legolas lo había abrazado fuerte, haciéndolo sentir ¿amado?...pero el recuerdo se diluyó en su mente y el dolor de cabeza apareció con gran intensidad...

Aragorn se levantó algo mareado, y terminó de preparar los alimentos. Sirvió la ración de Legolas en un plato metálico (Eowyn había insistido en que llevaran utensilios de cocina) y buscó a Haldamir para que se lo llevara, pero éste estaba ocupado con los caballos, de modo que Aragorn se dirigió al carruaje y abrió la puerta.

- "¿Legolas?", llamó despacio, pero no obtuvo respuesta, de modo que entró.

Encontró al elfo dormido y sin hacer ruido, se acercó a él y puso el plato en una mesa que había junto a la cama (el único mueble dentro del carruaje). No deseaba despertarlo, pero entonces vio que el elfo se agitaba en sueños y murmuraba en élfico.

- "¿por qué...Aragorn?", mientras una solitaria lágrima se deslizaba por su mejilla.

Aragorn puso la mano sobre su hombro para calmarlo y rozó su cabello. Sin saber cómo, sus dedos se enredaron en aquél cabello rubio y su otra mano acarició la pálida mejilla siguiendo el camino de la lágrima.

Legolas se agitó más y rechazó su contacto, estremeciéndose y murmurando palabras ininteligibles, de las que Aragorn sólo pudo rescatar un - "¡No! ¡No!", desesperado. Era evidente que tenía una pesadilla sobre su reciente ataque.

El mortal no supo qué hacer...Legolas no quería su presencia, aunque la última vez no lo había rechazado del todo...por otro lado, la angustia en el rostro de su amigo era conmovedora y las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. Sin pensarlo más, se sentó sobre la cama, lo abrazó con fuerza tomándolo por la espalda y llevando su cabeza hacia su pecho le susurró al oido...

- "Shh, Legolas, estás a salvo ahora...", mientras acariciaba su espalda, tratando de calmarlo.

El cuerpo del elfo se relajó un poco, y luego un poco más, hasta que se quedó inmóvil. Aragorn lo abrazó con fuerza, como si sus brazos fueran el único lugar al que perteneciera Legolas. El elfo de pronto levantó la cabeza un poco.

- "¿Aragorn?", dijo débilmente y cuando se dio cuenta de que el rey lo estaba abrazando, se puso tenso y se soltó.

- "Lo siento Legolas...tenías una pesadilla y yo sólo trataba de ayudar", dijo Aragorn avergonzado...por un momento había creído...pero no, era una locura...aunque, ¡se sentía tan bien tener al elfo entre sus brazos!

- "Gracias, Elessar. Pero estoy bien", respondió fríamente el elfo.

- "Te traje algo de comer", dijo el rey señalando el plato ¿por qué Legolas lo había llamado Aragorn y luego Elessar?...otra vez el dolor pareció partirle la cabeza...hizo una mueca de dolor.

- "Gracias", respondió el elfo con tono cortante, - "¿te pasa algo?", preguntó al ver al rey poner una expresión de gran dolor.

- "No...solo es mi cabeza, me ha estado doliendo mucho últimamente", respondió Aragorn ("cuando pienso en ti"), quiso agregar, pero no lo hizo. - "Creo que debes descansar. Iré con los otros", y sin más, se retiró.

Legolas se quedó solo, pensando. Tomó distraídamente los alimentos que Aragorn le había llevado. Acababa de notar que había algo raro en el rey, pero no tenía idea de qué podía ser.

No pudo pensar más en Aragorn. La herida le había vuelto a sangrar y estaba doliéndole mucho, por eso se alegró cuando Haldamir apareció a ayudarlo y se sintió aliviado cuando su hermano colocó el ungüento que Aragorn había preparado. Luego, partieron nuevamente.

El resto del viaje transcurrió sin mayores incidentes, pues Aragorn decidió evitar volver a molestar a Legolas y no volvió a verlo a solas, aunque sabía, por Haldamir, que la herida no mejoraba como debiera. El rey se sentía culpable a causa de Arwen, pues estaba sintiéndose muy extraño cada vez que se acercaba al elfo. Tenía deseos de abrazarlo, de protegerlo, de amarlo, y estos pensamientos lo hacían sufrir, de modo que se concentraba en guiar a la pequeña compañía y en conseguir alimentos frescos para Legolas, pero no volvió a visitarlo.

Legolas mientras tanto, platicaba con Haldamir y Gimli sobre el bosque y las criaturas que lo habitaban, y evitaba hablar sobre Aragorn. Solo en una ocasión, mientras cenaba con Gimli, el enano le preguntó de pronto.

- "Legolas, ¿cómo harás cuando lleguemos a Gondor?"

El elfo suspiró, él había estado también pensando en eso cuando lo dejaban sólo. Lo último que deseaba era ver a Arwen esperando un hijo de Aragorn. Pero él mismo había aceptado hacer el viaje, en parte para demostrarle a Aragorn que no le importaba y en parte para desengañarse de una vez y arrancar al mortal de su corazón.

- "No lo sé", dijo tristemente, - "la verdad, no lo sé"

El enano decidió no volver a tocar el tema.

Lo único bueno de todo ello era que Aragorn y Gimli volvían a tratarse, pues era forzoso que se hablaran siento tan pocas personas en el viaje. Además, el enano veía que Legolas estaba mucho más tranquilo respecto al mortal y eso lo convenció de que finalmente su amigo dejaría de sufrir, aunque no perdonaba a Aragorn su cobardía y nunca sería como antes.

Finalmente, un atardecer, llegaron a Gondor.

Arwen esperaba en el balcón cuando vio llegar a la comitiva, y su corazón dio un salto al ver a un elfo rubio galopar junto a Aragorn. Pero cuando miró mejor, se dio cuenta de que no era Legolas, aunque sí era extraordinariamente parecido a éste, seguramente se trataba de Haldamir. El rey parecía cansado y atormentado por algo, pero ya ella se encargaría de hacerlo sentir mejor.

Bajó las escaleras y puso su mejor sonrisa para recibir a los invitados.

Haldamir estaba ayudando a Legolas a bajar del carruaje, pero en cuando él vio a Arwen, apartó el brazo de su hermano y caminó sólo.

Aragorn se acercó a la reina y ella lo saludó con un beso en la boca.

- "Mi señor, ¡te extrañé mucho! Que bueno que hayas vuelto...", dijo Arwen, colgándose del brazo de Aragorn para saludar a Legolas.

Aragorn sonrió algo incómodo. No sabía por qué, pero se le había ocurrido que Arwen no debería darle esa bienvenida delante de Legolas.

- "Mi bella reina", respondió Aragorn, "no deberías estar levantada. Me dijeron que te encontrabas delicada de salud"

- "Me siento mejor ahora que estás aquí", dijo ella sonriendo y acercándose al elfo.

- "Mae Govannen, Legolas. Ha pasado mucho tiempo", dijo tendiéndole la mano, que el besó, evitando mirar el vientre de la reina, ligeramente abultado.

- "Mae Govannen, Arwen. Luces tan bella como siempre", respondió el elfo, haciendo un gran esfuerzo por sonreír.

Gimli los miraba sorprendido. Le extrañaba la calma del elfo y la aparente indiferencia de Aragorn - "Cosas de elfos", murmuró.

Luego de intercambiar saludos con los demás invitados, entraron al castillo. Arwen caminaba del brazo de Aragorn, seguidos por Legolas y Haldamir. Gimli cerraba la marcha.

Legolas trataba de concentrarse en el camino. No quería pensar. No deseaba recordar tiempos felices en el palacio, cuando Aragorn y él pasaron allí una noche juntos, jurándose amor eterno y ahora, caminaba detrás del rey y de su esposa, con una enorme herida en el cuerpo y en el alma.

Se dirigían a las escaleras, rumbo a sus habitaciones, donde ya los sirvientes estaban llevando sus pertenencias. Arwen subió primero y Aragorn se quedó dando instrucciones a su jefe de guardias mientras los otros subían.

Legolas estaba distraído, y tropezó con un escalón, pero dos brazos fuertes lo sujetaron y le impidieron caer ¡Aragorn!. El mortal lo sostuvo entre sus brazos un momento, negándose a soltarlo hasta que los ojos inquisidores de Arwen se posaron sobre él y Haldamir tomó del brazo a Legolas.

- "Gracias, Elessar", respondió Legolas, con voz glacial.

- "Legolas, debes descansar", dijo la reina - "sé que estás herido y ese viaje debe haberte fatigado. Tus habitaciones están preparadas, así como las de Gimli. Haldamir, no sabía que vendrías, de modo que podrás esperar un momento con Legolas hasta que los sirvientes terminen de preparar tu habitación", y añadió, mirando a Legolas directamente a los ojos, "ahora, deberán disculparnos, pues hace mucho tiempo que no veo a mi esposo y necesitamos estar a solas", y cogiendo el brazo de Aragorn se lo llevó hacia su habitación.

El rey se dejó llevar, dirigiéndole una última mirada a Legolas. El dolor de cabeza empezaba nuevamente y necesitaba descansar.

El elfo se dirigió en silencio a su habitación, seguido por Haldamir. Una vez allí, se sentó con cuidado en la cama. No deseaba hablar, sólo quería estar solo con su pena. No había pensado lo duro que sería ver a Aragorn junto a Arwen, verla a ella esperando un heredero, y saber que por eso, su amado lo dejó.

- "Legolas, ¿estás bien? Te has puesto muy pálido", dijo preocupado Haldamir.

- "Lo estoy", respondió el elfo sonriendo a su hermano. No tenía derecho a preocuparlo más. - "sólo deseo descansar un poco y...", se detuvo inseguro.

- "¿Qué más deseas?"

- "Me pregunto si podría tomar un baño", dijo Legolas. Ansiaba tomar un baño, no se había bañado desde el ataque de los uruk-hai y a pesar de que habían limpiado su cuerpo, se sentía "sucio" aún.

Haldamir sonrió a su hermano y asintió.

- "¿Necesitas ayuda?", preguntó sin desear presionarlo mucho.

- "No, gracias", respondió Legolas.

- "Está bien", dijo Haldamir dirigiéndole una preocupada mirada antes de salir de la habitación.

El elfo miró a su hermano alejarse y se sintió culpable. Todos estaban preocupados por él y en vez de poner de su parte, los echaba de su lado. Gimli deseaba hablarle y él lo había rechazado también. Pero no podía evitarlo, sentía rabia y humillación por lo que le había pasado y además, y eso era lo peor, sentía que seguía amando al mortal que le había causado tanto daño.

Se puso de pie y lentamente se dirigió al cuarto de baño, y empezó a llenar la bañera mientras se desvestía lentamente. Había vuelto a sangrar, seguro la subida por las interminables escaleras había sido un esfuerzo excesivo para su herida no curada del todo.

Dejó caer su ropa en el suelo, incapaz de agacharse a recogerla, y se dirigió a la bañera casi llena, sentándose en ella con el mayor de los cuidados. Cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia del agua y tratando de olvidar...pero fue en vano. Ese baño le recordaba la ocasión en que había amado a Aragorn, en ese mismo palacio. ¡cómo dolía recordarlo! Se cubrió el rostro con las manos, incapaz ya de contener las lágrimas, pero un golpe en la puerta lo hizo limpiárselas de un manotazo y mirar hacia ella, esperando ver a Haldamir.

- "Legolas, no deberías estar tomando un baño tú solo", le reclamó Aragorn entrando al baño con una extraña expresión en el rostro - "te ayudaré"

- "Elessar, no necesito tu ayuda ni la de nadie", respondió el elfo, consciente de que estaba desnudo bajo el agua que apenas le cubría la cintura.

Pero Aragorn estaba mirando las prendas que él había dejado caer.

- "Has sangrado de nuevo, debiste decírmelo", dijo con un tono de reproche. ¿Por qué actuaba tan protector con el elfo?

- "No es nada, sólo fue al subir las escaleras", respondió el elfo tratando de restar importancia al hecho, a pesar de que sentía dolor.

- "Debiste decírmelo", repitió Aragorn mirándolo de nuevo de esa forma, como si lo estuviera reconociendo...

- "¿Y para qué?", respondió mordazmente el elfo, - "sabes que puedo cuidarme por mí mismo. ¿No lo he hecho antes? Cuando...cuando..." y la voz del elfo murió en sus labios, incapaz de continuar.

- "¿Cuándo?", preguntó Aragorn, - "Legolas, ¿qué te pasa? ¿hice algo para ofenderte, amigo mío?", su voz fue casi una súplica, sus ojos grises lo miraban con ansiedad y temor de escuchar la respuesta.

Legolas se mordió el labio inferior, ¡cómo se atrevía a preguntar algo así!

- "No sucedió nada, ¿entiendes? NADA que pudiera ofenderme. No tiene importancia ahora", respondió con dureza, - "en realidad nunca la tuvo"

La cabeza de Aragorn parecía estallar, pero él estaba decidido a llegar al fondo de todo...

- "Elessar, querido", la voz de Arwen lo hizo sobresaltar e igualmente a Legolas.

La reina entró al baño y Legolas se sintió terriblemente avergonzado.

- "Estaba ayudando a Legolas", explicó Aragorn, que se había sentido culpable de pronto, sin que supiera por qué.

- "No necesito ninguna ayuda", dijo Legolas fríamente mirando al mortal. El momento de debilidad había pasado.

- "Si necesitabas ayuda, debiste enviar por el sanador", dijo Arwen con dulzura. - "haré que venga uno inmediatamente. Elessar debe descansar"

El rey salió con su esposa sin dirigirle una segunda mirada y Legolas se las arregló para salir trabajosamente de la tina y dirigirse a su cama, donde cayó agotado.

TBC