CAPITULO 4
NO ME DEJES
DEDICADO A:
CHANGO
"Sin ese traje se ve tan increíblemente desvalido", penso Piccolo al ver el montón de chorreante psicoplasma sobre los tablones del muelle.
- ¿Estas bien... papá? - pregunto Gohan.
El engendro solo gruño en respuesta. Su aspecto sin el traje era bastante horrible. Se estremeció fuertemente y utilizando su poder, logro recuperar su aspecto "humano". Estaba desnudo, eso es lo mas que podía hacer.
- ¿Problemas para vestirte? - pregunto burlonamente Piccolo - ¿Necesitas ayuda?
- Mientras que no me disfraces de "El Raja Azul", como Gohan - dijo recuperando los ánimos.
- Es "Gran Sayaman", papá.
- Ah, si. Eso...
Piccolo consiguió vestirlo con un gi naranja, igual al que siempre usa. Vegeta miraba el mar.
- Hay que ir por esa cosa - dijo Piccolo mientras ayudaba a un tembloroso Gokuh a levantarse -. Antes de que pueda salir.
- Eeeeee... ¡Si! Tienes razón - le respondió rápidamente el príncipe de los Saiyajin -. Pero que te parece si lo hacemos después... digo... no hay tanta prisa. Los listones y el baúl pueden contenerlo por mucho tiempo. Además, nadie va a ir a sacarlo ¿o si? Y si no esta ahí abajo ¿dónde mas lo vamos a poner?
Vegeta sonreía de pura felicidad y se tocaba la muñeca derecha pensando: "¡Libre! ¡Libre! ¡Matamos dos pájaros de un tiro!"
Mientras se levantaba ayudado por el Namek y Gohan, Gokuh miro hacia el montón de libros tirados en el piso, y alcanzo a distinguir una gran tarjeta firmada por varios Cazadores Celestiales.
"Para nuestro querido Jefazo, de su club de admiradoras" leyó. "Con cariño: Kimmy, Misty, Samantha, Ireul..." y un montón de firmas mas entre corazones, marcas de lápiz de labios y versos estudiantiles del tipo: 'Pan es pan/ queso es queso/ no hay amor/ sin un beso'.
Al día siguiente, después de haber sido interrogada durante una eternidad, Julia salió disparada de la estación de policía para ir a ver a Vincent. Se encontró con la forense en el cuarto del hospital.
- ¿K. C.?
- Woods...
- Vincent... ¿cómo esta?
- Fregado pero vivo.
Al escuchar eso la rubia respiro mas libremente.
- Sobrevivirá... ¿Verdad?
- Es igual de necio que tu, por lo menos aprendió algo bueno. No tienes porque preocuparte ¿Qué fue lo que sucedió?
Le habían preguntado lo mismo antes, y ya estaba un poco harta de contar la misma historia, pero K. C. era una buena amiga y no estaba enterada de lo sucedido.
-... Después de que... esos tipos misteriosos se llevaron a ese... a esa cosa, regrese para ver como estaba Vincent, llame una ambulancia por radio y espere. Después de un momento llego Dean. Empezó a gritar que "siempre había tenido la razón" y yo... creo que se me paso la mano, lo insulte muy feo... por inútil y por imbécil. Quizá deba pedirle una disculpa, estaba muy alterada - lo penso un poco - ¡Nah! No se lo merece.
- ¿Y? ¿Te creyeron esa historia?
- ¬_¬U Pues mas les vale. Además, no creo que Dean me contradiga. No estuvo ahí. El muy tarado se perdió entre los callejones y por eso no pudo llegar a tiempo.
- Gohan...
- ¿Mmmh?
- Ya se te hizo tarde, levántate ¿Qué no vas a ir a trabajar?
Gohan había llegado esa misma madrugada, afortunadamente Videl estaba profundamente dormida y no se dio cuenta de su ausencia. Toda la correria nocturna lo había agotado demasiado.
- No me siento muy bien... - respondió -. Los llamare al rato para decirles que estoy enfermo. No me pueden negar un día, yo nunca falto.
- De acuerdo - suspiro Videl - ¿Necesitas algo?
- No gracias, solo déjame dormir otro rato.
Tranquilamente volvió a acurrucarse entre las mantas. Por fin podía descansar, habían solucionado el problema, ya nadie iba a salir lastimado y su padre no era el responsable directo de las muertes. Satisfecho se quedo dormido. Por lo menos quería disfrutar ese día.
Vegeta estaba de excelente humor esa mañana. Se había deshecho de los molestos listones, junto con el estúpido baúl, y esa vergonzosa tarjeta se había perdido entre la confusión, probablemente cayendo al mar, donde las letras se borrarían y se convertiría en un inofensivo papel mojado cualquiera. ¡Ah! Y también se había solucionado lo del insecto de Kakarotto.
Abrió el refrigerador para saquearl... para desayunar, esperando que Bulma no hubiera olvidado llenarlo.
- ¡Buenos días papá! - lo saludo una pequeña voz.
- Bura...
Su pequeña hija menor se acerco, también para espiar el refrigerador.
- ¿Has encontrado algo bueno? - le pregunto.
- Podría estar mejor... pero tu madre insiste en cocinar de esta manera tan...
- ¿Tan como, Vegeta?
Bulma estaba que echaba chispas por los ojos. Vegeta supo inmediatamente que su enojo no se debía a la critica hacia su comida.
- ¿Dónde te habías metido? ¿Qué era eso tan urgente por lo que Piccolo vino a buscarte?
Bura ya estaba acostumbrada a sus "pequeñas" discusiones domesticas. Actuando como si nada le pregunto a su mamá:
- ¿Puedes preparar Hot Cakes?
- Claro, en un momento cariño.
- Yo también quiero...
- ¿Qué? ¿Allá donde fuiste no te dieron de comer? - Bulma paso frente a el para llegar a la alacena y sacar los ingredientes.
- Mira mujer. Lo que haya hecho anoche no es asunto tuyo.
- Entonces, si comes o no, tampoco es asunto mío - le respondió secamente.
Vegeta gruño y salió de la cocina. Trataba que el "infantil" comportamiento de su esposa no le arruinara el día tan temprano. Se metió directamente en la cámara de gravedad dispuesto a no salir hasta que Bulma se fuera a cualquier parte, o le pidiera una disculpa por haberlo molestado.
Al medio día, el sol pegaba a plomo. Si hubiera hecho mas calor a Gokuh no le hubiera molestado. Sentía mucho frío. La tela de su ropa era muy delgada, las botas muy extrañas y se sentía muy vulnerable.
"Supongo que tengo que acostumbrarme" pensaba recostado de espaldas en el césped, a la orilla de un río.
Esperaba que Chichi lo dejara en paz y no fuera a buscarlo. Que Gohan no quisiera hablar con el, que Piccolo no fuera a "echarle un ojo", ni que Pan quisiera entrenar un poco. No quería ver a nadie, ni tenia ganas de nada. Si Angela hubiera llegado en ese preciso instante, también la hubiera mandado al diablo.
Buscando calor, se hizo un ovillo, cerrando los ojos con todas sus fuerzas, para que la luz no lo molestara.
- ¿Dices que estaba gritando antes de que ustedes llegaran? - pregunto la forense en el deposito de cadáveres, examinando el cuerpo en una mesa.
- Si. Vincent siguió el sonido y por eso lo perdí de vista - respondió Julia.
- Veamos... es una mujer joven... por la ropa yo diría que... que era una... bueno pues... que nadie la va a extrañar. Es triste pero es cierto...
- ¿Y?
- No creo que haya sido quien grito.
- ¿Por qué?
- Se supone que cuando llegaste, acababa de ser asesinada. Según lo que yo he encontrado, esta mujer llevaba bastante tiempo sin que la encontraran.
- ¿No acababa de morir?
- Tenia por lo menos un día, supongo que nadie se molesto en buscarla.
- ¿Entonces? ¿Quién gritaba?
Ese día hace algún tiempo, recordaba Gokuh, la familia y los amigos se pusieron de acuerdo para ir a la playa. No quería ir con ellos. Por varias razones. Pero, basto con que su nieta preguntara: ¿Va a venir el abuelo? Para que Gokuh suspirara resignado y cargara la canasta del almuerzo.
No fue tan malo, después de todo. Hasta Vegeta parecía estar disfrutándolo, sobre todo por ese enorme helado que se había comprado.
- ¡Abuelito! ¡Abuelito! - gritaba Pan - ¡Mira hasta donde estoy!
La pequeña nadaba con sus salvavidas hasta una distancia considerable de la orilla.
- ¡Ten cuidado Pan! ¡No te alejes tanto! Mejor regresa - le gritaba su abuelo.
Como la niña no le hizo caso, Gokuh decidió ir por ella. No tanto por que le preocupara, a fin de cuentas, si la niña no sabia nadar muy bien, si sabia volar. Es solo que ya no hallaba donde meterse, ni que hacer, con ese brillante sol que lo volvía loco.
Al alcanzarla, la pequeña rió. Estar con su abuelo era lo que mas le gustaba. El le correspondía. Con trabajos, pero le correspondía.
- Abuelito ¿qué es eso que esta ahí abajo? - señalo la pequeña Pan hacia el fondo del mar.
Gokuh miro hacia donde apuntaba el dedo de la niña y vio un pequeño brillo.
- No lo se Pan. Espera un momento, voy a ver - dijo Gokuh, encontrando un pretexto para alejarse unos minutos y esconderse. Conforme se sumergía, el sol disminuía su intensidad poco a poco, Gokuh cerro los ojos un momento y se quedo inmóvil.
Todo estaba oscuro, pero acogedor. El agua no estaba fría. Había olvidado la ultima vez que se sintió tan cómodo. De vez en cuando percibía que algo se movía, pero no le dio importancia. Se concentro en disfrutar de la agradable sensación de calor y oscuridad.
"¿Estas cómodo?"
- ¿Qué?
Esa voz de mujer había regresado, pero no era posible. Ya se había deshecho de ella.
"¿Crees que es tan fácil? Estamos unidos para siempre. Nunca nos separaremos."
Gokuh abrió los ojos, se sintió apretado. Intento moverse y se dio cuenta de en donde estaba. Era el baúl sumergido en el agua.
- ¡NO!
"Creíste que me habías encerrado. Te equivocas. No fue a mi. Te has encerrado a ti mismo."
Reuniendo todas las fuerzas posibles, consiguió abrir la tapa. Burbujas de aire subieron a la superficie, algunos rayos de la luz del sol se filtraban en el agua. Gokuh se quedo un momento inmóvil. "Increíble" penso. No tenia frío y la luz no lo dañaba ¿Por qué salir?
De pronto, la capa y las cadenas lo atraparon del cuello y lo jalaron hacia atrás.
"No me dejes" escucho la dulce voz.
Gokuh despertó junto al río. Se incorporo rápidamente y jadeando miro para todos lados. El sol se ocultaba en el horizonte ¿Cuánto tiempo había dormido?
Cruzo los brazos sobre su pecho e inclino la cabeza.
"No me dejes".
Vegeta decido dedicar un momento a acomodar los libros que le dieron como regalo. No es que le gustaran del todo, pero consideraba que podían serle útiles. Los metió hasta el fondo del closet donde guardaba su ropa, esperando que Bulma tardara mucho en encontrarlos, en todo caso, no tenia porque darle una explicación. Sentado en la cama, le dio otro repaso al libro de teoría de cacería. Algo lo molestaba. Había algo extraño en el asunto del engendro y su dichoso traje. Releyó las paginas una y otra vez sin encontrar respuesta. Estaba tan concentrado que no escucho a Bulma entrando, ni se dio cuenta de que cuando se sentó a su lado.
- ¿Vegeta?
- ¿Mmmh?
- ¿Qué estas haciendo?
- Estoy leyend... - de golpe regreso a la realidad - ¡Digo...! ¡¡¡No estoy haciendo nada!!! ¿Por qué?
Inútilmente intento ocultar el libro, poniéndolo tras su espalda, ya que con los nervios y la vergüenza, no se le ocurrió nada mejor.
- (Suspiro) Vegeta ¿Por qué me ocultas las cosas?
El tono no era de reproche, sino mas bien resignado.
- Ya te he dicho, que lo que yo haga o deje de hacer no es asunto tuyo.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Pues... - en realidad no se le ocurrió ninguna respuesta valida, mas que "Yo soy el príncipe de los Sayajin y no necesito que ningún terrícola inferior interfiera en mis asuntos".
- Vegeta... llevamos mucho tiempo viviendo juntos, hemos pasado por muchas cosas, tenemos dos hijos y yo... pense todo eso significaría algo para ti.
Vegeta permaneció en silencio. Sin poder abrir la boca para decir que si le importaba, que siempre tenia presente todo lo que habían compartido, que ella y sus hijos eran lo mejor que le había pasado en la vida, pero no podía externarlo correctamente, porque para el era un signo de debilidad.
Bulma continuo.
- Te pregunte adonde ibas anoche porque se que ustedes... que tu siempre te metes en problemas... Ya se que esta en tu naturaleza de saiyajin buscar adversarios fuertes y que pase lo que pase podrás salir adelante. Pero siempre me pregunto ¿Y si esta vez no? ¿Regresara? Vegeta... entiende que tu... eres todo para mi...
Vegeta la miro a los ojos.
- No vuelvas a preocuparte - le dijo en un susurro -. Te prometo que no importa lo que pase... siempre regresare contigo.
Julia comenzaba a cansarse de tener que estar ahí. Se cubrió con una gabardina enorme y una gorra de beisbolista, segura que nadie la criticaría por no combinar su atuendo. Los callejones de las ratas parecían una maldición constante en su vida.
"¿Por qué no demuelen este lugar y construyen cualquier otra cosa? Centros comerciales, departamentos modernos, un parque de diversiones... ¿Un aeropuerto?"
Trataba de recordar donde había estado recientemente, hasta que se convenció de que todos esos pasajes eran tan similares entre si, sobretodo en la oscuridad, que era imposible saberlo con seguridad.
En casa de la familia Son, la cena se llevaba a cabo de una manera mas bien formal y obligada. Goten esperaba impaciente a que sonara su teléfono móvil. Chichi estaba demasiado presente, corrigiendo la manera de comer de su hijo menor, pendiente de los platos y las cucharas, hablando con Videl de cualquier cosa, esperando a que todos comieran, para comer apuradamente hasta el ultimo. Gohan vigilaba disimuladamente a su padre, fingiendo que le prestaba mucha atención a lo que su pequeña hija decía. Pan hablaba y hablaba, contando lo que le había sucedido durante el día, pequeños comentarios y observaciones sobre su mundito. También trataba de interesar a su abuelo, y convencerlo de que volvieran a entrenar juntos. Gokuh simplemente hacia un GRAN esfuerzo por comer en silencio, sin poder recuperar su antiguo entusiasmo ante la comida, algo que le recordaba a su hijo mayor cuanto había cambiado y que a Chichi le alegraba ya que consideraba que "Por fin había aprendido modales".
Gokuh masticaba mecánicamente. Preguntándose que pasaría si en ese tranquilo momento dijera la verdad. Que no era el mismo, que no tenia hambre, que ya no soportaba que Chichi le gritara por cualquier pretexto, que no tenia ningún interés en su hijo Goten, que ya lo tenia harto que Gohan lo interrogara con la mirada cada vez que se encontraban, que no soportaba estar con ellos ni un segundo mas. Ni siquiera con Pan, quien era el miembro de la familia al que mas toleraba y que todavía le recordaba ese viejo sentimiento de afecto. Pero no lo hizo, tranquilamente termino su ración, se levanto despacio, les deseo a todos buenas noches y se fue a "dormir".
Bulma por fin se había quedado dormida. Vegeta encendió la lampara que estaba al lado de la cama y saco su libro de abajo de la almohada. Después de una ultima revisión, lo cerro, se levanto, se vistió y salió volando por la ventana, hacia el Templo Sagrado.
Esperaba que nadie en la estación se enterara de semejante vergüenza. Julia se había perdido. Así nada mas. Perdida en medio de los callejones entre edificios en ruinas, oscuros y peligrosos. Con la mano permanentemente sobre su arma, a punto de sacarla por cualquier ruido o sombra sospechosa.
- Maldición.
Entrar en pánico y correr a lo tonto no era una buena opción. A fin de cuentas se resigno y decido seguir caminando, solo para no entumirse, tal vez, con un poco de suerte saldría de ese espantoso lugar antes del amanecer.
- ¿Se puede saber que haces aquí a esta hora? - pregunto Piccolo, saliendo de una habitación del Templo Sagrado.
- Para que estemos a mano, insecto verde. Solo que me falta gritarte en el oído.
Piccolo: ¬_¬U
- Tengo una duda que quiero que me resuelvas, lechuga. Es sobre el engendro.
- ¿Y bien? - le pregunto con fastidio - ¿No ya habíamos solucionado eso?
- No creo - Vegeta comenzó a pasearse pensativamente por el patio del Templo Sagrado - ¿Qué sabemos en realidad sobre el engendro y su traje?
- (Suspiro de exasperación) El traje en particular. Se volvió loco, trato de controlar a Spawn utilizándolo para matar, distrayéndolo con visiones extrañas.
- ¿Con que objeto? ¿Para que querría matar ese montón de tela?
- Según algo que dijo Gokuh, sintió algo dulce y tibio - Piccolo se estremeció antes de continuar -, bajando por su garganta. Los cadáveres fueron encontrados casi sin sangre, saca tus propias conclusiones.
- Entonces... se supone que el traje lo hizo porque tenia hambre y necesita sangre para alimentarse... Eso no es posible.
- ¿Qué?
Vegeta le mostró el enorme libro.
- He leído esta cosa veinte veces y en ningún lugar dice que ese traje se alimente de sangre. Es simbiótico. Vive con Spawn y se alimenta de su energía, una parte relativamente pequeña, no necesita nada mas.
