Days of our Lives
Capitulo II: A Midsummer Night's Dream
Y es verdad. ¿Que hago sola en una tarde de verano...?
La helada tarde me hace reflexionar, cada tarde de mi vida lo es. Mas bien, cada instante lleva algo de reflexión, lo que implica inseguridad en cada uno de mis actos. La banca cruje y solo puedo cerrar mis ojos en busca de paz, una paz que corre a mi alrededor, pero que indiferente a mi presencia, corre evitándome sin internarse en mi ser, sin sentirse digna de llegar a un corazón esperanzado, sabiendo que a pasos de mi existencia se encuentra otra alma más necesitada que la mía...
Aun no me explico el cómo llegué verdaderamente aquí. Una viajera en su propia ciudad, buscando un destino concreto en su simple caminar que bien sabe poco de cómo es, bien sabe poco si se descubrirá a su paso. Nunca imaginé llegar a este punto. Una vida tan organizada, sabiendo mis límites, conociendo mis objetivos, pero hoy, una tarde sabatina de verano, ninguna de estas similitudes puede cumplirse en mí. Y... ¿Es que tanto he cambiado después de conocerlo...?
Observo desinteresadamente mi alrededor, encuentro parejas tomadas de sus manos, caminando en rumbo a su destino, confiados y sin ningún dudar a su paso. Es extraño, y a la vez frustrante. Siento que mi cuerpo emana una cierta aura de envidia y eso es sólo por el hecho de estar solamente acompañada por mi soledad. Porque es así. No hay explicación alguna, me siento absolutamente sola e intranquila. Debería pararme e ir a un lugar a divertirme cómo todas las chicas de mi edad y dejar todos estos pensamientos que se han atado a mí cómo una cadena de prisionero sin poder desatarse. Debería disfrutar de cada momento... Debería.
Bee se acerca a mí en señal de aburrimiento. Coloca su cabeza en mi regazo, buscando que el cariño fluya entre mis manos y acaricie su frente. Por alguna razón, sé que sabe lo que siento. Y lo sé por su mirada… que concluyo que no es nada más que lastima o compasión.
Me incorporo, tomo la caja de donuts y me alejo del parque, me extraña mi súbita decisión pues desconozco a donde ir, sólo camino entre las personas del parque, una entre cientos, con Bee caminando a mi lado sin ninguna queja...
Llego a mi casa, concluyo que fue obra de mi destino o más bien de mi conciencia. Suelto a Bee de su correa y lo dejo caminar por el jardín, éste un poco más adulto que la primera vez que lo conocí y en su reaccionar con lentitud me observa, preguntándome a través de su sencilla mirada si ya ha cumplido. Sólo sonrío y le acaricio el lomo dejándolo ir.
Ya adentro tiro las llaves en la mesita de entrada, me quito el abrigo interrogándome por unos segundos el porqué lo llevaba puesto en verano, o más bien el porqué del frío que sentía. Subo las escaleras con lentitud y sin obtener respuesta a mi pregunta anterior.
Había atardecido y la noche ya estaba en su plenitud. Entro al cuarto de papá, solamente alumbrado por los cortos flashes y el sonido de una película de vaqueros en la televisión. Él duerme profundamente indiferente a mi llegada. Esto, me tranquiliza un poco más. Lo arropo, le beso en su mejilla y apago el televisor. Todo esto me indica que debo ir a dormirme también, pero la falta de sueño me lo haría imposible. Entro si, a mi cuarto, sin encender las luces, solo acompañada por la luz de la noche. Observo mis pinturas, mi caballete de estudio con un cuadro en blanco listo para comenzar a pintar y a decorar; sin ponerlo en duda, me acerco y lo observo. Trato de inspirarme de una manera rápida e inconsciente; pero la noche, el silencio, la soledad y por sobretodo el frío interior que palpita en mí, me hace recordar a Gohan.
...¿Que estaría sintiendo en estos momentos...?
Acaso... ¿También habría pasado la tarde de hoy, sentado en una vieja banqueta del parque, con un paquete de donuts sin abrir y al lado de una única alma que fuera un perro...?
Sonrío ante tanta parodia, pero me es imposible no pensar en él. Sospecho que únicamente es porque nos envuelve una conexión distinta a los demás. La misma conexión inexplicable que hizo que nuestros rostros se cruzaran por primera vez, hablarnos sin ningún fin y enamorarnos sin ninguna advertencia de lo que ello sería capaz. Pues, yo no estaba preparada. Ignoro si Gohan lo estaba; sin lugar a dudas el -y hasta ahora oculto sentimiento llamado amor- me tenía en una completa actitud de indiferencia. Hoy, me tiene envuelta de angustia y de por sí, la duda...
La noche continúa y yo aún permanezco en el mismo lugar, con las mismas intenciones, pero sin obtener nada aún. Me he perdido. Y no en mis ideas, más bien en la angustia.
"¿Aún despierta?"
Las luces se encienden al unísono de la voz y mi padre aparece en la puerta. El sueño aún se hace presente en su rostro y una bata mal puesta me indica que se ha levantado de improviso. "Recién llegué, no quise molestarte... Saqué a pasear a Bee."
"Eso comenzó a las doce del día..." Habla en tono serio y preocupado.
"No te preocupes; almorcé por allí e hice unas cuantas cosas, nada especial" Papá se acerca a mi lado y se sienta junto a mí a los pies de la cama.
"¿Ibas a Dibujar a estas horas...?"
"Sólo quería distraerme un poco..." Bajo la vista y comienzo a irradiar silencio. Él me observa, pero lo evito sin razón alguna.
"Aún no llega. ¿Eh?"
"¿Hm?" Frunzo el entrecejo extrañada.
"Gohan."
"¿Cómo sabías que se ha marchado?"
"Oh..." Se levanta de mi lado y comienza a hablar profundamente. "Un padre conoce todo a partir del actuar de su hija, sus miradas, habla, etc..."
Le sonrío, levanto mi ceja y repito. "¿Cómo sabías que se ha marchado?"
"Bueno, Ciudad Satán es muy pequeña, ¿Sabes?. Estoy enterado de cada suceso que ocurre aquí."
Ignorando que a papá nunca le han atraído las cosas con un grosor cultural de por medio, dejo de preguntar acerca del asunto. Él, cambia el tema.
"¿Qué hiciste que te hizo demorar tanto?"
"No... Nada en especial, de veras... No te preocupes." Vuelvo a bajar la mirada mientras papá vuelve a observarme detenidamente, evito volver a sacar un tema pues, inevitablemente él me conoce y preguntaría aún más de mi comportamiento, del cual ni yo misma conozco lo que realmente me sucede y es lo último de lo que quiero hablar.
Pasa su brazo derecho por mi espalda y me acaricia suavemente. "Pues ya sabes..." Me dice con una voz dura. "Si él llega a hacerte algún daño..."
"Papá..." Lo observo ligeramente y en un tono especial apoyando mi cabeza en su hombro.
"Sólo estoy previniendo..." Recalca la última palabra. "Nunca está de más."
Río suavemente. Es extraño, me siento bastante bien con sus opiniones.
"Ahora iré a dormir." Se separa de mí y se pone de pié. "Me gustaría que hicieras lo mismo, ¿eh?" Termina apuntándome con su dedo índice, tal cómo una padre a una niña pequeña.
"Lo haré." Le vuelvo a sonreír, esta vez, ampliamente.
Cuando ya sale completamente de la habitación me saco el sweter de encima y observo nuevamente mis pinturas y demás materiales. Mañana lo intentaré otra vez... Me quito las ropas y me pongo la camiseta más ligera que encuentro, puesto que he comenzado a sentir un poco de calor. Me lanzo a la cama, cubriéndome con unas pocas sábanas y trato poco a poco de conciliar el sueño.
En el momento exacto en el que encontré la posición exacta para dormir, después de bastantes vueltas, suena el teléfono de una manera muy ruidosa. Luego de maldecir bastante dejo que suene un rato con esperanza de que la persona que ha llamado deje de molestar, así pasan unos segundos cuando, con el rostro aún pegado a la almohada, tomo el auricular.
"Diga." Respondo con los ojos cerrados y una voz fastidiosa.
"¿Srta. Satán?"
Me extraño momentáneamente, despegando el rostro de la almohada. Es muy común que llamen a papá, sobretodo a estas horas de la noche. "Sí, soy yo."
"Buenas noches. Habla el director de la Orange Star University."
Me incorporo levemente, ya es raro una llamada para mí a estas horas, pero más aún que el director de la universidad me esté buscando en plenas vacaciones de verano.
"Disculpe la hora en que la he llamado, pero hoy lo he intentado varias veces durante el día entero y no he podido establecer un contacto con Ud. hasta ahora."
"Oh. N-no se preocupe... ¿En qué puedo ayudarlo?"
"¿Tiene algo que hacer mañana por la tarde?"
Ojalá tuviera... "No, nada últimamente." Respondo aún más curiosa de todo esto.
"Me gustaría que viniera a mi oficina, aquí en la universidad. A eso de las cuatro de la tarde. Necesito conversar con Ud. un asunto importante."
"Está bien. No hay ningún problema." Afirmo.
"Bueno, nos vemos mañana. Adiós."
Cuelga rápidamente y me deja hundida en la curiosidad y también en la duda. Porque, era algo especial que una persona del grosor académico cómo el director quisiera verme en vacaciones. Quizás era para aclarar algunas dudas del rendimiento o tal vez cosas sobre mi siguiente año escolar.
En fin.
Decido no darle más vueltas al asunto y procedo a recostarme en la cama nuevamente. Seguramente sería algo sin importancia...
Cuando desperté, aún tenía puesto los audífonos del discman, las pilas ya lucían totalmente agotadas tras varios intentos de encender el aparato.
Me levanté, aunque me hubiera dado la vuelta con gusto para dormir dos o tres horas más. Sin embargo sé que sería imposible, los últimos días no había logrado dormir mucho. Anoche estuve hasta altas horas de la noche intentando conciliar el sueño, aunque me daba vueltas e intentaba pensar en otra cosa que no fuera la llamada del director de la OSU, al final terminé escuchando algo de música que al parecer fue lo mejor.
Me metí en el baño y pasé 15 minutos bajo la regadera con los ojos cerrados, dejando que el agua me cayera por encima con un fin de relajarme. Al salir de la ducha envuelta en una toalla, me recosté en mi cama por un largo tiempo, lo suficiente para organizar las pocas cosas que hoy tendría que hacer y darme cuenta de lo soleado del día de hoy. Algo positivo...
Hoy llamaré a Gohan.
La idea se me cruza rápidamente por la mente, sonrío momentáneamente, es una buena idea.
Busqué una ropa cómoda y bajé al primer piso a buscar algo que comer, no había nadie, con excepción de Yukino que barría la cocina. Sonreí por segunda vez. "Osu! Yukino-san!"
Yukino.
La ama de llaves de la casa. Me ha visto crecer desde pequeña.
"Buenos días Srta. Videl."
"¿Papá no está?" Pregunto mientras abro el refrigerador en busca de algo comestible.
"No, partió temprano en la mañana."
"¿No dijo a donde iba?" Volví a preguntar tomando una caja de leche.
"No. Salió muy rápido."
Típico. "No me extraña" Dije sacando un vaso del mueble posterior, depositando el líquido blanco.
"¿Qué va a querer para almorzar?" Me cuestiona mientras bebo la leche.
"No lo sé... Cualquier cosa estaría bien." Le sonrío.
Yukino asiente al mismo tiempo que sale de la cocina mientras yo termino de tomar mi pequeño desayuno, saco una manzana de la alacena a la vez que pienso en que lugar habría ido papá en estos momentos.
"Srta. Videl"
Giro para verla acercarse a mí con una chaqueta negra. "¿Hm?"
"Hace unos días atrás encontré esta prenda en el comedor, le pregunté a su padre por ella, pero él sólo agregó que podría ser de su novio"
Dejo de masticar la fruta por un rato y observo la chaqueta detenidamente.
Fue el día de mi cumpleaños. Salimos a cenar juntos al muelle de Satán City, caminamos por el lugar ignorando el frío de la noche, abrazados por largo tiempo conversando de temas que no recuerdo. En un gesto, Gohan me abrigó con su chaqueta. Después de todo, volvimos tarde y aunque temblaba de frío se negó a que se la devolviese. Fue una tarde muy romántica, por cierto. Y era algo para recordar puesto que la mayoría del tiempo Gohan había estado estudiando con Maho...
"¿Srta. Videl?..."
Parpadeo rápidamente mientras vuelvo a bajar los pies a tierra alejando mis pensamientos por un instante e ignorando un pequeño rubor en mis mejillas, aún tengo la manzana en mi mano esperando ser devorada de una vez, pero el hambre ya se me ha quitado. "Ehh... Disculpa, he recordado ciertas cosas..."
Yukino sonríe sin cuestionarme nada, tomo la prenda y luego de tropezar levemente con una silla comienzo a alejarme. Antes de salir por completo de la cocina, me detengo y giro hacia Yukino. "Saldré a hacer unos trámites. Trataré de no volver tarde."
Subo a mi habitación a buscar un poco de dinero y un bolso pequeño, para luego salir hacia afuera en dirección a la OSU. Era un poco temprano, pero decidí caminar para distraerme un poco. Decidí llevar conmigo la chaqueta de Gohan, si el tiempo se daba, intentaría pasar por su casa a dejársela.
Como típico verano, las calles estaban llenas de gente en ropa ligera que paseaba en familia o simplemente en parejas. Había poca gente sola y la mayoría de todos ellos lucía una gran sonrisa en el rostro. Los televisores de las grandes tiendas de electrodomésticos transmitían programas del tiempo, mencionando los buenos pronósticos que habían para hoy pero también advirtiendo de que había riesgo de tormenta en los próximos meses, cosa que a pocos le importaba, porque más que mal, estábamos en pleno verano.
Seguí caminando lentamente, el paisaje no cambiaba y me detuve un par de veces en unas tiendas a observar cosas sin importancia. La OSU ya parecía bastante cercana, comenzaba a aparecer la típica arquitectura de universidad, en conjunto de inmensos árboles y jardines verdosos. Miré la hora de mi reloj para confirmar que había llegado bastante bien y comencé a entrar al establecimiento. Habían algunas personas que desconocía y otras que sólo saludé con un gesto sencillo. Mi destino era otro y ya llevaba pensando en él bastante.
Subí al tercer piso, caminé unos cuantos metros y entré a la oficina. La secretaria de turno me recibió y anunció mi presencia al director a través de un aparato, me senté en un sofá cercano y esperé a que me llamara mientras me preguntaba el resultado de esta reunión.
Después de unos momentos se me hizo pasar a la oficina. Era bastante amplia y muy bien amoblada, en el fondo, se encontraba un gran ventanal que daba al jardín principal de la OSU. Cerca de allí, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde y la cabeza de un hombre apoyado en él, leyendo papeles desconocidos.
"¿Director...?" Hablé en voz baja, dejando la chaqueta de Gohan a un lado, librándome las manos.
El hombre giró velozmente, fijando su mirada en mí. Yo sólo me mantuve cerca de la puerta, aún inquieta.
"¡Videl Satán!, ¡Que temprano has llegado!" Se levanta con una sonrisa en el rostro. Yo sonrío incómoda por su confianza repentina. El director se acerca y me toma la mano.
"Ven, siéntate por acá..."
"Gracias..." Accedo sin dudar.
"¿Cómo han estado las vacaciones?"
"Eh... bien, gracias..." Sonrío nerviosa. Detesto cuando preguntan eso.
"Tranquila, no te he llamado aquí por algo malo." Se vuelve a sentar para fijar sus ojos en mí. "Me alegro mucho que hayas venido."
No entiendo su confianza nuevamente. Nunca hemos hablado demasiado, sólo un intercambio de un par de palabras. Con la sonrisa aún en sus labios, abre uno de los cajones y saca un gran sobre para dejarlo finalmente en la mesa y volverse a levantar nervioso. No digo ninguna palabra, espero a que él aclare el asunto.
"Hemos tenido alumnos asombrosos" Comienza, retirándose los lentes del rostro y fijando su mirada al ventanal. "Doctores, políticos, ingenieros y una gran lista..." Se me hace incómodo escuchar tantos rodeos, pero me resigno a hablar.
Sacando un pañuelo de su bolsillo, vuelve a observarme. "Es por esa razón que te he llamado."
Frunzo el entrecejo pensando cuál sería el verdadero motivo de esto.
"Anteayer..." Comienza a hablar al mismo tiempo que limpia sus lentes. "Recibimos una invitación de una Academia importantísima." Mira hacia los papeles y reacciono lentamente. Tomo el sobre y saco un par de trípticos, folletos, escritos y apuntes. Todo esto comienza a resultarme familiar.
"Nos sorprendimos bastante. Nunca la Real Academia de Bellas Artes había contactado con nosotros para ofrecernos ciertas... ofertas..."
Dejo de prestarle atención por unos segundos, tomo todos los papeles que mi mano alcanza y comienzo a observarlos.
Los mismos papeles que había visto varios meses atrás... a manos de mi padre.
"Nos ofreció un programa espectacular... para alumnos con dotes especiales, sobretodo en las áreas artísticas."
"No entiendo..." Interrumpí por primera vez, un poco desconcertada por los recuerdos que empezaron a caer gota a gota en mi memoria. "Estos programas valen una gran cantidad de dinero..."
"Lo mejor de todo este asunto, Videl" Volvió a mirarme con confianza. "De modo que certifiquemos el gran nivel que posee esta famosa institución, es que nos han ofrecido una beca. Sólo una."
Me recargo en el asiento y dejo de escuchar por unos momentos. Hacía varios meses papá me había ofrecido lo mismo. Exactamente lo mismo. Tuvimos una discusión horrible... La academia queda casi al otro lado del país, y mínimo debía estar un par de años para completar un curso y sacar un grado.
Pero me negué. Rechacé la oportunidad de mi vida para dedicarme con honores a lo que me gustaba. ¿Cuál sería esa razón...?
Gohan.
Cerré mis ojos, aislándome totalmente del ambiente y respiré profundo para evitar angustiarme sin sentido. En aquella discusión, mi padre se enteró de mi relación con Gohan.
Llevábamos 3 meses de noviazgo. Y yo comenzaba a vivir algo nuevo...
"Es una oportunidad grandiosa para uno de nuestros alumnos..." El director apoyó su mano en mi hombro, para bajarme a tierra. Entonces, pronunció las mismas palabras que mi padre mencionó a mi rostro una vez:
"Es una oportunidad increíble, Videl... No debes dejar que se te escape."
Aquella vez tuve dos opciones... Una, era continuar mi relación con Gohan, acabar mis estudios en la OSU o...
Tomar la gran oportunidad de mi vida, viajar y comenzar algo totalmente nuevo... Sin Gohan a mi lado.
Esa vez me sacrifiqué.
"Las oportunidades no se presentan dos veces... Y si es así, no debes dejarlas pasar, Videl."
Su voz resuena en mis oídos. Estoy bastante confundida.
"Verás... nos han dado un plazo para escoger a un alumno. Cerca de un mes y unos cuantos días."
Sigo observando a la nada. Me han puesto en jaque.
"Dejaré que lo pienses." Habló sentándose a mi lado, en el borde del escritorio. "Pero antes que nada... Déjame decirte que eres una de las personas más talentosas que he visto en mi vida... y éso, éso no se debe desperdiciar. La decisión es tuya."
Trago saliva. Éste verano me traerá más sorpresas que las que me imaginaba.
Me incorporo y camino hacia a la puerta, casi por inercia, hasta que vi la chaqueta de Gohan en el sofá. La tomé y antes de llegar a la salida giré hacia el director hablando secamente.
"Gracias, lo pensaré."
"Confío en que tomarás la decisión correcta."
Sonrío tímidamente antes de voltearme y caminar hacia la salida.
Me mantuve al frente de la puerta unos segundos.
306.
Hace bastante tiempo que no venía al departamento de Gohan.
Saqué la llave que él me había dejado antes de marcharse, y abrí la puerta silenciosamente. Entré cuidadosamente, todo estaba en su lugar, aproveché de abrir las cortinas y dejar que un poco de luz alumbrara el comedor. Ya estaba atardeciendo, al final no había ido a almorzar a casa, necesitaba tiempo para pensar la propuesta de hoy y terminé en el mismo parque y banqueta que ayer. Estuve un largo tiempo, y más que pensar en mi decisión sólo me dediqué a liberar mis pensamientos, todo ocurría a una velocidad grande y me sentía enormemente presionada, comenzó a hacer frío y me abrigué con la chaqueta de Gohan, al mismo tiempo que llegué hasta acá..
Tenía hambre y estaba cansada.
Me dejé caer sobre la cama de Gohan, con los brazos abiertos, mirando hacia el techo.
Tuve enormes ganas de que apareciera sin motivo por la puerta, que me descubriera y me abrazara juguetonamente. Pero, sólo tenía que conformarme con abrazar su chaqueta, respirar su perfume que seguía impregnado en ella y acto seguido, recordarlo en mi memoria.
Me giro levemente al lado derecho de la cama, observo una foto de su familia, unos papeles desconocidos... y el teléfono.
La idea se me cruza claramente por mi mente, tomo mi bolso, busco el papel que me dejó antes de marcharse con su dirección y teléfono en Tokugawa y marco apresuradamente.
No pienso en nada, me dejo llevar por el sentimiento repentino que ha surgido sin razón, y espero. Espero ansiosamente el escuchar su voz, y que ésta me envuelva rápidamente.
"Diga."
Frunzo el entrecejo, es una voz familiar... Una voz femenina.
"B-buenas tardes..." Balbuceo sin razón, aunque creo conocer de quien se trata. "¿Se encontrará Son Gohan?"
"¿Gohan?" Odio cómo se refiere a él de una manera absolutamente familiar. "Sí. Pero está ocupado."
"¿Ocupado?" Interrogo, extrañada.
"Sí. ¿Desea dejarle un mensaje?"
"¿Maho?" Pregunto y me ataca la inseguridad. "Soy Videl..., ¿Me harías el favor de comunicarme con Gohan?"
Siento unos segundos de silencio. "Videl, está ocupado, de veras."
Pienso en seguir insistiendo, pero en un arranque de estupidez, me niego. "Maho..." Respiro. "¿Podrías decirle a Gohan que no se preocupe por mí, que se dedique por completo a sus estudios y que estaré bien?"
Escucho que suspira. "Si, si... No te preocupes."
Maho cuelga el auricular antes de lo previsto, yo hago el mismo acto segundos después para volver a recostarme en la cama, cierro los ojos, inhalo y doy un largo suspiro. No soy una estúpida.
Sé que Maho esta interesada en Gohan.
Abro los ojos y observo nuevamente el techo. Lo sé, no desde un principio, cuando hace meses atrás los asignaron a trabajar juntos, Maho comenzó a interesarse en Gohan. Lo he mantenido presente hace mucho... Por su forma de hablarle, mirarlo e inclusive trabajar con él, se podía predecir fácilmente que había comenzado a interesarle... Las mujeres tenemos cierto presentimiento para estas cosas, desde muy antes.
Hubo un tiempo en que me preocupé bastante, en algunos momentos fue desbordante y fue en el mismo día cuándo Gohan y Maho obtuvieron su primer mérito académico en la Universidad, que no pude callarlo más. Él tuvo que estar mucho tiempo al lado de Maho, por una labor meramente académica y profesional. Estuvimos así por toda la tarde y en el momento en que Gohan me acompañó en el camino a casa, antes de entrar a ella, me tomó de la muñeca y me hizo observarlo por unos segundos, me preguntó por mi actitud y aunque lo negué, no pude evitar flaquear momentos después ante su mirada.
"Videl… Mis estudios y trabajo le pertenecen a Maho." Comentó con frialdad "Pero mi cuerpo y alma son tuyos…"
Esas palabras fueron reveladoras… Y necesarias. También me tranquilizaron bastante, de hecho son sus palabras las que me mantienen tranquila, hasta ahora.
O eso al menos creo.
