¡Hola! ¡Aquí Carscard! Voy a tratar de meterle el acelerador a la traducción de este fic. Apenas voy en el 7 y me faltan 4 más para terminar el libro 1.
Megaman y Megaman X pertenecen a la Capcom.
Como un ratón rojo y plateado, Protoman impacientemente se escurría y saltaba entre y alrededor de los tejados de los edificios que sobresalían de la ciudad. Estaba buscando algo... CUALQUIER COSA... que explicara el silencio de Wily. Era un poco irritante: había volteado cada roca en busca de una explicación pero había terminado con las manos vacías. Colocado en lo alto de la calle principal de la ciudad, sin ser visto, Proto le dio al mar de tráfico y al ruidazo general una última revisión cuidadosa con sus protegidos ojos. Estaba por rendirse.
-Veamos.- Pensó ociosamente. -Hay dos enojados motociclistas que se están gritando palabras venenosas entre sí... Nada nuevo... Oh, hay una colorida banda de vándalos grafiteando maravillosas palabras del lenguaje inglés en el muro de ese rascacielos. Tal vez debería ir y detenerlos... No, al diablo con eso. Hay unos niños abajo jugando a la pelota... Hay un robot limpiando algo de tierra de las calles... Hay una joven pareja humana que está... uh... okay, no me importa. No creo que quieran audiencia. Hay un montón de velociraptors atacando un autobús lleno de pasajeros asustados... Hay... ¡Hey, esperen un minuto!
La mirada alarmada de Proto regresó al autobús que había ocupado su último pensamiento. Se aseguró que nadie estaba ocupando el tejado junto con él, se levantó su visor de marca un poco para dar un mejor vistazo. Debido a que sus ojos estaban acostumbrados a ver en azul y negro, las luces y los colores del entorno lo cegaron ligeramente. Ignorando la protesta de sus sensores ópticos, Proto se inclinó para ver mejor al autobús.
Era bastante seguro, un montón de media proporción de reptiles robóticos estaban rodeando al vehículo, para la desgracia de las asustadas personas de su interior. Los velociraptors eran de una deslumbrante variedad de colores, marcas y tamaños, como una caja de galletas desordenada. El calor y la luz del sol de medio verano se reflejaban en las pseudo-escamas, causando un destello casi cegador.
-Bueno. HAY algo que no se ve todos los días. A menos que me equivoque, esos pequeños individuos son del Parque Robosaurio de Wilyland. Pero deberían estar confinados en el parque. ¡Quien los dejó salir es un idiota!- Los velociraptors se habían cansado del juego de 'darle vueltas al autobús y asustar a los pasajeros hasta la muerte' que habían estado jugando, así que empezaron a GOLPEAR CON EL CUERPO al vehículo. Algunos de los reptiles robots empujaron sus cabezas contra el autobús, moviéndolo de atrás para adelante como un montón de alborotadores. Proto estaba por saltar de su puesto para ayudar a los ocupantes del autobús cuando otra pregunta cruzó su mente. -¿Habrá más de estos dinosaurios?
Como si lo invocara, un gruñido que hace temblar a la tierra sonó por detrás del robot de visor. Asustado, Proto volteó y papó moscas incrédulo ante lo que vio. Un T-Rex mecánico estaba moviéndose pesadamente por las calles a 10 cuadras de él. Sin importar su distancia, Proto tuvo una excelente vista del behemoth moviéndose de lado a lado mientras destruía como si le gustara. Proto valientemente decidió que AHORA era un buen momento para ayudar algunos de los ciudadanos asustados que estaban por abajo.
-Estoy muy seguro que esto es trabajo del buen viejo Doc W.- Murmuró. -No hay que preguntarse porqué estaba tan silencioso. Estaba preparando... soltar dinosaurios robots asesinos para aterrorizar a la gente de la ciudad.- Proto pausó. -¡Qué estúpido! ¿Por qué no sólo llegar a gran velocidad por la calle en un tanque de dos compartimentos? Sería más fácil. Supongo que los humanos hacen cosas tontas cuando envejecen. Recuerdo que cuando la madre de Light estaba todavía viva y solía residir en el asilo, lo único que solía hacer era tejer, aún si nadie necesitaba ropa alguna.- Proto tocó cariñosamente a la bufanda que rodeaba su cuello como un pitón amistoso. -Bueno, era una buena mujer. Gracias a su loca obsesión, mi cuello siempre está cálido. ¡Ahora, es tiempo de jugar al héroe!
Al otro lado de la ciudad, el famoso científico Dr. Cossack tarareaba felizmente, pese que tenía mucho trabajo. Era un día agradable. ¡Nada iba a arruinarle su humor! El pelirrojo miró ociosamente hacia afuera de la ventana que tenía su oficina. Siempre había amado mirar a la ciudad en frente de él. Por consiguiente, era comprensible que protestara un poco cuando vio un dinosaurio gigante adueñándose de su adorada vista.
El reptil gigante fijó sus brillantes y amarillos ojos en los del aterrorizado científico. Hombre y bestia se miraron por un minuto completo sin moverse. Finalmente el leviatán perdió interés en jugar el juego de las miradas con el científico ruso pelirrojo, y se dispuso a buscar en otro lugar la cena. Cuando el animal se había ido, Cossack removió un fino pañuelo y una pequeña tarjeta de uno de los bolsillos de su bata de laboratorio. Se secó el sudor de la frente con el pañuelo. Entonces, temblando, gritó:
-¡Kalinka! ¡Kaliiiiinka! ¡Ven aquí!
Kalinka, hija de Cossack, entró. Era joven, de apenas diez años de edad. Era tan preguntona como cualquier niña de su edad podía ser, pero su vida era para ser tomada seriamente. -¿Llamaste?
-Sí. No quiero preocuparte pero tu papi ha estado... viendo cosas. Ayer, una laptop carnívora mordió mi tobillo y el día anterior las flores me estaban hablando. Hoy tuve una competencia de miradas con un dinosaurio. Si papi empieza a hacer algo extraño un día, como por ejemplo, uh, lanzar ladrillos a los peatones de la calle, llama a este número. Espero que no tengas que hacer esa llamada; ojalá sólo sea que he estado trabajando demasiado.- Cossack le dio a su preocupada hija la tarjeta que había extraído de su bata de laboratorio con anterioridad. Kalinka la estudió con concerniente interés.
-Hey, papá... ¿Qué es una 'institución mental'?
-Tengo el mal presentimiento que vas a terminar visitándome ahí muy pronto, cariño.
-¡Retrocedan! ¡Retrocedan! ¡Aléjense del autobús, les digo!
El lider del montón de velociraptors volteó para ver al individuo que se atrevió a retarlo. Al no encontrar nada más interesante que un robot rojo agitando los brazos hacia él como un idiota, el reptil robot regresó a atacar al autobús con sus compañeros.
-¡No! ¡Dinosaurio malo! ¡Te dije que te detuvieras! ¡No habrá sopa para tí!
Proto estaba por aprender una valiosa lección: a los velociraptors, robots o no, no les importa la disciplina. El líder del montón, una bestia alta de rojo y beige, volteó otra vez con bestial velocidad y puso sus enormes uñas en el aire en frente de Proto, errando al paralizado robot por apenas media pulgada. El corazón de Proto se tambaleó al observar que la muerte le pasó por un pelo. Antes de recobrarse del shock, sintió algo apretándose alrededor de su cuello como un nudo. Se las arregló para girar su cuello sólo lo suficiente para ver que el velociraptor había agarrado su preciosa bufanda con sus mortíferas mandíbulas y estaba jalándola con tremenda fuerza.
No es necesario decir que Proto empezó a sentir una ligera necesidad de aire 30 segundos después que el velociraptor había apretado la bufanda al rededor de su ducto de respiración como un ahorcado. Proto trató una estrategia desesperada: jaló tratando de vencer al dinosaurio en un concurso de fuerza. Como respuesta al esfuerzo repentino de Proto, el velociraptor emitió un chirrido y jaló de vuelta aún más fuerte. Guerra de Jalones. Proto se enfureció: ¡¡la maldita lagartija pensó que era un juego!! El resto del montón de velociraptors habían perdido el interés en la destrucción del autobús y empezaron a ir de aquí para allá causando otras travesuras. Las puertas del autobús se abrieron con el sonido del aliento de un dragón y los cautivos aterrorizados por los velociraptors salieron.
Proto sólo tenía una opción: tenía que deshacerse de su bufanda o morir en ella. Con una expresión de profunda derrota y arrepentimiento, se las arregló para deslizarse del cada vez más apretado nudo, para luego correr. Quería dispararle al velociraptor para retirar su pedazo de ropa de marca pero entonces supo que el resto del montón vendrían para ayudar al líder. Después sería un gran problema.
El velociraptor cayó para atrás cuando el otro extremo de la 'cuerda' se aflojó. Complacido por haber ganado el juego, comenzó a roer la bufanda. La criatura descubrió rápidamente que la bufanda no era comestible: así que, dejando el recuerdo amarillo en la calle desierta, corrió en busca de algo más sabroso que la lana.
Slash Man corrió como un hombre poseído. Saltó sobre los tejados con una habilidad única que sólo un animal de la jungla debería tener. Su aliento entraba y salía de sus sistemas rítmicamente. Podía escuchar las aterrorizantes palabras de Bass haciendo eco en su cabeza: '¡Si tú no regresas a esos animales a este terrible zoológico, yo personalmente rearreglaré tu desagradable ROSTRO!' Slash Man pausó su loca carrera y se sentó como una ardilla. Cerró sus ojos y escuchó en busca de una pista audible de dónde pudieran estar sus hijos. A unas veinte cuadras, Slash escuchó un gruñido que hace temblar la tierra. ¡El T-Rex! Slash se emocionó.
-¡Alto, Sarah! ¡Papá llegó!
Slash regresó a la acción. Su pies apenas tocaron la tierra mientras se movía sobre los tejados y saltaba sobre los espacios entre las estructuras. Muy pronto vio a Sarah. El behemoth había obviamente sólo comido algo (o alguien) y estaba preparándose para abalanzarse sobre un pequeño niño que se quedó parado y paralizado frente a la bestia. Justo a tiempo, sin embargo, Slash aterrizó sobre la cabeza de su mascota con un sonido metálico fuerte. Sarah instantáneamente levantó su gigantesca cabeza y expresó su desagrado con un rugido. Slash le habló tranquilamente al T-Rex:
-Está bien, Sarah... Soy yo. Ahora sé una buena dinosaurio y cálmate.
Sarah reconoció esta suave voz e inmediatamente cumplió la petición de Slash porque lo quería. Cuando Sarah se hubo calmado lo suficiente, Slash retomó su atención en el paralizado niño ante él.
-Escucha, niño. Lamento que Sarah te haya espantado. Toma.- Slash Man buscó en sus bolsillos. -¡Tres pases gratis para mi parque! ¡Trae a los niños! Oh, espera... ERES un niño. No importa.- Los pases flotaron de la mano con garra de Slash y cayó sobre la acera ante el niño. Éste recuperó su voz. Levantó una correa azul marino que estaba trozada en el extremo y teñida con diminutas gotas de sangre. -¡Tu dinosaurio se comió a mi perro!
Slash Man se encogió de hombros. -Lo siento, niño. No todos pueden ser Barneys.
Proto injurió mientras miraba a un gran montón de dinosaurios del tamaño de una gallina saltando y emitiendo alaridos al acercársele. Combatir dinosaurios robots no era algo que debiera hacerse solo. Una de las pequeñas pero mortales lagartijas se abalanzó hacia Proto con su hocico abierto, mostrando sus afilados dientes. Proto lo pateó justo en el pecho. Rebotó hacia atrás como una pelota. El resto del montón se acercaron con las garras listas.
-Esto es.- Pensó Proto apesadumbrado. -Estoy muerto. Todo terminó. Asesinado por un montón de dinosaurios robots del tamaño de gallinas. ¡¡De todas las formas de morir!!
La tierra repentinamente tembló y una voz animada sonó sobre el terrible sonido:
-¡Holaaaaaaaaaa!
Proto no podía creerle a sus ojos. Miró mientras los peatones (los pocos que quedaban de la dino-masacre) se quitaban del camino y lo que apareció fue Slash Man, quien estaba colocado felizmente sobre la cabeza de un gigantesco T- Rex. Los dinosaurios perdieron todo el interés en Proto y rodearon a Slash y a Sarah, saltando como niños al rededor de su padre que había regresado del trabajo. Proto detuvo al robot de melena anaranjada.
-¡Hey, Ace Ventura! ¡Normalmente no dejamos a mascotas de dos toneladas vagar por las calles!- Su visor destelló en desagrado. -Lo sé.- Slash Man calmó. -Lo lamento. Estos individuos escaparon de mi parque cuando Elecman apagó... oh, no importa... Es una larga historia.
Proto asintió entendiendo. -¿Quieres que te ayude a llevar a estas criaturas al parque?
Proto pudo ver la distante cara de Slash Man alivianarse. -¡Seguro! Sería bueno. Trepa sobre Sarah.- Con una palabra de su dios, Sarah ofreció a Proto su cola para ayudar al robot a treparse por su espalda. Proto titubeante tomó la generosa oferta del Rex y se escurrió hasta la cabeza de Sarah y se sentó atrás de Slash. Miró hacia abajo desde tal altura. Podía ver a los dinosaurios cubriendo al rededor de las enormes garras de Sarah. Slash sonrió al ver a Proto palidecer de miedo a caerse desde esa altura. -¡Sostente! ¡Aquí vamos!- Sarah empezó a avanzar. Era un viaje torpe, como andar en un barco en una tormenta. Los dinosaurios marchaban al estilo militar por debajo. Todo aquello parecía un desfile jurásico. Proto se sostenía a la vida pero Slash parecía tan confortable como un hombre en una silla con brazos. Proto se maldijo por la tonta compañía: decidió empezar una conversación con Slash.
-Así que... ¿Todos estos dinosaurios son tuyos?
Slash asintió con orgullo. -Sip. Son mis niños. Los he nombrado a todos.
Proto estaba impresionado. -¿Cada uno?
-Sí. Ésta es Sarah.- Slash palmeó la enorme cabeza del T-Rex. Sarah ronroneó en respuesta. -Como a todos esos dinosaurios abajo...- Slash apuntó un dedo hacia la masa verde de abajo. -Bueno, son Dennis... Brad... Mavis... Brad...
¡Divertido, ¿no?!
Ya saben, la página de Red Draco (la autora) es: www.mechadrake.com
El siguiente capítulo será:
Dulces intoxicaciones
Si quieren enviarme un mail, aunque sea para corregirme la ortografía, mi dirección es carscard@yahoo.com.mx
¡Sonrían!^O^
