La Iniciación
¿Cómo he llegado a encontrarme aquí? Aún no lo sé; nunca había imagina esta escena, nunca me la esperé. Ni yo ni nadie. Después de lo que me enseñó, decidí que me uniría a él. No dudé.
Y ahí estaba ahora esperando, con la túnica negra que nunca soñé llevar, temblando por dentro pero sereno por fuera. Esperando a que Voldemort se dirigiera a mí y descubriera quien soy, mientras él me presentaba. Él. Draco Malfoy. Estaba esperando su turno para presentar a su discípulo, o sea, yo. Harry Potter, el héroe del mundo mágico, esperaba el momento para que la Marca Oscura vistiera su brazo.
Lo amaba. Amaba a Draco como nunca había amado. Y él me amaba, pero nuestros ideales eran distintos al principio. Hasta que me hizo ver la verdad: el poder era poder, blanco o negro. Hasta que descubrí la verdad sobre el manipulador de Dumbledore. Así que decidí que lo haría: será un Death Eater, como él, a su lado. Juntos lograríamos lo que fuera.
Me habían agorado tantas cosas sobre esta relación. Que Draco me traicionaría, que era un Malfoy después de todo, que sería Death Eater y se volvería contra mí, que no me amaba... Pero no habían llegado a imaginarse esto. Eso sí, acertaron en lo de Death Eater, por partida doble.
Vi que Draco se arrodillaba. Su pelo, ahora fuera de la capucha, brillaba con al luz de las antorchas. Todos aguardaban, algunos más expectantes que otro.
– Milord – su voz suave pero firme, con una nota de orgullo – os presento a mi elegido...
Me acerqué lentamente, y cuando la luz me dio en la cara, me quité la capucha, escuchando las palabras finales de Draco:
–... Harry Potter.
Sonaron exclamaciones de sorpresa, algunos se removieron incómodos. Distinguí a Lucius mirando alternativamente a su hijo y a mí. Miré a Voldemort intentando no temblar. Había recuperado su cuerpo, y no se podía negarlo, era hermoso. Y tenía algo que me recordaba a mí mismo: su pelo negro azabache, su piel pálida. Un aura de poder le rodeaba, imponente. Y esos ojos rojos, casi de serpiente, sensuales... eran fascinantes. Me miraba fijamente, como si no lo creyera. Se acercó y me tomó por el mentón. Sentí la frialdad de sus dedos, su suave piel mientras me miraba a los ojos. Luego se apartó.
– Vaya, Malfoy... has conseguido un discípulo digno de tu señor... Sinceramente, no me lo esperaba... Serás recompensado. Pero ahora, quiero oír la explicación de Potter...
Se giró de nuevo a mí. Todas las miradas estaban fijas en mí. Yo miré a Draco: su rostro resplandecía de orgullo, de confianza en mí. Y no le iba a defraudar. Me dirigí al Dark Lord con seguridad, sin dudar.
– He venido a serviros, mi Señor. Quiero... poder. Venganza sobre ciertos muggles. Y sobre Dumbledore. Y vos me ayudaréis a conseguirla... seré vuestra espada.
Me arrodillé, incliné la cabeza y le ofrecí mi nuca. Podía matarme cuando quisiera, con una palabra, con un gesto. Y no haría nada para defenderme. Cuando habló, su voz siseante reflejaba triunfo, satisfacción, placer:
– Levántate, Potter... Me gusta tu manera de pensar, ahora más que nunca – algo de burla – Serás uno de los míos... pero tienes que saber que la traición se paga con la vida. Y si ocurre, créeme que desearás estar muerto mucho antes de que acabe contigo. – dureza en su voz, el filo de una hoja de acero. – Probarás tu valía en las primeras misiones... antes Malfoy deberá entrenar un poco tu potencial oscuro. – risa sardónica – Recibirás más en pocos días que todo lo que has conseguido en años. Descúbrete el antebrazo...
Lentamente alcé la manga y levanté el brazo. Voldemort, mi Dark Lord a partir de ahora, levantó la varita y pronunció su hechizo. Un dolor recorrió mis terminales nerviosas, mezclado con placer, excitación... me agarré el brazo y gemí, arqueándome hacia atrás, perdiéndome en el éxtasis de sensaciones. Caí sobre una rodilla, pero no grité.
El Dark Lord me miró con sus ojos lanzando destellos rojizos. Le hizo una seña a Malfoy, y él se acercó y me ayudó a levantarme, la Marca brillando oscura en mi piel ardiente.
Nos alejamos de allí, y nos besamos bajo las estrellas, fuera de la luz del círculo, apasionadamente. Draco me abrazó con fuerza y me susurró al oído:
– Sabía que lo harías, confiaba en ti... te quiero, Harry. Te amo... – tanto orgullo en su voz...
Le respondí al abrazo, pero no dije nada. No quería romper el momento. Draco pocas veces me decía algo así, pero cuando lo hacía era sincero.
Yo también le amaba, y ahora íbamos a estar juntos... en el mismo bando, aliados, luchando juntos... sin escondernos de nadie, orgullosos y libres, poderosos... Él y yo, juntos...
*****************************************************************************************************************************
Jeje, ya tenia ganas de hacer un H/D algo diferente... Aquí, de niños "buenos" nada! ;P
Y de paso, habia algo de Harry/Tom/Draco xD Bueno, no exactamente, pero es que resistirse a Tom...
En fin, espero comentarios! Review! ^^
Tam, www.iespana.es/temployaoi
