ADVERTENCIA: La explícita demostración y muestra de contenido no apto para
menores hace de este fanfiction un "no apto para menores (de al menos) unos
12 años", ¿No es obvio? Prosigamos; en este fanfiction existe presencia de
relaciones solamente heterosexuales, por eso los hemofóbico pueden leer
este fanfiction sin temor a encontrarse con material homosexual.
Después de leer el fanfiction; por favor, suscribe tu review. Tu opinión me importa para saber si es de agrado general estos fanfictions. :D
Ahora me plazco en presentar la siguiente parte de esta historia donde más misterios aparecerán y nadie sabe como terminará: Carne Lívida, el segundo capítulo de la Triste y Trágica historia de Digimon
Carne Lívida:
Ya eran las seis de la tarde, el sol de la ciudad de Tokio había sido aplacado por la creciente oscuridad, unas pocas negras nubes empezaban a hacerse presente en el vasto cielo. La gente seguía yendo y viniendo por las calles de esa lejana y moderna ciudad del centro de Japón. Entre los grandes edificios, que se alzaban desde la base del suelo hasta las alturas más inalcanzables por la mente humana se encontraban los más fantásticos y colosales edificios. Entre dos de ellos había una puerta de madera de roble roja con bordes de oro, gran cerradura y una joven junto con un tipo vestido extrañamente; pero aparentaba solo unos pocos años más que ella. Ambos aparentemente esperaban algo ya que no se movían, se miraban mutuamente casualmente, solo por coincidencia.
-Mira Sora, - dijo El Santo - ahí está la limusina que te llevará a casa.
Eran Sora y El Santo, esperando por una lujosa limusina negra que ya se acercaba. El majestuoso automóvil se detuvo lentamente al lado de ellos. El Santo muy educadamente le abrió la puerta a Sora para que entrase, Sora muy complacida, agradeció el favor y entró seguida por El Santo el cual se observaba feliz de tener un nuevo adepto a la secta.
El interior de la limusina era muy acogedor, aunque a su modo, pequeñas figuras góticas y un oscuro tapizado le daban una apariencia muy similar al de la secta por dentro. Ya dentro de la limusina Sora y El Santo empezaron a intercambiar palabras:
-Espero que tú estés feliz con tu paga Sora -Dijo El Santo- más el pequeño bono que te di, eres la mejor pagada de tu especialidad. Todo solo por ser mi niña elegida preferida.
El Santo se rió entre dientes.
-Muchas gracias -Respondió Sora-, nunca me habían pagado de tal manera por ninguna cosa que haga. Además, tuve un genial profesor. Ese señor afroamericano era muy bueno para lo que se refiere a enseñar. Pero gracias a tú enseñanza de cómo poder revisar mis poderes fue más que útil.
Sora había tenido durante el día harto trabajo en la secta, aprender tanta magia tan de repente no es cosa fácil.
El Santo le había enseñado a revisar su nivel de magia el cual consta de extender la palma, concentrarse de manera muy especial (no conviene que lo revele, derechos de autor están puestos en juego), y ¡pum!, Se forma una doble esfera de energía; una dentro de la otra, el tamaño, el color y la posición de las manchas de colores definen la especialidad mágica que uno posee.
-Muéstrame tu esfera de energía Sora -Dijo El Santo -, quiero ver que tanto has progresado.
Sora asintió, extendió su palma y con un poco de esfuerzo creó una esfera mágica frente a él. Su tamaño no era mayor que el de una pelota de golf y poseía un color rosado cerca del contorno de la esfera interior y un rojo más intenso en el exterior. La esfera, aún siendo pequeña, iluminó notoriamente el obscuro interior de la limusina. Se podía sentir un leve calor emanando desde la esfera.
El Santo empezó a pasar su dedo por encima de la esfera, como si la leyera. Tanto tiempo llevaba con su secta que podía leer fácilmente las esferas de energía de los diferentes integrantes de la secta. Sora se sentía un tanto avergonzada por el diminuto tamaño de su esfera. Su maestro, que no era de tan alto rango de todos modos, poseía una esfera un poco mayor que el porte de una pelota de básquetball.
-Tu esfera es de la justa manera como pensaba que era, ha crecido como medio centímetro desde la mañana -Dijo el Santo sin dejar de mirar la esfera con notorio interés -, sabiendo tus antecedentes como niña elegida es fácil de comprender; tu emblema y tu digimon calzan justamente con tu esfera. Este rosado me explica algo sobre de magia sobre sentimientos, por el tono yo diría que es el amor, aunque es muy parecido al de la traición, lo cual no necesariamente signifique algo, o tal vez lo signifique todo y el rojo es obviamente del fuego, es intenso, y eso me indica que será de gran poder.
Sora estaba asombrada de la manera en que El Santo leía su esfera, no podía entender algunas cosas de las que hablaba pero de todos modos se sentía agradecida por el favor de leerle la esfera.
-Gracias -respondió Sora- me esforzaré por alcanzar un alto rango en esta secta.
-En mi rango y nivel mágico agrandar medio centímetro la esfera era por lo menos un año de grandes esfuerzos de superación. Debes estar feliz.
Ya habían llegado al hogar de Sora. La limusina se detuvo, El Santo abrió la puerta y dejo salir a Sora, El Santo salió inmediatamente después de ella.
-¿Por qué tú bajas aquí conmigo? ¿No deberías encargarte de tus asuntos en la secta?- Dijo Sora.
-Mira -respondió tranquilamente El Santo- hay algo que me dice que te acompañe, eso es todo. Me retiraré inmediatamente después que entres y todo esté bien. Además, todos los trabajos en la secta pueden posponerse si la seguridad de uno de sus integrantes se puede poner en peligro.
Sora lo miró extrañada pero se había comportado bien con ella, por eso es que lo dejó entrar a su hogar. Sabía que nadie estaría, ya que todos sus familiares que podrían estar habían salido y la habían dejado a cargo. Pero tenía la seguridad de que volverían pronto.
No se le cruzó por la mente la real intención de El Santo. Solo lo supo hasta que abrió la puerta y entraron...
Cuando Sora abrió la puerta. Se escuchaban ruidos del interior, Sora y El Santo corrieron al interior y encontraron a Hikari revolcándose en el suelo, con un ataque semejante a la epilepsia, revolcándose en el suelo, estaba bañada en sangre, inconsciente, atragantándose con su propia sangre. Su boca y el suelo estaban llenos de sangre ya que había perdido su lengua, la cual, estaba en una pequeña posa de sangre al un lado de ella.
Sora la única cosa que pudo hacer fue emitir un gran grito, pero tanta fue su desesperación que su voz se apagó y cayó sobre una silla mirando anonadada a su amiga en tal condición. Alguien podría haber pensado que se desmayó con los ojos abiertos.
El Santo se adelantó y revisó a Hikari, vio que aun no estaba muerta y que podía ser sanada. El Santo estiró su palma, su palma se abrió pudiéndose ver sus músculos y sangre dentro de ella. De ahí salieron tres esferas verdes, semejantes a esmeraldas con un extraño punto blanco en el centro las cuales levitaban. Las esferas empezaron a levitar sobre Hikari lanzando una extraña clase de luz que la revisó y luego, del punto blanco de las esferas salieron unos rayos rojos que empezaron a curar las heridas de Hikari, una de ella se mantuvo constantemente lanzando su rayo hacia la cabeza de Hikari, esta sanaba los problemas mentales de Hikari.
Poco rato después Hikari estaba completamente sana ya no sufría de las convulsiones y su lengua estaba donde siempre tuvo que estar. Sora estaba muy asustada, El Santo trató de reanimarla, algo la logró aliviar, pero aun seguía en su silla sin ánimos de moverse. Así que El Santo se limitó a decir:
-Me llevo a Kari a su departamento, debe descansar después de tales convulsiones, de paso le daré unos pocos billetes para que se reanime, sé que el dinero no es todo pero es lo único que podría darle que realmente la pudiese hacer feliz. Bueno Sora, tranquilízate y te veo mañana, dejaré tu dinero en la entrada. Adiós.
Después de terminar de decir esto Sora se limitó a despedirse con la mano a la lejanía, El Santo tomó en brazos a Hikari y se la llevó pero antes le dejó en la entrada el dinero a Sora, hasta el último centavo prometido, más el pequeño bono que de pequeño no tenía nada.
Ya eran las siete de la tarde cuando El Santo salió con Hikari inconsciente en sus brazos. La llevó unos metros hasta un asiento cercano a un teléfono público, sentó a Hikari y ágilmente El Santo se preparó y la besó en su pequeña boca y luego solo de la boca de El Santo se pudo escuchar entre dientes:
-Listo...
Entró a la cabina telefónica y repentinamente El Santo se cubrió con su capa. De bajo de la capa algo se movía, pujaba por salir, al final se reveló lo que había debajo de la capa, era nada menos que Hikari, solo que con la vestimenta que traía puesta El Santo, esta nueva Hikari dijo:
-La metamorfosis funcionó como siempre -La voz de esa Hikari era idéntica a la original, la diferencia con esa Hikari era de que era realmente El Santo (¿No es acaso muy obvio?)-, ni Taichi podría diferenciarme, El Santo tiene una metamorfosis más y tan perfecta como todas. JA, JA, JA (Dijo El Santo)
El Santo se empezó a reír dentro de la cabina como cualquier villano que cometiera un gran acto delictivo. Luego tomó el auricular del teléfono, buscó una moneda en su abrigo estilo Matrix, no encontró nada además de fichas para apostar. Salió de la cabina y registró a Hikari, hasta que encontró una moneda, pero al sacarla cayó una foto, El Santo la recogió y la observó: Era Takeru; en la mente de El Santo se había maquinado un sórdido y malvado plan. Puso la foto donde estaba y metió la moneda en el teléfono y llamó a Takeru:
-¿Aló? ¿Takeru? -Dijo El Santo imitando la voz de Hikari - Me gustaría invitarte a mi casa...
-¿A tu casa? ¿Pero qué tú no estabas en la casa de Sora?
-Sí pero ella ya volvió de la secta, le pagaron bastante bien y El Santo, que es apuesto, genial, poderoso, amable y todos lo que se te ocurra líder de la secta, me dio un poco de dinero, y me preguntaba si te interesaría gastarlo conmigo.
La línea se mantuvo en un terrible silencio. Takeru estaba un tanto extrañado por tanta admiración por El Santo. Pero la voz de Takeru cortó ese silencio respondiendo de la manera esperada por El Santo:
-Esta bien, ¿Pero debo llevar algo o algo así?
-No pero juguemos a algo, haz como si no te hubiera invitado y trata de convencerme de que puedas gastar el dinero conmigo, ¿Ok?
-Me parece - contestó Takeru con voz entre infantil y pícara- haré mi mejor intento.
-Adiós T.K.
-Adiós Kari.
Todo había funcionado como él había pensado, incluso El Santo creía que iba a ser más difícil. Takeru realmente era un tonto no pudo diferenciar entre Hikari y El Santo. Ahora solo quedaba la otra parte: Hikari.
Tomó delicadamente a Hikari, El Santo volvió a su forma natural, y le dijo:
-Hikari -Dijo con voz muy dulce y calmada- despierta...
Hikari se levantó inmediatamente, se extrañó mucho por el lugar donde estaba y de su aún más extraña compañía. Hikari se levantó con una apariencia de extrañeza, se cruzó de brazos y miró a El Santo por un instante y luego preguntó:
-¿Qué pasó aquí?
-Muy simple -Respondió tranquilamente El Santo-, después de que yo llevé a Sora a la secta tú, mi estimada, tuviste unas convulsiones, pero poco después te tranquilizaste y empezaste a pensar donde me habías visto antes, pero no duró mucho tu razonamiento y caíste de nuevo en más convulsiones que duraron hasta que llegáramos. Al llegar estabas bañada en sangre, te curé y te traje hasta acá, ves que no soy tan malo. Lo único que traté de solucionar, pero no funcionó, fue un problema mental que tenías por algo así como unas desilusiones amorosas...
-¿¡Cómo te atreves a meterte en mis problemas sentimentales!? - Gritó Hikari completamente airada pero luego se sonrojo- ¿Qué hiciste?
-Nada en especial -dijo El Santo con una gran sonrisa en su cara- Hice una cita con T.K. en tu casa en un rato más, ¿Qué te parece?
Hikari se sonrojó, agachó la cabeza, no entendía como pudo hacer tal cosa pero de todos modos igual se sentía agradecida, y por eso dijo con una voz muy apagada:
-Gracias...
El Santo se alegró al oír la respuesta, El Santo sabía perfectamente lo que iba a suceder y que él mismo podría muy fácilmente cumplir su sórdido, malvado, maquiavélico, cruel, sádico, diabólico (realmente malo) plan. JAJAJA, bueno realmente no es tan malo (de momento). El Santo sacó unos billetes y se los entregó a Hikari y le dijo:
-Este dinero es para que te entretengas cuando llegue tu amiguito, recuerda ser tan mala como sea posible -El Santo se rió después de decir eso, Hikari había comprendido lo que le decía- Pero si estas pensando lo mismo que yo, bien protegida.
El Santo le apuntó con el dedo índice en la misma manera con alguien experimentado que le advierte de algo a alguien menos experimentado. Hikari se extraño un tanto pero comprendió el mensaje, al fin y al cabo ¿Qué tal malo puede ser tener ese tipo de relaciones con la persona que uno estima de tal manera?
-Solo una cosa más -Dijo El Santo-, tú debes hacerte la tonta, sé que le gustará a T.K., y lo otro que se me olvidaba Tai salió y fue a visitar a Izzy, así que estarás sola con T.K.
El Santo mostró una destruida sonrisa, se puso sobre sus talones dio media vuelta y empezó a caminar riéndose en voz muy baja. Repentinamente desapareció.
Hikari empezó a caminar y subió hasta su piso y departamento, ya ahí se puso en el balcón y observó como de poco a poco se obscurecía la tarde de Tokio. Pensaba en los viejos tiempos, ahí había conseguido a Gatomon (Tailmon), los buenos tiempos... Ella esperaba volver a ser llamada para salvar al mundo junto a su hermano y a T.K. el mundo...
Ahora estaba retirada, no era necesario la presencia de una heroína en este momento; el mundo era feliz tal y como estaba.
Hubo un pequeño crujido desde la puerta, pero Hikari no lo escuchó sino que siguió pensando y cayó en una depresión. Lloró tristemente y disimuladamente, no quería que ni ella misma se diera por enterado que lloraba, aunque su tristeza se lo hacía denotar notoriamente. Pero repentinamente alguien la abrazó por la espalda y le besó la mejilla.
-¿Cómo estás Kari? -Dijo la voz de la persona- Soy T.K y ya que pasaba por aquí y la puerta estaba abierta, me entusiasme y decidí entrar a saludar a la persona más bella.
Hikari se volteó y pudo ver la cara de Takeru la cual le sonreía, ella se secó las lágrimas y lo abrazó. Estuvieron abrazados unos minutos sin decirse nada, el momento era demasiado perfecto para arruinarlo en ese momento. Takeru se separó de Hikari y se sentó en un sofá, le hizo un gesto y ella se sentó sobre él y lo siguió besando; y así estuvieron...
Dentro de la mente de Hikari aparecieron las palabras de El Santo: "Pero si estas pensando lo mismo que yo, bien protegida", así que tuvo que arruinar el momento, El Santo había salvado su vida y algo dentro de ella le decía que no era tan malo como parecía y debía hacerle caso:
-T.K., antes de que sigamos con eso podrías ir a comprar protección, o sea, tu sabes, condones y cosas por el estilo.
Takeru se le quedó mirando de extraña manera, pero comprendió que tenían la misma idea final (tener sexo, hacer el amor, coger, copular, etc.), pero ella ya que era más precavida quería hacerlo con precauciones, así que Takeru se levantó y se preparó por ir a comprar la "protección". Pero mientras Takeru se aproximaba a la puerta Hikari lo detuvo:
-Espero que no te hayas enojado, pero de todos modos toma este dinero para que hagas lo que debes hacer.
Takeru se extrañó un tanto por la extraña frase que le había dicho pero aceptó el dinero que le daba Hikari, el cual era bastante. El Santo había pensado prácticamente para comprarse una cama nueva y un equipo completo.
Takeru bajó las escaleras dispuesto a comprar las cosas, por muy desconsiderada y desubicada que hubiese sido, una oportunidad así no se consigue todos los días
Al llegar a la salida encontró a un llamativo sujeto vestido de un tono medio púrpura que tenía en la boca un puro o cigarrillo, la distancia era mucha y él no podía distinguirlo. Al pasar por su lado este tipo lo detuvo, ahora podía verlo bien, tenía un extraño cigarro con olor a incienso y un maletín negro en una de sus manos. Era El Santo vestido de otra manera, de todos modos Takeru no lo conocía y por eso no lo reconoció.
(Lo que están a punto de leer fue el máximo delirio de mi mente por favor no se dejen llevar por esto, no lo altero para mantener la historia.)
-¡Hola broder!, ¿Andas medio necesitado de Salmón? ¿Eh?
Takeru quedó un tanto extrañado pero conocía como hablaban esta clase de tipos y entendía a que se refería.
-Mmm... y si necesitara salmón broder, ¿Cuánto me costaría?
-Barato broder, barato, poca lana, mucho salmón. De la mejor calidad, palabra broder, palabra.
-Bien broder ¿Cuánto es?
-Aquí tienes solo son dos tres de esos billetotes. Pura calidad broder, palabra.
El Santo sacó un salmón de su maletín y puso su mano en espera de los billetes; Takeru quedó perplejo, ¿Quién diablos era ese idiota que confunde el Salmón con la droga?
-¡Oye estúpido! ¿Dónde está la yerba?
-Mmm... Parece que por aquí broder. También está rewuena broder, palabra.
El Santo sacó una mata de té, Takeru lo golpeó y prefirió continuar con lo que realmente necesitaba.
-Oye de casualidad tendrás en ese maletín tan guay "protección"...
El Santo sacó una barra de protector solar, un revolver y un "mata- suegras" (HORROR). Takeru agachó su cabeza y se tapó la cara con la mano, tal tipo no podía ser más estúpido.
-¿Tendrás "protección" para cuando dos son uno? ¿Me entiendes broder?
-Ah, asquerosamente típico broder, podrías haber partido con eso broder. Todo ya estaría listo si empezáramos por lo que necesitamos. ¿O no broder? Palabra...
El Santo sacó de su maletín una colección de objetos de toda índole sexual.
-Aquí hay -Dijo El Santo- Condones normales, de colores, musicales, con formas, fluorescentes, vibradores; cremas de lubricación, DIV, toallas higiénicas, papel sanitario, un orgasmatrón (Aparato que se supone que será vendido a futuro para tener relaciones sexuales por Internet O_O), un auto- masturbador, test de embarazo, cremas, diferentes tipos de espumas, consoladores, DE TODO, en especial condones. ¿Necesitas algo de esto broder? Pura calidad...
Takeru se cruzó de hombros, y pensó un instante y respondió:
-Unos cuatro condones -Dijo vergonzosamente -, de los fluorescentes, porfa broder.
-Más vale cuatro que uno, ¿ah? Broder -El Santo se rió estruendosamente mientras le pasaba los condones- Buena elección broder ¿Algo más broder?
-No graxias broder -Takeru se dispuso a pagarle, pero la cara de El Santo le decía que le faltaba algo-, bueno y el auto-masturbador.
-Bien pero antes de nada -la voz de El Santo había vuelto a su manera normal lo cual sorprendió a Takeru - Las mujeres sienten el placer del acto sexual por motivos psicológicos, no como el hombre que es por medios físicos, como los que el auto-masturbador te pueda dar, así que solo cariño y no digas nada estúpido - La voz de El Santo volvió a su manera extraña para terminar - Ten una buena noche broder. Solo calidad con la chava...
El Santo no pensaba exactamente que él le pudiera pedir el auto- masturbador pero le dio lo mismo y se lo entregó, era como una argolla de goma junto con un pequeño motor, luego, recibió el dinero, se despidieron y alejaron.
(T.T Les juro que no fue mi intención T.T)
-Caliente -Pensó El Santo para si mismo mientras se alejaba.
-Raro -Penso Takeru mientras subía las escaleras.
-Se va a masturbar mientras sube las escaleras- Susurró El Santo -, ¡En público!, no hay respeto...
-¡¡¡¡Ahhh!!!!- Se escuchó un grito desde dentro del edificio.
-Nunca fallo -Dijo El Santo y empezó a reírse.
Takeru se acercó a la puerta la abrió delicadamente para que Hikari no se percatara, empezó a llover torrencialmente. Takeru cerró la puerta suavemente, se desnudó y puso el condón fluorescente, buscó los fusibles y apagó la luz en la casa. Sintió unos movimientos y vio hacia la ventana, parecía que había dos figuras extrañas pero un oportuno relámpago aclaró al menos una de ellas, era Hikari, con solo un delgado trozo de ropa encima que a la escasa luz que había tomaba la consistencia de la más sensual seda, nada más. Hikari se rió al ver cierto palillo flotando en el aire de un tomo verde fluorescente. Hikari botó su último pedazo de ropa si se cargó sobre los brazos de Takeru.
Lo que pasó entre ellos dos esa noche, solo quedó entre ellos, fue algo sublime y sagrado, o eso ellos creían. El Santo los observaba por detrás de la ventana, él era la otra figura. La respiración de El Santo empañaba los vidrios del vidrio mojado por la lluvia mientras miraba. Takeru hacía feliz a Hikari y Hikari hacía feliz a Takeru. Takeru había seguido los consejos de El Santo y todo había salido como esperaba; Pero, un error fatal cometió; Takeru estaba montado sobre Hikari, todo estaba bien hasta que Takeru...,
Takeru recordó, recordó algo no sabía porqué pero le recordaba las antiguas confrontaciones entre él y Davis, se reía de recordar esos tiempos, ahora Hikari era suya, y de nadie más, con esto sellaba el amor que sentía por ella y se interponía frente a todo el resto.
Él aun no sabe si fue él realmente el que lo dijo o fue El Santo el que lo influyó a decir eso, ese recuerdo no tenía porque ser recordado, pero fue, eso es lo extraño. Y sin pensarlo Takeru dijo:
-Davis - Y empezó a reír.
Takeru al decir eso se dio cuenta de lo que acaba de decir. Un relámpago iluminó la sala y pudo ver a El Santo viéndolo por la ventana y recordó el último consejo, todo había acabado, lo único que lo podía salvar era que Hikari no se hubiese dado cuenta. Pero no fue así...
Hikari al oír esto miles de malos pensamientos corrieron por su mente, pero, su ingenuidad la hizo pensar solo en lo que dijo por algo así como; jajaja, Davis se lo hice mientras tu sueñas con que te mire y te tome en cuenta. Y tenía razón en ese punto, lo dijo realmente por esa razón, ahora recordaba más, él había sido novio de Davis, él realmente no había competido con Davis por Hikari, sino, Hikari y Daisuke por él, y ahora todo caía frente a él. Sintió como su espíritu de desmoronaba ahí mismo.
Hikari se paró y repentinamente sus ojos empezaron a brillar con un rojo fulgor. De su cuerpo empezaron a emerger destructivos relámpagos que empezaron a quemar todo alrededor, incluyendo a Takeru que se salvó por poco de ser electrocutado. Takeru huyó por las escaleras, desnudo y en llamas. El pánico consumía a Takeru al igual que el fuego que lo envolvía.
Takeru tuvo suerte de llegar a la lluvia, la cual logró aplacar el fuego. La lluvia lo había salvado y su alma se sentía un poco mejor, pero dentro de él; el gran error cometido lo carcomía por dentro aún, finalmente se desmayó perdiendo el conocimiento pensando con sus últimas energías lo malo de lo que había hecho.
Mientras tanto Hikari caía desmayada en su apartamento, su mente estaba envuelta en extraños pensamientos. Pensaba en que había logrado hacer magia, también pensaba en lo que había hecho Takeru, ¿Lo perdonaría?, No, no lo perdonaría, había cometido algo muy grave como para ser perdonado, pero, tal vez no lo logré satisfacer y recordó algo divertido sobre Daisuke, ¿Lo haré tan mal que se puso a pensar en otra cosa? Pensamientos como esos entraban en su mente. Al caer finalmente Hikari desmayada al suelo todas las llamas fueron apagadas, El Santo a través de la ventana la vistió y trató de internalizarse en su mente para borrar la memoria de tan mal recuerdo. El Santo lloró por no poder sanarla, pero aún quedaba Takeru, así que bajó para auxiliarlo.
El Santo recogió a Takeru y lo vistió mágicamente con unas ropas semejantes a las que normalmente usaba. Sintió un odio tan grande por dañar tan severamente a alguien que no merecía tal daño, incluso El Santo tenía sentimientos. Lo llevó a las cercanías de la casa de su hermano Yamato Ishida, ahí consumaría su venganza. El gran objetivo de la noche para El Santo era Yamato, matar a un inconsciente no lo haría mejor que él...
El Santo tocó levemente sus labios con las yemas de sus dedos mientras miraba hacia el departamento, era tarde pero por eso era el mejor momento para lo que debía hacer, todo había funcionado como debía, todo en absoluto. Excepto por el daño hecho por Takeru a Hikari. Aunque en la confusa mente de El Santo no sabía si él realmente había influido a hacer que Takeru digiera eso. Solo se golpeó la cabeza y prosiguió.
El Santo miró con asco a Takeru y lo volvió a tocar en sus labios con una gran expresión de gran repugnancia. Escupió, no era la primera vez que hacía esto a un hombre para poder tener la capacidad que lo caracterizaba con el beso pero esta vez le dio especial asco por este personaje aún solo tocándolo con los dedos, se sentía sucio por dentro y así mismo culpable de quien sabe que.
Botó a Takeru entre unos matorrales y siguió su camino subió las escaleras, se transformó en Takeru y tocó a la puerta, Yamato abrió la puerta asombrado por ver a su hermano a tales horas de la noche. Yamato tomó un poco de aire y le dijo:
-¿Por qué estas aquí hermano?
-Bueno, es que tuve problemas para llegar a mi casa por eso preferí venir acá.
-Esta bien, entra te ves mojado. Tendrás que cambiarte, creo que aún tengo algo de ropa tuya.
En ese momento, El Santo pensó en la mejor manera para que Yamato estuviera de espaldas hacia él para poder atacarlo, se le hacía más fácil el trabajo así, pasaron varias cosas por su mente pero cuando recordó que era Takeru, y sintió el asco que sentía hacia él, pensó que arruinar su vida no era mala opción. Así que...
El falso Takeru se acercó rápidamente y pretendió besarlo, este lo apartó rápidamente y le gritó:
-¡Qué te sucede!
-Disculpa -Dijo El Santo cínicamente - Es que, no sé, me siento mal, no soy yo mismo.
El Santo sonrió profundamente
Yamato bufó y se dio vuelta, era el mejor momento para atacar así que El Santo recuperó su forma original y se dispuso para atacar. Sus ojos se volvieron azules, se agachó levemente, abrió su boca y..
Pero Momento, ¿Qué será de Sora, Hikari y Taichi? Si o no que puede esperar la historia, esta media aburrida así que demos un vistazo a lo que pasa en otros hogares.
Bueno suspendiendo su emoción les cuento que Sora se recuperó del impacto poco después y salió de su departamento y fue al centro a comprar ropa con el dinero ganado en la secta. Hikari seguía inconsciente, pero por extrañas razones estaba acostada en su cama con su pijama (El Santo probablemente) y Tai...
-Bueno Tai está todo listo para lo de mañana - Dijo Koushiro - Solo falta que hagamos las llamadas.
-Sí Izzy - Respondió Taichi - debemos aun llamar a Matt, a él aun no le contamos, bueno tampoco le contamos a su hermano, pero les contamos en un rato más.
Koushiro asintió.
-Será una gran fiesta...
Volvamos a lo que sucedía entre Yamato y El Santo:
El Santo desplegó un tentáculo que tenía debajo de la lengua la cual se extendió largamente; silenciosamente enrolló el cuello de Yamato y lo empezó a estrangular.
La cara de Yamato empezó a tornarse de un tono azulado. Intentaba zafarse pero no lo lograba, el dolor, sufrimiento, angustia y pánico que estaba experimentando por Yamato complacía de gran manera a El Santo.
En la parte inferior del tentáculo de El Santo había un agujero de donde apareció otro tentáculo, pero este tentáculo era como los tentáculos de las medusas, transparentes y azulinas. Este segundo tentáculo entró en la boca de Yamato y empezó a tratar de sacar algo de ahí. Finalmente logró sacar algo extraño de dentro de Yamato: Su Alma. Desenrolló su tentáculo del cuello de Yamato y la introdujo a su boca tragándose el Alma de Yamato.
Yamato cayó al suelo, totalmente blanco, el dolor sin dolor, el pánico sin pánico y extraños sentimientos desagradables habitaban el cuerpo desalmado de Yamato.
Luego El Santo sacó de su bolsillo una araña que tenía sobre ella algo semejante a una semilla pequeña y verde oliva. La araña empezó a moverse frenéticamente por todos lados, hasta que El Santo le indicó lo que debía hacer.
Yamato se cayó al suelo o eso él creyó, tanto era el dolor que no sabía si caía o no, pero un golpe interior especialmente fuerte lo hizo pensar en una gran caída.
La araña lo alcanzó, esta se internalizó en el cuerpo, Se podía ver el contorno de la araña avanzando por todo el cuerpo de Yamato, hasta alojarse en la base del cráneo de Yamato. Yamato empezó a sentir aún más dolor y comenzó a revolcarse como un cerdo por el suelo. Yamato después de las convulsiones se levantó y le dijo a El Santo:
-Cuerpo bajo control amo, memoria reprogamada para función necesitada.
Yamato se cayó al suelo, pero esta vez parecía solo estar durmiendo, sin dolor, sin pánico, sin la pesadilla que acababa de sufrir. La araña salió del cuerpo de Yamato y volvió a El Santo.
El Santo rió, se dio vuelta sobre sus talones y se largó del lugar.
Bueno eso es la segunda parte de esta serie de historias. Espero que les haya gustado, era media mala pero de gustos hay todo. Quiero agradecer a la gente que puso reviews en mi anterior historia. Les agradezco mucho. La próxima vez será más interesante, habrán cosas raras y de todo. Pon todos los reviews que se te ocurran y recomienda mi historia, ;)
Master, the Gambler
Después de leer el fanfiction; por favor, suscribe tu review. Tu opinión me importa para saber si es de agrado general estos fanfictions. :D
Ahora me plazco en presentar la siguiente parte de esta historia donde más misterios aparecerán y nadie sabe como terminará: Carne Lívida, el segundo capítulo de la Triste y Trágica historia de Digimon
Carne Lívida:
Ya eran las seis de la tarde, el sol de la ciudad de Tokio había sido aplacado por la creciente oscuridad, unas pocas negras nubes empezaban a hacerse presente en el vasto cielo. La gente seguía yendo y viniendo por las calles de esa lejana y moderna ciudad del centro de Japón. Entre los grandes edificios, que se alzaban desde la base del suelo hasta las alturas más inalcanzables por la mente humana se encontraban los más fantásticos y colosales edificios. Entre dos de ellos había una puerta de madera de roble roja con bordes de oro, gran cerradura y una joven junto con un tipo vestido extrañamente; pero aparentaba solo unos pocos años más que ella. Ambos aparentemente esperaban algo ya que no se movían, se miraban mutuamente casualmente, solo por coincidencia.
-Mira Sora, - dijo El Santo - ahí está la limusina que te llevará a casa.
Eran Sora y El Santo, esperando por una lujosa limusina negra que ya se acercaba. El majestuoso automóvil se detuvo lentamente al lado de ellos. El Santo muy educadamente le abrió la puerta a Sora para que entrase, Sora muy complacida, agradeció el favor y entró seguida por El Santo el cual se observaba feliz de tener un nuevo adepto a la secta.
El interior de la limusina era muy acogedor, aunque a su modo, pequeñas figuras góticas y un oscuro tapizado le daban una apariencia muy similar al de la secta por dentro. Ya dentro de la limusina Sora y El Santo empezaron a intercambiar palabras:
-Espero que tú estés feliz con tu paga Sora -Dijo El Santo- más el pequeño bono que te di, eres la mejor pagada de tu especialidad. Todo solo por ser mi niña elegida preferida.
El Santo se rió entre dientes.
-Muchas gracias -Respondió Sora-, nunca me habían pagado de tal manera por ninguna cosa que haga. Además, tuve un genial profesor. Ese señor afroamericano era muy bueno para lo que se refiere a enseñar. Pero gracias a tú enseñanza de cómo poder revisar mis poderes fue más que útil.
Sora había tenido durante el día harto trabajo en la secta, aprender tanta magia tan de repente no es cosa fácil.
El Santo le había enseñado a revisar su nivel de magia el cual consta de extender la palma, concentrarse de manera muy especial (no conviene que lo revele, derechos de autor están puestos en juego), y ¡pum!, Se forma una doble esfera de energía; una dentro de la otra, el tamaño, el color y la posición de las manchas de colores definen la especialidad mágica que uno posee.
-Muéstrame tu esfera de energía Sora -Dijo El Santo -, quiero ver que tanto has progresado.
Sora asintió, extendió su palma y con un poco de esfuerzo creó una esfera mágica frente a él. Su tamaño no era mayor que el de una pelota de golf y poseía un color rosado cerca del contorno de la esfera interior y un rojo más intenso en el exterior. La esfera, aún siendo pequeña, iluminó notoriamente el obscuro interior de la limusina. Se podía sentir un leve calor emanando desde la esfera.
El Santo empezó a pasar su dedo por encima de la esfera, como si la leyera. Tanto tiempo llevaba con su secta que podía leer fácilmente las esferas de energía de los diferentes integrantes de la secta. Sora se sentía un tanto avergonzada por el diminuto tamaño de su esfera. Su maestro, que no era de tan alto rango de todos modos, poseía una esfera un poco mayor que el porte de una pelota de básquetball.
-Tu esfera es de la justa manera como pensaba que era, ha crecido como medio centímetro desde la mañana -Dijo el Santo sin dejar de mirar la esfera con notorio interés -, sabiendo tus antecedentes como niña elegida es fácil de comprender; tu emblema y tu digimon calzan justamente con tu esfera. Este rosado me explica algo sobre de magia sobre sentimientos, por el tono yo diría que es el amor, aunque es muy parecido al de la traición, lo cual no necesariamente signifique algo, o tal vez lo signifique todo y el rojo es obviamente del fuego, es intenso, y eso me indica que será de gran poder.
Sora estaba asombrada de la manera en que El Santo leía su esfera, no podía entender algunas cosas de las que hablaba pero de todos modos se sentía agradecida por el favor de leerle la esfera.
-Gracias -respondió Sora- me esforzaré por alcanzar un alto rango en esta secta.
-En mi rango y nivel mágico agrandar medio centímetro la esfera era por lo menos un año de grandes esfuerzos de superación. Debes estar feliz.
Ya habían llegado al hogar de Sora. La limusina se detuvo, El Santo abrió la puerta y dejo salir a Sora, El Santo salió inmediatamente después de ella.
-¿Por qué tú bajas aquí conmigo? ¿No deberías encargarte de tus asuntos en la secta?- Dijo Sora.
-Mira -respondió tranquilamente El Santo- hay algo que me dice que te acompañe, eso es todo. Me retiraré inmediatamente después que entres y todo esté bien. Además, todos los trabajos en la secta pueden posponerse si la seguridad de uno de sus integrantes se puede poner en peligro.
Sora lo miró extrañada pero se había comportado bien con ella, por eso es que lo dejó entrar a su hogar. Sabía que nadie estaría, ya que todos sus familiares que podrían estar habían salido y la habían dejado a cargo. Pero tenía la seguridad de que volverían pronto.
No se le cruzó por la mente la real intención de El Santo. Solo lo supo hasta que abrió la puerta y entraron...
Cuando Sora abrió la puerta. Se escuchaban ruidos del interior, Sora y El Santo corrieron al interior y encontraron a Hikari revolcándose en el suelo, con un ataque semejante a la epilepsia, revolcándose en el suelo, estaba bañada en sangre, inconsciente, atragantándose con su propia sangre. Su boca y el suelo estaban llenos de sangre ya que había perdido su lengua, la cual, estaba en una pequeña posa de sangre al un lado de ella.
Sora la única cosa que pudo hacer fue emitir un gran grito, pero tanta fue su desesperación que su voz se apagó y cayó sobre una silla mirando anonadada a su amiga en tal condición. Alguien podría haber pensado que se desmayó con los ojos abiertos.
El Santo se adelantó y revisó a Hikari, vio que aun no estaba muerta y que podía ser sanada. El Santo estiró su palma, su palma se abrió pudiéndose ver sus músculos y sangre dentro de ella. De ahí salieron tres esferas verdes, semejantes a esmeraldas con un extraño punto blanco en el centro las cuales levitaban. Las esferas empezaron a levitar sobre Hikari lanzando una extraña clase de luz que la revisó y luego, del punto blanco de las esferas salieron unos rayos rojos que empezaron a curar las heridas de Hikari, una de ella se mantuvo constantemente lanzando su rayo hacia la cabeza de Hikari, esta sanaba los problemas mentales de Hikari.
Poco rato después Hikari estaba completamente sana ya no sufría de las convulsiones y su lengua estaba donde siempre tuvo que estar. Sora estaba muy asustada, El Santo trató de reanimarla, algo la logró aliviar, pero aun seguía en su silla sin ánimos de moverse. Así que El Santo se limitó a decir:
-Me llevo a Kari a su departamento, debe descansar después de tales convulsiones, de paso le daré unos pocos billetes para que se reanime, sé que el dinero no es todo pero es lo único que podría darle que realmente la pudiese hacer feliz. Bueno Sora, tranquilízate y te veo mañana, dejaré tu dinero en la entrada. Adiós.
Después de terminar de decir esto Sora se limitó a despedirse con la mano a la lejanía, El Santo tomó en brazos a Hikari y se la llevó pero antes le dejó en la entrada el dinero a Sora, hasta el último centavo prometido, más el pequeño bono que de pequeño no tenía nada.
Ya eran las siete de la tarde cuando El Santo salió con Hikari inconsciente en sus brazos. La llevó unos metros hasta un asiento cercano a un teléfono público, sentó a Hikari y ágilmente El Santo se preparó y la besó en su pequeña boca y luego solo de la boca de El Santo se pudo escuchar entre dientes:
-Listo...
Entró a la cabina telefónica y repentinamente El Santo se cubrió con su capa. De bajo de la capa algo se movía, pujaba por salir, al final se reveló lo que había debajo de la capa, era nada menos que Hikari, solo que con la vestimenta que traía puesta El Santo, esta nueva Hikari dijo:
-La metamorfosis funcionó como siempre -La voz de esa Hikari era idéntica a la original, la diferencia con esa Hikari era de que era realmente El Santo (¿No es acaso muy obvio?)-, ni Taichi podría diferenciarme, El Santo tiene una metamorfosis más y tan perfecta como todas. JA, JA, JA (Dijo El Santo)
El Santo se empezó a reír dentro de la cabina como cualquier villano que cometiera un gran acto delictivo. Luego tomó el auricular del teléfono, buscó una moneda en su abrigo estilo Matrix, no encontró nada además de fichas para apostar. Salió de la cabina y registró a Hikari, hasta que encontró una moneda, pero al sacarla cayó una foto, El Santo la recogió y la observó: Era Takeru; en la mente de El Santo se había maquinado un sórdido y malvado plan. Puso la foto donde estaba y metió la moneda en el teléfono y llamó a Takeru:
-¿Aló? ¿Takeru? -Dijo El Santo imitando la voz de Hikari - Me gustaría invitarte a mi casa...
-¿A tu casa? ¿Pero qué tú no estabas en la casa de Sora?
-Sí pero ella ya volvió de la secta, le pagaron bastante bien y El Santo, que es apuesto, genial, poderoso, amable y todos lo que se te ocurra líder de la secta, me dio un poco de dinero, y me preguntaba si te interesaría gastarlo conmigo.
La línea se mantuvo en un terrible silencio. Takeru estaba un tanto extrañado por tanta admiración por El Santo. Pero la voz de Takeru cortó ese silencio respondiendo de la manera esperada por El Santo:
-Esta bien, ¿Pero debo llevar algo o algo así?
-No pero juguemos a algo, haz como si no te hubiera invitado y trata de convencerme de que puedas gastar el dinero conmigo, ¿Ok?
-Me parece - contestó Takeru con voz entre infantil y pícara- haré mi mejor intento.
-Adiós T.K.
-Adiós Kari.
Todo había funcionado como él había pensado, incluso El Santo creía que iba a ser más difícil. Takeru realmente era un tonto no pudo diferenciar entre Hikari y El Santo. Ahora solo quedaba la otra parte: Hikari.
Tomó delicadamente a Hikari, El Santo volvió a su forma natural, y le dijo:
-Hikari -Dijo con voz muy dulce y calmada- despierta...
Hikari se levantó inmediatamente, se extrañó mucho por el lugar donde estaba y de su aún más extraña compañía. Hikari se levantó con una apariencia de extrañeza, se cruzó de brazos y miró a El Santo por un instante y luego preguntó:
-¿Qué pasó aquí?
-Muy simple -Respondió tranquilamente El Santo-, después de que yo llevé a Sora a la secta tú, mi estimada, tuviste unas convulsiones, pero poco después te tranquilizaste y empezaste a pensar donde me habías visto antes, pero no duró mucho tu razonamiento y caíste de nuevo en más convulsiones que duraron hasta que llegáramos. Al llegar estabas bañada en sangre, te curé y te traje hasta acá, ves que no soy tan malo. Lo único que traté de solucionar, pero no funcionó, fue un problema mental que tenías por algo así como unas desilusiones amorosas...
-¿¡Cómo te atreves a meterte en mis problemas sentimentales!? - Gritó Hikari completamente airada pero luego se sonrojo- ¿Qué hiciste?
-Nada en especial -dijo El Santo con una gran sonrisa en su cara- Hice una cita con T.K. en tu casa en un rato más, ¿Qué te parece?
Hikari se sonrojó, agachó la cabeza, no entendía como pudo hacer tal cosa pero de todos modos igual se sentía agradecida, y por eso dijo con una voz muy apagada:
-Gracias...
El Santo se alegró al oír la respuesta, El Santo sabía perfectamente lo que iba a suceder y que él mismo podría muy fácilmente cumplir su sórdido, malvado, maquiavélico, cruel, sádico, diabólico (realmente malo) plan. JAJAJA, bueno realmente no es tan malo (de momento). El Santo sacó unos billetes y se los entregó a Hikari y le dijo:
-Este dinero es para que te entretengas cuando llegue tu amiguito, recuerda ser tan mala como sea posible -El Santo se rió después de decir eso, Hikari había comprendido lo que le decía- Pero si estas pensando lo mismo que yo, bien protegida.
El Santo le apuntó con el dedo índice en la misma manera con alguien experimentado que le advierte de algo a alguien menos experimentado. Hikari se extraño un tanto pero comprendió el mensaje, al fin y al cabo ¿Qué tal malo puede ser tener ese tipo de relaciones con la persona que uno estima de tal manera?
-Solo una cosa más -Dijo El Santo-, tú debes hacerte la tonta, sé que le gustará a T.K., y lo otro que se me olvidaba Tai salió y fue a visitar a Izzy, así que estarás sola con T.K.
El Santo mostró una destruida sonrisa, se puso sobre sus talones dio media vuelta y empezó a caminar riéndose en voz muy baja. Repentinamente desapareció.
Hikari empezó a caminar y subió hasta su piso y departamento, ya ahí se puso en el balcón y observó como de poco a poco se obscurecía la tarde de Tokio. Pensaba en los viejos tiempos, ahí había conseguido a Gatomon (Tailmon), los buenos tiempos... Ella esperaba volver a ser llamada para salvar al mundo junto a su hermano y a T.K. el mundo...
Ahora estaba retirada, no era necesario la presencia de una heroína en este momento; el mundo era feliz tal y como estaba.
Hubo un pequeño crujido desde la puerta, pero Hikari no lo escuchó sino que siguió pensando y cayó en una depresión. Lloró tristemente y disimuladamente, no quería que ni ella misma se diera por enterado que lloraba, aunque su tristeza se lo hacía denotar notoriamente. Pero repentinamente alguien la abrazó por la espalda y le besó la mejilla.
-¿Cómo estás Kari? -Dijo la voz de la persona- Soy T.K y ya que pasaba por aquí y la puerta estaba abierta, me entusiasme y decidí entrar a saludar a la persona más bella.
Hikari se volteó y pudo ver la cara de Takeru la cual le sonreía, ella se secó las lágrimas y lo abrazó. Estuvieron abrazados unos minutos sin decirse nada, el momento era demasiado perfecto para arruinarlo en ese momento. Takeru se separó de Hikari y se sentó en un sofá, le hizo un gesto y ella se sentó sobre él y lo siguió besando; y así estuvieron...
Dentro de la mente de Hikari aparecieron las palabras de El Santo: "Pero si estas pensando lo mismo que yo, bien protegida", así que tuvo que arruinar el momento, El Santo había salvado su vida y algo dentro de ella le decía que no era tan malo como parecía y debía hacerle caso:
-T.K., antes de que sigamos con eso podrías ir a comprar protección, o sea, tu sabes, condones y cosas por el estilo.
Takeru se le quedó mirando de extraña manera, pero comprendió que tenían la misma idea final (tener sexo, hacer el amor, coger, copular, etc.), pero ella ya que era más precavida quería hacerlo con precauciones, así que Takeru se levantó y se preparó por ir a comprar la "protección". Pero mientras Takeru se aproximaba a la puerta Hikari lo detuvo:
-Espero que no te hayas enojado, pero de todos modos toma este dinero para que hagas lo que debes hacer.
Takeru se extrañó un tanto por la extraña frase que le había dicho pero aceptó el dinero que le daba Hikari, el cual era bastante. El Santo había pensado prácticamente para comprarse una cama nueva y un equipo completo.
Takeru bajó las escaleras dispuesto a comprar las cosas, por muy desconsiderada y desubicada que hubiese sido, una oportunidad así no se consigue todos los días
Al llegar a la salida encontró a un llamativo sujeto vestido de un tono medio púrpura que tenía en la boca un puro o cigarrillo, la distancia era mucha y él no podía distinguirlo. Al pasar por su lado este tipo lo detuvo, ahora podía verlo bien, tenía un extraño cigarro con olor a incienso y un maletín negro en una de sus manos. Era El Santo vestido de otra manera, de todos modos Takeru no lo conocía y por eso no lo reconoció.
(Lo que están a punto de leer fue el máximo delirio de mi mente por favor no se dejen llevar por esto, no lo altero para mantener la historia.)
-¡Hola broder!, ¿Andas medio necesitado de Salmón? ¿Eh?
Takeru quedó un tanto extrañado pero conocía como hablaban esta clase de tipos y entendía a que se refería.
-Mmm... y si necesitara salmón broder, ¿Cuánto me costaría?
-Barato broder, barato, poca lana, mucho salmón. De la mejor calidad, palabra broder, palabra.
-Bien broder ¿Cuánto es?
-Aquí tienes solo son dos tres de esos billetotes. Pura calidad broder, palabra.
El Santo sacó un salmón de su maletín y puso su mano en espera de los billetes; Takeru quedó perplejo, ¿Quién diablos era ese idiota que confunde el Salmón con la droga?
-¡Oye estúpido! ¿Dónde está la yerba?
-Mmm... Parece que por aquí broder. También está rewuena broder, palabra.
El Santo sacó una mata de té, Takeru lo golpeó y prefirió continuar con lo que realmente necesitaba.
-Oye de casualidad tendrás en ese maletín tan guay "protección"...
El Santo sacó una barra de protector solar, un revolver y un "mata- suegras" (HORROR). Takeru agachó su cabeza y se tapó la cara con la mano, tal tipo no podía ser más estúpido.
-¿Tendrás "protección" para cuando dos son uno? ¿Me entiendes broder?
-Ah, asquerosamente típico broder, podrías haber partido con eso broder. Todo ya estaría listo si empezáramos por lo que necesitamos. ¿O no broder? Palabra...
El Santo sacó de su maletín una colección de objetos de toda índole sexual.
-Aquí hay -Dijo El Santo- Condones normales, de colores, musicales, con formas, fluorescentes, vibradores; cremas de lubricación, DIV, toallas higiénicas, papel sanitario, un orgasmatrón (Aparato que se supone que será vendido a futuro para tener relaciones sexuales por Internet O_O), un auto- masturbador, test de embarazo, cremas, diferentes tipos de espumas, consoladores, DE TODO, en especial condones. ¿Necesitas algo de esto broder? Pura calidad...
Takeru se cruzó de hombros, y pensó un instante y respondió:
-Unos cuatro condones -Dijo vergonzosamente -, de los fluorescentes, porfa broder.
-Más vale cuatro que uno, ¿ah? Broder -El Santo se rió estruendosamente mientras le pasaba los condones- Buena elección broder ¿Algo más broder?
-No graxias broder -Takeru se dispuso a pagarle, pero la cara de El Santo le decía que le faltaba algo-, bueno y el auto-masturbador.
-Bien pero antes de nada -la voz de El Santo había vuelto a su manera normal lo cual sorprendió a Takeru - Las mujeres sienten el placer del acto sexual por motivos psicológicos, no como el hombre que es por medios físicos, como los que el auto-masturbador te pueda dar, así que solo cariño y no digas nada estúpido - La voz de El Santo volvió a su manera extraña para terminar - Ten una buena noche broder. Solo calidad con la chava...
El Santo no pensaba exactamente que él le pudiera pedir el auto- masturbador pero le dio lo mismo y se lo entregó, era como una argolla de goma junto con un pequeño motor, luego, recibió el dinero, se despidieron y alejaron.
(T.T Les juro que no fue mi intención T.T)
-Caliente -Pensó El Santo para si mismo mientras se alejaba.
-Raro -Penso Takeru mientras subía las escaleras.
-Se va a masturbar mientras sube las escaleras- Susurró El Santo -, ¡En público!, no hay respeto...
-¡¡¡¡Ahhh!!!!- Se escuchó un grito desde dentro del edificio.
-Nunca fallo -Dijo El Santo y empezó a reírse.
Takeru se acercó a la puerta la abrió delicadamente para que Hikari no se percatara, empezó a llover torrencialmente. Takeru cerró la puerta suavemente, se desnudó y puso el condón fluorescente, buscó los fusibles y apagó la luz en la casa. Sintió unos movimientos y vio hacia la ventana, parecía que había dos figuras extrañas pero un oportuno relámpago aclaró al menos una de ellas, era Hikari, con solo un delgado trozo de ropa encima que a la escasa luz que había tomaba la consistencia de la más sensual seda, nada más. Hikari se rió al ver cierto palillo flotando en el aire de un tomo verde fluorescente. Hikari botó su último pedazo de ropa si se cargó sobre los brazos de Takeru.
Lo que pasó entre ellos dos esa noche, solo quedó entre ellos, fue algo sublime y sagrado, o eso ellos creían. El Santo los observaba por detrás de la ventana, él era la otra figura. La respiración de El Santo empañaba los vidrios del vidrio mojado por la lluvia mientras miraba. Takeru hacía feliz a Hikari y Hikari hacía feliz a Takeru. Takeru había seguido los consejos de El Santo y todo había salido como esperaba; Pero, un error fatal cometió; Takeru estaba montado sobre Hikari, todo estaba bien hasta que Takeru...,
Takeru recordó, recordó algo no sabía porqué pero le recordaba las antiguas confrontaciones entre él y Davis, se reía de recordar esos tiempos, ahora Hikari era suya, y de nadie más, con esto sellaba el amor que sentía por ella y se interponía frente a todo el resto.
Él aun no sabe si fue él realmente el que lo dijo o fue El Santo el que lo influyó a decir eso, ese recuerdo no tenía porque ser recordado, pero fue, eso es lo extraño. Y sin pensarlo Takeru dijo:
-Davis - Y empezó a reír.
Takeru al decir eso se dio cuenta de lo que acaba de decir. Un relámpago iluminó la sala y pudo ver a El Santo viéndolo por la ventana y recordó el último consejo, todo había acabado, lo único que lo podía salvar era que Hikari no se hubiese dado cuenta. Pero no fue así...
Hikari al oír esto miles de malos pensamientos corrieron por su mente, pero, su ingenuidad la hizo pensar solo en lo que dijo por algo así como; jajaja, Davis se lo hice mientras tu sueñas con que te mire y te tome en cuenta. Y tenía razón en ese punto, lo dijo realmente por esa razón, ahora recordaba más, él había sido novio de Davis, él realmente no había competido con Davis por Hikari, sino, Hikari y Daisuke por él, y ahora todo caía frente a él. Sintió como su espíritu de desmoronaba ahí mismo.
Hikari se paró y repentinamente sus ojos empezaron a brillar con un rojo fulgor. De su cuerpo empezaron a emerger destructivos relámpagos que empezaron a quemar todo alrededor, incluyendo a Takeru que se salvó por poco de ser electrocutado. Takeru huyó por las escaleras, desnudo y en llamas. El pánico consumía a Takeru al igual que el fuego que lo envolvía.
Takeru tuvo suerte de llegar a la lluvia, la cual logró aplacar el fuego. La lluvia lo había salvado y su alma se sentía un poco mejor, pero dentro de él; el gran error cometido lo carcomía por dentro aún, finalmente se desmayó perdiendo el conocimiento pensando con sus últimas energías lo malo de lo que había hecho.
Mientras tanto Hikari caía desmayada en su apartamento, su mente estaba envuelta en extraños pensamientos. Pensaba en que había logrado hacer magia, también pensaba en lo que había hecho Takeru, ¿Lo perdonaría?, No, no lo perdonaría, había cometido algo muy grave como para ser perdonado, pero, tal vez no lo logré satisfacer y recordó algo divertido sobre Daisuke, ¿Lo haré tan mal que se puso a pensar en otra cosa? Pensamientos como esos entraban en su mente. Al caer finalmente Hikari desmayada al suelo todas las llamas fueron apagadas, El Santo a través de la ventana la vistió y trató de internalizarse en su mente para borrar la memoria de tan mal recuerdo. El Santo lloró por no poder sanarla, pero aún quedaba Takeru, así que bajó para auxiliarlo.
El Santo recogió a Takeru y lo vistió mágicamente con unas ropas semejantes a las que normalmente usaba. Sintió un odio tan grande por dañar tan severamente a alguien que no merecía tal daño, incluso El Santo tenía sentimientos. Lo llevó a las cercanías de la casa de su hermano Yamato Ishida, ahí consumaría su venganza. El gran objetivo de la noche para El Santo era Yamato, matar a un inconsciente no lo haría mejor que él...
El Santo tocó levemente sus labios con las yemas de sus dedos mientras miraba hacia el departamento, era tarde pero por eso era el mejor momento para lo que debía hacer, todo había funcionado como debía, todo en absoluto. Excepto por el daño hecho por Takeru a Hikari. Aunque en la confusa mente de El Santo no sabía si él realmente había influido a hacer que Takeru digiera eso. Solo se golpeó la cabeza y prosiguió.
El Santo miró con asco a Takeru y lo volvió a tocar en sus labios con una gran expresión de gran repugnancia. Escupió, no era la primera vez que hacía esto a un hombre para poder tener la capacidad que lo caracterizaba con el beso pero esta vez le dio especial asco por este personaje aún solo tocándolo con los dedos, se sentía sucio por dentro y así mismo culpable de quien sabe que.
Botó a Takeru entre unos matorrales y siguió su camino subió las escaleras, se transformó en Takeru y tocó a la puerta, Yamato abrió la puerta asombrado por ver a su hermano a tales horas de la noche. Yamato tomó un poco de aire y le dijo:
-¿Por qué estas aquí hermano?
-Bueno, es que tuve problemas para llegar a mi casa por eso preferí venir acá.
-Esta bien, entra te ves mojado. Tendrás que cambiarte, creo que aún tengo algo de ropa tuya.
En ese momento, El Santo pensó en la mejor manera para que Yamato estuviera de espaldas hacia él para poder atacarlo, se le hacía más fácil el trabajo así, pasaron varias cosas por su mente pero cuando recordó que era Takeru, y sintió el asco que sentía hacia él, pensó que arruinar su vida no era mala opción. Así que...
El falso Takeru se acercó rápidamente y pretendió besarlo, este lo apartó rápidamente y le gritó:
-¡Qué te sucede!
-Disculpa -Dijo El Santo cínicamente - Es que, no sé, me siento mal, no soy yo mismo.
El Santo sonrió profundamente
Yamato bufó y se dio vuelta, era el mejor momento para atacar así que El Santo recuperó su forma original y se dispuso para atacar. Sus ojos se volvieron azules, se agachó levemente, abrió su boca y..
Pero Momento, ¿Qué será de Sora, Hikari y Taichi? Si o no que puede esperar la historia, esta media aburrida así que demos un vistazo a lo que pasa en otros hogares.
Bueno suspendiendo su emoción les cuento que Sora se recuperó del impacto poco después y salió de su departamento y fue al centro a comprar ropa con el dinero ganado en la secta. Hikari seguía inconsciente, pero por extrañas razones estaba acostada en su cama con su pijama (El Santo probablemente) y Tai...
-Bueno Tai está todo listo para lo de mañana - Dijo Koushiro - Solo falta que hagamos las llamadas.
-Sí Izzy - Respondió Taichi - debemos aun llamar a Matt, a él aun no le contamos, bueno tampoco le contamos a su hermano, pero les contamos en un rato más.
Koushiro asintió.
-Será una gran fiesta...
Volvamos a lo que sucedía entre Yamato y El Santo:
El Santo desplegó un tentáculo que tenía debajo de la lengua la cual se extendió largamente; silenciosamente enrolló el cuello de Yamato y lo empezó a estrangular.
La cara de Yamato empezó a tornarse de un tono azulado. Intentaba zafarse pero no lo lograba, el dolor, sufrimiento, angustia y pánico que estaba experimentando por Yamato complacía de gran manera a El Santo.
En la parte inferior del tentáculo de El Santo había un agujero de donde apareció otro tentáculo, pero este tentáculo era como los tentáculos de las medusas, transparentes y azulinas. Este segundo tentáculo entró en la boca de Yamato y empezó a tratar de sacar algo de ahí. Finalmente logró sacar algo extraño de dentro de Yamato: Su Alma. Desenrolló su tentáculo del cuello de Yamato y la introdujo a su boca tragándose el Alma de Yamato.
Yamato cayó al suelo, totalmente blanco, el dolor sin dolor, el pánico sin pánico y extraños sentimientos desagradables habitaban el cuerpo desalmado de Yamato.
Luego El Santo sacó de su bolsillo una araña que tenía sobre ella algo semejante a una semilla pequeña y verde oliva. La araña empezó a moverse frenéticamente por todos lados, hasta que El Santo le indicó lo que debía hacer.
Yamato se cayó al suelo o eso él creyó, tanto era el dolor que no sabía si caía o no, pero un golpe interior especialmente fuerte lo hizo pensar en una gran caída.
La araña lo alcanzó, esta se internalizó en el cuerpo, Se podía ver el contorno de la araña avanzando por todo el cuerpo de Yamato, hasta alojarse en la base del cráneo de Yamato. Yamato empezó a sentir aún más dolor y comenzó a revolcarse como un cerdo por el suelo. Yamato después de las convulsiones se levantó y le dijo a El Santo:
-Cuerpo bajo control amo, memoria reprogamada para función necesitada.
Yamato se cayó al suelo, pero esta vez parecía solo estar durmiendo, sin dolor, sin pánico, sin la pesadilla que acababa de sufrir. La araña salió del cuerpo de Yamato y volvió a El Santo.
El Santo rió, se dio vuelta sobre sus talones y se largó del lugar.
Bueno eso es la segunda parte de esta serie de historias. Espero que les haya gustado, era media mala pero de gustos hay todo. Quiero agradecer a la gente que puso reviews en mi anterior historia. Les agradezco mucho. La próxima vez será más interesante, habrán cosas raras y de todo. Pon todos los reviews que se te ocurran y recomienda mi historia, ;)
Master, the Gambler
