Debo admitirlo, no soporté estar mucho tiempo sin escribir, llevaba mucho tiempo sin escribir y ahora me reactivo con cambiado aire de imaginación. Esta cuarta parte espera llenar el extraño gusto que dejó su antecesor, solo les recuerdo un pequeño detalle olvidad, Taichi esta en casa de Koushiro durmiendo mientras recibió la carta, y así, que sin más palabrería, los introduzco al nuevo capítulo de La triste y trágica historia de Digimon:

Capítulo 4: La muerte de un original.

Koushiro no lo podía creer, esa carta era una explícita invitación. Pero, ¿A donde?, no lo decía de una manera entendible, o ¿Sería que Koushiro no podía entender la carta?, Parecía japonés, pero, ¿Qué? No es ningún idioma; no era más que un conjunto de rayas que por alguna extraña razón había confundido con su propio idioma, era muy extraño, se asemejaba a algún código, pero con solo verlo no podía comprenderlo, tomó apresuradamente una silla que se encontraba cerca y se desplomó sobre ella con la intención de comprender la carta, los símbolos lo rodeaban y lo llenaban, lo vaciaban y lo dejaban solo, su fascinación por lo desconocido y lo que no podía comprender era su fuente de vida. Poco a poco su atención se fijó en un solo símbolo, era nada más que un punto, era sencillamente un punto, redondo, sin volumen, sin imaginación, tan simple; pero algo le decía, era como si hablara, y de repente soltó una simple letra, la cual desencadenaría el descubrimiento de lo que decía toda la carta:

-¡A!

¿Podría ser? Es la primera letra de los idiomas anglosajones y latinos, era poco racional pero esa pequeña intuición lo obligó a continuar, pero ahora con ayuda, tomó su laptop y con un antiguo programa que hace mucho tiempo le hubiera dado el Sr. Gennay, todo fue en un abrir y cerrar de ojos.

Al ver la carta comprendió que era hora de hacer un trabajo por si solo, y bien hecho. Buscó su Digi-vice entre sus pertenencias y tímidamente se acercó a su computadora, el miedo lo empezó a invadir, cerró sus ojos, un sudor frío lo recorrió por todo su cuerpo, sus músculos tensos, su mente abrumada, su conciencia en su contra; "debo llamar y pedir ayuda", "despierta a Taichi y pídele ayuda", le decía, pero en acto de valentía, o pseuda valentía tocó con su Digi-vice la pantalla, esta no reaccionó inmediatamente, discretamente la puerta al Digimundo se empezó a abrir, y con leve timbre una ola de tranquilidad lo invadió, la entrada estaba abierta, era hora de actuar; y sin más pensarlo entró osadamente en el Digimundo.

Unos perros se asustaron y salieron aullando desde un oscuro callejón, los gatos huyeron junto con los perros al sentir la presencia de un ser extraño.

El Santo salió de entre la basura después de haber estado ahí inconsciente por más de una hora. Miró al cielo y dijo:

-Una hora y cuarenta y tres minutos después de la media noche - volvió su mirada al edificio donde poco antes había estado -, Ahora debo revisar la situación y verificar si todo esta en orden...

-¡No lo creo!- dijo una voz desde la oscuridad de las sombras -, Tú debes enfrentarte a mí...

El Santo rió a carcajadas, los pájaros de varias plazas y zonas verdes del sector volaron despavoridos con esa risa.

-¿Tú? - dijo El Santo en todo irónico y denigrante - Mírate a ti mismo estás en un estado pésimo, a penas puedes sostenerte en tus dos piernas - hizo una pausa y engruesó la voz -, más bien, yo debería ayudarte...

Con estás palabras el sujeto que se encontraba en las sombras cayó inconsciente al frío suelo de Tokio. Un foco lo estaba iluminando, se podía ver los rastros de dolor en su rostro, El Santo se acercó poco a poco, lo tomó en sus brazos, lo curó con una de sus esferas y lo llevó en dirección a su casa.

-No soy un mal tipo - le dijo El Santo al inconsciente -, solo que pocas veces puedo actuar como soy. - tomó un respiro -, Aún queda tiempo para que duermas y descanses, el día de mañana será una difícil prueba para todos ustedes, y lo que menos quiero es que la fallen. - El Santo cerró los ojos abiertos de su dormido adversario -, duerme bien Takeru, mañana verás como las cosas cambian.

El Santo se alejó paso a paso por la oscura acera llena de silencio, con rumbo a la casa de Takeru, por un instante se detuvo, tomó algo que tenía dentro de su capa y lo introdujo en un bolsillo de Takeru.

Koushiro abrió los ojos, una ráfaga de arena le impedía ver, pero esa cálida arena solo podía significar una cosa, y esa cosa le llenó de energía y felicidad a Koushiro, estaba en el Digimundo. Poco a poco se empezó a disipar la cortina de arena, los ojos de Koushiro volvieron a ver como deben y se vio al cuerpo exhausto de Koushiro extendido en toda su plenitud en la arena. Se levantó. Inspiró profundamente, ese aire volvía a circular por su cuerpo, se sentía como nuevo, como en los viejos tiempos. No soportó la emoción y mandó un correo electrónico con su computadora portátil a todos para informarles de su paradero y las extrañas dudas que tenía, prefirió ser breve y no explicarlas. Cerró su computadora. Levantó la vista y observó un lejano poblado, se sacudió un poco la arena y se dispuso a partir. Habrá pasado una hora desde que comenzó a caminar cuando escuchó un ruido extraño por su derecha. Se volteó para poder ver de donde provenía el ruido y lo único que vio fue un... no sabía como describirlo, era semejante a un cometa con una gran y larga cola de arena que se desvanecía poco después de haber pasado. Koushiro extrañado intentó apresurar el paso, pero ese "cometa" era tan rápido que pronto llegó a la ciudad destino, que ahora se podía distinguir: La ciudad del Inicio. Él no comprendía porque un sentimiento de intranquilidad se apoderaba de su mente, comenzó a desesperarse al ver el cometa llegando y corrió con todas sus fuerzas deseando que no le pasaría nada a la Ciudad del Inicio. Corrió y corrió, hasta más no poder, pero era muy tarde el cometa ya estaba dentro. No pasó nada. Vio una imagen borrosa de algo que él reconocía pero el cansancio lo venció y cayó al suelo con la fuerza de su carrera a cuestas, el alivio empezó a apoderarse de él y todo en un instante se tornó a una perfección y tranquilidad absolutas e inmutables. Pasaron varios minutos en calma, Koushiro aún seguía en el suelo, no estaba hecho para las grandes emociones, y se quedó dormido. Inesperadamente un ruido metálico y de pasos hizo que Koushiro se levantara de su improvisado lecho. Lo primero que vio fue una gran arma, semejante a un cañón de artillería y un centenar de soldados detrás suyo, encabezando semejante ejército tres sujetos, dos vestidos con túnicas negras que cubrían todo su cuerpo y el tercero vestido como practicante de artes marciales con un gran bastón en su espalda. Koushiro con un poco de dificultad comprendió lo que sucedía; iban a hacer volar la ciudad del Inicio.

-¡Izzy! ¡Izzy! - le dijo una voz familiar - ¿Qué haces aquí?

Koushiro reconoció esa voz, no podía ser de otro ser, era su querido amigo Tentomon, una sonrisa apareció en su rostro aun encontrándose en tan confusa situación.

-Hola Tentomon - dijo Koushiro suavemente.

-Izzy, tengo malas noticias - le respondió alterado Tentomon - ¡Van a destruir la ciudad del Inicio!

-¿Cómo llegaste hasta aquí? - le preguntó Koushiro extrañado por la sorpresiva aparición de su amigo.

Tentomon le explicó que al entrar al Digimundo y mandar ese correo, él había mandado una señal a Tentomon para venir, aunque esta fuera en forma indirecta. Tentomon intentó explicar lo que sucedía, él había estado en la ciudad mientras pasaba el "cometa", que en realidad era uno de los sujetos de vestimenta extraña, había ido a la ciudad a pedir la cooperación de ellos para una campaña militar que iba a suceder en el Digimundo, y la ciudad del Inicio sería un perfecto lugar para reclutar y reabastecer tropas, apelaron tener el control de gran parte del Digimundo y ser los dueños legítimos de este, pero la ciudad no aceptó ser una ciudad de reclutamientos, por esto este sujeto amenazó con volar la ciudad y sobre esta crear otra, mejor y que sirviera los planes de su "secta".

-¿Sabes algo de esto Izzy? - dijo para finalizar Tentomon.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Koushiro, por su mente solo pasó una persona, una palabra, un significado, un ser: Sora. Ella estaba en peligro, y no podía dejarla en tan malas manos, comprendió inmediatamente que su deber era avisar a sus amigos del asunto, abrió su computadora pero un fatal pie aplastó su computadora partiéndola en miles de piezas. Koushiro solo pudo dejar su boca abierta y mirar con terror el dueño de tal pie.

-¿Tú debes ser el emblema del Conocimiento?

Koushiro estaba paralizado, la voz de este personaje era demasiado tranquila y serena como para haber hecho algo tan cruel. Lo único que le quedaba a Koushiro fue mostrar un poco de valentía, por eso, se paró y lo encaró.

-Yo no soy un emblema - dijo tajantemente Koushiro. - Yo soy una persona tal como tu lo eres, mi nombre es Koushiro Izumi.

-¿Una persona? - la irónicas palabras seguidas de la risa del sujeto enojaron enormemente a Koushiro - Nosotros no somos personas, somos ideas, tanto yo como tú somos ideas basadas en lo que pensamos y piensan los demás de ti, te lo voy a explicar con un ejemplo, cuando alguien cita tu nombre inmediatamente las otras ideas piensan en las relaciones que has tenido contigo, para aclarar más; cuando digo Izzy se me viene a la mente un niño muy inteligente, amante de las computadoras, con una gran frustración amorosa y que pretende sacar fuerzas de quien sabe donde para encararme. ¿Lo ves? Sólo eres una simple idea, nadie ve a otra persona por la esencia de lo que es.

-Estás equivocado, yo no soy una idea - dijo Koushiro perdiendo los estribos - ¿Acaso una idea haría esto?

Toda la furia contenida dentro de Koushiro fue expulsada en un violento golpe que poco o nada hizo en el rostro de su interlocutor.

-Sí, - respondió - Una idea puede hacer eso, pero no solo puede actuar de esa manera; ¿Qué pasaría si yo te digo que la persona que amas nunca te ha amado, ni lo hará?

Su garganta se volvió un áspero desierto, esa idea le había dolido tanto más que cualquier golpe o escarmiento que haya recibido en su vida, esa palabras cayeron directo en su cerebro, su cuerpo empezó a desestabilizarse, su corazón palpitaba con gran fuerza, su mente se nubló de pensamientos malos, pesimistas, esas palabras hacían eco en su hueco corazón provocando la destrucción de este y a su vez repercutiendo por todo su ser... ¿Me habrá querido?, tal vez no... No, no me quiere...
Cayó postrado al suelo y comenzó a llorar por las desalmadas palabras que le habían dicho.

-¿Vez? Todos somos ideas, algunas más fuertes que otras por supuesto, - dijo a modo de una represalia -, Yo soy la idea de la Gula - dijo cambiando de voz para darle un pesar solemne a lo que decía -, yo soy sobre nutrido de los pesares y la maldad del mundo, el mundo es mi plato y eso es mi cena, con esta puedo desarrollarme y crecer para seguir creciendo y engullendo todo lo que se me atraviese por mi camino, y así vencer a mis adversarios en un derroche de energía descomunal.

La Gula era un sujeto de casi dos metros de altura con una contextura más gruesa de lo normal para la edad que aparentaba de diecisiete años, estaba cubierto por una túnica negra con rasgaduras, de estas salían largas astillas de medio metros aproximadamente de madera que aparentemente habían sido formadas por los restos de comida que no fueron aprovechados en su propia alimentación.

-Los siento Koushiro - dijo la Gula - es mi deber destruir todo esto, alguna vez fue nuestro, pero cuando algo se revela contra su creador se le debe aplicar mano dura.

Una sonrisa de placer en el rostro de la Gula, Koushiro respondió a esto como pudo intentándose parar una vez más, con esto otro de los encapuchados se acercó y le dijo en el oído de Koushiro:

-Lo siento - su voz era sincera, pero no lo convenció mucho.

Este encapuchado se puso frente a él, expandió sus brazos y sobre Koushiro, él y la Gula se formó una cúpula transparente de cristal. Koushiro se asombró con esto. Pero un ruido a su costado le quitó todo el asombro, la lanzadera había disparado un misil contra la ciudad, Koushiro se levantó y trató de escapar de la cúpula pero sus intentos fueron sofocados tras unos golpes, Tentomon intentó tranquilizarlo.

Koushiro cerró los ojos, sintió una mano sobre su cabeza y unas punzantes agujas entrando por su cabeza. La sangre se desparramaba por su alrededor, podía sentirlo.

-Con esto serás más sensible -le dijo la voz de la Gula - y además resistirás mejor la explosión.

Abrió los ojos, no había nadie, estaba solo con Tentomon dentro de la cúpula, y una estela blanca caía poco a poco sobre la ciudad, era la bomba, el pánico lo empezó a inundar todo, el sudor, la sangre sus oídos, sus ojos, lo sentían todo, sentían la premonición de la muerte y de la de muchos inocentes dentro de la ciudad, reemprendió su tarea de llorar, pero ahora con rojas y cálidas lágrimas que quemaban sus mejillas, el sudor siguió a las lágrimas y pronto de su piel empezó a manar sangre, no sentía nada, pero lo sentía todo, su mente, cuerpo y alma estaban en la ciudad que no pudo proteger. La bomba cayó, un silencio macabro y cómplice se apoderaron de sus sentidos, empezó a jadear, nada pasaba y eso solo hacía su destino más agónico, sus piernas se empezaron a entumecer, solo sentía la alfombra de alfileres imaginarios que le torturaban.

Un resplandor en el horizonte, un falso amanecer, un luz de muerte y desgracia que aterró la mente y cuerpo de Koushiro, la ráfaga de luz pronto se apoderó del lugar de su lecho de futura muerte, ya lo sabía, sabía que no saldría de esta, nadie podría salvarlo, estaba solo, eso sentía, sabía del infierno que vendría. La explosión sónica levantó una ola de candente arena que fue repelida por la cúpula, pero el brusco cambio de presión hizo que todos los débiles y endebles capilares de Koushiro estallaran, por la comisura de su boca, de sus ojos, por su nariz y orejas la sangre saltó en un frenético frenesí de algo que desea escapar del terrible destino de Koushiro. Empezó a llover, eso limpió la cúpula, pudo ver como una ola de llamas se acercaba, gigante, todo poderosa, sin resentimientos, sin dudas, sin piedad, sin razón, sin discernimiento, sin amor, sin deseos, sin esperanzas, sin posibilidades, son opciones, sin temor, sin fin, sin sentimientos. La ola se acercaba, Koushiro sentía el placentero calor de esa ola mezclado con la tranquilidad de la lluvia que caí sobre él, pero esa ola pronto lo envolvió, la cúpula aún resistía, pudo ver la ola por dentro, llena de lava, de vida, de calor, toda la sangre derramada en un abrir y cerrar de ojos se secó dejándole a Koushiro en la garganta una gran costra que no le permitía respirar, se ahogaba, sentía como perdía el conocimiento, se nubló su vista, luego la perdió, pero sus zumbantes oídos le dejaron escuchar el resquebrajamiento del cristal, seguido de la entrada de la lava y fuego que lo aplastaron con tanta fuerza como lo quemaba, su dolor era extremo, realmente la maldición de La Gula era verdad, no se desintegraba solo sentía el calor y presión extrema, su cuerpo fue despojado de su piel y huesos y el dolor se recrudeció. Pero en ese instante todo fue claro para él...

¿Quién soy? Soy Koushiro Izumi, una persona, no una idea, mi misión en mi vida era la de ayudar, no la de triunfar, mi objetivo era conducir a los niños elegidos por el buen camino junto con Joe. Se tranquilizó. Yo la amaba, pero ella nunca me dijo la respuesta a mis súplicas, eso no quiere decir que no me amara, solo que estaba indecisa por algo, ahora estoy tranquilo, me siento libre, he cumplido mis propósitos e involuntariamente alerté en mis últimas horas a mis amigos del peligro. Ahora puedo descansar, soy un persona, un ser, libre y perfecto, nadie ni nada podrán destruirme, ni mi legado, porque mis acciones serán atesoradas en los otros. Mi mente a podido superar la evolución y ser perfecto, no debe ser destruido, debe permanecer perfecto, absoluto y eterno, como siempre ha sido y como siempre deberá.

Y con esos pensamientos los restos del cuerpo de Koushiro Izumi se desintegraron junto con la ola para escapar de su forma terrenal y fusionarse con un ente superior.

Mimi se reclinó en su cama muy agitada tras una pesadilla. Y solo pudo articular:

-Izzy.........

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T.T Muere Izzy!!! No lo puedo creer, bueno de todos modos si va a morir que muera de manera heroica, Izzy era uno de mis personajes preferidos pero encontré que no debía meterse en este problema. Espero que les haya gustado, pronto estrenaré una nueva historia y además de continuar esta, espero que dejen Reviews después de leerla... :P :P

Xiaop

Master, the Gambler