Bueno, me llegaron unos reviews, a si que muchas gracias a todos (as). Espero que sus trabajos le vaya muy bien ^_^
Volviendo al tema. Espero que se hayan entretenido con este fic que aún sigue con su interesante historia. En el último capítulo, "El Ángel de la Razón", el ángel que deja Koushiro con su muerte salva a Mimi de una supuesta muerte, o la aleja de su salvador?, quien lo puede decir, tal vez yo. ^.^ Bueno además de eso Yamato durante su entrenamiento en un descanso ve a Koushiro y cae desmayado. Y VUELVE A APARECER EL CLON DE YAMATO DEL SEGUNDO CAPÍTULO, ustedes creían que me había olvidado de él?, pues están muy equivocados (En realidad no lo están, lo leí de casualidad uno de esos días T.T). El Santo lleva a su casa a Sora y en eso quedó. Ahora se hora de ver como continua, pero antes de eso, una pequeña publicidad:
Lea "Un Sueño de una Noche de Verano" de Master the Gambler, penúltimo capítulo, como podrías dejar atrás la historia romántica que será recordada en los anales (Suena feo ¬_¬) de Fanfiction. No se lo pierda.
Lea "Celsius 219º", de Master, the Gambler, Primer capítulo y primera misión de este extraño trío de pirómanos, ¿Podrán lograrlo o su propio fuego los consumirá antes?
Lea "La mano del Pecado", historia de Misterio donde un extraño psicópata mata progresivamente a los niños elegidos, ¿Será alguien desconocido?, ¿Será uno de ellos? ¿¡¡¡Será EL SANTO!!!? XD
Bueno después de darles la lata con toda esa publicidad innecesaria...
Les presento:
Capítulo 6: Los pecados
En un escondido recinto de la Secta de los Sombreros Negros una extraña sesión se lleva a cabo en el amparo de la oscuridad lóbrega. Una mesa circular en medio de una habitación en las profundidades más abismales del edificio. No existía la luz, solo los elegidos por el falso dios de la secta podían ver en esa especial tiniebla. Gotas que caían en pequeños charcos hacían eco profundo en el hueco lugar, pequeño y húmedo. Los partícipes de la sesión llegaron de una babosa puerta llena de una flemosa secreción negra. Se sentaron en sus respectivos tronos hechos a elección voluntaria. Algunos de carnes, otros de huesos, otros de oro y marfil, también había uno en especial, el más grande y majestuoso que era de esa secreción negra petrificada con apariencia de costillas y terminada en su cúspide con el símbolo de la secta, y precisamente esa silla estaba vacía.
Se recitó un cántico fúnebre que puso a tono las disonantes voces de los presentes. Uno de ellos, el más cercano al trono vacío comenzó con la junta diciendo:
-El Santo se ha ido, ahora podemos hablar sobre el tema solicitado
-¡Sí! – respondió energéticamente uno de los presentes que era de gran volumen –, Debemos tomar la decisión sobre el "Mayor Practicante" Sora.
Todos los presentes asintieron con una mirada de resignación.
-Sora, esa niña ha estado aquí muy poco tiempo y la van a ascender al grado de "Yllux", El Santo se volvió loco – dijo otro –, nosotros estuvimos muchos años trabajando como sacerdotes para llegar a ser los mejores y ser así de importantes...
-Yo creo que se lo merece – dijo uno un tanto alejado de la conversación pero aún en la mesa.
-¿Qué estás diciendo? Tu eres el más nuevo de nosotros y no creo que puedas meterte en asuntos de tanta importancia.
-No creo que ese sea un buen argumento. Yo vi como mataste a su amigo y me pediste que te ayudara, – le dijo acusadoramente –, y no creo que eso demuestre tu inteligencia para este tipo de asuntos.
-¿Es eso verdad? –preguntó el de mayor importancia.
El acusado se quedó cayado al ver que estaba siendo chantajeado por su camarada, y que supieran que él destruyó la Ciudad del Inicio de la manera que lo hizo no era la mejor de las opciones, él era de los ahí presentes el penúltimo al mando y no se podía dar tales lujos.
-Continua con lo decías – dijo el importante.
Se aclaró la voz, era de una altura media, tez morena y abultadas mejillas además de un pelo lacio y de corte muy rectilíneo y horizontal.
-Yo creo que se merece ese rango por que ella esta dotada con el don de la magia, además nosotros nunca tuvimos maestros como El Santo, solo tú – indicando al más importante –, tú solo necesitaste dos años para llegar a tu puesto siendo que algunos de nosotros hemos gastado diez años de nuestras vidas, o sea partimos alrededor de los cinco o seis años con nuestro entrenamiento y pocos años atrás postulamos a este rango.
-Efectivamente.
-Además un Yllux no es un cargo demasiado alto, si se le propusiera para matriarca sería distinto.
Unas risas salieron y repercutieron en la pequeña sala por la indirecta y extraña broma realizada.
-Estoy de acuerdo contigo La Ira, espero que tu desempeño al igual como tu lógica siga creciendo – dijo sonriente este significativo sujeto –, volviendo al otro tema; La Gula, como fue la captura de la Ciudad del Inicio.
-Un éxito – dijo La Gula un tanto preocupado –, tuvimos demasiada resistencia – La Ira tosió – pero de todos modos logramos arrasar la ciudad y construir una cúpula lista para ser habitada en su lugar.
-Déjame ver si entendí bien, ¿Destruiste la Ciudad del Inicio y pusiste encima una cúpula?
-Sí señor.
-¿Quién te asistió para tu misión?
-La Ira, señor y también Jaim para transportar las tropas. Y un pequeño cuerpo del ejército en caso de oposición.
-La Gula, ¿Comprendes lo que acabas de hacer? Tal vez El Santo te saque de tu posición por hacer eso. Además tengo entendido por lo insinuado por La Ira que usaste violencia innecesaria y mataste un amigo de Sora. Mal, mal, mal.
La Gula se limitó a bajar su cabeza en son de pedir disculpas, las que fueron aceptadas con pocos ánimos, La Gula normalmente cometía actos violentos los que iban en contra del pensamiento para solucionar problemas de sus superiores.
-Al menos hiciste algo bien, tomaste el control del lugar de la Ciudad del Inicio, el suelo es el que proporciona el renacimiento de los digimons en el Digimundo, no la ciudad en sí; solo por eso serás perdonado.
-Muchas gracias – dijo La Gula haciendo una reverencia desde su puesto –, las instalaciones ya estás funcionales.
-Muy bien, hermanos míos – dijo el principal –, ha acabado esta reunión, dejaremos que la Mayor Practicante Sora ascienda al puesto de Yllux.
Y con esas palabras todos se levantaron, extendieron sus brazos y comenzaron a recitar un ritual maléfico que los representaba, al principio hubo silencio, como si alguien o algo faltara pero luego el más importante empezó a hablar:
Yo soy la continuación del pecado original,
Yo soy la pasión del error humano
Que no los deja acaba su especie en una serena muerte.
La muerte de la extinción.
Yo soy el libido que corrompe el amor
Y lo vuelve morboso, doloroso y opaco
Yo soy ese fanatismo; La Lujuria.
(Silencio de nuevo)
Yo soy el resultado del deseo de la posesión,
Yo soy la ambición que no te deja dormir.
Soy ese egoísmo que no te permite pensar
Y extrae el mal para su propio bien.
No hay mayor calamidad que desear
Y no hay peor desastre que la codicia.
Y yo soy ese deseo; la Codicia.
Yo soy el resentimiento hacia el prójimo,
Soy el dolor de tu alma
Por ver al otro triunfar y no tú.
Yo soy el que repele lo que los demás dan
Para devolvérselos con desdén y furia.
No hay ayuda, no hay piedad, no hay amor
Solo estoy yo; La Envidia.
Yo soy sobre nutrido de los pesares y el mal del mundo,
Este mundo es mi plato y es mi cena,
Con esta me desarrollo y crezco
Para ser mejor, para superar, para sobrepasar.
Abrumo a los demás con mi deseo de crecer
Por que solo así uno es fuerte.
Yo soy esa fuerza; La Gula.
Yo soy la pieza que resuelve el puzzle del mal,
Yo soy el desencadenador del dolor,
Del sufrimiento y el pánico
El que te obliga a pedir refugio de mi furia.
Yo soy la febril muestra del odio,
La anarquía, el descontrol y la destrucción.
Yo soy es caos; La Ira.
Habían faltado algunos de los representantes; El Orgullo y La Pereza, por eso se había hecho un respetuoso silencio. Todos abandonaron el lugar y se dispusieron a hacer lo que tenían acordado de antemano. Atravesaron por un túnel muy libido lleno de extrañas y ponzoñosas sustancias. El primero el salir fue La Ira, lo que pudo ver fue algo que notoriamente lo estremeció, un ángel que despedía luz por su rostro, sus alas y su afilada y larga espada que a su vez encabezaba un pequeño grupo de soldados. Batallaban arduamente contra los varios soldados y magos de la secta, pero la mayoría se había ido hace un rato por el fin de las clases; los habían tomado por sorpresa. El resto de los Pecados salió detrás de La Ira y contemplaron pasmados la situación. Un malherido soldado de la secta se arrastró hasta la túnica de La Ira y en un grito desesperado le rogó:
-Por favor ayúdennos – tosió mucha sangre, se volteó hacia el La Lujuria y continuó –, se dirigen hacia la sala de los Emisarios Durmientes.
Las pupilas de La Lujuria se dilataron en un parpadeo, tal vez los otros pecados no comprendían la trascendencia de esos emisarios, pero él sí. Esos somnolientos emisarios debían ser dejados en paz y era preciso que mantuvieran su sueño casi eterno, y si por algún motivo eran despertados el fin de la secta en la Tierra sería inminente. No podía ocurrir eso, sencillamente no podía, El Santo lo mataría si pasaba eso, si es que seguía vivo para volver a verlo.
Cuando El Santo no estaba, y La Lujuria se encontraba cerca, él era el que mandaba por eso tomo las riendas del asunto y se dispuso a comandar al reducido ejército disponible contra este ángel enceguecedor.
Le dijo a los otros Pecados que fueran a reunir gente, todo el personal si era necesario.
-¿Quién eres tú? – preguntó temerariamente al ángel.
-Yo, asqueroso impío – respondió el ángel muy exaltado -, soy La Razón, una vez conocido como Koushiro Izumi.
-Veo tú eres al que mató La Gula. Mírate no más en que te has transformado, no preferirías que arreglemos esto civilizadamente y no de esta manera tan violenta.
-No –replicó el ángel enfurecido -, yo no he venido para que tus mentiras oculten la verdad, tus subordinados me mataron y están haciendo daño a mi amigo Matt. Por eso vengo a destruir tu maldita secta.
La Lujuria estaba un poco nervioso. Este ángel no se veía tan poderoso pero él no quería correr riesgos, solo estaba tratando de ganar tiempo para no arriesgarse él mismo, además no conocía a ningún Matt que haya sido dañado por alguno de los suyos.
El ángel de la Razón se puso en posición de pelea, tenía en mente destruir a La Lujuria para que así alguien le pudiera decir que le estaba pasando a su amigo Yamato. La Lujuria se percató que no le quedaba mucho tiempo así que decidió tomar la ofensiva; alargó su brazo apuntando con el dedo índice directo al corazón del ángel; este encontró muy divertido la manera en que trataba de intimidarlo, pero no sabía el violento ataque que estaba a punto de recibir. De la punta del dedo apareció fulminantemente una esferita morada de luz que instantáneamente se volvió una línea que atravesó al ángel botándolo al suelo y dejando un agujero por todos los pisos de la estructura dejando verse el sol por ahí.
El reducido ejército que traía el ángel fueron luego repelidos por los otros Pecados y un aún más reducido grupo de magos expertos que estaban descansando en pisos superiores.
La Lujuria se acercó a su víctima y susurró:
-Lástima – le dijo al ángel que se encontraba dándole la espalda desde el suelo –, eras fuerte, inteligente y puro, pero aún con todas estas características no pudiste hacer nada contra tu propio ego que te destruyó finalmente.
La Lujuria levantó una de sus cejas. Algo estaba mal, el agujero hecho por él mismo se dejaba ver en el hombro del ángel, no en el lugar de su corazón, y normalmente y un ángel no muere por una simple herida en el hombro. La Lujuria se acercó más al cuerpo para revisarlo mejor cuando súbitamente la mano sana del ángel se movió rápidamente botándolo al suelo. Seguida de una rápida huida del ángel. La Envidia se le acercó y le preguntó:
-¿Te encuentras bien?
-Sí – respondió La Lujuria levantándose del suelo –, fue muy inteligente y decidió hacerme una trampa y huir a quedarse para morir en nuestras manos, realmente es un sabio enemigo que sabe perder. – hizo un poco de silencio y recordando prosiguió con un fuerte grito – Ah sí, felicidades por esta aplastante victoria.
En un grito unánime todos los pertenecientes de la secta vitorearon esta victoria. Ya no había peligro, por lo menos por ese momento.
La Lujuria puso su mirada sobre una puerta metálica muy vieja y con mucho cieno encima, tenía muchos rasguños probablemente de los que intentaron entrar hace poco, un letrero que leía "Sala de los Emisarios Durmientes" coronaba esa lúgubre puerta.
-Xorbal –dijo La Lujuria en un susurro hacia la puerta –, salvé tu perezoso trasero, me debes una.
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El Santo poco a poco giró el picaporte de la puerta, estaba abierta, era muy extraño siendo que al salir Sora había cerrado usando el seguro. Aparentemente había sido forzado. Poco a poco abrió la puerta, unos gritos se escuchaban desde adentro. El Santo al escucharlos de una sola patada botó la puerta, aunque ya se encontrara abierta y pudo atisbar a Yamato desnudo persiguiendo a una Hikari con su ropa bastante desgarrada y destruida. Probablemente la habría violado en todo este rato y quien sabe que más habrá hecho con las pertenencias de Sora, tal vez habrá roto algo importante solo para hacerle daño.
El Santo saltó sobre Yamato golpeándolo fuertemente en el rostro y con esto Yamato, tal cual lo hubiera hecho un saco de piedras, cayó al suelo inconsciente.
-¿Estás bien Hikari? –preguntó El Santo.
-No mucho – respondió entre sollozos la aludida.
-¿Alcanzó a hacer algo?
-No, por suerte.
-Dime que pasó.
-Miren, yo venía a hablarte Sora sobre unos asuntos con respecto a... tú sabes, bueno, cuando llegué estaba un poco abierta la puerta, me acerqué y toqué el timbre. Unos golpes en la pared sonaron inmediatamente, lo encontré bastante extraño. Me decidí entrar, y al dar el primer paso vi como tu casa estaba desordenada. Y en ese instante un hilo de agua cayó en mi nariz. Miré para arriba y vi a Matt desnudo pegado a la pared mirándome con los ojos desorbitados. Cayó sobre mí y me jaló la ropa rompiéndomela. Por suerte poco después llegaron ustedes.
-Sí, por suerte, pero, ¿A qué habrá venido Matt a tu casa Sora?
-No sé.
-Sora, Hikari, revisen el lugar en busca de cualquier cosa que nos pueda ayudar a descubrir lo que pasó.
Poco rato después Sora gritó vigorosamente desde su pieza. El Santo y Hikari corrieron rápidamente a ver que había sucedido. Había un cadáver. El Santo las apartó y revisó este inerte cuerpo. Estaba muy asombrado, él sabía quien era este sujeto pero prefirió mantener silencio con respecto a su identidad.
-Aparentemente era un ladrón – inquirió el santo después de revisarlo –, murió por reiterados golpes en la cabeza contra este mueble y unas fuertes mordeduras en el cuello y tórax. Debió estar agonizando por alrededor de unas tres horas con sus pulmones colapsados y una tráquea obstruida por sangre.
Sora y Hikari mostraron sus más notorias caras de terror. El Santo les trató de tranquilizar con una tierna sonrisa, pero en el contexto en que se encontraban no sirvió de mucho. Finalmente El Santo dijo:
-Yo me hago cargo de estos dos. Ustedes encárguense de lo que iban a conversar y reordenar.
Las dos se limitaron de asentir con la cabeza. El santo tomó a los dos sujetos por la cabeza y chorreantes de sangre y con uno de ellos desnudo salió para dirigirse a su limusina, algunos espectadores quedaron anonadados al ver a El Santo echar como ropa sucia a estos dos sujetos dentro de su limusina y luego yéndose en ella.
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-¿Qué han hecho aquí? –dijo El Santo en un furioso grito al entrar a la secta.
La Codicia se arrastró por el suelo en forma de cieno para, al estar cerca de El Santo, volver a su fémina figura normal.
-Nos atacaron –dijo sutilmente.
-¿Atacarnos?¿Quién?
-Un ángel, el de la Razón, son los malditos de...
-Koushiro... Ya habías muerto una vez en las manos de la secta y deseas desafiarla una vez más.
-Santo, tú ya sabías de...
Una penetrante mirada de enojo de El Santo se clavó en los débiles ojos de La Codicia.
-¡Qué rara eres tú!, aunque dices que me conoces no me conoces, eres uno de los primeros Pecados y aún no me conoces.
El Santo bufó, La Codicia se percató de los cuerpos que llevaba en sus manos y le preguntó:
-Santo, ¿Qué son esos...?
-No preguntes más, lleva este con La Lujuria y dile que yo lo encontré, que lo analice y me de los resultados.
La Codicia cogió rápidamente el cuerpo y lo llevó donde La Lujuria, no deseaba seguir siendo retada por El Santo. Lujuria era bueno con ella, tal vez un amor oculto, por eso se apresuró en su búsqueda.
El Santo siguió avanzando por la secta que se encontraba bastante dañada. De repente vio a La Gula descansando tras la batalla afilándose alguno de sus varios cuernos que salían de su cuerpo. El Santo miró el cuerpo de Yamato, o sea, la copia de Yamato hecha por él mismo. Ya no le servía, se había descontrolado, pero al menos había matado algo que le podría ser útil.
-¡Gula! –gritó El Santo para que prestase atención–. Te traje algo para que puedas comer.
El Santo arrojó el cuerpo de Yamato al aire y La Gula sin preocuparse mucho de que era el bocado saltó raudamente y cogió el cuerpo en el aire y al caer, provocando un ligero movimiento del suelo, ya había engullido a su víctima.
El Santo se limitó a sonreír. Siguió caminando por la secta hasta llegar a la sala de los Emisarios Durmientes. Otra sonrisa se dibujó en su rostro, golpeó sus manos una contra la otra para limpiárselas y abrió la puerta.
La habitación era bastante lúgubre, varios pilares de cieno por todos lados y sustancias negras y viscosas por el suelo y las paredes. Cerró la puerta. Enclavados en los pilares habían grandes tubos con líquido verde donde se encontraban unas personas; los Emisarios Durmientes. Estos tubos se encontraban dispuestos en formas bastantes estética en el pilar dando la impresión de ser una flor bastante alta. En el centro había un tuno en especial grueso, con un líquido verde azulado y con un sujeto de no más de un metro sesenta de altura, con innecesarios anteojos frente a sus siempre cerrados ojos, un peinado desordenado y un poco de rubia y fina barba se veía brotar de los costados de su redonda cara. El Santo se acercó a un interruptor cerca de ese tubo. Lo presionó y todo el lugar cambió, exceptuando por el tubo de este sujeto, por un basto campo lleno de flores. De las flores empezó a salir un polen que hizo caer a El Santo en un profundo sueño inmediatamente.
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El Santo despertó en su sueño en un extraño barrio bastante despoblado y gris, era bastante diferente cada vez que venía. Una pequeña serpiente se le acercó y amigablemente se subió en él, trepando por su cuerpo llegó hasta la cara de El Santo, el cual físicamente no había cambiado mucho en este sueño; alto, tez blanca, pelo negro, ropa muy negra, chaqueta matri.x, y capa encima, la diferencia es que no estaba con su clásico gorro distintivo de los importantes de la secta.
-Como has estado amigo mío – le dijo la serpiente a El Santo.
-Bien, pero tú sabes que prefiero hablarte en tu forma original.
-Esta bien.
La serpiente saltó de El Santo y mutó para transformarse en el sujeto que estaba en ese tubo.
-Muy bien, Santo, que te trae por mis dominios.
-Necesito que hagas un pequeño trabajo. Revisa mi mente para que puedas enterarte y de paso podrías añadir algún nuevo conocimiento que hayas adquirido en tus robos oníricos.
-Como no.
Este sujeto puso las manos sobre la cabeza de El Santo, se concentró un poco y el cráneo de El Santo se separó en dos partes y el cerebro dejó su cavidad correspondida para ir flotando a las manos de este individuo. Unas ondas fantasmagóricas salieron de sus manos y recorrieron toda la corteza del cerebro de El Santo. Poco después hizo el proceso inverso y devolvió el cerebro a su lugar original.
-Muy bien, ya sé la misión y agregué algunas cosas robadas a algunos soñadores, ojalá te sean útiles.
-Muchas gracias Xorval, pero solo por precaución, puedes repetir lo que tienes que hacer.
-Muy bien, debo introducirme en los sueños de Mimi, Yamato y Koushiro, y dependiendo los torturaré o les robaré información.
-Mira para allá.
En el firmamento se veían millones de estrellas, que realmente era la gente del planeta, la gente despierta estaba de color blanco y la dormida y lista para ser atacada de color azul profundo contrastando contra el negro cielo.
-Ese punto, ese otro y ese de más allá son tus objetivos, no puedes fallar, podrías ahorrarnos una gran y costosa guerra si actúas de la manera correcta, pero en especial no tomes riesgos innecesarios.
-No te preocupes, esta misión está en las mejores manos.
-Perfecto, ahora puedo retirarme a dormir, gracias.
-Espera Santo, ¿Puedes cambiar el agua en la que está mi cuerpo?, es que está un poco estancada y el agua azul me relaja bastante para este tipo de misiones.
-¿Y si no quiero? –dijo juguetonamente El Santo.
-Recuerda, Santo que en las asfixiantes y somnolientas redes de la mareas del cieno, las oscuras cavernas de los sueños, los sueños crean sus propios refugios de los pedazos de los despojos de la vida diurna. Y yo, ahí, reino.
-Sí, si... Xorval, el onírico, poderoso señor de los sueños. Ese discurso lo decías desde antes de ser un Emisario Durmiente. No te preocupes, cambiaré tu agua.
Y así El Santo despertó en la recámara de los Emisarios, le cambió el agua a su amigo y ya siendo bastante tarde decidió ir a dormir confiando en que Xorval haría bien su trabajo, nunca había fallado, esta no sería la vez que sí.
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Bueno, y que tal? Les gustó el fic? Ojalá que sí. Realmente es bastante tarde por eso tuve que cortar un poco el final, pero no se preocupen el siguiente capítulo será mejor, estas vacaciones trabajaré para complacerlos con estos fics. Tengan suerte, y felices vacaciones para todos. Lean mis Fics y por favor, dejen Reviews. Es la única manera de saber si esta bien todo esto o no. Eso no más... A sí... cuidado en sus sueños... jejeje
Master, the Gambler
Y Sí a la publicidad innecesaria!!!
"Amigo mío, tú alguna vez me dijiste maravillas sobre lo que iba a pasar y construiste en mi un mundo imaginario dentro de la frágil esfera de cristal de mi mente y ahora tú llegas y lo destrozas todo con un beso de falso y cínico amor."
Koushiro a Joe en "Un Sueño de una Noche de Verano"
De Master, the Gambler
