Summary: Muerte... un viaje en el tiempo, algo que buscar... los destinos se cruzan y encuentros inesperados se llevan a cabo... cuando todo está perdido... ¿Puedes acaso pedir otra oportunidad?... Espoir...
Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados son propiedad de Clamp, a excepción de los que no les suenen para nada que son míos ^_- Todo esto es sin ánimo de lucro, sólo por diversión =P
VIAJE AL PASADO Por Annia3
Una gran casa se alzaba ante sus ojos. No era muy lujosa pero se podía entrever el "calor de hogar" que la inundaba. Respiró el aire y sintió como si estuviera en casa. Recuerdos vagos vividos en aquella casa en su infancia le venían a su mente y la animaban. Sin embargo recordar el pasado implica también recordar tu presente. Ya nada se comparaba a aquellos años de felicidad, había un gran vacío en su vida.
- ¿Te agrada? – una voz varonil le habló a su lado sacándola de su ensoñación. Era Touya Kinomoto.
Ella lo miró con una media sonrisa y asintió con la cabeza.
Él le sonrió de vuelta y la observó detenidamente. Generalmente el doctor era frío con las personas, sobre todo con los desconocidos. Sin embargo, con la joven había hecho una excepción. Sayuri, como ahora él la llamaba le asemejaba a una hermana y extrañamente sentía como si fuera de su familia. Además se veía en la obligación de ayudarle a recuperar su memoria. Pero a pesar del cariño que le tenía había algo en ella que todavía lo hacía sospechar. Tenía el presentimiento de que aquella chica guardaba un gran secreto que lo ponía intranquilo a veces. Aunque quisiera no podía confiar plenamente en ella. Sin embargo, intentaba ocultar todos estos sentimientos lo más que podía.
Sacudió su cabeza para interrumpir sus pensamientos.
- ¿Podemos pasar? – dijo él con su seriedad de siempre pero con cierto tono amable.
Ella vio de nuevo la casa y lo dudó por unos instantes pero luego accedió. Ambos bajaron del auto y fueron hacia la puerta principal. Tocaron el timbre y esperaron. La joven miraba de un lado a otro un poco inquieta, pensaba en lo que posiblemente pasaría si esa puerta se abría. La idea del doctor Kinomoto de vivir ahí le daba vueltas en la cabeza. Por parte sí quería, sentía una gran curiosidad y el deseo de revivir viejos recuerdos la impulsaban. Pero por otra, estaba segura de que tendría que recurrir a todas sus fuerzas de autocontrol. Si fallaba aunque sea en un detalle sería peligroso.
La puerta finalmente se abrió y dejó ver a uno de los habitantes de la casa. Sakura Kinomoto sonreía abiertamente.
- ¡Hermano! – exclamó contenta – no dijiste que vendrías.
- Sakura, deja eso, no tienes porqué hacerlo – gruñía Touya tratando de zafarse del abrazo de su hermana.
Sayuri los miraba un poco apartada y sólo observaba profundamente a la joven Kinomoto. La expresión en sus ojos era ilegible, mezcla de sorpresa, estupor, nostalgia y tristeza. Además parecía estar viendo a un fantasma. "Es Ella..." fue su único pensamiento.
De pronto Sakura pareció darse cuenta de la presencia de la chica. Por unos instantes creyó que la conocía, de algún modo le era familiar. Aunque no sabía quién era, como era su costumbre le extendió la mano gustosamente.
- ¡Hola! Siento no haberte saludado antes, mucho gusto, mi nombre es Sakura Kinomoto -
La otra joven la miró de una forma extraña. Parecía triste y confusa al mismo tiempo. No hizo ningún gesto. Al ver que no le devolvía el saludo Sakura bajó la mano.
- ¿Qué sucede? – interrogó.
Ahora fue Touya quien la miró. Sayuri estuvo a punto de correr lejos de allí cuando el doctor dijo de repente:
- Déjala, no la culpes, luego te explicaré –
Sakura lo miró extrañada pero calló. Touya siguió como si nada.
- Entremos – decidió.
Sabía que Sayuri no estaba dispuesta a entrar así que la asió de la mano y proyectándole seguridad la guió dentro de la casa. Sakura los siguió y los tres llegaron a la sala. Se sentaron y la joven Kinomoto fue a traer el té.
- ¿Dónde está papá? – indagó el doctor cuando su hermana regresó con la bandeja.
- Sabes que siendo el Decano de la Facultad de Arqueología en la universidad tiene mucho trabajo, es por eso que hoy llegará tarde. ¿Piensas esperarlo? – le respondió serenamente.
- Tengo turno dentro de dos horas, vendré después – dijo su hermano luego de meditar.
Sayuri le mandó una mirada intranquila. ¿Qué pasaría con ella?. Touya pareció comprender el gesto pero se dirigió hacia su hermana.
- Sakura, ella es Sayuri, a partir de ahora vivirá aquí, en mi habitación – le dijo seriamente.
- ¿Qué dices? – Sakura se asombró. Aquella chica desconocida que ni siquiera le había hablado ¿Viviría con ellos? ¿Su hermano estaba loco? ¿Y quién era ella?
- Escucha atentamente – le pidió el doctor – esta joven sufrió un accidente hace poco y fue por mi culpa. Ahora ella sufre de amnesia, ha perdido todos sus recuerdos. Es mi obligación ayudarla, es por eso que le ofrecí que ocupara mi antigua habitación en esta casa. Estoy seguro de que mi padre la aceptará y espero que tú también. Lo único que necesita es apoyo, no se lo niegues.
Sakura no sabía qué decir. Imaginaba lo que sentía aquella chica, sentirse sola en un mundo desconocido. Ahora entendía la actitud de ella, seguramente sólo confiaba en su hermano. "Irónico", pensó. Pero no pensaba dejarla sola, definitivamente no lo haría.
- Comprendo – asintió – no te preocupes, te ayudaremos cueste lo que cueste – se dirigió con una sonrisa alentadora hacia la chica – pero... ¿Cómo te llamaremos?
- Sayuri – murmuró la joven desviando la mirada. Quería alejarse de ese lugar pero... simplemente no podía. Pensaba en no relacionarse pero Sakura... ella era... se sentía atrapada, no quería dejar de verla...
Sakura sonrió. Al fin ella le había hablado. Fue una sola palabra pero ya era un avance.
- Sayuri... es un bonito nombre ¿Sabes? – le dijo.
Ya había oído esa frase de Touya pero ahora que Sakura la había dicho se sintió reconfortada. Era un sentimiento cálido el que la inundaba, aquel que siempre tenía cuando Ella le hablaba hace mucho tiempo... La chica por primera vez miró a la joven Kinomoto a los ojos. Y como si saliera de una ensoñación sus labios se curvaron poco a poco.
Touya que sólo las había estado observando se extrañó de sobremanera. Pero no por el cambio de actitud de la chica sino por algo más, un detalle casi imperceptible... Sayuri antes le había sonreído, pero nunca lo había hecho de esa manera tan sutil y única de ahora... esta nueva sonrisa tenía cierto encanto... pero esa sonrisa la había admirado sólo en una persona... esa sonrisa era la de Sakura.
- Sayuri, ¿Y lo escogiste tú? – preguntó Sakura refiriéndose al nombre, ajena a los pensamientos de su hermano.
- Fue el doctor Kinomoto – le respondió ella con más soltura pero aún no con la suficiente confianza.
- Oh, no me lo imaginaba, pero falta todavía -
- ¿Qué cosa? – intervino Touya.
- Un apellido – se explicó.
¿Apellido? No se le había ocurrido antes. Sinceramente no le vio necesidad, pero no molestaba tener uno. Sayuri lo pensó por unos segundos.
- Nishaki – declaró haciéndose escuchar – pueden llamarme Sayuri Nishaki.
Los dos hermanos se miraron y luego asintieron conformes.
- Muy bien, así será – sonrió Sakura – entonces Nishaki, ya que está todo resuelto ¿Por qué no te llevo a tu nueva habitación? -
Sayuri la observó insegura. ¿Sería esto lo mejor?
- Yo... no estoy segura, será mejor que me vaya – dijo inquieta y parándose de un salto.
- Ah, no, de aquí no te mueves – la regañó la menor de los Kinomoto sosteniéndola del brazo - ¿Cómo crees que te vamos a dejar ir? Te ayudaremos, ya te lo dije, confía en mí... – dijo esto último mirándola fija y comprensivamente a los ojos.
"Esa expresión..." No podía contradecirla, nunca había podido desde que tenía memoria. Sayuri detuvo su carrera comprendiendo que no tenía opción.
- Debo irme – determinó Touya al ver que ya todo estaba resuelto.
- ¿Tan pronto? – Sayuri no quería que el doctor se fuera. Se quedaría sola con su hermana ¿Qué iba a hacer?
- Lo siento, pero es mi trabajo -
- Está bien – sabía que no podía cuestionar a Touya Kinomoto, nunca ganabas si lo hacías y hoy no era la excepción.
- Regresaré para cuando papá lo haga de la universidad – aclaró el doctor – nos vemos –
Se fue Touya y Sayuri se quedó sola con Sakura ¿Qué iba a hacer? Definitivamente debía irse.
- Muy bien – le sonrió la menor de los Kinomoto ajena a sus pensamientos – ven, ahora sí te mostraré tu habitación – dijo cogiéndola del brazo y encaminándola escaleras arriba sin que tuviera oportunidad de irse.
Entraron a la habitación que antes era de Touya. La joven la recorrió con su vista minuciosamente. Al parecer tendría que vivir allí de ahora en adelante pues estaba segura de que los Kinomoto no la dejarían ir.
- ¿Cómodo verdad? – le preguntó Sakura cuando la joven se sentó en la cama del cuarto.
Sayuri se limitó a asentir con la cabeza.
- Nishaki ¿Sabes que me estoy dando cuenta de otra cosa? – le dijo Sakura revisando el armario.
- ¿De qué? – indagó con curiosidad.
- No tienes ropa – dijo simplemente.
Ante esto Sayuri recapacitó. En realidad no tenía nada que ponerse. El atuendo que había traído del futuro no se lo podía poner porque estaba maltratado y llamaría mucho la atención. En cuanto a la ropa que Touya le había regalado, apenas le alcanzaba para un día.
Al ver que la chica no respondía Sakura lo dedujo y tomó una rápida decisión. Contaba con el suficiente dinero en su cuenta bancaria gracias a que un chico le había enseñado – con mucho esfuerzo – a ahorrar.
- ¡Ya sé! – exclamó con emoción - ¿Qué te parece si vamos de compras?
- Pero, yo no tengo dinero – dijo Sayuri con ingenuidad.
- Eso no es problema, además necesitas ropa ¿Vamos? – preguntó Sakura con expectación.
- Eeh... podría ser – respondió después de dudarlo un poco.
- Así es - Sakura le dedicó una gran sonrisa
Ya estaba decidido. Sakura fue a su cuarto y tomó su bolso, luego ambas bajaron a la primera planta y salieron de la casa para tomar un taxi.
************
Habían llegado a un Centro Comercial. El edificio era enorme, tenía un supermercado y miles de locales para visitar. Por la mente de ambas chicas cruzó la idea de que si querían comprar algo de verdad que tendrían que caminar, y mucho.
Primero de dirigieron a un cajero automático por petición de Sakura, si querían comprar debían tener dinero. La joven Kinomoto confirmó complacida que su cuenta era grande.
- Gracias Shaoran – sonrió recordando una divertida anécdota – Muy bien – se dirigió a Sayuri – ¿Lista?
La joven Nishaki la miró sorprendida. No debía estar perdiendo el tiempo en esto pero Sakura... ella de verdad quería ayudarle. No podía negarse, sólo se dejó llevar.
- Lista – afirmó dedicándole una media sonrisa.
Sakura se alegró al ver que la chica le sonreía. Debía poner todo su empeño para que Sayuri se sintiera segura y confiara en ella.
De este modo empezaron su "travesía" por el centro comercial. Recorrieron almacén tras almacén. Sakura se mostraba muy alegre y quería trasmitirle ese sentimiento a su compañera. La invitaba a seguir, a probarse, a comprar... Hicieron de todo. Principalmente compraron ropa de toda clase: blusas, camisetas, pantalones, jeans, lycras, shorts, faldas, chaquetas, chalecos, busos, abrigos, pañoletas, bufandas, gorros, sombreros, correas, entre otros. Y obviamente no faltarían los zapatos, desde sandalias, plataformas, botas hasta tennis y pantuflas. Sakura también le compró a la joven Nishaki todo tipo de accesorios y productos de higiene personal.
Sayuri en un principio se mostró incómoda y cohibida pero luego se contagió del entusiasmo de la menor de los Kinomoto. Sabía que Sakura era muy amable y lo único que quería era ayudarla. Se mostraría muy desagradecida si no aceptaba su amistad, además estaba segura de que Sakura se entristecería por ello. Debía poner también de parte suya, sabía que no podía relacionarse mucho pero consideraba que no había nada de malo si lo hacía un poco.
Sus pies estaban hinchados de tanto caminar. Fue por eso que las dos jóvenes decidieron ir a una heladería dentro del gran complejo y descansar un poco. Allí esperaron su orden y se dispusieron a platicar.
- Estamos cansadísimas pero ¿Sabes Nishaki? Todo valió la pena ¿No lo crees? -
- Sí – contestó la aludida con una sonrisa – y... yo te quería dar las gracias... Sakura – debía compensar todo lo que la joven había hecho por ella, quería ser su amiga.
- ¿Cómo me llamaste? – preguntó Sakura muy sorprendida. Hasta ahora la chica sólo le llamaba Kinomoto, no le había mostrado más confianza.
- Sakura... me gustaría llamarte por tu nombre... yo quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí, has sido muy amable – dijo sonriéndole cálidamente.
Ante esto Sakura no pudo más que sonreírle de vuelta, con la misma pureza que la joven lo había hecho.
- Gracias a ti por considerarme tu amiga, Sayuri -
No necesitaron decirse más palabras. Al terminar cada una su helado agarraron todas sus bolsas de compras y regresaron a casa. Se sentían muy bien y habían pasado una tarde fenomenal.
Al llegar, Sakura le ayudó a Sayuri a arreglar todas sus nuevas cosas en la que ahora sería su habitación. Llenaron el armario, los cajones, el escritorio, cambiaron las sábanas de la cama y luego decidieron darse un baño para despejar el cansancio.
- Entra tú primero – le dijo Sakura – yo mientras tanto arreglaré mis cosas.
- Pero yo te puedo ayudar -
- No te preocupes, puedo hacerlo sola – le sonrió.
- Está bien -
Otra a la que no podía cuestionar. Definitivamente como que era gen de familia.
************
Entró a su cuarto y dejó las bolsas encima de su cama. Ahora era trabajo duro el poder acomodar todas sus cosas. Un ruidito en el último cajón del escritorio llamó su atención y Sakura pudo ver a un pequeño animalito amarillo en forma de león con alas parecido a un peluche que se dirigía hacia ella.
- Hola Kero ¿Me extrañaste? – le dijo sonriendo.
- ¡Sakuraaaa! Me dejaste toda la tarde solo ¡Y sin nada que comer! – le reclamó el peluchito simulando llorar.
- Perdóname, pero te traje unos dulces ¿Quieres? – sugirió con una gota en su cabeza.
- ¡Síííííííííííí! –
Inmediatamente Kerberus cogió los dulces que su ama tenía en su mano y comenzó a engullirlos rápidamente. Sakura aprovechó que lo tenía callado para contarle todo acerca de la nueva huésped de la casa.
- ¿Y dices que se llama Sayuri Nishaki? – preguntó la Bestia del Sello con la boca llena.
- Sí Kero, la llamamos así, ya te lo dije cientos de veces – Sakura ya estaba perdiendo su paciencia.
- Perdóname Sakurita, pero ¿Me decías que no tiene magia? Entonces ¿Qué va a pasar conmigo? -
- Eeh, esa es una buena pregunta – dijo desconcertada su ama.
En realidad no se había planteado eso. Su hermano sabía de la existencia de Kero, al igual que su padre, este último se había enterado hacía como 6 años después de la batalla contra la Carta Sellada, así que no había problema. Pero Sayuri, ella no podía saber nada de la magia.
- Creo que lo mejor es hacer de cuenta que no existes, así como actuabas cuando papá no lo sabía – decidió Sakura.
- Grandioso, con lo que tanto me gusta esconderme – reclamó con tono irónico el peluche – no es justo Sakurita, ya estaba acostumbrado a permanecer fuera de tu habitación.
- Vamos Kero, ella necesita de nuestra ayuda y debe vivir aquí – trató de convencerlo – hazlo siquiera por mí ¿Bien?
- Oh, está bien, pero que conste que sólo lo hago porque eres mi ama – dijo el animalito cruzándose de brazos.
- ¡Gracias Kero! – exclamó Sakura abrazándolo.
- Sakura, Sakurita, ¡Suéltame, me estás asfixiando! -
- Jejejejeje lo siento – se disculpó su ama soltándolo.
************
Abrió la llave y dejó que el agua corriera en la bañera. Espero unos minutos mientras se llenaba y vació la solución para burbujas. Se desvistió y se sumergió lentamente limitándose a relajarse. Tuvo una sensación confortante al ser cubierta por el líquido cristalino, hacía mucho que no disfrutaba de un baño así.
Tomó su tiempo para dilatar en sus pensamientos. Analizó cada hecho acontecido desde su llegada a esta época y en especial los de este día. Pensaba acerca de su visita al centro comercial junto con Sakura, le hacía recordar a aquellas veces en que su madre también la llevaba... Suspiró.
Analizó cómo era la realidad en este entonces. ¡Cuán diferente era en el futuro! La alegría y la paz se vislumbraban en este mundo, el cual no tenía ni la más remota idea de lo que el destino le deparaba. No lo sabía, ni lo imaginaba.
Apretó sus puños fuertemente por la ira que estaba sintiendo al recordar. Apretó tan fuerte que sus uñas se clavaron en su piel, hiriéndola. No le importaba, por dentro estaba furiosa. Sentía odio... odio contra aquel que hizo de su vida y la de los demás una miseria, contra aquel que se osó a dominarlos con su poder, contra aquel que le produjo tristezas, contra aquel rodeado de muerte, contra aquel que mató a tantos inocentes, contra aquel que la sentenció a quedar huérfana desde hacía ya 4 años... contra aquel que asesinó a sus padres...
Intentó calmarse. Debía tener cuidado. Si seguía acumulando más rencor sabía que se iba a explotar y si se descontrolaba, también lo haría su energía. Respiró hondo. Calma. Si Sakura o alguien más en esa casa llegase a detectar su presencia mágica estaría en grandes problemas. Respiró. Calma.
Debía concentrarse y no divagar más. Era preciso calcular bien su papel y no propiciar ninguna sospecha. Por ahora debía vivir en esta época pero no por mucho tiempo. Éste se acababa y si no conseguía la llave de Eithar, quizás cuando regresara al futuro no tendría a nadie ni nada que defender. A partir de mañana debía de trabajar en su misión.
Estiró su cuerpo y mandó su mano al cuello. Sostuvo su preciado colgante, del cual nunca se separaba y lo observó detenidamente. Lo abrió y vio de nuevo la foto.
- Mamá... Papá... – murmuró quedamente. Cerró los ojos para retener las ganas de llorar.
Al estar el cuarto iluminado se podía apreciar mucho mejor la fotografía. Curiosamente, en la parte inferior de ésta se podían ver unas letras claramente escritas. Aquellas letras formaban una significativa palabra: "Li"...
************
Los rayos de sol entraba por la ventana. La joven en la cama se removía fastidiada por la luz. No tenía ganas de abrir los ojos. De repente oyó un constante pitido a lo lejos. El ruido provenía de la habitación contigua, sonaba como a un despertador...
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhh! – el gritó que oyó a continuación terminó por despertarla. ¿Quién había gritado así? Oyó una puerta cerrándose de golpe, el agua correr en la ducha, varios ruidos y cosas cayéndose y luego rápidos pasos que bajaban la escalera.
Tenía que saber a qué se debía eso, tal vez había pasado algo malo. La chica se incorporó de la cama, se puso sus pantuflas nuevas y bajó en pijama de pantalón largo y camisa verde al primer piso. La escena que vio la dejó sumamente sorprendida.
Ahora miraba con una gran gota en la cabeza parada en la entrada a la cocina, cómo una presurosa Sakura en uniforme casi se atragantaba con el desayuno, se despedía de un señor con delantal, se iba hacia ella, le decía un rápido "Adiós" y luego salía corriendo de la casa como alma que lleva el diablo diciendo constantemente "Voy a llegar tarde" "Voy a llegar tarde".
¿Qué había sido todo eso?
- Buenos días – una voz la sacó de su ensimismamiento.
Miró a la persona a la que pertenecía y la examinó detalladamente. Se trataba de un hombre de aproximadamente 48 años, cabello castaño claro, ojos del mismo color enmarcados con anteojos cuadrados y con una amable sonrisa. Le recordaba a alguien, estaba segura... ¡Ah! ¡¿Cómo lo había olvidado?! Era cierto... un sentimiento de infinita ternura la sobrecogió.
- Buenos días, usted debe ser el señor Kinomoto, mucho gusto – saludó regalándole una amplia sonrisa.
Fujitaka Kinomoto tuvo la misma impresión que su hijo Touya al ver la sonrisa de la chica. No había duda de que tenía un parecido asombroso con la de Sakura. Estaba seguro que pronto consideraría a la joven como si fuera una hija.
- El gusto es mío ¿Quieres desayunar? – le preguntó señalando la mesa.
Ella asintió con la cabeza y se dispuso a comer.
- Así que te llamas Sayuri Nishaki ¿No es así? – comenzó buscando conversación.
- No – negó con la cabeza – pero pueden llamarme así.
- Sí, lo sé, Touya me hizo el favor de explicármelo ayer por la noche -
- ¿El doctor Kinomoto vino? – preguntó ella con aprensión y un toque de ansiedad.
- Así es, pero tú ya dormías, tampoco pudiste verme porque llegué muy tarde -
- Y... ¿Qué le dijo? – indagó desviando la mirada.
- Lo indispensable – respondió un poco serio – pero descuida, cuentas también con mi apoyo, esta será tu casa – aseguró con una sonrisa.
- Muchas gracias -
- Y dime ¿Te gustaría estudiar? -
Sayuri levantó la vista inmediatamente sorprendida.
- Eres muy joven, supongo de 17 años, no es conveniente para ti quedarte en la casa sin hacer nada ¿No lo crees? Además, si vas a la preparatoria convivirás con más chicos y chicas de tu edad, y quizás de este modo puedas recuperar tus recuerdos más pronto de lo que piensas ¿Qué dices? -
¿Estudiar? Bueno, era cierto que había dejado de asistir a la escuela desde hacía 4 años cuando vino el caos, pero aún así se había encargado de estudiar por su propia cuenta en su casa, y su tío y su tía – como ella le llamaba a esa mujer – a veces le ayudaban. Ahora que lo pensaba, no recordaba qué se sentía asistir a clases ¿Qué de malo había en aceptar la propuesta del señor Kinomoto?
- ¿Está seguro de que puedo hacerlo? – preguntó la joven expectante.
- Por supuesto Sayuri – le respondió Fujitaka amablemente – sólo déjamelo a mí.
************
Entró a la que ahora era su habitación y se tumbó sobre la cama. Fujitaka ya se había ido a la universidad así que tenía la casa para ella sola. Se había bañado y vestido y ahora se encontraba con nada más que hacer.
Se incorporó y se dirigió a su armario. Sacó la mochila que el doctor le había regalado y vació su contenido en su cama. Observó su ropa, la cogió y se la llevó al rostro. Aspiró el olor y confirmó fastidiada que todavía tenía un mínimo aroma a sangre. La dejó otra vez en la cama y cogió su cinturón. Inspeccionó compartimiento por compartimiento para asegurarse de que no faltaba nada. Sostuvo la cápsula que antes era su nave y meditó unos segundos. Debía buscar un espacio donde estuviera sola y examinar la máquina. Tendría que componerla, estaba segura y debía hacerlo antes de encontrar la llave. Quizás lo haría hoy.
Desvió su vista y alcanzó a ver su comunicador. Se lo puso y lo probó. Nada. En esta época no tenía frecuencia, no le iba a servir. ¡Diablos! Debía comunicarse y ahora la única manera era utilizando magia. Iban a notar su presencia, tenía que pensar en algo. Sacudió su cabeza, todo iba a ser muy difícil.
Guardó todo en la mochila y salió de su cuarto. Miró hacia su derecha, a la penúltima puerta: la habitación de Sakura. ¿Cómo sería? Giró la manilla lentamente y entró. Admiró cada rincón. Su vista fue instintivamente hacia el escritorio y a uno de sus cajones. ¿Estaría allí...? Se acercó meticulosamente y lo abrió. Allí estaba... el libro... tal como lo recordaba. Lo sujetó con sus manos y acarició su cerradura. Ésta se abrió... En el último cajón del escritorio una pequeña figurita sintió despertar la magia del libro...
Ajena a esto, Sayuri sostuvo las cartas de color rosa. Sintió la magia fluir en ellas, la vida de las criaturas encerradas. Pasó su vista de una en una. Notó que las cartas aún mantenían su brillo, muy diferentes de cómo las conocía.
De repente sintió una presencia desplazarse. Alguien más estaba en la habitación ¿Pero quién? Oh oh... se había olvidado de él.
Guardó las cartas rápidamente, cerró el libro y lo puso en su lugar haciéndose la desentendida. Giró su vista y se encontró con el cajón inferior medio abierto. Upps...
************
Nota de la Autora: ^o^ hye¡ aquí ta el 3 chap, más largo como pueden ver y creo que más entretenido n_n. Sakura despertándose otra vez tarde O_o creo que Shaoran no logró influir en eso.
Bueno, ya Sayuri llegó a la casa Kinomoto, un lío para ella de verdad. ¿Por qué su actitud con Sakura así? Supongo que saben por qué si han adivinado quién es la chica misteriosa ^^ Pero no le duró mucho, después de todo terminó aflojando barreras ^^, lo coloqué así porque no quería que la casa fuera tensión total, además que es mejor que ya las dos se tengan confianza.
Ahora Sayuri va a ir a la prepa n_n, lindo detalle de Fujitaka (y muy generoso O_o que tal pagarle el estudio a una extraña) muy pronto se va a conocer con el resto de nuestros amigos, así va a ser más interesante.
¿Y qué piensan de esa curiosa sonrisa? Ya Touya y Fujitaka la pillaron, jejejeje, ¿Qué van a pensar? =P
Otra cosa, ¿quién será Ella? La que Sayuri tanto menciona, al parecer le trae tristes recuerdos. Y en la escena del baño, curiosa fotografía ¿verdad? yo creo que ya más de uno la pilló, es demasiado obvio ^^U
Al fin nuestro Kerito apareció n_n, tan lindo ^o^, otra vez se va a tener que esconder, pobrecito, jijiji.
Por otra parte, la nueva huésped de la casa Kinomoto ya conoce el libro de las cartas, ¿Será que Kero la descubrió? ^o^ ya veremos lo que pasa en el próximo capítulo que me tomará un poquito más de tiempo porque estoy re ocupada pero que creo va a develar muchos misterios ^_-
Bueno, ya los dejo así que chau y arigato otra vez¡ Dejen reviews¡¡ ^^
Annia"Volará quien le ponga alas a sus sueños..."
