Summary:  Muerte... un viaje en el tiempo, algo que buscar... los destinos se cruzan y encuentros inesperados se llevan a cabo... cuando todo está perdido... ¿Puedes acaso pedir otra oportunidad?... Espoir...

Disclaimer:  Todos los personajes aquí mencionados son propiedad de Clamp, a excepción de los que no les suenen para nada que son míos ^_-  Todo esto es sin ánimo de lucro, sólo por diversión =P

VIAJE AL PASADO Por Annia

4

Un golpe incesante retumbaba en la puerta de su habitación.  ¿Es que acaso él no entendía el "Estoy bien"?  Pues parecía que no porque Touya Kinomoto no se había cansado de tocar a la puerta alegando que la abriera.

  - ¡Ya voy, ya voy, sólo espere unos minutos! – decía Sayuri dentro de la habitación con una expresión algo malhumorada y una gran gota resbalando por su nuca.

La joven no podía estar más desesperada.  Aquellas ropas que tenía la estaban volviendo loca.  Intentaba zafárselas lo más rápido que podía y a la vez trataba de vestirse con su propia ropa, esto no podía ser muy difícil sólo que por la prisa se le estaba complicando y el tener a Touya detrás de la puerta pidiendo entrar no ayudaba en nada.

Y es que el doctor podía ser muy persistente.  Justo cuando había ella llegado a su habitación por la ventana, él giraba la manilla de la puerta.  En qué colmos no se vio para tirarse sobre el pomo y echarle el seguro.  Obviamente el doctor se halló turbado ante esta situación y le había pedido que abriera la puerta a lo que ella buscaba infructuosas excusas para negarle el acceso.  Redundante es decir que aquello no le gustó a Touya quien estaba empezando a sospechar algo y ya se estaba preocupando de la conducta de la chica.

  - ¡Sayuri, abre esa puerta! ¡¿Qué está pasando allá adentro?! – Touya estaba realmente perdiendo su paciencia, aquella niña le estaba ocultando algo ¿Pero qué?

  - ¡Nada, nada! ¡Ya se lo dije doc.. ¡Aaaaaaaaaa! – Sayuri intentaba darle otra excusa cuando dio un paso atrás, se tropezó con las botas que traía y se enredó con el pantalón deportivo negro que trataba de quitarse.  El grito lo pegó al caer y golpearse con el filo de la cama.

Hizo una mueca y siguió quitándose la ropa.  Eso le había dolido, ¿Es que acaso no podría ser peor?... No debió haber pensado eso.

  - ¡Sayuri! ¡¿Qué fue ese grito?! ¡Ábreme esa puerta! – A Touya, si antes le preocupaba la chica ahora más, nadie grita así porque sí - ¡Si no abres la tiraré!

La chica dio un salto al escuchar esto último.  No, él no podía, ¿Qué iba a pensar entonces de ella?.  Lo mejor era apresurarse, ya casi había terminado.  La blusa ya la tenía puesta así que se puso corriendo una falda, se dejó puestas las medias y se arregló como pudo.

  - ¡Bien, la tiraré a las tres! ¡Uno! ¡Dos! ¡T.. – el doctor quedó cortado en la frase pues ya se había abalanzado contra la puerta y en vez de hacer fuerza contra ésta siguió derecho estrellándose con el suelo.  Sayuri que había abierto la puerta en el momento justo en que él se disponía a atravesarla lo miraba desde arriba con varias gotas de sudor resbalando en su cabeza.

  - Eeh... doctor – le decía la joven mientras le ayudaba a incorporarse. Cuando lo hizo continuó: - verá, yo... – no pudo emitir más palabras pues su mirada se clavó en la ropa de hombre que había al pie de la cama.   Su rostro dio una expresión de horror y como un rayo se agachó y metió las prendas bajo la cama.

Touya por su parte la miraba curioso y sospechosamente.  ¿Y ahora qué hacía ella?, pensaba.  No estaba de humor para más actos extraños.

  - Esto, la... yo... el – Sayuri miraba de un lado a otro tratando de explicarse - ¡El cubrecama! – resolvió mientras alisaba la colcha con sus manos – es que... ¡Estaba arrugado! Sí, eso es – se paró rápido y se puso frente al doctor Kinomoto con el rostro más inocente que podía poner.

  - ¿Qué está pasando aquí? – le dijo Touya seriamente.

  - ¿A qué se refiere doctor? – preguntó Sayuri lo más calmadamente posible, sentía la mirada de Touya clavada fijamente en ella y esto siempre la había puesto nerviosa.  Por lo que recordaba, la mayoría de las veces nunca le podía mentir.

  - ¿Por qué no me querías abrir la puerta? – indagó tajante.

  - Yo, no es eso, sólo que, – desvió la mirada – sólo que no me gusta darle una mala impresión doctor y... el cuarto estaba desordenado, no quería que usted lo viera en ese estado por eso no lo dejé entrar en un principio – inclinó la cabeza fingiendo culpabilidad pero no estaba segura de que le fuera a creer.

Kinomoto la miró detenidamente por unos segundos.  Su rostro aún estaba serio pero al momento sus labios se curvaron un poco.  Recordaba que había salido de su turno en el hospital a las dos de la tarde, sabía que Sayuri estaría sola en la casa pues Sakura no saldría de la escuela hasta una hora después y su padre trabajaría hoy hasta tarde en la universidad, así que decidió hacerle compañía a la joven y de paso llevarle el almuerzo porque seguramente debía de tener hambre.  De este modo llegó a la casa y al no encontrar a la chica en la planta baja supuso que estaría en su habitación.  Intentó entrar en el cuarto y el resto ya es historia.  Vaya, hubiera podido ir derecho a su departamento apenas salir de la clínica pero no, estaba ahí en estos momentos por ella, definitivamente no podía enojarse con aquella niña – porque para él lo era -  Su pequeña niña no lo merecía.

  - Eso – comenzó Touya refiriéndose a lo que Sayuri le había explicado, mientras ésta lo miraba con inquietud - ... lo hubieras dicho desde el comienzo, así nos hubiéramos ahorrado tantas complicaciones – terminó él regalándole a ella una sonrisa.

Sayuri no podía dar crédito a lo que oía, ¡Se lo había creído todo! Primera vez en su vida que Touya se le comía una de sus mentiras.  Sonrió por dentro y se relajó.  Ahora no tenía nada de qué preocuparse.

  - ¿Tienes hambre? – le preguntó de repente el doctor.

  - ¿Uh? – la joven se sorprendió ante tan súbito cambio de tema pero ahora que lo pensaba había estado toda la mañana por fuera y no había comido nada desde el desayuno – Este, sí – respondió apenada.

  - Lo imaginé – dijo complacido Touya – traje el almuerzo así que lo serviré y te esperaré abajo – sonrió nuevamente y se dirigió a la puerta del cuarto.

  - Muchas gracias, bajaré en un minuto – la joven se limitó a mirarlo cálidamente, él siempre eran tan gentil con ella.

  - Ah, por cierto – dijo Touya volteándose antes de salir de la habitación – lo dejaremos así, pero la próxima vez intenta mejorar tus excusas – terminó guiñándole un ojo y saliendo finalmente.

La chica se quedó de piedra al oír esto.  ¡Había sido una tonta al creer que lo había engañado!. Por lo visto Touya no le preguntaría nada más acerca del asunto ¡Pero aún así! Se pegó en la frente con una mano murmurando "Qué idiota" y luego de cerrar de nuevo la puerta con seguro, se sentó sobre la cama con la mirada perdida.

No pasaron muchos segundos.  Sacudió la cabeza resignada y se agachó en el suelo para sacar la ropa que había escondido debajo de la cama.  Sentada en el piso contempló las botas, el pantalón negro, la chaqueta del mismo color, la camiseta gris, los guantes y la gorra de color oscuro. 

Se incorporó, se paró frente al espejo y recogiéndose el cabello se puso la gorra, la cual ocultó parte de su rostro.  Observó su reflejo y rió divertida ante la locura que hacía poco había hecho con esa ropa.  Sí, era de hombre y con su cabello recogido de ese modo realmente aparentaba uno. 

Su pensamiento empezó a divagar.  Que ¿Por qué lo había hecho? La explicación era muy fácil.  La máquina del tiempo estaba averiada y debía de conseguir repuestos, el problema es que no tenía dinero y la única solución era robarlos.  Sí, iba en contra de sus principios pero no tenía otra opción, no negaba que se sentía mal por ello pero ¿Qué más podía hacer?

Se quitó la gorra y recordó que la idea se le había ocurrido al pasar por un almacén de prendas de vestir.  El caso es que no debían de reconocerla y al ver la sección de ropa masculina la lucidez surcó su mente.  Además de todo le parecía muy interesante e intrigante el vestirse de hombre e intentar actuar como uno.  Nunca lo había hecho así que le divirtió.

Así y disfrazada de esa manera recorrió la ciudad buscando los repuestos que necesitaba.  En total robó – aunque le costara admitirlo – 6 de éstos, además de la ropa que llevaba puesta en ese entonces y el alquiler no pagado de Internet le sumaban ocho robos en una sola mañana.  Definitivamente su hoja de vida no era optimista.  Sin embargo podía decir que la magia era muy útil en esos casos, pues le fue fácil desactivar con una sutil descarga de energía las medidas de seguridad como por ejemplo los detectores antirrobo.  Claro, sin olvidar que la agilidad también fue su mayor amiga pues si no la tuviera seguramente la hubieran detenido.

Supuso que debía felicitarse a sí misma, hasta ahora no había fallado.  No obstante, aquel encuentro... cuando caminaba por la calle y chocó contra ese joven sintió como si parte de su aura también chocara contra sí misma.  No podía sustraerse a la evidencia y cuando lo vio a los ojos supo quién era ese chico. 

Sí... su corazón aún latía fuertemente debido a la emoción y eso que ni siquiera podía creer todavía que lo hubiera visto a él... a su padre, vivo.  No cabía duda de que se parecía mucho a él, sobretodo en sus ojos, incluso ella a veces tenía su mirada.  Pero le entristecía el que hubiera podido tenerlo frente a sí sólo por unos segundos.  Aún así fue necesario, había oído las disculpas de él pero estaba segura de que si le hubiera respondido lo hubiera echado todo a perder.  Se había sentido muy extraña en aquellos momentos y no era por el hecho de ver a su padre de su misma edad.  Sintió algo más y no sabía qué era pero tenía el presentimiento de que no sería nada conveniente.  

Suspiró.  Nuevamente sufría esa sensación de impotencia, la misma que había tenido cuando vio a Sakura.  Era desesperante sentirse así.  Suspiró de nuevo. Resignada levantó la ropa masculina que estaba tirada en el suelo y la escondió meticulosamente en su armario.  Debía apresurarse porque Touya la estaba esperando para comer. 

Se disponía a salir cuando se dio cuenta que se le había olvidado guardar su mochila, la cual estaba sobre el escritorio.  La cogió y miró en su interior para asegurarse de que no le faltaba nada.  Tras ver que estaban todos los repuestos, esculcó un poco más y divisó el Vpross, una especie de Pocket PC de mayor tecnología y funciones que había traído del futuro.  Su rostro se tornó serio.  Ahora recordaba que no había conseguido todas las partes de la nave que necesitaba, y ese precisamente, no era el gran problema...

------ Flash Back ------

Había llegado a un Cyber muy concurrido hacía más o menos 15 minutos, vestida obviamente con la ropa masculina que había robado.  El Internet podía ser muy útil y en estos momentos sí que lo necesitaba.  Había recuperado todos los repuestos de la nave a excepción de uno, que no estaba en ninguna parte y decidió que sólo lo podría encontrar "navegando" en la Red.  Cierto que habría podido conectarse desde la que ahora era su casa sólo que Fujitaka se había llevado su ordenador portátil al trabajo y no había otra computadora a la vista.

Ya le estaba cogiendo fastidio, llevaba tiempo buscando y no encontraba nada de nada.  Los buscadores tipo Google no le ayudaban, no había rastros de la pieza que le faltaba.  La única posibilidad era que ésta no existiera lo cual no podía ser posible pues era de vital importancia el que la tuviera y tenía la certeza de que ya se había inventado.  ¿Dónde podría encontrarla? Si no estaba en los buscadores entonces el asunto era claro, en realidad no estaba abierta al público, seguramente sería un prototipo en "Top Secret".  Si estaba en lo cierto entonces no sería fácil saber de éste y mucho menos conseguirlo. 

Según tenía entendido, la pieza había sido fabricada por Cormox, una de las mejores compañías tecnológicas del pais.  Su única opción era entrar a su base de datos secreta...  Una sonrisa juguetona se perfiló en su rostro.  Después de todo, siempre le había gustado todo lo referente a la informática y tecnología, además la Doctora le había enseñado prácticamente cómo ser un Hacker.  No estaba segura de si podría acceder desde ese lugar pero nada costaba intentarlo, sólo debía disfrazar su ubicación.

Le favoreció que había escogido una máquina bien apartada y de vista hacia la pared pues nadie podía ver lo que estaba trabajando.  Luego de comprobar que no estuviera llamando la atención puso manos a la obra. Sus dedos empezaron a teclear hábilmente el Keyboard y luego de hacer unas maniobras la pantalla mostró alteraciones, innumerables ventanas, números en desorden, un mensaje de error, un password requerido... Ante este obstáculo ejecutó varios comandos y luego de conseguir la contraseña, la digitó en la casilla de verificación. Sus dedos se detuvieron, le bastaba con sólo presionar una tecla y su dedo índice se dirigió a Enter.

Esperó.  Su sonrisa se acentuó en su rostro.  Contemplaba ahora la base de datos confidencial de Cormox.  Su vista recorrió rápidamente la pantalla y buscó la información referente a los prototipos, dio click en el ícono y ¡voilà! ¡La había encontrado! Sus deducciones fueron correctas, la pieza sólo era un arquetipo en modo de prueba denominada FK 24.  En estos momentos se encontraba salvaguardada dentro de una bóveda en los pisos inferiores del edificio central de la compañía ¡En Tokio!.  Mala suerte.  Y no sólo tenía que salir de Tomoeda sino también enfrentarse a un máximo sistema complejo de seguridad para poder apoderarse del FK 24. Iba a requerir de mucha preparación y la excusa perfecta.  Definitivamente no iba a poder hacerlo ese mismo día.  Maldijo por dentro. 

Prácticamente, su trabajo en ese local ya había acabado, así que sostuvo la mochila negra que tenía a un lado y cuidándose de no ser vista sacó de ésta el Vpross, lo conectó al ordenador personal y luego de buscar los planos del edificio y los del sistema de seguridad de Cormox, descargó la información en el Pocket PC.  Cuando terminó, guardó de nuevo el Vpross en su mochila y se dispuso a borrar todos los datos en la computadora.  Eliminó todo registro y prueba de su infiltración anterior, y luego reinició el ordenador dejándolo encendido puesto que así no sería registrado.

Comprobó otra vez con su vista el que no llamara la atención, se terció la mochila al hombro, se acomodó la gorra y gracias a sus movimientos rápidos se dirigió sigilosamente a la parte trasera del cyber.  Entró en una habitación restringida donde sólo vio computadores inutilizables pero su rostro se iluminó cuando halló una ventana de suficiente tamaño por la cual se deslizó ágilmente.

------ Fin del Flash Back ------

Muy bien, eso había sido demasiado fácil, pero otra vez no pagó.  Eso ya se estaba volviendo costumbre, estaba pensando seriamente que tenía malas influencias...  Su rostro vislumbró ironía y se rió por su ocurrencia.  

Recordaba que luego de haberse escapado de esa manera del local había emprendido serenamente su camino a "casa" y allí estaba, bueno sin contar con el problemita que había tenido sólo con cruzar la ventana.  Pero eso no era lo importante, realmente la ubicación del FK 24 era la que dificultaba sus planes.  Tenía que ir a Tokio pero ¿Cómo lo haría si la familia Kinomoto estaba pendiente de todos sus movimientos?

  - ¡Sayuri! –

La llamada de Touya la sacó de sus cavilaciones. 

  - La paciencia no es una de sus virtudes – se dijo en tono divertido refiriéndose al doctor – bien, entonces no hay que hacerlo esperar –

Suspiró y luego de arrojar la mochila al armario salió corriendo hacia las escaleras.

************

El mes es Febrero pero aun así todavía permanecen en el ambiente los vestigios del invierno pasado.  Los cielos están nublados y precisamente este día la lluvia cae azotando gota tras gota el pavimento.  A pesar del clima el movimiento no cesa en las calles de la capital inglesa.  En la agitación de Londres la multitud anda con pasos rápidos, esquivándose unos a otros y cada cual con diferente expresión en su rostro, unos de alegría, otros de tristeza, unos cuantos de stress...

Hay un rostro en especial que no muestra una expresión definida.  Su mirada parece perdida entre los transeúntes y sus labios se curvan a intervalos.  Aquella mujer de largos cabellos rojizos y ojos del mismo color despliega misterio y elegancia a cada paso que da, camina lentamente a diferencia de los que le rodean y todo su ser parece envuelto en una barrera invisible que de existir haría obsoleta a la sombrilla que lleva en manos para protegerse de la lluvia.

Sus pasos paran en la entrada de un Café y sin perder el tiempo entra en el establecimiento dirigiéndose a una mesa del rincón.  Luego de solicitar su orden al mesero, la mujer dibuja una sonrisa y espera pacientemente.  No pasa mucho tiempo hasta tener compañía.

  - Siento la tardanza, espero que no hayas tenido mucho tiempo aquí Kaho – le habló apenado un hombre de 27 años – 2 más que ella –  de gran estatura, cabellos negros y ojos azules.

  - Descuida Mark, acabo de llegar – lo tranquilizó ella – toma asiento, ya pedí el café – dijo sonriéndole a lo que él correspondió con su humor de siempre y un "Gracias princesa" como siempre la llamaba, según él porque con su porte y belleza realmente aparentaba una.

Kaho Mizuki río ante el calificativo pero ya estaba acostumbrada.  Conocía a Mark desde hacía 5 años, él era – y seguía siendo – un agente del Scotland Yard  encargado de un departamento para casos especiales que generalmente no tenían ninguna justificación científica y por ende estaba relacionado mayoritariamente con lo sobrenatural y la magia.  No conocía su pasado pero Eriol había necesitado de sus servicios en una ocasión por lo que ella y él se habían conocido y se hicieron amigos desde el primer momento.  Desde ese entonces siempre le había agradado su compañía, sus caracteres se complementaban, ella paciente y meticulosa, él impulsivo y demasiado alegre. 

  - Y ¿Qué te demoró esta vez? – preguntó Kaho con una sonrisa refiriéndose a la impuntualidad de su acompañante - ¿Otro caso sin resolver?

  - Estoy trabajando en eso, pero no necesariamente. – respondió él con calma – Mejor dime – continuó recobrando su sonrisa e inclinándose hacia adelante - ¿A dónde iremos después de aquí? ¿Quieres que te lleve al cine?

Kaho lo miró astutamente mientras sonreía – Creo que estás olvidando que esta no es una cita –

Mark recobró su postura e hizo cara de derrotado.

  - Oh, vamos princesa – le dijo sonriendo y con tono suplicante - ¿Cuándo es que aceptarás salir conmigo?

  - ¿Y cuál es mi respuesta cada vez que me haces esa pregunta? – contestó Mizuki con una sonrisa burlona.

Él la observó durante unos segundos y luego sonrió resignado.  Kaho Mizuki... parecía que fuera inalcanzable para él a pesar de que ninguna mujer se le había resistido en su vida.  Tal vez era ese detalle el que despertaba su interés en ella, interés que crecía cada vez que contemplaba su hermosa figura e indecible personalidad.  Sólo que siempre que quería llegar a algo, ella siempre le daba la misma respuesta:  "No soy tu destino".  A pesar de ello y aunque nunca podía comprender totalmente aquella frase, él aún persistía.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia del mesero quien traía la orden de café y un platito con galletas.  Luego de haber tomado unos sorbos de su taza, Mark continuó:

  - Bien, entonces ¿De qué quieres hablar? – le preguntó a la mujer que aún sonreía.  Ella negó con la cabeza y le dijo:

  - Tú eras el que quería hacer preguntas y yo busco respuestas -

Mark se confundió ante este último.  No sabía a ciencia cierta a qué se refería ella pero de pronto y sin saber por qué, un recuerdo cruzó su mente, algo le decía que debía comentárselo a su amiga.

  - Hace tres días, el 15 de febrero, investigaba un caso del Departamento, recibía en mi computadora los grados de fluido eléctrico en los cielos de determinadas ciudades en todo el mundo; sin embargo – hizo una pausa mientras su rostro se tornaba serio – hubo una señal especial en Tomoeda, ciudad de Japón, contenía altos grados de condensación y una clase de desviaciones de ondas.  Seguidamente observé en éstas una ruptura durante medio segundo, significando una hendidura en el cielo, lo cual es imposible según las leyes de la Física.

Esperó unos segundos y luego continuó:

  - Sólo yo tengo acceso a esa información si es que te preocupa, por lo demás no vale mi opinión.  Seguramente aquel suceso no signifique nada pero me gustaría que lo tomaras en cuenta, quizás tú o alguno de tus amigos pueda encontrar las respuestas que ambos buscamos ¿No es así? – terminó sonriendo plácidamente

Kaho no respondió, sólo lo miró detalladamente mientras meditaba acerca de lo que acababa de escuchar.  Últimamente se sentía intranquila, algo se avecinaba pero hasta ahora no había podido relacionar esa sensación con ningún hecho.  Quizás el suceso mencionado por su amigo debía ponerlo a consideración, teniendo en cuenta que se suscitaba en Tomoeda.

  - Lo tendré en mente – mencionó al fin – por lo pronto no podemos deducir cosa alguna, y puede que no sea nada – continuó serenamente.

  - Si tú lo dices – comentó él con desdén – pero según tengo entendido, en aquella ciudad vive Eriol ¿Qué piensas hacer?

Ella pareció no oír lo último y se incorporó.  Su rostro se tornó en mezcla de seriedad y enigma, se dispuso a irse del establecimiento cuando él la retuvo de una mano mientras permanecía sentado.

  - ¿Qué piensas hacer? – volvió a preguntar con un tono desentendido.

  - Una llamada – dijo ella girándose en forma serena con una sonrisa en su rostro a lo que él asintió desviando la vista.

Mark Shuller continuó con la mirada perdida pero lentamente soltó la mano de ella.

  - Cuídate – fue lo único que dijo.

No recibió respuesta pero Kaho dibujó una media sonrisa mientras se dirigía a la salida.  Por su parte Mark continuaba sentado, sonrió como saliendo de su abstracción y sorbió otro tanto de café de su taza.

  - Nunca cambiará – se dijo divertido tomando una galleta del plato – No es mi destino...

************

Sakura se mostraba intranquila ante lo que estaba sucediendo.  Una gruesa gota de sudor bajaba por su nuca al contemplar la mirada asesina que Touya le estaba clavando a su compañero de clase.  ¡Y es que su hermano era tan receloso! No habría llegado con tanta calma si hubiera sabido que él estaba en casa, claro que luego le pareció estúpido no deducir ello sabiendo que Touya se preocuparía por Sayuri y la iría a visitar.

  - Hermano, ya lo conoces, él es Hiroshi Tiho, un amigo – dijo la joven Kinomoto tratando de calmar la tensión en el ambiente y Hiroshi se veía muy nervioso; detestaba que a su hermano nunca le gustara la presencia de sus amigos, llegaba a ser muy fastidioso – vino a estudiar matemáticas, no tienes de qué preocuparte.

Touya no parecía flaquear, se había dado cuenta de cómo ese joven miraba a su hermanita y no le parecía nada adecuado para ella.  Sayuri y él habían terminado hace poco de almorzar, se disponía a hablar un rato con su huésped en el sofá de la sala cuando Sakura había llegado intempestivamente con ese joven que no le había agradado para nada.

Sayuri por su parte sólo era espectadora.  Todos estaban de pie y le estaba divirtiendo un poco la escena pues ella ya la había vivido varias veces cada vez que su tío conocía a un amigo suyo.  Por experiencia sabía cómo se sentía Sakura en esos momentos.  Le gustaría ayudar a su madre pero por una parte estaba de acuerdo con Touya, Tiho podría ser un buen muchacho pero se notaba a leguas que Sakura le gustaba.  Eso no era conveniente, quizás fuera algo sicológico pero sentía un poco de rechazo hacia aquel chico por ese hecho.  Sin embargo este aspecto pasaba a segundo plano cuando recordaba que hacía ya tres días que estaba en el pasado y le intrigaba no haber visto en ningún momento a su padre y madre juntos.  Eso le estaba preocupando.

La joven Nishaki salió de su ensimismamiento y su rostro contuvo seriedad.  Miró de nuevo a los que la acompañaban, Touya aún tenía un gesto brusco, Sakura no paraba de darle explicaciones y Tiho se veía inquieto.  Decidió pues intervenir para alivianar la situación.

  - Buenas tardes, eres Tiho ¿No? – comenzó por saludar al joven quien se sorprendió al darse cuenta de la presencia de ella ya que antes estaba preocupado por el sujeto enorme parado frente a él – gusto en conocerte, mi nombre es Sayuri Nishaki – dijo por cortesía con el rostro sereno, generalmente no acostumbraba a sonreír a desconocidos. 

  - ¿Uh? Digo, este, el gusto es mío – correspondió Hiroshi algo turbado al principio pero luego le regaló una sonrisa – eeh, disculpa la imprudencia pero ¿Quién eres? – preguntó confuso.

  - Una larga historia – respondió ella sin mucho interés – será mejor que suban, así aprovecharán mejor el tiempo – les dijo animadamente.

  - Sí, tienes razón – dijo Sakura alegremente dándole mil gracias por dentro a su amiga por sacarla de ese embrollo con su hermano – vamos Hiroshi – y cogiendo al joven de la mano lo arrastró escaleras arriba.

Touya se les quedó viendo pero no dijo nada.  Iba a replicar algo pero se calló al no poder descifrar el gesto que portaba el rostro de su joven huésped.

  - Y... ¿Quería hablar de algo doctor Kinomoto? – indagó Sayuri para cambiar de tema mientras se sentaba en el sofá.  Touya la siguió.

  - Aún eres mi paciente, debo saber cómo has estado – respondió el doctor con su ceño característico tratando de ocultar un tono de interés.

Sayuri lo miró detalladamente y luego sonrió como ella sabía hacerlo.  Le enternecía que él estuviera preocupado por ella, seguramente por eso había venido a la casa.  Se relajó y comenzó la charla que duraría aproximadamente dos horas y en la cual ella y Touya Kinomoto adquirirían una mutua confianza que les sería de gran apoyo en días venideros.

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Introdujo despacio la llave en la cerradura y abrió la puerta de la vivienda.  La sombra de su atlético cuerpo se perfiló en el descansillo y sus ojos castaños oscuros recorrieron el lugar inspeccionándolo.

Al comprobar que todo estaba en orden, su cuerpo se relajó y se dirigió a la pequeña sala del departamento para tumbarse en el sofá.  Touya Kinomoto agradecía el descanso de esos momentos, realmente el ser médico agotaba sus energías, luego de estar trabajando jornada continua desde el día anterior en el hospital no había ido derecho a su departamento para vencer el cansancio sino que acababa de visitar a Sayuri en su antigua casa.  Era en esos momentos la primera vez en ese día que entraba a su propia vivienda.

Su estómago crujió al estar vacío.  Touya se incorporó a regañadientas y fue hacia la cocina a prepararse algo de comer.  Puso a hervir el té y sacó una cena congelada del refrigerador para ponerla en el horno microondas.

Mientras esperaba apoyó su cuerpo en el mesón y miró por la ventana de la cocina para distraerse un poco.  La vista daba hacia un pequeño parque así que podía ver cualquier cosa.  Se estaba fijando en el juego de unos cuantos niños, estaban lanzando la pelota y uno al tratar de agarrarla se cayó de bruces.  El niño caído lloraba y extrañamente sin saber por qué la imagen de Sayuri Nishaki le vino a la mente, no encontraba forma de relacionar a ese infante con la joven pero aún así su imagen persistía. 

De repente sintió como si un vahído lo inundara, se balanceó a pesar de estar apoyado y al levantar la vista una luz lo cegó.  Confusas imágenes cruzaron su mente, no podía distinguir nada hasta que pareció escuchar unos gritos.  Sólo pudo entender palabras sueltas: 

¡No! ¡Por favor no me dejen! ¡Seré buena! ¡No por favor! ¡Auxilio! ¡Tienen que ayudarme!

Era una voz infantil, seguramente de una niña y se oía desesperada.  Luego de eso los gritos fueron ininteligibles, pero sólo un prefacio para contemplar la impactante imagen que apareció ante sus ojos de una ciudad completamente devastada, y no cualquier ciudad:  se distinguían claramente los pilares del templo Tsukimine semidestruidos y a lo lejos la Torre de Tokio se vislumbraba en todo su esplendor rodeada en llamas.

Su mente fue sacudida y Touya volvió en sí.  Sus ojos estaban abiertos desmesuradamente y un terror lo invadía a pesar suyo.  ¿Acaso fue aquello una visión? En toda su vida sólo había tenido una, ¿Debería estar seguro? Aún así no lo deseaba, era cierto que no pudo esclarecer la mayoría de las imágenes pero aquella voz infantil gritando desesperadamente rogando su ayuda y más aún la ciudad de Tomoeda vista de esa forma le provocaban una angustia penetrante.

Intentó de concentrarse en sí mismo.  Se rodeó con sus brazos y sorprendido descubrió que estaba temblando involuntariamente y su rostro estaba sudando.  Nunca el más terrible panorama le causaba esos efectos, entonces ¿Por qué éste sí?

Un constante pitido lo devolvió a la realidad sobresaltado.  Era la tetera que pedía ser retirada inmediatamente de la estufa.  Lo hizo en un instante y la dejó a un lado sin ningún ánimo de servirse.  La cena ya estaba en el microondas también lista pero tampoco se inmutó en probarla.  Decidió mejor calmarse, se sirvió agua y la bebió como si no hubiera probado líquido en dos semanas.  Su respiración se relajó poco a poco y fue recobrando el color de su rostro frente a su palidez.

Un escalofrío lo recorrió de nuevo al recordar la visión que acababa de tener.  ¿Quién era esa niña? ¿Por qué estaba pidiendo ayuda? Un presentimiento le hacía suponer que no quería saberlo y sin embargo de lo único que estaba seguro era que pronto obtendría esas respuestas.

************

Una joven de cabellos color castaño oscuro y ropas extrañas de color negro lloraba silenciosamente sentada en una litera con sus brazos rodeando sus rodillas.  De repente la luz se encendió pudiéndose ver claramente una habitación no muy grande de color blanco y plateado con literas incrustadas en las paredes con disposición de camarote para un total de 8, 4 a cada lado.

Un joven con ropas similares a las de ella había entrado al cuarto y al encontrarla se apresuró a estar frente a ella.

  - No llores – le ordenó – llorando sólo le darás gusto a ese maldito, no debes hacerlo – el muchacho la miraba dolido pero intentaba sonar firme, a pesar de ello la chica pareció no oírle, su mirada estaba totalmente perdida.

  - ¡Escúchame! – continuó alzando el tono de voz mientras la cogía de los hombros - ¡Por Dios, Naomi! ¡Escúchame! – le gritó zarandeándola hasta coger su atención, ella lo miró fijamente intentando reprimir las lágrimas pero no dijo nada – no llores – repitió – no solucionarás nada así, tienes que aceptarlo, tienes que olvidarlo... – dijo esto último como si fuera contra su voluntad.

  - ¿Olvidarlo? – la joven pareció despertar ante esta palabra, su tono débil inmediatamente cambió a uno firme y frunció el ceño - ¡¿Qué diablos estás diciendo?!

  - ¡Naomi, entiéndelo!, debes calmarte, no podemos hacer nada, él ya no está – el joven flaqueó diciendo la última frase.

  - No... no, ¡Tú eres el que no entiende Ryu! Él no puede, no puede... – la voz de ella se quebró durante unos instantes – Él se fue, él nos dejó, ¡Él me dejó! ¡Y prometió que nunca lo haría! – gritó mientras las lágrimas volvían a aparecer – ¡Lo prometió! ¡Y mira ahora! ¡Sólo quedamos nosotros, todos los que hemos querido han muerto! ¡Ese bastardo los mató! Tú... tú no entiendes, ¡No hay más esperanza! Pronto acabará también con nosotros, ¡Dejémonos de ilusiones en esta guerra sin sentido! Seremos eliminados, no hay esperanza, ¡No la hay!

  - ¡Escúchame! – gritó a su vez el joven sacudiéndola violentamente - ¡Nunca vuelvas a decir eso! ¡Nunca, ¿Me entiendes?! Ni a él, ni a tu madre, ni a tu padre, ni a nadie le gustaría oírte decir eso – le dijo abrazándola fuertemente para contener los sollozos de la joven – Entiéndelo... tienes que aceptarlo...

  - ¿Cómo quieres que lo acepte? ¡Él era mi tío! ¡Casi como mi padre!  - reclamó ella separándose.

  - ¡Y él era mi amigo! – le replicó él – tú no eres la única que sufre Naomi, yo también, pero eso no es todo, ¿Acaso te has puesto a pensar cómo se siente Koichi en estos momentos? ¡Perdió a su padre, entiéndelo!

La joven se paralizó ante la verdad.  Sólo había pensado en ella pero no se dio cuenta que el que en realidad debería estar sufriendo era su primo, Koi debería estar peor que ella y aún así lo vio mantener la calma todo el tiempo, al contrario de ella que estaba desesperada y diciendo insensateces.  Su cuerpo se relajó y dejó de llorar.

  - Lo siento – dijo débilmente y avergonzada – soy una estúpida, lo siento mucho – la chica se asió más al abrazo que le propinó su amigo para evitar llorar otra vez.  El joven sonrió y con delicadeza acarició la espalda de ella.

  - Debes ser fuerte – le susurró – recuerda el conjuro de tu madre, pase lo que pase... -

  - Todo estará bien... – la chica sonrió.

- Así es, nunca debes rendirte -

- Espoir... – dijo ella abrazándolo más – nunca la olvidaré, te lo prometo.

  - No lo harás – contestó el joven un poco divertido para darle ánimo – te estaré recordando esa promesa, tenlo por seguro...

Ella sonrió dulcemente como solía hacerlo su madre.  Aún sentía la mano de él acariciándole suavemente la espalda.  Lentamente abrió los ojos y se encontró frente a la realidad.  Su rostro pareció turbado por un momento pero luego mostró comprensión.

Suspiró cansadamente.

  - Debí perder la noción del tiempo – dijo Sayuri mientras se llevaba una mano a la frente en actitud de agotamiento.

Ahí se encontraba frente a la realidad, realidad que no vivía en Stronghold sino en su habitación en la casa Kinomoto.  Allí estaba, sentada en el escritorio analizando los planos del edificio de Cormox que se dibujaban en la pantalla del Vpross y al lado de éste un block de notas en el cual la escritura había cesado al mantener ella el bolígrafo detenido en posición inclinada.

Sayuri dejó el esfero en su lugar y se reclinó contra la silla expresando melancolía en su rostro.

  - Aún recuerdo esa promesa querido amigo – suspiró sonriendo mientras su alma experimentaba gran nostalgia – no la he olvidado Ryu, no lo he hecho... – dijo despacio.  Parecía que sus pensamientos volaban sin darse cuenta, le parecía curioso que hubiera rememorado aquella escena pasada ya hace mucho, aún recordaba la desesperación que tuvo al sentirse abandonada y el apoyo que le había brindado Ryu, sin el cual seguramente estaría perdida – Bueno, – comentó según su último pensamiento – no es que sea el único, Koichi también me ha ayudado y también es mi primo, pero con Ryu es diferente, él... ¡ow! ya basta, me siento estúpida discutiendo conmigo misma, - sacudió su cabeza – aún tengo muchas cosas por hacer, debo concentrarme en esto – y volvió a examinar la pantalla del Pocket PC.

Ya llevaba casi una hora analizando esos datos.  Si quería tener éxito robando el FK 24 entonces debía estudiar la forma de hacerlo.  Esa pieza hacía parte esencial en el mecanismo de energía y aleación de fluidos tanto eléctricos como químicos, debía conseguirla como fuese, de lo contrario la máquina del tiempo no serviría.  Aquello no era viable, no debía quedarse mucho tiempo en el pasado y la nave tenía que estar lista para cuando encontrase la llave de Eithar, otro problema pendiente.

  - Esto no va a ser fácil – supiró – veamos – dijo retomando los planos – podría entrar por la azotea del edificio, esa zona es la menos vigilada, estaría la posibilidad de deslizarme por los ductos de ventilación pero sería muy riesgoso entrar en éstos, además de sólo poder hacerlo desde el interior, ¡Genial! – exclamó irónicamente – Sin embargo... -  su rostro se iluminó de repente y presentó una sonrisa juguetona – esto puede ser muy útil.

La joven centró toda su atención en aquel trabajo.  Transcurrió media hora más antes de terminar, cuando estuvo satisfecha guardó la pequeña computadora junto con el block de notas y alistó todo el equipo que iba a necesitar.  Hecho esto sonrió complacida y se dirigió a la ventana del cuarto, se apoyó en el barandal y contempló el cielo que dejaba atrás las luces del atardecer.

  - Esperaré hasta que todos duerman – dijo recobrando seriedad – esta noche viajaré a Tokio y veré a lo que me enfrento, sólo examinaré la situación, cuando esté segura entonces llegaré a mi objetivo -

Sayuri calló y quedó pensativa durante unos minutos.  Cerró los ojos y se llevó una mano al pecho mientras se concentraba, guardando no descubrir su presencia mágica.  Duró así 5 minutos para luego finalmente suspirar y romper el conjuro que estaba realizando.

  - No hay rastros, ni uno solo... – murmuró preocupada.  Intentó hallar alguna señal mágica que le descubriera el paradero de la llave de Eithar pero falló nuevamente – Su aura está fuera de mi alcance, únicamente con las condiciones exactas podré saber dónde se encuentra, sólo espero que se presenten pronto... 

La joven Nishaki contuvo su posición y con una mano acarició el colgante dorado en su cuello mientras su mirada se perdía en las nacientes estrellas que ya empezaban a perfilarse en el cielo nocturno.

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Nota de la Autora:  Hola¡ ¡Al fin el 5 chap! Gomen ne por la tardanza, me faltaba la inspiración :P

Este capítulo se lo dedico a Leri, ¡Arigato por tus comentarios! Me animaron un resto, espero que este chap te agrade ^_^

Bueno, ¿Y qué les puedo decir? En un principio el chap no era así (era más enredado ^^UU) pero luego me pareció mejor cambiarlo y casi no termino ^^  Siento si este capítulo no era lo que esperaban, no tiene mucha acción pero prepara para el siguiente chap, lo que sucede es que me tocó subirlo hasta aquí porque cuando menos lo pensé ya llevaba como 17 hojas escritas y no tocaba el tema del título y tampoco había terminado, es por eso que lo partí en dos porque si lo dejo tan largo lo más probable es que luego canse n_nUU

Como ya ven aparecieron nuevos personajes y Hiroshi también tuvo su papel.   ¿Por qué Kaho se comporta tan extraña? Eso lo verán luego, lo mismo que la importancia de la visión que tuvo Touya en su departamento :P

Ah¡ y recuerden los recuerdos de Naomi, ¡Ryu es tan cute!  Y supongo que ya supondrán quien "Ya no está" ¿verdad?

Bueno, como que me amañé con los robos, no me mal entiendan, no quiero dar ningún mal ejemplo sólo que en realidad necesitaba escribirlo ^^U  Espero que me haya hecho entender con lo del Internet y la infiltración pirata a la base de datos, si me he equivocado en algo por favor compréndanme, no sé nada de eso, lo poco a lo que me referí lo hice basándome en la película "La Red" y "Hackers" y eso si está bien mi memoria :P

Otra cosa, en cuanto al trabajo de Mark Shuller en el Scotland Yard bueno, necesitaba un tipo de organización de ese tipo en Inglaterra y se me ocurrió esa, gomen ne si me he equivocado otra vez, no sé si tengan el departamento de casos especiales que menciono pero por esta vez les pido el favor que hagan de cuenta como si fueran los Archivos X del FBI ¿Sí? n_nUUU

A Leri:  Hola¡¡ Arigato por todo¡ ^_^ Me alegra que el fic te haya gustado, aquí tienes la continuación y pronto subiré el capítulo siguiente, me falta poquito para terminarlo, me esforzaré para que sea más interesante ^_-.  ¿400 reviews? ^o^ vaya, muchas gracias por el apoyo, espero que me sigas escribiendo n_n.  ¡A mí también me encanta Ryu! Y sip, lo pillaste, creo que puse muchas pistas ^^UU.  ¡Ah! Si, también te quiero agradecer por los reviews que me enviaste en "Flores Negras", es un gusto que esté entre tus favoritas ^_^, y también déjame felicitarte por tus historias, en especial por "Delirios" y "Querido Harry", son muy buenas, continúalas pronto, por fis ^^  Nos vemos¡

Bien, aquí ya paro, arigato por leer y que tengan un buen día¡ ^_^

¡Ah! y por favor ¡¡¡Dejen reviews!!!! ^_-

Annia

"Volará quien le ponga alas a sus sueños..."