Summary: Muerte... un viaje en el tiempo, algo que buscar... los destinos se cruzan y encuentros inesperados se llevan a cabo... cuando todo está perdido... ¿Puedes acaso pedir otra oportunidad?... Espoir...
Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados son propiedad de Clamp, a excepción de los que no les suenen para nada que son míos ^_- Todo esto es sin ánimo de lucro, sólo por diversión =P
VIAJE AL PASADO Por Annia6
Eriol se sentía decepcionado. Su viaje no había durado nada, cuando menos lo pensó ya estaba frente a la mansión Daidouji y su acompañante tenía que dejarlo.
- Gracias por traerme Eriol, fue muy amable de tu parte – dijo Tomoyo sonriéndole.
- No fue nada – le contestó el aludido con una sonrisa y tono despreocupado.
- No, en serio, debió ser mucha molestia el salir de tu clase de esgrima e ir a recogerme a la escuela al finalizar mi práctica coral para traerme a mi casa – le replicó Tomoyo un poco apenada.
Eriol la miró y sólo atinó a negar con la cabeza divertido – Te equivocas, fue un placer, además ya había acordado en recogerte –
- Sí, lo sé, pero – Tomoyo soltó una risita – de todos modos muchas gracias y disculpa las molestias -
- Descuida – le respondió el joven Hiragizawa sonriendo.
- Lástima que no pudimos acompañar esta tarde a Sakura a su casa, realmente quería conocer a su nueva huésped – comentó la joven Daidouji buscando tema de conversación, por algún motivo aún no se quería bajar del auto.
- Es cierto, por lo menos Tiho fue a su casa – afirmó Eriol.
- Sí, quedó en enseñarle matemáticas – dijo Tomoyo despreocupadamente pero como si no le gustara la cosa.
- Pero yo sé de alguien a quien no le agradó para nada ese detalle – río Eriol mientras miraba a Tomoyo en forma cómplice.
- Sé que Sakura todavía le gusta aunque lo niegue – dijo Tomoyo divertida comprendiendo las palabras de su amigo – Shaoran siempre ha sido muy celoso – suspiró – recuerdo cuando en quinto de primaria se enojaba contigo porque mostrabas mucho interés en ella – terminó Tomoyo aguantando las ganas de reír.
- Interés del cual tú conoces muy bien las raíces –
- Lo sé, el joven Li siempre fue muy observador, se me hizo extraño el que no notara que sólo veías a Sakura como a una amiga y que le profesabas mucho respeto -
- Así es, no puedes negar que es digna de admirar, además también es muy hermosa – complementó Eriol sonriendo.
- Sí... – Tomoyo dibujó una media sonrisa y luego se giró con una confusa expresión en su rostro, mezcla de extrañeza y desilusión: le había dolido el último comentario. Se quedó callada y su vista se fijó de repente en su reloj de pulsera, el cual marcaba las 6:30 Pm – Este, ya debo entrar – dijo refiriéndose a la casa – se me hace tarde.
- Oh... Claro – Eriol desvió la vista impotentemente. En su interior no quería que ella se fuera.
Daidouji le sonrió y abrió la puerta del auto.
- Tomoyo – la llamó él antes de que bajara.
- ¿Sí? – preguntó la joven girándose con un poco de ansiedad.
El joven inglés la miró fijamente dispuesto a hablar pero calló.
- Que tengas buenas noches – dijo finalmente luego de una pausa.
La expresión de la joven cambió. Se sintió triste.
- Sí... lo mismo – dijo afrontando el sentimiento inexplicable que tenía en esos momentos, hizo una pausa y luego forzó una sonrisa de despedida – nos vemos mañana – y bajó definitivamente del auto. Fue hacia su casa o mejor dicho mansión y le regaló una última mirada a Eriol antes de cerrar la puerta principal tras de sí.
Hiragizawa se había quedado mirando aquella puerta sintiéndose un imbécil. Iba a hablar y no se le ocurrió decir otra cosa mejor que "Que tengas buenas noches". Hubiera querido decirle a Tomoyo "¿Querrías salir conmigo?" pero no, ¿En qué estaba pensando? No se atrevía, Tomoyo sólo era una amiga...
- ¿Qué me pasa? – murmuró el joven inglés para sí recostándose sobre el volante.
Luego de unos segundos se incorporó y tras de echarle una última vista a la mansión, encendió el motor y arrancó el auto.
Mientras tanto en la casa, una joven medio escondida por las cortinas de la ventana de la sala veía el automóvil alejarse. Tomoyo se sentía confusa y decepcionada, muy en su interior hubiera querido algo más de Eriol, que le hubiera dicho algo o... Meneó la cabeza sintiéndose impotente. Odiaba no saber exactamente lo que le estaba pasando.
************
El vapor inundaba todo el cuarto de baño. El muchacho llevaba una toalla amarrada a su cintura, fue hacia el lavabo y deslizó su mano sobre el espejo empañado frente a sí. Eriol vio su reflejo sobre el cristal y se acomodó el cabello húmedo con las manos. Se miró pensativamente, hacía hace poco que había dejado a Tomoyo en su casa y aún se sentía extraño.
Salió hacia su habitación, abrió el armario y se vistió con unos jeans y una camisa roja que medio abotonó. De pronto oyó el timbre del teléfono. Su rostro mostró curiosidad y fue a coger sus lentes de la mesita de noche al lado de su cama. El teléfono volvió a sonar y después calló.
Eriol no prestó atención a esto y bajó a la primera planta de la mansión. Entró a la sala y vio divertido a un pequeño animalito de color azul en forma de gato con alas que estaba recostado en un gran sofá leyendo un pesado libro que por apariencia se diría muy antiguo.
- ¿Te diviertes Spinel? – preguntó acercándose a la criatura. El guardián no se extrañó ante la presencia de su amo, paró de leer y volteó a verlo.
- Es una lectura muy interesante Eriol, te la recomendaría si ya no la hubieras leído en tus días como Clow – dijo el animalito con su voz chillona.
- Ahora la recuerdo – contestó Eriol sonriente sentándose en su querido sillón rojo – por cierto, ¿Quién llamaba ahora Spinel?
- Colgaron antes de que pudiera contestar –
- Ya veo... no te preocupes, volverá a llamar – correspondió la joven reencarnación con una sonrisa enigmática.
- Yo no lo cre... – Spinel Sun fue interrumpido por una nueva llamada del teléfono, miró a su amo y suspirando fue a levantar el auricular - ¿Diga? Está llamando a la mansión Hiragizawa – contestó el guardián muy pacientemente para luego casi dejar caer el auricular debido a la intempestiva voz aguda que se oyó al otro lado de la línea.
- ¡Supi! ¡¿Cómo has estado?! ¡Qué bien oír tu voz de nuevo! ¡Qué alegría! Oye, ¿Está Eriol? ¡Pásamelo, ¿Sí?! ¡Ay, los extraño! ¡Me dejaron aquí sola! ¡Supi! ¡Te quiero mucho! ¡Pásame a Eriol! ¡Quiero hablarle! ¡Quiero hablarle! – Spinel sólo escuchaba con una gran gota de sudor resbalando por su nuca la retahíla sin fin que decía con mucha alegría y exagerada emoción una voz que él conocía muy bien.
- Spinel ¿Quién es? – preguntó Eriol al ver que su guardián se había quedado callado.
- Es toda tuya – le respondió la criatura con una cara desesperada pasándole al auricular y yéndose del salón. Eriol se mostró confundido pero habló al fin.
- Es Hiragizawa, ¿Quién habla? -
- ¡¡¡ERIOL!!! – el grito que escuchó a continuación fue tan fuerte que tuvo que apartar la bocina de su oído mientras ahora era él quien portaba una gran gota en su nuca.
- ¿Nakuru? -
- ¡¡Hola!! ¿Cómo estás? ¿Qué me cuentas? ¿Me han extrañado? ¡Yo sí! Oye, y ¿Cómo está mi querido Touya? ¿Te ha preguntado sobre mí? ¡Dale un gran beso de mi parte! ¿Y Kerberos? ¿Sigue siendo un cascarrabias? ¿Y Sakura? ¿Y... -
- Nakuru, espera – la cortó Eriol quien ya estaba exasperado por tantas preguntas – te respondería si me hicieras una sola pregunta a la vez -
- Oh, Eriol, es que estoy muy emocionada, ¡Hace mucho que no hablo contigo! -
- Me llamaste hace dos días – le replicó Eriol irónicamente.
- ¡Pero para mí es mucho tiempo! Oh, si te contara, ayer estaba en el Centro Comercial comprando un par de zapatos que me encantaron la otra vez y entonces vi a un chico ¡Y qué chico! ¡Estaba divino! Y lo saludé y le pregunté si quería salir conmigo y enton... -
Un repentino silencio se hizo en la línea. Eriol estaba agradecido de que se presentara pero a la vez no dejaba de extrañarle.
- ¿Nakuru? ¿Estás ahí? –
- Lo siento Eriol, la jovencita no me quería dar el teléfono – habló un poco divertida una voz madura perteneciente a una mujer. El joven inglés sonrió al reconocer a su amiga.
- Gusto en oírte Kaho –
- También yo, quería... espera un segundo – Kaho calló mientras Eriol oía lo que se parecía a un regaño y luego una puerta cerrándose – disculpa, Nakuru no deseaba irse de la habitación.
- Ya la conoces – río el joven – Y... ¿Qué asuntos quieres tratar? – indagó Eriol cambiando su semblante.
- ¿Es que acaso no puedo saludar a un viejo amigo? -
- Te conozco... casi podría jurar que algo te preocupa – respondió Eriol acentuando su ceño.
Mizuki calló por un momento.
- No es nada importante, sólo una cuestión climática – habló por fin calmadamente – desearía que me avisaras si ocurre algún fenómeno natural en Tomoeda, es para un trabajo.
- Está bien, te llamaré cuando eso suceda – respondió Eriol comprendiendo muy bien el sentido de esas palabras.
- Te lo agradecería – dijo la profesora complacida – Tengo que colgar, dale saludos a todos de mi parte por favor, te llamaré luego -
- Cuídate, hasta pronto – se despidió Eriol sonriendo.
- Lo mismo, ¡ah!, y Eriol... -
- Dime -
- Pronto habrá luna nueva... – murmuró Kaho enigmáticamente y luego colgó sin decir más.
Eriol calló oyendo el titilar del tono al otro lado de la línea. ¿Qué había ella querido decir con eso?
- ¿Luna nueva...? – se preguntó extrañado mientras aún sostenía el auricular del teléfono.
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"Es hermosa" pensaba el joven Tiho, quien estaba más pendiente de contemplar a la chica a su lado que de prestar atención al problema de matemáticas que ambos intentaban resolver.
- ... por lo tanto la distancia del centro del plato al foco es igual a 1,37 m, ¿Has entendido? -
La voz de Sakura le hizo sobresaltarse y mostrar una sonrisa nerviosa.
- Yo, este, sí, no hay problema – respondió Hiroshi adoptando una cara seria.
La menor de los Kinomoto lo miró detalladamente, algo le hacía suponer que aquel chico no estaba interesado para nada en estudiar.
- ¿Me estás prestando atención? – preguntó la joven un poco molesta.
- Por supuesto – trató de enmendar el chico – ya entendí, no te preocupes, enseñas muy bien Kinomoto – y le sonrió carismáticamente como siempre.
- Está bien, gracias por el cumplido – dijo Sakura suspirando – pero aún así intenta no estar tan distraído, Hiroshi esto es sólo un tema de repaso sin embargo los exámenes son dentro de tres semanas y me dijiste que no creías poder aprobar matemáticas – puntualizó dándole a entender que tenía que "ponerse las pilas".
- Sí, lo sé, por eso te agradezco el que estés aquí enseñándome, ya te dije, no te preocupes, con tu ayuda fácilmente podré aprender todo esto – afirmó Tiho con ánimo y una gran sonrisa.
- Bien, sigamos - Sakura le correspondió ese gesto - ¿Qué tal este problema? – sugirió señalando un ejercicio en el libro de texto frente a sí en el escritorio.
- A ver... -
Ambos se concentraron nuevamente y trataron de resolver el enunciado. Intercambiaron ideas y apuntes en el transcurso de 20 minutos y luego se miraron confundidos y desesperados por no hallar la solución. Volvieron a intentarlo pero al parecer el problema matemático se les hacía difícil, quizás estaban olvidando algún dato, lo revisaron otra vez pero nada, la hoja de apuntes ya estaba llena de tantos tachones que le habían hecho.
De pronto tocaron a la puerta. Ambos chicos se miraron extrañados y luego Sakura se incorporó dirigiéndose a ésta. La sorpresa se vio en sus ojos al abrir y observar a Sayuri frente a ella con una bandeja y sobre ésta tres vasos con té helado y un platito de bocadillos.
- ¿Sayuri? – dijo extrañada – Eeeh, digo, ¿Quieres entrar? – le ofreció Sakura a la chica extendiendo la mano y señalando la habitación.
La aludida sólo sonrió, siempre le era algo extraño que la llamaran de ese modo, pero bueno, ya estaba acostumbrada. Sin decir palabra alguna entró depositando la bandeja que traía sobre el escritorio, donde ya antes Hiroshi había abierto espacio. Sayuri observó toda la recámara y sintió que hacía falta alguien allí, era Kerberos, su presencia mágica no estaba, dedujo que seguramente estaría dando una vuelta o en la casa de alguien más.
- Verán – dijo por fin volteándose hacia ellos y dirigiendo una mirada extraña al único chico presente – estaba un poco aburrida en mi cuarto – confesó apenada – y pensé si les podía hacer compañía, pero antes bajé a la cocina y serví esto – señaló la bandeja – seguramente desean tomar un aperitivo, han estudiado toda la tarde -
- ¡Muchas gracias! – Sakura le sonrió ampliamente, se veía que estaba contenta – y claro, puedes quedarte, sería un gran gusto para nosotros ¿Verdad? – preguntó mirando a su amigo.
- Es cierto – asintió Hiroshi con una media sonrisa, sabía que no podía pensar mal pero por dentro se sentía un poco desilusionado porque había querido estar solo con Sakura todo el tiempo. Miró a la chica y recordó lo que su compañera le había dicho:
------ Flash Back ------
- ¿A qué se refirió con lo de "Es una larga historia"? – le había preguntado a Sakura poco después de entrar a la habitación de ésta cuando estaban hablando de la nueva chica en su casa.
- Bueno, mi hermano ha querido que no cuente todos los detalles, sólo te puedo decir que ella necesita de toda nuestra ayuda – dijo Kinomoto mostrando compasión.
- ¿A qué te refieres con ayuda? – indagó extrañado.
- Esa chica que acabas de conocer sufre de amnesia, ha perdido todos sus recuerdos, ¿Te imaginas cómo se debe sentir? Mi hermano es médico como ya lo sabes y Sayuri, como ahora le llamamos, es su paciente, por eso él ha querido que ella viva con nosotros, para que la apoyemos y recupere su memoria – contestó Sakura con cariño – es una buena chica, sólo debes entenderla, es comprensible que sienta desconfianza hacia todos si no recuerda a nadie ni a nada, puede que te parezca un poco hostil al principio pero no lo es si la conoces – dijo Sakura sonriendo cálidamente haciéndolo sonrojar.
------ Fin del Flash Back ------
Bueno, en realidad la chica no se veía que fuera desagradable. Hiroshi la examinó otra vez y le sonrió, aunque pudo notar que ella le observaba algo extraño.
- Antes no había tenido la oportunidad de hablarte – le dijo Tiho un poco cohibido – gracias por tu intervención allá abajo, bueno, porque el hermano de Kinomoto, bueno, ya sabes – Hiroshi sentía que no tenía la suficiente confianza para decir delante de Sakura que de seguro pasaba un minuto más y el grandote le fulminaba con la mirada.
- Oh vamos, Touya no es tan malo – río Sakura imaginándose lo que pensaba su compañero – bueno, tan sólo un poco – dijo mirando divertida a los otros dos.
- No fue nada Tiho, descuida, pero... creo que al doctor no le agradaba tu presencia – refirió Sayuri a Hiroshi mirándolo de reojo.
- Mi hermano es así con todos mis amigos, no es de extrañar – intervino Sakura moviendo la mano para restarle interés.
- Pues espero que le agrade algún día – comentó Tiho con inquietud.
- Yo creo que Touya cambiará de actitud – decía Sakura ingenuamente.
- Bueno, disculpa la imprudencia Kinomoto pero yo creo que tu hermano seguirá siendo muy receloso en el futuro – dijo Hiroshi a Sakura algo apenado.
- Y no sabes cuanto – murmuró Sayuri entre dientes con burla girando los ojos para luego detenerse en seco ante lo que acababa de decir.
- ¿Dijiste algo? – le preguntó Sakura desentendida.
- Este... no, nada, hablando yo sola – respondió la chica nerviosamente y con una tonta sonrisa en su rostro.
Sakura y Hiroshi la miraron confundidos. Sayuri intentó desviar la conversación.
- Mmmm, ¿No les gustaría servirse? – indagó señalando la bandeja que había traído.
- ¡Sí, claro! Lo había olvidado – contestó Sakura animadamente.
Sayuri respiró aliviada y sonrió. Seguidamente repartió las bebidas y los tres se sentaron en el suelo a comer los bocadillos. Hablaron durante un rato, quizás media hora, rieron y cogieron más confianza. Prácticamente los que decían algo eran Sakura y su amigo, la joven Nishaki preguntaba de vez en cuando y se interesaba en conocer las anécdotas de los dos, en especial las de Sakura, se daba cuenta que su madre había tenido una juventud muy feliz y descubría detalles de su personalidad y vida que eran desconocidos para ella, los cuales nunca se hubiera imaginado. Sayuri veía a Hiroshi Tiho reír con ganas por el último comentario de Sakura y le hacía recordar aquellos tiempos en que sin nada de qué preocuparse, Ryu, Koichi, aunque este último le gastara muchas bromas, y ella, se reunían en su casa y podían pasar horas y horas planeando aventuras y hablando de tonterías, hechizos y leyendas mágicas.
Finalmente se habían terminado el té y los bocadillos. Sakura hizo el favor de recoger los vasos y la bandeja, y lo bajó a la cocina. Regresó a los pocos minutos y sonrió a sus amigos, sólo que luego los tres se quedaron mirando no sabiendo qué decir, aparentemente se les habían acabado los temas de conversación.
- Y... ¿Qué hacían? – indagó Sayuri de repente señalando los libros y cuadernos sobre el escritorio.
- Oh, bueno, ya sabes, estudiábamos matemáticas – contestó Sakura sin prestarle mucha importancia.
- Sí, sólo que estamos estancados, no hemos podido resolver un ejercicio – comentó Hiroshi con frustración.
- ¿Ah, sí? – preguntó Sayuri con curiosidad dirigiéndose hacia el libro abierto - ¿Es este? - y leyó:
5. El cable de suspensión de un puente colgante adopta la forma de un arco de parábola. Los pilares que lo soportan tienen una altura de 60 m y están separados por una distancia de 500 m quedando el punto más bajo del cable a una altura de 10 m sobre la calzada del puente.
Determina la ecuación de la parábola y calcula la altura de un punto situado a 80 m del centro del puente.
La joven se veía fascinada. Las matemáticas siempre le fueron fáciles, guardaba un gusto especial a esta asignatura por su padre y ahí estaba, casi nunca se podía contener cuando se trataba de resolver un problema, además el tema era Parábola, ¡Era uno de sus favoritos!
- ¡Pero si esto es muy fácil! – exclamó sonriendo sin pensar lo que decía.
- ¿Qué? – dijeron Sakura y Hiroshi al mismo tiempo observándola como si estuviera loca, ¡Ambos habían tratado de resolver ese ejercicio y no habían podido! Además se suponía que la chica no podía saber nada de ese problema tan complicado.
- Sí, es muy fácil – decía Sayuri distraídamente, el ejercicio la había absorbido por completo – miren – había cogido una hoja y un bolígrafo, y empezaba a escribir la solución – primero hacemos la figura y ubicamos la parábola en el plano cartesiano. Debemos hallar su ecuación, así que si tenemos que V(0,10), y el punto P(250,60) de la parábola, por la posición de su gráfica, la ecuación correspondiente es de la forma (x – h) todo elevado al cuadrado, igual a 4p(y – k). –
Sakura y Hiroshi se habían acercado al escritorio y veían asombrados la facilidad con que la chica deducía la respuesta.
– Teniendo esto sustituimos valores y determinamos el valor de "p", entonces sería (250 – 0) todo elevado al cuadrado, igual a 4p(60 – 10), obteniendo que p es igual a 625/2; por tanto la ecuación es: (x + 0) elevado al cuadrado, igual a 1250 (y – 10) o bien sería: x al cuadrado, menos 1250y más 12500 es igual a 0. De este modo calculamos la altura del punto situado a 80 m del centro; sustituyendo x = 80 en la ecuación se tiene: 80 al cuadrado, menos 1250y más 12500 igual a 0; da como resultado que y = 15,12 – Sayuri tomó un poco de aire pues había estado hablando de corrido – En conclusión, ¡La altura es de 15,12 m! – concluyó girándose hacia los otros dos y sonriendo ampliamente.
La sonrisa no le duró mucho a la chica pues sus amigos la estaban viendo como si fuera un fenómeno, aunque no fuera eso exactamente lo que pensaban. Tarde cayó en cuenta de su error, intentaba disfrazar su angustia pero el par de miradas clavándose en ella no era alentador. Ahora sí que la había embarrado, se decía que no debía preocuparse porque sólo había resuelto un problema de matemáticas pero no sabía cómo reaccionarían los dos presentes.
Sakura la seguía mirando confusamente. Entrecerró los ojos, los abrió completamente y al final sólo pudo decir:
- ¡Whao! -
Si Sayuri no estuviera sentada de seguro que se hubiera caído de espaldas por esa respuesta.
- Fue impresionante – apoyó Hiroshi fascinado – Oye, ¿Cómo hiciste eso? -
- ¡Lo resolviste en segundos! – exclamó a su vez Sakura.
- Eeeh, bueno, yo, este, - Nishaki no sabía qué decir, quizás se estaba preocupando de más, le aliviaba que no hubieran sospechado nada.
- Nishaki, ¿No crees que sea una buena señal? – sugirió Tiho aún sorprendido.
Ambas chicas lo miraron sin entender.
- Bueno – continuó – Kinomoto ya me ha hablado de tu... amnesia y si lo piensas puede que hayas descubierto algo de ti inconscientemente, no es mucho pero seguramente eras muy buena en matemáticas, quizá era tu materia favorita -
- Eso tiene sentido – corroboró la joven Kinomoto – puede ser que estés recordando ¿No te alegra? – le preguntó a Sayuri alegremente.
- Sí... recordar... claro que me alegra... – respondió la aludida forzando una sonrisa.
No tenía motivos para alegrarse: recordar la deprimía. ¿La razón? el vacío de su vida y su mundo fenecido atormentaban la mayoría de sus recuerdos.
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La noche era cálida, sin embargo varias nubes cubrían el firmamento menguando la luz de las estrellas. Era perfecto, por lo menos para ella, la oscuridad la abrigaría en su viaje.
Ya era más de medianoche, descubrió tras mirar su reloj de pulsera, había salido furtivamente hace poco de la casa donde habitaba aprovechando que no había nadie más a excepción de Sakura y ésta se encontraba profundamente dormida. Tiho se había ido a su propia casa hacía mucho y ella sólo había esperado a que la joven Kinomoto cayera en los brazos de Morfeo.
El llamado de la siguiente parada en la Estación Tomoeda captó su escucha. Ahí estaba rodeada de otros individuos que esperaban el siguiente tren a Tokio, la mayoría trabajadores que iban a cumplir turnos o que simplemente regresaban a su casa. Tenían una vida dura si viajaban a esa hora. Finalmente el transporte arribó y las puertas se abrieron de par en par. Seguida de las demás personas, la joven que se hacía llamar Sayuri Nishaki entró y se sentó en una silla cercana a la puerta, los puestos a su lado estaban vacíos. Ella vestía sencillamente para no llamar la atención, unos jeans, una blusa roja y una mochila negra eran lo único que traía. Miró a su alrededor y por último al frente encontrando a un hombre mayor que fácilmente sobrepasaba los 40 años, se veía muy serio y estricto, la miraba sospechosamente, quizás extrañado por la razón de que era la única menor de edad presente que obviamente no debía estar a esas horas viajando a otra ciudad.
Esa mirada penetrante la incomodó notablemente. Naomi se volteó de lado acomodando una pierna en la silla y el brazo en el marco de la ventana. Se sintió mejor, contemplaba la ciudad pasando rápidamente a sus ojos, la expresión en su rostro no se definía: seriedad, tristeza, incertidumbre... Siguió observando las calles delimitadas por luminarias, los edificios, las casas, los parques; el panorama se vio de repente cambiado a ruinas, fuego, explosiones, los gritos inundaron sus oídos y una risa macabra le erizó la piel. Súbitamente todo quedó en silencio y la vista de la ciudad volvió a ser como antes.
- Malditos recuerdos... – susurró sosteniéndose la cabeza.
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Un suspiro de cansancio salió de sus labios, tenía unas ganas tremendas de recostarse en su cama y dormir, sinceramente el trabajo de Decano de la Facultad de Arqueología a veces era muy agotador. Fujitaka bostezó y luego examinó la casa para constatar que todo estuviera en orden. Nada lo alarmó. Subió las escaleras y fue a su habitación, cerró las cortinas y dejó el sacó junto con el portafolios sobre su escritorio. Aunque tenía mucho sueño, como buen padre que era, salió de su cuarto y fue a ver a sus dos hijas, la joven Sayuri ya era para él una de ellas a pesar de que tenía poco tiempo de conocerla.
El señor Kinomoto fue primero a la habitación de Sakura comprobando que dormía plácidamente, le dio las buenas noches y se fue después de besarla en la frente. Al salir, sus pasos lo condujeron a la recámara de Sayuri, esperó unos segundos antes de entrar y finalmente abrió la puerta.
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- Sabía que no tardaría mucho – se dijo Naomi a sí misma complacida mientras miraba la Torre de Tokio por la ventana del tren. Ya estaba en su destino.
La voz del parlante se escuchó por todo el vagón anunciando el próximo arribo. A los pocos segundos llegó a la estación y la joven descendió junto con los demás pasajeros.
Naomi aspiró pausadamente, aún se encontraba en la estación, intentando ubicarse. El hombre de más de 40 años que antes la había mirado con reprobación pasó a su lado viéndola por última vez, ella lo contempló alejarse y luego desvió su vista. Entonces su atención se centró en un punto en particular al lado de una columna, la visión de una niña de aproximadamente 9 años se le presentó, oía sus risas y el panorama a su alrededor cambió de repente:
Se encontraba en la misma estación de trenes pero ahora era la luz del sol la que la iluminaba. Veía de nuevo a la niña llevando un vestidito de color azul y el cabello castaño oscuro recogido en una trenza que le llegaba a media espalda. La pequeña se acercaba a la columna y extendía su bracito para tocarla, contenta de estar allí. Naomi seguía oyendo sus risas, las cuales llenaban todo el lugar, de pronto la niña volteó y sus hermosos ojos del mismo color de su cabello con visos rojos resplandecieron de alegría, la vida emanaba de todo su ser reflejándose en su mirada que se dirigía a dos personas que caminaban hacia ella. Eran una pareja: la mujer de cabellos castaños, casi rubios con unos hermosos ojos verdes, y el hombre con el mismo cabello y ojos de la niña. Ésta reía de nuevo y se les acercaba dando pequeños saltitos.
"Mamá... má... á... á..., Papá... pá... á... á..." decía la pequeña y el eco de sus palabras se expandía a lo lejos. Los tres se abrazaban al estar juntos y sonreían unos a otros.
Naomi los veía un poco apartada pero se sentía de pronto invadida por la alegría que ellos estaban profesando. Sonrió abiertamente como si algo la estuviera llamando a unírseles. De pronto vio cómo la familia se separaba, la niña se ponía en medio de sus padres tomándolos a cada uno de la mano y los tres daban media vuelta dirigiéndose hacia la salida. Naomi los vio y sonriendo aún intentó llamarlos, "Espérenme", dijo moviendo sus labios pero ningún sonido salió de éstos. La familia seguía alejándose y la joven los llamó de nuevo sin lograr captar su atención, sonrió para darse ánimos y corrió tras ellos pero una fuerte brisa la embistió haciéndola detener, miró hacia delante para seguir su camino y sólo encontró soledad, cernida bajo el manto de la noche.
- ¿Qué... qué paso? – preguntó confundida sintiéndose horriblemente vacía por dentro.
Miró a ambos lados y observó que estaba sola en la misma estación, ya no habían pasajeros esperando su transporte y la noche amenazaba con su frío aliento. La joven cerró sus ojos para coger valor, respiró profundamente y los volvió a abrir. La tristeza invadía su rostro, esa visión, aunque duró tan sólo unos segundos, despertó un sentimiento olvidado hace mucho en ella y sintió unas ganas inmensas de llorar.
Se contuvo como pudo pero aún venían a su mente las imágenes que acababa de ver. Aquella había sido la primera vez desde que tenía conciencia que fue a Tokio con sus padres, cuando apenas era una niña de 9 años, cuando aún podía decir que era feliz.
- Ya basta – se ordenó tajantemente moviendo su cabeza. Sentía un gran nudo en su garganta pero no era tiempo para perderse en estúpidos recuerdos y atormentarse por algo que no podía cambiar. Su cerebro le decía que debía irse de allí pero algo la detenía, sus piernas no parecían obedecer – vamos, ¡Muévete! – se dijo seriamente como si ya quisiera terminar el asunto y sin más cavilaciones avanzó con paso firme abandonando el lugar.
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Fujitaka había abierto lentamente la puerta del cuarto de Sayuri sin hacer mucho ruido para no despertarla. Dirigió su vista hacia la cama y vio un bulto escondido bajo las sábanas. Sonrió cariñosamente imaginándose a la chica dormida profundamente. Una suave brisa lo hizo estremecerse por unos segundos, el aire estaba frío. De pronto algo le llamó la atención, avanzó pausadamente y al llegar a la pared cerró la ventana que estaba abierta de par en par, seguramente la joven en la cama se había cubierto totalmente con las cobijas debido al aire helado. Transcurrido un minuto la temperatura empezó a modificarse y supuso que ahora ella estaría bien.
Satisfecho, el señor Kinomoto fue hacia la puerta, la abrió y algo lo hizo detenerse a último momento, retrocedió en sus pasos y se paró frente a la cama tocando suavemente el bulto sobre ésta.
Lo sintió extrañamente suave y blandito. Extendió su brazo para descorrer las cobijas que tapaban el cuerpo de la chica pero se detuvo a punto de hacerlo. "Si lo hago la despertaré", pensó arrepintiéndose, entonces supuso que lo que había sentido al tocar el bulto era normal puesto que estaban en febrero y aún en ocasiones, era penetrante el frío del invierno que acaba de pasar, de seguro Sayuri se había cobijado con varias mantas.
Ya tranquilo, Fujitaka se arrimó a la altura de la cabeza de la joven, pensó que un beso de buenas noches no estaría mal. Se acercó más para destender la frente de ella y logró oír un "aaaa..." como suspiro.
El hombre sonrió comprensivamente y recobró su postura.
- Buenas noches – susurró cálidamente antes de dejar la recámara.
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"Bueno, ¿Y qué tal si el abuelo va a mi habitación?", pensaba la joven para matar el tiempo mientras caminaba por las calles de Tokio a la una de la mañana.
- Supongo que fue una buena idea formar un bulto con almohadas, colocar el reproductor de sonidos a la cabecera y grabar mi voz – decía Naomi alzándose de hombros – sólo espero que haya dado resultado -
Siguió caminando mirando de vez en cuando la pantalla iluminada del Vpross que marcaba un mapa.
- Bien, ya llegué – dijo mirando en frente suyo un gran edificio, al parecer muy moderno, sin mucha urbanización alrededor e iluminado por reflectores.
"Cormox" alcanzó a leer en un monolito levantado cerca de la entrada al complejo. Naomi sostuvo el Vpross y accionando un comando, la imagen en la pantalla cambió, la diminuta cámara de video que la mini computadora traía incorporada estaba visualizando el edificio y grabando cada entrada y salida. La joven repitió el mismo procedimiento con todos los alrededores del edificio.
Transcurrieron por lo menos 20 minutos antes de terminar. Cuando lo hubo hecho, guardó el Vpross en la mochila y se alejó tranquilamente. Iban a ser las dos de la mañana cuando divisó la Torre de Tokio. Las luces que la iluminaban resaltaban su imponente presencia, infundiéndole a la chica cierta confortabilidad. Sonrió y no pude evitar encaminarse al monumento.
Entró y subió por el ascensor al mirador, éste estaba vacío y silencioso. Por un momento contuvo ansiedad, aquella torre siempre le trasmitía cierta sensación de orgullo pues había sido en ese lugar en el que su madre se había convertido en la Maestra de las Cartas.
Naomi sonrió y avanzó hacia los grandes ventanales del mirador, divisando la inmensa ciudad de Tokio con dificultad, el cielo no ofrecía luz ninguna, salvo la de las pocas estrellas que escapaban a ser cubiertas por las nubes. En el firmamento, la luna no se apreciaba.
- Qué curioso – habló la joven observando el cielo detenidamente para luego inquirir frunciendo el entrecejo - esta noche hay luna nueva... ¿Qué se avecina? –
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Una jovencita de aproximadamente 13 años lloraba desconsoladamente teniendo ante sí dos cuerpos sin vida. Su brazo y su rostro estaban sangrando pero no le parecía importar, sus lágrimas seguían mezclándose con el líquido rojo.
- No... no pueden... – balbuceaba con dificultad - ¡No! ¡Por favor no me dejen! – gritó ahora sí para estallar de nuevo en sollozos.
Alrededor suyo se distinguía una ciudad totalmente devastada y a lo lejos la Torre de Tokio se vislumbraba en todo su esplendor rodeada en llamas. De pronto, del pico de la misma torre un punto blanco se fue formando, creció en cuestión de segundos y luego como si fuera una bomba atómica, se extendió con gran potencia sobre toda la ciudad...
Naomi se incorporó sobresaltada con una expresión de horror en su rostro. Miró a ambos lados y luego suspiró cansada echándose otra vez sobre la cama.
- No de nuevo... – susurró fastidiada con los ojos cerrados.
Los rayos del sol iluminaron su rostro y no tuvo más remedio que abrir sus párpados.
- Ow, olvidé quitármelo – dijo mirando su reloj de mano que marcaba las 6:00 Am – no puedo creer que ya me haya despertado, sólo dormí 3 horas – se quejó volteándose de lado. Luego de visitar la Torre de Tokio había ido de nuevo a la estación, había viajado y llegado a su alcoba ¡a las tres de la mañana!, no tenía ningunas ganas de levantarse – y lo peor es que aún tengo sueño, creo que me estoy malacostumbrando, ¡genial! – dijo en tono irónico.
"Oh vamos, admítelo perezosa" pensó sonriéndose y negando con la cabeza.
- Vamos, arriba, estás acostumbrada a dormir poco, ya es hora de levantarse – se alentó animada incorporándose lentamente.
Luego de tender su cama, la joven preparó sus implementos y fue al cuarto de baño para tomarse una ducha. Hizo poco ruido porque sabía que Sakura todavía estaba dormida. No tardó más de diez minutos en ducharse. De nuevo en su recámara, se calzó con unas sandalias y se vistió sencillamente con unos shorts de jean y una blusa de abotonar color crema. Al terminar, la chica se miró al espejo que le había comprado Sakura y que tenía sobre el escritorio, para confirmar que se veía bien y decidió esta vez trenzarse el cabello para darse un nuevo look.
- Aún es muy temprano – dijo curiosamente mientras observaba el reloj de pared, notando que sólo había pasado media hora desde que se despertó.
Naomi miró de nuevo al espejo pero ahora parecía recordar algo. Lentamente se alzó un poco la blusa que traía y vio una cicatriz de 10 cms en su costado izquierdo.
- La había olvidado, ya ha sanado casi completamente – observó refiriéndose a la herida que antes había suturado – creo que... sí, tendría problemas si el conjuro implicara mucha magia pero como no es así podré hacerlo en esta casa - y sonriendo posó su mano sobre la cicatriz, un leve brillo dorado cubrió la zona por unos segundos y al quitar ella la mano, la sutura había desaparecido – así está mejor – dijo satisfecha.
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Fujitaka Kinomoto se había despertado ese día temprano y ahora se encontraba preparando el desayuno. A su mente vino la conversación que había tenido con el director de la preparatoria de Sakura, estaba muy agradecido con el señor Kiwutsu por haberle dado una oportunidad a Sayuri y él por su parte, ya estaba ansioso de comentarle la noticia.
Un ruido lo sacó de sus cavilaciones. Volteó la vista y pudo ver a la chica Nishaki ya aseada y vestida, entrando por la puerta a la cocina. Se sorprendió pues era aún muy temprano y ya estaba acostumbrado a las levantadas tarde de Sakura.
- Muy buenos días Sayuri – se apresuró a saludarla con una amable sonrisa.
La aludida lo miró tiernamente y soltó una risilla como si recordara algo.
- Buenos días señor Kinomoto – lo saludó dulcemente mientras le sonreía.
"De nuevo esa sonrisa..." pensó Fujitaka meditabundo mirándola fijamente.
- ¿Sucede algo? – preguntó la joven extrañada por su actitud.
- ¿Eh? digo, no, nada – contestó él volviendo en sí – me preguntaba por qué te habías reído – confesó divertido.
- Eeeeh, porque, bueno yo, supongo que me levanté muy animada el día de hoy – resolvió Sayuri con una risilla nerviosa.
- Ya veo, eso me alegra – dijo Fujitaka contento aceptando esa explicación – Por cierto ¿Dormiste bien? Anoche dejaste la ventana abierta, supongo que tenías mucho frío ya que estabas cubierta de pies a cabeza – comentó de repente.
- ¿Ah, sí? – preguntó la chica nerviosamente, ¡él había entrado a su cuarto cuando ella no estaba!
- Así es, en otra ocasión procura cerrar la ventana – la regañó dulcemente – pero también quiero que me disculpes, creo que alcancé a despertarte – dijo apenado.
- ¿P-por qué lo dice? – tartamudeó la joven.
- Bueno, iba a darte un beso de buenas noches pero entonces suspiraste, me fui para dejarte dormir -
Fue como si a la chica le quitaran la Tierra de los hombros. ¡Por poco y la descubre! No quería ni pensar qué pasaría si eso sucediera. No musitó palabra pero seguidamente respiró aliviada viendo cómo su interlocutor no le prestaba mucha atención y se giraba para continuar cocinando.
Sayuri lo vio y se acercó a él, sentía una gran curiosidad de conocerlo mejor. En realidad en toda su vida no tuvo la oportunidad de hacerlo, aquel hombre prácticamente era un desconocido para ella. Le tenía cariño eso sí, pero por lo que sabía, su abuelo sólo había estado a su lado en sus primeros años de nacida por lo que no recordaba mayor cosa, desde que su familia se había mudado a Hong Kong casi perdieron el contacto y Fujitaka Kinomoto sólo había podido ir a visitarlos en dos navidades de las cinco que pasaron en aquel pais. Sus padres la tenían al tanto de la existencia de su abuelo pero no era lo mismo. Finalmente, un día supieron de la grave enfermedad que padecía el señor Kinomoto y luego de su inevitable muerte... Recordaba que antes de su fallecimiento, ni ella que apenas tenía 8 años ni su padre habían podido abandonar Hong Kong, así que su madre había viajado sola a Japón para cuidar del abuelo pero a pesar suyo no pudo evitar los designios del destino.
- ¿Sayuri? -
La aludida se giró sobresaltada ante la voz que le había hablado. Se trataba del señor Kinomoto quien sostenía una cacerola y la miraba curiosamente.
- ¿Uh? -
- Hoy estás muy distraída – le dijo Fujitaka – te estaba diciendo que puedes ir a sentarte, en un momento acabo con esto – completó refiriéndose a la comida.
- Aah, bueno yo – comenzó la joven ocurriéndosele una idea – me gustaría ayudarle si no tiene inconveniente señor – sugirió sonriendo – bueno, quizás antes sabía preparar un desayuno pero ahora, bueno, ya sabe, creo que no, por eso me gustaría aprender a cocinar – mintió mostrándose lo más inocente posible.
A Fujitaka lo cogió desprevenido esta solicitud pero por una parte se alegró, la joven demostraba gran actitud de superación personal.
- Muy bien, no te preocupes, no tengo ninguna objeción – dijo como respuesta – entonces, manos a la obra -
Sayuri se mostró contenta y acató todas las instrucciones que le decía el señor Kinomoto, así ya las supiera. El desayuno no se tarda mucho en hacer y como Fujitaka ya tenía parte adelantada, cuando menos lo pensaron ya estaban en la mesa disfrutando de la comida y dándose elogios por el trabajo en equipo.
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Un peluchito amarillo volaba aún con sueño por la habitación buscando el origen del ruido que le estaba retumbando los oídos. Llegó hasta el despertador y lo oprimió buscando un poco de silencio. Se talló sus ojitos en forma de puntos y miró la hora que marcaba el reloj: 7:25 Am, una gotita se perfiló sobre su nuca.
- Otra vez le cogió la tarde – dijo Kero suspirando resignado y volando de nuevo se posó sobre la cama donde dormía plácidamente su ama – Oye, Sakura, Sakurita despierta – empezó dándole palmaditas en la mejilla a la aludida – Sakura, perezosa, tienes que ir a la escuela, vamos levántate – continuó impaciente, pero sus palabras no parecían hacer efecto - ¡Vamos, tienes que despertar! – finalmente con un tic en el ojo y no tolerando más gritó a todo pulmón: - ¡¡DESPIERTA!!
Con semejante grito Sakura Kinomoto brincó sobresaltada de la cama respirando entrecortadamente. Luego mostró cansancio y abatida se tumbó de nuevo sobre el colchón.
- Ay, qué quieres Kero – gimió somnolienta.
- ¡Es que no te levantas! ¡Estás sorda! – respondió exaltado el guardián.
- Pero Kero, aún es muy temprano – se quejó la chica ignorando por completo la realidad.
- Em, Sakura – dijo tosiendo el animalito - ¿Te has puesto a pensar qué horas son? –
Sakura lo miró confundida, volteó para mirar su reloj despertador y varias gotas de sudor resbalaron por su cabeza mientras pensaba angustiada que hoy sí llegaría tarde a la escuela.
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- A propósito – dijo Fujitaka a la joven frente a sí después de unos minutos – debo comentarte una buena noticia. – ante esto Sayuri prestó mucha más atención y esperó a que él continuara – No tuve oportunidad de decírtelo anteriormente pero ayer hablé con el señor Kiwutsu, director de la Preparatoria Yamen -
- ¿Es donde estudia Sakura? – preguntó la joven interrumpiéndolo.
- Sí – afirmó él asintiendo con la cabeza – el señor Kiwutsu y yo conversamos sobre tu caso y tus intenciones de querer estudiar. En un principio se mostró inseguro pero luego de insistirle finalmente aceptó – le dijo sonriendo ampliamente.
"¡Qué! ¡Lo había olvidado por completo!", fueron los pensamiento de la joven que todavía no se lo creía. ¿Sería lo correcto? Ahora estaba dudando de su anterior decisión.
Fujitaka al ver que la chica no contestaba y la expresión de "¡¿Qué dijo?!" que portaba en su rostro decidió continuar.
- Como lo oyes, el director ha autorizado mi solicitud de aceptarte como una alumna suya, sólo con la condición de permanecer una semana en período de prueba, espero que eso no te moleste. Debes tener en cuenta que tendrás una entrevista con el señor Kiwutsu, él evaluará tu nivel académico y dictaminará en qué grado debes estar. Le hablé de esto a Touya y él me informó que no tendrás ningún problema, hay diferentes clases de amnesia y la que tú padeces no afecta tu nivel intelectual, no debes temer – Fujitaka terminó de hablar lo más animado posible y esperó la reacción de la joven quien ahora intentaba de asimilar toda la información.
- ¿Cuándo será la entrevista? – de tantas preguntas que tenía Sayuri, esta fue la única que se le ocurrió formular.
- Será cuando te sientas preparada, no obstante yo te sugeriría que la hicieras hoy – respondió Fujitaka – ya te he dicho, no debes temer, si gustas yo puedo acompañarte – propuso regalándole una sonrisa tranquilizadora.
Sayuri meditó esto último. ¿Hacer la entrevista hoy mismo? Bueno, no tendría problema en hacerla pero, sinceramente no estaba segura de que fuera adecuada esa decisión ¿Y si algo salía mal?... ¿Pero qué estaba diciendo? No iba a pasar nada, sólo iría a estudiar ¿Qué de malo había en ello? Además asistiría a la preparatoria junto con Sakura y quizás también estarían los demás... Este último pensamiento fue el que la animó inimaginablemente y unas ganas de tener al director Kiwutsu frente así la invadieron de repente.
- Muchas gracias señor Kinomoto, ha sido usted muy amable conmigo al interceder en mi autorización en la escuela – dijo al fin sonriéndole sinceramente – no tengo ningún inconveniente en hacer la entrevista hoy, antes me encantaría, pero no se moleste en acompañarme, ya ha hecho mucho y no puede faltar al trabajo hoy sólo por mí, descuide -
- Me alegro que te haya gustado la noticia, y no te preocupes, fue un gusto para mí – confesó Fujitaka regocijado – eres muy considerada al pensar en mi trabajo, muchas gracias, pero aún así no irás sola, recuerda que hoy es día de clases, Sakura te acompañará gustosamente, estoy seguro que se alegrará al saber que podrás estudiar con ella -
- ¿Usted cree? -
- Por supuesto – confirmó el señor Kinomoto – a Sakura le encantará, a pesar de que tienes pocos días con nosotros ya te considera una gran amiga -
- ¿Y qué piensa de todo esto el doctor Kinomoto? -
- Touya se ve muy interesado y piensa como yo que te ayudará el relacionarte con los estudiantes, además... -
Un gran estruendo en el segundo piso de la casa seguido por un "¡Voy a llegar tarde!" interrumpieron de súbito al señor Kinomoto. Abuelo y nieta se miraron extrañados para luego intercambiar gestos comprensivos con una gota de sudor corriendo por sus nucas.
- ¿Es así todos los días? – se le escapó a la joven expresando desconcierto.
- Ni que lo menciones – contestó Fujitaka despreocudamente bebiendo de su taza de café.
Minutos después ambos vieron divertidos a la menor de los Kinomoto interrumpir corriendo en la cocina.
- ¡Buenos días! – exclamó Sakura sentándose rápidamente en la mesa para engullir su desayuno.
- Buenos días hija – la saludó su padre con la calma de siempre.
- Buenos días Sakura, ¿Dormiste bien? – le preguntó Sayuri a la chica viéndola alegremente.
Sakura sólo atinó a asentir con la cabeza respondiendo a la pregunta mientras se atragantaba con la comida. Por su parte, Fujitaka se había retirado por unos segundos y había vuelto con unos patines de color azul oscuro.
- Bueno, ya es hora – decidió pasándole los patines a la joven Nishaki – estos son de Sakura pero estoy seguro que te quedarán, la escuela queda un poco lejos así que los necesitarás si quieren llegar a tiempo -
- Em, sí, claro – respondió Sayuri un poco insegura. ¿Patines? ¿Hace cuanto que no montaba en unos?
- Papá, ¿Qué sucede? ¿Por qué le dices eso? – preguntó de repente Sakura ingenuamente ya habiendo acabado de desayunar y lista para irse.
- Sayuri te informará en el camino, ahora sino se van llegarán tarde – fue la simple respuesta de Fujitaka.
Naomi le sonrió, se quitó las sandalias que traía y rápidamente las guardó en la mochila de Sakura.
- Muy bien, ¡Andando! – exclamó Sayuri divertida ante la confusión de su "nueva amiga" mientras la tomaba por el brazo llevándola a la salida de la casa.
- Pero... – balbuceó Sakura.
- ¡Vamos! -
La joven Sayuri no aceptó reclamos y Sakura prefirió no preguntar nada. Ambas chicas salieron de la casa, la menor de los Kinomoto fue al garaje a buscar su bicicleta y Nishaki se sentó en una de las escalerillas para ponerse los patines.
- Si en verdad no tengo amnesia por lo menos espero que todavía me acuerde de cómo usarlos – se dijo a sí misma Naomi refiriéndose a su medio de transporte – bien, aquí vamos – y cogiéndose del barandal se paró como pudo.
Naomi intentó dar un paso pero luego se arrepintió al seguir derecho y caer de espaldas. "Si esto es así prefiero ir a pie" se quejó en su mente. Se paró de nuevo y esta vez lo hizo sin ayuda del barandal. Se alegró por esto y avanzó lentamente en ruedas logrando salir al andén. "Ya sabía yo que esto era muy fácil" pensó congratulándose muy pronto pues al intentar avanzar otra vez perdió el equilibrio.
- ¡Hoe! – exclamó alguien a su lado sosteniéndola por un brazo – Sayuri, ¿Estás segura de que puedes manejarlos? – era Sakura quien ahora le preguntaba con semblante preocupado, había regresado ya de traer su bicicleta y llegó justo a tiempo para evitar que su amiga cayera.
- Sí, no te preocupes – se apresuró a decir la aludida – por cierto, gracias por impedir mi segunda caída del día – bromeó para tranquilizar a Sakura.
- ¿Así que iba a ser la segunda? – río ésta divertida mientras acomodaba mejor a su amiga.
- Desafortunadamente, pero bueno, ya es hora de irnos – dijo Naomi decidida avanzando ya con más práctica. Sakura sonrió ante la facilidad con que la chica había aprendido y alzándose de hombros montó en su bicicleta.
Las dos jóvenes siguieron juntas la ruta a la Preparatoria Yamen, la menor de los Kinomoto intentaba igualar su velocidad a la de los patines de Sayuri. En el camino Sakura no pudo aguantar más y le preguntó a su compañera la duda que desde hace rato tenía en su mente.
- Oye, ¿Y de qué hablaban papá y tú antes de que yo llegara? ¿Es algo relacionado con que me acompañes hoy a la escuela? – indagó Sakura animadamente mientras sus cabellos se ondeaban en el aire.
- Te mueres de la curiosidad ¿Verdad? – respondió la joven sonriendo para mirarla a los ojos, le estaba empezando a agradar la nueva manera en que ahora trataba a su madre, ya todo era muy diferente.
- Se puede decir que estás comenzando a conocerme – contestó Sakura guiñándole un ojo.
- Ya creo que sí – asintió Naomi alegremente volviendo su vista hacia delante y añadiendo en su mente: - "Más de lo que creía..."
A continuación Sayuri Nishaki contó a Sakura todo lo referido a su posible ingreso a la preparatoria. A Kinomoto se les escapó un "¡No lo puedo creer! ¿En serio?" y luego casi se cae de la bicicleta por el impulso de querer abrazarla soltando las manos del manubrio. Luego de ser ayudada por Sayuri, Sakura empezó a hablar sin parar acerca de la alegría que sentía, lo que pensarían sus amigos, los útiles y el uniforme que comprarían, los planes que harían juntas, y muchas cosas más a las cuales Naomi sólo asentía divertida con una gota en su cabeza.
"Ella es muy entusiasta" pensaba Sayuri sobre su madre mientras que a su mente venían miles de recuerdos, la joven se limitaba a mirarla fijamente sin prestar atención en el camino.
- Pues yo creo que es una buena idea – dijo Naomi animada por el último comentario de Sakura y con un movimiento rápido se volteó de espaldas y la miró directo al rostro, ya se había acostumbrado a los patines y no vio nada de malo en hacer eso – podríamos ir al lugar que mencionas y estoy segura que nos divertiríamos – completó alegremente aún de espaldas hacia el camino – sería emocionante y... –
La joven no pudo terminar su frase, una grieta en el pavimento la hizo callarse de inmediato y luego tambalearse hacia atrás.
- Sayuri ¡Cuídado! – la alertó Sakura parando en seco ante las maniobras que hacía para evitar caer.
La aludida no prestaba atención, estaba más pendiente en controlar su equilibrio, se giró, una maniobra más y falló definitivamente precipitándose al suelo. Sakura al ver esto corrió hacia la chica para sostenerla pero alguien se le adelantó.
Sayuri se preparó para estamparse en el pavimento cuando sintió de pronto que dos brazos fuertes la sostenían y evitaban el golpe. Permaneció con la cabeza inclinada, pero en su aturdimiento pudo descifrar que se trataba de un chico por su exquisito olor a colonia masculina, su horme y los pantalones color azul turquí que llevaba puestos.
- ¿Te encuentras bien? – oyó que le preguntaba una voz varonil algo preocupada.
- Sí, yo... – comenzó a balbucear la chica levantando su cabeza para mirar a su "héroe", iba a decir "muchas gracias" pero las palabras se anudaron en su garganta impidiendo su salida al observar el rostro del chico, se quedó pálida de la impresión y luego descubrió contrariada que un fuerte rubor cubría sus mejillas.
Sakura llegó ante ellos agitada y rompió el súbito silencio que había imperado.
- Uff, por poco y se cae – dijo Kinomoto como saludo y sonrió complacida comprobando la identidad del joven – llegaste justo a tiempo Shaoran -
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Nota de la Autora: Qué tal?¡ Ahora sí la sexta entrega¡¡ Esta va por ti Lili ^_- Espero que te guste.
¿Y qué les pareció? mejor que el anterior chap creo que sí, jejeje y ¡Es el capítulo más largo que he hecho en mi vida! Son como 21 hojas y media O_o
¿Que por qué el título? No sé, sólo se me ocurrió y me pareció original ^^, además la Luna Nueva es un detalle que deben y van a tener en cuenta los personajes por su significado (según yo :P)
¿Qué piensan de la escena T&E? Sé que no tiene mucho pero quiero jugar un poquito más con esos dos, jejeje, aunque para ser sincera no voy a dejar de juntarlos, ¡me parecen una pareja divina! Y acerca de la conversación entre Kaho y Eriol, ténganla en cuenta también ;)
Parece que Sayuri está siendo muy imprudente y en cuanto a las clases de matemáticas, jeje, a Tiho se le dañó el plan con la presencia de Sayuri, aunque creo que después de todo le cayó bien ^_^. Para los que odian las matemáticas, siento haberlos aburrido con ese poco de ecuaciones y resultados ^^UUU Para los que saben del tema, ya sé que "Parábola" no es un tópico muy complicado, antes el problema que puse es muy fácil comparado con otros de la misma clase, pero hagan de cuenta que el ejercicio de verdad sacaba canas ^^ No lo inventé (¿quién soy para hacerlo? :P), si alguien remotamente lo quiere comprobar, ese problema de Parábola está en la página 205 del libro "Matemáticas 10" de Editorial Santillana :D
Menos mal que Fujitaka no pilló a la joven Nishaki en su escapada nocturna, se está arriesgando mucho ^^UUU Pero ahora el problema lo tendrá cuando entre a la Prepa, a partir de entonces los episodios serán más variados y divertidos :) Lo mejor es que va a relacionarse con los demás, y hablando de ellos ya se presentó con Shaoran¡ es muy extraña la actitud de los dos ¿no les parece? ^o^
Bue, vamos a ver qué pasará de ahora en adelante. Les digo para que no hayan confusiones que ya me empecé a referirme a Sayuri como Naomi, ya saben, para variar n_nUU.
A Aristeo: Hola¡¡ thanx por el review ^-^ Me alegro que te guste, intentaré hacer los capítulos más interesantes y divertidos, en serio que me esfuerzo ^_- Espero que este chap te agrade y descuida, pronto sabremos del "maldito", solo que hasta ahora no he pensado en un nombre ^^UU, estoy recibiendo sugerencias y si quieres pues bienvenidas sean :P Oye, jejeje es que no sé a qué te refieres con que el setting ya está listo ¿Me lo puedes aclarar? Weno, gracias por los ánimos y nos leemos, bye n_n
A Leri: Qué tal?¡ que bien que te siga gustando ^^ arigato por el review¡ descuida, como ya ves aquí está el 6 chap y el 7 ya está empezado, jejeje, trataré de actualizar rápido. No te preocupes por no haber escrito antes ^^UU ¿Ya te mejoraste? La gripe es horrible, detesto cuando me da u_u. Aún me muero de ganas por leerme el quinto libro¡¡ ;_; aquí llega hasta diciembre en español¡ no es justo¡ Lo bueno es que me estoy bajando los capítulos traducidos y tengo más o menos noción de lo que va a pasar, y a parte de eso me leí algunos apartes y datos de los que ya se lo leyeron, junto también con las malas noticias ;_; ¡¡Por qué diablos a Jo se le ocurrió hacer eso con Sirius!! Era uno de mis personajes favoritos ;_; Bueno, de todos modos me lo quiero leer a pesar de todo, ya veremos cómo me parece al final. Entonces nos vemos y cuídate¡ Chau¡ n_n
Gracias por leer y nos veremos en el próximo chap¡ ^_^
Annia"Volará quien le ponga a las a sus sueños..."
