Summary: Muerte... un viaje en el tiempo, algo que buscar... los destinos se cruzan y encuentros inesperados se llevan a cabo... cuando todo está perdido... ¿Puedes acaso pedir otra oportunidad?... Espoir...
Disclaimer: Todos los personajes aquí mencionados son propiedad de Clamp, a excepción de los que no les suenen para nada que son míos ^_- Todo esto es sin ánimo de lucro, sólo por diversión =P
VIAJE AL PASADO Por Annia6
Venía siendo hoy un día cálido en la ciudad de Tomoeda y aún así, una leve brisa corrió entre los árboles del sendero. Las hojas se agitaron tranquilamente meciéndose al compás del viento generando una atmósfera de sosiego que contrastaba con el mutismo imperante ocasionado por el encuentro inesperado de dos jóvenes adolescentes.
El descendiente del Clan Li que aún sostenía en sus brazos a la chica pareció ir poco a poco recuperándose de la impresión y recobró el habla.
- Oye, ¿Estás bien? –
Shaoran se extrañó ante la actitud de ella, se había quedado petrificada, pero algo más fuerte llamó su atención. No estaba seguro pero esa joven... ¿Quién era ella? De algún modo sentía que la conocía de antes, se le hacía muy familiar. Hizo un intento por leer su aura pero se vio desconcertado al no distinguir ninguna presencia mágica.
Naomi por su parte no prestaba atención a su alrededor, todos sus pensamientos estaban enfocados hacia aquel joven que tenía frente a sí. Era él, sí, lo era. Una explosión de alegría se produjo dentro de sí sin esperar a reprimirse. Antes sólo había chocado con él sin poder siquiera hablarle, ahora él estaba ahí, había evitado su caída y tenía la oportunidad de dirigirle la palabra aunque tan solo fuera fingiendo ser una extraña, forzando su autocontrol a no abrazarlo como había querido hacerlo anteriormente también con su madre, ¡Pero es que era tan difícil! ¡No lo veía desde hacía 4 años!
Sakura Kinomoto, la tercera presente, observaba sorprendida la actitud de sus amigos: se habían quedado viéndose como embelesados y sin emitir sonido alguno. Como sólo habían pasado pocos segundos no quiso prestar demasiado atención a este detalle, pero sí se sintió algo incomoda y decidió intervenir.
- Shaoran, ella es la chica de la que te platiqué – comenzó Sakura con entusiasmo - ¿Lo recuerdas?
El joven se volteó al oír su voz y con mirada confusa se dirigió a ella.
- ¿Qué di...? Oh, claro - la comprensión llegó a su mente y se despabiló por completo. "Así que es ella" pensó, "Debo admitir que no parece una mala persona pero... no lo sé, aún no me fío..."
- Sayuri, mira – ahora habló Sakura dirigiéndose a la chica – ese que ves ahí es un aparecido – dijo riendo – no mentiras, jejejeje – corrigió ante la mirada que Li le lanzaba – es uno de mis mejores amigos – concluyó con una gran sonrisa mientras la otra joven se desconcertaba un poco, ¿Había dicho amigos?
El chico se giró hacia la que para él era desconocida y le habló amablemente pero con su seño característico, a pesar de los años, en eso no había cambiado.
- Shaoran Li, gusto en conocerte – dijo extendiendo su mano.
La joven en patines volvió en sí inmediatamente, estaba tan emocionada que ¡Ni siquiera sabía qué hacer! se sentía tonta ahí parada.
- Yo... sí, eeh, gracias por lo de, ya sabes, evitar que cayera – comenzó dudosa – eh, mucho gusto, me llamo Na-Sayuri! – corrigió apresuradamente, ouw, casi la embarraba – Sayuri Nishaki, bueno, puedes llamarme así, supongo que ya sabrás porqué – sonrió y seguidamente tomó la mano que le estaban ofreciendo.
Al contacto sintió como si una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo, se estremeció. Por unos segundos la imagen de un fino jarrón cayendo vino a su mente y a continuación el estrépito contra el suelo llenó sus oídos. Volvió en sí y quitó la mano como si quemara sorprendiendo al chico que para fortuna de ella no había notado nada anormal.
- Es mejor que sigamos, de lo contrario cerrarán las puertas de la escuela – dijo de repente aturdida y sin titubeos para distraer la atención.
Shaoran guardó silencio observándola y entrecerró los ojos, le pareció como si ella hubiera percibido algo ¿Pero qué? No... eso era imposible.
Sakura ajena a todo esto, gimió angustiada y montó rápidamente en su bicicleta.
- ¡Ay, no! ¡Llegaremos tarde! ¡Vamos, apúrense! – y siguió adelante.
"Bueno, ella de verdad que a veces exagera un poco" pensó Naomi con una gota en su nuca. Miró de reojo al chico que tenía al lado y fingiendo impasibilidad avanzó patinando con ligereza.
- Hazle caso – dijo en la distancia reprimiendo una sonrisa.
El joven Li se desconcertó pero en el instante recobró su semblante característico. Las vio alejarse pero su mirada se fijó principalmente en la joven de cabellos castaños oscuros, le causaba cierta curiosidad...
Como saliendo de su ensimismamiento miró su reloj de pulsera y una gota perfiló en su cabeza, ¡Por qué precisamente hoy no contaba con una bicicleta! Gruñó desesperado y haciendo acopio de toda su velocidad corrió tras las jóvenes.
- ¡Agggh! ¡Oigan, espérenme! -
************
Era de noche y las nubes cubrían la mayoría del cielo, ocultando de esta forma a las titilantes estrellas que en esta ocasión no alcanzaban a iluminar totalmente el firmamento. Eriol Hiragizawa se encontraba de pie en el balcón de su habitación observando esta particularidad, su semblante estaba serio y su mirada perdida evocando ciertos recuerdos.
De repente, un peluchito azul llegó volando hasta su lado y notándolo tan pensativo habló con voz chillona.
- Oye, Eriol, ¿Acaso no tienes sueño? – preguntó con curiosidad, pero el joven inglés ni se inmutó. Ante el silencio el guardián continuó, frunciendo el ceño – Espera, ¿Sucede algo? -
- Es curioso – murmuró al fin el chico sin apartar la vista del cielo.
- ¿Qué cosa? – indagó confusamente.
- El firmamento – contestó como si esto lo explicara todo.
- Pero ¿Qué quiere decir eso? No veo nada en el cielo, sólo estrellas, ¡Ni siquiera hay luna! – replicó molesto el peluche.
- Precisamente Spinel – le dijo Eriol con mirada enigmática – Esta noche hay luna nueva... -
El guardián Spinel Sun observó a su amo sin entender ni una palabra, ¿Por qué Eriol siempre tenía que hablar de esa manera?
Hiragizawa se sonrió y continuó sin apartar la vista del cielo. Todo estaba nublado al igual que su entendimiento: aún no comprendía las palabras de Kaho. ¿Qué vendría significando la luna nueva?
Lentamente se fue perdiendo en sus pensamientos, un torbellino de ideas ahora ocupaba su mente, todas revueltas sin ninguna señal de coherencia. Lo único que podía distinguir era una suave voz deslizándose, era delicada y sutil, femenina... susurraba en el viento y no podía entenderla, pero sí, poco a poco se transformaba, el sonido era otro y podía captar una palabra...
Eriol...
Decía su nombre, lo repetía, lo volvía a decir ahora claramente...
Eriol...
Eriol...
Eriol...
Cada vez se hacía más fuerte, lo estaba llamando, ¿Quién era? ¿Quién lo llamaba?
Eriol...
Eriol...
Eriol...
....
¡ERIOL!
¡Plam! Un grito en el oído y dele directo al piso.
Eriol Hiragizawa se sentaba dolorido en el suelo de su salón de clases rodeado de sus tres mejores amigos, con semejante grito no tuvo tiempo ni de reaccionar y cuando menos lo pensó ya se había estampado de bruces.
Se frotó la oreja con un gesto de aturdimiento cuando pudo aclarar su mente y comprender la situación en la que estaba. Giró su cabeza cuando sintió que a su lado una chica se acuclillaba de brazos cruzados y lo miraba molesta.
Oh, ¡Ahora si estaba muy abochornado! ¿Qué le sucedía? Se había perdido totalmente en sus recuerdos, se desconectó del mundo a tal grado que una chica le había tenido que gritar para llamar su atención, y no cualquier chica.
- Ow, ¡Daidouji! – dijo Hiragizawa en voz baja ligeramente molesto, le dolía el oído.
- No entiendo por qué te molestas, además... – Tomoyo seguía acuclillada con el ceño fruncido sólo que soltó sus brazos y con una mano empezó a enumerar – ... primero: me llamo Tomoyo y segundo: ¡Préstame atención cuando te hablo! – y se cruzó de brazos de nuevo mientras el chico se veía confuso sin saber qué decir.
- Eeeh, yo... – a Eriol se le había pasado el enojo y volvía a avergonzarse – Lo siento, estaba distraído, disculpa por no ponerte cuidado... – se calló como si estuviera pensando algo y luego añadió – pero bueno, de todos modos debes mesurarte, ¡Casi me rompes el tímpano! – protestó levemente disgustado.
A la joven Daidouji se le dibujó una gran gota en la cabeza y se paró para extenderle la mano.
- No empieces, anda, ponte de pie – dijo como si no hubiera pasado nada y el chico resignado le obedeció, total no se podía enojar con ella.
Mientras tanto unos muy desconcertados Sakura y Shaoran contemplaban con varias gotas en su cabeza a sus dos amigos.
- Qué cosas ¿no? – opinó Sakura y el joven a su lado no atinó a más que asentir con la cabeza.
- Y bueno, ¿En qué estábamos? – dijo Tomoyo animadamente como invitación a enfrascarse de nuevo en la conversación que minutos antes había sido interrumpida.
Sus tres amigos la voltearon a ver y asintieron conformes.
- Y entonces ¿Qué te pareció Nishaki? ¿Aún crees que no es de confiar? – le preguntó Daidouji a Shaoran.
- Sólo nos presentamos, aún no puedo opinar – contestó el chico con semblante serio.
- Sin embargo, por lo que nos contaste no parece una mala persona – objetó Eriol mirándolo fijamente – antes lo siento por ella, debe sentirse desolada al no saber siquiera quién es -
- Eso sí – lo apoyó Sakura – pero aún no entiendo por qué divagamos tanto, hoy mismo la conocerán, así se formará cada uno su criterio – dijo sensatamente.
- Tienes razón Sakura – siguió Tomoyo sonriéndole a su amiga - ¿Dónde dices que está ahora? – preguntó refiriéndose a Sayuri y ambos chicos a su lado también la miraron interrogantes.
- Aaah, en estos momentos está haciendo la entrevista – respondió la menor de los Kinomoto con ánimo – Debe estar en la oficina del director -
************
Tic Tac y más Tic Tac. Los segundos pasaban lentamente para su desesperación.
En la Preparatoria Yamen, precisamente en la oficina del Director Kiwutsu se encontraba aguardando una joven con miras de intranquilidad, para que éste apareciera de una vez por todas y le hiciera su dichosa entrevista.
Naomi suspiraba, había pasado por lo menos un cuarto de hora desde que el señor Kiwutsu le había pedido unos minutos mientras resolvía un asunto importante y esta era la hora que no había regresado.
Impaciencia. Ese era su estado, y ese era uno de sus defectos. Ahora reía al recordar que el día anterior había criticado por eso mismo a Touya Kinomoto.
Resopló.
- Gen de familia, insisto – comentó para sí.
Y hablando de familia... Se preguntaba que estaría haciendo Sakura en esos momentos y bueno, para qué negarlo, también le daba curiosidad saber también qué haría su padre. Una sonrisa se dibujó en su rostro, ¡Era tal como lo recordaba! Esa mañana había sido su primer encuentro, bueno en realidad el segundo, pero no venía al caso. Sin embargo había algo que la inquietaba, o sus oídos estaban mal o había escuchado decir a Sakura que su padre era uno de sus mejores amigos, ¿No le habían dicho sus padres que a esa edad ya estaban juntos? Bueno, quizás se juntarían después, sí, eso debía ser.
De pronto, el sonido de pasos acercándose le llamó la atención. "Debe ser el director" se dijo, y tal como lo pensó el señor Kiwutsu apareció abriendo la puerta. Ella se paró de su asiento para saludarlo y él le dio la bienvenida cordialmente. Al instante el director se puso tras su escritorio y ambos tomaron asiento.
A continuación intercambiaron unas cuantas palabras y se dio inicio a la entrevista, preguntas comunes y de protocolo que siempre se hacen a los de nuevo ingreso, claro, con algunas excepciones pues ciertos cuestionamientos la chica no podía responder por su "amnesia".
El director también habló con Sayuri acerca de la preparatoria, el ambiente, el edificio, los salones, las clases, los horarios, los profesores, entre otras cosas, para que ella se hiciera una idea general. Cuando el señor Kiwutsu creyó conveniente que ya había abarcado todos los temas a tratar – y que la chica se cansara de escucharlo – entonces abrió un archivador y sacó de éste una carpeta, entregándosela a la joven.
- Ahora que ya le informé lo necesario le pediré que responda estas pruebas, es requisito que los nuevos estudiantes realicen unos exámenes para probar su nivel académico – explicó el hombre ante la cara de confusión de ella – Su caso es especial, como ya le referí anteriormente, es por eso que de acuerdo a los resultados que obtenga se le asignará un curso, tomamos esta medida puesto que ignoramos, tanto como usted, los estudios que haya realizado en el pasado -
- Eeh, claro sí, no hay problema – dijo Sayuri supremamente desconcertada, ¿Exámenes? ¿Por qué su abuelo no le había dicho que le iban a hacer exámenes? – Solamente tengo que responder y ya ¿Verdad? – preguntó.
- Así es – contestó el director con voz afable y se paró para ir a traer una silla para conferencias que tenía en un rincón de la oficina – Puede sentarse aquí para que esté más cómoda, yo me retiraré mientras hace la prueba, de este modo podrá concentrarse mejor – y dicho esto, el señor Kiwutsu se despidió y abandonó la habitación.
- ¡Genial! – ironizó ella cuando estuvo a solas.
Simplemente genial. Y ni siquiera había estudiado, ¿Serían estos exámenes difíciles? Ahora que lo pensaba, ¿Hacía cuanto que no la evaluaban por escrito? Incluso había olvidado hasta ahora cómo los exámenes de la primaria y secundaria la ponían nerviosa aunque estuviera segura de saberse toda la lección.
Suspiró, esto sería difícil. Abrió la carpeta que tenía y la examinó, contenía una cartilla bastante gruesa con preguntas por competencia: interpretativas, argumentativas y propositivas de las materias básicas, junto con una hoja anexa en la cual se marcaban las respuestas.
- Bien – tomó aire mientras se acomodaba y alistaba el lápiz – manos a la obra -
Mmmm.... a ver, a ver... Prueba Preliminar.
Primer Área: "Ciencias Naturales: Biología y Química". Pues, su pasión era la medicina, ¿Cómo no iba a saber de Ciencias Naturales? ¡Y con un médico en la familia!.
Segunda Área: "Matemáticas". Sin comentarios...
Tercer Área: "Historia". A ver, la historia vivifica el pasado, ¿Acaso ella no lo tenía en cuenta? Además, si el director quería ella podía decirle qué pasaría de aquí a 21 años, después de todo era parte de su historia ¿No?
Cuarta Área: "Literatura y Lenguaje". Bueno, la Literatura nunca fue su fuerte, pero si era de escritos mágicos ella tenía mucha información. Y en cuanto al Lenguaje, eso vendría siendo redacción, normas gramaticales, léxico, ortografía y obviamente el idioma. Modestia a parte, pero bueno, podría responder esa prueba en tres idiomas diferentes.
Sólo esas cuatro. ¡En fin! Una sonrisa muy amplia se dibujó en los labios de la joven Naomi. ¿Era su imaginación o esto no sería tan difícil?
- ... Y la respuesta a la primera pregunta es la letra A – dijo muy segura mientras marcaba un circulito en la hoja de respuestas.
Tic Tac, Tic Tac y más Tic Tac. ¿Qué? ¿Ahora al tiempo se le daba por andar rápido?
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En la casa de la familia Kinomoto, precisamente en la cocina, un pequeño león halado se encontraba examinando el refrigerador. Su carita redonda de pronto se iluminó y sacó un flan de caramelo, luego, sentándose sobre la mesa, el animalito sonrió ampliamente y con una cuchara tomó un pedazo del postre.
- ¡¡Libertad!! – exclamó con júbilo antes de engullírselo.
Y es que Kerberos tenía razones para estar feliz. Por fin podía salir del cuarto de Sakura y pasearse con toda libertad por la casa sin temor a ser visto por Sayuri Nishaki. Y ahora que pensaba en ella... aún esa chiquilla le causaba inquietud, ¿Por qué sería? Sabía que a su ama le caía bien, también al señor Kinomoto, ¡Incluso al doctorcito! Y que alguien le agradara a ese hombre ya era algo. Pero en cuanto a él, bueno, a él simplemente algo lo incomodaba.
El sonido del teléfono retumbó de repente en sus oídos haciendo que dejara de comer. ¿Pero quién podría ser a estas horas? Aún era muy temprano. El peluchito amarillo se encogió de hombros y se preparó a alzar la bocina del teléfono.
- ¿Diga? Habla a la casa Kinomoto – contestó con su aguda vocecita – Oh, eres tú... – dijo con desgano al reconocer la voz, bueno, qué más daba, tendría que esforzarse en llevar una conversación amena - ..... sí, todos estamos bien, lo de siempre, Sakura es la que más te extraña..... lo sé, aún no entiendo por qué te fuiste, deberías estar aquí, Sakura es tu deber..... ajá, sí, ¡aagh! ¡Ella es tan condescendiente contigo!..... ya, bueno, ¿Y tú cómo estas?..... ¿Uh? Vaya..... ¿Qué? ¿Que te pase a Sakura? – a Kero se le resbaló una gran gota por la nuca mientras pensaba que esa persona era una tarada – A ver, déjame decirte una cosita, no sé si estés mal de tu horario pero como que debes revisarlo, Sakura está a estas horas en la escuela, ¿No lo recuerdas?..... – el guardián mostró una sonrisa de triunfo - jejejeje, lo sabía..... ¿Eh? pues si quieres llámala cuando regrese..... ah, bueno, como digas..... sí, por supuesto..... así que..... sí, pero..... ¿Cómo? -
El semblante de Kerberos cambió radicalmente. Nada de risas, ahora estaba serio y con el seño fruncido.
- ¿Por qué dices eso? ¿Lo sentiste?..... No, tuvimos una noche normal..... ¿Qué dices? ¿Desde hace 4 días?..... No, yo no..... más bien creo que te entró la paranoia – opinó Kero desconfiado – ..... ya te dije que no – siguió con mirada cansada - ¿Que te cuente qué hay de nuevo?..... bueno, pues lo normal, nada interesante..... sí, seguimos igual, los mismos entrenamientos..... ¿Eh? ah, bueno, en cuanto a eso sí hay algo nuevo..... sí, eso, qué raro que Sakura no te haya dicho nada..... ya bueno, ya te digo, no azares..... sí, verás, tenemos una nueva huésped en la casa..... no te extrañes, es ella la extraña..... sí, es una chica, personalmente no me fío de ella pero qué le vamos a hacer, los Kinomoto la aceptaron..... no sé porqué, sólo lo siento, aunque a Sakura le agrada mucho y si la ves detenidamente hasta se le parece..... no, sólo es algo que he notado, en algo en particular se parecen esas dos, no sé en qué..... aah, se llama, no, mejor dicho la llamamos Sayuri Nishaki –
Aclaró el león halado y luego se puso más cómodo.
– Sí, la llamamos, porque la pobre chica tiene amnesia y esta aquí porque quieren apoyarla..... sufre de amnesia por causa de tu querido amiguito – dijo Kero mofándose – ni lo creas, por lo que me dijo Sakura como que el doctorcito hizo que la chica se golpeara en la cabeza y ¡Zas! Ahí quedó..... ya, está bien, dejo ese tono..... pues espera que Sakura te amplíe la información..... no, no parece tener mejoría..... ¡Sí! Tienes razón, ¡Aich! ¡Qué furor! Se ha quedado en la habitación del médico ese y ¡Yo soy el que más sufre! Me he tenido que esconder todo el tiempo, ¡Aggh! Todo por culpa de esa chiquilla, ¡Desde que llegó a esta casa desde hace cuatro días y...! -
Kero se paró en seco ante lo que acaba de decir y la persona al otro lado de la línea también guardó silencio. Un montón de ideas se estaban entremezclando en la cabeza del guardián confundiéndolo, tanto que tras unos segundos sus cejas se arquearon.
- No lo creerás ¿verdad? – preguntó con cautela - ..... sí, dije que no me fiaba pero ¡Por Clow! ¡Es simplemente una chica sin magia!..... ¿Qué insinúas? Si algo sucediera yo me percataría inmediatamente, ¡Nada se le escapa al Gran Kerberos! – exclamó con aires de grandeza -..... no, tú estás loco, ¿Cómo se te ocurre pensar eso?..... insisto en que tienes paranoia, te está afectando el extranjero..... no, debe ser por otra cosa o es sencillamente nada, te estás preocupando mucho sin tener justificación, ya relájate..... ajá – el animalito soltó una risita - ¿Ya lo ves?..... ¡¿Cómo?! – dijo sorprendido – va en serio, ¿Existe esa posibilidad?..... por mí no, lo digo por Sakura, a ella le agradaría muchísimo, ya sabes cómo es..... está bien, pero si alguien se entera, ¡Conste que no es por mi boca!..... ¡Hey!..... ya, bueno, que te vaya bien, repartiré los saludos..... ¿Qué? ¡Tu a mí no me mandas! ¡Yo sé perfectamente mi deber! – repuso Kero disgustado – ya, ajá, cuidaré de los demás, ¿Sabes? A veces eres fastidiosamente parecido a Clow – opinó el guardián con los ojos entrecerrados – sí, se lo diré..... ajá..... bien, lo sé, ¡Adiós! –
Tras estas últimas palabras Kerberos colgó la bocina y bostezando se dirigió de nuevo a la mesa para acabar con su flan de caramelo. Partió otro pedazo con la cuchara y extraño en él, se detuvo antes de metérsela a la boca. Se quedó pensativo en la conversación que acababa de tener. Habían hablado de muchas cosas pero se centró en una en especial. ¿Sería cierto lo que esa persona había dicho? ¿O simplemente era un sentimiento rezagado de pánico? ¡Bah! Sí, eso debía ser, efectos secundarios, no cabía duda que esa persona estaba mal de la cabeza.
- Nunca cambiará – decía el guardián negando con la cabeza con resignación, y finalmente, poniendo atención a lo que realmente le importaba, se engulló alegremente su postre.
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- Así está muy bien señorita Nishaki – dijo el director Kiwutsu examinado los exámenes en la carpeta que la joven minutos atrás le había entregado – Por lo pronto puede ir usted comprando el material escolar y el uniforme ¿Le parece bien? Verá, como hoy estamos a jueves y se aproxima el fin de semana entonces los resultados de sus pruebas los tendrá para el lunes, ¿Está claro? – inquirió amablemente.
- Sí señor – afirmó Sayuri sin poder evitar pensar que el sistema era anticuado, ¡Tendría que esperar cuatro días! Recordaba que en la primaria recibía el resultado de sus exámenes instantáneamente pasándolos por una computadora.
El sonido de la puerta abriéndose de repente llamó la atención de la joven y se volteó para ver a un chico de 17 años, rubio y de ojos azules entrar alegremente con un legajador en la mano. El joven no pareció percatarse de su presencia pues sólo se dirigió al director.
- ¿Qué tal señor K? – dijo haciendo un gesto con la mano y una sonrisa ligeramente burlona.
- Señor Kawanori – comenzó el director con paciencia ya acostumbrado al trato del chico – le agradecería que no me llamara de ese modo y menos delante de la señorita – continuó señalando a Sayuri.
El chico se vio tremendamente desconcertado y finalmente se dio cuenta que había otra persona en la oficina del director. En un principio la vio confundido y luego recuperando su característica expresión de malicia le hizo un gesto con la cabeza como saludo.
- Kawanori, ¿Qué te trae a mi oficina? – intervino el señor Kiwutsu antes de que hablara. El chico se mostró un poco molesto pero dándole un último vistazo a Naomi le entregó el legajador al director e intercambió unas cuantas palabras que la chica no alcanzó a escuchar.
El director asintió con la cabeza y se quedó pensativo. Seguidamente se giró hacia Sayuri y se percibió como si se le acabara de ocurrir una idea.
- Señorita Nishaki, iba yo mismo a guiarla por toda la preparatoria para que la conociera pero me es urgente hacer una diligencia. Este es el señor Kawanori, va en segundo de preparatoria y por las circunstancias él se encargará de acompañarla – dijo esto último no muy convencido pero continuó – considero que debe empezar a relacionarse, espero que no tenga ningún problema en ir con él -
- Eeeh, bueno, yo, no creo que tenga inconveniente – contestó ella no muy segura.
- Entonces así será, señor Kawanori ya sabe lo que tiene que hacer – ordenó mirando al chico quien dibujaba una media sonrisa y decía un "Descuide" – la veré después señorita Nishaki – y dicho esto, el señor Kiwutsu se volvió a ir.
"Quién dijo que no le gusta estar fuera de su oficina" pensó Sayuri irónicamente y al instante se vio desconcertada cuando se giró y el chico le tenía la mano extendida.
- Eeh, mucho gusto, me llamo Sayuri Nishaki – se presentó tomándole la mano.
- Lindo nombre – dijo él aún con su media sonrisa y ella no pudo evitar sonrojarse – mi nombre es Tarik Kawanori, pero llámame Tarik, ya debes estar hastiada de escuchar mi apellido ¿No? – añadió guiñándole un ojo.
- Em, claro – afirmó divertida.
- Entonces yo te llamaré por tu nombre, así quedamos a par – comentó y le hizo un gesto para que lo siguiera.
Ambos salieron de la oficina y se encaminaron por los pasillos vacíos.
- Y ¿Por qué llamaste al director "Señor K"? – preguntó de repente la chica, esa inquietud le venía rondando la cabeza.
- Ah, eso, es costumbre – contestó él divertido encogiéndose de hombros – por el apellido ¿Ves? Kiwutsu empieza por K, así de simple -
- Entonces yo también podría llamarte de esa forma, Kawanori empieza por K, así de simple – comentó ella jugando y con el mismo tono que él había utilizado.
Tarik se le quedó mirando ante esta respuesta y no pudo evitar sonreir – Me agradas ¿Sabes? – dijo y ella ladeó la cabeza en conformidad.
- Así que Sayuri, eres de nuevo ingreso ¿eh? Supongo que vienes de otra ciudad –
- ¿Por qué dices eso? – preguntó ella curiosa.
- Porque nunca te había visto y yo sé de todas las caras bonitas de Tomoeda – contestó sonriéndole.
- Eeeh... – Sayuri no supo qué decir, él era muy... directo.
- No tienes de que preocuparte, es fácil acostumbrarse a esta preparatoria, además, si necesitas algo puedes pedírmelo, será un gusto ayudarte –
- Gracias – respondió ella curvando ligeramente sus labios, ese chico le agradaba, no sabía por qué.
Ambos siguieron conversando animadamente. Tarik la condujo hábilmente por todo el edificio explicándole una que otra cosa y haciéndola reír con sus ocurrencias, le mostró los salones, la llevó a los jardines, al gimnasio, a las canchas... Se podría decir que fue un tour tranquilo y sin interrupciones pues los demás alumnos estaban en clase.
- No, no conozco toda la ciudad – contestó Naomi ante la pregunta que él le había hecho mientras pasaban de nuevo por los pasillos.
- Bueno, yo podría enseñártela – sugirió él con expresión confiada – quizá podría recogerte, no sé, un día de estos, así podríamos conocernos mejor ¿Qué dices? – propuso sonriéndole.
Ante esto Sayuri lo miró incrédula. Apenas hoy la había visto ¿Y ya la invitaba a salir? Se quedó pensativa y él pudo ver cómo se encogió levemente de hombros.
- Lo siento, tengo amnesia, ni siquiera me conozco a mí misma – respondió como si dijera "Mala suerte, no me interesa" y se adelantó unos pasos sola.
- Oye, espera – pidió él luego de pasar el desconcierto llegando a su lado – hey, no sabía, no fue mi intención – se disculpó pensando que la había ofendido.
Ella se giró hacia él y lo examinó reteniendo una sonrisa. Definitivamente ese chico le agradaba y curiosamente le hacía recordar a alguien.
- Olvídalo – dijo la chica moviendo la mano para restarle importancia – pero te agradecería que no lo gritaras a los cuatro vientos – añadió y el chico recuperando su carisma le guiñó el ojo.
- Oye, no te preocupes, y... dime ¿Cómo se siente? – indagó con interés.
- ¿El qué? -
- No recordar nada de ti misma – contestó como si fuera lo más normal del mundo.
- Pues, no te gustaría experimentarlo – respondió Sayuri no muy segura, ¿Cómo iba a saber qué se sentía si lo estaba inventando?
- ¿Sabes? Por una parte opino que debe ser genial – comentó Tarik haciendo que la joven se sorprendiera y le preguntara con la mirada – Así es. Eres como un enigma, tanto para ti como para los demás, todo te sorprende porque todo es nuevo para ti, pero entonces tienes la libertad de crear tus propios recuerdos, es como empezar una nueva vida, en la que ahora se podría decir que eres feliz - continuó por primera vez mostrando sensatez.
Sayuri se quedó pensativa ante esta respuesta. Le sorprendía la opinión de él, nunca lo había mirado de ese modo y para ser sincera le agradaba ese punto de vista.
- Eso tiene sentido... – fue lo único que atinó a decir.
El chico le sonrió ampliamente y asintió con la cabeza mientras le tomaba la mano y la llevaba con él.
- Dentro de poco será el receso, ven, quiero mostrarte algo –
Y como Tarik lo había predicho no pasó mucho tiempo antes de sonar la campana que anunciaba el receso para todos los alumnos. Ambos avanzaron por los pasillos siendo observados por los numerosos estudiantes que salían de sus aulas a los cuales les parecía curiosa la vestimenta no uniformada de ella y el que el chico aún la tomara de la mano. A Tarik no le pareció importar esas miradas, tenía un objetivo en mente. A los pocos segundos Sayuri sintió un tirón de su mano, él le llamaba la atención y se dirigía a ella en voz baja.
- ¿Ves esa chica? – le preguntó señalando con la mirada a una hermosa pero prepotente joven de su misma edad, de cabellos y ojos púrpura, que venía sonriendo seguida de dos amigas. Sayuri pudo notar como la chica la miró de arriba abajo despectivamente justo cuando pasaron por su lado.
- ¿Qué hay con ella? – le preguntó a Tarik cuando habían doblado en una esquina y él se detuvo para espiar hacia atrás procurando no llamar la atención. El chico dibujó una sonrisa burlona.
- Su nombre es Lizzie McDowells, va en segundo y viene por intercambio de Inglaterra, sin mencionar que es una presumida -
- Ya me di cuenta de eso – comentó Naomi dándole la razón – ¿Y qué hay con ella? – insistió.
- Oh, ya verás, ya verás – y una sonrisa maléfica le advirtió a la chica qué habría de suceder, ya había lidiado antes con esa clase de sonrisas.
Todo fue muy rápido. Un grito ensordecedor invadió todo el pasillo dejando a todo el mundo aturdido para que luego le siguiera una unánime carcajada. Naomi pudo ver cómo Lizzie Mcdowells había abierto su casillero distraída, cogido un paquete, sacar de éste una lujosa blusa de color azul y luego extenderla para mostrarla orgullosamente, teniendo la sorpresa de encontrar en toda su hermosa prenda cientos de viscosos gusanos meneándose. Su grito de asco no se hizo esperar mientras daba saltitos cómicos y hacía muecas exageradas. Y ahora su blusa azul yacía en el suelo cubierta aún con los gusanos que intentaban arrastrarse fuera de su nido.
Todos estaban riendo por el show que la chica acababa de hacer mientras ésta estaba roja de pies a cabeza, tanto por la vergüenza como por la ira.
- Jajajajajajajajaja – reía abiertamente Tarik Kawanori lejos de la escena del crimen, apenas logró su cometido y cogiendo a la chica junto a él había corrido hasta una de las salidas al patio de la escuela.
Sayuri lo miraba con la boca abierta sorprendida e incrédula, escapándosele una que otra risotada.
- ¿Tú lo hiciste? – preguntó cuando logró calmarse. El chico se dio unos golpecitos en el pecho como para dejar de reír y girándose hacia ella asintió poniendo una expresión de grandeza. Se dispuso a explicarle cuando vio que la chica le preguntaba con la mirada el porqué.
- McDowells y yo, se puede decir que no congeniamos – comenzó despreocupadamente – La última vez me hizo quedar en ridículo frente a todos en la clase de laboratorio, así que no me iba a quedar con las manos cruzadas – aclaró sonriendo burlonamente.
- Sí, ¡Pero gusanos! – exclamó Sayuri sorprendida.
- Son fáciles de conseguir – dijo él con una sonrisa maliciosa y se encogió de hombros mientras le guiñaba un ojo – además, quería que tuviera un bonito recuerdo -
Naomi sólo atinó a mirarlo curiosamente. Su expresión era extraña, parecía expresar ternura, y la razón de ello era que aquel chico se parecía a su primo, a Koichi, en su comportamiento, en su personalidad. Por lo menos era similar al Koi que bromeaba con ella en la primaria, al que le produjo aquellas anécdotas tan divertidas.
- Vas a ver, cuando conozcas a McDowells estarás de mi parte – le dijo Tarik sacándola de su ensimismamiento.
- Entonces algo me dice que debo cuidarme de no hacerte enojar, no me gustaría ser tu blanco – opinó ella negando con la cabeza divertida.
- En eso tienes razón, pero podrías ser otra clase de blanco – murmuró el chico acercándose peligrosamente al rostro de ella.
- Estás loco "K" – dijo volteándose incómoda y siguió caminando como si nada, haciendo que Tarik se alzara de hombros y la acompañara sonriendo.
Ambos caminaron lado a lado por las inmediaciones del patio de la escuela, los estudiantes se paseaban aprovechando su tiempo libre y unos cuantos les prestaban atención. Naomi iba adelante y miraba de un lado a otro distraídamente como si estuviera recordando algo en especial. De pronto su camino se vio interrumpido por el choque con alguien, alcanzó a disculparse rápidamente y se sorprendió al descubrir de quién se trataba. Hiroshi Tiho estaba ante ella, mirándola también asombrado.
- ¿Nishaki? – la nombró desconcertado.
- Tiho, qué sorpresa – dijo la chica haciendo un gesto con la mano como saludo.
- ¿Cómo? – intervino Tarik acercándose a ellos – Oye Tiho, ¿Tú conoces a mi chica? – preguntó al joven fingiendo seriedad y rodeándola a ella con su brazo.
- ¿Tu qué? – no falta decir que Hiroshi se sorprendió de sobremanera por esto y ahora miraba a Sayuri confusamente. Ésta por su parte había fruncido el entrecejo y se retiraba incómoda el brazo que la rodeaba.
- Olvídalo, está demente – suspiró resignada dirigiéndose al chico de cabellos negros, y Tarik sonreía como si lo hubieran cachado.
- Oye, ¿Y por qué estás aquí Nishaki? – preguntó Hiroshi afablemente.
- Es una larga historia – respondió como si lo explicara todo y el chico pensó que por lo visto ella siempre lo resumía así - ¿Has visto de casualidad a Sakura? – indagó la chica con apremio.
Hiroshi prefirió dejar las cosas así y le respondió que la joven Kinomoto se encontraba seguramente en las bancas del patio posterior, seguidamente se despidió de ambos ya que tenía pendientes unos deberes y se alejó hacia la biblioteca. Cuánto no tuvo que esforzarse Naomi para convencer al joven Kawanori para que la dejara sola, finalmente luego de prometerle que se verían después y hablarían más a gusto pudo lograrlo y así más animada siguió las indicaciones hacia el patio trasero. "Casi no, ¡Qué testarudo!" pensó hastiada la chica.
A poco llegó y recorrió rápidamente con la vista el lugar, emocionándose al descubrir a cuatro personas que ya muy bien conocía. Avanzó hacia ellos tímidamente intentando controlar la impresión y cuando ya estuvo cerca sonrió para darse seguridad.
Sakura Kinomoto se había volteado al percibir que alguien se acercaba, su rostro se iluminó cuando supo quién era y al instante avisó a sus amigos quienes también dirigieron su vista hacia la viajera del tiempo. Shaoran permaneció casi impasible pero Tomoyo y Eriol sí que se sorprendieron al contemplarla, no obstante eso no impidió a que todos la saludaran efusivamente cuando la joven estuvo a su lado.
- ¡Sayuri! ¿Cómo te fue? – le preguntó Sakura alegremente tomándola de las dos manos, la joven le contestó con un "muy bien" y enseguida se volteó hacia los demás – Mira, a Shaoran ya lo conoces, y ellos son Tomoyo Daidouji y Eriol Hiragizawa – añadió señalando a cada uno.
Al instante a la joven Nishaki se le formó una gran gota en la cabeza pues de la nada había aparecido el objetivo de una cámara que la estaba apuntando insistentemente.
- ¡Ay, pero qué adorable! – exclamó con júbilo Tomoyo haciendo que todos se fueran para atrás en plan anime. Se podría decir que esta chica ya no grababa tanto como lo hacía anteriormente pero en algunas ocasiones sí que se le despertaba esa niña interior.
- Y ahí vamos de nuevo... – murmuró Sakura con varias gotas en su nuca.
- ¡Encantadora! – seguía Daidouji grabando con su cámara de video sin dar tiempo a que la enfocada dijera algo - ¿Qué tal? Sakura nos ha informado todo sobre ti Nishaki, es un gusto que estés aquí y descuida, también puedes contar con nosotros – le dijo Tomoyo con su dulce sonrisa y amabilidad.
- Así es – afirmó Eriol luego de pasar de la impresión, con su semblante de siempre y le extendió la mano – estaremos gustosos de conocerte – Sayuri aún desconcertada por la actitud de la chica de ojos violeta, dudó unos segundos en darle la mano pero no tuvo remedio.
Eriol no supo describir lo que sintió al tomar la mano de la chica, fue como la sensación que se tiene al introducir una mano en una sustancia gelatinosa. Inmediatamente clavó sus ojos en los de ella pero no retiró la mano. La sensación tan rápido como llegó así se fue. Naomi se vio incómoda, no le gustaba como la estaba observando, esa mirada penetrante era igual a la de Ryu sólo que increíblemente más intensa.
Le sorprendió el que él soltara su mano.
- Sí... estaremos gustosos de conocerte – repitió Eriol aún con la mirada fija en su rostro y seguidamente sonrió como solía hacerlo causándole desconcierto. Nadie pareció percatarse de esta actitud pero Sayuri prefirió mantenerse alejada del joven inglés.
- Hey, ¡Qué curioso! – exclamó de repente Tomoyo extrañando a todos cuando miraba de cerca al rostro de Naomi.
- ¿Qué es curioso? – preguntó Shaoran con perspicacia. Dadiouji volteó a mirarlo y sonrió divertida.
- Pues que ella se parece a ti -
- ¿Qué? – dijo Sakura confundida.
- Sí, ¿Sabes? Tienes un gran parecido con Shaoran – continuó Daidouji dirigiéndose a Sayuri, quien se mostraba ligeramente nerviosa – En el cabello y en los ojos, incluso pareciera que tienen la misma mirada, ¿Qué coincidencia no? – añadió sonriendo alegremente.
- Eres muy observadora Tomoyo – opinó Eriol con una sonrisa tras comprobar lo que su amiga decía para luego clavar nuevamente la mirada en Sayuri.
Sakura se quedó extrañada y volteó a ver a Shaoran para compararlo con su nueva amiga, ella era la que más lo conocía de todos los presentes y no sabía por qué antes no se había percatado de ese detalle, ¡Y eso que vivía con Sayuri! Ahora que lo pensaba, quizás sí lo sabía en su interior y por eso aquella chica le había agradado tanto: porque le recordaba a Shaoran.
El joven Li percibió la mirada penetrante de la menor de los Kinomoto y se sintió incómodo, bueno, era cierto que tenía un cierto parecido con esa nueva chica pero eso no significaba nada, había pensado que Sakura se daría cuenta de ello. Una sonrisa por parte de la chica mencionada lo hizo sonrojar y desviar la vista inmediatamente.
- Sí se parecen pero sólo físicamente, y aún así hay algo que los hace diferentes a la vez, eso es lo que pienso yo – concluyó luego de una pausa la joven Kinomoto con una dulce sonrisa dirigiéndose hacia sus amigos, para alivio de Naomi. Al instante, Sakura se giró hacia Shaoran y con una sola mirada pudo saber que lo que había dicho era exactamente lo que él esperaba que dijera, se sintió contenta cuando él le devolvió la sonrisa, ocasionando sin querer que mariposas revolotearan en su estómago.
El "supuesto" parecido no trascendió a mayor importancia. Los cinco entablaron una breve conversación para empezar a conocerse, Naomi les habló de su anterior entrevista con el director y concluyeron que les agradaría mucho que ella entrara al mismo curso que ellos. A los minutos sonó la campana de regreso a clases y Sakura sugirió que hablaran con el señor Kiwutsu para que le permitiera a Sayuri permanecer con ellos.
- No se preocupen, no quiero importunarlos, por ahora es mejor que vaya a la casa – respondió Naomi por la propuesta, algo le decía que aún no estaba preparada.
Los cuatro amigos insistieron pero terminaron aceptando la decisión de la chica. Lo malo fue que tuvieron que irse corriendo cuando se dieron cuenta que ya llevaban cinco minutos de retraso.
Sayuri se quedó ahí parada viéndolos alejarse. Ahora se daba tiempo para pensar en el comentario de su madre, no tenía duda de que había sido muy oportuno, recordaba que en su época todos le decían lo mismo, que era muy parecida a su padre físicamente pero que había un "no sé qué" marcando la diferencia, le parecía increíble y a la vez le alegraba que Sakura lo hubiera sabido sin conocer la verdad. Naomi rezaba para que los otros creyeran que el parecido era solo coincidencia aunque su mente se recordara constantemente aquella frase que siempre había tenido presente, sabía muy bien que no existían las coincidencias...
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... Sora ni mukau kigi no you ni anata wo
massugu mitsumeteru
Como los árboles que encaran el cielo,
Yo no dejo de contemplarte.
Mitsuketai naa kanaetai naa
shinjiru soredake de
Koerarenai mono wa nai
utau you ni kiseki no you ni
omoi ni ga subete wo kaete yuku yo
Kitto kitto odoroku kurai
¡Quiero descubrir! ¡Quiero conceder deseos!
Sólo con creer,
Nada se interpondrá en mi camino.
Como cantando, como un milagro,
Todos mis recuerdos están cambiando.
Seguro, seguro que me sorprenderán.
Entonaba con dulce voz pausada una joven en la cocina de la casa Kinomoto. Sayuri Nishaki se encontraba cocinando el almuerzo alegremente mientras cantaba aquella canción que había aprendido de niña, y a un lado suyo, sentado sobre el mesón, un muñequito amarillo la contemplaba petrificado y sudando frío a la vez que rezaba para conseguir quedarse quieto.
Sayuri terminó de picar la ensalada pues era lo último que le quedaba así que se lavó las manos y descansó un poco. Al girarse sonrió traviesamente mirando al león halado, estaba segura que Kerberos estaba que la mataba por dentro. Cogió al pequeño guardián delicadamente y lo abrazó contra sí contenta de poder hacerlo. Recordaba divertida que hacía poco había llegado a la casa y cuando entró a la cocina a servirse un vaso con agua, encontró la alacena como si alguien hubiera metido la comida desesperadamente. Comprendió la situación cuando descubrió a Kero estampado contra el piso, el pobre no había alcanzado a esconderse. Entonces decidió cocinar para cuando llegaran su abuelo y Sakura, prefiriendo dejar a Kerberos con ella, como castigo tendría que quedarse quieto si no quería delatarse él mismo.
Soltó una risita, no le gustaría estar en el lugar de la Bestia del Sello, por lo menos agradecía que no se pudiera convertir frente a ella en el gran león porque o sino estaría perdida.
Mitsuketai naa kanaetai naa
shinjiru soredake de
Koerarenai mono wa nai
utau you ni kiseki no you ni
omoi ni ga subete wo kaete yuku yo
Kitto kitto odoroku kurai
¡Quiero descubrir! ¡Quiero conceder deseos!
Sólo con creer,
Nada se interpondrá en mi camino.
Como cantando, como un milagro,
Todos mis recuerdos están cambiando.
Seguro, seguro que me sorprenderán.
Repitió el verso tiernamente acariciando con sutileza la cabecita del guardián, y luego sin poderse contener, lo abrazó de nuevo fuertemente, ocasionando sin que se diera cuenta que un rubor rosa cubriera las mejillas del animalito puesto que – ejem – lo tenía muy pegado a su pecho.
A los pocos minutos sonó el teléfono y la chica corrió a contestarlo, dejando a Kerberos sobre el mesón, para fortuna de él. La sonrisa de ella se acentuó al reconocer la voz en la otra línea.
- Sí señor, me encantaría, es usted muy amable – fue lo que dijo ya casi terminando la llamada – sí, se lo diré, adiós – y colgó.
Luego de esa llamada, no pasó mucho tiempo permaneciendo sola, bueno, con excepción de Kero. Sayuri recibió con gusto a Fujitaka Kinomoto quien llegaba de la universidad y poco después a Sakura, la cual entraba presurosa y angustiada porque le había cogido la tarde y era su turno de cocinar. Los tres comieron a gusto y felicitaron a la chica por su buena sazón. No obstante, en un principio, tanto padre como hija se extrañaron enormemente al saber que el almuerzo ya estaba preparado y más aún por la persona que lo había hecho.
- Eeh, bueno, yo, me guié por lo que me enseñó esta mañana señor Kinomoto y luego sólo se dio, creo que después de todo sí sabía cocinar – había concluido Naomi alegremente como explicación.
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En una fuente de soda de la ciudad de Tomoeda platicaban animadamente tres chicas y dos chicos en una mesa apartada en un rincón. Llevaban ahí aproximadamente una hora y media, se habían quedado en reunir esa mañana con el objetivo de integrar al grupo a la chica con amnesia y conocerla mejor. Sayuri Nishaki había congeniado rápidamente con ellos, la conversación que habían tenido fue elocuente y muy productiva, a tal grado que ahora estaba "actualizada" en sus relaciones y conocía de aspectos y vivencias que antes ni se hubiera imaginado. Definitivamente se alegraba de poder estar acompañándolos en esos momentos. Le parecía extraño conversar con esos cuatro como igual, teniendo en cuenta que dos eran sus padres y los otros dos primos suyos que acostumbraba a llamar tíos.
Obviando ese detalle se podría decir que estaba contenta, si bien le faltara ganarse la entera confianza de los chicos presentes, eso no sería nada fácil puesto que conocía muy bien a su padre y si Ryu se parecía a Eriol también sabía a qué enfrentarse.
No se movieron de su sitio por un buen tiempo y los cinco estaban tan embebidos en su charla que se sorprendieron al percibir el atardecer.
- Ow, chicos, ya debo irme, hasta luego, mamá me dijo que hoy llegara temprano – avisó Tomoyo con pesar.
- Te acompaño – se ofreció Eriol parándose junto con ella – nos vemos mañana – añadió sonriendo y tras de recibir las despedidas de sus amigos, siguió a Tomoyo hacia la salida.
- Será mejor que también nos vayamos ¿No lo creen? – sugirió Sayuri cuando se encontraron solos los tres, debía llegar temprano a la casa, esa noche tenía un asunto pendiente.
- Es cierto, vamos, iré con ustedes – estuvo de acuerdo Shaoran.
Las dos chicas asintieron agradeciéndole el gesto y el trío se dirigió a la casa Kinomoto. Caminaron juntos, amparados por el brillo de las estrellas que ya cubrían el cielo y una suave brisa envolviendo el aire con sus suspiros callados. Sayuri se vio sobrecogida y sonrió cálidamente observando a Sakura y Shaoran, le parecía increíble creer que no estuvieran juntos si eran el uno para el otro, pero se repetía a sí misma que no debía forzarse al destino. No obstante ahí estaban los tres, sus padres y ella, así como antes, y por primera vez en cuatro años Naomi sintió que había recuperado a su familia.
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La noche era fría en la ciudad de Tokio, el silencio imperaba y todos sus habitantes se encontraban guardados en sus casas. No había movimiento en las calles y el cielo presentaba señales de nublarse, dos circunstancias que favorecían enormemente a una joven sitiada en la azotea del gran edificio central de la compañía tecnológica Cormox.
- Diez minutos para la medianoche, justo a tiempo – decía satisfecha Sayuri Nishaki observando su reloj de pulsera – bueno chicos, deséenme buena suerte – bromeó mirando hacia abajo, allí, a sus pies, yacían dos hombres inconscientes, al parecer guardias de seguridad. La joven se agachó y los cogió de los brazos para arrastrarlos hacia una cabina erigida en la azotea, los reclinó sobre la pared sentándolos y posó sus dos manos en cada una de las frentes de los guardias, un leve destello azul salió de sus palmas e inmediatamente se incorporó – lo siento, pero necesito que tomen una larga siesta – y dicho esto se alejó de los hombres.
Naomi permaneció con semblante serio y de uno de los compartimientos de su cinturón sacó la mini computadora Vpross, su plan ya estaba trazado y el Pocket PC sería su "guía".
Para su seguridad y mayor comodidad, la joven se había vestido antes de salir furtivamente de su habitación con la ropa que trajo de su época, el color negro le ayudaría a esconderse, y por último se había recogido el cabello castaño en un rodete, de esa forma no le estorbaría. Aún así estaba ligeramente preocupada, había utilizado el mismo truco que la otra vez y rezaba para que ninguno de los de la casa notara su ausencia. "La verdad, en estos casos, sería muy útil el invocar a Espejo" pensaba la chica.
Avanzó hasta una cabina rectangular y ancha hecha de metal que tenía unos orificios en sus lados y de altura le llegaba a la barbilla. Hizo una mueca pues seguramente tenía un gran peso, pero se estiró los brazos y se preparó reclinándose contra ésta. Hizo acopio de todas sus fuerzas y empujó. La cabina no quiso ceder así que lo intentó de nuevo, pero tampoco se movió. Ante esto la joven se vio fastidiada, no quería hacerlo pero finalmente se limitó a posar sus manos en la superficie metálica y se concentró, expeliendo así una clase de presión de aire que recorrió toda la estructura. A pesar de esto, la cabina permaneció en su sitio pero esto no pareció molestarla más, en vez de eso nuevamente empujó y como si estuviera sobre una superficie resbalosa, la cabina corrió sin mayor esfuerzo.
Una sonrisa de triunfo se acentuó en el rostro de la chica, debajo de la mole que acababa de mover se perfilaba un tipo de claraboya enrejada por la cual perfectamente podría pasar una persona. Rápidamente retiró la reja y miró hacia el vacío, serían unos cuantos metros antes de llegar a los ductos de ventilación. Para fortuna de ella, aquella claraboya había sido usada antes sólo por los obreros que construyeron el edificio y tenía a uno de sus lados una clase de arcos que asemejaban una escalera.
- Que empiece el show – murmuró Sayuri divertida antes de que, con gran agilidad, penetrara en el túnel.
Todos los segundos estaban calculados así que apresuradamente se desplazó por los ductos de ventilación, de esa forma pudo llegar a uno de los pisos inferiores en donde se encontraba la bóveda que salvaguardaba la pieza que necesitaba, el FK 24. Tuvo que cuidarse de no hacer mucho ruido, el edificio estaba custodiado por miles de guardias y no era su intención causar un gran alboroto antes de conseguir lo que quería.
Realizando un comando en el Vpross logró desactivar las cámaras de video del nivel y cuando dos guardias abandonaron el pasillo, Sayuri de un salto salió del ducto en el que estaba y se puso frente a la puerta que comunicaba con la bóveda. Obtuvo la clave de entrada fácilmente al conectar el Pocket PC al tablero de seguridad y decodificar las cifras. Regocijada se abrió paso y cerró la puerta tras de sí, ahora dirigió su vista hacia el frente encontrando un pasillo y al final de éste la bóveda en sí. Antes de avanzar examinó de nuevo el Vpross y tal como lo había predicho, visualizó cientos de rayos láser apuntando en todas las direcciones de pared a pared. Sería imposible pasar entre ellos pues los espacios eran reducidos.
Esto no pareció asustarla y abriendo otro compartimiento de su cinturón sacó una pequeña bolita que al presionarla creció hasta obtener el tamaño de un puño cerrado y simuló ser un Strober.
- "Los rayos láser no traspasan el cristal", bien dicho Doctora – dijo la chica mostrándose complacida al recordar aquel sencillo dato.
Lanzó la esfera haciendo una parábola y antes de que ésta chocara contra los láser se fragmentó en numerosos espejos que poniéndose en posición refractaron los rayos y crearon un camino libre para pasar. No perdiendo tiempo, Naomi corrió hacia la bóveda, no intentó decodificar el password puesto que sólo podía abrirse con el análisis de huellas dactilares así que optó por causar una descarga eléctrica en el tablero desmantelando el sistema. La puerta se abrió y ella entró presurosa, se le estaba acabando el tiempo. Ya dentro recorrió con la vista el lugar, allí se guardaban varios de los prototipos de artefactos en los que Cormox estaba trabajando actualmente pero sólo uno le importaba, se aproximó hacia una gaveta hecha de aluminio y oprimiendo unos botones el FK 24 apareció ante sus ojos.
Sonriendo satisfecha tomó la pieza en sus manos y la contempló durante unos segundos.
- Después de todo fue muy fácil –
Pronto se iría arrepentir de haber hablado pues el sonido de la alarma general le avisó que estaba en problemas. Lanzó una maldición, ¡¿Qué diablos había salido mal?!. Rápidamente se guardó la pieza en su cinturón y corrió fuera de la bóveda, recordando tomar la esfera de cristal al pasar por el pasillo. Tres guardias la interceptaron al salir, pobres de ellos que terminaron contra las paredes. Siguió corriendo hacia los pisos superiores puesto que al haber examinado el Vpross descubrió que los niveles hacia abajo estaban totalmente cubiertos ya. Subía por las escaleras segura que tenía a varios hombres detrás suyo, no lograrían alcanzarla pero le preocupaban más los que encontraba delante de sí.
Los guardias hacían todo lo posible por detenerla pero ella fue más hábil, las artes marciales le eran de mucha utilidad en esos momentos y era a lo único que podía recurrir puesto que no sería conveniente usar magia.
Llegó a un piso, no sabía qué número, un ruido a su derecha le advirtió y con un rápido movimiento se encaramó en una clase de lámpara de gran tamaño pegada en el techo. Manteniendo el equilibrio pudo ver cómo más de 8 hombres pasaban corriendo por el pasillo en busca del intruso, ella. Bajó cuando estuvo el camino despejado y partió de nuevo hacia el lado contrario siempre preocupándose por subir, la azotea era su única salida. Mientras corría su mente trabajaba a mil, ¿Por qué sonó la alarma? Había planeado todo esto con sumo cuidado y estuvo pendiente de todas las llaves de seguridad, entonces ¿Qué hizo mal? ¿Cómo se percataron de su presencia?
El viento pegó fuerte en su rostro cuando salió a la azotea, avanzó velozmente y se detuvo en seco al llegar al límite del techo. A cualquiera le daría vértigo con tan sólo mirar hacia abajo 10 pisos de altura.
- ¡Alto! ¡Está rodeado! – le gritó un oficial. No se volteó pero sabía que tenía a por lo menos veinte guardias de seguridad apuntándole con sus armas.
Y ella dibujó una media sonrisa mientras miraba hacia el vacío. "Parece que no tengo otra opción" se dijo en su mente.
Una exclamación de terror se hizo en las bocas de todos los oficiales al ver como la extraña persona que tenían frente así se precipitaba hacia abajo sin siquiera darse la vuelta.
La sensación de tirarse desde esa altura como si fuera una paracaidista le erizó la piel a la joven Naomi y elevó su adrenalina a la vez. Bajaba a una tremenda velocidad y ya casi llegaba al suelo. Dejó escapar una última sonrisa y luego cerró sus ojos frunciendo el entrecejo, una corriente de aire se generó a su alrededor y se despidió hacia abajo enérgicamente.
Los guardias en la azotea sintieron de repente que el viento soplaba más fuerte y se arremolinaba por todos lados. Entonces se acercaron vacilantes al borde del techo para mirar hacia abajo y sorprendidos se percataron que en el lugar donde debería estar un cuerpo sin movimiento no había nada.
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Nota de la Autora: Hola¡¡¡ al fin el séptimo chap¡ ^o^ Este capítulo se lo dedico a Celina quien me ha escrito recientemente :D.
Por cierto, perdonen la demora pero he tenido cosas pendientes y escribo otro fic a la vez ^^UU (Leri estás de testigo, discúlpame por haber tardado tanto u_u) por eso es que me tomaré tiempo para subir los próximos capítulos, gomen ne.
Seré corta, pos a ver, ¿Qué les parecio? n_n larguito pero bueno, ya he avanzado un poco ¿no? Naomi ya se conoció con Shaoran (Lili, ya vas a ver ^.-), Tomoyo y Eriol, y parece que les cayó muy bien pero curiosas las sensaciones que tuvieron Sayuri y Hiragizawa ;D. Entonces nuestra protagonista pronto entrará a la preparatoria, ya hizo los exámenes y ha conocido a un nuevo chico n_n. ¿Qué opinan del joven Kawanori? Creo que este personaje me va a gustar mucho, jejeje, y la broma que le hizo a Lizzie ^^ tengo varias cosas planeadas con estos dos, vamos a ver qué tan influyentes son en la historia ;P
Wo¡ ¿Con quien habló Kero por teléfono? Enigma por ahora. Y me pareció tan cute la parte en la que Sayuri se siente otra vez en familia¡ ^^ y esta chica volvió a robar, pero esta vez en grande, jejejeje, y le sonó la alarma, debió tener más cuidado ;P Y qué vértigo debe sentirse al tirarse desde esa altura, uich¡ O_O Por favor, comprensión por ese robo, es que no soy muy buena en eso, me falta originalidad ^^UU
A propósito, los versos que canta Naomi en la escena con Kero hacen parte del tercer opening de la serie: "Platina", esta canción me parece muy acorde con el fic ¿No lo creen? ^o^
A Celina Sosa: Hola¡¡ muchísimas gracias por tu review¡¡ ^o^ me alegra que te guste. ¿Sólo por el segundo? Bueno, pero va bien ¿Si o no? ^_- luego los chaps se ponen más interesantes y aparecen más personajes, espero que te gusten y por supuesto este séptimo capítulo también. Me encantaría que me dejaras más reviews en capítulos adelantados para ver cómo te van pareciendo ^_^ Bue, gracias por las felicitaciones *^^* y cuídate¡ Nos leemos¡ n_n
Bueno, ya paro porque no quiero aburrirlos, jejeje :D Les agradezco mucho por leer y me darían mucho gusto sus comentarios, ¡Reviews pliss! ^_-
Annia"Volará quien le ponga alas a sus sueños..."
