¡¡¡¡HOLAAAAA!!! Después de todo no fue necesario que me tardara un poco en subir lo siguiente, ahora sí, volvemos al cuento original, prometo ya no hacer mas "locuras" de dragones ni nada por el estilo, el efecto de las aspirinas ya se me pasó.
El otro día estaba releyendo reviews pasados y definitivamente Siobhan tiene razón, Legolas tiene que ser Beleg reencarnado, si no como se explican que ambos sean Elfos Silvanos, o mas bien grises, pues recuerden que en Doriath vivían los Elfos de Ossiriand, y los padres de Oropher vivían en Doriath, Thranduil era rubio, lo que nos lleva a suponer que o era Sindar o un Elfo verde de los bosques, (osase de los que no fueron a Aman), sin embargo, la madre de Legolas, de hasta ahora nombre desconocido, tenía los cabellos negros, lo que nos hace suponer que era una Noldor venida de Aman, pues no había Noldor en la Tierra Media hasta la llegada de estos, (Fëanor, y toda esa bola), así que por lo tanto, Legolas sería mitad Sindar o Elfo Oscuro y mitad Noldor, debería ser castaño, no rubio, Y, ¿donde queda Beleg? Bueno, creo que mejor lo dejamos así, pero no cabe duda que ambos son los mejores Arqueros que ha tenido la historia de la Tierra Media, y también son los mas sexys...
CAPÍTULO XI
La Batalla de Tumhalad
La noche había caído cuando Aethquenwen volvió a Linquetnorë, las linternas iluminadas se divisaban desde lejos en la obscuridad.
Los años pasaron, y cada vez Linquetnorë se volvía mas grande, no cruzaron el Teiglîn, al otro lado estaba el Bosque de Brethil, y sus senderos nunca fueron del gusto de Aeth ni de su gente, se extendieron siempre hacia el suroeste, sobre Talath Dîrnen, no se hicieron llamar pueblo, pues en su situación y hubicación era peligroso, estaban a un paso de las fronteras con el Reino de Nargothrond, y Aethquenwen sabía que tarde o temprano sería atacado, así se lo había dicho Glaurung, así que mantuvieron su distancia, tampoco envió jamas heraldos ni mensajeros, salvo a Mablung en Doriath, quien fue el único que supo que Aeth se había proclamado Señora de dicho pueblo, para todos los demás, era una aldea errante que vivía en una tierra de nadie, sin guía ni gobernante.
Al fin, un día después de que nueve inviernos hubieran pasado, llegó el día, y Glaurung invadió Beleriand Oeste, apoderándose de Nargothrond, y sembrando el pánico de los pueblos aledaños, en Linquetnorë, la agitación no se hizo esperar.
Morêl, un joven muchacho, que desde que fuera niño había servido de compañía a Aeth, la veía con admiración y respeto, había sido su compañero en cacerías, de ella había aprendido a matar, cuando, una vez, estando de cacería, al matar a un proscrito que atacaba a una mujer, Morêl no pudo controlarse y le atravesó el craneo con una flecha certera, al acercarse, había lágrimas en sus ojos, pero Aeth estaba tras él y la escuchó decir "No pienses en quien mataste, piensa en quién salvaste!" Y con estas palabras duras se lo llevó de vuelta.
Ahora bien, Morêl se había colocado a la cabeza de las fuerzas que defendían la frontera de Linquetnorë, pensaba que de esta manera era útil a Aethquenwen, cuando la invasión de Nargothrond fue a buscar a Aeth y fue el primero en acercarse a ella y preguntar con osadía, pues pocos se podían dirigir a ella con la confianza con que Morêl lo hacía:
- Señora Aethquenwen, que haremos ahora que Nargothrond ha sido invadido?, yo reuniré a los hombres que sean necesarios y defenderemos nuestro territorio de la furia del Dragón, - Morêl hablaba excitado y andando de un lado a otro, hablaba rápidamente, pensó que esta era su oportunidad de impresionar a su Señora y ganarse su respeto y aprecio - que no se diga que el pueblo de Linquetnorë se cruza de brazos, frente a una batalla y que la terrible Aethquenwen no pelea con valentía.....
-Cesa tus palabras Morêl, no necesito que me encares de esta manera- Aeth lo calló, podía ver sus intentos por impresionarla, al ofrecerse a ir, sin embargo, ella solo veía a un joven muchacho tratando de ser hombre
-Pero Señora, hay una batalla por librarse en Tumhalad, en Nargothrond hay riquezas y gloria, ¿no iremos a apropiarnos de alguna?
-Que es lo que quieres, Morêl, quieres acaso que yo, Aethquenwen Gûledhel vaya a ese saqueo y coga algun tesoro, como si fuera un vil ladrón, no quiero nada de lo que hay en Nargothrond, además, he dicho que no levantaré mi mano contra el Dragón y no lo haré.....
-Pero si no luchamos contra el Dragón y contra la Obscuridad, ¿contra qué lo haremos?
-Contra el olvido y la estupidez, suficiente a sido ya que te haya cobijado bajo mi sombra siendo huérfano, así que no me exijas mas, si quieres ir, adelante, ve no te detendré, pero entonces serás recordado como el niño insensato que murio en una batalla a la cual se le dijo que no asistiera, y serás ejemplo de viejas, que digan a sus niños que jamas sean como Morêl El Tonto. - Aeth dió por terminada la discución, y Morêl entendió que lo despedía, así que salió de la habitación.
Sim embargo, no desistió de su idea y a espaldas de Aethquenwen alistó un grupo de hombres que se arriesgarían a ir con él, durante la noche, arreglaron los caballos, que apenas contaban quince, y se fueron entre la neblina, los hombres dudaban que Aeth supiera de esta maniobra, pero Morêl les dijo que no temieran, pues Aeth jamás levantaría la mano contra él, su hijo adoptivo, como se llamó a sí mismo, así que los hombres partieron, siguiéndolo.
En el Valle de Tumhalad, al furia se respiraba en el aire, al parte final de la batalla llegaba y el fuego rugía en los ojos y arrasaba con los campos, al frente de una hueste de Elfos y Hombres, Túrin blandía a Gurthang, la espada yerma, que se agitaba con la fuerza de la furia reflejada en su brazo, cuando Morêl y su compañia llegaron al campo, vieron con desolación como los orcos avanzaban, dejando cada vez mas cuerpos sobre el suelo, era evidente que la batalla era dispareja, y que las fuerzas del mal estaban ganando, solo Túrin se veia a lo lejos, brillante y terrible, a su lado, Morêl vió como Ordreth era alcanzado por una estocada mortal y lo vió retroceder herido, sintió que su corazón se inflamaba y de repente, desenvainó la espada, y confuerza la agitó en el aire:
-¡¡¡Ahora, si hemos de enfrentar el destino, que sea ahora!!- gritó a sus hombres mientras cabalgaba colina abajo, la guardía lo siguió, pero ¡Ay! La suerte no acompañaba a Morêl aquel día, y aunque su valentía y disposición eran grandes, eran pocos en número, se unieron rápidamente a la hueste de Elfos y Morêl luchó al frente con fuerza y valor, cuando Gwindor fue herido y Túrin se replegó para sacarlo de allí, Morêl se colocó al frente y gritó con voz viva y clara :
-¡¡¡Unanse, no desistid, que Nargothrond no será tomado sin dar guerra primero!!!- pero su voz se opacó entre el clamor de muchas voces y lamentos, los guerreros huían alejados por el poder y el miedo al dragón, que incendiaba las cámaras de la ciudad,:
-¡¡A mí, todos a mí, no huyan, aún hay mucho que hacer!!!- nadie escuchaba la voz de Morêl en medio de la terrible confución. En tonces sintió que ponian una mano en su hombro y al voltear miró que Túrin lo veia casi con benevolencia:
-Gracias- dijo Túrin simplemente - pero no es tu pelea, ¡vete, antes de que veas algo que no olvides en todas tus noches!- y se fue cruzando el puente e internándose en la ciudad.
Morêl se quedó quieto, pasmado, pensando en lo que le diria Aeth cuando le contara como Túrin le había dado las gracias por tratar de reagrupar a un ejército que no era suyo. No fue necesario que se lo contara, Morêl sintió que alguien lo miraba, volteó lentamente y miró a lo lejos, en la cima de la colina, había una figura negra, envuelta en una cpa larga y pesada, que lo miraba fijamente, Morêl bajo los ojos y se quitó del frente, los ejercitos se habían dispersado, y no tenía caso seguir allí, era Aethqunwen quien lo miraba, había adivinado sus planes y los siguió durante la noche, Morêl temblaba mientras se acercaba a la cima de la colina, sabía que el castigo sería severo, sin embargo cuando llegó junto a Aeth esta le preguntó:
-Y bien, ganaron? serás recordado como el gran guerrero que reagrupa ejércitos y se mete en lo que no le importa?- Morêl no respondió, con la cabeza baja, entonces reaccionó y dando media vuelta gritó:
-¡Mis hombres!- Aeth lo tomó por un brazo con fuerza.
-Los envié de vuelta a casa, les ordene que te dejaran pelear solo y se fueran-
-¡¡Por que lo hizo, hibamos a pelear al lado de Túrin y de Orodreth, y a defender la ciudad!!
-¡Entonces ve!,- dijo Aeth empujándolo - ve a servirle a él y no vuelvas mas a mi lado, ve a cerciorarte de que agradece tus esfuerzos, anda ¡VE! - Aeth lo arrojó con violencia, Morêl se sorprendió de su fuerza, jamás lo había tomado así, entonces comprendió que Aethquenwen estaba en verdad molesta, así que intentó balbucear una disculpa...
-Vuelve a desobedecerme, una vez mas, solo una vez mas, y lo pagarás muy caro......-lo amenazó fríamente.
¡¡¡¡Chacachachan!!!! Sí, definitivamente Aeth no sabe criar niños, estuvo un poco ñoño todo este asunto, pero esque Morêl es muy menso, ademas, ustedes no estan para saberlo ni yo para contarlo, pero esta enamorado en secreto de Aeth, ¡Oops! Se me salió.
Y EN NUESTRO PRÓXIMO CAPÍTULO: ¡Oh, oh! La muerte de Thingol y el saqueo de Menegroth, Lo siento Morêl, pero desobedeciste y esooo no le gusssta a "mami" Aeeeth......
¡¡Bye!! ¡¡Cuidense, no se enamoren de sus madres, puede resultar peligroso!!
¡¡¡¡¡Namarië!!!!!!
